Catecismo Esotérico, por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

Jorge Gomez (333)

Maestro Tibetano djwhal khul

CATECISMO ESOTÉRICO

 

Las siguientes palabras corresponden al Archivo XIII de los Anales de los Maestros y contienen en si un mensaje para el lucha­dor en el camino. Poseen las características de algún catecismo antiguo, y las recitaban quienes participaban en los misterios menores antes de pasar a los mayores.

 

¿Qué ves tú, oh Peregrino? Eleva tus ojos y di lo que con­templas.

 

Veo una escala que se eleva hacia la bóveda celeste, su base des­aparece en las brumas y nieblas que circulan alrededor de nuestro planeta.

 

¿Dónde te encuentras tú, oh Peregrino? ¿Sobre qué descan­san tus pies?

 

Me hallo en una parte de la escala, ya casi he ascendido la cuarta división; lo restante se extiende ante mí en las tinieblas de una noche tormentosa. Más allá de esa esfera de completa tiniebla, veo que se eleva nuevamente la escala, radiante y luminosa en su quinta división.

 

¿Qué caracteriza esas divisiones que describes como separa­das de otras? ¿No forman todas ellas una única escala de pro­porciones claramente definidas?

 

Siempre aparece un vacío ante mí, que al acercarme se convierte en una Cruz, por la cual se asciende a la siguiente división.

 

¿Qué forma la Cruz? ¿Cómo ayuda a elevarte?

 

La Cruz está formada por aspiraciones inspiradas por el anhelo Deiforme que cercena los deseos del mundo inferior, implantados por la vida desarrollada desde abajo.

 

Explica con mayor claridad lo que quieres significar y cómo esa Cruz se trasforma en Camino.

 

Los brazos que forman la Cruz se convierten en esa gran línea divisoria ubicada entre lo inferior y lo superior. Sobre esos bra­zos están clavadas las manos, manos codiciosas, posesoras, que des­empeñan bajos menesteres, por el entrenamiento adquirido en el transcurso de muchas épocas. Y he aquí, que cuando las manos están sujetas e imposibilitadas, ya no pueden aferrarse y man­tenerse, la vida interna se escapa de su envoltura y asciende por el brazo vertical. Pasa del cuaternario inferior, y la Cruz tiende un puente sobre el vacío.

 

¿Pasan fácilmente los que ascienden por ese brazo y dejan atrás el cuaternario?

 

Pasan a través de lágrimas, nubes y brumas; sufren y perecen. Se despiden de todos sus amigos en la tierra, ascienden solos el Camino; atraviesan el vacío con acciones amorosas, practicadas en el dolor del vivir; extienden su mano al que está más arriba, y se inclinan tendiendo la otra al hermano que está más abajo. Las manos liberadas de los brazos transversales quedan libres, pero para ser ofrendadas. Sólo las manos vacías, heridas por los cla­vos, pueden mantener la cadena intacta.

 

¿Dónde termina la escala? ¿Qué punto de la oscuridad atra­viesa y dónde proyecta su fin?

 

Corta la esfera que se cristaliza con todas sus miríadas de formas, penetra en el plano acuoso bañado por las mareas, pasa por el in­fierno, desciende a la ilusión más densa y termina en el fuego latente, el ardiente lago ígneo, rozando a los moradores del fue­go, los Agnichaitanas del calor escarlata.

 

¿Hasta dónde asciende la escala? ¿Dónde termina?

 

Asciende a través de las esferas radiantes y atraviesa sus seis di­visiones. Se eleva hasta el poderoso sitial dentro del quíntuple final y desde allí pasa a otro superior.

 

¿Quién está sentado en el poderoso Sitial, dentro del quinto final?

 

Aquel cuyo Nombre no se menciona, sino en completa adoración; el Joven de los Eternos Veranos, la Luz de la Vida Misma, el Uno Maravilloso, el Anciano de los Días, el Señor del Amor Venusino, el Gran Kumara de la Espada Flamígera, la Paz de toda la Tierra.

 

¿Este Ser maravilloso está solo en su trono de zafiros?

 

Se encuentra solo, sin embargo cerca de los peldaños del arco iris se hallan otros tres Señores, cosechando el producto de Su trabajo y sacrificando todo lo adquirido para ayudar al Señor de Amor.

 

¿Se los ayuda en Su trabajo? ¿Se encuentran en la escala otros Seres de mayor poder que los nuestros?

 

Estos poderosos Cuatro, y la Acción y el Amor, trabajan en inte­ligente colaboración con Sus hermanos de grado inferior, los tres Grandes Señores conocidos.

 

¿Quién ayuda a estos poderosos Señores? ¿Quién lleva a cabo Su trabajo, uniendo lo inferior con lo superior?

 

Los Hermanos del Amor logoico en todos Sus grados. Ellos per­manecen dentro del quinto final, hasta que Éste absorbe total­mente al cuarto.

 

Entonces, ¿hacia dónde asciende la escala?

 

Hacia el más grande Señor de todos, ante Quien, hasta el Anciano de los Días se doblega en obediencia; ante Cuyo trono de luz re­fulgente, Ángeles de elevado rango, Maestros y Señores de la máxima compasión, Se postran y Se doblegan, esperando la Pala­bra para levantarse.

 

¿Cuándo se pronuncia esa Palabra, y qué sucede cuando re­suena a través de las esferas?

 

Esta Palabra no se pronuncia hasta estar todo concluido, hasta que el Señor de Amor infinito considere correcto el trabajo. Entonces Él pronuncia una palabra menor que vibra a través del esquema. El Señor de Amor Cósmico, al escuchar el sonido circulante, com­pleta el acorde, y exhala el todo.

 

¿Qué se verá, oh Peregrino en el Camino, cuando suene ese acorde final?

 

La música de las esferas infinitas; la unión de los siete; el fin de las lágrimas, del pecado, de la lucha y de la desintegración de las formas; el término de la escala, la fusión con el Todo, completan­do las circulantes esferas y su entrada en la paz.

 

¿Qué parte, oh Peregrino en el Camino, desempeñas en este esquema? ¿Cómo entrarás en la paz? ¿Cómo te encontrarás ante tu Señor?

 

Desempeño mi parte con firme decisión y aspiración; miro arriba; ayudo abajo; no sueño ni descanso; trabajo; sirvo, siembro; ruego; Yo soy la Cruz; Yo soy el Camino; olvido mi trabajo realizado; me elevo sobre mi yo vencido; mato el deseo; me esfuerzo, olvidando toda recompensa; renuncio a la paz; re­chazo el descanso, y en la tensión del dolor me pierdo a mi mismo, para encontrarme a Mí mismo y así penetrar en la paz.

3 comentarios

  1. Gracias por publicar este hermoso artículo.

    Este Catesismo es imperecedero, sabio y bendito.

    Infinitas gracias al Maestro Tibetano.

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