El Ego y como reconocerlo

“Cuando el ego fue engendrado, Dios puso en la mente la llamada a la alegría. Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. Por eso es por lo que tienes que elegir escuchar una de las dos voces que hay dentro de ti. Una la inventaste tú, y no forma parte de Dios. La otra te la dio Dios, quien sólo te pide que la escuches. El Espíritu Santo se encuentra en ti en un sentido muy literal. Suya es la Voz que te llama a retornar a dónde estabas antes y a donde estarás de nuevo.”

La palabra “Ego” tan pequeña, pero que engloba en sí misma una infinidad de características a veces difícil de describir. “Ego” proviene del latín “Yo”, pero en realidad, es nuestro “Falso Yo” lo cual veremos a lo largo de este texto. El ego según el libro “Un Curso de Milagros” es una invención de nosotros mismos, como un programa mental, el cual es enormemente variable e ingenioso, por lo tanto, inestable.

Para identificar al Ego podríamos decir que:

Es aquella voz que quiere tener razón, habla interna o externamente fuerte, nos identifica, cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, por lo cual tiene sed de competencia, por lo mismo nos separa, y al hacerlo nos sentimos vulnerables provocandonos un fuerte miedo. El mundo para él es de temer, la palabra «inevitable» le causa terror al ego, no le gusta perder el control, porque se ve completamente sólo en el mundo.

Como energía es densa y desgastante, nos presiona hacia abajo, nos estanca.

El Ego nos provoca miedo

El Ego nos provoca miedo

Siente una profunda escasez, “para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. Cuando se asocia el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor, y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das” ,por lo tanto el ego siempre da para obtener algo a cambio, no entiende la caridad.

Vive a través de las comparaciones, la igualdad para el ego es inentendible, ya que como se dijo anteriormente, no entiende el sentido de la caridad, y para reforzarse, utiliza características de inferioridad o superioridad con las cuales lleva a cabo el Juicio, de lo que es mejor o peor según su percepción.

El ego inventa un ego para todas las personas que percibe, el cual es sumamente variable, por eso se dice que es el ego el que reconoce a otro ego.

“El cuerpo es el hogar que el ego ha elegido para sí”, por lo cual trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. También es su mejor argumento ya que es la única identificación con la que se siente seguro, porque la vulnerabilidad del cuerpo es su mejor evidencia de que no procedemos de Dios. Ésta es la creencia que el ego apoya fervientemente, sin embargo, odia al cuerpo porque no lo considera lo suficientemente bueno como para ser su hogar.

Siente culpabilidad. Llegado a este punto es importante recalcar que el propósito del ego es infundir miedo porque eso permite que exista el egoísmo. Por lo tanto, cuando se siente culpa, se siente un temor tan grande, que se experimenta culpabilidad y da terror ser castigado, de ahí procede el miedo a las represalias externas, ya que el sentimiento de culpabilidad es tan intenso que tiene que ser proyectado. Además el ego cree que castigándose a sí mismo mitigará el supuesto castigo de Dios, aún en esto es arrogante. A su vez, los sentimientos de culpabilidad perpetúan en el tiempo, inducen miedo a las represalias o al abandono, y favorecen continuidad de este, la cual le proporciona una falsa sensación de seguridad al creer que tú no puedes escaparte de ella.

 

La culpa perpetua al Ego

La culpa perpetua al Ego

El ego percibe al “pecado” como un acto de agresión, cuando en realidad es una falta de amor. Esto a su vez, genera culpa, por consiguiente, es necesario para su supervivencia, ya que si se percibiera como una falta de amor se intentaría automáticamente remediar la situación.

Tiene compulsión por obtener, ya que su base es la escasez, entonces cuando se siente ansiedad, esta procede de los caprichos del ego. Esto tiene que ver con los “apegos”, esta sensación compulsiva de querer algo para mí, porque me lo pueden quitar, lo cual nuevamente nos lleva al miedo.

El ego utiliza a las ilusiones para realizar proyecciones que se alejan a la verdad, “es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres”, por lo tanto, el ego nos confunde constantemente. Hace preguntas, pero se basa en ilusiones que el mismo fabrica para tener una respuesta que logre encajar con sus conocimientos y creencias de lo que es mejor, lo cual por lo que se ha visto, nunca lo sabrá.

El Ego es lo opuesto al Espíritu Santo, que es la voz “buena”, es representado como la paloma blanca, y esta es una imagen que identifica la esencia del Espíritu Santo; nuestra voz interior, apacible y amable, que no intenta atacar sino colaborar. Es de energía sutil pero activa, da la sensación de elevación, no entiende al “ego” ni al “yo” por lo tanto no está en lucha con él, es la voz de la conexión con lo divino y lo único que quiere es ser escuchado.

El espíritu santo sólo pide que lo escuches

El espíritu santo sólo pide que lo escuches

Por lo que hemos revisado a lo largo de esta lectura, el ego es una creación bastante viva y autónoma, y ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingeniosos con el propósito de permanencia, parece ser inteligente y creativo pero no lo es, todo su sistema es un esfuerzo en vano, porque es una energía que va en contra de la verdad, en contra del flujo normal y divino de las cosas, por lo tanto es energía mal encausada. “Es natural por lo tanto que el ego trate de protegerse a sí mismo una vez que lo inventaste, y se va sumergiendo en todos los lugares que le sea posible, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que tú creas en ellas, siempre es tu elección.”

Después de este acercamiento a las profundidades del Ego, ¿cuál será tu elección? ¿vas a seguir prestando oído a su voz? o ¿vas a escuchar la voz divina del Espíritu Santo? sabemos que lo que el ego causa, entonces cuando te decidas a hacer este intercambio, de escuchar al Espíritu Santo en vez del Ego, reemplazarás simultáneamente la culpabilidad por la dicha, la crueldad por el amor y el dolor por la paz.

 

Autor: Valentina Salvo, redactora de la gran familia de hermandadblanca.org

Referencias: Un curso de milagros, Fundación para la paz Interior. 

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