Curso gratuito: «Libérese del Patrón Mental de Víctima», Escuela de Sabiduría

Jorge Gomez (333)

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Parece extraño, ¿víctima yo?… lo más poderoso de los patrones inconscientes es que no los notas, sueles negarlos y revestirlos de un halo ridículo que jamás aceptarías.

  • ¡Yo, una víctima! Si nadie me ha maltratado y nunca he vivido experiencias traumáticas que recuerde.

LIBERARTE pasa por hacer consciencia de lo que se suele llamar “realidad”.  Vas a notar que tu percepción suele estar muy empañado por intereses, creencias, necesidades… en fin, es probable que veas sólo lo que te interesa o quieras ver. De acuerdo con tus experiencias previas, proyectas una percepción de tu mundo físico y la valoración que haces de él.

Tomar conciencia de aquello que está sucediendo en tu mundo, tu creación, la inversión que has hecho de tu fuerza creadora, es el principio del cambio.  No puedes cambiar aquello que no te das cuenta que existe y de lo cuál no has asumido la responsabilidad.  Las víctimas no cambian. ¿Suena duro? Me explico, cuando te consideras víctima de algo o alguien, solo eres eso, una víctima… no tienes ninguna responsabilidad, toda la responsabilidad la tiene el victimario, la persona o situación que supuestamente “me hizo” algo.   Y si alguien tendría que cambiar no serías tu, sería él, el que, según tu, “te hizo”, “te obligó”, “te indujo”… y mil quejas más, que sólo buscan ocultar tu responsabilidad.

Siempre tienes una responsabilidad en el contexto de tu mundo, eres un participante en la creación de TODA tu realidad, incluyendo accidentes, rupturas amorosas, maltratos y violencias.  No quiere decir que tengas TODA la responsabilidad, evidentemente cada uno de los implicados tiene la suya… y TU TAMBIÉN.  Y déjame distinguir, no digo que tengas la culpa, la culpa es inútil, te paraliza, te roba la fuerza, bloquea el impulso creador en ti.  Estoy hablando de la responsabilidad, de la decisión tuya -en alguna parte del proceso- de participar en esa situación.

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Si contemplas sin juzgar y observas sin prevención, verás que en algún momento de la supuesta “sucesión de casualidades”, tu decisión, el momento en el que activaste tu voluntad y tu libre determinación para estar en el momento y lugar justo, con la actitud y el lenguaje preciso.  Después viene la justificación, una actividad en la que los seres humanos invertimos la mayor parte de la energía creadora, ¿no te parece un desperdicio? Sobretodo que justificamos ante quién o para quién… aparentemente es para otros: el niño ante los padres (es que me obligaron), el esposo ante la esposa (ella me sedujo), el empleado ante el patrón (es que nadie me ayudó)… en fin, si te das cuenta mucho del tiempo de comunicación es gastado inútilmente intentando justificar y evadir la responsabilidad.

Nuevamente, no te das cuenta, sueles creerte tus propias justificaciones y como resultado: “dejas las cosas así” y te vas acostumbrando a la actitud de víctima, asumes el papel de víctima. Por esta vía, terminas sintiéndote como pelota en juego que todos patean a su acomodo mientras sólo te queda sufrir y quejarte esperando un salvador que te libere.  Prueba de ello es que la víctima le cuenta a todo el mundo sus desgracias y con ello asegura una ganancia tan inmediata como efímera. ¿No te parece que ganen nada? ¿Has visto personas buscando que se compadezcan de ellas?, ¿que les den la razón y maldigan a sus victimarios? ¿Que les acaricien la cabeza diciéndoles: “pobre de ti, ese tipo es un patán”; “la vida se ensañó contigo, no hay derecho”; “cómo sufres, me parte el alma verte así”?… y muchas más expresiones tontas que pretenden apoyar y lo que en realidad están haciendo es ratificando a la persona en su papel de víctima y convenciéndola de esta percepción de su realidad.

Asume tu responsabilidad

¿Triste? ¿Crudo? Lo peor de todo es que cualquiera puede caer en el papel de víctima, tú mismo puedes caer allí, casi sin darte cuenta.  Te animas a hacerte la prueba? Veamos los tres síntomas de quien estás representando el papel de víctima:

  1. Son expertos en hallar culpables.
  2. Suelen justificar tenazmente sus equivocaciones.
  3. Se quejan con frecuencia.

 

Si te reconoces en estas actitudes… libérate, amplía tu territorio y asume tu responsabilidad.

La responsabilidad y la libertad son dos caras de la misma moneda, no puede existir una sin la otra.  Para alcanzar libertad, haz de asumir tu responsabilidad.  Libérate del patrón mental de víctima, asume tu responsabilidad y sé libre.

Ever Vega Benavides

Director de EscuelaDeSabiduría.com

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