Despertar los Poderes Espirituales para el Logro de la Automaestría

Rosa (Editora)

Flor naranja

Como seres humanos tenemos, por naturaleza esencial, la virtud de manifestar un constante proceso de transformación para asombrarnos en el despliegue de todos nuestros potenciales.

En el largo sendero de nuestras experiencias vamos alcanzando la integración de todos nuestros saberes y descubrimientos; y de tal modo ganamos certezas en la revelación de nuestra propia y real identidad.

Cuanto más concientes somos de nosotros mismos y de todos nuestros legítimos poderes, más natural nos resulta expresarnos en crecientes niveles de Libertad, Amor y Unidad con el universo que habitamos.

Nos volvemos Maestros dentro de nosotros mismos y cada una de nuestras manifestaciones se torna un gran beneficio para todos, sin excepción.

Todo ser humano tiene derecho y goza del suficiente poder para despertar y expresar su Maestría en la Soberanía de su propia Conciencia Divina. Y ninguno de nosotros es la excepción. TODOS SOMOS MAESTROS POTENCIALES DE LUZ, AMOR Y PERFECCIÓN JUGANDO EL MARAVILLOSO JUEGO DE LA VIDA EN ASCENSIÓN.

Desde nuestro ser individualizado vamos desarrollando destreza en la superación de toda limitación mundana para lograr, por libre albedrío y en la conciencia de nuestro Yo Divino, la irradiación de la Luz presente en nuestra semilla original, luz que hace posible el fenómeno de la vida en todas sus infinitas formas y que se halla en cada una de nuestras células humanas.

En nuestra célula original maestra llevamos latente el conocimiento del universo, las vibraciones de nuestra alma irrepetible e intransferible, el poder para diseñar y manifestar un vehículo de experiencias terrestres (cuerpo físico + cuerpo de chakras, emociones y pensamientos) y la capacidad para ir transformándolo a lo largo del transcurso evolutivo a fin de realizar concretamente nuestra esencia espiritual.

El desafío fundamental es transferir al mundo tangible toda esa información para ir entrenando el uso adecuado de lo que constituyen nuestros tres grandes poderes:

1)de creación/manifestación

2) de comunicación/proyección

y

3) de autosanación.

Más allá del lenguaje de las palabras y de los gestos corporales, como humanos gozamos del don de comunicar y expresar a través del espíritu; eso es proyectarnos vibratoriamente para comunicarnos y unirnos con todas las formas de vida y en todas las dimensiones del Ser. Esto hace que nos sea posible auto-transformarnos ilimitadamente para descubrir otros espacios, otros planos de conciencia, otros aspectos de nuestro ser.

Como Maestros de Luz, alcanzando la conciencia clara de nuestros propios divinos poderes (todo se logra a partir del darse cuenta), nos convertimos naturalmente en guías- asistentes de otros seres en todos sus cuerpos (de deseo- mental- causal) actuando por Radiación o Efusión de la esencia luminosa del Amor Divino en que nos convertimos. De esos cuerpos se disipan densidades y comienzan a brillar con mayor fuerza, así como los rayos de fuerza (luz-calor) de nuestro sol físico asisten en disipar la niebla del cuerpo atmosférico de la tierra. Quienes han solicitado y aceptado tal asistencia, van recuperando su propio poder para liberarse de sus humanas ataduras al sufrimiento, la discordia y las apariencias de no-ser lo que benditamente son.

Todo lo que es alcanzado por esta radiación de Luz Esencial queda impregnado de esta cualidad, así como una aguja en contacto con un imán queda imantada y vibra en perfecta afinidad. Activar nuestra identidad como Maestros de Sanación encarnados, es una elección para asumir un Don de Amor Original y facilitar (como grandes baterías cargadas de un noble poder) el nacimiento de nuevos universos.

Cada ser en la tierra es libre de optar por volver su mirada hacia la Divinidad y sostener la voluntad de transformarse en un infinito manantial de Luz, Belleza, Paz, Abundancia y Felicidad!

Que tu elección te vuelva un verdadero Maestro del Amor a toda la Creación! Namasté!

Marisa & Co.

Que laLuz Sea tu Guía y tu Corazón la fuerza en tu acción,   cada instante, cada día.

2 comentarios

  1. Alba, es precisamente lo que mencionas nuestro actual desafío como humanidad: atraer las mas resonantes notas de nuestro espiritu divinal al mundo concreto de las formas en el plano material.

    Se trata de un entrenamiento continuo de autoobservación, autodisciplina y autosanacion. Hoy existen muchas herramientas para avanzar en este intento. El uso de los decretos es fundamental y crearnos el habito de los pensamientos positivos ayuda para salir mas prontamente de los trances de sufrimiento, ira y desconcierto (todos ellos mecanismos subjetivos, propios de la experimentación humana en los vehículos fisicos). Son sugeridas como muy favorables las practicas grupales de meditación y el canto de mantras.

    Esto es una aproximación a un tema que no se agota. Si tuvieras nuevas inquietudes y comentarios, todos serán muy bien recibidos.

    Te abrazo en el mayor deseo de Luz para las mentes, Paz para cada corazón y Amor para toda la Creación. Namaskar. YO SOY EL QUE YO SOY!

  2. Es un articulo precioso, pero el problema que estamos viviendo, por lo menos para mi, es crear el cielo en la tierra.

    ¿como trabajarlo?. Me gustaria me informaran.

    Gracias

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