El Libre Albedrío y la Voluntad Espiritual, introduccion al Agni Yoga

Rosa (Editora)

Cuando hablamos del libre albedrío con respecto a la personalidad humana…, ¿a qué nos referimos exactamente? Pues, evidentemente, al hablar del libre albedrío sólo podemos hacer referencia a la capacidad que posee el ser humano de «moverse dentro del círculo-no-se-pasa de sus estados de conciencia habituales». Más allá de este círculo existe una zona de infinita inseguridad de la cual es absolutamente inconsciente, pero cuyas silenciosas avenidas son esencia de libertad individual y, por tanto, de perfecta voluntad de acción.

Encerrada la conciencia dentro del círculo de sus propias limitaciones, sólo puede ser árbitro consciente de una pequeña parte de su ser. A esta pequeña capacidad de decidir se le asigna corrientemente el término «libre albedrío», pero fuera de sus reducidas áreas existen unas profundidades místicas de la más elevada trascendencia.

Quizás hayamos tenido alguna vez cierta noción de estas profundidades, pero seguramente que la habremos rechazado porque tales zonas «no ofrecen seguridad alguna», al menos desde el ángulo de visión de la conciencia particularizada. Se trata de unas áreas del ser aparentemente vacías y sin aliciente alguno para nuestro ánimo habituado a las seguridades de tipo concreto. Sin embargo, constituyen -desde el ángulo esotérico- el refugio místico del Ser espiritual y en sus silenciosas entrañas se gestan los nobles estímulos que conducen a lo eterno.

AGNI YOGA es el Sendero interno que trata de conducir al ser humano desde el libre albedrío a la voluntad espiritual. Convencido el discípulo de que su libre albedrío le impide remontarse a veces a ciertas regiones superiores de la conciencia, empieza a invocar su voluntad más dinámica e influyente. Como efecto de ello establece contacto con su Ser superior, el Ángel Solar, dejando en manos de Éste su capacidad de libre albedrío y la resolución de los problemas kármicos de la pequeña personalidad. A este proceso superior que sólo puede ser seguido por las almas fuertes y vigorosas se le denomina técnicamente «de SUBSTITUClÓN».

El Antakarana que vinculaba al alma humana con el Ser superior o Ángel Solar fue creado en etapas anteriores mediante las técnicas del RAJA YOGA. Ahora, sin embargo, hay que pasar de la etapa del discípulo aceptado a la del discípulo en el Corazón del Maestro -utilizando aquí una locución eminentemente esotérica. El RAJA YOGA nos ayudó a crear el Puente de Luz del Antakarana. El siguiente paso a dar -y me doy cuenta de las enormes dificultades que va a entrañar para los aspirantes espirituales del mundo- es aprender a vivir sin Antakarana, pues este Puente de conexión constituye todavía un anclaje de seguridad de la conciencia y, tal como esotéricamente se dice al mencionar esta difícil etapa, hay que prescindir de las fuerzas impulsivas de la mente que crearon los tramos sucesivos del Antakarana y empezar a actuar de acuerdo con aquella Voluntad espiritual que está libre por completo de todos los efectos naturales del tiempo.

el libre albedrio

De acuerdo con estas afirmaciones, podemos aceptar lógicamente que penetrar en las zonas libres del Espacio cósmico donde no existe seguridad alguna desde el ángulo de apreciación de la pequeña personalidad, exigirá del discípulo una actividad psicológica completamente nueva, ya que tendrá que partir constantemente de cero al enfrentar cualquier problema individual o social o cualquier crisis de naturaleza kármica. Partir de cero implica una renovación total de todos los impulsos humanos que condujeron al estado actual de la conciencia. Las estructuras que la componen son rígidas y condicionantes, ya que fueron erigidas sobres las bases de la subconciencia racial o -tal como diríamos utilizando un conocido término psicológico- sobre el inconsciente colectivo de la humanidad en sus múltiples niveles de expresión.

Cada uno de los Yogas precedentes, el HATHA YOGA, el BAKTI YOGA y el RAJA YOGA, los Yogas principales correspondientes a las tres grandes Razas humanas, la Lemur, Atlante y la Aria, desvaneció parte del contenido de tales niveles, restando progresivamente gravedad o peso a estos sucesivos estratos del inconsciente colectivo dentro del alma individual y al ser alcanzadas ciertas etapas en cada uno de los Yogas, se crearon estructuras más sutiles como soportes del propósito espiritual del alma. Así, pasar de estas estructuras sutilizadas al estado natural de la conciencia de Síntesis, si bien no es una tarea imposible para el discípulo espiritual, implicará como es lógico grandes dificultades pues durante el curso de la acción deberá ser ampliamente desarrollado un nuevo sentido de percepción -más allá de la mente conocida- que esotéricamente definimos como INTUICIÓN.

La INTUICIÓN es el vehículo del AGNI YOGA. Desarrollar la Intuición ha de convertirse, por tanto, en el Sendero místico del AGNI YOGA, siendo sus virtudes naturales la capacidad de registrar las impresiones espirituales que provienen del plano búdico. He aquí, pues, que lo que he tratado de decir desde el primer momento es que el AGNI YOGA es «una actividad que se desarrolla más allá de las ordinarias actividades del pensamiento y de sus capacidades para crear imágenes mentales, es decir, un proceso que se inicia cuando la mente como órgano de la conciencia deja de funcionar. Pues la mente, como esotéricamente se sabe, es un simple receptáculo de las energías superiores e inferiores del plano mental. De acuerdo con la evolución de la conciencia psicológica así será el desarrollo de la mente individual. Puede contener simples residuos del pasado y ser un depósito de recuerdos y pensamientos o puede estar tan enteramente libre de los efectos temporales que sólo refleje la Verdad espiritual y la Voluntad suprema de Síntesis…

Bien, el problema que se le plantea al discípulo en el Corazón del Maestro -y todos podemos serlo si realmente lo deseamos- es cómo afrontar el dilema del gran vacío de inseguridad que inevitablemente habrá de producirse dentro de la conciencia y cómo vencer, al afrontarlo, la potente atracción del pasado individual con todos sus deseos, esperanzas y temores. De cada uno de estos principales Yogas raciales han surgido, como ramas del mismo árbol, todos los demás Yogas existentes.

Dijimos anteriormente que las actividades tendientes hacia Síntesis deberían ser de la naturaleza de la propia Síntesis, entendiendo por Síntesis la expresión de un gran equilibrio en la vida de la personalidad humana. Y sólo será posible llegar a este mágico equilibrio dentro del corazón evitando que la mente, que es el soporte de la razón y del entendimiento, se ocupe de las pequeñas cosas que amontonadas dentro del ser constituyen las bases del desequilibrio existente, así en el individuo como en la sociedad. El problema, por tanto, no es el de cómo armar la mente para una nueva actividad o para vencer en una nueva batalla o en un nuevo enfrentamiento, sino desguarnecerla por completo de cualquier tipo de actividad o de agresividad, pues sólo una mente realmente silenciosa y serenamente expectante, auténticamente solitaria, podrá captar las intuiciones superiores que provienen de las regiones búdicas llevando un auténtico mensaje celeste al corazón humano. La mente debe ser el espejo fiel de la Realidad atemporal que trata constantemente de revelarse. Los Misterios iniciáticos vienen a ser como oleadas de luz y de vida que provienen de aquellos excelsos niveles en donde la Realidad divina convertida en Voluntad ígnea dentro del Corazón humano se convierte en el AGNI YOGA, en el perfecto equilibrio de la acción coordinada de la Razón y del Amor.

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1 comentario

  1. es muy interesante lo que aquí escribiste,
    pero desde mi punto de vista es otro.
    en primer lugar, el antakarana, es el puente que se realiza, entre el átomo permanente físico, y el átomo permanente del plano mental,
    el agni yoya, es la ciencia que se realiza con el fuego electrico. agni es fuego, y es el fuego del corazón, que sin quemar, o destruir, construye dentro de nosotros.
    la intuición, es la facultad del alma en comunión o unión con la personalidad, para hacernos llegar lo que ocupamos.
    el libre albedrío, es la facultad de la personalidad para decidir lo que hacemos,en los tres planos inferiores, el físico o denso, el astral o emocional, y el mental inferior.

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