Entonces: ¿Lo quiero o lo necesito?

Pilar Vazquez

Caucasian couple arguing on sofa

¿Esta es una gran pregunta no es así? En realidad puede aplicar para cosas, pensamientos, personas…y en la dinámica de éste nuestro mundo de hoy casi no percibimos la diferencia de una a otra opción.

Sin ti no puedo vivir…

Por ejemplo, en nuestras relaciones personales ya sean amigos, parientes, novia, esposa o viceversa, ¿ cuantas veces pensamos o decimos de una manera muy seria pero nada sana “Sin ti no puedo vivir”?…y es de susto, pero aparte no es para nada un punto de vista correcto, en ocasiones queremos a alguien o algo de una manera muy infantil como cuando estábamos pequeños y demandábamos algo llorando haciendo miles de berrinches para conseguirlo…y una vez que lo teníamos perdía sentido, de algún modo significado…lamentablemente es así como muchos nos relacionamos queriendo a alguien o algo hasta obtener lo que requeríamos y lo botamos después …claro que aparte de ser una postura infantil, poco madura y llena de apego que para nada es amor…ni cariño…es utilizar a los otros, por lo tanto no lo quiero o lo amo…lo necesito para cubrir mis necesidades egoístas e individuales.

Lo anterior no está tan mal si entre ambas personas existe un acuerdo de relacionarse de la manera que les sea pertinente, más casi siempre omitimos nuestras verdaderas expectativas y planes, así nos deslizamos tarde o temprano al sufrimiento, dolor y decepción,  no por culpa del otro sino por la falta de honestidad, claridad y transparencia en nuestras relaciones.

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En oriente se incluye a esto en el precepto de “Relaciones sexuales no sabias” pues está dirigido a un público monástico, pero aplica perfectamente a cualquier persona o relación, ya sea de amistad, amorosa ó sexual. El punto importante aquí es no utilizar a las personas o relaciones para nuestra satisfacción individual, si de alguna manera no nos relacionamos de manera emocional con el otro y solo lo hacemos de manera física lo debemos decir, y si no crean que hacerlo es muy sano pero, por el bien del otro, debemos decirlo.

relaciones personales poco sabias…

En muchas ocasiones se ha mencionado que el involucrarnos en relaciones amorosas o sexuales desde un plano únicamente físico termina por llevarnos a un estado de vacío y hasta inexistencia, la adicción a las relaciones destructivas emocionales ó sexuales, tienen como principal ingrediente la sensación de que nada llena el interior, no hay gozo profundo, paz y de alguna manera no existe un alivio profundo… desde el corazón.

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Es triste, pero pasa y cada vez más, se dice que nuestras relaciones debieran ser profundas, sinceras, constructivas y se reducen a algo así como relaciones de horno de microondas, te programas y a lo que sigue. Lo grave viene de varios lados, del otro por que pueda esperar algo más de ti, y de uno mismo porque estamos albergando en nosotros insatisfacción, avidez, egoísmo, superficialidad y en lo más profundo esa hambre de amor genuino no existe, no la encontramos. Al instante inmediato que obtenemos algo lo dejamos sin satisfacción, tan cual niños ¿no es así?.

La felicidad no se encuentra en el exterior

Lo mismo pasa con las cosas, los centros comerciales están llenos en muchas ocasiones de gente buscando la felicidad en lo que se vende, se oferta, lo nuevo en el exterior…es triste…tal vez en lo sencillo, en un parque, en la naturaleza, en meditación o en la observación calmada y gozosa de nuestro alrededor podemos encontrar paz, tranquilidad y amor interior, sin pagar tanto, ni gastar toda nuestra energía.

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Una vez más no se trata de volvernos monjes o ascetas, es solamente buscar dentro de nosotros mismos, en nuestra naturaleza que es compasiva, bondadosa, clara y transparente. Amar o relacionarnos comprometiendo y dando lo mejor de nosotros que por supuesto trasciende lo físico, es emocional y en el mejor de los casos espiritual que es grandioso.

La receta es en cada ocasión preguntarnos ¿Lo quiero o lo necesito?…¿es constructivo?, ¿me invita al crecimiento emocional y espiritual?…si la respuesta es sí, es momento para actuar con diligencia, tranquilidad y honestidad.

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Si la respuesta es no, aunque la opción ya es muy personal, encuentra lo que te haga bien, te permita ser feliz y estar en paz, y se claro si en ese momento no te es posible contribuir a la felicidad del otro.

los valores no pasan de moda..

 Es verdad que la forma de relacionarnos ha cambiado de generación a generación, pero los valores permanecen la honestidad, generosidad y amor genuino no pasan de moda y nos protegen del vacío, insaciabilidad e intranquilidad que nos conducen a engancharnos en relaciones destructivas en las que vemos al otro y otros como objetos de nuestras necesidades y deseos, creemos que los afectados son los otros y nada más equivocado, el sufrimiento más cíclico y constante lo experimenta el que carece de una intención honesta y amorosamente genuina en la relación, sin duda, causa y efecto nada más.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca

 

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