Marta y María Conferencia para mujeres Por el Maestro Beinsá Dunó

Rosa (Editora)

Maestro Beinsa Duno con gorro“Pero Marta murmuraba por los muchos quehaceres; y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondió Jesús y le dijo: Marta, Marta, te afanas y murmuras por muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria: y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. (Evangelio de Lucas 10:40-42)

            Sobre Marta y María mucho se ha hablado. Ellas representan dos principios en el alma humana – el activo y el pasivo. En Marta y María nosotros vemos dos mujeres, dos caracteres contrapuestos, dos estados del corazón humano: uno de los estados es silencioso, tranquilo, sin hablar, una mente dirigida hacia un principio eterno, apoyándose sobre una base eterna; y el otro estado es como las olas del mar, como las ramitas pequeñas de los árboles – una efervescencia constante, un vaivén constante. Cristo, sin embargo, señala a Marta qué es lo esencial, diciéndole: “Tú murmuras por muchas cosas que no son esenciales, que están fuera de la realidad, pero María eligió algo más esencial”. Muchos de vosotros caen hacia estos dos caracteres – alguna es Marta, otra – María. Las Marías en general son mujeres nobles. Ellas son buenas, tienen una estructura corporal ideal, un rostro bello, una mirada suave, una frente simétrica, una nariz correcta, y por corazón ellas son suaves, tiernas, empáticas hacia los sufrimientos de la gente, listas de ayudar. “María” en hebreo significa agua salada. María siempre sala el mundo; gracias a ella él no se estropea, no se aceda, no se pudre, y cuando vosotros tenéis el principio mariano en vosotros, vuestro corazón no se descompone. “Marta” sale de “mara”, lo que significa amargo, agrio, impetuoso; así que este principio amargo en vosotros, constantemente se enfurece, se encoleriza, está descontento y esto él lo hace no por pensamiento maligno, sino porque es un principio muy activo, el cual por donde pase quiere un camino abierto. Si es Marta, veréis que por la mañana cuando se levanta en casa, todos los siervos están de pie, grito, chillo; si levanta la escoba todos huyen a medio kilómetro; ella dice: “Todo aquí debe estar en orden y arreglo”. Esta Marta está y en iglesias, y en escuelas, y en juzgados – en todas partes está. Ella es necesaria: pero no den preferencia ni a ella, ni a la otra – ni al uno, ni al otro principio.

            Con estos dos principios voy a conectar otros dos principios que formulo así: principio de lo superior y principio de lo inferior. El principio que se personifica en María, representa lo superior, que muestra cómo servir a Dios, cómo estar en armonía con los seres superiores, los santos, los ángeles, que saben más que nosotros, saben someterse – nos sentaremos silenciosa y tranquilamente a los pies del Maestro para que aprendamos. Diréis: “¿Cuántos son los maestros? – Uno es Él, un Maestro yo conozco. Él puede tener 250,000 pelos sobre su cabeza, pero esto no quiere decir que son 250,000 maestros. Un árbol puede tener muchas ramitas, pero ellas no son arbolitos. Sin embargo, en el árbol y sus ramitas una vida penetra. Así debe permanecer la unidad en vuestra mente. Y cuando venga el Maestro, el espíritu que está en vosotros, fuerais hombres o mujeres, tenéis que escuchar profundamente esta voz de la ternura suave, del Amor. El Amor no es agrio. ¿Qué amáis en la vida? Imaginemos que todo en el mundo es solo de Martas; han levantado escobas, han levantado altamente polvo, gritos – ¿qué música sería esto? Creo, que las casas estarían bien ordenadas, habría muebles bellos, ropas bellas, todo estaría en orden y arreglo, tendríamos formas preciosas, pero vida no habría. Al revés, si fueran solo Marías, entonces todo sería sal, pero si no habría Martas, ¿qué habría de salarse? Esta María tiene comportamiento hacia otra cosa, hacia algún otro principio, hacia alguna otra base. El principio superior, María, nos muestra el camino por el cual tenemos que servir a Dios individualmente. En este servicio encontraremos el sentido de nuestra vida, y además, hasta el grado que comprendamos el sentido interno de nuestra alma comprenderemos y a los demás seres que viven alrededor de nosotros. Cuando aprendamos el primer principio, el superior – que nos sometamos a Dios, entonces aprenderemos y el otro principio – que nos sometamos a todos los elementos inferiores – que sometamos el principio inferior en el hombre. Y cuando la ciencia contemporánea afirma que quiere someter la Naturaleza, yo sobreentiendo que ella quiere someter a Marta, la que levanta tanto ruido. Debemos aprender a ser amos buenos. Aquel que no ha aprendido a someterse, a servir a Dios, no puede ser amo, y cada uno de vosotros que quiere ser amo, antes de nada tiene que aprender a ser siervo, siervo de Dios, que se someta: que aprenda esta ley superior, que se siente, como María, a los pies de Cristo. Y dice Cristo: “Esta buena parte de María no le será quitada”. Voy a poner un ejemplo para explicación de esta idea. Puede ser una leyenda. Cuentan del gran violinista Paganini, que un día en sus rondas por Europa, donde daba conciertos, por su camino en una ciudad vio a un violinista viejo de 60 años, con manos temblorosas, con ojos nublados, en el suelo delante de él hay un cuenco, el violín también, puesto que no puede tocar. Paganini se detuvo delante del violinista viejo, tomó su violín y cuando empezó a tirar del arco, grande y pequeño se reunió a su alrededor. Tocaba 2-10-20 minutos y toda la gente empezó a poner en el cuenco monedas de oro y de plata. Tocaba hasta que el cuenco se llenó. Así pues Paganini ofreció su regalo al pobre viejo. Este pobre viejo permanecía sentado a los pies de Paganini, como María a los pies de Cristo, y no dijo: “Espera que vea lo que va a salir”, sino que escuchaba cómo el maestro tocaba. “Sí – ha dicho, – veo ahora mi gran maestro, maestro de la vida”. El cuenco – este es un recipiente en el cual se derramaban grandes pensamientos buenos. Cuando y en vosotros venga y empiece a tocar este gran Maestro, vuestro cuenco se llenará con pensamientos y deseos nobles, y vosotros no seréis flacos e impotentes, sino jóvenes, frescos, buenos y fuertes. Yo desearía que en algún caso dado y vosotros hagáis esto. No que dediquéis toda vuestra vida a esto, porque Cristo, al elogiar a María, quiere decirnos: “Yo no quiero que Me deis todo vuestro tiempo, pero solo este que no sabéis cómo utilizarlo, aunque sea muy poco este tiempo. Y durante el resto del tiempo, en el cual estáis ocupados, sois libres, realicen vuestras obligaciones en la vida”. La gran Enseñanza de ninguna manera sobreentiende que dejemos nuestras otras obligaciones en la vida; pero aquella hora que es determinada para María, tenemos que darla. Este Paganini no siempre se detiene, esto es una rareza. Deja el violín y se va. Así y Cristo se va a detener alguna vez a vosotros en vuestra vida, cuando estéis cargados, aburridos, cuando penséis que vuestra vida no tiene sentido, que no sois útiles, como que si el arte que estudiáis no tiene valor; entonces Él se va a detener y tocará con vuestro violín. Ahí está la felicidad – que oigas a un gran maestro como toca, o que veas a un gran pintor como pinta. Esta Enseñanza tenemos que estudiar – la Enseñanza de ser reverentes delante de Dios y que nos subordinemos a Él, en la cual subordinación aprenderemos todas las virtudes. ¿De qué provienen los conflictos actuales entre la gente? De esto que la gente es agria, no es suave, tierna. Si toda la gente fuera suave, tierna, la vida sería feliz – interna y externamente. Si la gente se respetara mutuamente, si tuviera condescendencia mutua, hubiera habido una gran armonía en la vida. Yo no considero bienaventurada a la gente que cada día se pelea uno con otro: ellos cada día murmuran contra Dios. Escucho solo murmuraciones: y de científicos, y de sacerdotes, médicos, profesores, predicadores – todos murmuran. Sacerdotes, médicos, cuando les dan dinero, están descontentos de lo dado, poco era; el Señor a otros ha dado más, y a ellos menos – esto ya es una murmuración. Si es un pastor, dirá que su redil es pequeño, quiere más – y esto es una murmuración. El científico y él murmura, que pocas capacidades les han sido dadas. ¿Quién es culpable? ¡Siempre el Señor! No solo para vosotros hablo, los que estáis aquí, pero y para aquellos que están fuera – todos murmuran. La ley de lo Superior es que siempre fluya gratitud y caridad hacía Dios.

            Algunos preguntan: “¿Dónde está el Señor? ¿Cómo encontrarle?” Al Señor pueden encontrarle y los niños pequeños. 2,000 años ya han pasado desde que los filósofos argumentan para comprobar dónde está el Señor – si está en el Cielo, si está en las estrellas, o en el corazón humano. Todavía Le están buscando, nadie Le ha encontrado. Los predicadores dicen que está en el corazón humano; los astrónomos – que está en el Universo, como un exiliado; algunos dicen que Él está presente, otros dicen que no está. Os voy a presentar una figura, para que veáis sobre qué se basan vuestros filósofos. Imagínense que el Señor, como el Sol, amanece y atardece en cada 24 horas del Este hacia el Oeste; más imagínense, que cuando el Señor amanece vosotros os dormís y estáis durmiendo, hasta que Él atardece, y cuando atardece, vosotros os despertáis y toda la noche Le estáis buscando. Como no Le encontráis, vosotros de nuevo os dormís cuando el alba rompe, y después de atardecer, de nuevo toda la noche Le estáis buscando. Pasa un día, dos, un mes, un año, 10 años, mucho tiempo pasa, vosotros siempre Le buscáis y no Le encontráis en ninguna parte. Yo digo: Cambien solo los comportamientos de las cosas – duerman por la noche y estén despiertos por la mañana, cuando amanece el Sol, y veréis al Señor, Le encontraréis. Yo Le veo cada día, duermo por la noche, y por la mañana, cuando rompe el alba, me levanto para darle la bienvenida. He aquí la filosofía de la vida. El Señor como un Sol amanece. ¿Y qué hace la gente actual por la noche? Por conciertos, bailes, teatros, y cuando el Señor amanece, duermen. ¡Aristócratas, de la noble buena mañana! Toda la gente, que duerme por la mañana y durante el día, es de la cultura de los búhos. He aquí por qué ellos sufren. Pues, esta cultura nocturna debe reemplazarse con una cultura diurna. Cuando rompe el alba, te levantarás, te pondrás derecho y esperarás por lo menos una media hora, el Señor luego se va a mostrar en tu rostro, extraerás de Él fuerza, energía, salud y durante todo el día estarás animoso y fuerte para luchar. Algunos filósofos, pues, dicen: “El Señor es un aristócrata, Él no acepta a todos, tenemos que vestirnos delante de Él”. Yo os voy a presentar otra figura para objetar: cuando el Sol amanece todos los animales, y buenos y malos, y bellos y feos, todos salen con su vestidura, la que tienen.  El Señor ilumina a todos: y las serpientes, y los reptiles, y los mosquitos, y todas las bestias que hacen tantas maldades. Él no les dice: “Tú debes esconderte en tu hoyo”. De la misma manera aparezcan y vosotros delante de Dios y caliéntense. Este es el sentido de la vida. Nosotros no sufrimos de esto, que en la Tierra hay muchas serpientes: su número está determinado, ellas están a su sitio, pero cuando aumenten dos veces más de lo que es debido, sin falta el número excesivo será exterminado. Cuando los lobos son un número determinado, ellos están a su sitio, pero cuando se multipliquen, el número excesivo de nuevo debe ser exterminado. Y así, si no ayuntáis cada pensamiento y cada deseo dentro de vosotros, o sea, si no habéis aprendido a servir a Dios, este pensamiento, este deseo os va a ordenar. Y entonces, por la misma ley, así como vosotros os oponéis a Dios, así y vuestros deseos y pensamientos os van a oponer resistencia. Esto, lo que os hablo, si podéis aplicarlo en vuestra vida, veréis cuán eficaz es.

            Algunos dicen: “Que eduquemos al mundo, a la gente”. En este sentido yo no creo en la educación, porque toda la gente son células individuales del organismo Divino, del cuerpo Divino, así que cada uno por separado tiene que educarse a sí mismo. Yo no puedo ordenarles: esto significaría que cometa un sacrilegio – que mienta a Dios. Yo no quiero ordenar. ¿Por qué? Porque esta gente es del Señor, no tengo el derecho de ordenar y abusar de las cosas ajenas; tengo el derecho de ser amo solo de mis pensamientos y deseos; a ellos puedo ordenar; pero a todo lo que está fuera de mí, tendré que servir. Así y vosotros tenéis que hacer.

            Entonces nosotros descenderemos hacia los elementos inferiores – hacia lo irrazonable. ¿Qué dice la Biblia en el primer capítulo? Dios creó el Cielo en el primer día, y luego – la Tierra. El Cielo, comprendo, María, y la Tierra – Marta. La Tierra estaba no organizada, entonces – agria. La gente científica dice, que cuando esta Marta apareció, alrededor de ella había una tormenta, un huracán, un fuego, una elevación de vapor, y entonces Dios dijo a Marta: “Marta, Marta, mucho ruido levantas, el progreso no está allí; María eligió la buena parte – mira hacia arriba”. La Tierra, Marta, miró hacia arriba y empezó a girar alrededor de sí misma y alrededor del Sol. Así se formo vida alrededor de ella, se formaron muchas criaturas y por fin el hombre. Cuando terminó el Señor Su trabajo, dijo: “Todo alrededor de Marta está bien”. Y se hizo el día primero, y después de esto vino el día segundo hasta el séptimo. Ahora, algunos de vosotros son Marta – levantan ruido, desde su corazón y su mente salen llamas. No tiene Marta lagos, ni río, y el gran Maestro dice: “Marta, Marta, no te turbes, solo una cosa es necesaria, el Cielo, lo razonable, lo grande en el mundo, mira hacia arriba, es ello lo que te va a dar sentido”. Cuando y vosotros levantéis vuestra mirada, inmediatamente vuestro espíritu empezará a moverse correctamente alrededor de su centro, alrededor del cual te moverás, el centro que cada día te enviará lo necesario y lo requerido para ti.

            Y así, Dios ha creado simultáneamente en nosotros y María, y Marta – ellas son los dos polos del alma humana. Yo podría explicarles, alguna vez, el sentido interno de estos dos principios que actúan en el mundo. Pero de lo mucho que se ha dicho, el conocimiento, cuando se acumula y no se aplica, forma ciertos sedimentos, y la gente empieza a turbarse sobre qué hacer. Un alumno de una escuela evangélica, durante una lección de gramática búlgara, la cual comprendía poco, cuando vino el maestro, para justificarse, dijo: “En el lenguaje búlgaro hay muchas gramáticas, de Iconómov, de Grigórov y otras, ¿por cuál tengo que estudiar?” Una vez, dos veces, al final el maestro le respondió: “Escucha, amigo, lo que dice la gramática de Iconómov, de Grigórov, yo no quiero saber, tú estudiarás por la mía”. Cuando viene el Señor, vosotros Le decís: “Hay filósofos, como Kant, Schopenhauer, Tolstoi, los que dicen esto y esto, pero hay contradicción en ellos, ¿qué tenemos que seguir?” El Señor os dice: “Seguiréis esto lo que Yo os digo”. Y cuando queréis seguir la Verdad Divina, tenéis que adentrarse en vuestra alma; entonces comprenderéis la vida en otro sentido. En vosotros se formarán otras capacidades, veréis que alrededor de vosotros hay otros seres, mucho más grandes, que están creando, y diréis: “¡Cuán ciegos hemos sido!” Pregunto a vosotros, los que reflexionáis: “Si estabais en la posición de una hormiga y si un filósofo pisara sobre vosotros y os aplastara, ¿qué pensaríais acerca de sus piernas?” Diríais: “Una roca cayó sobre nosotros y nos aplastó”, y esta roca constituye una pequeña partícula de este gigante. Algún día decís: “El destino me persigue, corre detrás de mí”. Y esto no es otra cosa, sino la pierna de un gran filósofo que os ha pisado. No debéis interponerse delante del camino de los filósofos, de la gente científica: ellos no se van a detener por vosotros; ellos caminan por su camino y si os interponéis, la pierna del filósofo os aplastará. Cuando os quejáis a mí, os voy a decir: No está vuestro sitio en este camino filosófico, vosotros sois hormigas, escojan otros senderos. He aquí la filosofía de la vida. Cuando veo la infelicidad de un hombre, miro hacia arriba y veo a un gigante que le ha pisado y aplastado.

            Y así, el Señor ha hecho el mundo, todos los mundos. Hay en la Vía Láctea 18, 000,000 de Soles, y cada uno de ellos se mueve por su camino determinado, y entre un Sol y otro Sol hay 25 billones de kilómetros de distancia, para que no ocurra un choque. El Señor ha trazado estos caminos. Y alrededor de vuestra vida Él ha trazado un cierto camino, un cierto espacio y os dice: “Que nunca traspaséis la frontera de vuestro reino”. Vosotros queréis hacer un pacto con otros reinos; los hombres y las mujeres de dos reinos hicieron un pacto, para formar un reino, y se pelearon. ¿Por qué se pelean? Que cada uno reine en su reino. “Ven – dice alguien – que pongamos el dinero en un sitio y guardémoslo para nosotros”. Cada uno guarda el dinero en su monedero. A nadie otorguéis vuestro dinero. En la Tierra, a quien sea que se lo otorguéis, se lo va a llevar. Por eso Cristo dice: “Pongan vuestra riqueza arriba”. ¡Arriba, arriba! Este es el sentido verdadero de la vida. Y así, nosotros somos torcidos por eso, que queremos tergiversar nuestra vida, la que Dios ha ordenado. Yo sé, alguna gente odia a alguien y lo lleva a todas partes consigo mismo. Déjenle, tengan solo a Dios: Él es Quien ilumina, a Él dejad entrar en vuestro Sancta Sanctorum. La gente de hoy es muy devota a los dioses: tienen dioses del trabajo, de la gloria, de la fuerza y les humean incienso. Tomen vuestro martillo y a todos estos ídolos échenlos fuera y rómpanlos; siéntense después de esto a los pies de vuestro Maestro y vosotros comprenderéis el profundo sentido interno de vuestra vida. Esto es lo que Cristo quiere decir – que el bien que María tiene, no le será quitado. Tú te preocupas por muchas cosas, dices: “Esto tengo, aquello tengo”; tú eres amo de estas cosas, tómalas y tíralas. Yo he observado algunos amos sentados en unas sillas, como yo ahora, y ordenan. Quiere que se le pase algo que él mismo puede tomar, suena la campanilla – “¡Tintín!” Nadie aparece. Llama una vez, llama dos veces y por fin saldrá a pelearse. Pero amigo, levántate, levanta solo esta cosa, puedes hacerlo solo. Sus zapatos están a 5 pasos de él – “¡Tintín!”, que venga la sierva que se los traiga. Gritará y se enfadará. Tómalos tú solo, porque la tranquilidad y paz que tienes vale más que esto, que la sierva no ha traído a tiempo los zapatos. Y solo puedes hacerlo; toma tus zapatos y luego da una moral a la sierva para que venga a tiempo. Esto es lo que el Señor requiere, porque esta sierva no es sierva de vosotros, sino que de otro es sierva. Alguna vez yo os digo que soy siervo, pero no de vosotros, no de la gente yo soy siervo, sino de Dios. En la ciudad de Londres un predicador bautista se va a otro predicador, que se llama Spurgeon (aquí el Maestro habla de Charles Haddon Spurgeon, 1834-1892 – nota del tr.), y para darse una mayor importancia, escribe en su tarjetita: “Un hermano tuyo en Cristo te espera afuera para verte”. Spurgeon escribe al otro lado de la tarjetita: “Díganle que ahora tengo trabajo con su Amo”. Si venga alguien por fuera y te dice: “Un hermano tuyo en Cristo te espera afuera”, tú dile que estás conversando con su Amo. Y esta sierva, que tú has llamado por fuera para los zapatos, ella ha tenido trabajo con su Amo, y si tú quebrantas su tranquilidad, su Amo te cogerá de la oreja. Esta es la filosofía más grande que la gente contemporánea tiene que aprender. ¡Siervos debemos ser de Dios! Cuando aprendamos esta Gran Ley, los comportamientos entre nosotros vendrán en su camino normal. Yo observo a la gente: si estás dispuesto toda la gente te es agradable; si estás indispuesto, si te has levantado incorrectamente, si has salido con las piernas hacia afuera, durante todo el día la gente es torcida para ti. Este estado puede seguir una semana, un mes; a él nosotros le llamamos una filosofía nueva – pesimismo, y a la gente – pesimista. Para justificar su defecto, decís: “Él es un pesimista” – según las palabras de Schopenhauer. Todos sois filósofos. Los búlgaros están incluso más alto que y Schopenhauer: en todos hay este resto de sombra de pesimismo; el búlgaro pronto se desanima, se desespera, y entonces viene la filosofía de Schopenhauer – viene Marta. Yo digo solo una cosa: Tú estás obligado a someterte a Dios, no Le estás sirviendo y por eso todas estas cosas te han sobrevenido. Ningún otro destino hay en el mundo, y en el día en que tú te sometas a Dios, a tu destino, todos los demás se te van a someter.

            Esta es la enseñanza para María y Marta. María – esto es el Cielo, Marta – la Tierra. María – esto es lo superior en el corazón, Marta – lo inferior en el corazón. María – esto es lo superior en la mente, los teósofos le llaman “manas superior”, Marta – esto es “el manas” inferior, etc. Vosotros, cuando vayáis a vuestros hogares – yo los veo, aquellos son magnánimos, – entonces digan a sí mismos: “Ven Marta, ven María, vosotras sois dos hermanas buenas”. Cristo, Él es el Espíritu superior, el Principio superior. Si María hubiera respondido a Marta, debería haber dicho: “Espera un poco para que escuche, luego te ayudaré”. Cristo hablaba, por eso María no trabajaba nada. Cuando regreséis ahora en casa, si os enfadáis, si gritáis, diréis: “¿Marta, sabes lo que dice el Maestro? Tú debes someterte”. María tiene que ser noble, delicada, que hable como hermana, que le diga: “Espera un poco, hermana, yo luego estaré a tu servicio”. Así tiene que hablar María. Y cuando su hermana habla torpemente, que ella diga: “¡Cuán bello, cuán agradable hablas!”, porque entre lo noble y lo innoble hay una cierta armonía, entre el Amor y el odio hay un parentesco. Yo las conozco y a las dos hermanas. Pero el que entra entre ellas, ellas por cariño le ahogan. Le ahogan, y cuando muera, dicen: “¡Qué hemos hecho!” Pero el Amor dice: “Vamos a resucitarle”. El odio dice: “Yo le voy a enterrar”. – “Bien”, dice el Amor. Le ponen tierra, pero luego viene el Amor y cuando le caliente, hop, salta – le resucita. El odio y el Amor constantemente trabajan en el mundo, y nosotros tenemos una opinión tan mala del odio, de la envidia. Ellas son serpientes, reptiles, pero agradables en algunos casos. ¿Cómo sería el mundo sin reptiles, serpientes, moscas, etc.? Muestren tal mundo. ¿Dónde está vuestro mejor mundo? No, así como está hecho este mundo, es grande por sus pensamientos, grande por sus expresiones. Y esto, de lo cual constantemente os quejáis, esto es la desarmonía que está dentro de vosotros, esto es Marta, la Tierra no organizada; este ruido, que constantemente ventisca en nosotros, es él, exactamente, el que quebranta esta armonía. El Espíritu Divino tiene que descender, para que diga Su palabra. Y así, el Espíritu ha descendido y ordena. Él trabaja. Tened fe invencible en este gran principio que vive en María; tened fe y en el principio que vive en Marta; tened fe en Cristo, porque Cristo, Quien está sobre ellas, las une. Unan y vosotros estos tres: vuestro espíritu, vuestra María y vuestra Marta, y comiencen el año nuevo con esto. Yo no termino, dejo una gran hendidura entre todo lo dicho, para ver cómo solucionaréis el rompecabezas. Yo soy clarividente y cuando miro en vuestro futuro, veo cómo algunos se levantan, otros caen, veo cómo unos caminan por el camino y otros zigzaguean; pero todos, al final de todo, estarán bien, solo que habrá titubeo y tardanza. Cuando suben en algún gran barco en el océano, algunos, por el titubeo del barco, vomitan, y otros – no. Cuán interesantes son estos aristócratas en el océano: durante el primer día – gallardos, vestidos, embellecidos con anillos, collares, todos gozosos, contentos; pero cuando el barco empieza a columpiarse, todos se ponen pensativos, como filósofos, como si están escuchando alguna predicción importante. El segundo día empiezan a sentir en el estómago alguna desafinación, empieza el consumo de limones, el acostarse en el suelo y vomitar. Pero cuando salgan a tierra, – “¿Cómo lo habéis pasado en el océano?” – “Exitosamente”. ¡Oh-o-o! Este océano de la Tierra al Cielo, hasta que lo paséis, ¡cuántas veces vomitaréis! Diréis: “¡Es un trabajo muy difícil!” Pero cuando salgáis a tierra, tendréis un apetito ideal, porque estaréis muy bien purificados. Esta Marta en el océano levanta un gran ruido alrededor de sí, sacude barcos, produce gritos, llanto, pero cuando salís a la tierra, inmediatamente viene María, vosotros decís: “Gloria a Dios, lo hemos pasado exitosamente”. No temáis, estén siempre con vuestro gran Maestro, para que podáis solucionar la cuestión de la vida. Deberes muy complicados tenéis en la vida: educación de los niños, comportamientos del hombre y la mujer unos hacia otros, comportamientos hacia la sociedad, comportamientos hacia la humanidad. Muchas obligaciones tenéis. ¿Cómo vais a terminarlas? Algunos piensan que cuando se vuelven cristianos, no tienen obligaciones. ¡No! Exactamente lo contrario, el cristiano tiene más y debe cumplir muy bien sus obligaciones, y cuando termina el día tiene que sentir una gran tranquilidad, porque ha cumplido aquello que debería cumplir, y lo que no ha hecho, que lo ponga en su programa para el día siguiente. Un día seréis Marta, otro día – María, y cuando estéis a los pies de vuestro Maestro, entonces que y Marta, y María, que todos se silencien, que por una hora todo se silencie.

            Ahí está la Enseñanza y el pensamiento que Cristo introduce. Aprendan a servir a lo Superior, para que seáis amos de lo inferior.

Conferencia, dada el 14 de enero del año 1917.

Marta y María Conferencia para mujeres  Por el Maestro Beinsá Dunó

1 comentario

  1. FANTASTICO LOS PENSAMIENTOS DEL MAESTRO BEINSA DUNO.
    QUE CLARIDAD DE EXPOSICION DEL EVANGELIO TAN BELLO DE MARTA Y MARIA.

    AGRADECIMIENTOS A ROSA POR SUS APORTACIONES

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