Una idea sobre el cuarto camino (Gurdjieff)

Eva Martín Garcia

camino al futuro“Cuando me di cuenta de que la antigua sabiduría había sido pasada de generación en generación por miles de años y, sin embargo, había llegado a nuestros días casi sin cambios, lamenté haber comenzado demasiado tarde a darle a las leyendas de la antigüedad el inmenso significado que ahora comprendo que realmente tienen.” – George Gurdjieff

Este sitio continúa donde Gurdjieff se detuvo. Nosotros aplicamos sus métodos de desarrollo de sí a la sabiduría de los antiguos. Al profundizar nuestra comprensión de nosotros mismos revivimos el legado de nuestros ancestros y, al revivir el legado de nuestros ancestros, profundizamos nuestra comprensión de nosotros mismos.

La distorsión amenaza perpetuamente la comprensión. Cada época construye arcas para preservar su sabiduría a través de las inundaciones del tiempo. ¿Cómo se vería el arca de nuestra época?

Ata tu propia nave a la nuestra y embarquémonos.

El Cuarto Camino El Cuarto Camino es un camino, un sendero. Como tal, solo puede ser comprendido por experiencia. El “sistema” como lo presentaran Gurdjieff y Ouspensky, es una expresión del siglo XX del Cuarto Camino, pero no es el camino en sí.  Ayuda a describir este “camino” a gente que no esté familiarizada con él, bosquejando su carácter y su sabor. Es una distante aproximación de la cosa en sí misma.  Por cierto, Gurdjieff y Ouspensky fueron con el tiempo forzados a abandonar el sistema que tan completamente enseñaran, una vez que encontraran a sus estudiantes perdiéndose en caprichosos debates sobre el sistema a expensas de cruzar el camino. El sistema comenzó a bloquear el camino.

En consecuencia, sería en vano agregar explicaciones más sistemáticas a los volúmenes ya existentes sobre el sistema. Sin embargo, mucho menos se ha expresado sobre el Cuarto Camino como tradición, como influencia. No obstante, para uno que cruza el Cuarto Camino, es crucial que gradualmente se familiarice con la gran tradición de la que es parte; que se conecte con algo mayor y superior que él mismo. Abajo, expondremos sobre la tradición del Cuarto Camino, de la que Gurdjieff era un agente del siglo XX.

“No puede decir que este sistema sea el Cuarto Camino; el Cuarto Camino es muy grande y este sistema es muy pequeño en comparación…” –Del Cuarto Camino, p.106
Gurdjieff y el ¿Hermetismo?

El sistema, como lo presentara Gurdjieff, no era hecho por el hombre. Mientras que Freud formulara el psicoanálisis por sus propias observaciones y Darwin formulara la evolución por sus propios estudios, el sistema de Gurdjieff no podría haber sido concebido por un solo hombre ni por un grupo de personas, porque su propósito hubiera sido derrotado instantáneamente. Ese propósito es elevar lo humano a lo sobrehumano. La mente humana tiene límites definidos, más allá de los cuales no puede saltar, y cualquier sistema que proclame empujar al hombre por sobre sí mismo, se debe originar más allá de las limitaciones del hombre.

Ese “más allá” no concierne demasiado al recién llegado al Cuarto Camino.  Se hará más evidente cuando progrese por el sendero. Gurdjieff lo llama “mente superior,” una fuente del “conocimiento objetivo.” El conocimiento objetivo significa conocimiento de los principios objetivos que gobiernan el universo. A este respecto, el Cuarto Camino sigue el principio hermético de Como es arriba es abajo y de Como es adentro es afuera: bosqueja las leyes fundamentales que gobiernan cualquier cosmos y desde allí arroja luz al hombre microcosmos. No le pertenece a nadie, no se ha originado de nadie y, por lo tanto, no acabará con la muerte de nadie.

Las antiguas fuentes de Gurdjieff

En consecuencia, Gurdjieff presentaba su sistema, no como su propia invención, sino como una antigua tradición.  No era una recopilación exótica que él hubiera parchado durante sus viajes por el oriente. Existía en forma completa antes que él la hubiera encontrado –por cierto, miles de años antes que la hubiera encontrado– y había pasado desde una época a la siguiente por personas que habían practicado sus principios.   Este es un punto crucial para tener en mente al aproximarse al Cuarto Camino, porque en nuestra época, se asocia naturalmente con el hombre que lo presentara en el siglo XX. En tanto que Gurdjieff podría haber reclamado la exclusividad del conocimiento que solo él parecía poseer,  no lo hizo, y por una razón específica. El Cuarto Camino, por definición, tiene que haberse originado desde arriba hacia abajo, o no podría vivir con sus propios reclamos de objetividad.

Como es arriba es abajo | Como es adentro es afuera

“La fórmula ‘Como es arriba es abajo,’ de las Tablas esmeralda de Hermes Trismegisto… [tomó] una analogía entre el hombre microcosmos y el macrocosmos: el universo. Las leyes fundamentales de las tríadas y las octavas que penetran todo deben estudiarse simultáneamente tanto en el mundo como en el hombre. –De En busca de lo milagroso (p. 287)
Como es arriba es abajo implica que es imposible estudiar al hombre sin estudiar el universo, y que es imposible estudiar el universo sin estudiar al hombre. Lo superior y lo inferior se reflejan entre sí, y el hombre solo puede aprender ciertas cosas sobre sí al observar el mundo exterior. De aquí, el Cuarto Camino es orgánico: una formulación de las leyes básicas que gobiernan al hombre, la naturaleza y el universo.

El hombre no necesita hurgar demasiado profundamente en los cosmos mayores o menores con el fin de comprender el suyo. A este respecto, Gurdjieff destacaba otro prerrequisito para el uso adecuado del Cuarto Camino: que el hombre ante todo se estudiara y que usara el conocimiento de los cosmos mayores o menores solamente en tanto que aumentaran su conocimiento de sí mismo. La ciencia moderna descuida este principio por completo, dirigiendo su enfoque a mundos más grandes o más pequeños mientras que pierde de vista al hombre; la moderna psicología se equivoca por el otro extremo, enfocándose en el hombre y descuidando su parecido con los cosmos más grandes y más pequeños que lo rodean.

Conócete a ti mismo

“Otra fórmula –Conócete a ti mismo– está llena de significado particularmente profundo y es uno de los símbolos que conducen al conocimiento de la verdad. El estudio del mundo y el estudio del hombre se ayudan uno al otro.  Al estudiar el mundo y sus leyes un hombre se estudia, y al estudiarse a sí mismo estudia el mundo.” –De En busca de lo milagroso (p. 287)
El llamado al conocimiento de sí es antiguo. Conócete a ti mismo, normalmente adscripto a Sócrates, se origina en verdad desde las primeras enseñanzas registradas. El conocimiento de sí no es adulador, y el hombre tiende a estudiar nada más que a sí mismo. Pero basado en los principios herméticos arriba citados, la ignorancia de sí del hombre es la base de su ignorancia de todo.  Con el fin de saber algo, el hombre debe primero conocerse a sí mismo.

Para el conocimiento de sí, Gurdjieff introdujo el principio de la relatividad: que el valor de cualquier conocimiento tuviera que ser determinado por su relevancia para el conocimiento de sí. El hombre tenía que observar los otros cosmos solo con relación a sí mismo y, del mismo modo, podía rechazar cualquier estudio que no tuviera impacto en el conocimiento de sí. La relatividad introduce la valoración de la adquisición de conocimiento y la inversión de esfuerzos.

Otro aspecto objetivo del Cuarto Camino era la unidad y la multiplicidad.  “El conocimiento significa saberlo todo,” decía Gurdjieff, citando un antiguo aforismo. “Saber una parte significa no saber. Para saberlo todo, uno debe saber muy poco. Pero para saber ese poco uno debe saber mucho.” De aquí, el propósito no era saberlo todo en absoluto, sino saber esa “poca” quintaesencia que implicaba todo en absoluto.

El Cuarto Camino es, finalmente, un camino práctico que promete a sus adherentes un cambio de consciencia genuino. No es acerca de aprender más, sino de volverse más. Para pasar la brecha entre el conocimiento y la sabiduría se requiere práctica, y para la práctica frecuente, se requiere brevedad: la transición desde las palabras a los hechos. La consciencia prolongada demanda esfuerzo momento a momento, la capacidad de sostener los propios propósitos más allá de un deseo pasajero o de un despertador asociativo. El trabajo práctico utiliza palabras para trascender las palabras.

El recuerdo de sí

“Ni uno de ustedes ha notado lo más importante que les he señalado… ni uno de ustedes ha notado que no se recuerda.” (Gurdjieff le dio un énfasis particular a estas palabras.) “Usted no se siente a sí mismo, no es consciente de sí mismo. Con usted, “eso observa” tal como “eso habla, piensa, ríe.” Usted no siente: Yo observo, yo noto, yo veo. Todo es aún “notado, es visto.” … Con el fin de observarse realmente, uno debe primero recordarse a sí mismo.” –De En busca de lo milagroso (p. 124)

El recuerdo de sí es el puente entre el conocimiento y la sabiduría. Es un esfuerzo para ser consciente de uno mismo en el presente, para apartarse de cualquier mundo imaginario en el que uno pueda haber escarbado hace un momento y regresar a la realidad. Es una reorganización interior instantánea: es empujar los pensamientos y emociones mecánicas hacia el fondo mientras que se trae el propio Ser Superior hacia el frente, recordándose a Sí Mismo.

Gurdjieff introdujo el recuerdo de sí en una de sus primeras conversaciones con sus estudiantes rusos, invitándolos a compartir lo que habían visto al observarse. Ninguno había notado el hecho más importante: que no se recordaban. Ouspensky, quien narra esta discusión, comienza a experimentar con el recuerdo de sí y luego se da cuenta de su rol clave en el trabajo hacia la consciencia.

Aquí, como antes, Gurdjieff toma prestada y traduce una antigua práctica.  Los Upanishads eran un tratado extenso sobe el Ser, que necesitaba ser recordado y traído al frente. El sufismo habla de la “Remembranza de Dios” en términos muy similares a la posterior expresión de Gurdjieff. Pero el término “Dios” ha perdido su significado en el siglo XX, demasiado profundamente asociado con connotaciones religiosas que evitan que las personas se relacionen con él de modo práctico.  Gurdjieff traducía los antiguos sistemas a un lenguaje apetecible para el moderno hombre occidental.

De aquí la diferencia entre el sistema y el Cuarto Camino; mientras que el sistema es la expresión de Gurdjieff del siglo XX, el “Cuarto Camino” es la suma de todas las expresiones pasadas y presentes de este camino, el cuerpo largo de la tradición que apareció y desapareció  en el escenario de la humanidad.

La presentación de Gurdjieff de los caminos

Las expresiones más tempranas del Cuarto Camino no se llamaban a sí mismas “Cuarto Camino.” Gurdjieff llamó “Cuarto Camino” su presentación para distinguirla como una de las cuatro formas posibles de despertar. Las cuatro conducen al mismo fin: el despertar de la consciencia, volverse real, ser capaz de Ser. Los caminos espirituales que conducen a la misma meta, sin embargo, pueden diferir en carácter, como las distintas rutas que conducen a un destino similar.

No expondremos sobre los tres caminos para evitar desviarnos de nuestro foco principal. Estos se describen bien en “En busca de lo milagroso.” Lo que no es claramente enfatizado allí, no obstante, es que, en tanto Gurdjieff presenta tres arquetipos de caminos basados en tipos humanos, esto es cierto solo en teoría. En la práctica, cualquier camino prueba ser una mezcla de los tres, con el centro de gravedad en uno de ellos. El Cuarto Camino difiere de estos en que se esfuerza por mezclar armoniosamente los otros tres y trabajar sobre todos los aspectos del hombre simultáneamente.

Decimos “se esfuerza” porque esa es la idea. Normalmente, sin embargo, una enseñanza comenzará como “Cuarto Camino” y evolucionará para poner énfasis en un aspecto sobre los demás. Puede que gradualmente asuma un matiz emocional, de religión, o puede que gradualmente asuma uno intelectual, académico.  Esto parece haber sucedido tanto en las enseñanzas de Gurdjieff como de Ouspensky, en las que cada uno comenzó en un lugar similar pero que gradualmente gravitó hacia un énfasis más cercano a su propia tendencia natural; para Gurdjieff era el movimiento físico, para Ouspensky la discusión intelectual.

Gurdjieff y el lugar del hombre en el universo

Un aspecto fundamental del Cuarto Camino, ausente en la mayoría de las prácticas espirituales modernas, es que la evolución espiritual del hombre tiene que estar ligada a una escala mayor que la del hombre.  El hombre no evoluciona solamente para su propio beneficio. Generalmente no se supone que evolucione espiritualmente, sino que sirve a propósitos orgánicos, para lo que su condición normal no desarrollada es suficiente. La evolución es una rara excepción, es ir contra la corriente, un escape de la ley general.

La razón para que la evolución espiritual sea posible, en absoluto, es por su beneficio a un cosmos superior.  Paralelo al movimiento descendente del crecimiento universal –de la interminable expansión física del universo– existe un movimiento ascendente hacia la consciencia, para el cual una minoría de individuos conscientes es indispensable. Estos son los caminos ancho y angosto que mencionan los evangelios y a los que Gurdjieff comparó con bellotas en un campo. De los billones de bellotas que se producen cada año, ¿cuántas maduran para ser árboles?

El Cuarto Camino es, entonces, exclusivo por definición.  No es para todos. No adula a nadie. Tampoco es un camino en que pueda viajarse sin entusiasmo.  Es un último recurso, un camino para los que estén desilusionados de todo lo demás, que han buscado y no han encontrado aún. Es un camino para personas desilusionadas que saben demasiado, que saben que no tienen nada que perder.

“… en lo que concierne a las verdades reales, indudablemente comprensibles, genuinamente objetivas que daré a luz en la tercer serie, pretendo hacerlas accesibles exclusivamente para aquellos que, entre los oyentes de la segunda serie de mis escritos, sean seleccionados por personas preparadas especialmente según  mis consideradas instrucciones.” –De Cuentos de Belcebú  su nieto (Tercer libro, p. 428)

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