Pequeños actos, grandes cambios

Ilustracion articulo HB Pequeños actos, grandes cambios

No sé por qué, pero últimamente, me he estado sintiendo muy bien.  No os puedo decir precisamente de donde viene esta sensación de felicidad y conexión, pero me gusta.  Y tampoco es por falta de cosas que hacer.  Con nuestra decisión de por fin auto-publicar el libro de nuestro Camino por la Paz para coincidir con su décimo aniversario, me encuentro con muchos detalles para atender;  como, por ejemplo, encontrar la imprenta adecuada, poner al día la página web y todos los pormenores que necesitan ser atendidos para poder compartir con el mundo lo que fue un momento decisivo en nuestras vidas.

Me he sentido presente y agradecida por todo lo que me rodeaba, incluso por algunas cosas que normalmente suelen bajarme la moral, como ver las noticias o escuchar las quejas constantes de  unos y otros; pero también ellas en estos días parecían tener su lugar en el gran orden Universal.  A lo mejor fue precisamente por cómo me sentía que, al cruzarme una tarde con un joven pidiendo en la calle, me detuve.  Normalmente no lo hago.  En esta ocasión saqué mi cartera y le di una moneda de dos dólares sin pararme a cuestionar si estaba haciendo lo correcto ni si estaba realmente ayudándole al darle dinero.  Simplemente puse la moneda en sus manos, le miré a los ojos y le sonreí, deseándole lo mejor.  Y lo dije en serio.  Le deseaba lo mejor, en el sentido más elevado de la palabra, como a un compañero de viaje más en su propio camino.

Este sencillo acto de dar sin prejuicios me hizo sentir de maravilla, y decidí hacer algo parecido al día siguiente.  En el supermercado, al terminar con el carro de la compra, dejé la moneda dentro para sorprender a la persona que la encontrara.  Era una cosa tan simple, pero solo el hecho de imaginar la cara de la persona encontrando la moneda me dejó sonriendo el resto de aquel día.

Ayer, me encontraba en un atasco de tráfico a raíz de un accidente que acababa de ocurrir un poco más adelante.  Aproveché el tiempo para mandar energía sanadora a los heridos, invocar a sus ángeles para que les ayudaran, y para que rodearan de una luz blanca protectora a aquellos que estaban asistiendo a los heridos (los sanitarios, los bomberos y la policía).  De nuevo esto me hizo sentir que estaba de alguna manera ayudándoles en su camino, independientemente de los resultados.

Creo en el poder de los pequeños actos de bondad– una palabra amable, una sonrisa autentica, un pensamiento positivo (o mejor aún, uno sin prejuicios que a veces es más difícil de conseguir).  Cualquier pensamiento, palabra o acción que proviene del corazón como una expresión de quien somos, y sin apego ni necesidad de evidencia del resultado final.

Y por tanto ahora, me encuentro pensando en pequeñas cosas que puedo hacer, no solamente porque puedan ayudar a otros, sino por el mero hecho de cómo me hacen sentir.  Y cuanto mejor me siento, mas inspirada me encuentro para hacer aún más, en un magnifico e interminable circulo vicioso de dar y recibir sin condiciones.

Porque creo que es así como realmente cambiamos el mundo.

En ese sentido, puedo decir honestamente que estoy cambiando el mundo.

Que afirmación más poderosa.  Que gran mantra.

¿Y ahora tú?  ¿Cómo te sientes? ¿Eres ya consciente de cómo esto puede cambiar tu mundo?

Mony Dojeiji y Alberto Agraso se conocieron en el 2011 y emprendieron juntos un camino por la paz desde Roma a Jerusalén en el que recorrieron 5000 km a pie atravesando 13 países durante 13 meses.  Actualmente se encuentran en el proceso de publicar su historia.  Podéis descubrir más sobre su aventura interior en su página web www.caminandoporlapaz.com.

También podéis visitar sus otros espacios de índole espiritual:

Reflexiones de Mony: www.dejandolamontana.blogspot.com

Reflexiones de Alberto: www.conlaluzenlamirada.blogspot.com

Obra artística de Alberto: www.albertoagraso.blogspot.com

Cuenta de facebook: http://es-la.facebook.com/people/Caminando-Por-la-Paz/100001551650692

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