Aprendiendo a vivir ante la adversidad

Jorge Gomez (333)

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Las personas percibimos y explicamos los sucesos traumáticos en función de dos estilos:

 

A) Estilo explicativo optimista, según el cual se considera que la causa es externa a uno mismo e inestable en el tiempo y las consecuencias se limitan al ámbito específico al que afecta

 

B) Estilo explicativo pesimista, donde se percibe la causa como interna a uno mismo, estable en el tiempo y cuyas consecuencias se generalizan y afectan a todos los ámbitos.

 

Los estudios psicológicos han llegado a la conclusión de que dichos estilos explicativos son variables predictoras del modo de afrontamiento frente a las adversidades.

 

Durante los últimos años el concepto de estrés postraumático ha empezado a reformularse y ahora en muchos casos parece más conveniente denominarlo «crecimiento postraumático».

Porque hay personas que han demostrado no sólo resistir situaciones extremadamente adversas sino beneficiarse de ellas, creciendo emocionalmente…

 

La psicología, antes más centrada en describir y reducir síntomas frente a la adversidad (como la depresión y la ansiedad…), tiende en la actualidad a considerar a la persona como un individuo activo y fuerte, capaz no sólo de resistir sino de rehacerse e incluso aprender y beneficiarse de las diferentes adversidades con las que se encuentre. Se estudian y potencian más los rasgos y capacidades que favorecen la superación de los problemas de un modo constructivo y creativo, basándose en el concepto de resiliencia.

 

La RESILIENCIA:

– Es la capacidad del ser humano, no solo para resistir y superar acontecimientos desestabilizadores, condiciones de vida difíciles o sucesos graves, sino para seguir proyectándose de forma satisfactoria en el futuro a pesar de ellos.

 

– Es la capacidad de transformar la situación adversa en una oportunidad, de crecer ante los problemas…

– Es “el arte de navegar entre torrentes” (B. Cyrulnik)

 

Existen muchas metáforas para definir y entender el proceso resiliente, como la que compara la persona resiliente con un grano de café:

 

“a diferencia de la zanahoria, que se ablanda con el efecto del agua hirviendo o el huevo, que se endurece…el grano de café, al hervir, no solo conserva su forma original sino que mejora la circunstancia adversa transformándola en rico café…”

 

O el proceso de creación de una perla:

 

“Cuando un granito de arena entra en el interior de una ostra y la agrede, ésta segrega nácar para defenderse, rodeando capa a capa el agente agresor y, como resultado, crea una joya brillante y preciosa…”

 

Pero, no todas las personas que pasan por una experiencia traumática encuentran beneficio y crecimiento personal en ella. ¿Cuales son los factores que lo facilitan?

 

FACTORES DE RESILIENCIA: son los rasgos o características que favorecen la superación “constructiva” de los sucesos traumáticos. Funcionan como factores de protección frente a situaciones de riesgo. Pueden ser internos o externos.

 

Factores Internos: pueden ser hereditarios o genéticos (como la inteligencia, el temperamento, constitución física) y aprendidos (fruto de la interacción del sujeto con su entorno).

Entre los factores internos que más favorecen la resiliencia están:

– la introspección (capacidad de reflexionar sobre uno mismo, sobre los propios límites y capacidades de un modo realista y honesto)

– la independencia (capacidad de fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas)

– la capacidad de relacionarse y establecer vínculos afectivos

– la iniciativa (capacidad de hacerse cargo de los problemas y ejercer control sobre ellos) y actitud proactiva (asumir la responsabilidad de las propias acciones y dotarlas de sentido)

– la conciencia moral, ideología personal y/o religiosidad (valores internalizados a través del desarrollo vital)

– la creatividad (capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos. De transformar el medio externo utilizando la imaginación. De enfrentar los problemas de modo constructivo, de abordar situaciones nuevas aprovechando experiencias previas)

– el sentido del humor (minimiza la tensión generada por los problemas, refleja la capacidad de disfrutar de las posibilidades del entorno. Permite relativizar y positivizar))

 

Factores Externos:

– Red de apoyo familiar y social

– Red de apoyo profesional

 

TALLERES GRUPALES

 

El grupo como un laboratorio de aprendizaje interpersonal que proporciona oportunidades para la resolución de problemas:

¿Qué ventajas tiene trabajar en grupo?

– facilita la comunicación de experiencias

– favorece el apoyo emocional

– favorece el aprendizaje de habilidades de afrontamiento eficaces

– facilita un entorno seguro de expresión de emociones

– favorece un contexto protegido donde ensayar nuevas formas de actuar

– reduce el sentimiento de aislamiento. Potencia la inclusión, la capacidad de aportar algo

– ventajas económicas

 

 Aprendiendo a vivir ante la adversidad

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