Terapia cognitiva: hacia la integración de la personalidad

Jorge Ariel

presencia_yo_soy“Terapeutas es su verdadero nombre,

ante todo porque la terapéutica que  profesan

es superior a la que tiene  vigencia en nuestras ciudades:

ésta solo vela por los cuerpos, mientras que

la otra vela también por las almas

Filón de Alejandría

Un terapeuta es un buscador del bien y sanador del mal. El terapeuta se rige por el lema de que “es mejor prevenir que curar”. La prevención se enfoca básicamente en la enfermedad, a impedir su aparición futura, mientras que la promoción se refiere a la salud en un sentido positivo, su meta es la vida, el crecimiento y la realización del ser humano en distintas áreas.

 

A la terapia cognitiva le interesan aquellas variables cognitivas o de personalidad que incrementan la probabilidad de un estilo de vida saludable. Entender que la mente es la que comanda la personalidad, la que integra una serie de percepciones y la manda a una determinada área de personalidad, es justamente acercarnos a lo que se conoce actualmente como terapia de integración psicológica: terapia cognitiva.

El postulado central de la terapia cognitiva es que los hombres sufren por la interpretación que realizan de los sucesos y no por estos en sí mismos. Durante el proceso terapéutico se busca que el paciente flexibilice la adscripción de significados y encuentre él mismo interpretaciones más funcionales y adaptativas

EL ENGRAMA

El cerebro es la estructura de centralización, coordinación e interconexión de toda la actividad nerviosa del Sistema Nervioso. Las estimulaciones que recoge el sistema nervioso del medio interno o externo desembocan en el cerebro donde producen patrones de estimulación específicos. Cada uno de estos patrones es un engrama. Las unidades que constituyen el engrama son las neuronas conectadas entre sí por los impulsos nerviosos químico-eléctricos transmitidos a través de las conexiones sinápticas.

Los engramas forman una complejísima red con orden interno muy definido que les permite activarse coordinadamente. Los engramas producidos se registran en módulos específicos de forma ordenada; es decir, respondiendo a un “mapeado” en que los engramas conectan entre sí de tal modo que transmiten la activación de una forma lógica o con sentido de unos a otros.

Para el punto de vista actual nuestra vida psíquica se apoya en la existencia de engramas neuronales que llevan consigo el correlato de nuestra experiencia psíquica. Cada sistema sensitivo-perceptivo surge de sus engramas específicos. El registro de lo que pasa en nuestra vida psíquica consciente se apoya en la persistencia de los engramas que la producen en tiempo real. La memoria, pues, se basa en la reactivación de los engramas. El sujeto psicológico integra también aquellos engramas que conocemos como el “sí mismo”, de la propia personalidad o autoimagen, que han sido construidos con ayuda de los módulos específicos (imagen, representación, pensamiento, historia, emoción).

EL ESTADO DE ANIMO:

Las áreas del cerebro  trabajan independientemente, a menos que se pongan a funcionar los lazos que interconectan a estas diferentes áreas de personalidad. Estos lazos son los estímulos emotivos; las grandes emociones pueden enlazar, formando una gran red, a todas las computadoras que se localizan en cada una de las diferentes áreas de personalidad del ser humano. Si un suficientemente fuerte estímulo emocional, logra conectar a las áreas de la personalidad que un ser humano tiene, entonces, se alcanza la integración, pero tiene que ser un estímulo muy especial, como lo es un ideal.

La emoción es un estado subjetivo que resulta de la valoración o evaluación de estímulos  internos o externos. Esta percepción valorativa asigna significado, un tema nuclear específico para cada emoción. Por ejemplo, la tristeza es evocada por la percepción de pérdida, de privación o de frustración/derrota; el miedo y la ansiedad son consecuencia de evaluaciones de peligro y vulnerabilidad personal; la ira es activada cuando se percibe una situación como ofensiva o degradante para uno mismo o las personas amadas; la alegría cuando somos conscientes de haber alcanzado un logro o un beneficio o nos aproximamos a ellos; la culpa, cuando consideramos que hemos transgredido un imperativo moral importante; la vergüenza cuando pensamos que no hemos estado a la altura de nuestro ideal de ego. Así pues, las emociones son un sistema organizado complejo constituido de pensamientos, creencias, motivos, significados, experiencias orgánicas subjetivas y estados fisiológicos, todos los cuales surgen en la lucha por la supervivencia y florecen en los esfuerzos por atender el mundo en el que vivimos.

LA PERSONAHuevo personalidadLIDAD:

Las experiencias que el ser humano va acumulando en su vida se almacenan en pequeños paquetes, conformados, cada uno, con la suma de los estímulos recibidos a través de los cinco sentidos, complementados por los procesos mentales que a su vez originaron. Estos pequeños paquetes, a lo largo del tiempo, van formando cadenas, que, acumuladas en ciertas áreas de la memoria, forman parte de la psiquis del ser. Los procesos mentales proveen, entonces, la materia prima que da forma a los estímulos percibidos del exterior; en su conjunto, percepciones, más procesos mentales, conforman cada uno de los paquetitos de experiencias que el ser humano va clasificando en su memoria.

 

Esquema de la cognición:

Lo cognitivo es lo que media entre los estímulos  (entradas) y los comportamientos (salidas), es decir, lo que ocurre dentro  del cerebro. La cognición es el conjunto de procesos resultantes de la codificación, almacenamiento y de la manipulación de la información por obra del sistema nervioso central.

 La estructura elemental del conocimiento es el esquema, y a partir de esquemas elementales se organizan estructuras mentales. Son un conjunto de acciones cumplidas o en potencia exteriorizadas en movimiento o interiorizadas en pensamiento. Los Esquemas como estructuras internas relativamente estables han almacenado de manera genérica o prototípica características de estímulos, ideas o experiencias que son usadas para organizar información de acuerdo a cómo los fenómenos son percibidos y conceptualizados. Los esquemas no solamente contienen el plan, sino también son ejecutores del plan. La capacidad de aprender, la memoria y la respuesta diferenciada al medio ambiente es la provisión de la mente.

Los esquemas son estructuras cognitivas que sirven como base para procesar, categorizar e interpretar experiencias. (sería la función del planeta Tierra en una carta astrológica).

Esquema del instinto:

El instinto es una pauta hereditaria de comportamiento. Los instintos, como impulsos de  supervivencia, tienen su fuente en el temor. El instinto de autoconservación tiene su raíz en un innato temor a la muerte, el instinto del sexo tiene su principal raíz en el temor a la disociación y el aislamiento. El instinto de rebaño tiene su raíz en el temor al fracaso, el instinto de autoimposición significa el temor del individuo a no ser reconocido y a perder lo que considera suyo, el instinto de investigación está fundado en el temor a lo desconocido. Estas tendencias han actuado como un potente estímulo para la adaptación del ser humano a su medio ambiente. (es la función de Plutón en una carta astrológica).

Esquema del sentimiento:

La conciencia está totalizada en el sentimiento, pero se diferencia en sus tres aspectos: el pensar, el sentir, y el actuar. La memoria del dolor o el placer pasados es germen del pensamiento, el ansia de experimentar de nuevo el placer o rehuir al dolor es germen del deseo, el movimiento estimulado por la memoria y el ansia es germen de la acción. El deseo queda manifiesto cuando las atracciones y repulsiones externas determinan la actividad.

Los sentimientos son las simpatías o antipatías personales determinantes de los diversos estados de ánimo provocados por las impresiones que se han ido grabando de manera consciente o subconsciente en la memoria psíquica del ser humano, en la medida en que las sensaciones hayan sido agradables o desagradables. (es la función de Venus en una carta astrológica).

Esquema de la acción:

La acción mediatiza la vinculación del sujeto con su entorno. Toda acción está ligada a una necesidad que provoca la búsqueda. Para ejecutar una acción se utilizan los órganos específicos para ello: la boca (hablar), las manos (agarrar), las piernas (andar), el ano (evacuar) los genitales (procrear).Mediante estos órganos es que los deseos se realizan. Para la acción es importante la coordinación (por parte del cerebro) y conectar así diversos órganos para una acción común. (es la función de Marte en una carta astrológica)

Esquema de la inteligencia:

La inteligencia es la facultad intelectiva de la mente consciente por medio de la cual se puede interpretar  y comprender la naturaleza, los principios, las propiedades y las funciones de las cosas, de los seres y de las energías, y los de las relaciones que hay  entre ellos (es la función de Mercurio en una carta astrológica). A través de la inteligencia también se pueden definir los objetivos, interpretar significados y evaluar los alcances de las conveniencias o inconveniencias, causas y consecuencias de las acciones. La inteligencia utiliza percepciones y movimientos organizados en esquemas de acción. Una acción repetida y generalizada en nuevas situaciones va dando origen a la inteligencia sensorio-motriz. La inteligencia se soporta en operaciones, acciones cuyo origen es motriz, las operaciones se interiorizan, se hacen reversibles y se coordinan con otras formando estructuras operatorias de conjunto. La inteligencia integra cuatro estructuras de base (motrices, lógicas, analógicas y armónicas).

Esquema de la construcción:

También se le puede llamar esquema de estilo. Es la capacidad de pensarse a sí mismo en relación al propio proyecto de vida. El estilo de vida es el conjunto de soluciones estratégicas que adopta el individuo para poder cumplir sus planes y objetivos globales. Es decir, paquetes cognitivos, afectivos y comportamentales que apuntan a lograr una buena calidad de vida. (es la función de Júpiter en una carta astrológica). Los contenidos que definen la calidad de vida están agrupados en las siguientes categorías: bienestar general, relaciones interpersonales, actividad ocupacional, ocio y actividad recreativa, autoconsideración, filosofía de vida, creatividad, servicio social, amistad, relaciones familiares, espiritualidad y religión. Estos contenidos se asemejan bastante a los conceptos que constituyen el constructo de autoactualización. Lo que se busca es incrementar la felicidad y fomentar hábitos que han demostrado disminuir la vulnerabilidad e incrementar el crecimiento.

Esquema de la razón:

El raciocinio es la capacidad del pensamiento para considerar y valorar los argumentos que permiten analizar, sintetizar, evaluar, tomar decisiones, discernir para establecer un criterio. (es la función de Saturno en una carta astrológica). Integrar las cualidades de la razón favorece una maduración lenta, esperar cuando es necesario, saber renunciar o restringirse si es necesario, aprovechar el propio poder de concentración, el espíritu lógico, valorar racionalmente las circunstancias, aprender a dominarse, dar muestras de discernimiento, librarse a tiempo de lo que ya no sirve o ya no tiene razón de ser en la vida, conocer los propios límites, ser autosuficiente, asumir las propias responsabilidades.

Esquema de la voluntad:

La fuerza de voluntad es la capacidad que cada uno tiene de tomar la decisión de actuar o de abstenerse de hacerlo. La intensidad con que es activada la voluntad depende de la convicción que lo motiva a tomar las decisiones que conscientemente adopta en el pensamiento, con la determinación suficiente para sostener ese impulso divino. (es la función del Sol en una carta astrológica). Es mediante el ejercicio de la voluntad cómo un ser expresa y manifiesta su conciencia. La conciencia humana no es otra cosa, que una asociación interminable de recuerdos y experiencias organizadas en líneas o en archivos perfectamente clasificados, a los que llamamos áreas de personalidad.

La humanidad progresa de una realizada integración tras otra; sin embargo la integración básica del hombre se logra en el reino de la conciencia.

Primero se logra la integración del cuerpo vital o etérico, con el cuerpo físico.

Después se  agrega otra parte a la síntesis ya alcanzada, la naturaleza emocional, y el hombre síquico viene definitivamente a la existencia.  Vive y al mismo tiempo es sensible y responde a su medio ambiente en un sentido más amplio y específico.

Hoy  la humanidad está abocada a la tarea de agregar otro aspecto, el de la mente.  A las cualidades de vivencia y sensibilidad alcanzadas el hombre va agregando rápidamente la razón, la percepción mental y otras cualidades de la mente y de la vida mental.

Miembros de la humanidad evolucionada que son aspirantes al quinto reino están fusionando esos tres aspectos divinos en un todo denominado personalidad. Millares de individuos recorren hoy el Sendero y actúan, sienten y piensan, simultáneamente, convirtiendo estas funciones en una sola actividad, síntesis de la personalidad que se logra en el  Discipulado, bajo la dirección de la entidad que mora internamente, el hombre espiritual. Esta integración significa alineamiento y -una vez realizado- pasa eventualmente por un proceso de reorientación, el cual le revela, mientras va cambiando lenta­mente su orientación, el Todo aún mayor, la humanidad. 

ComportamientoEL COMPORTAMIENTO

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona, los valores culturales, la ética, el ejercicio de la autoridad, las relaciones humanas,  la persuasión, la coerción y/o la genética.

Esquema ideológico:

Está conformado por el sistema de creencias, los estereotipos y las políticas generando una tendencia en relación al contexto cultural determinado de asumir ciertas actitudes o ideologías.

Las creencias son un estado mental de carácter representacional que toma como contenido una proposición e interviene, juntamente con factores motivacionales, en la dirección y el control del comportamiento voluntario.

Esquema valorativo:

Aquellas creencias que adquieren una categoría de valor/importancia especial son las que configuran el sistema de valores de las personas. Estos valores ejercen una gran influencia sobre el comportamiento humano y el estilo de vida de los individuos, ya que no sólo guian conceptualmente la acción, sino que determinan necesidades de alto orden, es decir, motivaciones que van mucho más allá de lo meramente fisiológico.

Esquema motivacional:

 

Es aquel que correlaciona intereses/metas/necesidades. Otorga al ser humano actividad, direccionalidad y capacidad de respuesta. Algunos de estos esquemas representan impulsos involuntarios automáticos o inhibiciones relacionados con apetito, sexualidad, placer, dolor, recompensa y castigo. Estos esquemas rudimentarios son universales, biológicos en naturaleza e imprescindibles para la supervivencia física (necesidades fisiológicas). Otros esquemas motivacionales son más elaborados y se refieren a motivaciones adquiridas por los procesos de socialización colectiva. Estos esquemas definen la tendencia a alcanzar metas relacionadas con el logro, intimidad, afiliación y poder. Un tercer tipo de esquema motivacional es aquel que se focalizan en necesidades más personales e idiosincráticas como valores, expectativas e ideología.

EL AUTOESQUEMA:

Es el conjunto de contenidos esquemáticos que son relacionados con la dimensión del yo inferior: el sí mismo. El sí mismo, la subjetividad, se genera mediante el diálogo entre el tálamo y la corteza cerebral. La creencia nuclear consiste en el componente más sensible del concepto del sí mismo y la primitiva visión de otros. El contenido del esquema nuclear gira alrededor de esos dos factores: “cómo me veo a mí mismo” y “cómo veo a los demás”. El entorno social afecta a la conciencia del sí mismo, mientras que la opinión del sí mismo influye en el juicio social. El autoesquema es el que guía la autopercepción, la autoevaluación y la autoestima. Por ejemplo, para los individuos que sufren de depresión, la activación de su autoesquema latente de contenido negativo los llevará a tener una autopercepción extremadamente pesimista de sí mismos. En la manía ocurriría algo similar, pero en sentido contrario, es decir, el sesgo sería optimista.

Los cuatro componentes del autoesquema son el autoconcepto, la autoestima, la autoimagen y la autoeficacia.

El autoconcepto:

Es la representación interna del yo. Es visto como un mosaico de las autorrepresentaciones que los individuos utilizan dentro de los diversos ámbitos de vida como la familia, la escuela, el trabajo, la vida social y la recreación. En el autoconcepto juega un papel importante la identidad sexual que guiará el comportamiento sexual (el comportamiento es aprendido, la orientación es una elección del alma). Son ocho categorías las que conforman el autoconcepto: atribuciones interpersonales, características adscritas, intereses y actividades, autodeterminación, diferenciación social, conciencia del sí mismo, creencias interiorizadas y aspectos existenciales. Como Esquema nuclear el autoconcepto se ha analizado en dos categorías básicas de creencias, las que se asocian con desamparo y las que se asocian con incapacidad de ser amado.

El contenido del autoconcepto ha sido asociado al trastorno bipolar, a la capacidad de moderar estados emocionales y a los efectos protectores sobre el impacto de eventos estresantes en la depresión.

La autoimagen:

Nuestro cuerpo se encuentra en el núcleo mismo de la identidad psicológica. La propia imagen está determinada por el criterio que se tiene de la belleza y por el éxito alcanzado con el sexo opuesto. La autoimagen tiene relación con la brecha existente entre el yo real y el yo ideal, esa discrepancia genera sentimientos de inseguridad, conductas que llevarían a una atención prolongada hacia aspectos negativos del sí mismo.

La autoestima:

Es la autoevaluación de las cualidades que componen el concepto del yo es la parte del autoesquema que determina qué tanto se quiere la persona o que tanto se detesta, envuelve evaluaciones en términos de bueno-malo, deseable-indeseable, amable-no amable. Se vincula con las discrepencias entre el autoconcepto y la autoimagen. La conclusión negativa del sí mismo resulta de una interacción entre el temperamento y las experiencias negativas tempranas, en general desde el punto de vista cognitivo se considera que la autoestima modera de manera similar a lo que ocurre con los estados de ánimo, los estilos atribucionales y otros esquemas.

Entre los cuatro y los siete años las autoevaluaciones de los niños se centran en dos áreas la aceptación social (cuánto gusto a los demás?) y competencia general (qué bien realizo mis tareas?). Hacia los ocho años los niños evalúan sus competencias en tres campos: lo físico, lo académico y lo social, pero estas evaluaciones están influidas por los demás y en especial los padres.

La baja autoestima incrementa la vulnerabilidad a la depresión, afecta la sociabilidad, debilita el sistema inmunológico e impide el mantenimiento de emociones positivas, entre otros.

La autoeficacia:

Hace referencia a la evaluación de las capacidades personales. Es la confianza y la convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados. El constructo de autoeficacia parte de dos tipos de expectativas: la de resultados (cierta conducta generará a ciertos efectos) y la de eficiencia (se está en capacidad de ejecutar la conducta requerida).

Tres factores están relacionados a los problemas de autoeficacia: la incontrolabilidad, las fuentes de seguridad y los estilos atribucionales.

La imposibilidad de modificar un evento aversivo, desarrolla depresión y desconfianza en sí mismo. Mientras que para unos la fuente de seguridad es Dios mediante la fe, para otros la fuente está en la suerte, los astros, el destino. Los estilos atribucionales son las tendencias idiosincráticas que utilizamos los humanos para explicar la propia conducta o la ajena buscando explicaciones causales, puede ser optimista-positivo o pesimista-negativo.

La autoeficacia ha sido relacionada con un gran rango de problemas clínicos, incluyendo fobias, adicciones, depresiones, habilidades sociales, asertividad, estrés, control del dolor y competencias académicas y atléticas.

EL TEMPERAutoesquemaAMENTO:

Tendencia individual a responder de forma predecible a hechos del entorno que constituye la base de los paquetes emocionales y conductuales de la personalidad adulta. El temperamento obra como factor de riesgo en diversos desórdenes de personalidad. La irritabilidad/afectivida negativa es un factor claro de vulnerabilidad en los desórdenes de alimentación. La inhibición conductual temprana, definida como la tendencia  a evitar personas y situaciones desconocidas es un precursor de los desórdenes de ansiedad en general, y ansiedad social en particular. En un sentido similar se ha encontrado que la timidez, dependiendo de la cultura, es un factor de riesgo para la depresión y la baja autoestima. En el caso de abuso de sustancias la evidencia indica que el temperamento temprano (déficit en autorregulación emocional, irritabilidad, impulsividad, dificultades  para concentrarse, inhibición conductual, alta reactividad)  juega un papel importante en la vulnerabilidad del trastorno. Los niños que muestran un temperamento difícil son activos, irritables y de hábitos irregulares, tienen más probabilidades de manifestar dificultades de adaptación escolar y una alta tasa de conducta agresiva con sus padres y hermanos.

EL CARÁCTER:

Cuando se ha alcanzado la integración surge una dificultad, en el caso de quienes han integrado toda su naturaleza inferior y han fusionado los esquemas de la personalidad.  Durante un largo período, después que la integración ha sido alcanzada, se producirán frecuentes conflictos, exclusiva­mente en la esfera del carácter y de la conciencia inmediata del ser humano. Los esquemas implicados en dicha fusión poseen cualidad y la combi­nación e interacción de estas cualidades conforman el carácter de la persona. Las cualidades se convierten en defectos si se utilizan en exceso. Una persona es reflexiva y se esfuerza por tomar decisiones inteligentes pero si la reflexión y el esfuerzo no funcionan puede quedarse paralizada. La necesidad de tener razón es característica del trastorno obsesivo compulsivo, sentirse superior es propio de la personalidad narcisista, temer al rechazo de la personalidad evasiva, el apego de la personalidad histriónica y alimentar la ira es síntoma de paranoia.

 

La estructura del carácter es la cristalización de los problemas básicos o la tarea personal que un individuo ha elegido para encarnarlos y solucionarlos. El problema (tarea) se cristaliza en el cuerpo y es retenido en él, de forma que el individuo puede verlo y trabajarlo con facilidad. Estudiando la estructura de nuestro carácter en relación con nuestra personalidad, podemos dar con la clave para la autocuración. Los esquemas constructivos contribuyen a la búsqueda de autoactualización, de aproximarse a la felicidad y la autosatisfacción. La autoafirmación del esquizoide es “Soy real”, del evasivo “estoy satisfecho, realizado”, del psicópata “me rindo”, del masoquista “soy libre”, del narcisista “me comprometo, amo”.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Las enfermedades mentales o trastornos psicológicos son alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. Se puede tratar de alteraciones en el razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.

 

El terapeuta necesita organizar la información de manera tal que comprenda los diferentes sistemas del organismo. El DSM-V y el CIE-10 aportan elementos taxonómicos que lo acercan a un diagnóstico selectivo. La clasificación de los trastornos se ha organizado en cinco ejes que van de lo más específico a lo más global. Varios tipos de demencia pueden confundirse con depresiones, especialmente en los ancianos, y algunos tipos de epilepsia no se diferencian claramente de los trastornos de ansiedad, como por ejemplo el Trastorno obsesivo compulsivo y los ataques de pánico, productos de enfermedades neurológicas hereditarias. El hipotiroidismo, el hipertiroidismo, la enfermedad de Adison, la enfermedad de Cushing, como otras enfermedades endocrinas, también simulan trastornos afectivos y de ansiedad. Por otra parte, no se ha de olvidar las enfermedades de transmisión sexual como el sida, la sífilis, la hepatitis B y C, que también comprometen el sistema nervioso central, generando alteraciones de las funciones mentales superiores. Además de las anteriores existe un gran abanico de alteraciones metabólicas, físicas y bioquímicas que podrían impactar negativamente la percepción, el afecto y la conducta del ser humano, tal como ocurre con las intoxicaciones, los traumas craneanos, la hidrocefalia, el alcoholismo severo, los trastornos cardiovasculares, las hepatopatías, la obesidad, etc.

 

La activación de los esquemas y autoesquemas en el eje I está más asociada al concepto de estado mental, mientras que la activación en el eje II responde más a un modelo de rasgos de personalidad.

 

Los trastornos de personalidad son pues, un conjunto de perturbaciones o anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social de los individuos

 

TRASTORNOS MENTALES (Eje I)

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD (Eje II)

Trastornos de la infancia, niñez o adolescencia.

Delirium, demencia, amnesia.

Debidos a una enfermedad médica.

Relacionados con sustancias.

Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.

Del estado de ánimo.

De ansiedad.

Somatomorfos.

Facticios.

Disociativos.

Sexuales y de la identidad sexual.

De la conducta alimentaria.

Del sueño.

Del control de los impulsos.

Adaptativos.

Grupo A:

Paranoide.

Esquizoide.

Esquizotípico.

Grupo B:

Antisocial.

Límite.

Histriónico.

Narcisista.

Grupo C:

De evitación.

De dependencia.

Obsesivo-compulsivo.

Retraso mental.

NOTAS DEL EDITOR

El artículo está basado principalmente en el libro Terapia cognitiva de Walter Riso. Otros libros consultados fueron Aprendiendo a quererse a sí mismo del mismo autor, Exceso de equipaje de Judith Sills, Manos que curan de Bárbara Brenan.

 

 

 

TERAPIA COGNITIVA: hacia la integración de la personalidad

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