«El Mensajero Lunar», Luna Llena de Escorpio 2012

Rosa (Editora)

zodiaco escorpio

El Mensajero Lunar:   Luna Llena de Escorpio 2012

Signos de Transformación 16:

Las Tres Gunas 2 – Rajas

El signo de agua de Escorpió está regido por Marte y representa las luchas que enfrentamos en nuestra jornada a través de la vida. En Escorpió, estas luchas alcanzan su cúspide. Escorpió representa a la muerte, creada por una aparente desaparición del alma y un crecimiento excesivo de la personalidad. Todo lo que hacemos o deseamos en exceso perturba nuestro balance y nos ata más y más a la materia. El dinamismo excesivo es llamado Rajas, es el segundo de los tres Gunas. Es por eso que el tema de El Mensajero Lunar de este mes es: «Signos de Transformación 16: Los Tres Gunas 2 – Rajas.»

Los Tres Remolinos de Fuerzas

Nuestra vida está en un movimiento continuo. Cada momento tiene otra cualidad y no vuelve a ser como ahora, incluso si esto normalmente escapa de nuestra percepción. Observamos un río; su agua tiene siempre el mismo flujo para nosotros. Vemos salir el sol y cada día lo consideramos el mismo movimiento. En realidad es siempre un nuevo proceso de movimiento. Nuestro cuerpo también cambia continuamente; las células se forman y se disuelven constantemente. No somos tan firmes y fijos como nos parece. Las energías continúan manifestándose mientras otras desaparecen nuevamente de la manifestación.

La existencia aparente es el resultado de un movimiento dinámico de las tres cualidades de la naturaleza, Sattva, Rajas y Tamas. En estas tres cualidades se basan los tres remolinos de fuerzas que en Ayurveda se denominan Kapha, Pitta y Vata. El centro creativo Kapha es el resultado de Rajas o dinamismo. El centro de combustión Pitta es el resultado de Tamas o inercia, y el centro de pulsación Vata es el resultado de Sattva o equilibrio. Son las correspondencias de los aspectos de Brahma, Siva y Vishnu del Cosmos.

El primero remolino lleva a cabo la construcción de las células; el segundo, la combustión de los alimentos. Descompone los tejidos materiales para proporcionar calorías para las funciones del cuerpo y excretar nuevamente los restos. El tercer remolino produce el equilibrio entre las otras dos funciones. Crea los movimientos peristálticos, las contracciones que hacen que el corazón pulse, que el estómago digiera, y que los nervios y los músculos o los tejidos de los pulmones se expandan y se contraigan. Cuando las tres actividades se llevan a cabo uniformemente, producen salud. Cuando hay desigualdad, causan enfermedades.

Hay una declaración en sánscrito que significa «Lo excesivo es evitable». Cualquier actividad que va más allá del balance trae desequilibrio y conduce a trastornos y finalmente a la enfermedad. En general, las tres cualidades no están bien equilibradas en nuestra vida. Algunos aspectos son predominantes, mientras se hace caso omiso de otros. Nos movemos entre demasiada y poca actividad, entre Rajas y Tamas. Si pensamos demasiado y no actuamos según sea necesario, esto acarrea consecuencias. Si hacemos más de lo necesario y no reflexionamos suficientemente, nos metemos en enredos. El problema de Rajas es que en nuestras acciones también descuidamos cosas.

Hiperactividad

En todos los campos de la acción humana hay hiperactividad. Además, nuestra mente es estimulada en la dirección del deseo a través de la excesiva comercialización. Siendo ya hiperactivos estamos siendo estimulados aún más por personas con una mente concreta más fuerte y nos perdemos. Cuando caminamos por la ciudad mirando tiendas, crece inmediatamente el deseo de comprar cosas, aunque realmente no las necesitamos. Compramos sólo porque nos gusta, aunque ya tenemos cosas similares en casa. Por lo general nos sentimos molestos después de haber consumido tiempo y dinero.

El dinero que gastamos innecesariamente, contribuye a nuestra consolidación y creamos la actitud de acciones estimuladas. Cae una cortina oscura frente a la discriminación que proviene de la mente superior y así somos incapaces de recibir inspiración de allí. La mente consume rápida y ferozmente y consume energía vital. La gente hiperactiva está inquieta, ansiosa e irritada, y con el tiempo su sistema se consume. En todas partes de la sociedad moderna, la quietud pierde terreno frente a la hiperactividad. Incluso desde la infancia hay una presión tremenda sobre la psique y los nervios. Con el tiempo esta presión constante puede llevar a cáncer, a apoplejías o a otras enfermedades.

La hiperactividad tiene la tendencia inherente de querer decidir sobre otras personas. El deseo de hacer proselitismo por parte de algunas religiones es un método para comprar personas. Los alimentos, la atención médica y la educación se dan gratis a los pobres para así difundir las creencias propias. La publicidad proviene también de este tipo de agresión. Convencemos a la gente a aceptar ciertas cosas y a no preocuparse si esto es bueno para ellos o no, en tanto el negocio esté dando frutos. Se ofrecen cosas o beneficios gratuitamente y, consecuentemente, somos presa de tales atracciones. La gente hiperactiva no hace nada sin un motivo. Sin embargo, crean un mundo alrededor de sí mismos en el cual hacen creer algo más a otros, para ocultar sus objetivos egoístas. Una actitud tan manipuladora, posesiva es un problema básico de gente y de naciones hiperactivas, pero esto les mantiene en una tensión permanente, porque consciente o inconscientemente saben que han explotado a otros y que alguien podría volver a rescatar lo tomado. Toda forma de agresión nace de la hiperactividad.

La mente ocupada no puede estar abierta a las sugerencias procedentes del alma. La tríada espiritual, que existe en nosotros como voluntad divina, conocimiento y actividad inteligente está imposibilitada de trabajar a través de la personalidad. La conciencia del cuerpo aprisiona al alma.

Aquí las técnicas de relajación y meditación se hacen importantes para poder observar con calma lo que sucede en nosotros. La contemplación y la meditación hacen receptiva a la mente inferior y permiten a la energía espiritual descargarse hacia nosotros. Esto desarrolla en nosotros una energía psíquica saludable. Y cuando no perseguimos a personas ni cosas sino que nos dedicamos a las tareas inmediatas, la vida nos traerá lo que nos es debido. La sabiduría es poder esperar, hacer lo que se tiene que hacer ahora y también aceptar las dificultades de la vida con alegría interior. Entonces las personas y las cosas adecuadas vienen a nosotros y no les echamos de menos a través de nuestra hiperactividad.

Los Maestros de la Sabiduría no proponen independientemente un plan de acción o el restringir a la gente de sus propuestas o incitarles a ningún acto. Sin embargo, damos consejos que no nos han pedido, y esperamos que otros los sigan. Incluso si interferimos en una conversación sin que se nos haya invitado, esto es una transgresión, una agresión sutil. En yoga se dice, «No se inmiscuya en algo a lo que no ha sido invitado.» Incluso si pudiéramos dar una pista, no deberíamos hacerlo. Si una persona necesita de nuestro asesoramiento, nos lo pedirá. Así es como la naturaleza lo arregla; para la gente hiperactiva, esto es difícil de aceptar.

Si, sin embargo, somos personas hiperactivas, es mejor dirigir las energías adicionales hacia un buen trabajo para el bienestar de los demás. Y si hacemos algo debemos centrarnos en él, para que no nos perdamos en asuntos irrelevantes y perdamos lo esencial: Actúe de prisa, lentamente.

Superando al Rajas Interno

¿Por qué simplemente no deberíamos sólo estar tranquilos y en silencio durante cierto tiempo?; pero nuestra mente sigue haciendo propuestas derivadas de la cualidad de Rajas en nosotros. Cuando las ponemos todas en acción, tenemos montañas de trabajo. Creamos obligaciones innecesarias y tendríamos más programa que lo requerido. La sensación de que siempre tenemos que hacer algo es una enfermedad producida por Rajas. Así, seguimos en rotación como una rueda, y siempre sucede el pensamiento, ¿Qué viene después? Queremos saber lo que pasa en otros lugares del mundo o lo que la gente habla. Sentimos monotonía rápidamente y anhelamos cambios en nuestro trabajo, amigos o en la casa.

Incluso si las propuestas continúan saliendo de nosotros, no hay ninguna prisa para realizarlas. Sin embargo, tenemos también que estar alertas porque de lo contrario perdemos un mensaje importante que viene a nosotros. Por ello debemos anotar las buenas ideas en un cuaderno. Si algo tiene que hacerse rápidamente, la idea también vendrá a nosotros a través de otra persona. Debemos escucharle al menos una segunda vez.

Incluso si una idea es buena no significa que tiene que ser realizada por nosotros. Antes de entrar en algo deberíamos examinar también si tenemos el tiempo, los medios y las habilidades para ello. Muchas ideas abortan cuando controlamos a Rajas en nosotros.

Las propuestas pudieran venir a nosotros desde adentro y desde afuera lo que nos aparta de nuestro camino. Podríamos conseguir ofrecimientos para una buena posición o mucho dinero, pero esto podría alejarnos de nuestro propósito de vida. Aquellos que son grandes personalidades en la objetividad tienden a ser absorbidos por la espuma de las obligaciones sociales y se atascan en su camino espiritual.

Cuando dejamos de perder tiempo con las propuestas de nuestras propia Rajas, no entramos en un estado de pasividad sino de silencio interior. Entonces podemos darnos cuenta de LA propuesta que viene del interior, desde el alma. Llamamos a esto la Voluntad del Padre. Cuando esta Voluntad está trabajando a través de nosotros, la experimentamos como nuestra propia voluntad. El Maestro CVV dio sólo una instrucción para la liberación: ofrecerse a sí mismo a través de la oración. La presencia del Maestro desarrolla un proceso de purificación que destila las aguas lodosas de la personalidad y redondea las esquinas y los bordes hasta que la luz del alma brilla completamente.

Fuentes: K.P. Kumar: Sri Suktam / Notas de seminarios. E. Krishnamacharya: Ciencia de Sanación. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishta España. (www.worldteachertrust.org / www.dhanishta.org).

 

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