El viejo que cantaba a la pachamama , por Arnaldo Martín Quispe

Jorge Gomez (333)

 

viejo pachamama

 

El viejo no cantará más. Por lo menos no físicamente, aunque para quienes lo escuchamos hoy lo recordamos con la misma emoción con la que solía cantar. Era un cantante del pueblo, del barrio y de las fiestas, uno que contagiaba con sus huaynitos animando a otros a cantar o bailar. Ese era mi padre, así lo recuerdo hoy día y así lo tendré presente en lo que me reste a mi de existencia. La pachamama ha decidido así y cuando hay una decisión de esa magnitud probablemente no queda otra que pasar la experiencia y afrontar la pérdida de la manera más optimista posible.

¿Porqué digo esto?. Estoy seguro que él que ahora no está presente habría decidido que su propia partida sea de alegría y hasta de fiesta, y no precísamente de tristeza y dolor. Mi padre era ante todo un tipo alegre, jóvial, hiperactivo, bromista y muchas veces el alma de la fiesta, acompañado del arpa y violín solía amenizar una reunión aún a altas horas de la noche. Los huaynos y música ayacuchana eran la pasión de toda su vida, algo que ha logrado transmitir en sus hijos y nietos, pues nosotros llevamos ahora en la sangre este género tradicional andino.

Me toca afrontar un momento de vida relativamente nuevo. Siempre y hasta este momento he acompañado a muchos en el dolor de una pérdida, esta vez me toca a mi y creo que no puedo evitar la tristeza, aunque trato de ser fuerte y creer que él hubiera deseado que en su partida bailemos y cantemos en su honor y lo recordemos así por la manera como supo transmitir esa alegría en nosotros. Por este lado creo que vamos a seguir su ejemplo y así pasar las tradiciones en nuestros propios hijos, a mi modo de ver es la mejor manera de rendir homenaje a nuestros viejos y permitir que ellos vivan en nosotros en lo que nos quede por vvir.

A mi me toca de modo inesperado, es un día que curiosamente coincide con mi día de cumpleaños, no puedo decir que sea un regalo, pero tal vez que es una prueba digna que la pachamama nos pone en el camino al cual solo nos queda responder calmadamente, es decir sin perder la cordura. A la pachamama también se la celebra en los Andes el primero de agosto y creo precísamente que ella ha decidido reunirse con mi querido viejo en esta fecha significativa para sincronizar un momento de fiesta y homenaje.

Hay un mar de recuerdos, tal vez no pueda evitar las lágrimas al repasar los momentos memorables a su lado, pero esto me pasa muy tranquilo, sobrio y optimista, porque como repito él hubiera deseado que su partida sea de fiesta y no de dolor.

Aún recuerdo las palabras de agradecimiento de cuando me dijo “Gracias papito por poner las fotos y videos de Chumpi en Internet”, en referencia a mi iniciativa de crear la web y revalorar las tradiciones y costumbres de nuestro querido pueblo chumpino en las futuras generaciones. Una labor que impulso desinteresadamente sin ánimos ni afanes de figuración, ni lucro mucho menos. Tal vez deba agradecerle a él por darme esta posiblidad de nacer rodeado de un ambiente de mitos, apus y danzas andinas que hoy me llenan el corazón provocando las mejores satisfacciones en mi corta existencia.

Don Julio Quispe García, un infatigable y servicial señor chumpino, un hombre andino de mil facetas, un defensor del pueblo, solidario con las causas perdidas, un conciliador, uno del auténtico proletariado, albañil, estibador, guardián, chofer de camiones, microbuses y taxis. Un caballero infatigable como marinero de los mares que aborda diferentes puertos, del quién se hace útil aún cuando no hay nada que hacer. Mi padre se llamaba así, se llama así y siempre será así, porque ahora pertenece a la memoria colectiva de los tiempos, allá donde se necesitan méritos que él supo ganarse a punta de sudor y trabajo.

Queda agradecer sí y mucho. “Gracias viejo. Gracias por tus buenos deseos, gracias por acompañarme en momentos claves de mi vida, por estar allí cuando te necesitaba, como cuando niño solía buscar tu microbus y abordarlo para darte la gran sopresa. Me diste de comer, me compraste lo que necesitaba, me deseaste lo que todo padre desea para sus hijos bienestar y salud.”

“Hoy por razones ajenas a mi voluntad me encuentro impotente de acompañarte en este camino  de reencuentro con la madre tierra, sé que lo vas a entender, pues mi corazón te siente presente más que nunca. Pero eso sí iré a verte y rendirte homenaje con la pachamama como testigo. Te fuiste el día de la pachamama, el día de mi cumpleaños y eso te glorifica en todos nosotros de quienes te vimos en vida. Gracias querido viejo. Gracias por todo. Allin Munay.”

Fuente: http://www.takiruna.com

El viejo que cantaba a la pachamama , por Arnaldo Martín Quispe

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