Acumulación sin sentido. Un mal de la vida moderna.

Kikio
El síndrome de acumulación afecta actualmente a tres de cada diez personas en Europa y Estados Unidos

El síndrome de acumulación, afecta actualmente a tres de cada diez personas en Europa y Estados Unidos.

 

Acumular: síntoma que revela carencias o trastornos mentales y emocionales.

La acumulación sin sentido o acumulación desmedida, no es más que una reminiscencia, heredada de nuestros ancestros más antiguos. En los albores de la humanidad, los pequeños grupos de personas que luchaban contra el entorno para sobrevivir, a menudo se encontraban totalmente desprovistos de lo indispensable para garantizarse la existencia. Con el tiempo, los humanos fuimos desarrollando habilidades y creando ingeniosas herramientas para poder enfrentar el día a día. Al mismo tiempo, generaron conceptos como la casa o el hogar. El espacio territorial. Y su pertenencia, y aprendieron a hacer diferencias entre “lo tuyo” y “lo mío”.

Todo esto desembocó en lo que actualmente conocemos como satisfactores mentales y emocionales. Y generalmente están asociados al consumismo de bienes y artículos. Artículos que increíblemente no necesitamos. La llamada modernidad, nos ha convertido en prisioneros de nuestras propias expectativas materiales. Creando individuos y hasta familias totalmente disfuncionales e incapaces de encontrar felicidad y tranquilidad. Sino es mediante la adquisición descontrolada de objetos, que en la mayoría de los casos, sólo desequilibran nuestras cuentas bancarias. Y saturan nuestros espacio de cosas que nos enferman interiormente. Sin mencionar que dichos objetos y su cantidad, no se traducen concretamente en satisfactores reales. La infelicidad y frustración, impera aun cuando nuestra casa este llena de cosas.

La acumulación puede no sólo complicar la vida dentro de tu casa Emocional y mentalmente puede perseguirte a dónde quiera que vayas

La acumulación puede no sólo complicar la vida dentro de tu casa. Emocional y mentalmente, puede perseguirte a dónde quiera que vayas.

Acumular sin sentido es reflejo de inestabilidad interior. Si detectas signos del síndrome de acumulación, no dudes en pedir ayuda.

La modernidad, nos ha creado la falsa ilusión de ser importantes o valiosos ante los ojos de los demás. En relación a la cantidad y calidad de cosas que poseemos. Y obvio, mientras más costosas o exclusivas, mejor. Hemos olvidado que nuestro valor e importancia es, primeramente, con nosotros mismos. Sin importar la opinión de terceros. Y mucho menos, si esos parámetros se basan en las posesiones materiales. Y no en lo que realmente es trascendente.

Hace casi una década, especialistas en conductas sociales, detectaron que el índice de crecimiento del fenómeno de acumulación, avanza a pasos alarmantes. En el año de 1939, un diario local de Arkansa, Estados Unidos, reportó que en el pequeño poblado de Cave, vivía un anciano solitario. Su propiedad estaba repleta de papel periódico y de chatarra automotriz. Tras cuestionar al abuelo sobre los motivos de acumular tantos desperdicios, él expresó que todos aquellos artículos le habían costado una enorme suma de dinero. Y que, por ende, deshacerse de ellos sería como haber tirado su dinero al cesto de la basura.

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Tener mucho de algo, no te convierte en una mejor persona.

Debemos abandonar la idea de que nuestro valor como personas, está relacionado con la cantidad y calidad de cosa que poseemos.

Seamos realistas. Las sociedades modernas, están tan fuertemente vinculadas con el televisor. Este se han convertido en máquinas publicitarias de todo lo que nos dicen  que “debemos” poseer. Basta con que una chica de hermosa sonrisa, nos hable sobre los “beneficios y satisfacciones” que nos generará comprar ese brillante y lujoso juego de sartenes. Casi de forma automática, se nos ocurre la nada genial idea de tomar el teléfono. Sacar nuestra tarjeta de crédito y comprarlos. Lo interesante sería tratar de determinar por qué podemos  creer que a los sartenes los entregará en la puerta de nuestro hogar, la felicidad en persona.

Sin mencionar que los sartenes que actualmente equipan nuestra cocina, quizá no sean del color de moda, pero sí son funcionales y se encuentran en perfecto estado.

Hemos gastado dinero que no necesitábamos gastar y por si fuera poco, jamás será la felicidad quien nos entregue sartenes o ninguna otra compra enviada por mensajería. Y el asunto no termina ahí. Para muchas personas, recibir un artículo recién comprado es causa de una emoción intensa aunque pasajera. El síndrome de acumulación, puede presentar otra característica relacionada con la falta de equilibrio mental y emocional. Hablamos de una percepción desmedida o equivocada referente a determinado objeto. Regresemos a la entrega de los sartenes. Al recibir nuestro pedido, nos sentiremos brevemente emocionados. Pero es muy probable que pensemos que son de una gran belleza y que sería una lástima ensuciarlos.

Alrededor del ochenta por ciento de las cosas que compran los acumuladores, es regresado intacto al empaque y guardado en algún armario, esperando el momento de ser estrenados. En un alto grado, ese día jamás llegará. El pensamiento distorsionado del comprador acumulador funciona más o menos así: “No, mejor no desempacaré mis sartenes nuevos. Los que utilizo actualmente ya no sirven, pero los otros son tan bonitos y, sobre todo, pagué tanto por ellos, que no quiero que se arruinen con el uso”.

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Al fenómeno de la acumulación, se le relaciona con la vejez. Pero no es exclusivo de personas mayores.

Acumular, denota una carencia interior. Es necesario determinar el origen del problema para poder solucionarlo.

Es probable que conozcas a una mujer que posee más pares de zapatos de los puede usar. Debemos aprender a establecer diferencias concretas entre coleccionar y entre depender emocional o mentalmente de algo.  La funcionalidad y la practicidad de nuestra vida cotidiana, estarán en riesgo si nos permitimos el convertirnos en acumuladores. Tal vez tú seas un apasionado de la carpintería y has soñado siempre con tener en tu cochera un pequeño taller. Un día te decides y empiezas a comprar herramienta especializada. Suena, hasta aquí, a la materialización de una bella meta. El problema dará inicio si sólo te dedicas a comprar más y más herramientas, pero nunca te decides a instalarlas en la cochera o nunca empiezas a fabricar un mueble.

Tal vez transcurran años y tú sólo te has dedicado a comprar más herramentales. Todo lo adquirido ocupa espacio, y ahora el armario de tu esposa y una de las recámaras de tus hijos, están llenos al tope de herramienta nueva en su empaque original. Más allá de ser muy lamentable que no dediques tiempo real a tu sueño, estarás invadiendo el espacio y la forma de vida de quienes te rodean. Y será probable que, un día se te ocurra que quieres vender los muebles del comedor, para tener más espacio dónde guardar toda esa nueva tecnología de carpintería, que te muestran en televisión.

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Puedes ser un acumulador en potencia y no harte dado cuenta.

 

Pon atención a las señales. No te conviertas en un acumulador.

Quizá el punto más importante para dar solución concreta al caso, es la aceptación. Ser capaces de reconocer que tenemos un problema y no avergonzarnos de pedir ayuda.

Gracias a tantos maestros de luz y seres dadores de equilibrio, hoy sabemos que los satisfactores del mundo material, deben ser sólo amables cómplices de nuestros ideales espirituales. Comprar cosas que no necesitas o que (aunque sea muy en el fondo) sabes que nunca vas a utilizar, es desperdiciar tu potencial energético y financiero. Recuerda que comprar sólo ilusiones, tiene un costo muy alto. Incluso una bodega llena de lingotes de oro, no te podrá brindar felicidad, si sólo los guardas y nunca los cambias por dinero para viajar, o para adquirir una casa o para cualquier cosa que sí te aporte un beneficio auténtico.

Puedes ser una persona altamente ordenada y aun así padecer el síndrome del acumulador

El hecho de ser una persona que ama el orden, no te exime de caer en las garras de la acumulación.

Por último, te invitamos a hacer un análisis muy a consciencia de tu vida. La puntualidad, el gusto por el orden y la pulcritud, el don de la amabilidad e incluso la empatía y el altruismo; ciertamente son rasgos de personas mesuradas y equilibradas. Pero ello no significa de forma absoluta que un humano en general armónico, no sea un acumulador. Si sólo compras muchas cosas (aunque las mantengas en perfecto orden) pero nunca las usas, eres un acumulador. Sé valiente y libérate de los lastres mentales que te atan a lo material. Esas cadenas ensucian tu vida y tu corazón.

En lugar de artículos y objetos innecesarios, proponte llenar tu espíritu de bondad y de auto respeto. Los valores emocionales y del plano divino, son los que debes atesorar.

AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org

Para saber más:

Cambio Nutricional Consciente

Guía para la reforma ecológica de un piso

 

 

 

 

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