Cambios en el mundo, por el Maestro Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

Conferencia dada por el Maestro Beinsá Dunó a la Clase Oculta Común,  el 7 de agosto de 1929, en Sofía – Izgrev.  Maestro Beinsa Duno fondo sepia sentado meditando

            Reflexión sobre el bien.

            ¿Qué cosa es el hombre? El hombre es un ser pensante. Entonces y el niño, y el adulto, y el viejo piensan. Aún con su levantamiento del sueño, toda la gente, de todas las edades, comienza a pensar. La diferencia reside solo en esto, de lo qué piensa cada uno. El niño piensa una cosa, el adulto – otra, y el viejo – tercera. Cada pensamiento tiene su tensión, peso y presión específicos. Según el peso, la tensión y la presión, éste produce una depresión correspondiente sobre la mente humana, así como los sacos de diferente peso producen una depresión diferente sobre la espalda del hombre. Si quiere librarse de la depresión de un cierto pensamiento sobre su mente, el hombre debe buscar algún método correcto para pensar a través del cual ganar su libertad. Desde su juventud hasta su vejes el hombre trabaja para su liberación. Mientras se preocupa, en cualquier dirección que sea, el hombre no puede ser libre. Cuando se las arregla con la preocupación, él se libera. La liberación del hombre muestra que ha entrado en un ambiente armonioso. A este ambiente armonioso le llaman inicio Eterno o inicio Divino en el hombre.

            La gente contemporánea se preocupa por muchas cosas. Ellos se turban por una serie de pensamientos ordinarios. Por ejemplo, entráis en un hogar y veis que el hijo está turbado. Él se indigna por los actos de su padre. Él no aprueba su comportamiento en cierta dirección. Sin embargo, si se pone al lugar de su padre, él actuará de la misma manera. En este caso él no se indigna, no juzga su comportamiento. Entonces, su indignación no estaba a su sitio. Una indignación verdadera es esta la cual en todas las condiciones, en todos los tiempos es una y misma. ¿Por qué se indigna este hijo? Él se indigna de que su padre no haya puesto en su sitio algún verbo, sustantivo o pronombre. El hijo requiere de su padre que hable por todas las reglas gramaticales. Que se hable precisamente por las reglas gramaticales determinadas por la gente, esto significa que se guarde una cierta moda en el hablar. Y en la moda hay algo esencial, pero muchas cosas no son esenciales. El hombre razonable guarda las cosas esenciales de la moda, y las no esenciales las pone de lado. En toda la Naturaleza hay moda: en las plantas, en los pájaros, en los animales y en la gente. Todos los seres vivos están vestidos por alguna moda. Ahora ya viene una nueva moda en el mundo la cuál sorprenderá a toda la gente. Los que están listos, ellos no se sorprenderán. Sin embargo, los que no están listos, ellos serán sorprendidos. La sorpresa no sobreentiende turbación. Las turbaciones provienen de los trabajos humanos, y las sorpresas – de los Divinos. El hombre razonable nunca se sorprende. Él poco a poco se prepara para el porvenir. Él compara todos sus puntos de vista según las leyes de la verdad.

            ¿Qué representa la verdad? La verdad es aquello que ni se limita, ni se conquista. A esto de lo cual no podéis ni quitar ni añadir algo, le llamamos verdad. Dicen de alguien que era muy científico, podría descargar la verdad del Cielo. No, nadie puede descargar la verdad del Cielo. El que busca la verdad, él debe ir a donde ella. La Verdad nunca desciende de su posición alta para ir a donde el hombre. Así que, esto a lo que la gente le llama verdad, es una verdad relativa y no absoluta. Alguien dice que os quiere, y piensa que habla la verdad. Para que conozcáis hasta qué punto este hombre os quiere, vosotros le ponéis a prueba. El mejor Maestro es la Vida. Él examina a la gente. El hombre se examina por cada palabra que sale de su boca. Si alguien dice que está listo de sacrificarse por la humanidad, inmediatamente lo ponen a prueba. Aún en este momento en su puerta toca algún mendigo, quiere que le dé algo. Este hombre, que en el momento dado habla de sacrificio hacia toda la humanidad, en el momento dado aparta solo un lev para el mendigo. Para sus hijos, sin embargo, él está listo de dar todo lo que tiene. Entonces, esto lo que el hombre no puede hacer por los demás, por sus hijos puede hacerlo. Esto muestra que sus conceptos acerca de la humanidad se limitan solo a su hogar.

            La gente contemporánea quiere lograr sus deseos de una manera fácil. Ellos piensan que cuando oran a Dios, inmediatamente lograrán sus deseos. Ellos miran a Dios como a un hombre parecido a ellos mismos. No, Dios no es parecido al hombre. Él no es ni joven, ni viejo. Él no está ni en las religiones, ni en las teorías de la gente. Él es un Dios de los vivos y no de los muertos. Esto significa: Dios es un Dios de las almas perfectas, razonables, que Le conocen, que Le comprenden y cumplen Su voluntad. Los hombres ordinarios, que no conocen a Dios, crean sus dioses a los cuales atribuyen cualidades parecidas a las suyas. Cuando caen en alguna dificultad, ellos dicen: “Dios sabe todo. Él arreglará nuestros trabajos”. – Sí, Dios sabe todo, pero vosotros no sabéis todo. Dios es fuerte, pero vosotros sois impotentes. Dios es omnisabio, largo paciente, pero vosotros no habéis adquirido todavía estas cualidades. Así que, no es suficiente que el hombre solo hable, sino que debe tener una imagen clara acerca de sí mismo. No es suficiente que el hombre solo desee libertad, pero él debe saber que la libertad externa se condiciona por la libertad interna de sus sentimientos, pensamientos y actos. Acto libre es este que ha pasado por la conciencia. Si no ha pasado por la conciencia, éste no puede tener tales resultados que esperáis. Internamente este acto puede ser recto, puede que sea verdadero, pero si no ha pasado por la conciencia, la gente no lo acepta.

            ¿Por qué toda la gente no puede aceptar la Verdad? – Porque no disponen con medios internos y externos. La Verdad es una piedra preciosa que puede ser poseída solo por los ricos o por aquellos que fuertemente lo desean. Verdaderamente, si todos los hombres pueden suministrarse piedras preciosas, en poco tiempo estas piedras iban a perder su precio. Si el hombre hubiera logrado todo lo que desea, por sí mismos sus deseos hubieran perdido su precio. Hay cosas que no se pueden lograr fácilmente. Solo aquel hombre puede comprarse una piedra preciosa, él que la valora y tiene dinero. Cuando ve la piedra preciosa, él está listo de dar por ella todo lo que tiene. El que tiene dinero, pero no lo da por la piedra preciosa, él no la ha valorado como debe. En sus comprensiones este hombre permanece más bajo que el pobre que está listo de apostar hasta su vida, pero que adquiera la piedra preciosa. Lo mismo se puede decir y acerca de la Verdad. Solo aquel hombre puede adquirir la Verdad, el que está listo de sacrificar todo por ella. Este hombre es rico y externamente, e internamente. Por la Verdad él no se detiene delante de nada. El hombre de la Verdad se mueve libremente entre las tormentas y las olas de la vida, sin hundirse. Él tiene un peso parecido a este que ponen en los barcos para sostenerlos en equilibrio. Si pierde este peso, el barco empieza a tambalear a uno y a otro lado, pues puede y hundirse. El peso de este hombre representa la estabilidad de sus puntos de vista. Mientras está en la Tierra, el hombre necesita de un cierto peso, o sea, de estabilidad en sus puntos de vista.

            Dicho está en la Escritura: “La Verdad os hará libres” (Juan 8:31 – n.d.t.). ¿Cuál hombre está listo de recibir la Verdad? – El que no se influencia por ningunas formas externas. Imaginad que os encontráis con una muchacha joven, bella, la cual os transmite la verdad. Si recibís la verdad de la muchacha bella solo por su belleza, vosotros no estáis todavía listos para la verdad. Pero si no recibís la verdad de alguna muchacha fea solo por su fealdad, y en este caso vosotros no estáis listos para la verdad. Para que el hombre reciba la verdad por la misma verdad, él no debe influenciarse ni por la fealdad, ni por la belleza. La Verdad es incorruptible, nadie nada puede añadirle ni quitarle. La Verdad permanece por encima de todas las formas externas. La fealdad no la mancha, pero y la belleza no puede añadirle algo específico. Aquel que al recibir la Verdad se influencia por las formas externas de las cosas, él está privado de aquella comprensión profunda, interna, que le obstaculiza a ver las cosas claramente. Si crees que el rico puede darte una suma grande a préstamo solo porque es rico, tú no estás listo todavía para la verdad. Y si no crees que el pobre pueda darte la misma suma a préstamo solo porque es pobre, y en este caso no estás listo para la verdad. La verdad se expresa igualmente y a través del rico, y a través del pobre. La gente no puede recibir la verdad gracias a los engaños y las contradicciones que tiene dentro de sí. Para su justificación ellos dicen: “¿Qué vamos a hacer cuando la vida es tal?” No, la vida por la cual la gente ahora pasa, es una realidad relativa. Si la vida de los hombres presentes fuera ideal, ellos deberían ser libres, externa e internamente, comprenderse bien, tener comportamientos correctos entre sí como entre organismos sanos.

            Y así, mientras entre los hombres no existen comportamientos correctos, ellos están lejos de la vida ideal, ellos todavía no son hombres sanos. Hombre verdaderamente sano es aquel que desde la mañana hasta la noche es movible, ligero, listo para trabajo. Hombre verdaderamente sano es aquel que no sabe qué es enfermedad. Él no se queja de nada, no sufre por ninguna enfermedad física. Él está listo de ayudar a todos. Si tiene el dolor más pequeño dentro de sí, el hombre pierde su disposición.  – ¿Qué tiene que hacer entonces? – Trabajar. Cada dolor, por muy pequeño que sea, tiene sus causas espirituales. Éste muestra que el hombre ha hecho algún desvío en su vida, aunque microscópico, que debe enderezar. Cuando encuentre la causa de su dolor, el hombre debe trabajar sobre sí para eliminarlo. Cuando elimine la causa de su dolor, la enfermedad desaparecerá. Como no saben esto, en la enfermedad más pequeña los hombres buscan médicos. Si tienen dinero, es bueno que busquen médicos. ¿Qué harán, sin embargo, si no tienen dinero? Hay enfermedades que con dinero no se curan. Hay enfermedades a las cuales el médico ordinario no puede ayudar. Por ejemplo, ¿cómo se curan el desanimo, la hipocondría del hombre? El hombre sano se distingue por esto, que conoce las manifestaciones de la Naturaleza y fácilmente se las arregla con éstas. Tal y como en el mundo físico ocurren depresiones, así y en el espiritual, o sea, en el mundo psíquico del hombre ocurren depresiones. El que comprende las leyes del mundo físico, él conoce las leyes y del mundo espiritual, y fácilmente se las arregla con sus estados internos. Puesto que sabe que entre los fenómenos del mundo físico y del mundo espiritual hay cierta dependencia, él puede explicarse las causas de todos los cambios en su vida. Como ha venido a la Tierra, el hombre no puede librarse de influencias: su vida física se influencia por la espiritual, y la espiritual – por la física.  Por mucho que se guarda de influencia, el hombre de todas maneras sucumbirá a la influencia de pensamientos y sentimientos ajenos.

            Como sabe esto, el hombre procura adquirir libertad interna, que no sucumba a influencias ajenas. La aspiración del hombre hacia liberación muestra que existe una higiene interna que él debe adquirir. Diréis que para llegar a la higiene interna dentro de sí, el hombre debe tener puntos de vista rectos. ¿Qué puntos de vista son rectos? Según yo, puntos de vista rectos son aquellos que no se guían por ningunas modas. Pensamientos, sentimientos y actos que se dictan por alguna moda no son rectos. Estos son posiciones temporales, pasajeras. Cosas que se guían por la moda son muertas. Sin embargo, todas las cosas que ocurren por las Leyes de la Naturaleza son vivas y constantes. Si echáis sobre el hombre alguna pintura hecha por él mismo, ésta sin falta le manchará. Sin embargo, si la Naturaleza echa alguna de sus pinturas, esta no le va a manchar. Los colores movibles, los vivos, nunca manchan. Las ideas movibles nunca pierden su precio. Éstas tienen vida dentro de sí. Si quiere adquirir libertad interna, el hombre cada día debe introducir por algo nuevo en sus puntos de vista. Hasta que no libere su mente, corazón y voluntad de las condiciones opresivas en las cuales se encuentra, el hombre no puede adquirir su libertad interna. Una de las tareas del hombre es ganar su libertad. El hombre solo se ha esclavizado, solo tiene que liberarse, Dios puede dar al hombre métodos para su liberación, pero de ninguna manera Él solo le va a liberar. El que solo se ha esclavizado, él mismo tiene que ganar su libertad. Dios puede ayudarle solo entonces cuando ve su presteza de sacrificar todo para adquirir su libertad.

            Algunos hombres dicen que no deben hacer sacrificios por una libertad desnuda, por una verdad desnuda. El que piensa que la libertad y la verdad son cosas desnudas, él no comprende ni la libertad, ni la verdad. La verdad y la libertad nunca pueden ser desnudas. La Verdad es el inicio Eterno de la Vida que no puede compararse con nada. El que no está listo de sacrificar todo por la Verdad, él no puede conocer a Dios, no puede ver Su rostro. Como no quieren utilizar razonablemente las condiciones del mundo físico, muchos se imaginan que pueden ver el rostro de Dios después de su muerte. Verdaderamente, después de su muerte el hombre puede ver muchas cosas, pero todo lo que vea, no le va a aprovechar. Mientras está en la Tierra, el hombre ve el Sol, pero él no sabe nada de éste. Antes que todo, el Sol que el hombre ve, no es tal como es en realidad, ni está en este lugar en el cual está en realidad. Qué cosa es el Sol en realidad, dónde está su lugar en la Naturaleza, esto pocos lo saben. En el camino de su desarrollo el hombre poco a poco alcanza la verdad, aquellos conocimientos positivos que representan una aspiración de su alma.

            “La Verdad os hará libres”. ¿Qué verdad puede hacer al hombre libre? Solo aquella que no se influencia por ningunas formas y posiciones externas. Dicen acerca de algún hombre que es honesto. Él es honesto porque es rico, no tiene necesidad de dinero. Dicen acerca de otro que no es honesto, porque es pobre, privado de pan, y cuando se encuentre delante de tentación se permite a sí mismo meter la mano en cajas ajenas. Si el rico es honesto por causa de su riqueza, la cual satisface todas sus necesidades materiales, ¿dónde está la verdad entonces? Y si el pobre no es honesto por causa de su pobreza, la cual le obliga a mentir y robar, ¿dónde está la verdad? La riqueza esconde el pecado del hombre, y la pobreza lo descubre. Desde el punto de vista de la verdad, y el rico y el pobre son pecadores, solo que el pecado del rico no está manifestado, y del pobre está manifestado. Cuando veis que alguien se arrodilla, levanta sus manos hacia arriba y ora, sabréis que él es un hombre rico, está orando por su riqueza. Si veis que alguien camina descontento, que no se interesa por nada, sabréis que él es un hombre extremadamente pobre, no tiene para qué orar. Y el rico, y el pobre, son igualmente religiosos. Y los dos no reconocen a Dios. Cada uno piensa solo para sí mismo. Con respecto de Dios, y los dos se guían por las reglas de la moda. El uno se guía por la regla de que es moderno orar. El otro dice que no es moderno que el hombre ore. Al primero le llaman hombre creyente, devoto, al segundo le llaman incrédulo. La oración verdadera requiere del hombre trabajo. Y el rico, y el pobre deben trabajar en todas las áreas: en el área de sus pensamientos, sentimientos y actos.

            Decís que se debe vivir bien. Sobre la base de este punto de vista, cuando vais en alguna parte de visita y no os acepten bien, vosotros decís que esta gente no vive razonablemente. No, esto no es verdad. La Verdad excluye las disposiciones personales del hombre. Podéis oír muchas cosas verdaderas de alguien, que no os gustan, pero esto no significa que éstas no contienen la verdad dentro de sí. Solo aquel puede comprender la verdad, el que no tropieza por las posiciones externas temporales de las cosas. Si tropieza por las cosas externas, el hombre no ha alcanzado todavía la verdad. Cuando con respecto de los demás el hombre actúa así como hacia sí mismo, él ha llegado a una comprensión correcta de la verdad. El que ha adquirido la verdad y vive en ella, él debe ser un modelo en todo. Mientras compara una religión con otra, una enseñanza con otra, y se pronuncia acerca de su rectitud, el hombre no ha llegado todavía a la verdad. Si quiere encontrar la verdad, él debe ser absolutamente puro en sus pensamientos, en sus sentimientos y en sus manifestaciones. Y cuando encuentre la verdad él verá que ella es este inicio al cual no se le puede añadir anda, ni tampoco quitar.

            Muchos aspiran a la verdad, pero pocos se interesan de ésta. Los que buscan la verdad dicen que no se puede vivir sin pecados. Que el hombre viva en pecados y crímenes, esto significa que viva en esclavitud. Donde hay esclavitud, allí la verdad está ausente. Así como no se puede sin pecados para alguna gente, así se puede sin pecados para otra. Yo hablo del pecado original que es el inicio de todos los pecados. Como ha venido a la Tierra el hombre no puede sin errores, pero puede sin pecados. El que sostiene este pensamiento en su mente, él es alegre y gozoso, listo para cualquier trabajo. Él es contento de la vida, de las manifestaciones de todos los seres vivos. En todo él ve a Dios. Este hombre puede decir acerca de sí mismo que su oración es oída. Aquel que es descontento de la vida, el que constantemente critica a Dios de que no ha creado el mundo como debe, él está expuesto a una serie de desdichas y enfermedades. Como sabe mucho, como no aprueba esto lo que Dios ha creado, que se ayude solo. Cuando se encuentra en una situación sin salida, él comienza a orar a Dios. Como ora, o recibirá respuesta de su oración, o no recibirá. Si no recibe inmediatamente respuesta de su oración, esto no significa que Dios no quiere responderle. No ha llegado todavía el tiempo para que se le responda. Temprano o tarde, Dios de todas maneras responderá al hombre. El hecho de que en todas las dificultades con las cuales se enfrenta, el hombre sigue viviendo, alegrándose y afligiéndose, indica que sus oraciones son recibidas.

            Una cosa debe saber el hombre: si quiere arreglar sus trabajos, enderezar su vida, antes que todo él debe enderezar sus comportamientos hacia la Verdad. Si no endereza sus comportamientos hacia la Verdad, el hombre nunca puede arreglar sus trabajos en el mundo físico. Por mucho que arregle sus trabajos, sin la verdad, el hombre nada puede arreglar. Dicen: “Rico es este hombre”. – La riqueza no arregla los trabajos. – “Científico es él”. – Y la cientificidad no soluciona las cuestiones de la vida. – “Fuerte es” – Y la fuerza no soluciona las cuestiones. El hombre puede ser pobre, no científico, pero si tiene la verdad dentro de sí, él correctamente soluciona todas las cuestiones de la vida. La Verdad hace al hombre rico, fuerte, científico, bello.

            Un niño se encuentra con una muchacha que lleva sobre su hombro una canasta llena de cerezas rojas, maduras. El niño mira hacia las cerezas, luego hacia la muchacha y dice: “Hermana mayor, eres muy bella”. La muchacha mira hacia el niño y sonríe. Ella sabe por qué es bella. Esto lo que lleva sobre su hombro la hace más bella de lo que es en realidad. Sin la canasta sobre el hombro, el niño no detendría su atención sobre la muchacha. La canasta con las cerezas se puede asemejar a la verdad en el hombre que le hace bello, científico, bueno.

            Y así, cuando el hombre llega a Dios, en el cual está la verdad absoluta, dice que Dios es omnibondadoso, omnisabio, omnifuerte, largo paciente, etc. Verdaderamente, tal es Dios, pero la gente ve esto solo cuando Le encuentran con una canasta llena de cerezas. A veces los bienes materiales abren los ojos de la gente, pero a veces los cierran. La verdad no se influencia por los bienes materiales. Ella reparte de sí, pero nunca toma. La Verdad es rica, no necesita de nada. Ella lleva sobre su hombro una canasta llena de bienes. La encuentra uno y dice: “Eres muy bella”. Ella mete la mano en la canasta y le da. – “Eres muy buena”. – De nuevo mete la mano en la canasta y le da. – “Eres muy científica”. – De nuevo da algo de su canasta. En la noche, cuando regresa a su hogar con una canasta vacía, la Verdad de nuevo la llena, sin decir ni una palabra acerca de esto lo que ha hecho.

            Hoy en día toda la gente procura hacia algo. La muchacha quiere enamorarse, por eso busca un muchacho. El muchacho también quiere enamorarse. La abuela vieja y el abuelo viejo quieren tener nietos, que les sirvan. El amoroso debe ayudar, servir, y a aquel que le aman debe dar algo de sí por los favores que le hacen. Cualesquiera aspiraciones que tenga el hombre, éstos conducen a la adquisición de la Verdad. Para realizar sus deseos, los jóvenes necesitan del apoyo de los adultos. Y los adultos necesitan de la ayuda de los jóvenes. Unos a otros apoyados ellos caminan hacia el logro de la Verdad. Cuando hablo del amor, yo lo tomo en su manifestación primaria, inherente al alma. Cuando el hombre y la mujer quieren tener un hijo, esto sobreentiende su aspiración hacia la adquisición de la verdad. El niño en el hogar es la verdad. Esta verdad es la causa por la cual todos los miembros en el hogar cuidan y se alegran del niño. La vida tiene sentido mientras la verdad está en el hombre. Cuando la verdad vive en el hombre él tiene hogar, él es inmortal. Cuando la verdad le abandona, y el linaje se corta. En esta posición el hombre se vuelve mortal. Por lo tanto, el hogar se apoya sobre la verdad.

            “La verdad os hará libres”. Si quitáis las cadenas de las manos y de los pies del prisionero, esto no significa todavía que él es libre. Él está todavía en la prisión. Si sale de la prisión, él es perfectamente libre. Que el hombre salga de la prisión, esto significa que se libere de las condiciones limitantes de la vida. El hombre solo ha creado las condiciones limitantes de su vida. Por lo tanto, él solo debe liberarse de estas. Para liberarse de la enfermedad, el enfermo tiene que abrir las ventanas de su habitación, que entre a través de estos aire puro. El tacaño debe abrir su monedero, que se alimente con un alimento puro, sano. En cuanto se refiere a la salud, el hombre debe ser generoso. Alimento puro, sano, es necesario al hombre.

            “La verdad os hará libres”. Cuando encuentre la verdad, el rico se libera de su carga, así como el barco descarga su carga de un puerto a otro y se alivia. Liberándose de las dificultades de la vida, el hombre adquiere alas y como un ángel empieza a rodear los mundos. Cuando se mueve en estos mundos superiores, él adquiere tal luz con la cual entra al mundo Divino. Cuando pasa del mundo físico al espiritual y al Divino, el hombre incesantemente tiene que purificarse. La purificación es un proceso incesante. Tal y como el ama cada día limpia su casa, así y el hombre constantemente debe purificar su mente y su corazón. Viviendo el hombre debe saber que hay cosas que él solo tiene que cumplir. Pero hay cosas que la demás gente tiene que hacer. Si no guardáis estas reglas, nada podréis lograr. Si las guardáis vosotros seréis libres.

            Por lo tanto, mientras estáis sanos, confiad a sí mismos. Si perdéis vuestra salud, sin querer esperaréis a la ayuda de la demás gente. ¿Cómo puede consolaros un hombre que ha llegado por fuera? Vosotros mejor conocéis vuestro estado, en consecuencia de lo cual solos podéis ayudarse. Cuando el hombre está descontento, el debe preguntarse cuál es la causa de su descontento. Si tiene ojos, orejas, lengua, manos y pies sanos, el hombre debe estar contento. Si pierde uno de estos bienes. Él tiene el derecho de estar descontento y de murmurar. Alguien se levanta por la mañana pero está descontento, ha soñado algún sueño que ha introducido un mal presentimiento en su corazón. Como teme de esta presunción, él empieza a llorar. El llanto es una llamada del hombre hacia la Naturaleza. Como es el comportamiento del niño hacia la madre, tal es el comportamiento de cada hombre hacia la Naturaleza. El hombre llora porque quiere algo de la Naturaleza. El niño llora cuando tiene hambre y cuando es impuro. Y el adulto llora por las mismas causas. Por eso, cuando tiene hambre, tienen que alimentarle. Cuando está impuro, le bañarán y le vestirán con ropas nuevas, limpias.

            He aquí por qué, si quiere ser libre, el hombre tiene que purificarse y bañarse, que mantenga la pureza de su mente y de su corazón. Cada día el hombre tiene que alimentar su alma con alimento puro, superior, así como la madre regularmente alimenta a su niño con alimento puro, saludable.

            Deseo a todos que recibáis la verdad y de la muchacha fea y de la bella, y que después de esto elaboréis una comprensión vuestra. Este es el camino para alcanzar la verdad.

            – Solo la verdad trae libertad para el alma humana.

Cambios en el mundo, por el Maestro Beinsá Dunó

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