La mano tienta, por Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

La mano tienta

Conferencia dominical, dada por el Maestro Beinsá Dunó el 5 de abril de 1925,

Sofía – Izgrev.

Si tu mano te tienta, córtala y tírala” (Mateo 18:8 – n.d.t.).

 

“Si te tienta tu mano”… Vosotros encontraréis este versículo en alguna parte del Evangelio. ¿Nuestra mano puede tentarnos? – Es posible. Cada cosa, cada objeto, cada fuerza, o cada cuerpo, que nosotros dominamos, puede tentarnos, pero esta tentación puede producir una desagradabilidad o una infelicidad para nuestra vida. Hace más de 40 años el hijo de un sacerdote búlgaro, en alguna parte de la región de Varna, en el pueblo Nikolaevka, la antigua Jadurcha, tenía su pistola, o como lo llaman los turcos “chifté”, como estos con los cuales se sirven los militares, y una noche toma su pistola y la llena con balas grandes. Durante la noche, sin embargo, saca los núcleos de la pistola y la llena con perdigones. En la mañana vierte y los perdigones de su pistola y deja en ésta solo trozos de tela, y la mete en su cinturón. Durante el día se va a la plaza, o como le llaman la glorieta, y allí entra en contienda con los muchachos. Para asustarles, él saca su pistola y la dirige contra ellos. Hace chas pero la pistola no coge. Pone entonces la boca de la pistola delante de su boca, para ver lo que hay en ésta, y sopla, pero cuando sopló, la pistola esta vez destella en su boca. ¿Y qué ocurre? – Sus ojos sobresalen, se vuelven grandes, como de una rana, su rostro se desfigura, como de algún caníbal. Este muchacho joven no muere, él se cura, pero durante toda su vida recuerda la tentación de su pistola. Por lo tanto, cada hombre que tiene mano que le tienta, ésta es su pistola. La mano es una expresión de lo razonable en el hombre. Solo la gente razonable tiene mano. Solo la gente razonable tiene armas de fuego. Solo ellos pueden llevar armas de fuego. Y los dioses tienen armas de fuego. Puesto que el hombre pasa por mundos grandes, pasa por grande, quiere medirse con los dioses, por eso y él lleva armas. Tenéis que visitar algún país cultural, que estéis en el lugar de algunos de estos gigantes, o como les llaman: “los intrépidos”, o sea, que estéis en el lugar de aquellos que de nada temen, los que están sobre todo, que veáis cómo os sentiríais. Si preguntáis al búlgaro cómo es, él os dirá que es de estos los intrépidos, que de ninguna arma temen. Pero que comiencen a caer aquellas granadas de cañones alrededor de él, se verá hasta qué punto es de los intrépidos. ¡Que se lo piense aquel que está cerca de las granadas! Pregunto: ¿En qué consiste la belleza de la vida humana? ¿En la destrucción, o en la edificación? ¿En la mentira, o en la Verdad? ¿En la Sabiduría, o en la tontería? ¿En la Justicia, o en la injusticia?

La gente contemporánea dice: “La Naturaleza misma así ha ordenado las cosas”. Verdaderamente, así las ha ordenado, pero si para todo lo que ocurre en el mundo, decimos que la Naturaleza lo ha ordenado, yo lamento esa Naturaleza. Si la Naturaleza, de verdad ha ordenado todo lo que ocurre en el mundo, entonces la gente con derecho quiere conquistarla; recto es su concepto acerca de ella de que pueden conquistarla. Esto no es Naturaleza, esto es arbitrariedad, esto es anarquía, esto es caos. Bajo “caos” se sobreentiende algo no organizado. Y todos los sistemas filosóficos contemporáneos comienzan siempre del caos. Ellos quieren comprobar que alguna vez en el espacio existió caos, desorden, y que de este desorden ha provenido el orden. Los turcos dicen: “Ven hijo, que vea cómo es tu mente, cómo es tu percepción de la vida”. Esto significa que del gran desorden del huevo ha salido el polluelo. En esto no hay ninguna filosofía. El polluelo ha salido del orden mismo del huevo. En este más grande desorden visible, o caos, como lo llaman, reside el orden más grande. Los científicos dicen que de este desorden en el espacio, la materia comenzó a reunirse. No, esta materia de ninguna parte ha comenzado a reunirse, no había de dónde reunirse, ella estaba reunida. Sobre la construcción del mundo contemporáneo y sobre la materia debemos tener un precepto un poco diferente. Nosotros tenemos preceptos completamente diferentes acerca de la materia y de su construcción, de los elementos y de toda la Naturaleza en general. Nuestros preceptos son diferentes de estos que la gente científica contemporánea tiene. Por ahora, la gente contemporánea lo pasará con estos elementos que tienen y conocen. ¿Por qué? Porque según las comprensiones presentes, las teorías presentes en la química, por ejemplo, son un traje con el cual están vestidos los elementos. Éstos pueden estar vestidos en un traje azul, negro o gris, según como puede estar vestida y la gente misma. Aquel Petko, o aquel Dragancho, con cualquier traje que le vistas, con azul, negro o gris, siempre el mismo se quedará. No está allí la esencia de las cosas. Algunos dicen: “¿Sabes cuál es la última teoría?” Cuál es la última teoría de la ciencia no lo sé, pero sé cómo es la última moda. Yo sé que la gente lleva fracs que por atrás están cortados; yo sé cuál es la última moda de los gorros femeninos: al ponerlos, perfectamente esconden su frente; yo sé que según la última moda, los zapatos están tan agudos por delante que se parecen a los cuernos de los bueyes. ¿Yo sé aún la última moda de qué? – De los cordones que lleva la gente contemporánea. En el tiempo turco la gente llevaba unos cordones tan grandes y gordos, que un hombre se podía ahorcar con estos, y hoy son tan delgados, tan delicados, que apenas una araña se puede colgar sobre estos. Dicen: “Delicados son, porque cultura hay en la gente”.

“Si tu mano te tienta”… Si tu vida irrazonable te tienta y te da una comprensión torcida, una teoría distorsionada, a través de la cual tu mente, tu corazón y tu voluntad se engañan, echa esta teoría, ella no te hace falta. Si tú tienes una medida en tu vida, con la cual cuando mides no puedes medir tu casa y cuando llamas a algún maestro, y él cuando mide con tu medida deja ½ metro entre las vigas, ¿por qué te es esta medida para crearte desgracias sobre la cabeza?

“Si tu mano te tienta, córtala”. Cada cosa que nos tienta, debe rechazarse. El hombre razonable no debe tentarse de nada. Aquel hombre que se tienta, él es un niño antojadizo; él es, según yo, un hombre no cultural, simple, no educado; él es el hombre en el cual no hay amor ninguno; él es el hombre en el cual no hay fe ninguna; él es el hombre en el cual no hay esperanza ninguna. Él es el hombre que se tienta de todo. Po lo tanto, cada tentación debe echarse. ¿De dónde se va a echar? – De nuestra mente. Para que el hombre sea fuerte no debe tentarse. Hasta entonces, hasta que el hombre se tienta, él es débil, él no puede crecer y desarrollarse. Cada tentación es un magno tropiezo en el desarrollo correcto de la mente humana y del corazón humano. Entre toda la gente científica vemos que ocurre una perturbación. Unos comprueban una cosa, otros comprueban otra. Y esta gente, después de todo, se asombra de cómo es posible que todos observen las cosas bajo microscopio, pero unos ven unas cosas y las comprueban de una manera, otros ven otras cosas y las comprueban de otra manera.

Ahora, el mundo científico contemporáneo separó a la gente en dos campamentos. Unos dicen que en la Naturaleza hay razonabilidad, y otros dicen que en la Naturaleza no hay ninguna razonabilidad. Los últimos dicen que los únicos seres razonables en el mundo, esto somos nosotros, la gente, los que creamos nuestras teorías. Y según esto, cada uno que vive de acuerdo a estas teorías científicas logrará éxito. Eh, bien, desde hace tantos miles de años la gente vive de acuerdo a las teorías de su gente científica, ¿logró éxito? ¿Acaso los egipcios no vivieron según las teorías de su gente científica? ¿Lograron éxito? ¿Acaso los asirios no vivieron según las teorías de su gente científica? ¿Lograron éxito? ¿Acaso los griegos, los romanos, no vivieron según las teorías de su gente científica? ¿Lograron éxito? ¿Acaso la gente científica contemporánea en el mundo, hoy en día, no vive según las teorías de su gente científica? Hasta entonces, hasta que existen teorías e hipótesis, y la gente se guía por éstas, el mundo no logrará éxito. Y cada hombre, cuya vida está llena de hipótesis y teorías, él es una kratuna vacía (se trata de un recipiente hecho de calabaza hueca – n.d.t.). Vais a disculparme de la oración fuerte, pero si hubiera dicho “una calabaza vacía”, todavía mejor hubiera expresado mi pensamiento. Yo pienso que vosotros sois tan nobles, no vais a ofenderse de esta expresión fuerte; esto no se refiere a vosotros. Esto se refiere solo a aquellos, cuyas cabezas están llenas solo de teorías e hipótesis; por lo tanto, esto no se refiere a vosotros, no hay por qué ofenderse.

Yo quiero explicar el hecho de por qué la gente sufre. En el mundo contemporáneo toda la desgracia reside siempre en estas teorías e hipótesis. Y en el credo de la gente hay hipótesis: la hipótesis de Dios, la hipótesis del Espíritu de Dios, las hipótesis de la mente humana, del corazón humano, del alma humana, la hipótesis de la sangre humana, como y del hombre mismo. Todo esto son siempre hipótesis. ¡Eh, dónde está este hombre, venga, decidme! Diréis: “He aquí éste, el que vemos que nos habla, él es el hombre real”. Bien, mañana este hombre se derrite como el hielo. Venga, decidme, ¿dónde se va a encontrar este hombre real? Nosotros creemos en la gente, ¿pero cuándo? Mientras la gente no existe, nosotros creemos en ellos, pero cuando la gente comienza a existir, nosotros no creemos ya en ellos. Cuando el agua se congela, nosotros decimos que sobre ella se puede caminar, creemos en ella. Pero mañana, cuando el hielo se derrite, decimos que éste ha desaparecido. No, el agua misma ha pasado a hielo, ha pasado de un estado en otro – nada más. El estado líquido es el estado natural del agua, y el hielo, este es un estado hipotético del agua. ¿Cuándo se ha formado el hielo en el mundo? – Cuando la Tierra perdió el calor natural de sus polos. Por lo tanto, por la falta de calor por los polos de la Tierra, se ha formado el hielo. Un día, cuando la Tierra adquiere este calor natural suyo, el hielo desaparecerá y ni recuerdo quedará de éste. Os pregunto: ¿entonces dónde buscaréis ese hielo? – Lo buscaréis en el agua. El agua la considero como símbolo de la vida, porque la vida se encuentra también en un tal estado como y el agua. La palabra “voda” (lo cual significa “agua” – n.d.t.) no es búlgara. Ésta no se puede traducir. ¿De qué proviene la palabra voda? ¿De “vadi”? No, ésta es una de las palabras con un contenido muy profundo, la cual no se puede traducir en el idioma búlgaro. En el idioma búlgaro no hay tal traducción. Pero dejemos ahora de dónde ha provenido la palabra voda, porque llegaremos a hipótesis, y éstas son peligrosas. Por lo tanto, ¡la vida razonable no debe permitir ninguna hipótesis, ninguna teoría! Como digo que la vida razonable no debe permitir hipótesis y teorías, no entiendo que éstas no deben existir en absoluto. No, que la vida piensa en teorías e hipótesis, pero solo como un bosquejo que no es tan importante. Cada teoría e hipótesis puede conducir hacia cierta Verdad, pero esto es solo una preparación. Cuáles son las últimas teorías e hipótesis, nosotros podemos disputar sobre éstas. Cuál es la última teoría e hipótesis sobre el origen del hombre, cómo ha provenido él, acerca de todo esto los científicos quieren convencernos que el hombre ha provenido de una célula muy pequeña. Entonces escuchad, yo os compruebo que todos los Soles en el Universo han provenido de un átomo microscópico. ¿Me creeréis? ¿Cómo así ha venido a la mente de esta célula primordial construir al hombre? Dicen: “Eh, esta es una coincidencia, una conjugación de las cosas”. No, estas son hipótesis y conjugaciones de ese hombre científico. Otros científicos vendrán para comprobarnos la razonabilidad de la Naturaleza. ¿Cómo van a comprobarla? Ellos la comprueban con una serie de hipótesis y teorías. Nosotros debemos cesar de ocuparnos con la comprobación de las cosas. Nosotros entramos en un área nueva. Hasta ahora vosotros habéis estudiado el arte de comprobar las cosas y ya lo sabéis. Cada mujer puede comprobar a su marido que la carne que él ha comprado, no es buena. ¿Cómo? – Cocinándoselo sin cortarlo. Él comienza a masticarlo, pero no puede arreglárselas con ésta. Ella le dice: Te he dicho que esta carne no es buena ¿no? Y de verdad, esa carne puede ser de algún buey de 15 años, o de alguna cerda vieja. Ella le dice: “Yo te dije que deberías comprar una carne más tierna. El marido dice: “Eh, cuando yo estaba donde el carnicero, él me comprobaba, según sus teorías, que este buey es joven. Pues y yo tengo mis teorías”. Sí, pero tú al comerlo ahora, compruebas que este buey es viejo. ¿Cómo compruebas esta cosa? – Cuando lo comes y no puedes masticarlo bien. ¿Qué conclusión puede sacarse de esta comprobación? – Que la carne vieja difícilmente se mastica, o no se mastica, y que la carne joven fácilmente se mastica. ¿Qué comprobasteis en general con esto? – Que la carne, o se mastica, o no se mastica. Pues yo ahora digo: ¡Escuchad, masticad una pera tierna! Ella siempre es joven, nunca envejece. En la pera hay una cualidad, que ellas nunca envejecen, ellas siempre son jóvenes, siempre de seis meses. Yo no hablo del árbol de la pera, sino de la pera misma, de la fruta misma, que siempre es de 5-6-7 meses, más no puede permanecer. Entonces, la pera siempre es joven, ella no puede ser de más de un año. En las frutas vosotros siempre podéis estar seguros, éstas no pueden ser de más de un año. Y cuando decimos que están frescas, esto significa que están solo de 1-2-3 meses.

Si en nuestra vida razonable entran éstas, hasta ahora existentes teorías e hipótesis, ésta será una vida vieja – una vida de formas destruidas. Por ejemplo, yo frecuentemente he tocado la cuestión de la propiedad privada, pero es interesante cómo la han comprendido algunos de mis discípulos. Por ejemplo, uno de mis discípulos se va al hogar de algún hermano, que tiene un saco de nueces, y comienza a coger él solo constantemente de éstas. Come libremente de éstas y dice: “¡Ya no hay propiedad privada!” Si no hay propiedad privada y si comes de este saco, entonces y todos los demás tienen que comer de éste. ¡Pues esto exactamente es propiedad privada! Este discípulo, como excluye la propiedad privada para los demás, él solo entra en la propiedad privada. Él, como obsesiona el saco, reconoce la propiedad privada para sí mismo, pero para los demás no la reconoce. Que no reconozca la propiedad privada, yo entiendo que cuando tengo algo para mí, que dé y a los demás para comer de ello. ¡Idea debe tener el hombre cuando rechaza la propiedad privada de sí mismo! Si él es privilegiado, y para los demás no reconoce este privilegio, esto ya no es una filosofía correcta. Por lo tanto, si actuamos y razonamos de esta manera, nosotros distribuiremos incorrectamente los bienes que Dios nos ha dado en este mundo. Entonces dirá alguien: “Eh, ¿cómo debe vivirse según esta Enseñanza? Todos nosotros tenemos que vivir razonablemente, según como requieren estas magnas leyes, a través de las cuales la vida está ordenada. En este mundo Dios ha provisto todo (lo necesario – n.d.t.) por nosotros. Las cosas básicas para la vida están provistas. De qué necesita la mente, esto está provisto; de qué necesita el corazón, esto está provisto; de qué necesita el cuerpo, todo esto está provisto. Por lo tanto, el hombre debe encontrar esto, lo que está provisto para él. Él utilizará su vida tan razonablemente, como procede el padre de aquel muchacho joven y de aquella muchacha joven, cuando pide ropas nuevas a algún sastre o costurera. Él dará un apunte a su hija y le dirá: “Irás a tal costurera para tomar las ropas que he pedido para ti”. Luego dirá a su hijo: “Irás a tal sastre para tomar las ropas que he pedido para ti”. Este es un padre bien educado. ¿Por qué no deja él a la costurera y al sastre que traigan las ropas del hijo y de la hija a su hogar? Porque si el sastre y la costurera hubiesen venido solos para traer las ropas, esto significa que será necesario que se le pague por su trabajo, pero también será necesario que se le pague y por el esfuerzo que harán para traerlas. Él dice: “Yo no dispongo con dinero excesivo, por eso iréis solos para recogerlas”. El hijo y la hija dirán: “¡Qué tacaño es nuestro padre!” ¿Y vosotros? ¡Sí, vosotros sois de los nobles! Si vuestro padre es tacaño, y vosotros sois tacaños; si vuestro padre es tonto, y vosotros sois tontos. Alguien dice: “Mi padre es tal o cual”. Pues tú saliste de él ¿no? Y ahora alguien dice: “El mundo está ordenado muy tontamente”. Si el mundo está ordenado tontamente, y tú eres un tonto de primera calidad. Si la Naturaleza es tonta, y tú eres tonto, no te creo en nada. El mundo es insensato – dice alguien. Si el mundo es insensato, tú eres dos veces más insensato. Así razonamos nosotros. “No, yo soy un científico”. Bien, ¡muestra tu cientificidad! ¿Qué has mostrado al mundo? Has escrito alguna obra sobre algún escarabajo, sobre algún microbio. ¿Qué muestra el microbio? ¿Se puede vacunar la gente de tal manera que nunca muera? Hoy en día, a los niños, hasta cierta edad se les vacuna, pero aún así ellos mueren. Los científicos quieren decirnos que han encontrado algún suero el cual cuando se inyecte en la sangre del niño, él adquiere inmunidad, se adaptaba hacia esta enfermedad y no se contagiaba de ésta. Aún así, sin embargo, nosotros vemos cómo los niños mueren exactamente de esta enfermedad contra la cual han encontrado tal suero. Y ahora, cada hombre que no vacuna a su hijo, él está fuera de las fronteras de la ciencia, a él le consideran un retrogrado. ¡Sí, pero esto no es ciencia! Yo desearía, después de que pongan una inyección a algún niño, después de vacunarlo, que pueda vivir aproximadamente 500 años más. Y ahora, después de que hagan una inyección a este niño, después de 5 años se muere. Esto no es ciencia, estas son hipótesis de la curación, estas son teorías de la curación.

“¡Si tu mano te tienta, córtala y échala fuera!”

Y entonces, vienen algunos y me preguntan: “¿Debo curarme?” Digo: no, tú no debes curarte. – ¿Pues qué tengo que hacer? – Debes vivir razonablemente, de acuerdo a las Leyes de Dios. Tú vivirás conforme a las Leyes de Dios. Si puedes purificar tu mente, que introduzcas en ti aquel pensamiento sólido, que pienses que el mundo Divino es razonable, que el mundo Divino es puro, que fuera del mundo presente que se manifiesta, existe una multitud de Seres razonables que están muy cerca de ti, tú vivirás conforme a las Leyes de Dios. Estos Seres razonables superiores siempre pueden manifestársenos.

Para aclaración de mi pensamiento voy a transmitir un ejemplo. El famoso Maestro de la India, Krishna, que ahora ha llegado a ser casi una divinidad, el que entra y en la trinidad de la teología y la filosofía hindúes, tenía un discípulo bien amado. Un día este discípulo dice a su Maestro: “Maestro, yo te veo como un hombre ordinario, pero por favor, déjame ver tu gloría, que te vea tal y como eres”. Krishna se le revela y él ve que todo el espacio del Universo, desde el trono de Dios hasta la Tierra, todo estaba lleno con la gloria y la grandeza de Krishna. Presentándose delante de su Maestro, el discípulo dijo: “Te agradezco, porque he comprendido el sentido de la vida”. Krishna le dice: “Recordarás que esto lo que te he revelado, no lo he revelado ni para tu mente, ni para tu corazón, sino para aquel sentimiento noble que trepidaba en tu alma”. Ahora, algunos discípulos, con su cientificidad, dicen: “Que se nos descubra el Maestro. Que Le conozcamos”. ¡No, nunca! Hay algo más alto en el mundo que el conocer. Los filósofos griegos decían: “Que conozcas el mundo, este es el sentido de la vida”. No, en el mundo hay algo más alto de que conozcas, esto es que ames. En el conocer hay un miedo. Tú quieres conocer a alguien, si es él o no, pero en ti hay otra duda, una vacilación. En el conocer tú primeramente quieres conocer a alguien, y luego manifestarte. El Amor excluye toda teoría e hipótesis. En él no hay miedo. Yo no hablo que debéis excluir todas las teorías e hipótesis, sino que hablo de la esencia de la vida. En la vida presente, en las condiciones presentes, en el conocimiento presente, vosotros debéis tener teorías e hipótesis, pero digo: si queréis alcanzar aquel sentido interno de la vida, si queréis liberarse de las limitaciones de la vida, de aquella opresión interna que existe ahora en el mundo, vosotros debéis amar. ¿A quién? – Que amemos a Dios, porque Él es Amor que se nos revela. Por lo tanto, nosotros debemos ser portadores de este Amor, debemos expresar el Amor de Dios en el mundo. En este Amor exactamente no puede existir ninguna teoría, ninguna hipótesis. Cuando lleguemos a esta posición, nosotros estaremos muy cuidadosos con nuestro lenguaje. ¿Sabéis qué cosa es el lenguaje cuidadoso? ¿Sabéis qué cosa es la conducta noble? Alguien dice: “Eh, que nos portemos noblemente”. Yo llamo hombre con conductas nobles a este que actuaría con los demás así como actuaría y consigo mismo. Que él sea tan cuidadoso, que cuando se ponga en cierta situación, que respete y a los demás así como se respeta y a sí mismo. Tal hombre no te va a hablar ningunas hipótesis y teorías, no te va a decir: “Amigo, yo te amo mucho, tengo una disposición específica, tengo una opinión alta acerca de ti, estoy listo de sacrificarme plenamente por ti, yo conozco a tu madre y a tu padre, ellos eran gente eminente, noble, etc.”. Tal hombre no va a desarrollar estas teorías e hipótesis. No, amigo, mi amistad no se basa en conocer a tu madre y a tu padre. Este Amor yo lo llevo desde los siglos más remotos. Este Amor ha existido antes de este y de aquel mundo. Antes de existir este mundo, yo era – nada más. Diréis: “Estas son teorías e hipótesis”. Sí, para vosotros puede ser así, pero para mí no es así. Y yo no tengo nada que comprobaros. Vosotros ahora diréis: “¿Sabéis lo que dijo el Maestro? El Maestro dijo que yo existo en alguna parte y que he existido antes de la existencia de este mundo. No, tú tienes que sentir esta existencia dentro de ti, (tú) solo tienes que experimentarla. Si dices que has existido antes de este mundo, tú debes tener una medida igual hacia toda la gente.  Tú debes tener hacia todos los seres, desde los más pequeños hasta los más grandes, comportamientos iguales. Y hacia los escarabajos, y hacia la gente, y hacia los ángeles debes tener comportamientos iguales. Pero dirás ahora que estas son hipótesis. No, en el mundo angelical, uno de los dedos más pequeños de un ángel piensa tanto como un filósofo nuestro.

¿Qué dirás encima de esto? Diréis que esto es una hipótesis. Sí, una hipótesis es esta, una teoría es esta. ¡Piensa más! Que si la cabeza puede pensar y el dedo puede pensar. Si la cabeza puede pensar y la columna vertebral puede pensar, y todo el cuerpo puede pensar. La infelicidad en nosotros ahora depende de esto, que solo la cabeza piensa, y las demás partes del cuerpo solo sienten. En consecuencia de esto nace toda la desarmonía en el mundo. Por lo tanto, nosotros debemos regresar hacia aquella posición inicial en la cual estábamos. Nosotros hemos perdido algo de nosotros mismos, y sabemos que cuando un objeto pierde alguna cualidad suya, éste se vuelve blando. Cuando un hombre pierde su hierro orgánico, él se vuelve blando. Esta cosa se observa en toda la gente. La anemia en la gente se debe a esto, que en ellos hay poco hierro orgánico. Pero y el proceso inverso es cierto. La acumulación de una cantidad grande de hierro orgánico en la sangre humana, da a luz a un peligro mayor. Y lo mucho es peligroso, y lo poco es peligroso. En la sangre debe haber tanto hierro como nos es necesario. Pregunto entonces: ¿Cuando la Magna Naturaleza creó al hombre, qué tuvo en cuenta, según nuestros preceptos presentes? – Ella tuvo en cuenta enseñarle a cómo no tentarse de nada. Ella tuvo en cuenta enseñarle a creer en Sus Magas Leyes y vivir así como Ella quiere. Y todos los sufrimientos en el mundo, aún desde hace miles de años, como y ahora, no son otra cosa salvo una corrección de todas las teorías e hipótesis creadas por el hombre. El hombre en el paraíso creó una hipótesis y teoría, fuera del paraíso creó otra teoría e hipótesis.

La gente y en el tiempo de los profetas tuvieron hipótesis y teorías; y en el tiempo de Cristo tuvieron hipótesis y teorías; y en nuestro tiempo tienen hipótesis y teorías; y en el futuro de nuevo tendrán hipótesis y teorías. Y después de todo, la gente dice: “¡Este mundo nunca se va a arreglar!” Tienen derecho, yo estoy de acuerdo con ellos, pero pregunto: ¿cuál mundo no se va a arreglar nunca? – El mundo presente, basado en hipótesis y teorías nunca se va a arreglar. Una barrica que está hecha de tablas y aros podridos, nunca se va a arreglar. Para un árbol que está comido por gusanos grandes, dicen: “De este árbol nada va a salir”. Tienen derecho. Estos gusanos van a segar al árbol. Estos gusanos son hipótesis y teorías en él. Algunos dicen: “El hombre debe dudar para volverse un científico”. Y entonces cada uno se hace la pregunta: “¿Viviré yo, o moriré?” Respondo: Morirás. Si es así, en el hombre aparece otra tentación, otra moral. Él dice: “Si voy a morir, por lo menos que viva libremente, que coma y que beba. ¿Por qué tengo que levantarme por la mañana temprano e ir por los bosques a trabajar, si no hay otro mundo, si no hay una vida futura? ¡Que por lo menos coma y beba!” Así creó el hombre otras teorías e hipótesis. Él dice: “No hay Señor en el mundo”. Bien, pero en esta solución de la cuestión viene otra confrontación. Esta confrontación nace sobre la base de la teoría de que no hay otra vida y por eso cada uno quiere “vivir como se debe”, pero con esto aparece una carencia grande – esto no alcanza, aquello no alcanza. Entonces, pues, de nuevo aparece otra teoría de que hay una vida futura. Esta teoría tiene la finalidad de dirigir las mentes de la gente hacia Dios, de manera que viviendo una vida más modesta, que quede algo más para aquellos que quieren permanecer en gracia en la vida. Pero yo digo: si una fe se basa en hipótesis y teorías, esto no es fe. Y si una incredulidad se basa en hipótesis y teorías, y esto no es cierto. ¡Que el incrédulo sea incrédulo, pero que esta incredulidad suya no esté basada en teorías e hipótesis! ¡Que un hombre tenga vida, pero tal que no esté basada en teorías e hipótesis! ¡Que haya creyentes, pero tales cuya vida, cuya fe, no está basada en teorías e hipótesis!

Dice Cristo: “Si tu mano te tienta, córtala y échala de ti”. Entonces, nosotros tenemos que librarnos de todas aquellas teorías mentirosas que tenemos acerca de la vida, e introducir en ésta solo aquello, lo luminoso, lo Divino, lo que puede elevarnos. Ahora me voy a detener para explicar de dónde proviene la realidad de las cosas. Suponed que tenéis un árbol de naranjo, sembrado en una barrica bonita, hecha de una manera moderna. Este naranjo se desarrolla bien, da frutos bonitos. Yo voy frecuentemente hacia este árbol, toco la barrica, doy vueltas alrededor de ésta. Imaginaos que esta barrica tiene cierta conciencia, cierta sensibilidad. ¿Qué pensaría ella de sí misma, viéndome dando vueltas frecuentemente alrededor de ella y cuidar del árbol dentro? Ella pensará que goza de cierto privilegio delante de mí y que todo el respeto que yo presto al árbol se debe a ella. Ella pensará que yo, como paso y miro, que esto es porque ocupa un cierto lugar honorable, y ni siquiera va a sospechar que esta atención es gracias al manzano que está en ella. Ella se dirá: “Si yo no fuera prudente y eminente, no estaría en este lugar honorable. Hay algo en mí por el cual mi amo me tiene”.

La segunda posición, pues, es el engaño en el cual puede caer el árbol. Éste, al verme dando vueltas alrededor de él, se dirá: “Este amo tiene esta barrica solo por mí”. No, yo tengo este respeto hacia la naranja, hacia el fruto que aparecerá en consecuencia. El árbol, en el cual hay conciencia, piensa que este privilegio se debe a él y que si no estaba él, la barrica estaría echada fuera. Tiene derecho el árbol, pero si este naranjo no daba frutos, yo y a él lo echaría fuera así como echaría y la barrica misma. Por lo tanto, por el fruto es todo. Mañana este fruto madura y en él hay conciencia y dice: “Si no estoy en este árbol, esta barrica y este árbol, por sí mismos, no tendrían sentido, hubieran sido echados fuera. Tiene derecho el fruto. Esta es la tercera posición que puede aparecer en el caso dado. Y así, el fruto dice: “¡Yo soy!” Sí, pero si este fruto es sin sabor, si él no es útil para la vida, diré: “¡Ni la barrica, ni el árbol, ni el fruto – todo fuera!” ¿Entonces? – ¡Nueva barrica, nuevo naranjo, nuevo fruto! Yo quiero un fruto sabroso que lleve los jugos necesarios para la vida. Por lo tanto, y el mundo Invisible mira de una manera tan real a nosotros. De la misma manera cada hombre ocupa estas tres posiciones dentro de sí.

Y dice Cristo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. Cada vid que no da fruto, se corta” (Juan 15:1,5 – n.d.t.). ¿Este fruto para quién es? – Hay quién tendrá necesidad de este fruto. Este fruto no será para nosotros. Este fruto es para aquellos seres más elevados, más avanzados que nosotros, que gracias a este fruto ellos toman los cuidados, para que podamos nosotros desarrollarnos correctamente y vivir razonablemente en este mundo. Vosotros diréis: “Esta es una hipótesis. Yo hasta ahora no he visto a Dios. Un ángel he visto, pero a Dios – nunca”. Y a Dios has visto, y al ángel has visto, pero has sido ciego – nada más. Tú quieres percibir a Dios en una forma pequeña. No, yo digo que Dios se manifiesta en lo razonable en el mundo. Llegará el tiempo cuando toda la gente en el mundo estará viendo las manifestaciones de Dios. Hay ciertos rayos luminosos, razonables, que vienen del Sol. Podemos hacer la siguiente prueba con éstos. En el caso dado estos rayos pueden aumentar o pueden y disminuir. Cuando haremos esta prueba, veremos que entre estos rayos del sol y entre nosotros hay cierta comunicación razonable. Cada uno de vosotros puede hacer esta prueba, peo esta es una ciencia magna y profunda, la cual se entrega principalmente a éste que tiene una mente purificada y un corazón purificado. Y verdaderamente, este hombre debe llevar la mente de algún científico. La gente contemporánea científica yo los elogio en un aspecto, y exactamente en su paciencia grande. Esta es una cualidad de elogio en ellos. Un hombre científico se detiene 20-30 años enteros para estudiar un pequeño bichito. Y nosotros, la gente contemporánea religiosa, que nos ocupamos con la cuestión más magna, decimos: “¡Este trabajo no será!” – Y abandonamos esta cuestión. “¡Dad algo nuevo!” ¿Y qué es lo nuevo? – Lo nuevo que vosotros sobreentendéis, yo lo encuentro solo en esta uniformidad de la cual vuestra vida constantemente se corrompe.

Y así, la vida razonable requiere conocimientos positivos, sentimientos positivos. En los sentimientos positivos no hay angustias. Por ejemplo, yo hablo algo y alguien dice: “¿Qué quieres decirme? No te comprendo”. Tú estás enfermo, yo te doy la cura. Tú me preguntas: “¿Qué quieres decirme con esta botella?” Digo: Tú estás enfermo, desde hace tres meses estás buscando a un médico, he aquí toma esta botella, toma por tres cucharas al día de ésta. Esto es lo que quiere decirte mi botellita. “¿Pero se puede esto?” – ¡Prueba! Yo puedo decirte cómo se ha formado este medicamento, cómo actúa éste; puedo sacarte una serie de teorías e hipótesis medicinales, pero te digo: toma por tres cucharas al día, ni más, ni menos. ¡Prueba y verás el resultado! Tú tomas de este medicamento, te curas y luego dices: así ha ocurrido, así ha ordenado la Naturaleza, una coincidencia ha ocurrido. Bien, para convencernos en un hecho, nosotros debemos hacer una, dos, tres, 99 pruebas, y que entonces hablemos si ésta es cierta o no. Por lo tanto, cada hombre debe hacer sus pruebas hasta entonces, hasta que llegue a estar convencido en la veracidad de cierta posición. Y la ley, que saca de estas pruebas, debe ponerla como una regla sagrada en su vida, y que no vacile más. Cuando lleguemos a tales resultados, no hay por qué convencernos, no hay por qué vacilar, sino que escucharemos e iremos comprendiendo, como en la música. La música es un arte, un buen método, que nos muestra cómo tenemos que trabajar. Cuando llega aquel gran músico y comienza a tocar, todos reflexionan, todos escuchan y se aprovechan. Para el futuro, cuando aprendamos a hablar bonito, nuestro hablar será tan musical que cuando hablemos, sentiremos agradabilidad. Este hablar introducirá en nosotros vida y salud, y todos iremos alentándonos en lo Divino. Antes que nada debe abrirse la mente del hombre y ensancharse su corazón. Y ahora, en esta fase en la cual os encontráis, quien sea que os predique, de cualquier manera que os hable, de todas maneras tocará algún lugar enfermo. De cualquier manera que hables, por muy prudente que seas, siempre afectarás a alguien en su creencia. Nosotros tenemos que despedirnos de todas aquellas creencias que no nos han causado ningún bien, y que adquiramos una fe que no vacila – fe en un Dios, en un Señor, Quien puede introducir en nosotros aquel bien eterno que dará sentido a nuestra vida. Yo pienso que todos los creyentes, por todo el mundo, deben levantar exactamente este credo – fe en Aquel Señor magno, absoluto, Quien es el Dios del Amor. Ellos deben levantar Su bandera, poner el Amor como base de la vida y que mediante éste creen una influencia suavizante entre los ricos. Los ricos a los cuales predicamos el Amor deben hacerse razonables y repartir el exceso de su riqueza a los pobres. Los pobres pues, que estaban privados, cuando reciban el Amor, cuando reciban estos bienes, más no se van a tentar, sino que se pongan a trabajar. Por lo tanto, los pobres deben trabajar sin coacción, y los ricos deben repartir su riqueza sin coacción. Si llegamos a esta posición, que las cosas en el mundo ocurran por coacción, nosotros tendremos violencia. Entonces los pobres serán obligados a trabajar con violencia, y los ricos serán obligados a trabajar con violencia.

Hace años, en la ciudad de Nueva York, se había formado un credo político, bajo el nombre de “Tiaminijol”. Ellos eran una camarilla política la cual robaba a los ciudadanos de Nueva York por todas las reglas de la cultura. Uno de ellos da vueltas por toda la ciudad, se entera de qué ciudadanos son conocidos como grandes ricos, y les escribe por una nota: “En el lapso de cuatro días vas a depositar a tal dirección 100,000 dólares. Escribe a otro: “Después de dos días vas a depositar a tal dirección 200,000 dólares”. A un tercero escribe: “Después de un día vas a depositar a tal dirección 250,000 dólares”. De un cuarto pide 300,000 dólares, etc. Al que le conviene, que se niegue de enviar el dinero pedido – encontrará todos los obstáculos. Y así, durante unos cuantos años esta gente se volvió rica, se hicieron millonarios. Finalmente apareció un predicador, le encontraban un poco chiflado, pero él dio vueltas por toda América, escudriñó la cuestión y después de esto, con toda una serie de predicaciones, saco las violencias que hacía este partido y logro elevar el espíritu de los americanos, de producir todo un golpe de Estado contra los violentos. Esta gente se dio a la fuga por aquí y por allá, por Europa, pero por fin los americanos lograron liberarse de su terror. Esto sucede en una América iluminada, y qué sucede aquí en Bulgaria, esto el Señor lo sabe. ¿Por qué? – Todos quieren ser magnos, todos quieren vivir una vida feliz de hipótesis y teorías. Yo os pregunto: sobre la base de una de las leyes básicas: ¿Aquella madre que no tiene amor, da a luz a hijos? ¿Aquel siervo que no tiene amor, sirve a su amo? ¿Aquel soldado que no tiene amor por la patria, guerrea en el campo de batalla? ¿Aquel empleado que no tiene amor por su trabajo, se ocupa con éste? Hoy en día en todas partes existen robos y violencias. ¿Por qué? Porque falta amor. Todo aquello bonito que existe en este mundo, esto es siempre gracias a este amor. El mundo presente es una barrica con aros muy buenos, pero las tablas están podridas. ¿Si las tablas se agusanan, qué ocurrirá con la barrica misma? – La mantequilla de ésta se va a derramar. La gente presente no puede ver esta cosa. La gente dice: “Hace tiempo nuestros abuelos y tatarabuelos vivieron una vida religiosa, ellos eran gente honesta”. Sí, vuestros padres y abuelos eran gente más honesta de lo que sois vosotros. Ellos guardaban su palabra. Vuestros padres no daban dinero con póliza, sino secretamente daban a alguien dinero y luego, cuando se acerca el tiempo de devolverlo, a este hombre no le buscan con un ujier varias veces, sino que lo trae solo. El que daba y el que tomaba el dinero, cada uno de ellos comprendía su obligación y por eso cada uno vivía bien. La gente presente piensa que ha llegado a ser más prudente. No, no han llegado a ser más prudentes. De todos los sufrimientos que la gente sufrió, adquirieron una experiencia, pero la razonabilidad en ellos vendrá cuando se edifiquen las nuevas condiciones de la vida. Yo no hablo de la vida externa, sino de la vida interna en nosotros. Cómo será la posición de Inglaterra, de Francia, de Alemania, esta es una cuestión secundaria para mí, pero ahora, como existo aquí en la Tierra, para mí es importante cumplir mi trabajo, de manera que un día cuando me llamen de aquí, que esté listo. Antes que nada nosotros deberíamos saber que no somos miembros de esta Tierra. Como un alumno que sigue una escuela, no es miembro de esta escuela, pero sigue hasta que la termine, así somos y nosotros. Luego este alumno pasa a otra escuela, y en su lugar viene otro. Entonces, nosotros hemos llegado aquí a la Tierra como a una escuela para servir a nuestros ideales, para entrar en los demás reinos y servir a Dios. Por lo tanto, en el mundo el Señor es amo. Y toda la gente que ahora dirige el mundo, están solo temporalmente, un día el Señor y a ellos les llamará. El Señor es amo de todos, y la gente presente piensa que el Señor no les llamará. No, en el mundo hay solo una magna Justicia de Dios para la cual no hay ningunas teorías e hipótesis. A toda la gente se le debe dar el derecho. Toda la gente que Dios ha enviado a la Tierra tiene el mismo derecho de vivir. A nadie le es permitido quitar al hombre los derechos que Dios le ha dado. La Justicia de Dios reside en esto, que respetemos sagradamente las magnas Leyes de Dios. Mas si queremos poner otro derecho en el mundo, nosotros seremos paganos. Tales eran y los dioses paganos. Si cumplimos las Leyes de Dios, entonces para nosotros habrá solo un Dios del Amor, de la Sabiduría, de la Verdad, de la Justicia y del Bien. Este Dios mira por igual a toda la gente. Por lo tanto, cada violencia que se hace por quien sea, no es placentera a Dios. Y si Él aguanta, esto no es por debilidad. Él aguanta todas las violencias, pero y todo lo escribe. ¡Hay servidores de Dios, hay Reino de Dios! Hasta ahora toda la gente ha pensado que la Luz Divina se puede detener. No, La Luz Divina no se puede detener. El apóstol Pablo consentía en el asesinato de Esteban (Hechos 8:1 – n.d.t.), pero cuando Esteban murió, él obligó a Pablo trabajar por él, que cumpla su trabajo. Cuando pegaron al apóstol Pablo cinco veces, él dijo: “Hermanos, con grandes sufrimientos entraremos en el Reino de Dios” (Hechos 14:22 – n.d.t.). Le preguntaron: “¿Es bonito que te peguen? – No, muy mal está. – Entonces otra vez no consientas en el asesinato de tus hermanos”. Él narraba los sufrimientos que había pasado por el mar entre los hermanos falsos. Sí, el mundo está lleno de hermanos falsos.

Alguna vez, cuando camino por la calle, les oigo decir: “Este con el pelo largo es un anarquista, él pervierte a la gente”. Sí, yo les pervierto y ellos les educan. Yo enseñe al mundo robar y mentir ¿no? Dicen que iba a venir un anarquista. Desde hace 8,000 años existe un anarquista. En el mundo han sido masacradas 25 millones de personas. ¿Esto lo hizo Cristo? Desde hace 2,000 años el anticristo está en la Tierra. Él degolla, ahorca, y todos dicen: “¡Guardaos del diablo!” Alguien pega a su mujer; algún padre echa a su hijo; algún hermano mata a su hermano, y todos dicen: “¡Guardaos del diablo!” Yo me asombro de este credo. Algunos dicen: “¿Sabes quién habla allí en este salón? ¡El diablo habla!” – dicen ellos. ¡Yo me alegro de que aquí habla el diablo y que en todas las demás iglesias habla Cristo! Sí, y cuando habló este Cristo, 25 millones de personas murieron en el campo de batalla. ¡Cuando habla este Cristo, en todas partes suceden robos, asesinatos, violencias, pues y grilletes lleva la gente! Esto puede ser religión de un pueblo, esto puede ser su aspiración, pero no os engañéis, esta no es la Enseñanza Divina. ¡No, esta no es la Enseñanza de Dios, no es la Enseñanza de Cristo! Delante de nosotros tales mentiras no pasan. Yo hablo en el nombre de Dios. Y este Dios del Cual hablo estremecerá la Tierra, y entonces conoceréis si yo hablo la Verdad o no. La Escritura dice: “¡Una vez más el Señor estremecerá la Tierra, y cada criatura viviente conocerá que hay Justicia en el mundo; cada criatura viviente conocerá que hay Sabiduría en el mundo; cada criatura viviente conocerá que hay Verdad en el mundo; cada criatura viviente conocerá que hay Amor en el mundo; cada criatura viviente conocerá que hay Virtud en el mundo!” ¡Tiene sobre qué basarse el hombre! Hermano para hermano no es lobo, mas hermano para hermano es prójimo, con el cual él puede compartir dos palabras dulces, con el cual él puede repartir su bocado de pan.

Esto que os hablo se refiere a los creyentes, esto no se refiere al mundo. El mundo que camine por su camino. Yo hablo de aquellos que predican el nombre de Cristo, de aquellos que constantemente sostienen Su cruz, de aquellos que en Su nombre lo hacen todo. Digo: ¡Que dejen de hacer ya todas estas cosas! ¡Que toda la gente por todo el mundo, no solo aquí en Bulgaria, sepa que Dios existe en el mundo, y la gente conocerá esta cosa! Dicen: “¡Sí, pero debe de haber gente lista!” No, vosotros iréis por el mundo y diréis todo a la gente. Decís: “Todavía no estamos listos”. ¿Pues cuándo estaréis listos? – No hemos crecido todavía. – ¿Pues cuándo creceréis? – No ha llegado su tiempo todavía. – ¿Quién os dijo que no ha llegado el tiempo todavía? ¿Sabéis a que se parece vuestro trabajo? Vosotros, los que me escucháis, os parecéis a aquellos dos paralíticos que yacían 20 años enteros en el hospital. Viene algún médico a revisarlos, dice: “No serán, pero dadles por lo menos de leer algún libro acerca de Dios, que se distraigan, que pase más ligeramente el tiempo”. Viene otro médico y él dice lo mismo. Yacen estos dos enfermos en sus camas y conversan entre sí: “¡Gran injusticia hay en este mundo, no hay quién ayudarnos!” Un día todo el hospital se enciende y todos tienen prisa de salvar a los enfermos más esperanzados, y a los dos paralíticos los olvidan en su habitación. Cuando les calentó un poco el fuego, ellos rápidamente saltan de sus camas y se dicen uno a otro: “¡Hermano, corramos afuera!” No notaron cómo y los dos se encontraron fuera del hospital y se dijeron: “Gloría a Dios porque se encendió el hospital para que sanemos”. Esto, donde estaban enfermos, es un resultado de sus hipótesis y teorías. Una vez olvidándolo todo, ellos salen fuera. Así será y con vosotros. Este hospital se quemará, y vosotros saltaréis fuera. El Señor no creó este mundo solo para hospitales; el Señor no creó este mundo para que la gente se cure. Dicen: “¡Eh, que haya bienhechores en el mundo, y que sea como sea!” No, el Señor no creó al mundo para bienhechores, el Señor creó al mundo solo para trabajo. Cada uno tiene que trabajar y no afanarse. ¡Una cosa sagrada es el trabajo! Cada uno que ha venido a la Tierra, tiene que trabajar con toda su conciencia, y no que se vuelva un esclavo del afán. Todos tienen que trabajar, que se faciliten la vida uno a otro y que mutuamente se ayuden. Nosotros podemos facilitar nuestra vida, de nosotros depende. Decís: ¿Cuándo vendrá Cristo? – Cuando se queme el hospital. – ¿Cuándo vendrá Cristo? – Cuando cesen todas las teorías e hipótesis. – ¿Cuándo vendrá Cristo? – Cuando dejéis de esperar a que venga un bienhechor para traerles dinero. – ¿Cuándo vendrá Cristo? – Cuando dejéis de creer que en la riqueza, en las casas, reside la felicidad. Cristo vendrá cuando nosotros concienticemos que somos Hijos de Dios, enviados a la Tierra para servirle. Cristo vendrá cuando concienticemos que somos Hijos del Amor de Dios. Cada uno que puede captar qué cosa es ser un Hijo de Dios, servir a su Padre con todo su corazón, con toda su mente, con toda su alma y fuerza, él estará listo de sacrificar toda su vida para el Dios Vivo, y cualquier cosa que ocurra en el mundo, él irá diciendo: “Hay Uno en el mundo por el Cual podemos sacrificar nuestra vida y todo lo que tenemos”. Para ningún otro debemos sacrificar nuestra vida. Si sacrificamos nuestra vida para otro, nosotros estamos del lado torcido. Esto es lo Nuevo. En nosotros debe sellarse esta idea.

Ahora, por ejemplo, vuestro padre ha partido para el otro mundo; vuestro hijo o vuestra hija han partido para aquel mundo, y vosotros me preguntáis cómo están. Un trabajo fácil es que comprendáis esto. Pero si os digo cómo podéis comunicarse con los muertos, levantaréis todo un escándalo. Diréis: “¡Cómo, cómo se atreve este hombre a engañar a la gente!” No, yo digo: No hay gente muerta en el mundo. Cuando el hombre muera, él comienza a vivir una vida esencial. Cuando yo soy un egoísta grande y pienso solo para mí mismo, entonces, exactamente, yo estoy muerto. Pero hasta el grado que yo entro en los sufrimientos de la demás gente; hasta el grado que yo siento que los sufrimientos de la demás gente se infunden en mi alma; hasta el grado que yo siento su llamado, capto su necesidad y quiero ayudarles en esta situación, hasta tal grado solo yo comprendo que vivo, que soy un organismo vivo, que en el último día el Señor me resucitará. ¡Este día está cerca, muy cerca! Vosotros estáis sentados y decís: ¿Qué tan cerca? – Muy cerca está, pero no os voy a decir qué tan cerca está. Para determinar esta cercanía, yo me voy a servir como unidad de medida con la rapidez de vuestro pensamiento. La gente científica, como medida para medir la rapidez, se sirven con la rapidez de la luz, pero la rapidez del pensamiento es más grande que la rapidez de la luz. Por lo tanto, este día está muy cerca para todos aquellos cuyo pensamiento es rápido; y para aquellos cuyo pensamiento es tardo, los que duermen, este día para ellos está muy lejos. Ellos esperarán, a lo mejor, miles y miles de años más, y para los demás, cuyo pensamiento se mueve rápido, pronto vendrá este día.

Cristo dice: “En el día postrero Yo les resucitaré” (Juan 6:40 – n.d.t.). ¿A quiénes? – A los que se mueven con esta rapidez. Esto ahora es el lado poético del versículo, y el credo es que el Espíritu de Dios vive en nosotros, y cada uno de nosotros debe estar consciente de que es un ciudadano del magno Reino de Dios, y que sienta alegría y gozo dentro de sí, que no dude. ¡Luchad todos con la duda, echadla fuera de vuestra alma! De golpe no vais a vencerla. Largos años más lucharéis con la duda y la tentación, pero finalmente las venceréis. A vuestro rostro vendrá aquella luz suave, sabréis que Dios vive en vosotros. Entonces cada uno de vosotros llevará lo Nuevo. ¡Llevadlo, trabajad, pero que cada semillita caiga a su sitio! Yo miro, algún poeta ha escrito algo, le pregunto: ¿Por qué no imprimes algo de tus versos? – No los he terminado todavía. No, cada verso por sí mismo está terminado. Muchos poetas han dejado solo un verso en su vida. Pues ¿sabéis vosotros quién es este poeta el que ha escrito la frase “Dios es Amor”? Esto no fue dicho por Dios. Dios no ha dicho para Sí Mismo que es Amor. ¡Sería ridículo que yo me decante por mí mismo! Aquel, el que ha escrito esta frase, él solo ha probado que Dios es Amor. Esta palabra siempre introduce en el alma humana más fuerza que cualquier otra palabra. Cuando el hombre está afligido y pronuncia esta frase, este verso introduce vida en él. Entonces, hay Uno que puede introducir en ti fuerza. Entonces, hay Uno que durante todos los tiempos, durante todas las culturas del pasado y hoy, en cualquier posición que te encuentres, solo Él está en vigor de ayudarte.

Y ahora vosotros tenéis que esperar a Este Señor del Amor. Él es, quien puede elevaros y resucitaros. Y dice la Escritura: “Que resucite el Señor y que se dispersen Sus enemigos”. ¿Qué se comprende bajo las palabras “que resucite el Señor”? ¿Dónde está el sentido de estas palabras? Bajo estas palabras se comprende la multitud. Cuando el Señor resucite en cada uno de nosotros, entonces se dispersarán Sus enemigos. Las palabras “que resucite el Señor” no se refieren al Señor que está vivo. Ahora todos esperan que resucite en alguna parte el Señor y que se dispersen Sus enemigos. Él ha resucitado, pero en nosotros debe resucitar el Señor, y para que resucite el Señor en nosotros, nosotros somos los ángeles en la Tierra, los que debemos remover la placa de piedra que está en el sepulcro de nuestro Señor. Esto es lo que y vosotros debéis hacer ahora. Tú has puesto una placa de piedra muy grande en el sepulcro de tu Señor, Él toca por dentro y te dice: “¡Abre, quita esta placa de piedra!” Vosotros decís: “¡Señor, espera un poco más, yo todavía no he terminado mis asuntos!” ¡Y este Señor vuestro de nuevo se acuesta, yace tres días enteros, largos días, pesados! Yo digo: ¡Levántate, abre esta placa de piedra! Entonces los ángeles dirán: “¡He aquí un servidor digno, un Hijo del Dios Vivo, que puede abrir la puerta de su Padre!” Pues ¿no es esto honra? Cuando el padre viene, que el hijo se apresure para abrirle. Yo lamento a aquellos hijos que esperan que el padre, solo, abra su puerta. El hijo inmediatamente debe saltar, que abra la puerta de su padre y que diga: “¡Padre, mande!” Estos son los hijos que tienen que abrir las placas de piedra del sepulcro de su Dios.

Todos nosotros debemos saltar, abrir la puerta de nuestro Padre y decir: “¡Entra, Señor, solo Tú eres el Único que trae bendición para Sus hijos!”

Cristo dice: “Yo y mi Padre vendremos, haremos una morada en vosotros y nos manifestaremos a vosotros” (Juan 14:21 – n.d.t.). Estos son los magnos verbos, las magnas Verdades que introducirán libertad en el mundo.

Y así, ¡si tu mano te tienta, córtala de ti, rechaza de ti esta tentación!

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