Capitulos XVI "comunicacion de los secretos" y XVII "las diferentes iniciaciones" de Iniciación Humana y Solar, del Maestro Tibetano Djwhal Khul

Jorge Gomez (333)

Maestro Tibetano djwhal khul

 

CAPÍTULO XVI

 

COMUNICACIÓN DE LOS SECRETOS

 

Consideraremos ahora los secretos confiados al iniciado en la ceremonia de la iniciación. Por supuesto que, lógicamente, sólo puede mencionarse el hecho del secreto y dar indicaciones res­pecto al tema referido, aunque ni eso debería mencionarse, si no fuera que un conocimiento del delineamiento general del tema puede inspirar al aspirante a la iniciación a que estudie deteni­damente el mismo y que, en forma cuidadosa, acumule informa­ción en su cuerpo mental. Así (cuando enfrente a su debido tiem­po al Iniciador) utilizará el secreto adquirido sin pérdida de tiempo.

 

El Séptuple Secreto

 

Después de prestar el juramento que compromete al iniciado a guardar un inviolable silencio, el nuevo iniciado se adelanta, acercándose al Hierofante; luego coloca su mano en el extremo in­ferior del Cetro de Iniciación, que el Hierofante empuña en su par­te media. Los Tres que se hallan alrededor del trono del oficiante colocan Sus manos sobre el fúlgido diamante que corona el Ce­tro y, cuando estas cinco personalidades están vinculadas con la energía circulante que emana del Cetro, el Iniciador comunica el secreto al iniciado. La razón de esto reside en que cada una de las cinco iniciaciones que nos conciernen inmediatamente (pues las dos superiores no son obligatorias y están fuera de nuestra presente consideración), afectan uno de los cinco centros del hombre,

 

1. el coronario,

2. el cardíaco,

3. el laríngeo,

4. el plexo solar,

5. la base de la columna vertebral,

 

y le revelan el conocimiento concerniente a los diversos tipos de fuerza o energía, que animan al sistema solar y llegan al iniciado por intermedio de determinado centro etérico. Durante la aplicación del Cetro sus centros fueron afectados en forma especial mediante la comunicación del Secreto, se le imparte la razón del mismo, se le demuestra que esta razón es idéntica a la que produce necesariamente determinada manifestación planeta­ria, causa de cierto gran ciclo específico.

 

Podría puntualizarse que:

 

  1. Cada secreto concierne a uno de los siete grandes pla­nos del sistema solar.

 

  1. Cada secreto trata y enuncia una de las siete leyes de la naturaleza. Por lo tanto concierne a alguna de las evo­luciones básicas de cada esquema planetario. Cada es­quema encarna una de las leyes como su ley primaria, y todas sus evoluciones tienden a demostrar la perfección de esta ley con sus seis mutaciones subsidiarias, las cua­les en cierto sentido, difieren en cada caso de acuerdo a la ley primaria manifestada.

 

  1. Cada secreto da la clave referente a la naturaleza de determinado Logos planetario y, en consecuencia, tam­bién la clave de la característica de las mónadas que pertenecen a ese determinado rayo planetario. Se evi­dencia la necesidad de este conocimiento, para el adepto que procura trabajar con los hijos de los hombres y ma­nejar las corrientes de fuerza que afectan a los mismos y que ellos emanan.

 

  1. Todo secreto concierne a un rayo o color y proporciona el correspondiente número, nota y vibración.

 

Estos siete secretos son simplemente fórmulas breves y de ningún valor mántrico como la Palabra Sagrada, pero de natu­raleza matemática, articulada con precisión para impartir la exac­ta intención de quien habla. Al no iniciado le parecerán y so­narán como fórmulas algebraicas, sólo que cada una está compuesta (vistas clarividentemente) por un óvalo de matiz es­pecífico, de acuerdo al secreto confiado y contiene cinco jero­glíficos o símbolos peculiares; un símbolo contiene la fórmula de la ley respectiva, otro da la clave y tono planetario, un ter­cero tiene que ver con la vibración, y el cuarto devela el nú­mero y el sector al que pertenece el rayo implicado. El último jeroglífico proporciona una de las siete claves jerárquicas, por cuyo intermedio los miembros de nuestra jerarquía planetaria pueden vincularse con la jerarquía solar. Esta información, evi­dentemente, es muy vaga y ambigua, pero servirá para demos­trar que así como en el caso de las Palabras la comprensión in­volucra dos sentidos, del mismo modo, con el conocimiento de los secretos, entran nuevamente en actividad los dos sentidos, el secreto se oye y aparece simbólicamente al ojo interno.

 

Se evidencia con claridad por qué se da tanta importancia al estudio de los símbolos y se exhorta a los estudiantes a re­flexionar y meditar sobre los símbolos cósmicos y del sistema. Esto los prepara para la comprensión y retención interna de los símbolos y fórmulas que entrañan el conocimiento que les permitirá actuar oportunamente. Estas fórmulas están basadas en los nueve símbolos ya reconocidos:

 

1.  La cruz y sus variadas formas.

2.  El loto.

3.  El triángulo.

4.  El cubo.

5.  La esfera y el punto.

6. Ocho formas animales: la cabra, el toro, el elefante, el hombre, el dragón, el oso, el   león y el perro.

7. La línea.

8. Ciertos signos del zodíaco, de ahí la necesidad de estu­diar astrología.

9. El cáliz o el santo grial.

 

Todos estos símbolos afines, entretejidos o parciales, se com­binan para expresar alguno de los siete Secretos. El iniciado de­be reconocerlos al verlos y oírlos, fijándolos indeleblemente en su memoria por un esfuerzo de la voluntad. Para obtenerlo puede ser ayudado de tres maneras: Primero, por un largo y previo en­trenamiento de observación, que todos los aspirantes pueden co­menzar aquí y ahora, y a medida que aprenden a plasmar con exactitud en su memoria los detalles, cimientan la base de esa aguda e instantánea captación de aquello que les muestra el Hie­rofante; segundo, cultivando en sí mismo el poder de visualizar otra vez lo visto anteriormente. Será evidente por qué todos los inteligentes instructores de la meditación han puesto el én­fasis sobre la facultad de construir cuidadosamente imágenes mentales. La finalidad ha sido doble:

 

  • Enseñar al estudiante a visualizar con exactitud sus for­mas mentales, para no perder el tiempo en transformaciones inexactas cuando empiece a crear conscientemente.

 

  • Capacitarlo para imaginar, también con precisión, el se­creto confiado, de modo que pueda utilizarlo instantánea­mente cuando lo necesite.

 

Tercero, mediante la fuerte aplicación de la voluntad de las otras cuatro Personalidades que sostienen el Cetro junto con el iniciado. Su intensa y entrenada concentración mental ayuda grandemente su captación.

 

En el caso de la evolución humana se generan ciertos tipos de fuerza, que se manejan, asimilan y utilizan, al principio in­conscientemente y al final con plena inteligencia:

 

  1. En el Aula de la Ignorancia se emplea principalmente la fuerza o energía de Brahma (la actividad e inteligencia de la sustancia) y el hombre debe aprender el signifi­cado de la actividad basada en:

 

  • La energía inherente.
  • La energía absorbida.
  • La energía grupal.
  • La energía material, o la que se oculta en la materia del plano físico.

 

  1. En el Aula del Aprendizaje se hace consciente de la ener­gía del segundo aspecto, utilizándola en la construcción de las formas, en las relaciones sociales y en los lazos familiares. Llega al reconocimiento del sexo y sus re­laciones, pero aún considera esta fuerza como algo que debe ser controlado, pero no utilizado consciente ni cons­tructivamente.

 

  1. En el Aula de la Sabiduría llega al conocimiento del pri­mer aspecto de la energía, al empleo dinámico de la vo­luntad en el sacrificio, y se le confía entonces la clave del triple misterio de la energía, llegando a conocerla en su triple aspecto en las otras dos aulas. En la ter­cera, la cuarta y la quinta iniciaciones, se le dan las tres claves de los tres misterios.

 

Le es entregada la clave del misterio presentido en la pri­mera aula, el misterio de Brahma, y entonces puede liberar las energías ocultas de sustancia atómica. Le es entregada en sus manos la llave del misterio del sexo o de los pares de opuestos, y luego puede liberar las fuerzas ocultas del aspecto voluntad. Se le muestra la dínamo del sistema solar ?si es posible expresarlo así? y se le revela su complicado mecanismo.

 

Los tres Misterios solares.

 

Los tres misterios del sistema solar son:

 

  1. El misterio de la Electricidad. El misterio de Brahma. El secreto del tercer aspecto. Está latente en el sol físico.

 

  1. El misterio de la Polaridad, o el impulso universal del sexo. El secreto del segundo aspecto. Está latente en el Corazón del Sol, o el Sol subjetivo.

 

  1. El misterio del Fuego mismo, o la fuerza dinámica cen­tral del sistema. El secreto del primer aspecto. Está latente en el Sol Central Espiritual.

 

Su Revelación correlativa.

 

Los secretos, tal como se le comunican correlativamente al iniciado, son más o menos tres, aunque dentro de ellos pueden en­contrarse misterios menores revelados anteriormente. En la ter­cera iniciación, se le revela al iniciado, inmediatamente después de prestar juramento, el primero de los tres secretos fundamentales del sistema solar. Este secreto podría llamarse, a falta de mejor término, «el secreto de la electricidad». Concierne a los fenómenos de la manifestación objetiva densa del Logos. Sería conveniente que el estudiante recordara que los tres planos de los tres mundos, físico, astral y mental, forman el cuerpo físico denso del Logos solar, mientras que los cuatro planos superiores forman Su cuerpo etérico. Los estudiantes tienden a olvidar que nuestros siete planos son los siete subplanos del físico cósmico. Esto incide definidamente sobre el secreto de la electricidad. Por eso no se revela este secreto hasta la tercera iniciación y se lo prepara para recibirla, comunicándole dos secretos menores que conciernen a los planos físico y astral, impartidos por el Bodhi­sattva en las dos primeras iniciaciones.

 

Se reconoce científicamente que los fenómenos eléctricos son de naturaleza dual, pero la inherente triplicidad de la electrici­dad es una cuestión de especulación para la ciencia moderna. Su triplicidad le es demostrada al iniciado en la primera iniciación, y también se le revela el secreto de balancear las fuerzas en el plano físico y lograr así el equilibrio. Este secreto lo pone en contacto con determinados Constructores del plano físico ?en los niveles etéricos? y entonces puede producir fenómenos en el plano físico, si lo cree conveniente. Lo hace muy raras veces, pues los resultados obtenidos no tienen importancia y así no malgasta energía. Quienes trabajan con las fuerzas involutivas, los hermanos de la oscuridad, emplean ese método para asom­brar y sojuzgar a los incautos, pero los hermanos de la humanidad no actúan así.

 

Al iniciado se le revela el secreto de la coherencia del átomo, y entonces puede estudiar el microcosmos bajo la ley de corres­pondencia, en forma nueva y clara. Similarmente, por medio de esta revelación, referente a la parte más densa del cuerpo logoico, puede aprender mucho de lo relacionado con el anterior sis­tema solar y con los hechos referentes a la primera ronda del nuestro esquema. Este secreto se llama también «el mis­terio de la materia».

 

En la segunda iniciación se despliega ante el iniciado el «se­creto del mar» y por medio de esta revelación se aclaran, ante su visión interna, dos temas de profundo interés que son:

 

a. El misterio de la luz astral.

 

b. La ley del karma.

 

Después de esto el iniciado está en situación de realizar dos cosas, sin las cuales no puede vencer los obstáculos ni alcanzar la liberación; podrá leer los registros akásicos y cerciorarse del pasado, capacitándose así para actuar inteligentemente en el pre­sente, empezar a equilibrar su karma, cumplir sus obligaciones y comprender la forma de contrarrestar el karma en los tres mundos. Se le demuestra la relación de esa Jerarquía de seres espirituales, conectados con la ley del karma, en lo que afecta al hombre, y conoce directamente que los señores del karma no son un mito ni unidades simbólicas, sino entidades de elevada inteligencia que aplican la ley en beneficio de la humanidad, permitiendo a los hombres ser plenamente autoconscientes y confiar en sí mismos, en sentido oculto, convirtiéndose en creado­res por medio del conocimiento perfecto.

 

En la tercera iniciación se le confía al iniciado «el secreto de fohat» y se le revela el misterio de la triplicidad del cuerpo y del triple Logos; ante su asombrada visión se despliega el por qué de los fenómenos de los cuerpos denso, líquido y gaseoso, del Ser Supremo. Al utilizar los dos aspectos previamente comuni­cados y el conocimiento proporcionado, el iniciado está ahora en posición de beneficiarse con esta gran revelación mayor y com­prender algo de los hechos siguientes:

 

  1. El proceso creador de la construcción de formas mentales.

 

  1. La transmisión de la energía, desde el ego al cuerpo fí­sico, por intermedio de los centros de fuerza en los di­ferentes planos.

 

  1. El ascenso del kundalini, su progresión geométrica vivificando todos los centros.

 

Por el conocimiento así impartido y el progreso logrado por el iniciado, al estudiar la ley de analogía, puede comprenderse en vasta escala el manejo de las mismas fuerzas dentro del es­quema planetario y del sistema solar. Se le revela el método de desarrollo en las tres primeras rondas y comprende teórica y prácticamente el proceso evolutivo en sus primeras etapas. Po­see la clave de los tres reinos inferiores de la naturaleza y ciertas ideas acerca del tema de la polaridad, unificación y unión esen­ciales, que comienzan a estar dentro del alcance de su conciencia, y sólo espera que en la cuarta iniciación se complete la revelación.

 

Este secreto de la electricidad, que en su naturaleza es esen­cialmente triple, se refiere a Brahma o el tercer aspecto, al que se le da por lo general los siguientes nombres:

 

1.          El Secreto de Brahma.

2.          La Revelación de la Madre.

3.          El Secreto de la Fuerza Fohática.

4.          El Misterio del Creador.

5.          El Secreto de los Tres que emanaron del Primero (sis­tema solar).

 

También se lo designa por cuatro frases místicas que arrojan mucha luz para la intuición:

 

6.  La Nave del Misterio que Surca el Océano.

7.  La Llave del Depósito Divino.

8.  La Luz que Guía a través de las triples cavernas de la Oscuridad.

9.  La clave de la Energía que une el Fuego con el Agua.

 

En todos estos nombres el estudiante hallará mucha informa­ción si reflexiona detenidamente y recuerda que trata con el aspecto Brahma en su manifestación inferior y con los tres mun­dos del esfuerzo humano; meditando así, el estudiante debe rela­cionar el actual sistema solar, donde domina el aspecto Vishnu o conciencia, con el anterior, donde dominaba el aspecto Brahma.

 

El iniciado, por el conocimiento adquirido, está capacitado pa­ra comprender su propia triple naturaleza inferior y equilibrarla en relación con la superior, leer los anales y reconocer su lugar en el grupo, manipular las fuerzas en los tres mundos, lograr la liberación de sí mismo y ayudar a los fines de la evolución, co­operando inteligentemente con los planes del Logos planetario, de acuerdo a como le serán revelados etapa tras etapa. Entonces puede manejar el poder y convertirse en un centro de energía, en acrecentada medida, pudiendo distribuir o retener corrientes de fuerza. En cuanto el hombre es poderosamente consciente en el plano mental, centuplica su poder para el bien.

 

En la cuarta iniciación se le revela otro de los grandes secre­tos llamado «el misterio de la polaridad» y la clave de la signifi­cación del sexo en cada sector de la naturaleza, en todos los pla­nos. No es posible decir mucho sobre esto. Todo lo que puede hacerse es enumerar algunos de los temas sobre los cuales proporciona la clave, agregando que este secreto es de vital impor­tancia en nuestro esquema planetario debido al punto de evo­lución de nuestro propio Logos planetario, el cual se halla en la etapa en que busca conscientemente la unificación con su polo opuesto, otro Logos planetario. Los temas sobre los cuales este secreto arroja luz son:

 

  1. El sexo en el plano físico. Proporciona la clave del misterio de la separación de los sexos en los días de lemuria.

 

  1. El equilibrio de las fuerzas en todos los sectores de la naturaleza.

 

  1. La clave respecto al esquema que forma con el nuestro una dualidad.

 

  1. El verdadero nombre de nuestro Logos planetario y Su relación con el Logos solar.

 

  1. El «Matrimonio del Cordero» y el problema de la despo­sada celestial. Un indicio de  esto se halla en el sistema solar de S…. que debe ser leído astrológicamente.

 

  1. El misterio de Géminis y la relación de nuestro Logos planetario con dicha constelación.

 

En menor escala y en relación. con el microcosmos, cuando el ini­ciado recibe el segundo gran secreto o el cuarto, que incluye a los dos primeros menores, quedan aclarados los siguientes temas:

 

  1. Los procesos de unificación en los diferentes reinos de la naturaleza. Se indica la unión entre los reinos y se ve la unidad del esquema

 

  1. Se revela claramente el método de unificación egoica y se demuestra la verdadera naturaleza del antakarama y, una vez revelada, ya no es necesaria.

 

  1. Se percibe la esencial unidad que existe entre el yo y la personalidad.

 

  1. Ya no es un misterio la relación entre las evoluciones humana y dévica, pues su    ubicación en el cuerpo del Hombre celestial se ve que es una realidad.

 

Podríamos continuar destacando la multiplicidad de los te­mas que le serán aclarados al iniciado cuando se le revele el misterio de la polaridad, pero basta con lo expuesto. Este se­creto concierne en primer lugar a Vishnu, el segundo aspecto. Resume brevemente la totalidad del conocimiento obtenido en el Aula de la Sabiduría, así como los primitivos secretos sintetiza­ron la totalidad de lo logrado en el Aula del Aprendizaje. Se re­fiere a la conciencia y a su desarrollo mediante el aspecto ma­teria y a través de él. Concierne a la unificación yo y no?yo, hasta que son uno, real y verdaderamente.

 

En la quinta iniciación se le revela al admirado y sorpren­dido Maestro el gran secreto referente al aspecto fuego o espí­ritu, el Cual se da cuenta, en un sentido incomprensible para el hombre, el hecho de que todo es fuego y el fuego es todo. Puede decirse que este secreto revela al iniciado aquello que le aclara:

 

  1. El nombre secreto del Logos planetario, revelando así una sílaba del nombre del Logos solar.
  2. El trabajo y método del aspecto destructor de la di­vinidad.

 

  1. Los procesos por los cuales la oscuración y el pralaya son inducidos.

 

  1. La fórmula matemática que resume los cielos de mani­festación.

 

  1. La triple naturaleza del fuego y el efecto del fuego ma­yor sobre el menor.

 

No es conveniente seguir considerando este secreto, por­que el primer aspecto, Shiva, llegará a la perfección o, mejor dicho, no será comprendido hasta el próximo sistema solar. La siguiente clasificación podría aclarar el tema en la mente del estudiante:

 

Secreto      Iniciación    Logos Implicado          Fuente de energía        Planos

 

Fohat         Tercera       Brahma Creador         Sol físico                      Siete, Seis, Cinco

 

Polaridad    Cuarta        Vishnu Conservador   Sol subjetivo                  Cuatro, Tres

 

Fuego         Quinta          Shiva Destructor         Sol Central Espiritual     Dos

 

Como observará el estudiante, la fuente de la particular energía involucrada es un aspecto del Sol.

 

En la sexta y séptima iniciaciones se revelan dos secretos más; uno es un secreto menor que prepara el camino para la revela­ción del cuarto. Sólo se revelan cuatro secretos de mayor impor­tancia a los iniciados en nuestro planeta; esto da la pauta de nuestra ubicación en el esquema de la evolución solar. Existen únicamente cinco secretos mayores, que se revelan en este sis­tema solar, debido a que éste es un sistema donde el quinto principio de la mente constituye preeminentemente la base del desenvolvimiento. La quinta revelación sólo se confiere a quie­nes pasan a los esquemas de síntesis.

 

 

 

 

 

CAPÍTULO XVII

 

LAS DIFERENTES INICIACIONES

Iniciaciones Mayores y Menores.

 

Al tratar las distintas iniciaciones, será de valor para el es­tudiante recordar que el gran momento, en que el hombre salió del reino animal y pasó al humano, denominado en muchos li­bros de esoterismo el «momento de la individualización», fue en sí una de las más grandes iniciaciones. La individualización es la captación consciente por el yo, de la relación que tiene con todo lo que constituye el no?yo y en este gran proceso iniciático, como en todos los posteriores, el despertar de la conciencia es precedido por un período de gradual desarrollo; el despertar es instantáneo en el momento que se produce la primera autorrea­lización y siempre va seguido por otro período de gradual evolu­ción, período que, a su vez, conduce a una crisis ulterior deno­minada iniciación. En un caso, tenemos la iniciación en la exis­tencia autoconsciente; en el otro la iniciación en la existencia espiritual.

 

Estos conocimientos o expansiones de conciencia, están re­gidos por la ley natural, y toda alma, sin excepción., los experi­menta a su debido tiempo. Cada ser las obtiene diariamente en menor grado, a medida que aumenta gradualmente su compren­sión y experiencia de la vida, pero únicamente se convierten en iniciaciones en la sabiduría (diferentes de las expansiones del co­nocimiento) cuando el conocimiento adquirido ha sido:

 

a.   Buscado conscientemente.

b.   Aplicado a la vida en forma autosacrificada.

c.   Empleado en servicio de los demás, voluntariamente.

d.   Utilizado inteligentemente en bien de la evolución.

 

Sólo almas de cierta experiencia y desarrollo realizan estas cuatro cosas en forma consciente y perseverante, trasmutando el conocimiento en sabiduría y la experiencia en cualidad. El hom­bre común trasmuta la ignorancia en conocimiento y la expe­riencia en facultad. Sería de utilidad que todos reflexionaran sobre la diferencia entre la cualidad inherente y la facultad in­nata; una es la propia naturaleza de budi o sabiduría, la otra de manas o mente. La unión de ambas, por medio del esfuerzo cons­ciente del hombre, trae por resultado una iniciación mayor.

 

Estos resultados se logran de dos maneras: Primero, por el propio esfuerzo del hombre, que a su debido tiempo lo con­duce a descubrir su propio centro de conciencia, a ser guia­do y dirigido plenamente por el regidor interno o ego y a deve­lar, tras intenso esfuerzo y penosas tentativas, el misterio del universo, oculto en la sustancia material, energetizada por Fohat. Segundo, por el esfuerzo del hombre, complementado por la amo­rosa colaboración inteligente de los Conocedores de la raza, los Maestros de Sabiduría. En este caso el proceso es más rápido, pues el hombre recibe instrucción si lo desea y, en consecuencia, cuando ha proporcionado por su parte las correctas condiciones, se pone a su disposición el conocimiento y la ayuda de Quienes alcanzaron la meta. Para beneficiarse con esta ayuda debe tra­bajar con el material de su propio cuerpo, introduciendo en él material adecuado en forma ordenada y, por lo tanto, debe apren­der a discernir al seleccionar la materia y también comprender las leyes de la vibración y de la construcción. Esto entraña, en cierto modo, el dominio de las leyes que rigen los aspectos Brahma y Vishnu; significa poseer la facultad. de vibrar con precisión atómica y desarrollar la cualidad de atracción, base del aspecto constructivo o Vishnu.

 

Además debe equipar su cuerpo mental, para ser un expo­sitor y transmisor y no un factor obstaculizante como hasta ahora. Análogamente, debe desarrollar una actividad grupal y apren­der a trabajar coordinadamente con otras unidades. Esto es lo principal que el hombre debe lograr en el sendero de la inicia­ción, y cuando ha trabajado sobre ello , encontrará el Camino, lo verá con claridad y entonces ingresará en las filas de los Co­nocedores.

 

Otro punto que debe recordarse es que el esfuerzo por lograr que la gente colabore inteligentemente con la Jerarquía y se entrene para ingresar en las filas de la Logia es, como ya se in­dicó, un esfuerzo especial (comenzado en los días atlantes y con­tinuado hasta hoy) hecho por la Jerarquía del planeta y, en gran parte, de índole experimental. El método por el cual un hombre asume su lugar consciente en el cuerpo de un Hombre celestial, difiere en los diferentes esquemas planetarios; el Hombre celes­tial que utiliza nuestro esquema planetario, como Su cuerpo de manifestación, elige trabajar en modo particular, durante este período especial, para lograr Sus propios propósitos específicos. Constituye parte del proceso de vitalizar uno de Sus centros y vincular Su centro cardíaco con su correspondiente conexión en la cabeza. A medida que otro de Sus centros se vitaliza y entra en plena actividad, pueden emplearse otros métodos para esti­mular las células de Su cuerpo (las mónadas dévicas y huma­nas), pero por el momento, el Cetro cósmico de la Iniciación apli­cado al Hombre celestial, en forma análoga a como se le aplican al hombre los cetros menores, es utilizado de tal manera, que produce ese estímulo específico demostrado por la actividad del hombre que se halla en los senderos de probación y de iniciación.

 

El hombre debe reconocer la naturaleza cíclica de la inicia­ción y el lugar del proceso en tiempo y espacio. Éste es un período especial de la actividad en el ciclo de un Hombre celestial, y se desarrolla en nuestro planeta como un vasto período de prueba o de confrontación iniciática, siendo también un período de vitalización y oportunidad.

 

Ahora debemos tratar de comprender que la iniciación pue­de considerarse que tiene lugar en los tres planos de los tres mun­dos, y debe tenerse presente la idea del valor relativo de la uni­dad o célula y su ubicación en el cuerpo de un Hombre celestial. Conviene hacer resaltar que las iniciaciones mayores o de ma­nas, se reciben en el plano mental y en el cuerpo causal. Señalan su punto de evolución, donde la unidad reconoce prácticamente y no sólo en teoría, que es idéntica al divino Manasaputra, en Cuyo cuerpo ocupa su lugar. Pueden recibirse iniciaciones en el plano físico, en el astral y en el mental inferior, pero no se las considera mayores ni son estímulos conscientes, coordinados y unificados, que abarcan al entero hombre.

 

Un hombre, por consiguiente, puede recibir la iniciación en cada plano, pero sólo son consideradas iniciaciones, en el verda­dero sentido de la palabra, las que señalan su trasferencia del cuaternario inferior a la Tríada, y únicamente son iniciaciones mayores aquellas en que el hombre transfiere su conciencia del cuaternario inferior a la Tríada. Tenemos así tres grados de ini­ciaciones:

 

Primero, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia desde los cuatro subplanos inferiores de los planos físico, astral y mental respectivamente, a los tres subplanos superiores. Cuando esto se efectúa en el plano mental, el hombre es conocido técnicamente como discípulo, iniciado y adepto. Utiliza entonces cada uno de los tres subplanos su­periores del plano mental como punto de partida, para salir totalmente de los tres mundos de la manifestación humana y pasar, a la Tríada. Por lo tanto, es evidente que lo que po­dríamos considerar como iniciaciones menores pueden recibirse en los planos físico y astral, bajo el control consciente de sus tres subplanos superiores. Son verdaderas iniciaciones, pero no hacen al hombre lo que llamamos técnicamente un Maestro de Sabiduría, sino sencillamente un adepto de grado inferior.

 

Segundo, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia de un plano a otro, en lugar de un subplano a otro. Es un punto que debe reconocerse cuidadosamente. Un verdadero Maestro de Sabiduría no sólo ha recibido las ini­ciaciones menores mencionadas, sino que ha dado los cinco pasos que involucran control consciente de los cinco planos de la evolución humana. Le falta recibir las dos iniciaciones finales que lo convertirán en un Choan de sexto grado y en un Buda, antes de que ese control se extienda a los dos planos restantes del sistema solar. Por lo tanto, es correcto hablar de siete iniciaciones. Sin embargo, sería igualmente correc­to enunciar cinco, diez o doce iniciaciones. El tema es un po­co complicado para los estudiantes esoteristas a causa de cier­tos factores misteriosos, acerca de los cuales ellos nada sa­ben, y que por ahora son incomprensibles. Estos factores se basan en la individualidad del Hombre celestial Mismo e in­volucra misterios tales como Su karma particular, el objetivo que puede tener en vista en cualquier ciclo particular y la trasferencia de la atención puesta sobre el ego cósmico de un Hombre celestial a Su reflejo, el evolucionante Hombre ce­lestial de un sistema solar.

 

También puede descubrirse otro factor en ciertos perío­dos de estímulo y de acrecentada vitalización, tales como el que produce una iniciación cósmica. Estos efectos externos traen lógicamente ciertos resultados en las unidades o célu­las del cuerpo del Hombre celestial y provocan, con frecuen­cia, acontecimientos imprevistos y aparentemente inexpli­cables.

 

Tercero, iniciaciones en las que un Hombre celestial pue­de recibir una iniciación mayor o menor, implicando así toda Su naturaleza. Por ejemplo, cuando tuvo lugar la in­dividualización durante la época lemuriana o la tercera raza raíz, y en este ciclo vino definitivamente a la manifes­tación la familia humana, significó una iniciación mayor pa­ra nuestro Hombre celestial. El actual estímulo del esfuerzo jerárquico, conduce a una iniciación menor. Cada cielo ve la iniciación mayor de un Hombre celestial, recibida en uno de los globos, y de allí provienen las complicaciones y los mu­chos temas para pensar.

 

A los tres puntos mencionados puede agregarse brevemente de la entrada y salida de cualquier rayo particular. Lo poco que puede decirse sobre este punto que ofrece la mayor dificul­tad, podría resumirse en las tres afirmaciones siguientes: Pri­mero, las iniciaciones recibidas en los cuatro rayos menores no poseen la misma cualidad que las iniciaciones recibidas en los tres mayores. Esto se complica parcialmente por el hecho de que en el esquema planetario, durante la evolución cíclica, un rayo menor puede considerarse temporariamente como rayo mayor. Por ejemplo, en el actual momento de nuestro esquema planeta­rio, el séptimo Rayo de Ley u Orden Ceremonial es considerado mayor, por ser un rayo de síntesis, en el cual el Mahachoan fu­siona Su trabajo. Segundo, las tres primeras iniciaciones se reci­ben en el rayo del ego y vinculan al hombre con la Gran Logia Blanca; las dos últimas se reciben en el rayo de la mónada y producen un definido efecto en el sendero de servicio que luego escogerá el adepto. Esta afirmación debe relacionarse con la ex­puesta anteriormente, donde se dice que la quinta iniciación con­vertía al hombre en miembro de la Gran Logia o Hermandad de Sirio, siendo literalmente la primera de las iniciaciones de Si­rio. La cuarta iniciación es la síntesis de las iniciaciones, en el Umbral de la Logia de Sirio. Por último, de acuerdo al rayo en que se recibe la iniciación, depende grandemente el siguiente sendero de servicio.

 

El Día de la Oportunidad.

 

Cabría preguntar aquí qué valor tiene esta información para el estudiante. Como ilustración es conveniente que reflexione so­bre la significación de la entrada del actual Rayo de Ley Ceremo­nial o Magia, que se relaciona con las fuerzas constructivas de la naturaleza y se refiere a la inteligente utilización de la forma por el aspecto vida. Es mayormente el rayo del trabajo ejecutivo y tiene por objeto construir, coordinar y producir cohesión en los cuatro reinos inferiores de la naturaleza. Se caracteriza principal­mente por la energía manifestada en el ritual, pero esta palabra no debe restringirse a su actual empleo en el ritual masónico o religioso. Su aplicación es mucho más amplia e incluye los mé­todos de organización manifestados en todas las comunidades civilizadas, como en el mundo del comercio y las finanzas y las grandes empresas comerciales, observados en todas partes. Ante todo, el interés reside en que el rayo ofrece oportunidad a las razas occidentales, y mediante esta fuerza vital de la organización ejecutiva, de gobierno por la regla y el orden, el ritmo y el ri­tual, llegará una época en que las razas occidentales (con su ac­tiva mente concreta y su amplia capacidad para los negocios) podrán recibir la iniciación ?iniciación que, como debe recor­darse, se recibirá en un rayo que temporariamente se reconoce como rayo mayor. Gran número de iniciados que obtuvieron el grado de adepto en el último ciclo, fueron orientales y los que tuvieron oportunamente cuerpos hindúes. Este ciclo fue regido por el sexto rayo, que ahora va desapareciendo, y los dos prece­dentes. Manteniendo el equilibrio llegará el momento en que se observará un período de realizaciones de parte de los occidenta­les, en un rayo apropiado a su tipo mental. Es interesante observar que el tipo oriental logra su objetivo a través de la me­ditación con un mínimo de ritual y organización ejecutiva, y que el occidental lo logrará, en parte, mediante la organiza­ción que la mente inferior produce y por un tipo de meditación donde la intensa concentración comercial podría considerarse como ejemplo. La aplicación de la mente en forma unilateral de un hombre de negocios europeo o americano, puede ser con­siderada como un tipo de meditación. Cuando se purifique el móvil que subyace en esa concentración, llegará el día de la opor­tunidad para los occidentales.

 

Aprovechando el actual día de oportunidad y dando cumpli­miento a las reglas para hollar el sendero, llegará para muchos occidentales la oportunidad de dar estos pasos. La encontrará el hombre que está preparado, en el lugar donde se halle y en las circunstancias familiares de su vida diaria. La descubrirá en el cumplimiento del deber, en saber sobreponerse a las pruebas y experiencias y en esa íntima adhesión a la voz del Dios interno, que distingue a todo aspirante a la iniciación. La iniciación im­plica las cosas que lleva a cabo diariamente quien se esfuerza conscientemente en entrenarse a sí mismo: el Maestro (ya sea el Dios interno o el Maestro del hombre, si es consciente de Él) le señala el siguiente punto a alcanzar y el trabajo que debe reali­zar y le explica la razón de ello. Entonces el Instructor se aparta y observa la realización del aspirante. A medida que observa, reconoce los puntos de crisis donde la aplicación de una prueba logrará una o dos cosas, enfocará y dispersará cualquier mal aún no vencido ?si se puede emplear este término?  y demostrará al discípulo sus flaquezas y sus fuerzas. En las grandes iniciacio­nes se emplea el mismo procedimiento, y la capacidad del discí­pulo para vencer estas Pruebas y etapas mayores, depende de su capacidad para enfrentar y vencer las pruebas menores diarias. «Aquel que es leal en lo poco, lo es también en lo mucho». Esta afirmación esotérica debe en realidad caracterizar la actividad dia­ria del verdadero aspirante; lo «mucho» es trascendido y se deja atrás, porque es considerado simplemente como una intensificación de lo normal, y ningún iniciado pasó la gran prueba de la iniciación si no se ha acostumbrado a pasar las pruebas menores todos los días de su vida. Entonces las considera normales y co­mo la trama usual de su vida cuando tropieza con ellas. Cuando se alcanza y se mantiene esta actitud mental, no habrá sorpre­sas ni posibles fracasos.

2 comentarios

  1. Amado Maestro; a penas puedo intuir el Manantial de Amor y Sabiduria en sus hermosos comunicados.

    No se bien como puedo expresarme; pero sí puedo decirle lo que me hace sentir en mis entrañas. Pedir a Dios que me conceda la gracia de un altar en el rincón más limpio de mi corazón, para Vd. y para toda la Gran Hermandad.

    Aquí me tienes Amado Maestro.

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