Usted puede sanar su Vida: El trabajo cotidiano y Las Relaciones de Louise L. Hay

Jorge Gomez (333)

louise hay sonriendo de frente

CAPÍTULO 9

El trabajo cotidiano

«Disfruto al practicar mis nuevas habilidades mentales.:

Si abandonaran la primera vez que se caen, los niños jamás aprenderían a caminar

Como con cualquier otra cosa nueva que usted aprende, necesita practicar para incorporar todo esto a su vida. Primero hace falta mucha concentración, y hay quien piensa que esto lo convierte en un «trabajo duro». A mí no me gusta considerarlo así, sino más bien como algo nuevo que hay que aprender.

El proceso de aprendizaje es siempre el mismo, no importa lo que se aprenda; tanto da que sea conducir un coche, escribir a máquina, jugar al tenis o pensar de manera positiva. Primero andamos a tientas y a tropezones mientras nuestro subconsciente aprende, ensayando y fallando, y sin embargo cada vez que volvemos a practicar se nos hace más fácil y nos sale un poco mejor. Claro que nadie lo hará «perfectamente» el primer día; hará lo que pueda, y eso, para empezar, ya está bien.

No olvide decirse con frecuencia: «Estoy haciéndolo lo mejor que puedo».

Prodíguese todo el apoyo posible

Recuerdo muy bien mi primera conferencia. Cuando bajé del podio me dije inmediatamente: «Louise, estuviste fantástica. Absolutamente estupenda para ser la primera vez. Cuando hayas dado cinco o seis conferencias más, serás una profesional»

Un par de horas más tarde, me dije que habría algunas cosas que cambiar, y anoté mentalmente dos o tres, pero me negué rotundamente a criticarme.

Si hubiera bajado del podio vapuleándome a mí misma con frases como: «Oh, qué mal estuviste. Te equivocaste en esto, te olvidaste de lo otro y dijiste mal lo de más allá», me habría sentido aterrorizada en mi segunda clase. Tal como fueron las cosas, la segunda salió mejor que la primera, y para la sexta ya me sentía realmente como una profesional.

Observe cómo funciona «La Ley» en nuestro entorno

Poco antes de empezar a escribir este libro me compré un ordenador con un programa de procesamiento de textos. Era algo nuevo que había decidido aprender. Descubrí que aprender a usar mi «Mago», como decidí llamarlo, era muy parecido a aprender las Leyes Espirituales. Cuando asimilé las leyes del ordenador y del programa, vi que ciertamente era «mágico» lo que podían hacer por mí. Pero si no seguía al pie de la letra sus leyes, o bien la cosa no funcionaba como yo quería, o simplemente no pasaba nada. El «Mago» no me hacía la menor concesión. Ya podía yo frustrarme a mi gusto; él esperaba pacientemente a que yo aprendiera sus leyes, y entonces me brindaba su magia. Y para eso necesité práctica. Lo mismo pasa con el trabajo que usted está encarando ahora. Debe aprender las Leyes Espirituales y seguirlas al pie de la letra. No podrá adaptarlas a su antigua manera de pensar. Debe aprender y hablar un lenguaje nuevo, y cuando lo consiga, entonces la «magia» se manifestará en su vida.

Refuerce su aprendizaje

Cuantas más maneras encuentre de reforzar el aprendizaje, mejor. Yo le sugiero que:

 

o   Exprese gratitud.

o   Escriba afirmaciones.

o   Practique meditación.

o   Disfrute al ejercitarse.

o   Mejore su nutrición.

o   Exprese afirmaciones en voz alta.

o   Cante sus afirmaciones.

o   Tómese tiempo para ejercicios cíe relajación.

o   Use visualizaciones e imágenes mentales.

o   Lea y estudie.

 

Mi trabajo cotidiano

Mi trabajo diario se desarrolla aproximadamente así:

Al despertarme, en lo primero que pienso antes de abrir los ojos es en dar las gracias por todo lo que se me ocurre.

Después de ducharme, dedico una media hora a la meditación y a decir mis afirmaciones y plegarias.

A continuación, unos quince minutos de ejercicios, generalmente con el trampolín. A veces sigo algún programa matutino de gimnasia aeróbica por televisión.

Y ya estoy lista para el desayuno: fruta o zumo de frutas e infusiones de hierbas. Doy las gracias a la Madre Tierra por brindarme estos productos, y agradezco a las frutas y a las hierbas que den su vida para que yo pueda alimentarme.

Antes del almuerzo me gusta mirarme en un espejo y hacer algunas afirmaciones en voz alta, o incluso cantándolas. Algo así como:

o   Louise, eres maravillosa y te quiero.

o   Este es uno de los mejores días de tu vida.

o   Todo lo que sucede, sucede para tu bien.

o   Todo lo que te hace falta saber te es revelado.

o   Todo lo que necesitas te llega.

o   Todo está bien.

Mi almuerzo suele consistir en una abundante ensalada, y una vez más bendigo y agradezco la comida.

Al atardecer me paso algunos minutos en la tabla inclinada, dejando que mi cuerpo se relaje profundamente, y a veces escucho música durante ese rato.

La cena consiste en verduras cocidas al vapor y cereales. A veces también como pescado o pollo. Mi cuerpo funciona mejor con alimentos simples. Me gusta compartir mi cena, y cuando somos varios intercambiamos bendiciones además de bendecir la comida.

A veces, por la noche, dedico un rato a leer y estudiar. Siempre hay algo más que aprender, pero también suelo aprovechar esa hora para escribir diez o veinte veces la afirmación con la que estoy trabajando.

Cuando me voy a la cama hago unos instantes de recogimiento. Repaso los acontecimientos del día y bendigo cada actividad. Afirmo que dormiré profundamente y que me despertaré fresca y renovada, jubilosa ante el nuevo día.

Parece abrumador, ¿verdad? Al comienzo, todo eso impresiona muchísimo, pero después de un corto tiempo la nueva manera de pensar se habrá convertido en parte de su vida y lo hará fácilmente, porque será algo tan automático como ducharse o cepillarse los dientes.

Podría ser maravilloso para una familia que sus miembros se dediquen a hacer juntos algunas de estas cosas; por ejemplo meditar en grupo para empezar el día, o bien antes de cenar, es fuente de paz y armonía para todos. Si les parece que no tienen tiempo, podrían levantarse media hora antes: los beneficios bien valen el esfuerzo.

¿Cómo empieza usted su día?

¿Qué es lo primero que dice usted por la mañana, cuando se despierta? Todos tenemos algo que nos decimos prácticamente cada día. ¿Es positivo o negativo? Yo recuerdo la época en que me despertaba gimiendo: «Ay, mi Dios, otro día más». Y así eran exactamente los días que tenía: todo me iba mal, una cosa tras otra. Ahora, cuando me despierto, sin abrir siquiera los ojos, agradezco a la cama el sueño reparador que me ha brindado. Después de todo, nos hemos pasado toda la noche cómodamente juntas. Entonces, todavía con los ojos cerrados, me quedo unos diez minutos sin hacer otra cosa que agradecer todo lo bueno que hay en mi vida. Me programo un poco el día, afirmando que todo me irá bien y que lo disfrutaré muchísimo. Todo esto, antes de levantarme.

La meditación

Todos los días, concédase unos minutos para meditar en paz. Si no tiene la costumbre de hacerlo, empiece con cinco minutos. Siéntese en silencio a observar su propia respiración y deje que los pensamientos pasen tranquilamente por su mente. No les dé importancia y se irán. La naturaleza de la mente es pensar, de modo que no trate de liberarse de los pensamientos.

Hay muchas clases donde se enseña meditación, y abundan los libros en que puede estudiar maneras de meditar, pero no importa cómo o por dónde empiece: ya terminará por crearse su método. Yo, generalmente, me siento en silencio y pregunto: «¿Qué es lo que necesito saber?». Y dejo que la respuesta me llegue, si quiere, y si no, sé que me llegará en otro momento. No hay maneras correctas ni incorrectas de meditar.

Otra forma de meditación consiste en sentarse a observar cómo VA y viene en nuestro cuerpo la respiración. Al inhalar cuente uno, al exhalar cuente dos, al inhalar cuente tres, al exhalar cuente cuatro… Siga contando hasta llegar a diez, y vuelva a empezar por uno. Si descubre que su mente está haciendo la lista de la compra, vuelva a empezar por uno. Si se encuentra con que ha seguido contando hasta veinticinco, vuelva a empezar por uno.

Tuve una dienta sumamente brillante e inteligente. De mente excepcionalmente despierta y rápida, tenía un gran sentido del humor, y, sin embargo, no conseguía salir adelante. Tenía un gran exceso de peso, sus finanzas eran una ruina, estaba frustrada con su carrera y durante muchos años no había tenido un solo romance. Rápidamente aceptó todos los conceptos metafísicos, que le parecían llenos de sentido, pero era tan inteligente, tan rápida, que se le hacía difícil disminuir la velocidad lo suficiente como para practicar, durante un tiempo que le sirviera para algo, las ideas que tan instantáneamente captaba.

La meditación diaria le ayudó enormemente. Empezamos con cinco minutos por día, y muy despacio fuimos llegando hasta los 15 ó 20 minutos.

Ejercicio: Las afirmaciones diarias

Tome un par de afirmaciones y escríbalas de 10 a 20 veces por día. Léalas en voz alta, con entusiasmo. Componga una canción con ellas, y cántela con alegría. Deje que su mente se concentre durante todo el día en estas afirmaciones. Las afirmaciones que se usan en forma constante se convierten en creencias, y siempre producirán resultados, a veces de manera que no podemos ni siquiera imaginar.

Una de mis creencias es que siempre tengo buenas relaciones con mis arrendadores. La última persona que me alquiló una vivienda en Nueva York era un hombre que tenía fama de poner siempre muchas dificultades, y todos los inquilinos se quejaban de él. En los cinco años que viví allí no lo vi más que en tres ocasiones. Cuando decidí mudarme a California, decidí también venderlo todo y empezar de nuevo, sin ningún lastre del pasado. Entonces empecé a hacer afirmaciones como:

 

o   «Todo lo que tengo se vende fácil y rápidamente.»

o   «La mudanza es muy fácil de hacer.»

o   «Todo funciona de acuerdo con el Orden Divino.»

o   «Todo está bien.»

 

No pensé en lo difícil que sería vender las cosas, ni en dónde dormiría las noches previas a la mudanza, ni en ninguna otra cosa negativa. Me limité a insistir con mis afirmaciones. Pues bien, entre clientes y alumnos me compraron muy pronto todas las cosas pequeñas y la mayor parte de los libros. Informé por carta a mi arrendador de que no le renovaría el contrato, y para mi gran sorpresa, recibí una llamada telefónica de él para decirme que lamentaba mucho mi partida. Se ofreció a escribirme una carta de recomendación para el nuevo propietario, en California, y me preguntó si le podría vender mis muebles, porque había decidido volver a alquilar aquel apartamento amueblado.

Mi Conciencia Superior había sintetizado mis dos creencias, la de que siempre tengo buenas relaciones con mis arrendadores y la de que todo se vendería fácil y rápidamente, de una manera que a mí jamás se me habría ocurrido. Con gran pasmo de todos los demás inquilinos, hasta la última noche pude dormir en mi propia cama, en un apartamento cómodamente amueblado, ¡y me pagaron por hacerlo! Salí de casa con una maleta de ropa, el exprimidor, la licuadora, el secador de pelo y la máquina de escribir, amén de un sustancioso cheque, y sin prisa alguna me fui a tomar el tren para Los Ángeles.

No crea en las limitaciones.

Al llegar a California necesitaba comprar un coche, y como antes no había comprado ninguno allí ni había hecho ninguna otra compra importante, no tenía crédito establecido. Los bancos no querían dármelo, ya que ser mujer y trabajar como profesional independiente no me servía de mucho. Como no quería gastarme todos mis ahorros en comprar un coche nuevo, la cuestión del crédito se convirtió para mí en una especie de trampa.

Me negué a ceder a ningún pensamiento negativo referente a la situación. Alquilé un coche y me dije una y otra vez: «Tengo un hermoso coche nuevo, conseguido con toda facilidad».

Al mismo tiempo, dije a toda la gente que conocía que quería comprarme un coche nuevo, y que hasta el momento no había podido conseguir un crédito. Unos tres meses después acerté a conocer a una mujer de negocios y ambas nos caímos bien mutuamente. Cuando le conté la historia del coche, me dijo: «Oh, ya me ocuparé yo de eso».

Llamó a una amiga que trabajaba en un banco y que le debía favores, le dijo que yo era una «vieja amiga» y le dio unas referencias estupendas de mí. Tres días después salía yo de una agencia conduciendo mi hermoso coche nuevo.

El proceso, como tal, me había dejado impresionada. Creo que la razón de que hubiera necesitado tres meses para que el coche se manifestase fue que nunca me había comprometido a pagar cuotas mensuales, y la niña que hay en mí estaba asustada y necesitaba tiempo para atreverse a dar un paso semejante.

Ejercicio: Me amo a mí misma

Supongo que a estas alturas usted ya estará casi todo el tiempo diciendo: «Me acepto y me apruebo». Es una base excelente. No deje de hacerlo durante un mes más por lo menos.

Ahora tome un bloc de papel y escriba en la primera página: «Me amo, así que…», y termine esta oración de tantas maneras como se le ocurran. Relea diariamente su lista y a medida que se le ocurran cosas nuevas, añádaselas.

Si puede trabajar en pareja, hágalo. Tómense de la mano y altérnense ambos (o ambas) para decir: «Me amo, así que…». El mayor beneficio que se obtiene de este ejercicio es que uno aprende que es casi imposible que se reste importancia cuando está diciéndose que se ama.

Ejercicio: Aduéñese de lo nuevo

Visualícese o imagínese teniendo, haciendo o siendo aquello que constituye la meta de su esfuerzo. Imagínelo con todo detalle. Sienta, vea, toque, saboree, oiga, huela. Observe las reacciones de otras personas frente a su nuevo estado, y, sean cuales fueren, acepte que eso está perfectamente bien para usted.

Ejercicio: Expanda su conocimiento

Lea todo lo que pueda para expandir su entendimiento de cómo funciona la mente. Es mucho lo que puede llegar a saber, y este libro no es más que un paso en su camino. Busque otros puntos de vista; oiga cómo otros le dicen lo mismo de diferente manera. Estudie durante un tiempo con un grupo, hasta que ya no tenga más necesidad de ellos.

Este es un trabajo para toda la vida. Cuanto más aprenda, cuanto más sepa, cuanto más practique, mejor llegará a sentirse y más maravillosa será su vida. ¡Este es un trabajo que hace que usted se sienta bien!

Comience a manifestar los resultados

Al practicar tantos de estos métodos como le sea posible, usted empezará a manifestar los resultados de este trabajo. Verá los pequeños milagros que se producen en su vida. Las cosas que quiere eliminar de ella desaparecerán por sí solas. Lo que desea que suceda surgirá en su vida como por arte de magia, ¡y alcanzará satisfacciones que jamás se habría imaginado!

Yo me quedé sorprendida y encantada cuando, tras algunos meses de haber iniciado mi trabajo mental, empecé a parecer más joven. ¡Y ahora represento diez años menos de lo que representaba hace diez años!

Ámese tal como es, y ame todo lo que hace. Ríase de usted y de la vida, y nada podrá afectarle. Al fin y al cabo, todo es temporal. Sea como fuere, en su próxima vida usted lo hará todo de diferente manera, así que, ¿por qué no empezar ahora?

Podría leer alguno de los libros de Norman Cousms, que riéndose se curó de una enfermedad mortal. Lamentablemente, no cambió los modelos mentales que le provocaron aquella enfermedad, de modo que acabaron creándole otra. Y, sin embargo, ¡también de la segunda se curó riendo!

Son muchas las formas en que puede abordar su curación. Inténtelas todas, y después use las que más atractivas le parezcan.

Por la noche, cuando se acueste, cierre los ojos y agradezca todo lo que hay de bueno en su vida. Su gratitud le traerá más bendiciones.

No escuche las noticias por la radio ni vea el telediario antes de acostarse. No contamine sus sueños con una lista de desastres. Al soñar hacemos un importante trabajo de limpieza, y usted puede pedir al mecanismo del sueño que le ayude con cualquier cosa en la que esté trabajando. Con frecuencia, a la mañana siguiente recibirá una respuesta.

Vaya a acostarse en paz. Confíe en que el proceso de la vida está de su parte y ocúpese de todo para su mayor bien y su máxima alegría.

No hay necesidad de convertir en algo monótono nada de lo que esté haciendo. Todo puede ser un juego, divertido y jubiloso. ¡Depende de usted! Hasta la práctica del perdón y la renuncia al resentimiento pueden ser divertidas, si usted se empeña en que lo sean. Pruebe a hacerse una cancioncita con esa situación o esa persona de la que tanto le cuesta liberarse. Si entona una copla, verá como todo el procedimiento se aligera. Cuando trabajo con mis clientes, los animo a reírse tan pronto como puedo. Cuanto más nos riamos de nuestros problemas, más fácil nos resultará liberarnos de ellos.

Si usted viera una comedia cuyo argumento se basara en sus problemas, le causarían risa. La tragedia y la comedia son la misma cosa. ¡Ver una o la otra no depende más que del punto de vista! «Oh, ¡qué tontos pueden ser los mortales!»

Haga todo lo que pueda para que su trabajo de transformación sea un placer y un gozo. ¡Diviértase!

En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.

Yo me mantengo, y la vida me mantiene.

A mi alrededor veo pruebas de la Ley que opera  en todos los aspectos de mi vida.

 Refuerzo todo lo que aprendo con convicción y júbilo.

Mis días se inician con gratitud y alegría.

Con entusiasmo me anticipo a las aventuras del día, porque sé que en mi vida «todo es bueno».

Amo y acepto lo que soy y lo que hago.

Soy la viviente, enamorada y jubilosa expresión de la vida.

Todo está bien en mi mundo.

 
 

TERCERA PARTE

Cómo poner en práctica estas ideas

CAPÍTULO 10

Las relaciones

«Todas mis relaciones son armoniosas.

En la vida todo son relaciones. Tenemos relaciones con todo. En este momento, usted tiene una relación con el libro que está leyendo, conmigo y con mis ideas.

Las relaciones que usted tiene con los objetos, la comida, el tiempo, el transporte y las personas son, todas, reflejos de la relación que tiene con usted mismo. Y la relación que tiene con usted mismo está sumamente influida por las relaciones que tuvo con los adultos que lo rodeaban cuando era niño. La forma en que, cuando éramos pequeños, los adultos reaccionaron ante nosotros es, con frecuencia, la forma en que ahora nosotros mismos reaccionamos, tanto positiva como negativamente.

Piense un momento en las palabras que usa cuando se regaña. ¿No son las mismas que usaban sus padres cuando lo regañaban? ¿Y qué palabras usaban cuando lo elogiaban? Estoy segura de que son las mismas que usa usted para elogiarse.

Tal vez nunca lo hayan elogiado, de modo que usted no tiene la menor idea de cómo autoelogiarse, y probablemente crea que no hay nada que elogiar. No estoy culpando a sus padres, ya que todos somos víctimas de víctimas. De ninguna manera pudieron haberle enseñado algo que no sabían.

Sondra Ray es una gran renacedora que ha trabajado muchísimo en este tema, y sostiene que todas las relaciones importantes que tenemos son un reflejo de la que tuvimos con uno de nuestros padres. Además, afirma que mientras no depuremos aquella primera relación, jamás estaremos en libertad de crear exactamente lo que queremos en las que tenemos ahora.

Nuestras relaciones son espejos de nosotros mismos. Aquello que atraemos es siempre un reflejo, ya sea de nuestras cualidades o de las creencias que profesamos respecto de las relaciones. Y esto vale independientemente de que se trate de un jefe, un colaborador, un empleado, un amigo, una (o un) amante, el cónyuge o un hijo. Las cosas que a usted no le gustan de esas personas son las que usted mismo hace o le gustaría hacer, son lo que usted cree. No podría atraer a esas personas ni tenerlas en su vida si, con su manera de ser, no fueran de algún modo el complemento de su propia vida.

Ejercicio: Nosotros o ellos

Durante un momento, piense en alguien que haya en su vida y que le moleste. Describa tres características de esa persona que a usted no le gusten, que quiera verle cambiar.

Ahora, mire profundamente hacia dentro de sí y pregúntese dónde es usted así, y cuándo hace esas mismas cosas.

Cierre los ojos y dése tiempo para hacerlo.

Después, pregúntese si está dispuesto a cambiar. Cuando haga desaparecer de su pensamiento y de su conducta esas pautas, esos hábitos y esas creencias, aquella persona cambiará o desaparecerá de su vida.

Si tiene un jefe que siempre está criticándolo y es imposible de complacer, mírese por dentro. O usted en algún nivel hace lo mismo, o tiene la creencia de que «los jefes son siempre criticones e imposibles de complacer».

Si tiene un empleado que no le obedece o no termina a tiempo los trabajos, observe dónde hace usted lo mismo, y haga su propia limpieza. Despedir a alguien es muy fácil, pero así no limpia usted su propia casa.

Si hay un colaborador que no quiere cooperar y ser parte del equipo, trate de descubrir cómo pudo usted haber provocado eso. ¿En qué punto no se muestra usted cooperativo?

Si tiene un amigo indigno de confianza y que lo deja en la estacada, vuélvase hacia adentro. ¿En qué aspectos de su vida es usted indigno de confianza, y cuándo deja a los demás en la estacada? ¿Es eso lo que cree?

Si tiene una (o un) amante fría y poco cariñosa, fíjese a ver si dentro de usted no habrá una creencia que se originó al ver a sus padres en su niñez, y que le dice que el amor es frío y poco demostrativo.

Si su cónyuge es regañón e indiferente, vuelva a examinar sus creencias infantiles. ¿Alguno de sus padres era regañón e indiferente? ¿Es usted así?

Si tiene un hijo cuyos hábitos le irritan, le garantizo que esos hábitos son los suyos. Los niños sólo aprenden por imitación de los adultos que hay a su alrededor. Cambie usted sus hábitos, y verá como su hijo cambia automáticamente.

Esta es la única manera de cambiar a los demás: empezar por cambiarnos a nosotros. Cambie usted sus modelos mentales y verá como «ellos» también actúan de otra forma.

De nada sirve echar culpas. Con eso sólo dilapidamos nuestro poder. Mantenga su poder, porque sin él no podrá hacer cambios en su vida. La víctima desvalida no puede ver cómo salir de su situación.

Cómo se atrae el amor

El amor llega cuando menos lo esperamos, cuando no vamos en busca de él. Si anda a la caza del amor, jamás encontrará la pareja adecuada. Así sólo se crea ansiedad y desdicha. El amor no está nunca afuera; lo llevamos dentro.

  No insista en que el amor venga inmediatamente. Quizás usted no esté preparado para él, o tal vez no esté lo bastante evolucionado como para atraer el amor que anhela.

No se conforme con cualquiera aunque sólo desee que haya alguien. Plantee sus exigencias. ¿Qué clase de amor quiere atraer? Haga una lista de las cualidades que le gustaría que hubiera en la relación y cultívelas en usted. Así podrá atraer a una persona que las tenga.

También podría examinar qué lo está manteniendo lejos del amor. ¿Es usted criticón, o se siente indigno? Sus normas, ¿son irrazonables? ¿Anda en pos de la imagen de una estrella cinematográfica? ¿Tiene miedo de la intimidad? ¿Duda de que usted pueda ser amado?

Esté dispuesto para el amor cuando éste llegue. Prepárele el terreno, y no se olvide de que luego hay que regarlo y abonarlo. Si ama, podrá ser amado. Siéntase abierto y receptivo ante el amor.

En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.

Vivo en armonía y equilibrio con todos los seres que conozco.

En el centro profundo de mi ser hay una fuente de amor infinita.

Ahora dejo que ese amor fluya a la superficie, que me llene el corazón, el cuerpo, la mente, la conciencia y la totalidad de mi ser, y que desde mí irradie en todas direcciones y vuelva a mí multiplicado.

Cuanto más amor uso y doy, más tengo para dar, porque la provisión es inagotable.

La donación de amor hace que me sienta bien, porque es una expresión de mi júbilo interior. Porque me amo cuido amorosamente mi cuerpo.

Con amor lo alimento con productos sanos y beneficiosos,

Lo cuido y lo visto con amor, y mi cuerpo con amor me responde vibrante de salud y energía.

Porque me amo, me ofrezco un hogar confortable, que satisface todas mis necesidades, y donde estar es un placer.

Lleno las habitaciones con la vibración del amor , para que todos los que entramos en ellas percibamos ese amor y podamos alimentarnos de él.

Porque me amo, tengo un trabajo que realmente disfruto haciendo y donde pongo en juego mi talento y mi capacidad creativa, trabajando con y para gente que amo y que me ama y obteniendo buenos ingresos.

Porque me amo, pienso y me conduzco afectuosamente con todas las personas, porque sé que aquello que les doy vuelve a mí multiplicado.

A mi mundo atraigo solamente a gente que me ama, porque es un reflejo de lo que yo soy.

Porque me amo, perdono y renuncio totalmente al pasado, a toda experiencia pasada, y soy libre.

Porque me amo, vivo totalmente en el ahora, sintiendo que cada momento es bueno, y sabiendo que mi futuro es resplandeciente, jubiloso y seguro porque soy una criatura amada del Universo y el Universo amorosamente se ocupa de mí, ahora y por siempre jamás.

Todo está bien en mi mundo.

Extracto del libro: Usted puede sanar su vida por Louise Hay

Capítulo 9 : El trabajo cotidiano // Capítulo 10 : Las relaciones

Usted puede sanar su Vida: El trabajo cotidiano y Las Relaciones de Louise L. Hay

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx