La Ley del Karma, Por Juan José Peña Díaz

Rosa (Editora)

 “Cuando el hombre hace suya la justicia natural del equilibrio y la armonía, desde su perspectiva finita, entra en una espiral de error que lo aleja de la verdad. Porque la Verdad y la Justicia, solo es comprensible desde los infinitos puntos de vista, la parcialidad en las concepciones transforma el orden en caos. Ojo por ojo no implica venganza o justicia por la mano del hombre, sino el rebote por la violación a la ley de la armonía.”

 Hermes Trimegisto

(Hermes Trimegisto)

 

La Ley del Karma 

Por Juan José Peña Díaz

Todas las religiones del mundo nos dicen que uno de los atributos de Dios es la Justicia. El equilibrio necesario de la balanza para que se manifieste la armonía. Entonces ¿Por qué existe tanta desigualdad en nuestro mundo?

La única explicación que puede conciliar el ideal divino de la Justicia y la desigualdad en la que vivimos es la Ley del Karma. Sin esta noble doctrina como poder explicar las desigualdades del nacimiento y de la fortuna, de la inteligencia y las facultades; el ver que se rinden honores a gente necia y disipada, sobre quien la fortuna a acumulado sus favores por medio privilegio del nacimiento, y su prójimo, con gran inteligencia y nobles virtudes, mucho más meritorio por todos conceptos, perece por sus necesidades y falta de simpatía.

(Helena Petrovna Blavatsky)

¿Qué es el Karma?

La palabra karma es de origen sánscrito y en realidad se pronuncia kárman y está compuesta por dos sílabas: kar y man. La sílaba man significa pensador y es el origen de la palabra inglesa man para hombre. La sílaba kar es la raíz del verbo hacer y, por extensión, quiere decir acción, actividad. De donde kárman significa, entonces, la acción, la actividad del pensador. Y la actividad fundamental y característica del pensador es pensar.

De nuestro pensamiento surgen actitudes que nos orientan a hacer acciones determinadas que causan efectos que a su vez generan causas. La ley del karma está estrechamente relacionada con la ley de causalidad. Toda causa tiene un efecto; todo efecto tiene su causa.

“Una flor florece porque se reúnen todas las condiciones para que florezca. Una hoja cae porque se reúnen todas las condiciones para que caiga. No florecen ni caen por sí solas.”

(Sakyamuni Buda)

El hombre actual con su limitada conciencia tan sólo percibe las causas y los efectos inmediatos, es incapaz de dar seguimiento a todas las cadenas de causas y efecto que genera con sus actos, toda la energía liberada por nuestro pensamiento, palabra, obra u omisión regresa para manifestarse, muchas veces tarda más de una vida, otras tan sólo un instante.

Creer en el azar nos ha dado la falsa esperanza de cosechar lo que otros han cultivado, de despreocuparnos por lo que hacemos y esperar ingenuamente lo mejor sin habérnoslo ganado. Muchas veces veremos como la fortuna le sonríe al más malvado, recordemos que no todo es lo que parece, detrás de la ilusión de una buena cara se esconde el veneno que regresa a quien lo ha liberado, o viceversa, cuantas veces una desgracias nos encamina a lograr lo que siempre hemos deseado.

El Universo y la naturaleza viven en un orden establecido por una inteligencia superior, ese orden puede percibirse claramente en el transcurrir del día y la noche, en el transcurrir de la las estaciones del año; en el ciclo reproductivo de las especies que viven en armonía con la inteligencia que los dirige. El hombre es el único ser en este planeta que no vive en armonía con su entorno ya que la inteligencia superior lo ha dotado de un libre albedrio, éste tiene la capacidad de escoger si vive en armonía con su entorno o si con su pensamiento egoísta crea desarmonía.

La ignorancia de las leyes universales como la de la Armonía y la del Karma nos ha llevado a creer que el caos en el que vivimos actualmente es el estado natural del hombre. No alcanzamos a comprender que nosotros con nuestros actos erróneos creamos la desarmonía que llamamos caos, mismos que nos afectan a nosotros mismos y a todos los seres que vive en nuestro entorno.

“El karma es también la «Ley de la Causación Ética» el efecto de un acto egoísta, frente a la Gran Ley de la Armonía, que depende del altruismo.”

(Helena Petrovna Blavatsky)

¿Qué tiene que ver la Ley de la Armonía con la Ley del Karma?

El Sol todos los días nos ilumina con su majestuoso brillo, la tierra todos los días gira sobre su propio eje para que la luz se distribuya uniformemente por todo el orbe, el ciclo del agua cada año se produce para llenar de vida nuestro hermoso planeta. Dúrate miles de años este orden que se manifiesta en la naturaleza a permitido que todo ser vivo pueda satisfacer todas sus necesidades, porque la abundancia es parte de la armonía, no tan sólo para unos cuantos, sino para todos, el hombre egoísta hace una mala distribución de los recursos del planeta, generando escases y a su vez desarmonía y por lo tanto karma. El hombre transgrede la ley con sus actos egoístas.

“No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.”

(Mateo 5:17-18)

Como lo podemos ver a cada instante, la ley de la armonía depende de la ayuda incondicional que se da cada parte que integra el sistema, si alguna de las partes no copera rompiendo así la armonía del sistema, el Universo corrige regresando a cada parte lo que ha generado, es como un rebote, la acción errónea es como una pelota que cae de nuestras manos derecha hacia lo denso y regresa a nuestra mano izquierda, de igual forma, una acción correcta es como una pelota que lanzamos al aire con nuestra mano derecha, se sumerge en lo sutil y regresa a nuestra mano izquierda.

“El error cae por su propio peso. El rebote antes o después se produce.”

(Hermes Trimegisto)

El rebote es necesario para generar más conciencia en el elemento que ahora tiene que sufrir en carne propia la desarmonía que ha creado, éste debe de aprender que forma parte de un TODO, que la evolución de ese todo depende de la ayuda que se den entre si las unidades que integran ese TODO, que el servir al prójimo es la única forma de evolucionar. De igual forma el Universo recompensa al elemento que ha alcanzado la sabiduría para entender la Ley, la evolución de éste elemento se acelera por que fluye en armonía con el TODO, alcanzando rápidamente mayores niveles de conciencia. Como las religiones orientales manifiestan, es un ser que está en Dharma.

“11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.”

(Mateo 23:11-12)

La ley del Dharma.

Para el hinduismo el Dharma es el deber ético y religioso que cada cual tiene asignado según su determinada situación de nacimiento. Para el Budismo son las enseñanzas dadas por el Buda. Para el jainismo es el movimiento de dravya o substancia universal, se dice también que es el buen karma, la conducta adecuada, etc.

Grandes maestros también nos dicen que el Dharma es el propósito en la vida, por lo tanto podemos resumir que el Dharma es el propósito en la vida basado en un deber ético y religioso que tiene como fin poner en movimiento la substancia universal.

“Las etapas de este noble camino son: Visión correcta, Aspiraciones correctas; Palabras correctas; Conducta correcta; Vida correcta; Esfuerzo correcto; Conciencia correcta; Concentración correcta.”

(Sakyamuni Buda)

¿Qué es entonces la substancia universal?

La substancia universal es el Amor, por amor nacemos, por amor crecemos, por amor nos reproducimos, por amor aprendemos y por amor morimos. Por amor nos movemos en un sin fin de experiencia para poder recordar de dónde venimos, del amor infinito de nuestro Creador, el Amor de Dios.

El primer paso para estar en Dharma es encontrar esa parte de Dios que vive dentro de nosotros con la cual podemos fluir y dar fuerza a la substancia universal, es encontrar esa parte que está latente en nuestro ser, es el verdadero yo, esa parte espiritual que siempre ha estado en armonía con el universo, es encontrar el amor de Dios en nuestro corazón.

“No somos seres humanos que tienen experiencias espirituales ocasionales, sino todo lo contrario: somos seres espirituales que tienen experiencias humanas ocasionales.”

(Deepak Chopra)

Con la plena conciencia de que somos el amor que nace del conocimiento de nosotros mismos, podremos conocer nuestro talento único.

Todos tenemos un talento único que Dios nos ha dado, hemos nacido para manifestarlo, es una actividad que amamos y que hace que todo nuestro ser entre en armonía, nadie puede hacer esta actividad como nosotros porque al ejecutar nuestro talento la belleza única de nuestro ser se manifiesta.

El encontrar nuestro talento único, es encontrar nuestro propósito en la vida, es encontrar la llave de la abundancia y la felicidad ilimitada.

Ahora, lo único que nos queda es compartir nuestra abundancia, es compartir el amor infinito que emana de nuestro ser, esa energía que al compartirla crece y con la cual colaboraremos en el Plan Divino, es ayudar al creador a manifestar armonía por medio del servicio, por medio de ayudar al prójimo a encontrar su camino y a las especies inferiores (minerales, plantas y animales) a seguir su evolución.

Estar en Dharma es aprender, disfrutar y compartir.

“La misión consiste en recibir vida, vivir, crecer, aprender y luego dar vida a otros, para que crezcan y aprendan.”

(Hermes Trimegisto)

El Karma de la Inactividad

Cuando alguien se dirige a nosotros para pedirnos ayuda y nosotros teniendo los medios no deseamos ayudar, estamos generando Karma. Mucha gente en la Tierra crea karma justamente por no realizar ninguna acción en el momento en que hay que actuar.

Nosotros llegamos al mundo con el fin de acumular experiencias y actuar. Por lo tanto, al desviar una acción, generamos Karma.

La avaricia y la pereza pueden ser las razones principales por las que generamos este tipo de karma. Ayudar al prójimo que en verdad necesita ayuda cuando te lo pide, es una forma de alinearte con el Plan Divino ya que de esta forma estarás cumpliendo con las experiencias que decidiste venir a vivir, y por lo tanto, aprenderás lo que debes aprender.

Conclusión.

Cada uno de nosotros decide como quieres pagar su deuda karmica, con Amor (estando en Dharma) o con dolor (siguiendo en el papel de víctima). Si seguimos creyendo que las cosas suceden debido al azar y culpando al prójimo por nuestra desgracia, seguiremos acumulando Karma y las experiencia amargas regresaran una y otra vez hasta que hayamos aprendido la lección. Por el contrario, si aceptamos que lo que en este momento nos sucede es la consecuencia de nuestras elecciones del pasado, seremos más responsables de nuestros actos, corregiremos cada manifestación de nuestro ser buscando el bien para recibir bien, porque ningún hombre se desea el mal así mismo. Tú tienes en tus manos el poder de moldear tu destino.

NOTA: LAS FRASES DE HERMES TRIMEGISTO QUE SE CITAN EN ESTE DOCUMENTO SON CANALIZACIONES DE SOROR NEMA.

Artículo Publicado en la Revista IMHOTEP.

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