El grupo de madres cósmicas nos hablan sobre lo femenino

Eva Martín Garcia

madre divina

Vosotras, las Almas, no sois ni masculinas ni femeninas.

Encarnáis en un cuerpo determinado para hacer una función y comprender la otra, pero en esencia, no sois de un lado ni del otro, sino que contenéis ambos.

Por ello, cada Alma, tiene todos los atributos, cualidades, disposiciones, lecciones y capacidades integrados en ambos sexos; es decir, tú, hombre o mujer, contienes todas las capacidades que cada ser humano, sea hombre o mujer, podría desarrollar en la Tierra. No sois enemigos: sois un equipo.

Es cierto que al encarnar y tomar forma humana, cada Alma parece sentirse más cómoda y más adaptada si piensa, siente y realiza lo que los demás esperan de ella, según sea hombre o mujer, pero lo femenino y lo masculino forman parte de la misma esencia. Provienen de la misma Fuente, por lo tanto, son lo mismo. Cuando mires a un hombre o a una mujer, siente en tu interior: «Somos lo mismo, aunque sintamos distinto».

La misión del Alma en un cuerpo de hombre o de mujer es ver que no sois diferentes aunque la Biología así os lo muestre. Que las diferencias son puramente corporales, pero podéis sentir y pensar exactamente igual. En otras palabras, una mujer tiene en sí los atributos de un hombre, y un hombre contiene todas las capacidades y habilidades del ser humano masculino. ¿No lo véis? No sois diferentes, y mucho menos enemigos.

Tal vez estas palabras oe permitan comprender conceptos como «mujer guerrera», «hombre sensible», «esposa que trae el sustento al hogar», «hombre que se encarga de los niños»… pues aunque decís aceptarlo, como sociedad, Occidente y aún más otras civilizaciones, seguís siendo sexistas y separando a unos de otros sólo por su aspecto físico.

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¿Qué hay de las personas que no se muestran muy «adecuadas» al sexo biológico que traen al nacer?

 Que las juzgáis: «pobrecita, mira lo que le pasa», o «pero, ¿es chico o chica?».

¿Realmente pensáis que estos pensamientos son muy elevados? Es como cuando juzgáis a un hermano vuestro por su color de piel, sus ideas o su religión, ¿no creéis?

Tal vez, muchas de esas personas de imagen indefinida, de rasgos inconclusos y actitud respetuosa y tranquila sean vuestros jóvenes maestros. Estas viejas Almas viajeras ya usaron muchos cuerpos antes de ahora, por lo que entienden bien que el sexo biológico (ser hombre o mujer) no es demasiado importante. Y que el amor no entiende de costumbres ni de normas: el amor no tiene límites.

Si tu hijo o tu hija es diferente, ¿no lo amas? Tal vez deberías examinar tu concepto de «amor». La Fuente os ama a todos, sea el que sea el aspecto externo. Nadie critica a un ángel cuando lo ve, ¿por qué juzgas entonces a una persona, uno de tus hermanos?

Olvídate del aspecto. Deja las ideas de lo que corresponde hacer o no, de lo que se espera de ti. Pues si sólo haces lo que otros esperan de ti no realizarás los planes de amor de la Fuente de todo lo Creado. Tú, como tus hermanos, eres un deseo del Creador de todo lo Creado, por lo tanto eres perfecto/a y amado/a. Tú eres muy querido y asistido. Libérate de viejas ideas y recuerda que contienes todas las maravillosas cualidades de los dos sexos en la Tierra. Saca a relucir tu lado femenino, con su recpetividad, su detalle, su delicadeza, su dulzura… Pon a trabajar tu lado masculino: tu fuerza, tu resitencia, tu tenacidad y tu capacidad de defenderte.

Presenta batalla con la dulce fortaleza de la Luz que eres, con la fuerte suavidad del agua y el viento.

El Sol en tu cara, ¿es femenino o masculino?

El viento que juega con tu cabello, ¿es yin o yang?

El agua que bebes, ¿es femenina o masculina?

¿Acaso la vida tiene género?

 ¿Tiene el amor humano versión femenina y versión masculina? No, querido hijo/a.

No existe división en el Alma, y por este motivo vienes al planeta Tierra, a la hermosa Gaia, a sentir ambas energías, unas veces unas, otras veces otras. Unas veces fuiste madre, esposa, hermana, mujer, y tal vez víctima. Otras veces fuiste varón, el hombre de la casa, el guardián del castillo, el guerrero, el asesino, el confesor… Y siempre has sido Dios en ti, en diferentes fases y aprendizajes.

Integra ahora en tu corazón la sabiduría de vidas pasadas, ámate como eres y respeta a otros recordando que su corazón es divino y humano, pero que carece de dualidad.

Eres la Divinidad haciendo un trabajo de aceptación, aprendizaje y comprensión. Libérate de todo juicio y ámate como eres. Ama a los demás tal y como son. Pues sois realmente perfectos.

Con amor,

las Madres Cósmicas.

AUTOR: Amada Selina

VISTO EN: http://amadaselina.blogspot.com.es/p/canalizaciones.html

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