Terapia de reiki. Tu voz sanadora, por Iván

Jorge Gomez (333)

voz sanadora

“Una piedra es música congelada”. Ya lo dijo Pitágoras(580-500 A.C.), en la Antigua Grecia, que sabía cómo trabajar con el sonido. Pitágoras enseñó a sus alumnos cómo se pueden producir determinadas respuestas y modificaciones físicas en el organismo utilizando ciertos acordes musicales y melodías. Así demostró que gracias a una secuencia concreta de sonidos tocados con un instrumento musical (como lo es la voz, por ejemplo), se pueden cambiar los patrones de conducta de una persona y acelerar su proceso de curación.

De todas maneras, no hace falta remontarnos tan atrás en el tiempo, pues a partir de las más recientes investigaciones científicas se ha descubierto que el sonido nos forma. Todos nuestros tejidos, nuestros órganos, huesos y las células que nos conforman se componen todas ellas de sonido. Por eso podemos decir que nuestros cuerpos están unidos por el sonido, ya que cada parte de nosotros tiene sus propias frecuencias sónicas que viajan y palpitan como una ola, cada vez que inhalamos y exhalamos aliento.

De hecho nuestra propia voz es un instrumento vivo que está totalmente inmerso en nuestro cuerpo y mente, por lo tanto nuestro estado de salud y vitalidad física, así como nuestro estado psicológico se verán reflejados en el timbre y vibración que nuestra voz proyecta. Todos sabemos que nuestro registro vocal se vuelve más grave cuando cometemos excesos, sean de la clase que sean: gritar, trasnochar, beber, fumar, etc. Es por eso que las personas que son más coherentes y responsables y que cuidan su salud mantienen una misma voz durante toda su vida adulta. En cambio, las que no, cuando llegan a una cierta edad, comprueban como su registro va bajando, es decir su voz se hace mucho más grave, reflejando así su nuevo bagaje de excesos cometidos.

Por lo tanto nuestra voz es el primero y el más importante y natural de los instrumentos. Es además una onda musical y sonora que es portadora de conciencia. ¿Qué quiero decir? Sencillamente que si sentimos emociones y sentimientos positivos mientras emitimos el sonido, esas buenas energías llegarán a las personas que nos están escuchando. De la misma manera si emites un sonido, cualquiera que sea, y en esos momentos estás sintiendo dolor, rabia, enfado, o cualquier otra emoción negativa, esa energía también llegará al auditorio y será captada, aunque sea de forma sutil, dependiendo de la receptividad de quien te escucha. Esto es aplicable no sólo al canto, sino también a la voz hablada. Hablar desde una situación personal de dolor, de rabia, tristeza o rebeldía…es percibido por nuestros interlocutores en nuestro día a día. Es una información que, en función del alcance intuitivo de cada persona que recibe nuestro sonido, puede decodificar y reconocer nuestra emoción y nuestra situación presente.

Por eso es que la voz siempre ha tenido un rol importante en los rituales de curación de todas las culturas, porque representa el verdadero ser, uniendo junto con la respiración, nuestra interioridad con todo lo que hay fuera. Este poder curativo de la voz se basa en que es posible cambiar el ritmo de nuestras ondas cerebrales, los latidos de nuestro corazón, nuestra respiración y el flujo del líquido céfalo-raquídeo, así como también disolver bloqueos energéticos y emocionales, gracias a determinados tonos o melodías que “sintonizan” con nosotros en nuestro Ser más interno. Hoy en día se sabe que un porcentaje del 70-80% de enfermedades están causadas por nuestra forma de pensar, ver y sentir la vida, es lo que se conoce como el origen psicosomático o metafísico de la enfermedad. Gracias a nuestra propia voz podemos proyectar sonido a nuestro organismo con lo que conseguiremos modificar las frecuencias no saludables conquistando con ello la salud. Es lo que se denomina ENTONACIÓN. La entonación es un sistema de curación que utiliza el sonido de las cuerdas vocales para alterar las vibraciones de cada molécula y célula del cuerpo. Es la utilización de la voz para expresar sonidos con el fin de aliviarse y liberarse. La voz humana emite una frecuencia musical y es en sí, como decía, una onda portadora de conciencia. Nuestro cuerpo, que es inteligente por naturaleza, resuena con las frecuencias que necesita para armonizarse y equilibrarse. Con la simple entonación es suficiente, pues es una actividad que libera el flujo natural de energía de nuestro organismo y permite que ésta circule con normalidad. Para utilizar el sonido de nuestra voz como instrumento de sanación no es necesario saber cantar, ni haber estudiado solfeo, ni siquiera tener una bonita voz. De hecho, nadie mejor que uno mismo puede emitir la frecuencia de onda ajustada a su propio organismo; cada una y cada uno de nosotros somos quienes mejor podemos encontrar el tono, el timbre y la frecuencia de sonido apropiada para poner orden en nuestro cuerpo físico…y por consiguiente en el mental y espiritual. No se busca la belleza según unos cánones o según el oído (que no deja de ser fruto de la educación musical de la cultura en la que hemos nacido). Se trata sencillamente de que con tu intención busques el sonido que te hace volver a sentirte bien, el tono en el que más y mejor lo sientes y la música que tu cuerpo necesita escuchar y recibir. De ahí nace la consabida ecuación: Frecuencia + intención = sanación.

¿Y cómo cura el sonido de nuestra voz? Hay diferentes longitudes de ondas cerebrales que han sido relacionadas con diferentes estados de conciencia. Son 4 categorías básicas de ondas cerebrales, expresadas en ciclos por segundo (Hercios o Hz, que es la forma como se mide el sonido).

Ondas beta: de 14 a 20 Hz, son las que se encuentran en nuestro estado normal de conciencia, despiertos.
Ondas alfa: de 8 a 13 Hz, son las de los estados de ensoñación y meditación.
Ondas zeta: de 4 a 7 Hz, son las presentes en estados de meditación profunda y sueño, y también en la actividad chamanística.
Ondas delta: de 0,5 a 3 Hz, son las del sueño profundo y en estados de meditación muy profundos.

Pues bien, utilizando nuestro propio sonido para cambiar nuestra frecuencia sonora corporal. El cambio de esta frecuencia de nuestras ondas cerebrales produce cambios en la conciencia general de la persona, induciendo estados de sanación espontánea o estados místicos, y también haciéndonos más receptivos a la auto-sanación.

En esencia, el sonido es una poderosa herramienta de sanación y transformación, y es mucho más poderosa y efectiva cuando estamos usando nuestra voz propia. Cuando utilizamos nuestra propia voz, estamos accediendo a nuestra fuente directa de energía, nuestras emociones reprimidas y la esencia de nuestra alma. Esto ocurre mucho más rápido después de escuchar música o la voz de otra persona, ya que nuestra voz contiene toda la información sobre nosotros.

Nuestra voz refleja todas las partes de nuestro ser, incluyendo nuestra alma. Por esta razón, es una herramienta invaluable para cualquier persona que quiera experimentar su verdadero ser y vivir una vida inspirada. Nuestra voz a través de este método mejora nuestra habilidad para comunicar, más claramente, alegremente, de manera más viva y más presente en nuestra vida. Nos toca lugares que no hemos visitado anteriormente, ya que la voz también contiene nuestras potencialidades sin explorar.

A pocos días de celebrar el Día Internacional de la Música he querido compartir con tod@s vosotr@s este post para que tomemos conciencia de la importancia del sonido en nuestras vidas…también a nivel terapéutico.

 Terapia de reiki. Tu voz sanadora, por Iván

 

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