Dos regalos – Palabras del Maestro Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

Maestro Beinsa Duno con gorroESTRATIFICACIONES CEREBRALES

Lección dada por el maestro Beinsá Dunó a la Clase Oculta Juvenil,

el 24 de marzo de 1926, en Sofía.

            “¡Fiel verdadero, puro y benévolo siempre seas!”

            Reflexión.

            (Se leyeron los resúmenes de los temas: “Origen de los ojos azules y de los ojos negros” y “el árbol más viejo en el mundo”.)

            (Se leyó el tema: “El lugar de los ojos azules y de los ojos negros”.)

            La cuestión de los ojos azules y de los ojos negros no es tan superficial como os la imagináis. Para que se escriba sobre esta cuestión, el hombre debe arreglárselas con esto lo que los frenólogos escriben. Vosotros decís que la gente con ojos azules es prudente y estos con los ojos negros son de naturaleza caliente. Esto no siempre es así. En Bulgaria raras veces se encuentra gente con ojos azules. Deben estudiarse los colores de la tierra. Por ejemplo, ¿qué color predomina en la Tierra? – El verde. Muchos de los colores actúan psíquicamente, internamente sobre el hombre, en consecuencia de lo cual a una gente le gusta más el color azul, a otros – el verde, a terceros – el rojo, etc. A los turcos especialmente les gusta el color rojo. Si el turco no se ponga un fez rojo y un cinturón rojo, él no es un turco. Además de esto, a la gente en sus edades diferentes le gustan colores diferentes. En su juventud a ellos les gustan unos colores, a mediana edad – otros, y en la vejez – habitualmente colores obscuros, negros. Frecuentemente, en su disposición hacia los colores, la gente va por tradición y no por convicción.

            Las tradiciones juegan un rol importante no solo en la vida del hombre individual, sino y en la vida de los pueblos. Por ejemplo, en los búlgaros existe la convicción de que los hombres jóvenes no deben dejarse barbas. Cuando el hombre llegue a una edad de 40-50-60 años para arriba ya puede llevar barba. Y entonces, cuando ven a un hombre con barba, ellos le prestan honra y respeto, como a un adulto. Los ingleses y los americanos, lo contrario, no prestan respeto ninguno a gente con barbas y bigotes. Entre ellos encontraréis a algún hombre de 70 años, un abuelo, pero con barba y bigotes afeitadas. Ellos se afeitan desde el punto de vista higiénico. Algunos hombres, pues, afeitan sus bigotes y dejan su barba. Otros, pues, se dejan patillas.

            Y así, la cuestión del origen de los ojos azules y de los ojos negros es específicamente importante. El color de los ojos azules no depende del color azul, pero es interesante su origen. Cómo serán los ojos del niño, esto en gran medida depende de la madre. Ella es el pintor que pone los colores de su niño. Si durante el embarazo, a la madre le gustan algunos ojos azules y ella constantemente piensa en éstos, ella puede crear tales ojos azules a su hijo. Sin embargo, en la mayoría de los casos la heredad supera. Y por eso veréis que los ojos del niño, por color, son o estos de la madre, o del padre, o de la abuela, o del abuelo. Y aquí las tradiciones juegan un rol importante. A través de cruzar las razas se pueden crear ojos azules o negros. Las causas profundas del origen del color de los ojos no se saben. Algunos dicen que la gente del Norte tienen más ojos azules, y los del Sur – ojos negros. Esta circunstancia todavía no habla nada del origen del color de los ojos. ¿Por qué? – Porque hay gente del sur con ojos azules, como hay gente del norte con ojos negros.

            Ahora os voy a dar otro tema, un poco filosófico: “Origen de las razas y de los colores en éstas”. Entonces, escribiréis sobre la pregunta: ¿cuándo, cómo y en qué condiciones aparecieron las razas? Sobre esta cuestión hay mucho escrito. Leeréis algo de esto lo que la gente ha escrito, y luego diréis y vuestra opinión.

            La cosa más difícil para la gente contemporánea es librarse de sus hábitos viejos, pasados. En la conciencia del hombre se han estratificado hábitos hereditarios que de vez en cuando se despiertan. Por ejemplo, ¿cómo os explicaréis el siguiente hecho?: os encontráis con un hombre, el cual conocéis habitualmente como silencioso, manso, pero veis que en el caso dado él manifiesta algo específico en su carácter. Vosotros os asombráis qué ha ocurrido con este hombre. Digo: las manifestaciones específicas en el hombre se deben a ciertas estratificaciones en su conciencia, que esperan solo condiciones favorables para manifestarse. Entonces, estas particularidades en el carácter o en el temperamento del hombre existen, pero no manifestadas. Tomad, por ejemplo, la duda. Esta tiene un origen lejano. La duda ha existido desde los tiempos más remotos en las plantas y los animales inferiores, pero y hasta hoy día se encuentra en todas las plantas y animales, como y en el hombre. La duda, el miedo, la ira, el odio y una serie de sentimientos negativos más llevan su inicio aún desde el tiempo cuando el hombre estaba en estado animal.

            Digo: ahora, como sabéis el origen de las manifestaciones negativas en el hombre, todos vosotros debéis auto-observarse, que analicéis vuestros ánimos y estados, que no seáis ciegos ni para los errores, ni para vuestras virtudes. Esto significa: ni que os subestiméis, ni que os sobrevaloréis. Los errores que el hombre hace ni son grandes, ni son pequeños, sin embargo, los errores pequeños siempre dan a luz a los grandes. Cuando en el hombre se manifiesta cierto sentimiento de ira, de duda, éste no es solo suyo. Este sentimiento se manifiesta simultáneamente y en una serie de otros seres que están estrechamente relacionados con él. Cuanto más el hombre se somete a este sentimiento, tanto más él se conecta con todos aquellos seres que en este tiempo viven el mismo sentimiento. En estas condiciones, este sentimiento puede aumentar tanto, que tome tamaños amenazadores. En este tiempo el hombre pierde cualquier razón. ¿Por qué? – Porque guerrea, lucha. Cuando solucione esta guerra a su favor, él vuelve a tomar consciencia. En resultado de este proceso el hombre se siente cansado, torturado, como si hubiera pasado por alguna derrota. Estas son tormentas en la vida del hombre, que tienen sus consecuencias buenas y malas. Después de todo esto el hombre debe trabajar largo tiempo para restablecer el equilibrio de su vida espiritual.

            Las condiciones presentes en las cuales todos vivís, muestran que vosotros necesitáis de auto-dominio, no externo, sino auto-dominio interno, en el cual el hombre con alegría y tranquilidad aguanta todas las dificultades y desgracias en la vida. Auto-dominio y templanza no es una y misma cosa. En el auto-dominio el hombre se siente internamente alegre, lo cual da impulso a todo lo superior y noble en él. Entonces los jugos de todos los sentimientos negativos, heredados en el hombre del pasado, se transforman en buenos, en manifestaciones positivas. Ahora mirad que no caigáis en el otro extremo, de pensar que un hombre con auto-dominio no puede vivir algún sentimiento o estado de ánimo negativo. No es así. Y el santo incluso cae en estados de ánimos malos. Vosotros pensáis que en las condiciones actuales el hombre puede nacer puro y santo. No, un hombre puro y santo es aquel que ha pasado por la ley de la auto-educación. Este hombre se ha educado y en su conciencia, y en su auto-conciencia, y en su sub-conciencia, y en su supra-conciencia. Él ha pasado por todas las áreas de la conciencia. Ha actuado asiduamente en la vida espiritual, hasta que ha aprendido las magnas leyes de la existencia. Tal hombre ya no se tienta de las manifestaciones externas temporales de la vida. Él distingue lo esencial de lo no esencial. El hombre no puede lograr esta cosa en un día, ni en un mes, ni en un año, ni incluso en cien años. Esto es fruto de un trabajo asiduo, duradero. Sin embargo, esta cosa puede lograrse y momentáneamente, depende de si el hombre ha trabajado en el pasado y ahora está listo de recoger los frutos de sus esfuerzos. Para muchos de vosotros se requiere, a lo mejor, poco esfuerzo, para que se despierte esta conciencia y que empiecen a fluir las fuerzas Divinas que actúan en vosotros.

            La gente contemporánea ha llegado a una fase donde todos deben trabajar para la liberación de sus hábitos. La tarea del hombre en este aspecto no reside en el cambio de estos hábitos, sino en la liberación plena de éstos. Por ejemplo, todos vosotros tenéis la experiencia de que simultáneamente os ocupen dos sentimientos: uno desagradable, el otro agradable. Sin embargo, algo fuera de estos dos sentimientos observa todo esto y se pronuncia. Esto sois vosotros que observáis, valoráis y decidís. Detrás de cada uno de estos dos estados, de nuevo permanecen seres razonables que trabajan sobre vosotros: unos de ellos os ayudan para que os libréis de los sentimientos negativos, y otros conscientemente os retienen en éstos.

            Y así, estos de vosotros que han entrado en la Escuela y trabajan conscientemente sobre sí, deben por parte, y no plenamente, librarse de sus hábitos malos. Si quieren librarse plenamente, esto significa que se nieguen de su vida actual. Que os libréis por parte de vuestros hábitos malos, esto representa una magna ciencia en la vida. Esta ciencia os introducirá al estudio de vuestro pasado, presente y futuro. ¡Una cosa magna y bella es que el hombre tenga siempre una conciencia despierta, de manera que cualesquiera pruebas que le vengan, que él no se deslice, que no se someta y que se quede puro! Si caes unas cuantas veces en tu vida, tú ya pierdes fe en ti mismo, te desanimas y empiezas a temer de las nuevas pruebas de la vida. En esta posición del alma, el hombre dice: “Yo no puedo hacer nada”. Si dices así, esto muestra que tú te consideras un individuo separado, y no como parte del Todo. Si el hombre llega a convencerse que está en conexión con lo Magno, con la Conciencia de Dios, entonces en las fronteras en las cuales él vive, muchas cosas serán posibles para él.

            En el desarrollo actual del hombre, como y en la construcción de su cuerpo, hay ciertos órganos que no están desarrollados como se debe. Por ejemplo, la oreja del hombre todavía no ha alcanzado su perfección. Ésta no puede captar las oscilaciones superiores. Verdaderamente, hay músicos que pueden captar tonos con oscilaciones de 50-70,000 por segundo, pero la gente ordinaria capta tonos con oscilaciones como mucho hasta de 32,000. Las oscilaciones superiores son inalcanzables para su oreja. ¿Cómo sería vuestra vida si vuestra oreja fuera tan perfeccionada que podría captar oscilaciones de 100,000 a 1, 000,000? Con un oído tan desarrollado, vosotros sin falta seríais santos. De otra manera, seríais el hombre más infeliz del mundo. ¿Por qué? – Porque un tal oído captaría igualmente y las cosas más bonitas, y las más malas en la vida.

            La aspiración de la gente contemporánea es desarrollar dentro de sí una sensibilidad grande, para recibir las oscilaciones del mundo espiritual superior. Sin embargo, como tropiezo para el logro de esta aspiración aparece su materialismo extremo.  Aquellos de ellos que logran desarrollar dentro de sí una sensibilidad grande, se exponen a sufrimientos, en consecuencia del materialismo. Cuando en el hombre se desarrolla una sensibilidad grande, su doble se expande, frecuentemente sale fuera del cuerpo. He aquí por qué a todos se recomienda auto-dominio y vigilia de la conciencia, los cuales guardan el doble para que no salga fuera del cuerpo del hombre. Si no os guardáis, por fuera os van a producir muchas heridas que os crearán sufrimientos grandes. Por ejemplo, miráis a algún hombre torcidamente. Estas ondas caen bajo un ángulo que produce dolor sobre el doble de este hombre, y él se vuelve descontento y dice: “¿Por qué me miraste tan mal?” Cuando os acercáis a un hombre cuyo doble está fuera del cuerpo, vosotros debéis ser muy cuidadosos con él, que no le causéis daño alguno.

            Según la ciencia contemporánea cada día el hombre pasa por tres estados que responden a los tres tipos de uniones químicas. Por ejemplo, él puede estar en la conciencia de los seres superiores o como una base, o como un acido, o como una sal. Por lo tanto, estos seres razonables harán con el hombre pruebas diferentes. Si ellos quieren saber cuáles son vuestras propiedades, como elementos, os someterán a diferentes análisis. Entonces vosotros sentiréis dolores álmicos, torturas, sufrimientos, pero estos seres no quieren saber de esto. Ellos hacen pruebas y observaciones científicas.  Ellos os cogen con sus pinzas, os ponen en su retorta, y después de terminar su prueba, os sueltan a libertad. Yo no hablo de los adeptos del mal, sino de los adeptos del bien, de los adeptos de la Hermandad Blanca. A veces y los ángeles hace tales pruebas con la gente. Cada uno para sí debe saber como qué está participando en las pruebas: si es como un elemento, como un ácido, como una base, o como una sal.

            Mucha de la gente contemporánea se considera a sí misma amos de la Tierra y hablan de la libertad así como si su personalidad fuera completamente inviolable. Tomad, por ejemplo, cómo actúa la gente con los animales. ¿Hay leyes para guardar la vida de los animales? ¿Ponen los seres humanos algunos cuidados para ellos? Veis que alguien mata a un pajarito, pero pasáis y vais a su lado, no decís ni palabra. Él mata al pajarito, lo tira de lado y sigue su camino, sin que alguien le tenga por responsable de este asesinato.

            Y así, cuando quieren transmitiros algunas cualidades que no tenéis, o pues, cuando quieren fortalecer algunas cualidades en vosotros, o van a transformar o en acido, o en base, o en sal. Si quieren transmitiros una actividad más grande, os transformarán en un acido; si quieren haceros más pasivos, os transformarán en una base; si quieren haceros más morales, más resistentes, os transformarán en una sal. Gente moral, templada, resistente, es esta en la que predominan las sales. Y por esto Cristo dice: “Vosotros sois la sal de la Tierra; y si la sal perdiere su sabor, ésta se echa fuera”. Por lo tanto, cada elemento, al final de las cosas, debe entrar en el contenido de alguna sal, que ablande, o que transmute sus propiedades. Mientras el hombre está en estado de elemento, él manifiesta solo propiedades suyas personales. En este aspecto cada alma representa un elemento de la Conciencia Divina. Pregunto entonces: ¿Qué elemento representa cada uno de vosotros al respecto de la Conciencia Divina? Vosotros esto no lo sabéis.

            Además de esto, el hombre debe saber con qué elementos y leyes trabaja. Si algún hombre, desde su infancia hasta su edad de madurez ha trabajado con la ley del Amor, ¿debe él, cuando envejezca, decir que no existe amor en el mundo, o que el amor es un trabajo vacio? Si el hombre dice así, esto sobreentiende que él no ha ganado nada en su vida. ¿Debe el hombre científico, que ha dedicado toda su vida a la ciencia, decir que la ciencia es un trabajo vacio? ¿Debe el activista social, el político, que ha trabajado 20-30 años en medio de la sociedad, negar el provecho de su trabajo? ¿En qué consiste la plenitud de la vida si el Amor, la Sabiduría y la Verdad son trabajos vacios? Bajo Verdad se entiende solo aquello que el hombre lleva consigo y en la juventud, y en la edad mediana, y en la vejez, y en este, y en el aquel mundo, y en esta, y en la aquella época, sin que esto cambie, sin perder algo de su sentido. El hombre de la Verdad puede sufrir solo cambios externos, pero profundamente en su alma queda inmutable. Los cambios externos, pues, cada vez más enriquecen su alma con experiencias, y fortalecen su espíritu. Tal hombre es siempre joven de alma, puro de corazón y potente de espíritu.

            Ahora todos debéis libraros de vuestros hábitos viejos, de pensamientos y sentimientos viejos. Lo viejo deja estratificaciones en el cerebro, de los cuales debéis librarse. Cuando hablo de estas cosas, muchos se piensan adultos, viejos, y dicen: “Esto no se refiere a nosotros. Nosotros somos gente de 50-60 años de edad, lo nuestro ya se acabo”. El que se piensa viejo, él no puede ser discípulo. El hombre debe librarse del engaño, de pensarse viejo. Mientras consideráis que sois viejos, que para nada valéis, estos son pensamientos de vuestros abuelos y tatarabuelos. Bajo la palabra “hombre viejo” se entiende un hombre gastado. Si es gastado, él no puede llamarse hombre. Que consideres una ropa gastada, esto es posible, pero considerar al hombre gastado, esta es una idea torcida que debe crecer y desarrollarse. En este sentido el hombre no puede ser viejo. Un hombre viejo, antiguo, es este que ha expandido su conciencia y ha adquirido muchos conocimientos y experiencias. Hombre joven es este, cuya conciencia apenas ha abotonado.

            Estas son ideas básicas, puestas aún desde los tiempos más remotos en el lenguaje primordial. En la Tierra el hombre abotona, pero no puede madurar. Para madurar, él debe pasar más allá de la tumba, en el mundo espiritual. Aquí él entra en el mundo superior, en el campo búdico, donde bajo la influencia de la luz Divina ata y madura. Después de esto los ángeles cortan el fruto, lo prueban, y la semilla la echan en la Tierra, donde hay condiciones para su brotadura, crecimiento, gemación y florecimiento. A esto le llamamos encarnación del alma humana en la Tierra en la forma de hombre. Entonces, la dulzura del fruto se prueba arriba, y la semilla del fruto se siembra en la Tierra.

            Y así, el hombre rodeará este círculo, descenderá y subirá, hasta que comprenda las leyes así como los ángeles las comprenden. Solo de esta manera él puede librarse de la ley kármica. Si llega a esta posición, el hombre sale ya de la fase de un árbol que en un mundo florece, en otro madura, sino que será un alma libre. Así debéis comprender las cosas y librarse de todos los engaños que os tropiezan. Muchos piensan que cuando vayan a aquel mundo, ángeles les tomarán en manos y les llevarán al cielo, donde les darán las honras y respetos más grandes. Esta idea es recta solo en un aspecto, y exactamente: vosotros entraréis como una planta en el cielo, y según vuestras comprensiones y desarrollo, pensaréis que sois muy científicos, muy inteligentes.

            La primera cosa que se requiere de vosotros, como de discípulos, es desarrollar la conciencia, concentrar vuestro pensamiento, para que podáis dominar todas vuestras manifestaciones, todos vuestros pensamientos y sentimientos. Si es así, ¡guardad vuestra conciencia despierta! La conciencia del hombre se localiza en la parte delantera del cerebro, alrededor de los ojos. Los fisiólogos y los anatomistas que estudian el cerebro humano, observan en la parte delantera del cerebro unos hilos blancos, finos, apenas captables con microscopio, como nervios, de una materia específica, de un género específico. Cuantos más finos y más múltiples son estos hilos, tanto y la conciencia del hombre es más fuertemente desarrollada. En toda la gente de un nivel más bajo, como y en todos los animales, hay tales hilos, pero estos son menores de número y más finos. Cuando el hombre trabaja forzadamente sobre sí él desarrolla su conciencia y simultáneamente con esto se desarrollan y esta red de fibras nerviosas, órgano de la conciencia. Una vez que el hombre ha venido a la Tierra, él debe trabajar, que haga esfuerzos sobre sí para suministrar el material necesario, menester para la edificación de sus partes. Cuando Cristo dice: “Recoged riquezas de la Tierra”, Él sobreentiende los esfuerzos que debe hacer el espíritu humano, el alma humana, la mente humana, el corazón humano. Este material que el espíritu, el alma, la mente y el corazón del hombre han recogido, se reenvía al mundo Invisible donde los seres de una jerarquía superior lo trabajan. De esta manera ellos reorganizan la mente y el corazón humano. Así, exactamente, nosotros entendemos el trabajo del mundo invisible sobre la mente humana y sobre el corazón humano. Y de aquí sacamos la conclusión: cuanto más material apto para trabajo, envía el hombre al mundo Invisible, tanto más los seres razonables construirán en su cerebro; cuanto menos material envía el hombre al mundo Invisible, tanto menos y los seres razonables construirán. En este sentido cada hombre de todas maneras debe almacenar un poco de este material.

            Alguien dice: “veinte años ya que trabajo conscientemente”. ¿Qué más bonito que esto? Sin embargo, si tú trabajas para ti, tendrás un resultado; si trabajas para tu prójimo, tendrás otro resultado y si trabajas para Dios, tendrás un tercer resultado – depende para quién trabajas. De tu trabajo en la Tierra dependerá cuánto y qué material enviarás al mundo Invisible. En el trabajo consciente, el sentimiento religioso del hombre se desarrolla y le sirve como retaguardia en la vida. Entonces se armonizan y todos los demás sentimientos. Esta armonización influencia tanto para el desarrollo de la consciencia como y para trabajar la mente, la cual se vuelve más flexible, más plástica.

            Así que, una de las tareas del discípulo es desarrollar lo Divino dentro de sí. Ahora todos se quejan unos de otros, se enfadan porque fulano no los ha recibido bien. ¿Quién puede recibir bien a la gente? – Solo el hombre Divino. La consciencia Divina en el hombre es capaz de comprenderos, de recibiros dentro de sí y de ayudaros. Si vas al hogar de algún hombre que ha preparado una comida caliente, él os recibirá bien y os agasajará. Si vais al hogar de un hombre que no ha preparado nada para comer, él levantará sus hombros y se os va a disculpar que no tiene comida. Por eso, en todos vosotros debe venir la conciencia Divina. Si viene lo Divino en el hombre, él tendrá ya comportamientos correctos con la gente. La conciencia Divina transmite suavidad al corazón y plasticidad a la mente. Para que adquiera suavidad de su corazón, cada uno debe amar por lo menos a un hombre. En esto, nunca saquéis delante de la gente los defectos de este a quien amáis. Que os ocupéis con los defectos de la demás gente, esto significa que produzcáis una serie de estratificaciones en vuestro cerebro. Estas estratificaciones se parecen a los rayones que hacen los niños pequeños antes de empezar a ir a la escuela. Ellos rayan sobre un papel y preguntan a su madre: “¿mamá, es bonito esto que he escrito? – Sí, es bonito, se parece a algún alfabeto antiguo”. Ningún alfabeto antiguo es esto. Este es un alfabeto de la tontería humana y de la incredulidad humana.

            Digo todas las manifestaciones del hombre deben ser gallardas, armoniosas y severamente determinadas. Éstas deben dictarse por lo Divino en él, lo cual produce una profunda alegría interna. Esto lo que une a la gente es el Inicio Divino en ellos. Alguien dice: “yo puedo estudiar y fuera de la Escuela, como y fuera de mi hogar”. No, fuera de la Escuela tú nada puedes aprender. – Entonces el Señor me va a enseñar. – No hables así. Una vez que tú has llegado a la Tierra entre la gente. Dios te enseña a través de tu madre, a través de tu padre, a través de tu hermana, a través de tu hermano, a través de la sociedad, a través del pueblo, a través del Cielo, a través de las tormentas y los vientos, etc. Y por fin, después de aprender las lecciones de todos estos maestros, tú oirás y la voz de Dios. Esto es lo Divino que comenzará a hablar en ti. Si oyes la voz Divina, en ti ocurrirá un cambio desde la raíz. Tú nacerás de nuevo. Esto significa nacido de Dios. Dicho está: “El nacido de Dios pecado no hace”. Alguien dice: “Dios me habló”. Pregunto: ¿Si Dios te ha hablado, tú naciste de nuevo? – No he nacido de nuevo. – Entonces Dios no te ha hablado. Puede que te haya hablado alguna alma superior o algún espíritu avanzado, un adepto, o algún ángel pequeño, pero no y Dios. Yo desearía que Dios hable a todos, pero si no ha ocurrido ninguna transformación de raíz en vosotros, no os engañéis, Dios no os ha hablado.

            Decís: Tal o cual hombre no es Divino. – ¿Pues y tú eres Divino? Sobre esta cuestión puede pronunciarse solo este que tiene lo Divino dentro de sí. Si no tienes lo Divino dentro de sí, cualquier cosa que hable este hombre, todo esto es una suposición. Esto es igual como si te encontraras con algún hombre en la obscuridad y dijeras que sus ojos son azules, o que su nariz es larga. Cualquier cosa que digas acerca de este hombre, todo será suposiciones, adivinaciones. Si enciendes la vela, tú verás claramente. Si el hombre no tiene luz en su conciencia, ¿cómo puede comprender al mundo espiritual? Vuestra vida presente es un preludio de una vida magna, bella. Llegará un día cuando lo Divino en el hombre se despertará y él nacerá de nuevo. Para este día todos debéis ir preparándose.

            Frecuentemente os quejáis de que la gente habla contra vosotros. Alegraos cuando hablan contra vosotros. Cada palabra no recta, dicha contra vosotros, es un impulso para el desarrollo de lo Divino. Éste permanece detrás de la conciencia de toda la gente y espera el momento cuando aprenderéis vuestra lección, para que se manifieste. Al despertar de la conciencia Divina le llamamos “resurrección”. Y por eso, mientras tu madre y tu padre hablan, alégrate; mientras tu hermano y tu hermana hablan, alégrate; mientras tus amigos hablan, alégrate. Esto es una preparación para la venida de lo Divino. Si viene lo Divino en ti, si oyes su voz, de nuevo te alegrarás, pero ya tu alegría será eterna, constante, y todo descorazonamiento desaparecerá.

            ¿En qué conocéis al hombre en el cual lo Divino no está despertado? El está sometido a grandes cambios: bien se alegra, bien se aflige. Te levantas por la mañana estás afligido – alégrate; notas en ti que te toman la mente – alégrate; decides caminar, sientes tus piernas débiles, no te aguantan – alégrate. Quieres comprarte algo, tocas tu bolsillo, no tienes ni cinco monedas – de nuevo alégrate. Alégrate de todos los estados por los cuales pasas. Ve probándolos, aprende de ellos. Éstos están en el orden de las cosas. Así procede el hombre razonable. Él comprende sus estados y correctamente los interpreta. Él sabe que cada cosa tiene sus causas. Hay casos cuando el hombre no sabe por qué vienen las alegrías y las aflicciones. Por ejemplo, algunos de nuestros amigos viene a nosotros alegre, gozoso, y nosotros nos afinamos alegremente. Cuando se va él, y la alegría junto con él sale. Entonces, este hombre aparece solo como un portador temporal de la alegría. Esta posición puede asemejarse a lo siguiente: vosotros sois un hombre pobre, con unos cuantos hijos. Viene a vosotros un rico y dice: “yo voy a regalar a vuestros hijos 100,000 levas, para que los envíes al extranjero a estudiar”. Vosotros inmediatamente os alegráis. Después de 2-3 días él de nuevo viene a vosotros y os dice: “vais a disculparme, no puedo daros la suma prometida, mis trabajos no van bien”. Vosotros inmediatamente os afligís. ¿Por qué tenéis que afligirse? Antes que todo este hombre nunca ha podido daros algo. Si algún hombre hoy dice que os ama y mañana os traiciona, este hombre nunca os ha amado y no puede amar. El discípulo oculto debe tener estabilidad, que sea fiel a su palabra.

            Digo: si queréis trabajar sobre sí mismos, vosotros debéis tener conocimientos positivos. Estos conocimientos los alcanzaréis cuando estudiéis la nueva psicología, fisiología, anatomía y una serie de ciencias más que, sin embargo, en la consciencia que tenéis hoy producirán en vuestras mentes cierta confrontación. Vosotros diréis: “muchos de los hechos de las nuevas ciencias no están comprobados. Estos son cuestiones de la imaginación y la fantasía”. Por muy fantásticos que sean para vosotros algunos hechos, estos pueden comprobarse, pero su comprobación sobreentiende un gasto excesivo de energía. He aquí por qué, si queréis que se os comprueben estos hechos, vosotros debéis llegar en vuestra conciencia a la misma altura en la cual se encuentra y éste que los va a comprobar. En el mundo Divino existe una ley de la economía de las energías. Ahí no se permite gasto vano de sentimientos sagrados, de energía Divina. No es permitido al hombre jugar con sus pensamientos y sentimientos sagrados. Cada pensamiento sagrado y cada sentimiento sagrado deben ser utilizados exactamente en su lugar. Miráis a algún hombre gozoso, alegre. Si esta alegría en él es algún sentimiento Divino, éste debe ir a su lugar. Si va a su lugar, este hombre será bendecido.

            La Escritura dice: “El Verbo no regresará a su lugar antes de dar fruto”. Después de cuánto tiempo debe dar su fruto, no está determinado. Dicho está, sin embargo, que se ahorre la energía, y que se gaste el tiempo. Si gastamos la energía Divina en vano, con esto nosotros nos creamos karma, sufrimientos. Si llegamos al tiempo, se puede dar tanto como queramos: 100, 200, 300 y más años no son nada para nosotros; si llegamos a la energía, nosotros la medimos en balanzas hasta una cien milésima parte del gramo. Un hombre que ha gastado su energía sin cuenta, él pronto envejece y dice: “¡Pesada es la vida, he envejecido ya!” Nosotros sabemos cómo ha envejecido este hombre. Él ha gastado antes de tiempo su energía, y cuando debe vivir él se encuentra ya delante de la quiebra, y por eso muere. Así mueren y viejos, y jóvenes. La cuestión no es que el hombre se auto-engañe. Él debe saber, como gastar tiempo y ahorra energía. Que ahorres la energía Divina, esto no sobreentiende que debes ser tacaño y que temas, sino que la gastes en su lugar, con amplitud en tu alma y con la conciencia de que vives donde Dios y que a Él sirves. Decís: “Nosotros no comprendemos estas cosas, no sabemos cómo ahorrar energía y cómo gastar tiempo”. Cuando la conciencia del hombre no está despierta, él no comprende las cosas. Cuando su conciencia está despierta, él todo lo comprende. Imaginaos que vosotros estáis durmiendo y se acerca alguien a vuestra oreja, y os susurra: “Os doy cien mil levas, u os regalo una casa”. Vosotros inmediatamente saltáis, os alegráis y agradecéis. ¿Por qué os habéis levantado inmediatamente? – Porque comprendéis el sentido de estas palabras. Cuando la conciencia del hombre no está despierta para cosas espirituales, sublimes, esto indica que las fibras blancas, nerviosas en la parte delantera de su cerebro no están suficientemente desarrolladas. He aquí por qué todos debéis trabajar para el despertar de vuestra conciencia.

            Ahora, vosotros, como no comprendéis esta ley, sacáis conclusiones incorrectas acerca de la gente y decís: “Este hombre es espiritual y aquel no es espiritual”. Hay un color específico por el cual se conoce qué hombre está espiritualmente desarrollado y quién no, o sea, en quién está desarrollada la conciencia Divina, y en quién no está. Este color es una señal importante para distinguir al hombre espiritual del hombre mundano. Observad los rostros de la gente, como y vuestro rostro, que veáis cuánto cambia. Frecuentemente vosotros os miráis al espejo y no os gustáis. Entonces vuestra conciencia está despierta y vosotros veis cosas que en otro tiempo no veis. El hombre mismo para sí mismo debe ser un objeto de estudio. Es bello que el hombre se auto-estudie, porque en sí el verá el reflejo del cosmos. Por los cambios internos que ocurren en él, él estudiará y los cambios en el mundo externo. En esto reside la belleza de la ciencia interna. Solo de esta manera el hombre adquirirá tranquilidad y equilibrio internos del espíritu, y sabrá cómo el Señor trabaja y crea los mundos, cómo trabajan y
sus hermanos más avanzados.

            Entre la gente contemporánea, como y entre los discípulos, se observa un rasgo – de criticarse. No es una cosa mala la crítica, pero cuando criticáis debéis ser justos. Que critiques significa que hagas una operación, un absceso del hombre. En tal caso, de vosotros se requiere que hagáis un absceso cuanto menor posible, y además en su lugar. Si veis que algún hombre tiene en alguna parte por su cuerpo un furúnculo, pinchad el furúnculo con una aguja para que salga fluyendo de él toda la materia impura. Tal operación es permitida a cada uno que la haga. Sin embargo, no se permite operar un lugar sano. Estas operaciones dejadlas para el mundo. Cada uno puede llevar una aguja de punta aguda, con lo cual hará operaciones. Ahora, como sabéis qué cosa representa la crítica, guardaos de criticar fuera de lugar.

            Diréis: “¿Qué debemos hacer para desarrollar nuestra conciencia?” Mantened en vuestra mente imágenes bellas y superiores y procurad de imitarlas. Si eres un músico, mantén en tu mente la imagen de algún gran virtuoso, como un ideal hacia el cual procures. Al gran músico, al gran pintor le encontraréis en la Naturaleza misma. Todos los pintores y músicos que encontráis en la vida, son tanto más grandes, como más hábilmente, con más maestría copian a la Naturaleza. Fuera de ella nadie nada puede crear. Muchos piensan que los músicos solos crean sus obras. No, ellos son buenos receptores. Esto lo que crean, ellos lo han oído o en sueño, o en alguna parte en la Naturaleza. La diferencia entre los músicos, los pintores y la gente ordinaria reside en esto que los músicos tienen un sentimiento musical fuertemente desarrollado con el cual perciben esto que los demás no pueden; los pintores pues, ven tales colores que la gente ordinaria no ve. El pintor no solo ve los colores claramente, pero él distingue bien las formas, los ángulos de un vicio de los ángulos de una virtud. El hombre ordinario no ve todo esto. Cuando lleguemos al ojo del santo y del ángel, estos incluso ven los defectos del cuerpo espiritual del hombre.

            Nosotros, la gente contemporánea, somos objetos de estudio para los seres razonables, en consecuencia de lo cual no somos libres. Como es la posición de las hormigas al respecto de nosotros, tal es y nuestra posición hacia los seres superiores, avanzados. Por ejemplo, nosotros observamos cómo una hormiga lucha para tomar la miguita de pan de otra hormiga. Nosotros la empujamos de lado y tomamos la miguita de pan por la cual lucha, la damos a la otra. ¿Por qué hacemos esto? – Porque encontramos que la primera hormiga no actúa recto. De la misma manera, cuando y nosotros no actuamos bien, los seres del mundo razonable nos observan, nos empujan, diciéndonos: “no es recto esto lo que hacéis”. Nosotros nos estremecemos, miramos alrededor, no vemos a nadie y decimos: “No hay nadie alrededor de nosotros”. De nuevo seguimos nuestro trabajo. Los seres del mundo razonable de nuevo nos empujan. Nosotros nos detenemos, nos ponemos a pensar, hasta que por fin concienticemos que esto lo que hacemos no es recto.

                  Y así, cada uno debe crear dentro de sí un ideal alto hacia el cual va a procurar. Si tenéis este ideal, no vais a preguntarse el porqué el mundo invisible procede con vosotros de una o de otra manera. Cuando el hombre hace alguna elección, todos los seres razonables se retiran de lado y desde ahí le observan. Entonces él es libre de hacer su elección para el bien o para el mal. He aquí porque el hombre siempre solo lleva las consecuencias de su elección. Los seres razonables trabajan sobre él, le enseñan, le aconsejan, hasta que él todavía no ha dado paso a la elección. Si da paso a la elección, ellos le dejan libre, que decida solo. Entonces, en nuestras acciones para bien, o para mal, nosotros estamos solos. La ley Divina otorga al hombre a actuar libremente y en el bien, y en el mal. Y para lo uno, y para lo otro él solo lleva sus consecuencias. Cada acto suyo se refleja sobre su conciencia. Los actos malos producen estratificaciones sobre el cerebro, en consecuencia de lo cual ocurre obscurecimiento de la conciencia, pérdida de la memoria, disminución de las capacidades. Para que sea vuestra elección siempre correcta, vosotros debéis trabajar sobre vuestra conciencia, que cada día vayáis expandiéndola un poco.

            Ejercicio: ¡Todos rectos! Las manos levantadas hacia arriba, bien estrechadas, con puntas de los dedos tocándose. En esta posición de las manos, lentamente ponerse de cuclillas y levantarse. Este ejercicio se hace varias veces, durante la cual a través de la voluntad fuertemente vais a dominar vuestros músculos. ¿Si no podéis dominar vuestros músculos, cómo vais a dominar las fuerzas más finas? Haced este ejercicio sin forzar demasiado vuestros músculos.

            “¡Fiel, verdadero, puro y benévolo siempre seas!”.

¡VE, LLAMA A TU MARIDO!

 

Conferencia dominical, dada por el Maestro Beinsá Dunó,

el 6 de marzo de 1927, en Sofía.

       Le dice Jesús: “¡Ve, llama a tu marido y ven acá!” (Juan 4:16 – n.d.t.).

       El capítulo leído del Evangelio de Juan es uno de los capítulos importantes. En éste Cristo afecta posiciones importantes de la vida. Nosotros vemos cómo Cristo, al llegar a este pozo, deseó beber agua, pero no pudo sacar, puesto que no tenía cuerda. Por eso, cuando vio que una mujer samaritana venía para sacar agua, Él se volteó hacia ella con las palabras: “Te voy a pedir que me hagas un favor, que me des un poco de agua” (Juan 4:7 – n.d.t.). De esta manera Cristo entró en conversación con esta mujer. Él habló de las tradiciones contemporáneas que existían en aquel tiempo en el mundo. La mujer se asombró – cómo así un hebreo, un israelita, se atreve, según las tradiciones de aquel tiempo, a hablar con una mujer y pedir de ella agua. Esta posición es parecida a una de las posiciones en la ley turca, según la cual se prohibía a cada turco pedir y beber agua de una mujer del harem. Si se atreve algún turco a transgredir esta ley, con esto él puede crear un problema oriental. ¡Tradiciones son estas! Hoy en día ningún hombre está libre de tradiciones. Por todo el mundo, entre todos los pueblos existen una serie de tradiciones. Todas las aspiraciones de la humanidad contemporánea se reducen a su deseo de librarse de estas tradiciones y lograr la perfección de su alma. A las conexiones que existen entre la gente contemporánea, de las cuales ellos y hasta hoy día llevan consecuencias malas, yo les llamo conexiones irrazonables. Por ejemplo, a algún hombre le gusta mucho ir a jugar a la plaza delante de la gente, mostrarse como un héroe grande, pero casualmente un día él cae, rompe su pierna y largo tiempo después de esto lleva las consecuencias malas de su deseo irrazonable. Y cuando la gente le pregunta, por qué cojea, él debe decir: “Yo cojeo por causa de mis tradiciones y deseos viejos, de mostrarme delante de la gente como un héroe grande y como un luchador bueno”.

       Primeramente Cristo afecta la cuestión de los comportamientos personales entre hombres y mujeres. Incluso y los discípulos de Cristo, cuando vieron a su Maestro conversar con una mujer – samaritana –, dijeron dentro de sí: “¿Cómo es posible que nuestro Maestro converse con una mujer y salga de los marcos de nuestras tradiciones?” Cristo dijo a esta mujer: “Si me das de beber del agua de esta fuente, un día yo te daré de mi agua, del cual cuando bebas una vez, jamás tendrás sed. Esta agua lleva en sí la Vida Eterna”. La samaritana, al oír las palabras de Cristo, dijo: “Dame entonces de esta agua para que no tenga sed jamás y que no sea necesario de venir más a esta fuente”. Ella tuvo prisa de pedir de esta agua, como toda la gente tiene prisa cuando quiere bienes materiales.

       Por ejemplo, la gente contemporánea quiere que inmediatamente se establezca el Reino de Dios en la Tierra y por eso pregunta: “¿Cuál es la causa de que el Reino de Dios no puede aún hoy establecerse?” Pregunto: ¿Cómo puede establecerse paz y amor entre la gente contemporánea? ¿Cómo es posible que se establezca paz y amor entre los hombres y las mujeres contemporáneos en sus comprensiones presentes acerca de la vida? ¿Cómo puede establecerse paz y amor entre hermanos y hermanas en sus comprensiones presentes acerca de la vida? ¿Cómo puede establecerse paz y amor entre maestros y alumnos en sus comprensiones presentes acerca de la vida? ¿Cómo puede establecerse paz y amor entre los sacerdotes, predicadores, obispos contemporáneos y sus feligreses en las comprensiones presentes acerca de la vida? ¿Cómo puede establecerse paz y amor entre los gobernantes y gobernados contemporáneos en sus comprensiones presentes acerca de la vida? ¡Tradiciones son estas! Cada país tiene sus tradiciones. Por estas tradiciones muchos países han perecido.

       Las tradiciones representan el conservativismo interno de la gente que frecuentemente los tropieza. Alguien dice: “¿Cómo es posible que yo tome un azadón y vaya a cavar a algún viñedo, o que tome un violín y vaya a tocar delante de la gente, divertirlos, cuando he nacido de padres con un origen alto? Con este origen alto, yo debo llegar a ser un rentista, que reciba dinero con el cual frecuentemente iré al extranjero, me pasearé con automóviles, visitaré teatros, conciertos, etc. Según yo, la gente contemporánea en vez de pasearse en automóviles, ellos pasean sus automóviles. Alguien dice: “Yo me paseo en un automóvil”. No, en realidad tú paseas al automóvil, y no él a ti. Así que, primero Cristo afecta las cuestiones materiales, los comportamientos personales. Luego Él afecta los comportamientos sociales y finalmente la cuestión de los comportamientos internos y de las creencias internas de la gente.

       Le dice la samaritana: “Señor, veo que eres un profeta y todo lo sabes. Nuestros padres, en este bosque se inclinaban, mas vosotros decís que Jerusalén es un lugar donde tenemos que inclinarnos”. Le dice Jesús: “Mujer, créeme que viene la hora cuando ni en este monte, ni en Jerusalén vais a inclinarse al Padre”. Aquí la palabra “bosque, montaña” es utilizada en un sentido simbólico. Bajo la palabra “montaña” no se comprendía esto lo que hoy en día nosotros entendemos. La gente del pasado no era tan tonta como para inclinarse a una montaña. Bajo la palabra “montaña” ellos comprendían a la gente prudente, y por gente prudente ellos consideraban a sus abuelos y tatarabuelos, a quienes se inclinaban. La montaña representa el lado material de la cuestión. Jerusalén, pues, representa el lugar de donde se difunde la cultura. Y la gente contemporánea dice: “Nosotros, la gente cultural, tenemos que reconocer la ciencia, las artes, la música, y a éstos inclinarnos”. Cristo dice a la mujer: “Según vuestras creencias, verdaderamente, vosotros os debéis haber inclinado a esta montaña, como y en Jerusalén, pero viene el tiempo y es ahora cuando los verdaderos adoradores se inclinarán al Padre en Espíritu y Verdad”. Según la mitología griega, los griegos antiguos se inclinaban a la montaña, con lo cual ellos simbolizaban la valentía, el heroísmo. Si la gente contemporánea comprendía el sentido profundo de esta mitología, ellos hubieran comprendido el por qué exactamente los griegos antiguos se inclinaban a la montaña. Pregunto: ¿Acaso el apache, que se va a robar la caja fuerte de algún banquero, no ora delante de ésta? Él se sienta de rodillas delante de la caja fuerte y comienza a manipular, a leerle una, dos, tres oraciones, hasta que por fin la caja diga: “¡Venga, como tienes una constancia grande, toma algo de mí!” Sin embargo, el poseedor de la caja fuerte no reconoce las oraciones de este apache y busca un caso para capturarle y castigarle. Cristo dice a la samaritana: “Los adoradores futuros que tendrán la fe viva dentro de sí, no van a inclinarse ni a esta montaña, ni en Jerusalén, sino que se inclinarán al Padre en Espíritu y Verdad”. Para que se incline el hombre en Espíritu y Verdad, él debe saber qué cosa representa su alma. Esto no significa que como alma él es algo más específico que los demás. No, él debe conocer a su alma – ¡nada más! Él debe saber y comprender la cuestión del alma solo para sí mismo, y no con el fin de comprobar a la gente qué cosa en realidad es el alma. Qué cosa representa él como alma, de esto la gente no se interesa. Esta cuestión le interesa a él mismo. La cuestión no es acerca del alma fuera del hombre, pero la cuestión importante es qué representa el hombre dentro del mundo, como un alma que se manifiesta. Además de esto, el hombre debe saber para sí mismo qué representa él como espíritu, y por fin él debe saber qué cosa es Dios, sin procurar comprobar esto y a la demás gente. Si sabe el hombre estas tres cuestiones para sí mismo, él se encuentra ya en el camino recto. El conocimiento de estas tres cuestiones importantes compone la magna cultura futura, la cual puede edificar, poner bases sanas en la vida del hombre.

       Alguien dirá: “Comprobadnos que hay alma y espíritu”. Yo puedo en cinco minutos comprobaros si existen el alma y el espíritu, o no, sin argumentaros o comprobaros esta cuestión teóricamente, como hacen algunos de los filósofos, como Kant, Schopenhauer, etc. ¿Cómo voy a hacer esto? – Sacaré el alma del cuerpo de alguien y él inmediatamente caerá a la tierra. Después de esto de nuevo la devolveré atrás. Luego le preguntaré: ¿Qué viste? – Vi que en la tierra yacía un hombre, que se parecía plenamente a mí. ¿Qué dirás ahora: existe el alma o no? Del mismo hombre yo puedo sacar dos más y preguntarle: ¿Quién es este que yace en la tierra y no habla? ¿Quién es este que piensa, reflexiona y habla? y finalmente ¿quién es este que conecta a los dos? Este que yace en la tierra y no puede hablar, esto es la vestimenta, la materia en la cual el alma está vestida. Este que piensa, reflexiona y habla, esto es el alma misma, y este que conecta y a los dos, esto es el espíritu del hombre. Diréis: “Si es así, haced esta prueba, que la repitamos”. Si es cuestión de prestidigitaciones, yo puedo hacer esta prueba en cinco minutos, pero no está el trabajo ahí. Nosotros no defendemos causa ninguna, sino que observamos la cuestión por esencia. Cada alma debe desarrollar su esencia, pero esto no significa que ella debe adquirir cosas que no están puestas en ella. En el mundo hay concepciones erróneas sobre muchas cuestiones, los científicos saben cómo es el camino de la humanidad. Ellos saben que el hombre no puede adquirir nada nuevo, sino debe desarrollar lo puesto en su alma y en su espíritu. El hombre nada adquiere en la Tierra sino que desarrolla lo puesto en él. De que es así, pregunto: ¿Puede el hombre llevar consigo la riqueza ganada a aquel mundo? Algún hombre puede haber terminado cuatro facultades, haber adquirido muchos conocimientos en su cabeza, sin embargo un día, cuando parte para aquel mundo, él no llevará consigo nada de este conocimiento. He aquí por qué, la gente contemporánea dice: “Cuando el hombre muere, todo se acaba con él”. Ellos tienen derecho solo en este aspecto, cuando no reconocen la existencia del alma. Los búlgaros, cuando no pueden solucionar alguna cuestión, utilizan el proverbio: “La cosa ajena hasta en la cúspide de la Semana Santa se toma”. Sí, se toma solo esto que es tomado a préstamo. Cada cosa que habéis tomado a préstamo, es ajena.

       La misma cosa se puede decir y sobre la religión. Alguien dice: “Mi padre y madre, mi abuelo y tatarabuelo han creído en esto y esto, ellos se inclinaban a la montaña, por eso y yo caminaré por su camino”. Esto significa que tengas creencias a préstamo. Entonces, si sus padres se inclinaban a este bosque, y él se va a inclinar a éste. A este hombre le digo: Tú eres un samaritano. Otro dice: “Yo voy a inclinarme a esta iglesia”. – Tú eres un hebreo. Cristo dice: “El que ha venido a las nuevas comprensiones de la vida, él ni a este bosque se va a inclinar, o sea, ni a sus padres, ni en Jerusalén, o sea, ni en las religiones y culturas viejas, sino que se va a inclinar al Padre en Espíritu y Verdad”. Si llega el hombre a la última posición, de inclinarse al Padre en Espíritu y Verdad, según Cristo, él es un hombre con una conciencia, auto-consciencia, sub-consciencia y supra-consciencia despiertas. Si se despiertan estas cosas en el hombre, él ya puede entrar en conexión con la Naturaleza Viviente, o sea, con el lado externo de Dios. De esta manera el Espíritu que vive en él ofrecerá su inclinación y servicio a Dios. Bajo la palabra “inclinación”, la gente contemporánea comprende arrodillarse en la tierra. Esto no es inclinación. Mucha gente, cuando va a la iglesia, se inclina, se arrodilla en la tierra, con lo cual quieren representar que son cristianos verdaderos y sirven a Dios. Sin embargo, esta misma gente saquea a las viudas pobres, venden hasta su último objeto. Cuando regresan a su hogar, de nuevo se arrodillan delante de Dios. Si vais a ellos por algún favor, aún con la primera palabra os venderán. Esto no es ningún servicio a Dios.

       Cristo dice a la samaritana: “¡Ve y llama a tu marido!” ¿Por qué le dijo así? Esto muestra que el hombre juega un rol importante en la vida. Respondió la mujer y dijo: “No tengo marido”. Le dijo: “Recto has dicho; no tengo marido. Porque cinco maridos has llevado, y este que ahora tienes no es tu marido”. Los cinco maridos muestran que esta mujer ha servido a sus sentimientos. Delante de la gente y delante de Dios ella no ha tenido un marido legítimo. Cristo le dice: “Esto has dicho con verdad”. Entonces, Él encontró en esta mujer una cualidad noble, de que no miente, sino que siempre habla la Verdad. Si hoy en día llega Cristo y se detiene delante de alguna fuente, ¿qué dirá la gente que visita a esta fuente? Yo sé lo que piensa la gente religiosa acerca de esta cuestión. Ellos piensan que cuando venga Cristo a la Tierra, primeramente deben salir los sacerdotes con sus coronas y banderas, con cantos y música, y luego la demás gente. Si desciende Cristo a la Tierra, Su pierna no pisará en ninguna ciudad europea. Él se encontrará con todos los ricos, con todos los poetas, pintores, músicos, científicos y les preguntará a quién han servido hasta ahora. Después de esto irá a las madres y a los padres, y les preguntará a quién han servido hasta ahora. Y entonces Cristo dirá: “Id ahora y llamad a vuestros maridos, vuestros bien amados, a los cuales habéis dado vuestro corazón, que ellos os recomienden. De ellos concluiré cómo habéis sido en vuestra vida”. – ¿Por qué debería venir el marido de esta mujer? – Para pronunciarse acerca de ella. Ningún otro, salvo el marido, puede conocer a la mujer. Alguien dice: “¡Profundo es el corazón femenino!” ¡Verdaderamente, profundo es el corazón femenino!” Nadie puede conocerlo y medirlo, porque es grande su medida. Solo una medida puede determinar el tamaño del corazón femenino. ¿Cuál es esta medida? – El corazón masculino. Solo el corazón masculino puede nadar el océano del corazón femenino. Ningún otro barco es capaz de nadar este océano. Solo el corazón masculino ha aguantado las tormentas y las olas de este océano. Por muchas tormentas y ondas que haya en este océano, el corazón masculino es capaz de nadarlo, y esto gracias al corazón femenino que lo guarda. Por lo tanto, el corazón masculino es una medida para la profundidad del corazón femenino. A través del marido se determina el carácter del corazón femenino. Si la mujer es sequita, ella escogerá un marido un poco llenito. Si ella es llenita, escogerá un marido un poco delicado, altito. Si los sentimientos de alguna mujer están desarrollados fuertemente, ella debe escoger un marido con una mente desarrollada fuertemente. La ley de los contrastes se manifiesta en todas partes en la vida.

       Cuando hablo de los comportamientos entre hombres y mujeres, yo observo el sentido interno de estos comportamientos, y no los comportamientos superficiales. No hay sentido de hablar sobre los comportamientos superficiales, puesto que éstos no representan conexiones fuertes. La Naturaleza reconoce solo las conexiones Divinas, solo los comportamientos Divinos entre hombres y mujeres. El hombre y la mujer representan almas que han salido de Dios. Liberad al hombre de su forma, como y a la mujer de su forma y observad cómo ellos se amarán como almas. Por lo tanto, desde el punto de vista de las matemáticas superiores, cuando reunáis a estas dos almas y las fusionéis en una, su luz aumentará dos veces más. Simultáneamente y el calor de estas almas aumentará dos veces. En esto, nosotros no hablamos de un calor que quema, sino de un calor que lleva vida dentro de sí. Cuando el calor y la luz de estas almas aumente dos veces, simultáneamente con esto aumentará y su inteligencia, como y todas las demás capacidades. Mientras entre las almas no ocurre tal conjunción, la cultura futura no se va a crear. En el futuro los hombres y las mujeres no se van a casar, sino que se van a combinar como almas, si es que quieren crear una generación nueva, la cual será portadora de ideales nuevos, de vida nueva. La gente futura debe llegar a ser portadora de un ideal elevado, Divino. El amor no se expresa solo en cercanía entre la gente, ni solo en cogerse de las manos, o solo en mirar a los ojos. Que mires al hombre directamente a los ojos, esto sobreentiende que mires a través de las ventanas de su habitación iluminada.

       Cristo dice: “Ve y llama a tu marido, y ven acá”.  Pregunto: ¿Cómo conoceréis a los hombres? Hace tiempo, cuando Dios creó a Adán, éste tenía una forma masculina. Dios era Maestro de Adán y le daba lecciones por todas las disciplinas. Adán era un geólogo excelente. Y hasta hoy hay guardados capítulos enteros escritos por él de geología. Adán era un astrónomo excelente y un naturalista excelente, de él hay escritos unos cuantos capítulos sobre estas disciplinas. Adán era y un buen jardinero. Los jardineros contemporáneos deberían hacer reverencia a Adán por sus conocimientos y experiencias de jardinería. Al mismo tiempo Adán era y un astrólogo excelente. Él conocía la influencia del Sol y de los planetas sobre el hombre, como también y las relaciones que existen entre ellos. Pregunto: ¿Saben los astrónomos y los astrólogos contemporáneos las causas de la colocación de los planetas en ciertas relaciones y distancias uno hacia otro? Por ejemplo, ¿por qué cuando Saturno y Marte vienen a cierta relación con la Tierra, siempre en la Tierra suceden perturbaciones grandes? Muchos consideran estas cosas como supersticiones, pero digo: No hay hombre en el mundo que no crea en las supersticiones. No penséis que las supersticiones descansan sobre algunas ilusiones. No, en las supersticiones hay una cierta dosis de verdad. Muchos se ríen de la gente que cree en los maleficios y los niegan. Digo: Hay maleficios en el mundo. ¿A qué se deben éstos? Yo os voy a explicar a qué se deben los maleficios. Por ejemplo, cuando os mira algún hombre, vosotros empezáis a sentirse indispuestos, empieza a doleros la cabeza. Muchos dicen que esto se debe a maleficios. Hay gente que cuando mira a algún búfalo, o a alguna vaca, éstos inmediatamente se enferman y mueren. La causa de esto se debe a la mirada fuerte que este hombre ha dirigido hacia vosotros, o hacia un animal dado. La mirada fuerte, pues, se debe a la electricidad que sale del rostro o de los ojos de este hombre. Esta electricidad se dirige hacia vosotros y si no podéis asimilarla, ésta va a producir en vosotros cierta desarmonía, la cual se reflejará sobre vuestro organismo. Hay abuelas que saben curar a la gente maldecida de una manera muy simple. Ellas toman un huevo sano, lo pegan en la frente del búfalo, o del hombre maldecido, y él en poco tiempo se restablece. El huevo cura, absorbiendo la energía excesiva que se ha acumulado en el organismo del hombre, y de esta manera él se libera de su estado doloroso. Alguien dice: “Si es así, y yo puedo curar a la gente maldecida”. – No, cada abuela no puede curar; cura solo esta abuela que es un buen conductor de esta electricidad. Entonces, su organismo debe aguantar a las influencias que emanan del enfermo. Lo mismo se puede decir y acerca de los médicos. Muchos médicos curan enfermos, pero pocos tienen resultados buenos en la curación. Pocos hombres han nacido para médicos. El médico verdadero debe representar un ambiente a través del cual la enfermedad puede salir fuera. El médico debe tomar algo del enfermo. Al mismo tiempo él debe dar algo al enfermo. Una mujer enferma se acercó a Cristo y se dijo: “Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:21 – n.d.t.). ¿Por qué sano esta mujer? – Porque de la ropa de Cristo salía una fuerza que la sanó. Muchos de los médicos contemporáneos no pueden tener resultados, puesto que no dan nada de sí. En cada trabajo el hombre debe tomar y dar algo.

       Pregunto: ¿A qué se deben los fracasos de la gente contemporánea? – A su negligencia en el cumplimiento de sus contratos y obligaciones hacia la Primera Causa.  En este aspecto Adán era negligente. Él se presentaba delante de Dios como correcto, ejecutivo, pero en realidad no miraba bien sus trabajos, era un poco perezoso, negligente. Él escondía de Dios algo. Cuando se fue Dios a Adán y vio que los trabajos no iban bien, Adán dijo: “Señor, solo no puedo hacer bien mis trabajos. Si tuviera por lo menos una compañera, con ella juntos podríamos arreglar bien nuestra vida”. El Señor le respondió: “Si la cuestión es de una compañera que te ayude, esto es un trabajo fácil”. Entonces Dios le adormeció y de su costilla saco a la mujer, la cual estaba escondida en él. Adán, cuando vio a su mujer, a su compañera, inmediatamente sonrió y se alegró, como se alegra el muchacho cuando ve a alguna muchacha bella. Yo frecuentemente he observado qué efecto produce la muchacha, o la mujer sobre los hombres. Encuentro a algún muchacho que no tiene ni cinco duros en el bolsillo y le observo cómo cuando ve a alguna muchacha, inmediatamente sonríe, se alegra, como si hubiera recibido alguna riqueza. Y verdaderamente, la riqueza es la muchacha. El muchacho dice: “Mientras tengo esta muchacha, todo lo puedo hacer en el mundo”. Así pensaba y Adán, pero no aprobó su examen. En el jardín del paraíso, él fue puesto a examen. Dios le había dicho: “¡La compañera que te doy, guárdala como la pupila de tus ojos! Nunca la dejes sola, porque si la pierdes de tus ojos, más no puedes devolverla”. Sin embargo, éste día exactamente, cuando Eva fue engañada por la serpiente, Adán se ocupaba con sus trabajos materiales y no pudo acompañar a Eva, a pasearse junto con ella. Eva salió sola de paseo, bien vestida, con un vestido blanco, ceñido con un cinturón bonito, bien peinada, con pelo alisado, con labitos rojos, parecida a las mujeres contemporáneas modernas. En la biblia se dice que Eva estaba desnuda. Otra cosa se entiende bajo la palabra hombre desnudo. En realidad Adán y Eva estaban bien vestidos. Guapa era Eva. En este tiempo Adán, que estaba ocupado con sus trabajos materiales, se decía: “¿Qué temible puede haber en el jardín del paraíso para que Eva no pueda quedarse sola? ¿Puede venir aquí algún diablo para tentarla? Si está en el paraíso, ella está en un lugar seguro. Sin embargo, exactamente este día vinieron un espíritu de Saturno y uno de Marte, junto con los cuales entró y el diablo. La mala conjunción que había entre Saturno y Marte era la causa de que Adán perdiera a su compañera, la cual y hasta hoy en día no puede encontrar. Y hasta ahora la gente todavía se pregunta si tienen alma o no tienen. Digo: Agradeced porque Eva era el corazón y no el alma de Adán. Dios hizo a Eva del corazón de Adán y no de su alma.

       Le dice Jesús: “¡Ve, llama a tu marido y ven acá!” Este versículo se refiere a un principio interno en la vida. Si viene el hombre a la posición de un religioso verdadero, él se volcará hacia lo noble, hacia lo superior y lo potente dentro de sí, el cual determina su carácter. Cuando el hombre quiere encontrar la Verdad, él debe volcarse hacia su alma. Esto no sobreentiende que el Alma es algo material, pero el hombre debe volcarse hacia ella para que despierte la actividad de su organismo. Para que ocurra esto, el hombre debe tener dentro de sí un objeto material interno. ¿Cuál puede ser el objeto que despierte la actividad del hombre? La ciencia, las artes, la música no pueden ser este objeto, estas son solo ocupaciones temporales para el hombre. Pregunto entonces ¿cuál es el único trabajo serio en el mundo? El único trabajo serio en el mundo es el Amor, que el hombre ame. El Amor es el primer y más serio trabajo para el hombre.

        Así como la gente contemporánea ama, a esto nosotros le llamamos ocupación. Si decide el hombre empezar a trabajar con el Amor, como una fuerza magna, potente, su alma y espíritu se despiertan, y él entra en conexión y con el mundo físico, y con el espiritual, y con el Divino. Sólo de esta manera el hombre puede comprender los comportamientos que existen entre estos mundos, como y el sentido de la vida de todos los seres. Sin embargo, para llegar él a estos trabajos, de él se requiere que haga conexión con Dios. Si tiene esta conexión, él ya podrá amar correctamente y encontrar las conjunciones bellas en la vida del Todo. En la vida de cada hombre hay solo diez posibilidades para que comience él con el Amor. Cada año tiene solo una posibilidad de trabajar con el Amor. Y a cada diez años hay de nuevo solo una oportunidad para trabajar con el Amor. Todo el resto del tiempo del hombre, es determinado solo para ocupación.

       Alguien dice: ¿Qué cosa es el Amor? Si empezáis a Amar, vuestros ojos se abren y vosotros veis qué cosa es la vida y su belleza. El hombre del Amor no puede turbarse por diferentes palabras, por lo dicho y lo hablado. El hombre del Amor pasa por el más rico, por el más fuerte delante de toda la gente. Él no es rico como aquellos millonarios que por unos cuantos años pueden disipar su riqueza, el hombre del Amor es de aquellos ricos que disponen con su varita mágica en todas partes. La ciencia contemporánea da oportunidad al hombre de servirse con la varita mágica. Ella reconoce este arte. Digo: la magia está al alcance solo del hombre amoroso. Algunos separan la magia en negra y en blanca. Según yo, y la una y la otra magia son útiles, pero y las dos deben utilizarse con amor. Si no se utilizan con amor, éstas no tienen resultados buenos. Cada magia que es utilizada sin Amor, al final de las cosas ha terminado en quiebra; además, ésta ha estado destruyendo la vida no solo de un hombre, sino y la vida de un pueblo entero. Si algún mago se vuelve causa para la destrucción de sociedades y pueblos enteros, su magia en conclusión fracasa plenamente. Cuando los resultados de la magia son perjudiciales, esto muestra que ella se sirve con las fuerzas destructivas de la Naturaleza.

       Digo: No penséis que el mundo en el cual vivimos es sin peligro. En la Naturaleza hay cierta cantidad de materia no diferenciada y fuerzas que deben transformarse, ennoblecerse y así ayuntarse a trabajar. Muchos científicos que no sospechan esta cosa, empujan con su varita donde se debe y donde no se debe, y en resultado de esto, ocurren explosiones en sus retortas; en consecuencias de estas explosiones, y ellos, y sus retortas, y toda la ciencia vuelan por el aire. Decís para algunos: “¡Hombres científicos son estos!” Antes de todo, la gente científica futura debe trabajar con el Amor. Alguien dice: “Mi corazón flamea por amor”. En el amor del hombre deben tomar participación y la conciencia, y la auto-conciencia, y la sub-conciencia, y la supra-conciencia, como y su mente y corazón, y también y su alma y espíritu. Si estas cosas toman participación en su amor, vosotros tenéis delante de vosotros un hombre verdadero. Por lo tanto, si el escritor está penetrado por este amor, cuando moje su pluma en la tinta, él escribirá algo magno y bello.

       Le dice Jesús: “¡Ve y llama a tu marido, y ven acá!” El apóstol Pablo dice: “os he desposado con un solo hombre” (2 de Corintios 11:2 – n.d.t.). ¿Para quién habla él? – Para Cristo. ¿Si bajo la palabra “hombre” entendéis a Cristo, entonces cómo vais a comprender este pensamiento en su profundidad? Vosotros debéis comprender lo superior y lo noble que el apóstol Pablo ha introducido en estas palabras. Si comprendéis el sentido de estas palabras, éstas tienen la fuerza de elevar el alma del hombre. ¿Qué hombre no ha echado a Cristo, cuando Él ha venido a él? Cuando Cristo viene a vosotros, vosotros inmediatamente comenzáis a contarle vuestras preocupaciones y calamidades: vuestra hija o vuestro hijo no estaban cuidadosos hacia vosotros, o vuestra mujer era mala, o que no tenéis casa, no tenéis zapatos nuevos, no tenéis medios para vivir y una serie de cuestiones parecidas. En resultado de estas quejas, Cristo os mirará, os escuchará cuidadosamente e irá a otro lugar para que vea allí cómo Le recibirán. Entonces vosotros os quedáis solos, descontentos de vosotros, y os vais a buscar a Cristo. Aquí Le buscáis, allí Le buscáis, pero en ninguna parte Le encontráis. Hoy en día toda la gente busca a Cristo, quieren que Él se les aparezca. Cada uno ha enviado su petición a Él: uno quiere dinero, otro quiere pan, un tercero quiere casa, todos esperan una respuesta a sus peticiones. ¿Cómo pensáis, cuántos años son necesarios para que revise Cristo las peticiones de toda la gente? Miles y millones de peticiones son enviadas a Él. Algún poeta dice: “Yo he enviado una petición a Cristo, quiero que se me responda”. Digo: No uno, sino miles de poetas han enviado peticiones a Cristo. Miles de poetas, músicos y pintores han enviado petición a Cristo, quieren algo de Él y esperan que se les responda. Hasta ahora, por lo menos un millar y medio de gente ha enviado peticiones a Cristo, y cada petición pesa medio gramo. Pregunto: ¿Cuántos vagones son necesarios para que sean cargadas todas estas peticiones? Y finalmente ¿cuánto tiempo le es necesario a Cristo para poner una resolución a estas peticiones? Sin embargo, esta cuestión no puede solucionarse de una manera mecánica. Si se soluciona mecánicamente, esta es una solución parcial. El bien del cual el hombre goza, simultáneamente es un bien y para todo su organismo, como y para cada célula individual del organismo común. Sobre esta base en el mundo existe una magna alma Divina, en la cual se contienen todas las demás almas. Nosotros estamos conectados con esta alma, y nuestro bien depende de su bien.

       Y así, de toda la gente se requieren por lo menos esfuerzos pequeños para que hagan pruebas microscópicas en esta dirección, a través de los cuales verificarán todo lo que se os habla. Los conocimientos no pueden comprobarse solo con palabras, sino que para esto se requieren y pruebas. En esto, para que se haga una prueba exitosa, se requieren como mínimo diez años. Alguien dice: “Podemos y por poco tiempo hacer alguna prueba”. Digo: Si queréis rápidamente hacer pruebas, sabréis que los resultados de estas pruebas serán mediocres. Si decidís hacer una prueba esencial, que converséis, por ejemplo, con un habitante del Mundo Invisible, vosotros debéis utilizar como mínimo diez años, como y Cristo utilizó cierto tiempo hasta llamar a sus discípulos, para conversar con ellos razonablemente. Si queréis entrar en conexión con vuestra madre o padre partidos, vosotros podéis hacer la siguiente prueba. Entrad en vuestra habitación, cerrad bien las ventanas para que no entre por fuera viento o algún ruido que moleste a la prueba, y concentrad fuertemente vuestro pensamiento hacia vuestra madre, por ejemplo, imaginándose uno de sus mejores rasgos, y así esperad alrededor de 15-20 minutos. Cuando pase este tiempo, vosotros sentiréis una tibieza ligera, agradable, alrededor de vosotros, la cual se acerca hacia vuestro rostro y os acaricia. Esta es vuestra madre, la cual no está en fuerza de hablaros, sino que puede solo acariciaros. De esta manera ella os pregunta: “¿Hijo, por qué me llamas?”

       “¡Llama a tu marido y ven acá!” ¿Quién es este marido del cual Cristo dijo a la mujer que le llamara? ¿Era él un hombre ordinario? Con estas palabras Cristo quería voltear la atención de la samaritana a esto, que ella debe llamar solo a aquel que la ama. De esta manera Cristo voltea la atención y de la gente, que no se auto-engañen, pensando que un hombre ordinario puede amarles. Si la gente piensa así, ellos fracasan en sus pruebas. El que pierde las buenas condiciones de la vida, él fracasa. Hoy en día y poetas, y pintores, y músicos, y científicos, y sacerdotes, y predicadores, todos fracasan. ¿Por qué? – Porque ellos no apelan hacia Aquel que verdaderamente les ama. Cada hombre debe tener un alma la cual le ame con toda su naturaleza, o sea, con su conciencia, con su auto-conciencia, con su sub-conciencia, con su supra-conciencia. Si tiene el hombre tal alma, todos los bienes Divinos vendrán a través de ella. Esta alma exactamente, representa el canal, a través del cual se transportan los bienes del mundo Invisible para el alma la cual vive en la Tierra. El hombre no puede recibir el Amor de Dios y los bienes de Dios por donde sea. Esta alma que nos ama, ella nos mostrará una manera de cómo actuar con todas las demás almas. No es fácil que améis al hombre. Aquel que amáis, él debe tener necesidad de vosotros, y vosotros debéis comprender detalladamente a su alma, como y a todas sus necesidades. Este hombre puede sufrir de alguna enfermedad, o que le torture alguna duda, pero vosotros le amáis, sacaréis estas espinas de su carne, y después de esto le mostraréis el camino por el cual debe andar, para que se eleve. Todo esto debéis hacerlo de tal manera que él vea en vuestro rostro un amigo verdadero que desea su bien y elevación.

       Frecuentemente vosotros tenéis deseos buenos, pensamientos y sentimientos bonitos e inspirados, pero los rechazáis de vosotros y decís: “Estas son cosas vacías, ilusiones de la vida”. Digo: Hay verdaderamente ilusiones en la vida, pero estas ilusiones a veces descansan en una base sana. Por ejemplo, cierta ilusión puede basarse en leyes del cuerpo que vosotros debéis saber. Por ahora el cuerpo es una necesidad para vosotros, pero en el futuro puede que no represente tal necesidad, y que podamos y sin cuerpo. O lo mínimo, pues, en el futuro nuestro cuerpo puede pasar por un desarrollo grande. Por ejemplo, en su pasado el hombre ha pasado por diferentes formas, pero cuando ha aprendido y adquirido esto que cada forma contiene dentro de sí, él las iba abandonando una después de otra, hasta que finalmente apareció en la forma en la cual hoy en día le vemos. Él ha pasado por la forma de la araña, y cuando ha aprendido el arte de tejer, ha abandonado y esta forma. Luego ha pasado por la forma del pez, y cuando ha aprendido el arte de nadar, ha abandonado y esta forma. Después de esto ha pasado por la forma del pájaro, y cuando ha aprendido el arte de volar, ha abandonado y esta forma. Y después de esto él ha pasado por la forma del mamífero, pero cuando vio que y esta forma no corresponde plenamente a su desarrollo mental, ha abandonado y esta, apareció en la forma de un hombre. ¿Cuál es la causa esencial por la cual el hombre se ha erguido en dos piernas? El centro del peso de los animales está atrás de la cabeza, en consecuencia de lo cual ellos caminan en cuatro piernas, y su espalda toma una posición paralela con el diámetro de la Tierra. Sin embargo, en el hombre el centro del peso está en la parte delantera de la cabeza, en consecuencia de lo cual él camina erguido, en dos piernas. El erguimiento del hombre está en conexión con el movimiento perpendicular de aquellas fuerzas que vienen desde el centro de la Tierra hacia el centro del Sol. Cuando el hombre ha entrado en armonía con estas fuerzas, él se ha erguido en dos piernas. Los animales, pues, que no han podido llegar a estar en armonía con estas fuerzas de la Naturaleza, y hasta hoy día se han quedado en la posición en la cual los encontramos, de caminar en cuatro piernas.

       Cuando se habla del mundo espiritual, éste representa algo parecido al físico. Y el mundo espiritual es material, como y el físico. Así como en el mundo físico se opera con matemáticas y con geometría, de la misma manera y en el mundo espiritual se opera con matemáticas espirituales y con geometría espiritual. Por lo tanto, una línea física puede cruzar a una espiritual, y una línea espiritual puede cruzar a una física. Una superficie espiritual puede hacer un corte a una física. Un cuerpo espiritual puede cruzar a uno físico y al revés: un cuerpo físico puede cruzar a uno espiritual. Pregunto: ¿Cómo entenderéis estas cosas? Estas son cuestiones distraídas. Para que comprendáis estas cuestiones, vosotros debéis tomar en consideración todas las superficies espirituales, como y todas las superficies físicas.

       Digo: Todas estas cosas muestran que hay conexión entre los fenómenos materiales y espirituales en la vida. Por ejemplo, todas las estrellas no solo que brillan, sino que tienen además y cierta influencia espiritual sobre el hombre. Si miráis la Tierra con el ojo del clarividente, vosotros veréis que ésta está conectada con un sinfín de hilos, como un balón. A través de estos hilos ella está conectada con todo el Universo. Por estos hilos exactamente vienen hacia la Tierra inmensas energías. Alguien dice: “No sé por qué, pero tal o cual planeta me influencia fuertemente”. – Por supuesto que te va a influenciar, tú te has enganchado de éste, como con un hilo. ¿Qué hombre, si se hubiera enganchado al cable eléctrico, por el cual fluye la corriente, no sentiría su influencia? Decís: “¿Qué hay de esto de que algún hombre se ha enganchado a tal cable? No pasa nada de esto de que os habéis enganchado a este cable, pero si comienza a pasar por éste la energía eléctrica, ésta os calentará fuertemente. Entonces veréis qué ocurre con vosotros. Si os engancháis a uno de los hilos de Marte, vosotros inmediatamente os volveréis belicosos y diréis: “¡Hoy voy a guerrear!” Sí, ¿y con quién vais a guerrear? Primeramente mostraréis vuestra fuerza y heroísmo en vuestro hogar, y luego y fuera de vuestro hogar. Todo un año seguido vosotros estaréis siempre belicosos. Si os engancháis a uno de los hilos de Saturno, vosotros diréis: “¡De ahora en adelante no creo en nada! El hombre no debe ser tan estúpido como para creer a la gente”. Digo: Tú te has enganchado a uno de los hilos de Saturno, por eso ya no crees en nada. ¿De dónde vino en ti esta desconfianza? Hasta ahora creías a toda la gente, les considerabas como ángeles, y de repente te decepcionaste de ellos. Si vosotros supierais de qué manera empujar los hilos de Saturno, ibais a producir en vosotros una magna armonía, como si saliera de las cuerdas de un arpa. Puesto que no supisteis, vosotros os creasteis una disonancia grande en vuestra vida. Esto no es ciencia. El que quiere seguir la ciencia espiritual, él debe trabajar conscientemente.

       Muchos se pronuncian acerca de alguna gente, de que son como abuelas viejas que solo vagan por aquí y por allá. No, esta gente no puede considerarse como abuelas viejas. Gente vieja es solo aquella que es llevada a los cementerios. O dirán pues de algunos, de que son filósofos grandes. Nosotros vemos a estos filósofos grandes por los cementerios, donde sus cráneos están vacios, chiflados, ruedan con años. Para terceros, pues, dirán que son hombres muy creyentes. Y de esta gente los cráneos ruedan por los cementerios. Si Bulgaria tiene tantos filósofos, tanta gente religiosa y santa, ¿por qué no llame del mundo Invisible a alguno de sus santos, que le den un consejo sobre qué hacer en estas condiciones difíciles en las cuales ha caído? Diréis que los santos no deben ocuparse con vuestros trabajos. Pregunto: ¿Por qué los santos no deben ocuparse con estos trabajos? Los santos, exactamente, deben ocuparse con los trabajos de la gente, pero la gente no quiere pensar sobre estas cuestiones y dice: “Largo tiempo pasará hasta que la vida razonable llegue a la Tierra”. No, ha llegado ya el tiempo para una vida razonable, para una comprensión plena de las leyes de Dios, para que se rescate la humanidad de los sufrimientos que la corroen plenamente. Los sufrimientos de la humanidad presente se parecen a una escrofulosis la cual corroe tanto el cuerpo, como y el alma del hombre.

       Toda la gente contemporánea se encuentra en un cruce del cual debe rescatarse. Apenas comenzáis a leer algún libro, y a vosotros viene algún crítico que os dice: “¿Qué estáis leyendo? ¡Echad este libro a un lado, éste no vale nada!” Apenas os habéis familiarizado con cierto credo, habéis encontrado de alguna manera a Dios, llega a vosotros algún científico que os dice: “¡Abandona este credo! El sentido de la vida no se esconde en él”. Entráis a la iglesia ortodoxa e inmediatamente vienen a deciros: “Vosotros debéis persignarse, orar a Dios, para que os consideréis miembros de esta iglesia”. Vais luego a la iglesia protestante e inmediatamente os dicen: “Vosotros debéis leer el Evangelio, aprender unos cuantos versículos, aprender unas cuantas canciones y entonces inscribirse como miembro de esta iglesia”. Es bueno todo esto, pero pregunto: ¿Qué significan los tres dedos que toman participación en la persignación? El pulgar muestra que el inicio razonable en el hombre debe tomar participación en el servicio a Dios. Si ayuntáis el pulgar a trabajar, lo razonable en el hombre se despierta. Con el segundo dedo se despierta el corazón del hombre, y con el tercer dedo se despierta lo Divino que debe ponerse como una base de toda la vida. Si el hombre comprende la persignación de esta manera, solo entonces éste tiene sentido; de otra manera, por mucho que se persigne el hombre, nada se logra. La cuestión no es que el hombre se persigne por la noche bajo la luz eléctrica, él debe persignarse en obscuridad y que de sus tres dedos salga llama, luz. Si desde el pulgar del hombre sale una luz blanca, del índice – amarilla, y del dedo medio – rosa, esta persignación tiene sentido. ¿Os habéis persignado vosotros de esta manera? ¿Habéis visto de vuestros dedos salir estos tres tipos de luz? Alguien dice: “Tú no te persignas”. Digo: Si me persigno o no, ven para comprobarlo. Tomo a este hombre conmigo en una noche tormentosa, obscura y le llevo a la montaña. Cuando subimos a un lugar alto, yo pongo mis tres dedos sobre la frente, me persigno, y él ve de mis dedos salir una luz bonita, clara (En numerosas ocasiones los discípulos del Maestro confirmaron en sus recuerdos escritos las experiencias que el Maestro cuenta en sus conferencias. – n.d.t.). Si sale luz de mis dedos, yo me persigno; si no sale luz de mis dedos, yo no me persigno. Si sale luz de mis dedos, entonces y yo me persigno, y mi corazón se persigna, y mi mente se persigna, y mi alma se persigna, y finalmente y mi espíritu se persigna. Si todo en mi se persigna, y la gente alrededor mío comienza a persignarse. Entonces y toda mi casa estará abierta: toda la gente que entra dentro se va a persignar y saldrá con disposición. Y si tal hombre se acerque a la caja fuerte de algún justo, de su caja comenzarán a salir luces, y ésta dirá: “Venga, y yo me voy a persignar junto contigo”. Alguien dice: “¿Que meta la mano en tu caja fuerte?” Si de tus dedos salen tres tipos de luces, mete la mano entonces, si no sale de tus dedos esta luz, no metas la mano. Si de tus dedos sale esta luz, entonces puedes entrar en mi casa y tomar lo que te hace falta. Si no sale esta luz, no tomes nada. Esta es la filosofía positiva de la vida.

       “¡Ve, llama a tu marido, y ven acá!” ¿Quién es este marido? – Él es el hombre Divino, el primer hombre que Dios creó. Para cada ser humano debe llegar un marido. En la religión contemporánea le llaman a este estado nacimiento del Espíritu. No hay un estado más magno, más bello que éste. Hasta que el Alma Divina y el Espíritu Divino no vengan en el hombre, él se encuentra en la posición de un animal, en tinieblas y obscuridad. Cualquier cosa que empiece este hombre, en nada tiene éxito. Si llegan el Espíritu Divino y el Alma Divina en el hombre, él se encuentra en una luz eterna, y cualquier trabajo que comience, todo le va hacia adelante.

       Cuando observéis el capítulo leído del Evangelio de Juan, veréis que en uno de los versículos se dice: “Llega la hora y pronto es, cuando los verdaderos adoradores se inclinarán en Espíritu y en Verdad”. Aquí se habla de espíritu y de alma. Digo: Si tenéis alma y espíritu, vosotros no debéis buscar ningunas comprobaciones externas acerca de vuestro espíritu y acerca de vuestra alma. Cristo ha comprobado esta cosa, pero la gente no cree. Hoy en día ellos creen más a los demás que a su (propia – n.d.t.) mente, a su corazón, a su alma y a su espíritu. ¿Debemos sostener cosas que en realidad no existen, cuando Dios ha puesto la Verdad en el hombre mismo? Nosotros no hablamos de cosas irreales, puesto que éstas, por sí mismas, están excluidas de la vida. Cada cosa de la cual hablamos, es real. Por lo tanto, el alma y el espíritu de los cuales hablamos, son magnitudes reales. Si alcanza el hombre la realidad de las cosas, él se vuelve un hombre potente, magno, feliz, y lo que comienza, todo se ordena bien. Y cuando el alma del hombre penetra en alguien, él ya le conoce. Alguien dice: “Yo conozco a la gente por los ojos”. ¿Cómo conocéis a la gente por sus ojos? En realidad la gente se conoce por sus virtudes. Cada virtud tiene su color determinado, como y su tono determinado. Cuando paso del lado de algún hombre bueno, de él sale una música agradable, armónica. Una noche pasaba con un amigo mío al lado de una aldea y en medio de la aldea, sobre una de las casas, vi una luz agradable, suave, azul, la cual se elevaba hacia arriba, hacia el Cielo. Volteo la atención de mi amigo hacia esta luz y le pregunto: ¿Sabes qué es esta luz? Ésta muestra que en este hogar, sobre el cual se encuentra la luz, vive un hombre bueno que en este tiempo está orando a Dios, y su oración se acepta. Mi amigo mira hacia el Cielo y él ve esta luz. En ninguna otra parte por el Cielo se veía tal luz. Sin embargo, no cada hombre ve esta luz.

       Por lo tanto, cada virtud tiene su tono y color específico. Del hombre bueno sale una música agradable, una canción bonita, la cual recuerda a sonidos de algún arpa tierna. Toda una sinfonía se oye de la gente buena. El hombre bueno se parece a un arpa cuyas cuerdas están afinadas de tal manera que solo por el toque del aire con éstas, se oyen sonidos tiernos, agradables. A la gente buena les llaman arpas sonantes, de las cuales, al toque más pequeño, oís esparciéndose un aliento Divino. En esto, de la gente buena emana un aroma específico, desde lejos se siente alguna fragancia benéfica. Hay gente buena por el mundo a la que le llaman santos.

       Y después de todo esto vendrá alguien y dirá: “¡Comprueba de que hay alma!” Que compruebe esta cuestión, éste es un método infantil. Nosotros hemos comprobado las cosas de manera samaritana, las hemos comprobado de manera hebrea, y ahora las comprobaremos según la Nueva Enseñanza, en Espíritu y en Verdad. Si viene alguno para que le compruebe de si existe el alma o no, le diré: Hermano, ven a mí, yo inmediatamente te comprobaré esta cuestión. – ¿Cómo? – Sacaré tu alma, y dejaré tu cuerpo espiritual en el medio, para que converséis. ¿Creerás si ves esto? – Creeré. – Cuando regreses de nuevo a tu cuerpo, tú te parecerás a un niño renacido, liberado de todos los dolores y sufrimientos, de todas las contradicciones e incomprensiones, y de ti saldrá una fragancia benéfica, como de un santo. Sin embargo, para que el hombre llegue a este estado, se requiere por lo menos un afán forzado de diez años, una vida pura y santa, libre, llena de oración incesante. Diez años incesantemente el hombre debe orar, y cuando se acuesta, y cuando se levanta, y cuando trabaja, y cuando descansa, para que cree una conexión con Dios y comience a trabajar según las Leyes del Amor. A esto yo le llamo una ciencia sana, positiva – una ciencia de las pruebas. Yo no os engaño, sino que os hablo de una ciencia que hoy en día ya comienza a descubrirse, y a jóvenes, y a viejos. Si adquirís esta ciencia, la vida ya tiene sentido y hasta en sus manifestaciones más pequeñas.

       Cuando os hablo estas cosas, muchos piensan que éstas son imposibles, como en los cuentos de “Las 1001 noches”. Por ejemplo, yo frecuentemente converso con las moscas, y si os cuento lo que hablo con éstas, y esto se os verá de los cuentos de “Las mil y una noches”. Alguna mosca se posa sobre mi mano, por ejemplo, y comienza a arreglarse, como alguna muchacha que espera a su bien amado. Yo la miro y encuentro que está vestida como una dama moderna. Si no tiene ningún interés, ella comienza a morder. Si tiene interés, ella comienza a acariciar su probóscide y arreglarse. Le pregunto: ¿Qué estás haciendo? – He pisado sobre un lugar bonito y ahora quiero alegrarme del mundo de Dios. Cuando os digo que yo converso con las moscas, esto se os ve extraño, pero si os digo que la mosca puede enamorarse de un elefante, ¿me creeréis? ¿Por qué no creer? Cuando alguna mosca se posa a la espalda de un elefante y él la lleva todo el día de un lugar a otro, ¿no representan éstos, comportamientos amistosos verdaderos? El elefante le dice: “Tú puedes permanecer en mi espalda tanto como quieras, y yo, pues, puedo llevarte no solo a ti sino y a todo tu linaje”. Como veis, el elefante ama a esta mosca. Más adelante yo sigo mi conversación con la mosca. Le pregunto: ¿Quieres algo? Ella, pues, se arregla. Tomo entonces en un palito un poco de miel y le doy a la mosca. Ella se alegra, come un poco y sonríe. Cuando se alimenta bien, le digo: “Venga, ahora vete a tu hogar y lleva muchos saludos de aquel que te dio un banquete”. Ella se arregla el traje, se aliña y vuela. ¿Cómo pensáis, es esto una ilusión o es un hecho real? Yo he hecho una serie de pruebas con las moscas y he llegado a logros, he logrado despertar la conciencia de alguna de ellas y entrar en conversación con ella. Verdaderamente, la mosca no puede ser tan prudente y consciente como el hombre, pero según el nivel de su desarrollo, según su cabecita pequeñita, y ella puede despertarse y entrar en conexión con seres más elevados que ella. Después de esto yo comienzo a acariciarla ligeramente por las alitas, y ella se deja, no huye. Si llega a concientizar, sin embargo, lo que pienso a hacer con ella, ella está lista de huir.

       En la misma posición puede caer y el hombre con respecto a algún ser superior, avanzado en su desarrollo. Si os posáis en la mano de algún ser superior, razonable y más avanzado que vosotros, de la misma manera y éste os acariciará, os dará un poco de mielecita, y entre vosotros se creará una conexión, ataréis amistad. Después de esto este ser dirá: “¡Venga, llevad ahora muchos saludos!” ¿Podéis ofenderse de esto? Cada día se hacen tales pruebas. Como observo a la mosquita pequeña, encuentro que su amor es desinteresado. Ella no ve mi imagen, pero se pasea por mi piel, sigue lo que sale de ahí, arregla su traje y finalmente vuela contenta y dispuesta. Esto, exactamente, es lo bello y lo comprensible en la vida.

       Y así, cada uno de vosotros debe guardar lo bonito y lo bello en su alma, porque solo a través de ella él tiene posibilidad de desarrollarse. Solo de esta manera vosotros podréis utilizar los bienes que Dios os ha dado. Cuando se habla de lo nuevo, no es cuestión de que la gente se critique, que rechacen unos u otros sistemas filosóficos y religiosos. Que todo lo viejo se quede, pero que se acepte y lo nuevo que ahora viene en el mundo. Si es cuestión de críticas, la gente y hasta hoy sufre por éstas. Es bueno que el hombre critique, pero de cien errores él debe ver solo uno. A cada cien errores deben oírse mil palabras buenas. En la Escritura se dice que el Amor no ve los errores. El que ama, él no ve los errores. Dios, en Su Amor Ilimitado, no ve los errores de la gente. Él ve solo sus lados buenos y siempre les impulsa hacia adelante y solo hacia adelante. Que ande hacia adelante, este es el ahínco interno del alma humana.

       Ahora, a todos los que estáis presentes aquí, digo: ¡Id a llamar a vuestro marido, y para la siguiente vez venid aquí!

 

Dos regalos – Palabras del Maestro Beinsá Dunó

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