La Libertad y las dañinas etiquetas

Pilar Vazquez

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Sí,  se preguntarán ¿Qué tiene que ver la libertad con las etiquetas?…primero es importante definir qué se entiende por “etiqueta” y es básicamente  aquél proceso que realizamos de manera consciente o inconsciente para catalogar o identificar a una persona ya sea con un sobrenombre, apodo, característica o atributo. En algunas ocasiones llamamos de manera especial a las personas y sin afán de dañar como es decir con cariño y aprecio…linda, pequeña, guapa.. pero en algunas ocasiones lo hacemos con toda la intención de dañar, separar y clasificar…por ejemplo gordo, nerd, looser, ñoño y podemos presentar una enorme lista.

las etiquetas nos restan libertad

Pero ¿ qué sucede cuando clasificamos a la gente que nos rodea o con la que tenemos algún tipo de contacto?.. y es aquí que viene a mí el recuerdo de un maestro que decía que las etiquetas y clasificaciones le restan libertad a la persona que las recibe y al que las confiere también.

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Por ejemplo, si pienso en alguien como neurótico le resto a esa persona la libertad de ser más que lo que yo pienso que es, además que al relacionarme con él no lo podré percibir como otra cosa más que con el concepto en él que lo encasillé.

impactan nuestras relaciones personales

Parecería que esto no tiene ningún impacto en nuestras relaciones personales, sin embargo, así como con los juicios, al etiquetar a las personas estamos limitando nuestro actuar y el de los otros. Seamos realistas,  no somos una sola cosa por así decirlo, somos tal vez maestros, doctores, enfermeras, alegres, desdichados, optimistas, atentos…infinidad de atributos y cada persona en una hora, un día, un mes atraviesa por muchos estados de ánimo, profesiones, actitudes….así que el etiquetar a una persona no es de ninguna manera algo real y acertado pues en cada instante estamos cambiando.

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En Oriente se le conoce a éste proceso como atribuir a las personas y cosas lo que se conoce como “Identidad Intrínseca”, se considera un punto de vista incorrecto y el punto de partida también para tener relaciones poco sanas y destructivas con los demás.

Si afirmamos que alguien es intrínsecamente pesimista estamos afirmando que lo es cada instante, día, hora, mes y que no cambia en ningún momento lo que, sin necesidad de un análisis complicado sabemos que no puede ser, en algún momento se rompe la dinámica por alguna circunstancia interna o externa que lo hace cambiar.

somos más que una etiqueta

Así también si conocemos a un doctor debemos de entender que posiblemente es también hijo, padre, abuelo, profesor, amante de la música .. simplemente somos más que una etiqueta.

Es importante estar atentos en todo momento de no etiquetar ya que algunos lo externamos y puede generarnos muchos conflictos, pero también a nivel mental nos produce mucha insatisfacción, por ejemplo, cuando manejamos el auto por una calle con mucho tráfico, surgen en nuestra mente etiquetas como el pobre, la mal vestida, el descuidado, el prepotente y las que se nos ocurran en él momento, tal vez no las decimos pero interiormente estamos experimentando una agitación mental que nos genera sufrimiento de manera sutil tal vez, pero muy incómoda sin duda.

A este proceso se le conoce como “Agitación mental” o “Mente chango” que es  como cuando observamos a un mono saltar de un lado a otro de su jaula, así nuestra mente va de un pensamiento a  otro sin control.

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La meditación es excelente para descubrir ésta textura en nuestra mente, pues en el momento en que queremos experimentar tranquilidad y sosiego, nuestra mente no para de pensar  y va de una etiqueta a otra o de un pensamiento a otro.

Como todo lo mejor es tener atención presente a nuestros pensamientos, detectar en qué momento estamos agitando nuestra mente con las etiquetas y parar ese diálogo interno.

atención sostenida y presente

Lo que se requiere es atención sostenida y presente. Por supuesto que la meditación es un antídoto muy eficaz y poderoso, sin embargo, si no tenemos aún preparación al respecto basta con la atención y la motivación de no etiquetar a otro u otros, hacerlo un hábito constructivo que parará eventualmente la agitación mental resultado de catalogar a las cosas y personas.

Como se puede observar cuando pretendemos dañar a alguien con una etiqueta en el fondo y como es con todas las actitudes destructivas los más dañados ulteriormente somos nosotros, los que etiquetamos, pues lo único que demostramos es nuestra falta de libertad,  tranquilidad mental y paz interior.

Así que a practicar por nuestro bienestar emocional y mental, los resultados son inmensos y nunca es tarde para comenzar.

 AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca

 

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