¿ Conoces la verdad?

budda

 

Thomas Jefferson dijo: “ el hombre que no teme a las verdades nada teme a las mentiras”.

 

Según el diccionario verdad es: la conformidad entre lo que una persona manifiesta y lo que ha experimentado, piensa o siente. Es decir, coherencia entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, pero muchas veces esta coherencia desaparece para ser coherentes con un grupo, una sociedad o unas costumbres impuestas y otras autoimpuestas.

La verdad, nuestra verdad no tiene que ser la misma verdad que la de nuestro entorno o vecino, incluso familia y allegados, sociedad o cultura. La verdad es aquella que resuena con lo que nosotros somos, sentimos y vivimos desde lo más profundo de nuestro ser, de nuestra esencia, aquello que resuena con nuestro corazón, aquello que no proviene de nuestra mente analista y calculadora, aquella que se basa en los conceptos heredados, adquiridos o en algún tipo de asociación basada en una idea de estar sometidos a reglas que controlan nuestra existencia.

GAIAREIKI

La verdad no es la misma para todos, no todos vemos la misma cara de la moneda, ni tiene el mismo valor la moneda para todos, por tanto la verdad de cada uno es única, porque cada experiencia vivida desde cada conciencia es única e irrepetible, no puede haber dos experiencias totalmente iguales, ni tampoco sentidas y vividas de la misma manera, aunque sean similares en contenido. Cada ser humano interpreta, percibe, siente y actúa de manera única, cada vivencia tiene una lectura, un aprendizaje, una enseñanza y según el sentido, la percepción y el punto de vista donde estemos, vivimos y reaccionamos de diferente manera.

 

Nuestra verdad habla de resonancia, de vibración y del sentido que le damos a las cosas, no habla de comparaciones, similitudes o apariencias.

La verdad habla de sentir sin reservas, sin miedos por pensar, sentir, reaccionar y vivir por cualquier hecho, circunstancia o posicionamiento, habla de aquello que nos hace sentir alegres, dichosos, libres y auténticos con nosotros mismos. La verdad habla de no sentir miedo, dudas, inseguridad, control o poder de otro sobre nosotros, habla de ser gentiles con nosotros mismos, habla de expresarnos con amor, respeto, solidaridad, amor y paz ante cualquier diferencia, cambio o imprevisto en nosotros, los demás, la vida y el mundo.

 

La verdad no se basa en el mundo exterior, no se apoya en comparaciones, rivalidades, conceptos o herencias mentales individuales o colectivas ni de ningún tipo, sino que Es…, todo aquello que sentimos sin ningún tipo de reservas, de condicionamientos y de prototipos creados a partir de coincidencias, comparaciones o reglas.

La verdad es aquello que es innato en el ser humano, incluso antes de ser consciente de quién Es y dónde Está. La verdad debe ser lo natural, lo real, lo sentido, experimentado y vivido…, ella es la diosa Maat, diosa de la verdad, la justicia y la armonía cósmica.

 

Cada individuo debe encontrar su verdad, su conocimiento interior, su sabiduría y su esencia original donde se encuentra todas las claves, todas las llaves y toda la ciencia de su vida, más allá de sus recuerdos o memoria.

 

Si no somos capaces de averiguar, de llegar a nuestras raíces más profundas, a nuestra verdad aún sin descifrar, entonces, no somos capaces de entender nuestra vivencia y vida en esta realidad. La verdad trata de aquello donde no nos conocemos muchas veces, de aquello que no queremos reconocer, aceptar o aprender. Nuestra verdad habla de quienes somos sin caretas, sin miedos, sin vergüenza ni tabúes, habla del porqué de nuestras reacciones, del porqué de nuestras experiencias, del porqué de nuestros aprendizajes, del porqué de nuestros hábitos, creencias, acciones, reacciones y vivencias.

 

Nuestra verdad nos pertenece a nosotros, a nadie más, nadie más puede explicarnos quiénes somos y qué somos. Nadie más puede decirnos dónde estamos y para qué estamos, nadie más puede valorar tus actos, sus consecuencias y tu vida, porque nadie más que tú puede ver, sentir y experimentar tu vida interior más que tú mismo.

 

La verdad, tu verdad, es que debes amarte por encima de todo cuanto te sucede. Tu verdad es que tus errores te sirven y te han servido para crecer y evolucionar, sean cuales sean sus consecuencias. Tú y solamente tú decides qué haces con tu verdad, nadie más que tú elige cómo utilizas tu verdad, nadie más que tú puede reconocer cuál es tu verdad, y nadie más que tú es capaz  enseñarte cuál es tu verdad.

 

Cada ser humano tiene su verdad y conoce su verdad…, pero no tenemos sólo una verdad, sino que utilizamos una verdad diferente en cada faceta de nuestra vida, practicamos una verdad con la familia, otra verdad en el trabajo, otra en nuestras relaciones, otra en nuestra vida social y otra en nuestra vida emocional, aquí está un gran reto para nosotros, debemos descifrar porque separamos una verdad de otra, porque utilizamos diferentes verdades para vivir aspectos diferentes en nosotros. Debemos comenzar a unificar todos nuestros aspectos internos, todas nuestras verdades, nuestro conocimiento y nuestra vida.

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La verdad, nuestra verdad nos hará libre…, no podemos renunciar a ella, por miedo, conveniencia, duda, inseguridad.

Cuando unificamos, cuando unimos todas nuestras verdades, todos nuestros aspectos, todos nuestros yoes, más allá de la apariencia, la forma y el miedo, integramos todo lo que somos.

 

La verdad nuestra verdad es la justicia… para con nosotros mismos, de nosotros mismos. Pero esta verdad debe de estar libre de ideas, formas, pensamientos, nociones, reglas y conceptos sobre lo que somos, o dejamos de ser.

Verdad es aquello que nadie nos puede rebatir, porque cuando los demás rebaten nuestra verdad, no tiene ninguna consistencia ni argumento, no tiene ningún poder, ningún valor porque no proviene de nuestro interior. Respetamos cada opinión, cada idea, cada concepto, cada creencia pero eso no es lo que nosotros somos, no nos mueve de ese lugar donde estamos..

 

La verdad no conoce el miedo, ella sólo Es…

La verdad debe ser nuestra naturaleza, no nuestra vergüenza…

La verdad no lleva máscaras, no lleva caretas, no necesita esconderse.

La verdad debe ser siempre Una, en ella no existe la polaridad…

La verdad Es lo que es, no se puede definir, ni enjaular.

La verdad no necesita ser gritada…

La verdad debe ser nuestro maestra en nuestro interior sin necesidad de publicidad, de reconocimiento o de gratificación, porque ella brillará siempre de una manera u otra.

Aquel que lleva su verdad en cada rincón de su vida, en cada faceta de su existencia,  conoce la fuerza de la verdad, la suya y por consiguiente él es la verdad, el no conoce de disfraces, sólo Es… Una vez que encontramos la verdad de uno mismo, esa verdad no nos abandonará…

 

AUTORA: María José, redactora de la gran familia de hermandadbnaca.org

 

 

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