San Roque, caridad sin límites

Cecilia Wechsler
20170723 cecilia wechsler id129948 ORACION A SAN ROQUE - San Roque, caridad sin límites - hermandadblanca.org

San Roque, patrón de los peregrinos

San Roque nació en Montpellier, Francia, en el año 1295. Su padre Juan, el gobernador de Montpellier, y su madre Libera, recibieron en el palacio real al niño que habían pedido insistentemente a Dios. “El recién nacido mostraba en el pecho y en el hombro izquierdo una cruz rojiza en la piel, como grabada a fuego, signo de su maravilloso destino” (Herrero García, 1959, p.407). Roque, virtuoso desde siempre, inició de joven estudios universitarios en medicina y quedó huérfano a los 20 años de edad. Fue entonces cuando acogió la Regla de la Tercera Orden Franciscana y comenzó la etapa de su vida en la que se entregó caritativamente sin medir las consecuencias y sin establecer ningún tipo de límites.

Darse sin medir las consecuencias

BIENES

Lo primero que entregó fueron los cuantiosos bienes que había heredado de sus padres. Vendió todo lo que tenía y lo repartió entre los pobres, abrazando a la hermana pobreza como había enseñado San Francisco y escuchando a las palabras de Jesús: “Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme” (Mateo 19,21).

SALUD

Liberado de ataduras materiales y sabiendo que en Italia el pueblo estaba siendo diezmado por la peste, se dirigió con su gran corazón allí donde abundaban los enfermos, los moribundos y los angustiados. Sin detenerse ante el miedo al contagio se sumergió en la miseria como un peregrino desconocido aliviando el dolor y sanando a muchas personas y sepultando a otras. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la señal de la Santa Cruz sobre su frente” ).

En la Roma sin Papa los afligidos vieron en la caridad excepcional de San Roque la oportunidad de un milagro de sanación y la misericordia de Dios. El desconocido y pobre Roque adquirió un prestigio indeseado por él, pero justamente merecido por ser un fiel instrumento de Cristo. Su humildad rechazó el honor y lo hizo alejarse de la ciudad italiana donde había aliviado el sufrimiento de moribundos y desdichados a lo largo de tres años.

Desde Roma Roque se dirigió a Plasencia donde llegó como un peregrino desconocido y se dirigió al hospital a socorrer a los enfermos. Allí se contagió y su piel se cubrió con una asquerosa llaga. El admirado santo se convirtió en un enfermo despreciado y fue expulsado del hospital y de la ciudad de Plasencia. De esta manera comenzó Roque a compartir los sufrimientos de su amado Cristo.

Enfermo, se adentró y cobijó en un bosque, para evitarle fatigas y cargas a otras personas. Pero Dios no lo iba a dejar sin asistencia: cada mañana le enviaba un perro que le llevaba comida y le lamía las llagas. El santo de Montpellier había entregado su vida y su salud para aliviar a los enfermos. Solo un ser tremendamente generoso es capaz de tanto, es capaz del amor más grande, el de dar la salud y “la vida por los amigos” (Juan 15,13).

 

LIBERTAD

Ocho años después de su partida Roque volvió a su ciudad natal, Montpellier, y allí nadie reconoció su rostro desfigurado por la enfermedad y el trabajo. Francia estaba en guerra y el hijo del ex gobernador fue recibido como un espía. Roque no se defendió ante el juez y este último decidió encarcelarlo. Entregó su libertad a quien se la quiso arrebatar escuchando la voz de Cristo que dijo Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica” (Lucas 6,29). A los 32 años de edad murió tras cinco años de injusto encarcelamiento quien en vida dio todo: sus bienes, su salud, su libertad, las horas de sus días en servicio al prójimo, su corazón a Cristo y su alma al Padre.

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San Roque de Montpellier

Lavatorio de pies

Este santo francés imitó admirablemente a Jesús. A ese Jesús que se inclinó para lavar los pies sucios de sus seguidores y los purificó con su amor. A ese Jesús que hizo el trabajo que hacían los esclavos, que se metió de lleno con nuestra miseria, y por su misericordia nos hiso capaces de sentarnos a la mesa limpios para relacionarnos con Dios y con nuestros semejantes amorosamente. Cristo dijo “No son los sanos los que tienen necesidad de médico sino los enfermos” (Mateo 9,12) y San Roque no solo escuchó las palabras de su Maestro sino que las puso en práctica hasta el extremo.

 

16 DE AGOSTO

El 16 de Agosto, día en que la Iglesia celebra la memoria de San Roque, agradezcamos y aprendamos de este maravilloso y humilde santo que intercede por moribundos, enfermos, apestados y afligidos y los sana con el Espíritu de Dios hoy.

Que su corazón generoso y lleno de amor enseñe al nuestro a ser un poquito más bondadoso para que podamos detenernos y arrodillarnos allí donde abunda la miseria y el dolor.

 

Fuentes y bibliografía

 La Biblia

 Miguel Herrero García, San Roque, en Año Cristiano, Tomo III, Madrid, Ed. Católica (BAC 185), 1959, pp. 407-410.

Directorio Franciscano http://www.franciscanos.org/bac/sanroque.html  [Consulta: 23/7/2017].

Santos Milagrosos http://www.santosmilagrosos.com.ar/sanroque/  [Consulta: 23/7/2017].

 

Redactora: Cecilia Wechsler, colaboradora de la Gran Hermandad Blanca hermandadblanca.org

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