¿Porqué el llorar es terapéutico?

Pilar Vazquez

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Es verdad que llorar no es algo que asociamos con la palabra agradable, de hecho es curioso reconocer que es común que desde pequeños se nos enseñe a evitar el  llorar.

No se trata del llorar que se presenta con el objetivo de manipular a las personas, si no del momento en el que se siente una opresión física en el pecho resultado del haber atravesado por algún momento difícil o triste.

experimentar muchas emociones

Por ejemplo, en ocasiones cuando nos enfrentamos a la pérdida de un ser querido o a una posible decepción, podemos experimentar una gama amplia de emociones, desde el enojo a la tristeza, todo depende de la persona que las experimenta. Sin embargo cuando el llorar es genuino, por así llamarlo, se experimenta de manera mental y física.

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Algunos expertos del área del coaching de vida aseguran que el llorar es importante para mantener la salud emocional ante situaciones adversas. Y sí analizamos un poco sino fuera de utilidad ¿cuál sería la función de ésta actividad en nuestro cuerpo?.

Como comer contribuye a dejar de experimentar la sensación incomoda de hambre, el enojo contribuye a dar salida a un sentimiento de impotencia o agresión y llorar ayuda a liberar al cuerpo de la sensación física de pérdida o abandono.

llorar no es señal de debilidad emocional

Debido a circunstancias culturales el llorar se le atribuye a las personas débiles o que no son capaces de enfrentar la vida, y no siempre es así, en la actualidad se sabe que muchas enfermedades físicas son resultado de un inadecuado manejo de las emociones. El reprimir lo que sentimos enferma a diferentes niveles.

No quiere decir que si nos enojamos debemos de dañar al otro para no reprimir la emoción, lo que si se aconseja hacer es observar nuestro interior cuando experimentamos el momento, reconocer lo que estamos experimentando y soltarlo, dejarlo ir, no engancharnos. Es muy importante.

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En el caso de llorar es recomendable buscar un lugar tranquilo en el que podamos sentir libertad de expresarnos, observar internamente la emoción y si surgen lágrimas dejarlas fluir, sin pensar que es algo positivo o negativo, es importante no conceptualizar, sólo dejar al momento acontecer. Minutos después se experimenta un sentimiento de descanso o serenidad que indica que el cuerpo ha liberado ya  la energía o molestia física que estaba experimentando.

permitirnos liberar la emoción

Posteriormente al llanto lo recomendable es descansar en ese estado físico de liberación y poco a poco dejar que el proceso de análisis de la situación que ocasionó el sufrimiento fluya de manera natural. El llanto contribuye de alguna manera a dar espacio a la mente para abordar el conflicto con tranquilidad y claridad.

analizar la situación

Es importante resaltar que debe de haber un análisis de la situación ya sea en el contexto de la meditación o en un espacio de calma en  nuestra vida diaria, se puede utilizar lo que se conoce en la cultura tibetana como los cuatro sellos que son: que todo es impermanente, o que ninguna situación o emoción es permanentemente triste o alegre, que nada tiene identidad intrínseca o que ninguna emoción o estado mental ocurre en un mismo tiempo si no que va variando en intensidad hasta que se disuelve, que sólo el nirvana es paz que en éste contexto sólo en un estado mental libre de apego y aversión se consigue la tranquilidad y que nada ni nadie tiene una naturaleza inmutable o sólida que es que de un momento a otro la persona o circunstancia que origina el daño puede cambiar o disminuir su posición a la medida en la que pasa el tiempo.

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Lo importante aquí es darnos la oportunidad de llorar cuando el cuerpo lo requiere, para liberar energía, para evitar que el sentimiento y la situación se conviertan en algo más dañino como el resentimiento y el rencor.

ejercitar nuestra inteligencia emocional

Sin duda que la mayoría del tiempo evitamos llorar y experimentar sufrimiento, pero si eso acontece ya que no podemos controlar todo lo que acontece a nuestro alrededor podemos aplicar la inteligencia emocional que no es otra cosa que reconocer y experimentar la situación y a través del análisis convertirla en un escalón de superación y de perdón. Si no podemos evitar que surja la emoción de tristeza y el llanto, si podemos decidir cómo enfrentarlo de manera inteligente lo  que nos llevará inevitablemente en la dirección del sendero de la paz y la  tranquilidad.

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AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca

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