Pensamientos dispersos | Budismo secular

Jorge Gomez (333)

budismoUno de los hábitos principales de la mente es crear mundos de fantasía y luego poblarlos. Esto es lo que el Buda entendía por “devenir.” La capacidad de participar en tal devenir es a menudo una habilidad útil, puesto que te permite usar tu imaginación para planear el futuro y considerar lecciones del pasado. Pero esta habilidad puede convertirse en un hábito destructivo, cuando creas mundos de fantasía que generan codicia, aversión, engaño y otros hábitos mentales destructivos. Tu capacidad de hacer planes para el futuro puede convertirse en preocupaciones que pueden destruir tu paz mental. Tu capacidad de revivir el pasado te puede hacer miserable en el presente.

Una de las aptitudes importantes en meditación es aprender cómo encender y apagar estos mundos de fantasía a tu antojo, para poder pensar cuando necesites pensar y dejar de pensar cuando no lo necesites. De esta forma, la capacidad de la mente para crear mundos de fantasía no causará daños.

En los estadios iniciales de la meditación, se necesitan algunas reglas fáciles que te ayuden a decidir si merece la pena seguir cierto pensamiento o no. De lo contrario, serás absorbido por cualquier mundo de fantasía que te convenza de que merece tu atención. Así que, mientras estés aprendiendo a enfocarte en la respiración, acógete a una regla sencilla: cualquier pensamiento o idea conectado con mejorar tu foco en la respiración está bien, cualquier otro pensamiento tiene que soltarse.

Si mientras estás meditando te viene a la mente un pensamiento relacionado con tu trabajo u otras responsabilidades, dite a ti mismo que te ocuparás de eso justo al terminar la meditación. O quizá decidas reservar un periodo de cinco o diez minutos al final de la meditación específicamente para pensar en cuestiones de tu vida que requieren considerarse seriamente.

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Si, antes de empezar a meditar, te das cuenta de que estás ante una decisión vital importante que podría interferir en tu meditación, dite a ti mismo que usarás el rato de meditación para aclarar tu mente antes de reflexionar en la decisión. Antes de meditar, plantea cualquier pregunta para la cual quieres respuestas y, luego, suéltala. Niégate a hacerles ningún caso si aparecen durante la meditación. Enfoca tu atención exclusivamente en la respiración. Al emerger de la meditación, mira a ver si se te muestra alguna respuesta de la que seas consciente. No hay ninguna garantía de que la respuesta sea correcta, pero por lo menos proviene de lugar tranquilo de tu mente y te da algo a examinar. Si no se muestra ninguna respuesta, tu mente está en todo caso más clara y nítida que antes de la meditación, colocándote en una mejor posición para considerar los asuntos que estés enfrentando. Pero asegúrate de que mientras estás meditando no tienes absolutamente nada que ver con pensamientos acerca de tales asuntos.
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Vuelve a la respiración

Tan pronto te des cuenta de que has perdido tu foco en la respiración, vuelve a la respiración. Prepárate para el hecho de que esto va a pasar incontables veces en el curso de tu meditación, así que hay que permanecer al acecho de los primeros avisos de que la mente está a punto de abandonar la respiración e irse a otra parte. A veces la mente es como una oruga al borde de una hoja. Un extremo está posado en la hoja; el otro está ondeando, esperando encontrar otra hoja. Tan pronto como toca la hoja nueva, se coge a ella y suelta la hoja vieja. En otras palabras, una parte de tu mente está quizás con la respiración; pero otra parte está buscando otro lugar adonde ir.

Cuanto más rápido puedas cazar a la mente en este estadio del proceso, mejor. Simplemente recuérdate que te estás aburriendo con la respiración porque no estás prestando atención cuidadosamente. Regálate un par de respiraciones verdaderamente revigorantes, y el extremo posterior de la oruga volverá a la hoja original. Al ir desarrollando esta habilidad, empiezas a ver los estadios en que la mente crea mundos de fantasía, lo cual significa que es menos probable que éstos te tomen el pelo.

Es como ver una obra entre bambalinas. Habitualmente, cuando el equipo de escena cambia el decorado en una obra, cierran el telón antes del cambio. Sólo cuando el decorado nuevo está en su sitio levantan el telón, para no arruinar la ilusión de que la acción se ha movido realmente a otro lugar. El público, por supuesto, está encantado de seguirle la corriente a la ilusión. Pero si estás entre bambalinas, notas lo artificial de todo aquello y te engaña menos.

De la misma forma, al centrarte en el proceso de creación de pensamientos, en lugar de en el contenido de los pensamientos, adquieres importantes conocimientos acerca de cómo la mente crea mundos de fantasía para sí — importante, porque estos mundos de fantasía son una característica fundamental del sufrimiento y estrés innecesarios que estás intentando comprender y contrarrestar. Al enfocarte no en su contenido, sino en el proceso por el que se crean, empiezas a liberarte de su hechizo.

Thanissaro Bhikkhu (Geoffrey DeGraff),

Extracto de “With Each and Every Breath: A Guide to Meditation”

Fuente: http://budismosecular.org/

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