Ascensión de la Consciencia

Ascensión

«Tanto la Sagrada Biblia como los textos proféticos mayas del Chilam Balam nos hablan de una ascensión, pero tal afirmación plantea muchas dudas, como por ejemplo:  ¿Qué es la ascensión? ¿Para cuándo está prevista? ¿Cómo se da tal proceso? ¿Ascendemos todos o sólo unos cuantos? ¿A dónde van los que ascienden? ¿Y los qué no? El presente artículo propone respuestas a tales dudas. Tal vez no sean las respuestas más correctas, pero si son aquéllas que el autor consideró más razonables, dada su propia experiencia»

¿Qué es la ascensión?

¿CÓMO SABER EN qué consiste la ascensión de la que todos hablan? ¿Cómo saberlo antes de haberla vivido? Sólo podemos responder a esa pregunta relacionándola con una experiencia similar, y que si hayamos vivido. Es un ascenso, no en el plano de la realidad consciente, sino en el mundo subconsciente del sueño. Mediante dicha analogía intentaré explicar el tipo de experiencia que en mi opinión entraña la ascensión.

¿Has tenido alguna vez un sueño lúcido? Es decir, un sueño en el que sabías que estabas soñando. En mi experiencia personal he identificado tres formas de entrar en ellos, y un solo requerimiento para obtenerlos. Las tres formas conllevan una experiencia similar a la ascensión, pero vivida de manera ligeramente distinta. Mientras que el requerimiento común es haber alcanzado una cierta expansión de la consciencia.

De ahí que para comprender el fenómeno de la ascensión, necesitemos comprender primero en que consiste expandir la consciencia. Empecemos pues definiendo los cuatro posibles estados de la consciencia y que son:

  • El consciente, estado durante el cual el cuerpo físico y la mente están despiertos, mientras la conciencia sigue dormida. Constituye aquello que erróneamente llamamos el «estar despierto», pues nos hemos identificado tanto con el cuerpo físico, que cuando éste está en vigilia, pensamos que también lo está la consciencia. En dicho estado experimentamos la realidad de forma indirecta, a través del cuerpo y de la mente, como si de un sueño se tratara.
  • El segundo es el estado subconsciente, también llamado onírico o del sueño. En él entramos cuando el cuerpo físico y la consciencia duermen, pero la mente está alerta. Al caer dormido el cuerpo físico, la mente se desconecta del mismo, para conectarse a los órganos sensoriales del cuerpo astral, los cuales nos permiten percibir ese mundo subconsciente o astral de los sueños.
  • El tercero es el inconsciente, también llamado estado de sueño profundo. En él entramos cuando cuerpo físico, mente y consciencia están todos dormidos. Y es que nos hemos identificado tanto con la mente que cuando ésta duerme, perdemos la consciencia y olvidamos. Durante el mismo nos recargamos de energía espiritual, experimentando una experiencia similar al gozo místico, pero sin ser conscientes de ello, sin saber que el gozo místico es algo que vivimos cada noche. Y la noche en la que no lo experimentamos, nos despertamos por la mañana con la sensación de no haber dormido.
  • Y finalmente el supraconsciente, estado trascendental de gozo constante,  experimentado por las almas realizadas, aquellas cuya conciencia si se ha despertado. En tal estado, la mente se halla siempre alerta, pero sin perder la calma que la caracteriza cuando está dormida.

Con dicha definición se está implicando que el estado de la realidad consciente es un estado de sueño. Y por ello que también se lo llame: «el sueño de consenso». De hecho, los tres primeros estados son de sueño. Y el único en el que la consciencia está realmente despierta es el supraconsciente.

Haciendo la analogía con un iceberg, el estado consciente sería la parte del hielo no sumergida. El subconsciente, la parte sumergida. El inconsciente, el océano. Mientras que el supraconsciente lo sería todo: hielo, océano y cielo.

Pues bien, expandir la consciencia significa que ésta es capaz de cambiar de estado, sin cambiar de sueño. Es decir, que somos capaces de transitar de un estado al otro sin perder la consciencia. Ello nos permite mantener una misma linea temporal, un mismo sueño, pero en otro nivel vibratorio.

Haciendo una nueva analogía, es como cambiar la sintonía de la radio, o el canal del televisor, sin olvidar aquello que hace justo escasos momentos estábamos escuchando, visualizando, o en definitiva, experimentando.

Un sueño lúcido se da pues cuando la consciencia transita del estado consciente al subconsciente sin interrupción de la memoria. Tal experiencia entraña expansión, pues implica que la consciencia está abarcando ambos estados, y puede transitar entre ellos sin sufrir amnesia temporal.

De ahí que la primera forma de entrar en un sueño lúcido se dé cuando nos sumergimos en el estado subconsciente con lucidez, como quien se lanza al agua. Unos se preguntarán ¿Y qué tiene que ver todo eso con la ascensión? Pues en mi opinión mucho, dado que la experiencia de entrar lucidamente en el plano astral o mundo onírico de los sueños, viene antecedida por una sensación de ascenso, de despegue. Llamada por muchos desdoblamiento, proyección astral, o experiencia fuera del cuerpo, también se trata, en definitiva, de una experiencia de ascensión.

En cuanto a las otras dos formas de entrar en un sueño lúcido, diré que la segunda se da, según mi experiencia, cuando el ascenso se experimenta no desde el estado consciente de vigilia, sino desde el estado subconsciente del sueño. Es decir, cuando soñando, pero sin lucidez, de repente nos invade una sensación de gozo, la materia astral pasa a percibirse como luminosa, nuestro cuerpo como liviano, y alzamos el vuelo espontáneamente, como si un ángel nos sostuviera entre sus brazos y se nos llevara al cielo.

Obviamente, en el mismo momento en que ello sucede, también nos percatamos de estar soñando, pues la consciencia se ha expandido. En ese instante reconectamos con la linea temporal en la que nos hallábamos justo antes de iniciar el sueño, es decir, con la realidad física vivida por nuestra reencarnación presente.

Y la tercera forma se da cuando, ya iniciado el sueño pero aun sin lucidez, identificamos que estamos soñando. La mente empieza pues a captar información del mundo astral y a presentarla a la consciencia, y ésta, en su sueño, se da cuenta de estar soñando, de hallarse en el estado subconsciente. Normalmente nos damos cuenta de estar soñando al identificar alguna inconsistencia en el sueño, como por ejemplo: un objeto fuera de lugar; un familiar ya fallecido con el que estamos hablando; la intangibilidad de nuestro cuerpo; o la falta de continuidad de la realidad astral, la cual empieza a desfigurarse en el momento en que fijamos nuestra atención en un mismo objeto. Tantas son las pistas que pueden ayudarnos a percatarnos de estar soñando, y sin embargo, a la mayoría de nosotros, en la mayoría de nuestros sueños, nos pasan completamente desapercibidas.

Cuando se da el tipo de realización que caracteriza la tercera vía, ésta no viene acompañada de la sensación de gozo que nos permite alzar el vuelo. En un primer instante, nada cambió en el mundo astral que nos rodea. Sin embargo, sí varió nuestra forma de percibirlo, pues ahora sabemos que estamos soñando, y que mentalmente podemos proyectar cualquier realidad, con el solo acto de desearla.

Ese cambio interior posee una analogía musical. Es como cuando pasamos a tocar una misma nota, pero una octava más aguda. Es decir, aquellos que puedan percibir el sonido emitido por su cuerpo sutil notarán que en el momento de darse cuenta de estar soñando, se da un incremento en las frecuencias emitidas por su cuerpo sutil, como si ahora las frecuencias más altas pasaran a vibrar a una mayor amplitud. Se asemeja pues a la experiencia de activar un interruptor, para que se encienda una luz, la luz interior que nos ilumina el alma.

Decíamos que dicha tercera vía no iba acompañada de la sensación de alzar el vuelo, ni del gozo interior que se siente cuando la energía interna del alma nos hace levitar. Sin embargo, sí en ese sueño saltamos al vacío desde algún lugar alto, o simplemente damos un buen salto al aire, entonces si nos pondremos a levitar. Pero hasta que no nos lancemos al vació, nos veremos obligados a seguir desplazándonos por el espacio astral con los pies; mientras que la materia, todo y ser ya conscientes de que es astral, seguirá siendo percibida como sólida.

Mientras que si saltamos al vacío, normalmente empezaremos a levitar, la sensación de gozo nos invadirá, y el mundo astral del sueño perderá su consistencia material para volverse translúcido.

La ascensión de la que muchos hablan equivaldría, a mi entender, a un cambio planetario en la linea temporal. Se daría cuando la linea temporal del sueño de consenso al que llamamos realidad física finaliza, permitiendo que otra se inicie. Cuando la Tierra cambia de sueño, o de «sendero del soñar», tal como lo llaman los aborígenes australianos. O cuando esa linea temporal se escinde en dos o más senderos, pasando a proyectar distintas realidades en las que continuar viviendo. ¿Cómo es eso posible? se preguntarán algunos. Es posible si tenemos en cuenta que la realidad está fabricada del material de los sueños.

¿Para cuándo está prevista?

EN LA BIBLIA tal fenómeno se halla descrito en el libro del Apocalipsis de San Juan, en el que se relata:

Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. (Apocalipsis 7-1:3)

El Apocalipsis no define una fecha concreta, sino un periodo bastante largo, el cual ya estamos viviendo. Sin embargo, los textos proféticos mayas del Chilam Balam son un poco más precisos, al ubicar dicho evento hacia finales del Katún 13 Ahau.  En ellos el mismo fenómeno narrado anteriormente por la Biblia, queda descrito de la siguiente manera:

“Resucitarán los muertos, se hundirán los cielos. Los virtuosos subirán y los malos descenderán. (…) Será el fin cuando termine este ciclo. Es palabra del Señor del Cielo y de la Tierra. Y cuando termine el Katún, vendrán a implorar las aguas del renacimiento, para renacer.”

Los Chilames Balames (sacerdotes intérpretes) fueron un grupo de sacerdotes mayas quienes, una vez ya iniciada la colonización y testigos de la destrucción que ésta estaba ocasionando, decidieron escribir sobre el futuro a partir del potencial interpretativo ofrecido por el calendario de cuenta larga. Sin embargo, para evitar ser perseguidos por la Inquisición, tuvieron que hacerlo de manera críptica, al estilo de las cuartillas de Nostradamus. Las predicciones anteriores se refieren al Katún 13 Ahau, es decir, al periodo que va del 2032 al  2051.

De ahí que aquellos que esperen que todo termine a finales del 2012, para iniciar a partir del 2013 una nueva Era de paz y armonía, pues previsiblemente no sea así. El 2013 marca el inicio del periodo final, de los dos últimos ciclos de 20 años. De ahí que la ascensión presumiblemente no tenga lugar hacia mediados del presente siglo, siendo justamente ese mundo ascendido el que iniciará la era de paz y armonía tan prometida. Y sin embargo, lo que vaya a suceder al final, nadie lo sabe, pues ello depende de nosotros y del número de seres humanos que logren expandir su consciencia.

¿Ascienden todos o sólo unos cuantos?

SEGURO QUE TODOS estamos invitados, pues el Universo no es excluyente, pero a mi entender ascenderán aquellos que ya se hayan cansado del mundo tridimensional de la materia. De hecho, así como diferencié tres maneras de tener un sueño lúcido, también creo que las almas que asciendan se dividen en tres grupos:

Un primer grupo serían aquellas que se reencarnaron en un cuerpo físico con una mínima pérdida de lucidez. Estamos hablando de almas que nacieron ya con la consciencia expandida y que vinieron con una misión: la de ayudar a la humanidad a integrarse en la nueva linea temporal, en la nueva Era. Muchas de tales almas están naciendo ya, y continuarán haciéndolo a medida que nos vayamos adentrando en la nueva línea temporal. Son almas que no poseen karma o muy poco karma en el planeta tierra, son ángeles de luz, que se ofrecieron como voluntarios para ayudar en el proceso de ascensión.

Dicho primer grupo equivaldría a la primera experiencia, cuando estando conscientes, experimentamos el desdoblamiento, entrando en el plano astral de los sueños sin perder la lucidez. La única diferencia es que tales almas no entraron conscientemente en el astral, sino en el plano de la materia, para reencarnarse de nuevo en un cuerpo físico. Y al alcanzar los tres o cuatro años de edad, momento en el que la mayoría olvidamos de dónde y a qué venimos, ellas siguieron recordando que tenían una misión a cumplir.

El segundo grupo vendría constituido por almas que nunca se creyeron el sueño de la linea temporal que justo dejamos. Son las llamadas primeras naciones, los pobladores indígenas del planeta, aquellos que nunca perdieron su vínculo con la Madre Tierra. A mi entender, ellas ya se están integrando en la nueva linea temporal sin tener que llevar a cabo un trabajo interior, pues en cierta forma ya vivían y nunca abandonaron la linea temporal en la que nos estamos adentrando. Ellas nunca limitaron su conciencia, sino que ésta siempre se mantuvo expandida

Es mi suposición que ellas experimentarán cómo la pesadilla del materialismo por fin se acaba, y un nuevo sueño se inicia, un sueño en el que pasan a ser los guías y proveedores de sabiduría. Jesus, en el sermón de la montaña, las menciona cuando dice “Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra”. Por ello, en el momento en que la Madre Tierra entre en su nuevo sendero, a todos ellos se los llevará consigo.

¿Y el tercer grupo? os preguntaréis. A mi entender, éste estaría compuesto por aquellos que creyéndose inicialmente el sueño que justo finaliza, fueron capaces de expandir su conciencia, hecho que les causó un desengaño. Muchos ya empezaron a expandirla hacia finales de los 60s y muy especialmente a partir de 1971, cuando Neptuno [?], el planeta de los sueños, se adentró en el signo zodiacal de Sagitario [?], el místico. Fue entonces que presupongo cómo muchas de las almas que nos iban a ayudar en el proceso de ascensión, aquellas que pertenecen al primer grupo mencionado, iniciaron su entrada en el plano terrestre.

Neptuno En Sagitario

Otros empezaron a expandir su conciencia en los 80s, aunque tal década vino caracterizada por un retorno al materialismo, especialmente a partir de 1985, cuando Neptuno [?] abandona Sagitario [?] para adentrarse en el pragmático Capricornio [?].

La caída del comunismo a finales de los 80s fue percibida por muchos como “el fin de la historia”, confirmándole a ellos que el materialismo que rige el sistema capitalista era la única opción posible. Sin embargo, hacia finales de la misma, quedó claro que la historia no había acabado.

Ello permitió que fueran muchas las almas que empezaron a expandir su consciencia a partir de Noviembre de 1998, momento en el que Neptuno [?] entra en Acuario [?].

Neptuno En Acuario

Hacía tres años (1995) que Urano [?] había entrado en ese mismo signo, iniciando la revolución de internet. Tengamos en cuenta que tanto una revolución como la tecnología son conceptos muy Uranianos, y dicho planeta rige justamente el signo de Acuario. Con la entrada de Neptuno, el planeta soñador, en Acuario también se inició la burbuja de las puntocom. Vemos pues que mientras unos buscaban expandir su conciencia, otros intentaban expandir su riqueza material.

Y fue unos meses mas tarde cuando seguramente se dio el aspecto mas remarcable. La primera de las siete profecías mayas nos habla del «Gran Salón de los Espejos», en el cual, dicen, entramos siete años después del último katún (20 años), coincidiendo con un eclipse. Ello sucedía el 11 de Agosto de 1999.

Durante el transcurso de dichos trece años, hasta finales del 2012, se nos dio la oportunidad de mirarnos al espejo, para vernos reflejados, y así redefinir nuestra relación con nosotros mismos, con los otros, y con la naturaleza. Simboliza pues el periodo final en el que debemos expandir nuestra conciencia.

Pero El Gran Salón de los Espejos no sólo está allí para reflejar nuestra alma, sino también para mostrarnos las inconsistencias de un sistema que se desmorona, para que así podamos cambiar de sueño.

Astrológicamente ese día no sólo se dio un eclipse solar total en el cenit o medio cielo (MC), sino también una cruz cósmica en signos fijos. Tal evento encaja con el pasaje del Libro del Apocalipsis 4:5-7 el cual dice:

5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego [chakras?], las cuales son los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal [Gran Salón de los Espejos?]; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás [estrellas del firmamento?]. 7 El primer ser viviente era semejante a un león [Leo ??]; el segundo era semejante a un becerro [Tauro ??]; el tercero tenía rostro como de hombre [Acuario ??]; y el cuarto era semejante a un águila volando [Escorpio ??][1. Antiguamente el águila representaba el signo de Escorpio].

Cosmic Cross

¿A dónde van los que ascienden? 

SINCERAMENTE, ESPERO QUE vayan a una linea temporal llamada por muchos Nueva Era de paz y armonía. Al Taripay Pacha de los Incas, o tiempo del encuentro de nuestra naturaleza divina. Al Satya Yuga de los hindúes, o Edad de Oro. A los mil años de paz prometidos en la Biblia. Al Quinto Sol de los Mayas, o Sexto de los Aztecas. Al Quinto Mundo de los Hopi. A la Edad de Acuario. A un sendero del soñar basado en la espiritualidad y no el materialismo, según lo describen los aborígenes australianos. A la quinta dimensión. Muchos son los nombres utilizados para referirse a esta nueva linea temporal.

¿Y los qué se quedan?

¿HAS SOÑADO NUNCA que caías por un precipicio para, justo antes del impacto final despertarte? ¿Y no te despertaste con la sensación de que habías sufrido una pesadilla? Pues bien, esa es una experiencia de descenso, de un nivel más sutil, como el astral, a uno más denso, como el material. La misma está vinculada ya no al desdoblamiento del cuerpo sutil, para alzar el vuelo en medio del gozo, sino a su reincorporación al cuerpo físico, después de estar divagando por los planos astrales. Y en vez de gozo, suele causar mareo y pérdida de orientación.

¿Recuerdas cómo comentábamos que las almas del tercer grupo, aquéllas que expandieron su consciencia en pleno sueño, necesitaban un lugar alto, un precipicio desde el que saltar para alzar el vuelo? Ese es pues el mismo precipicio por el que a mi entender descenderán las almas que no hayan logrado expandir su conciencia. Descenderán cayendo a un nivel vibratorio aun más denso y ese descenso, en vez de  gozo, será vivido como una pesadilla.

La Madre Tierra y el Padre Cielo, en su eterna sabiduría, nos han provisto de tal precipicio. Lo tenemos justo en frente, bajo la forma de colapso del sistema que nos rodea. De manera que aquellos que hayan logrado expandir su conciencia, pero aun no se hayan puesto a volar, cuando lo contemplen, verán en él una oportunidad de saltar y alzar el vuelo. Mientras que aquellos que sigan apegados al mundo que se desmorona, caerán por el mismo. Caerán no porque éste sea su destino, pues el destino nos pertenece y siempre podemos cambiarlo, sino porque cae aquello a lo que se están aferrado. Caen las posesiones materiales. Caen los títulos, los privilegios, la fama, el dinero, el poder. Y por apegarse a todo eso, caen también ellos.

Según mi interpretación de lo que va a suceder, ello causará una bifurcación de senderos, una ruptura en dos del sueño de consenso al que llamamos realidad: por un lado el mundo ascendido, por el otro el mundo descendido.

Y si alguien me pregunta ¿cómo será ese mundo del descenso? mi respuesta es “no se” y prefiero no destinar mi pensamiento a averiguarlo, pues en el momento en que intentamos ver qué puede haber al fondo del precipicio, dejaremos de orientar nuestra energía hacia el salto que debe permitirnos empezar a volar, para dirigirla hacia aquello que nos sucederá si en vez de volar, nos caemos por el abismo. En ese momento empezamos a proyectar el abismo, para vincularnos a esa realidad, y a atraerla hacia nosotros.

Aquellos que quieran leer sobre el abismo, que busquen conceptos como los de: Nuevo Orden Mundial, planeta esclavizado, la singularidad tecnológica, a partir de la cual los ordenadores pasan a ser más inteligentes que los humanos, la crisis alimentaria masiva, la contaminación total del medio ambiente, eugenesia, etc. Que vean películas de ciencia ficción apocalíptica, y que se las crean. Y que empiecen a crearse enemigos, para etiquetarlos bajo nombres como el de reptilianos, o los iluminati, pues en el momento en que declaramos enemigos, nos estamos vinculando kármicamente a su destino.

O que empiecen a considerar enemigos a las almas nacidas en otras culturas, o a aquellas que procesen otras religiones, o cuyo cuerpo físico sea racialmente distinto. Y que como buenos survivalistas, se vayan a las montañas, con el rifle en la mano, para protegerse cuando vengan los federales, o el ejército a buscarlos.

Pues creo que tanto aquellos que se hayan aferrado al mundo que dejamos atrás, como aquellos otros que también se hayan aferrado a una idea apocalíptica de lo que viene, descenderán. Los primeros, empujados por los objetos a los que se aferraron. Los segundos, por atraer esa realidad que proyectaron hacia sí, para así poder acabar diciendo: ¡veis cómo teníamos razón!

En el planeta descendido, en esa otra Tierra a la que se apegaron o que proyectaron, supongo que seguirán aprendiendo las experiencias para que, tal vez en el siguiente ciclo, una vez vivida la pesadilla, y cuando de nuevo se les de una oportunidad de ascenso, hayan logrado expandir la consciencia, y entonces elijan el camino del ascenso.

¿Cómo se da tal proceso de ascensión?

PERSONALMENTE NO CREO que vaya a darse de forma instantánea, ni en un día concreto, como el 21 de Diciembre del 2012. Más bien creo que será un proceso gradual y que ya estamos viviendo, especialmente desde Agosto de 1999.

Por ejemplo, algunas veces nos despertamos por la mañana con el centro energético del corazón activado, inundados por una sensación de gozo, y que se va haciendo más y más intensa a medida que pasan los días. Ello se debe a que el ascenso va vinculado a la reactivación colectiva del centro energético del corazón, trascendiendo así el centro energético del ombligo, en el que hemos estado vibrando colectivamente  durante los últimos cinco mil años.

La abertura del centro del corazón provoca que al irnos a dormir, o durante una buena meditación, lloremos, al pensar en el dolor que estamos causando a la Madre Tierra. O que otras veces dejemos que una sonrisa nos surque el rostro, mientras fijamos nuestra atención en el Padre Cielo. O que cansados ya de un mundo de egoísmo, dolor y sufrimiento, le imploramos a la Madre que se nos lleve con ella allí donde vaya, y al Padre que nos reciba en su regazo. Pero ante todo nos incita a dar amor a todos, incluidos aquellos quiénes nos han causado un percance.

Poco a poco se van desvaneciendo los deseos y de todos ellos, el de dejar ésta Era atrás constituye el único que aun sigue vigente. Nada de lo que nos pueda ofrecer este mundo del materialismo nos sigue atrayendo, pues lo hemos ido abandonando.

Durante la fase final de dicho proceso, justo cuando los dos senderos empiecen a bifurcarse, seguramente nos llegue el eco de desgracias, de aquello que está sucediendo en el otro sendero. Pero mejor no fijar la atención en ellas, pues hemos empezado a caminar ya por el nuevo sendero. Mejor no seguir los medios de comunicación, ni su visión distorsionada del mundo. Mejor no intentar saber qué les está pasando a aquéllos que están lejos, aunque sean nuestros allegados, para poder centrarse así en ayudar a aquéllos que si tenemos a nuestro alcance, sean conocidos o desconocidos.

Nuestra realidad será distinta, y ésta es la que estaremos viviendo. Será una realidad que nos envolverá como una burbuja, para que nada malo nos pase. Sabemos que la Tierra se halla en un estado de metamorfosis, como cuando una oruga se convierte en mariposa, y de ahí ese caos aparente que nos envuelve. Pero entonces cada cosa empezará a colocarse en su debido lugar y la crisálida se transmutará en mariposa. Será entonces cuando ésta rompa el capullo sedoso que la envolvía, para abrir sus preciosas alas de colores y partir volando. ¿Hacia dónde? en busca del néctar que celosamente guardan las flores. Y con ella, partimos nosotros.

¿Requerimientos para el ascenso?

RECORDEMOS QUE TODO gran sabio tuvo primero que ser un gran pecador, pues reconocer la luz sólo podemos lograrlo en relación a aquello que la niega, en relación a la oscuridad. Y para no sólo reconocerla, sino también seguirla, debemos primero habernos cansado de andar a ciegas en las tinieblas.

De ahí que independientemente de que uno ascienda o descienda, aquí no hay ni buenos ni malos, sino simplemente aquellos que estando preparados para seguir el sendero del amor, toman el camino corto, y aquellos otros que primero deben visitar su opuesto, el sendero del odio o camino largo, para así encaminarse hacia la luz, cuando de nuevo se les vuelva a dar la oportunidad de elegir.

Por ello, yo diría que el primer requerimiento para el ascenso consiste en comprender que la paz no la alcanzaremos polarizando, para entablar guerras cósmicas o terrenales contra el mal, sino que empieza por hacer las paces con nuestro lado oscuro, para reconocerlo y así permitir que prevalezca el amor.

La lógica de hacer la guerra para traer la paz no funciona ni funcionará jamás. Por ello, aquéllos que no acepten que la lucha ha terminado, dudo que logren ascender. Aquellos que comprendan que llegó el momento de construir un mañana mejor, esos si creo que partirán con la mariposa en busca del néctar de las flores.

En nuestro corazón no debemos generar enfrentamientos, pues si dualizamos el corazón se llena de odio y confunde la lucha contra el prójimo con la batalla contra nuestras propias tinieblas.

El que lucha contra el prójimo es el soldado. El guerrero no guerrea contra los demás, sino que batalla por reconocer su sombra, para hacer que prevalezca la luz y que ésta ilumine su camino.

Ello no significa negar la oscuridad del prójimo. El “otro” también tiene sus tinieblas, las cuales debemos reconocer, para así evitar que nos envuelvan. Pero nuestro objetivo debe ser iluminar las nuestras, al tiempo que ayudamos a los demás a que alumbren las suyas.

Sólo así encontraremos soluciones a todos los retos que actualmente nos acechan, aceptándonos a nosotros mismos y aceptando al “otro”, para reconocer que en él también estamos nosotros. Sólo así pienso que nos quedará energía para empezar a construir un nuevo mañana.

Reconocidas nuestras propias tinieblas, y alumbradas con la luz, no debemos nunca dejar que la lampara interior se apague. Las tinieblas vencen cuando nos dejamos absorber por el miedo, pues el miedo es como el viento frío que apaga la llama. El miedo es el complementario del odio, y donde hay odio no puede reinar el amor. Sin amor no hay luz, y cuando desaparece la luz, cae la oscuridad, haciendo que aun nos entre más miedo, más odio, menos amor, menos luz, más oscuridad, y así hasta caer en las profundidades del abismo.

Para que no nos invada el miedo, debemos mantener la fe de saber que todo irá bien, que estamos tomando parte en un evento cósmico, y que la Naturaleza posee la sabiduría necesaria como para guiar el proceso sin que tengamos que intervenir o manipularlo.

Sin embargo, hay otra fuente de miedo que no tiene en la fe su antídoto. Es el miedo causado por el apego, por el aferramiento a lo material. El apego genera el miedo a perder aquello que se tiene o el temor a no conseguir lo que se desea. De ahí que sea imprescindible mantener una actitud desapegada.

Y con esa actitud desapegada, y la fe de saber que todo irá bien, se recomienda buscar la compañía de almas que también hayan logrado expandir su conciencia, para juntas ponerse a trabajar. Trabajar para dar amor, pues en cada «Ser» hay una oportunidad de ser generosos y en cada vibración de amor que damos, una oportunidad de ascender.

Y cuando finalmente tengamos el precipicio justo enfrente, debemos asegurarnos de habernos ya desapegado de todo, para saltar con fe y sin miedo, y volar en el gozo. Desapegarnos de las posesiones, de los títulos, la fama, el dinero, el poder, y de todo aquello que pertenezca a la linea temporal que justo finaliza, pues dicho sendero está siendo engullido por el abismo, y si a ello nos agarramos, con ello caeremos.

Por Marc Torra (Urus) para mastay.info

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx