Sentir quienes somos, por Jordi Morella

Jorge Gomez (333)

Amor

 

Siento el amor como corre por mis venas, jugueteando, entrando y saliendo por los poros de mi piel.

Una suave llovizna de luz divina baña mi cuerpo, jugueteando por todo él, el flujo del amor que ahuyenta toda presencia exenta de él. Mi cuerpo rejuvenecido, rebosante de salud y alegría, vierte mi ser su presencia radiante ante el nuevo día donado para mi alma. Regalo procedente del Hogar al cual pertenezco, me aúna a seguir en el ahora y sentir la majestuosidad de cada instante que  mi corazón late por sugerencias del guión establecido.

Me desplazo por la jornada terrenal dentro de mi paraíso. Flora la sabiduría de mi esencia al comprender a mi entorno, cada situación y persona.

Siento mi corazón latir los impulsos de la creación y bombear mi potencial espiritual hacia los poros de mi piel. Mis células cortejan con la esencia de la cual son creadas, procedentes del amor puro e incondicional dela FuenteCreadorade Vida, que las abraza y sienten la plenitud de ser. Así todo mi cuerpo muestra esta eternidad de mi esencia.

Veo el entorno que me rodea como algo rígido, estático y limitado debido a su naturaleza de materia, pero cuando miro a mi interior siento la inmensidad de la libertad y la presencia del hogar y toda mi Familia llena de Luz y Amor irradiando su presencia hacia mi y cada uno de los presentes en este instante. Es un mundo, una dimensión ilimitada habitada por nuestra verdadera naturaleza. Algunos de los presentes pertenecen, al igual que yo en estos instantes, a este planeta denominado Tierra.

Siento la plenitud en mí y el agradecimiento de estar donde me encuentro, así como el hecho de vivir esta experiencia al servicio dela DivinidadUniversal.

Mi interior pertenece a las altas esferas de la Luz, al servicio de la Luzy el Amor, siendo canal en esta dimensión para traer el despertar y la VoluntadDivinaen este período en el cual me encuentro de nombre vida.

Siento el impulso de irradiar y transmitir este Sentir a mis compañeros de viaje, a la humanidad.

Siento la serena vocación de descubrir y liberar la verdadera naturaleza de nuestra biología y nuestro ser. Nuestras almas reclaman cada vez con más fuerza y nitidez su presencia en cada materia viviente. Pide ser liberada y escuchada a través de nuestro corazón. Éste nos habla con voz alta y firme. Su voz resuena en cada célula, cada parte de nuestro ser, vibrando y sintiéndonos atraídos hacia unas puertas que hasta ahora estaban cerradas y necesitaban ser abiertas para poder respirar y recuperar nuestro estado inicial, recordando nuestra esencia divina como cuando nos encontrábamos en el Hogar. Por eso, nuestro interior se expande cada vez más, siento la ingravidez de nuestro ser cuando nos dirigimos haciala Ascensiónde nuestra alma.

Cuando abrimos las puertas de la espiritualidad, de nuestra integridad, nos unimos con el fin dela Creación y la Energía que nos empuja a dar estos pasos firmes y alegres, a la vez, hacia el verdadero objetivo de nuestra existencia. No es terrenal, sino divina, y por lo tanto, nuestros intereses que nos llevan a nuestro interior, proceden del Amor que hay en cada uno de nosotros.

El Amor abre las puertas y ensancha y allana el camino a seguir. A cada paso dado éste se va iluminando y vamos viendo a más seres que nos acompañan y se encuentran a ambos lados del camino, sonriendo, irradiando su amor incondicional hacia nosotros. Avanzamos y vamos sintiendo lo ilimitado de nuestra esencia. Todo lo perteneciente a lo racional desaparece y sentimos de una manera fuerte y visceral el bienestar, la paz, la sensación de desapego y el librarnos y dejarnos ir a las manos de este flujo amoroso, esta sensación de quiénes somos en verdad. Sentimos el Amor divino, más allá de lo conocido en nuestra dimensión del día a día, de los seres que nos acompañan y nos indican el camino a seguir. Es entonces, cuando perdemos todos los miedos y nos abandonamos a las manos de quienes nos ha creado. Entonces nos damos cuenta que nada debemos de temer y que todo se nos será dado. Es entonces cuando la vida toma otro matiz en relación a lo aprendido en nuestra terrenalidad. Nada es lo que parece. Todo es. Todo lo tenemos. Todo está en perfecto orden y armonía. Todo es Amor y bienestar.

Este es nuestro estado por naturaleza. No es una huída de la realidad, sino el pleno contacto con ella, con quienes somos en verdad.

He llegado a sentir este estado y permanentemente. He llegado a darme cuenta del verdadero ser que soy, y con toda humildad y respeto por cada uno de vosotros, os diré que vosotros también podéis llegar a sentir lo que yo siento, porque no hay diferencia entre vosotros y yo desde el Hogar. Soy uno de vosotros. No temed. Abriros y dejad ir todas aquellos apegos que no os permiten sentir la paz, el amor y la despreocupación, sabiendo que tú eres un ser divino, y que tu divinidad, una conla DivinidadUniversalte llevarán a materializar aquello que has venido a hacer, obteniendo todo lo necesario para tu camino. Nada debes de temer.

¡Ábrete! ¡Déjate ir! y siente la inmensa paz y serenidad en tu interior pase lo que pase en tu vida actual.

Deja que Dios en ti se manifieste.

Siente al verdadero ser que eres.

Siente la sensación de estar bien estando contigo mismo, yendo a tu interior y sintiendo el silencio y el flujo del amor recorriendo tus venas, tus extremidades, tu cuerpo y cada una de tus células. Las regarás con el agua bendita de la perfecta salud. Todo fluye.

Tú eres el Dios en ti manifestándose ahora y aquí.

Una vez, el maestro Jesús me dijo:

– ¿Qué diferencia hay entre dos gotas de agua? Así somos tú y yo, Uno con el Padre.

Así somos tú y yo, quien estás leyendo estas palabras. Cuando una gota se una a otra toma más fuerza y más consistencia para recorrer el camino y llegar al fin de lo pactado. Yo estoy a punto. Aquí estoy esperándote haciendo mi camino. No temas. ¡Adelante! ¡Tú puedes!

Nunca has estado solo/a, ni lo estás siendo ahora.

 

 

Que el Amor yla Paz sean en ti.

 http://jordimorella.blogspot.com

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