El Yoga para los niños especiales: tipología y aplicación práctica.

Eva Villa

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Antes de abordar un tema tan importante cómo es el beneficio que la práctica del Yoga aporta a los niños con necesidades especiales, debemos hacernos una pregunta básica:

¿Qué es el Yoga?

El Yoga es un sistema científico de prácticas físicas y mentales que se originó en la India hace más de tres mil años. Su propósito es ayudar a cada uno de nosotros a alcanzar nuestro potencial más elevado y duradero para experimentar la salud y la felicidad. Con el Yoga, podemos mejorar nuestra salud y ampliar nuestros años productivos mucho más allá de lo que establece la norma y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de nuestras vidas. Una de las ramas del Yoga que constituye el foco principal del trabajo con niños se llama Hatha Yoga (tipo de Yoga conocido por su práctica de Ásanas o posturas corporales, que aportan a los músculos firmeza y elasticidad. Fue creado en el siglo XV o XVI por el yogui Suatmarama, basado en los ágamas tántricos). El Hatha Yoga comienza por el trabajo con el cuerpo en un nivel estructural, ayudando a alinear las vértebras, aumentar la flexibilidad y fortalecer los músculos y el tejido conectivo. Al mismo tiempo, los órganos internos son tonificados y rejuvenecidos; los sistemas epidérmico, digestivo, linfático, cardiovascular y pulmonar son purificados de toxinas y desechos; los sistemas nervioso y endocrino están equilibrados y tonificados; y las células cerebrales se nutren y estimulan. El resultado final es un aumento de la claridad mental, la estabilidad emocional, y una mayor sensación de bienestar general. Debido a que el Yoga trabaja en muchos niveles diferentes, tiene un gran potencial como tratamiento efectivo para enfermedades y condiciones crónicas que no responden bien a los métodos de tratamiento convencionales. Por esta razón, los niños con síndrome de Down y otras discapacidades del desarrollo que practican Yoga, a menudo sorprenden a sus padres y profesores, con un rápido dominio del sistema motor básico, comunicativo, y habilidades cognitivas.

La misma rutina del Yoga puede ayudar a los niños con problemas de aprendizaje a desarrollar una mayor concentración, equilibrio y serenidad en su vida diaria. Todo el mundo gana un cierto nivel de beneficio. Los únicos requisitos son la instrucción adecuada y la práctica regular.

Es importante recordar que el Yoga no es sólo una sesión de ejercicios de calistenia en cámara lenta o una rutina de ejercicios superficial. Cualquiera que lo practique correctamente, pronto comienza a apreciar la profundidad y amplitud de sus beneficios. Por esta razón, se recomienda que los padres de los niños especiales se inscriban en una clase de adultos; entonces podrán sentir los efectos del Yoga por sí mismos.

Tras una serie de lecciones, podrán experimentar algunos de los siguientes beneficios: la relajación y ablandamiento de las tensiones y bloqueos internos profundos, una sensación de cuerpo-mente en equilibrio, y una sensación de flotabilidad energética que puede sostenernos a través de los días más difíciles. Se recomienda a los estudiantes no forzarse u obligarse a sí mismos. El Yoga no es un concurso o una «solución rápida«. Como la historia proverbial de la tortuga y la liebre, el Yoga favorece la quietud y la constancia por encima de manifestaciones teatrales y logros superficiales. No requiere que nos transformamos de la noche a la mañana en algo que está más allá de nuestra capacidad. El Yoga comienza por aceptar nuestras limitaciones, sean las que sean, y trabajando con esa auto-aceptación como base. En nuestra práctica diaria, poco a poco aprenderemos a trascender nuestras limitaciones, una por una, y de esta manera, será posible un progreso real y duradero.

Las Cinco extremidades del Árbol del Yoga

Para el trabajo con niños, podemos dividir el Yoga en cinco áreas básicas:

(1) Asanas o posturas corporales.

(2) Pranayama o ejercicios de respiración,

(3) Practicas de limpieza.

(4) Música y Terapia de sonido.

(5) Relajación profunda.

– Asanas significa literalmente «postura» o «pose«.

De acuerdo con los textos antiguos, una Asana es «una postura particular del cuerpo, que es a la vez estable y cómoda«. Algunos expertos llaman a estas posturas «psicofísicas«, ya que forman la base del trabajo de integración mente-cuerpo en el Yoga. Hay más de un centenar de poses clásicas, con distintas variaciones, y se pueden subdividir en dos categorías: activa y pasiva.

La categoría activa tonifica los músculos y terminaciones nerviosas, beneficia a los órganos y glándulas endocrinas, y activa las células del cerebro. La categoría pasiva se emplea principalmente en las prácticas de meditación, relajación y Pranayama.

El conjunto completo de Asanas de Yoga abarca toda la anatomía humana, literalmente, desde la parte superior de la cabeza hasta la punta de los dedos del pie. Su práctica regular, ayuda a corregir las irregularidades posturales y sistémicas, y a mantener toda la fisiología en condiciones óptimas. El mayor beneficio de la práctica de Asanas viene al aprender a relajarse en una pose determinada. Contrariamente a lo que a la mayoría de nosotros nos han enseñado, los resultados reales de relajación se dan en un estado de profunda concentración, en el que la mente está totalmente centrada en un solo objeto. Durante la práctica de Asanas, el objeto de concentración es el cuerpo.

El estudiante centra su mente en las respiraciones entrantes y salientes, la flexión y la extensión constantes de los diferentes grupos musculares, u otras sensaciones corporales. Lo ideal sería que este enfoque hacia el interior se mantuviera durante toda la clase de Yoga.

– Pranayama es la ciencia de la respiración adecuada. La respiración es la principal fuente de alimento para todas las células del cuerpo. Podemos vivir sin alimentos durante semanas, sin agua durante días, pero sin oxígeno sólo duraríamos unos pocos minutos. Cómo promedio, una persona utiliza sólo alrededor de una séptima parte de su capacidad pulmonar total. Al aprender a aumentar esta capacidad con la respiración abdominal profunda, además de las prácticas de Pranayama específicas, podemos aumentar el flujo de energía vital a diversos órganos de nuestro cuerpo, construir nuestra inmunidad a la enfermedad, y superar muchas dolencias físicas. La forma en que respiramos también tiene un profundo efecto sobre el sistema nervioso. Nuestras células cerebrales utilizan tres veces más oxígeno que otras células del cuerpo. Mediante la regulación de la respiración se aumenta la oxigenación de las células del cerebro, que ayudan a fortalecer y revitalizar los sistemas nerviosos voluntarios y autónomos. Cuando se practica constantemente el Pranayama, también tiene un potente efecto estabilizador en la mente y las emociones. Al comienzo de cada clase de Yoga, se pueden emplear varias prácticas de Pranayama con el fin de preparar a los estudiantes para las Asanas que siguen. Pranayama y Asanas trabajan mano a mano para equilibrar e integrar las diferentes funciones fisiológicas y para ayudar a disolver los bloqueos emocionales y patrones de hábitos negativos que pueden obstruir el flujo de la energía vital en el cuerpo.

– La purificación (prácticas de limpieza) incluyen: una práctica de Pranayama para eliminar el exceso de flema y mucosidad de las vías respiratorias; un ejercicio de ojos; y una técnica especial para aislar y rodar los músculos abdominales. Si se realiza correctamente, esta última técnica proporciona un poderoso auto-masaje a los órganos del abdomen, lo que mejora la digestión y el alivio del estreñimiento.

– La música y la terapia de sonido usa ritmo y melodía, combinado con movimientos de las manos y combinaciones de sonidos, para desarrollar la concentración, la coordinación de la respiración, habilidades de comunicación y de motor, así como la apreciación de los elementos esenciales de tono y armonía. Además, los estudios han demostrado que la repetición de ciertos patrones de sonido puede producir un efecto calmante y curativo sobre el sistema nervioso y la psique.

El concepto de terapia de sonido es tan antiguo y natural como el canto de los pájaros, el repiqueteo de una lluvia de verano, o los ritmos internos de nuestro propio latido del corazón y la respiración. Mediante la combinación de las técnicas de terapia de sonido con las prácticas tradicionales del Yoga, tales como el canto y entonación, es posible crear un entorno de aprendizaje ideal para todos los niveles de practicantes de Yoga.

– La relajación profunda es tradicionalmente la conclusión y culminación de cada sesión de Yoga. Durante 10 – 20 minutos de completo silencio e inmovilidad, la relajación profunda permite que el cuerpo absorba todos los beneficios de las Asanas, Pranayama y prácticas de limpieza anteriores.

Cuando se trabaja con bebés y niños pequeños, la música suave se combina con el masaje de los pies y la nuca del cuello para ayudar a inducir la relajación. Para niños y adultos, la relajación profunda comienza tumbándose sobre sus espaldas con las palmas hacia arriba y las piernas separadas de uno a dos pies de distancia.

Se usa música suave de fondo e iluminación tenue, mientras el instructor guía suavemente a los estudiantes a través del proceso de relajación, fomentando la liberación de la tensión física y el estrés mental centrando la atención en diversas partes del cuerpo. Las técnicas de visualización y meditación se utilizan en esta parte de la práctica, ya que los estudiantes dirigen sus mentes a los puntos de tensión y a las zonas de bloqueo en sus cuerpos. Esto es seguido por un corto período de relajación no estructurado, incluyendo la meditación en la entrada y salida del flujo de la respiración, y la práctica de la conciencia pura, sin ser molestado por distracciones del cuerpo físico. En la vida, hay que aprender a relajarse después de un período de actividad. La gente pasa aproximadamente un tercio de su tiempo durmiendo, tratando de recuperar la energía y vitalidad que gastan durante el día. Por desgracia, muchos de ellos nunca logran este objetivo porque no han aprendido lo esencial de la relajación. Las prácticas de relajación en el Yoga son diferentes al sueño, pero sus beneficios son similares, y los principios de la relajación profunda se pueden aplicar con la misma eficacia en nuestras horas de sueño, y en nuestros momentos de vigilia. Cuando se hace correctamente, la relajación profunda puede convertirse en una poderosa práctica de meditación que ayuda a anclar y estabilizar la conciencia de la mente en un mar de profunda paz y tranquilidad.

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Parálisis Cerebral

La parálisis cerebral es un trastorno causado por un daño en las áreas motoras del cerebro, lo que afecta al tono muscular y a la capacidad de controlar el movimiento y la postura. En la mayoría de los casos, el inicio se produce durante el embarazo o en el parto. En otros casos, infecciones tales como meningitis o lesión postraumática del cerebro pueden derivar en parálisis cerebral.

Hay tres tipos de trastornos del movimiento asociados con la parálisis cerebral:

Parálisis cerebral espástica: dónde los músculos están tensos, se contraen, y son resistentes a los movimientos. Ésta es la forma más común de parálisis cerebral, especialmente al nacer con bajo peso o prematuros.

Parálisis cerebral atetoide: dónde las partes afectadas del cuerpo realizan movimientos de retorcimiento involuntarios, tales como girarse, torcerse, muecas faciales, y babeo. Ésta forma de parálisis cerebral en general, implica un daño sólo a los centros motores, no a otras partes del cerebro. En el pasado, los «extraños» y «antinaturales» movimientos, fueron diagnosticados como signos de perturbación mental o emocional.

Parálisis cerebral atáxica: dónde la característica principal es la falta de equilibrio y coordinación y una alteración de la percepción de profundidad, debido a daños en el cerebelo. La ataxia implica dificultades para mantener el equilibrio y balanceos al estar de pie. A veces varias áreas del cerebro están involucradas, por lo que la descripción de la condición de un niño en particular pueden implicar varios de los términos y síntomas anteriores. Además, la gravedad de la discapacidad varía de un niño a otro, y va desde la incomodidad leve a la incapacidad para caminar. Otras condiciones asociadas con la parálisis cerebral pueden incluir convulsiones, ADHD, problemas de aprendizaje, problemas de visión y problemas del habla. La práctica de posturas de Yoga (Asanas), seguido de relajación profunda, puede ayudar a reducir significativamente el tono muscular alto, lo cual es característico de la mayoría de los niños con parálisis cerebral. La práctica de una Asana da a los músculos y los tendones un punto de relajación, liberando el estrés general y la tensión a lo largo de la musculatura y alrededor de las articulaciones. Al mismo tiempo que las Asanas relajan el cuerpo, también proporcionan cierta resistencia para ejercitar las áreas del cuerpo con un bajo tono muscular. De esta manera los Asanas en realidad mejoran tanto los problemas de alto cómo de bajo tono muscular en los niños con parálisis cerebral. Quizás el aspecto más importante de la práctica de Asanas para niños con parálisis cerebral, es su capacidad para estirar y alinear la columna vertebral. Las Asanas flexionan y tuercen la columna vertebral en todas las direcciones. Esta serie de estiramientos y contracciones científicamente diseñada, ayuda a crear más espacio entre las vértebras y reducir la presión sobre los discos y los nervios que irradian hacia fuera de la columna vertebral. La reducción de la presión sobre los nervios radiales facilita la liberación de la tensión muscular de todo el cuerpo y mejora la función nerviosa general. Como resultado, el niño es capaz de desarrollar un mayor rango de movimiento y coordinación, así como una mayor independencia.

Síndrome de Down

Síndrome de Down es una discapacidad congénita con una incidencia global de uno de cada 700 nacimientos. La incidencia del síndrome de Down en los niños nacidos de madres de 25 años de edad, es de aproximadamente 1 cada 1200; el riesgo aumenta aproximadamente a 1 de cada 350 para madres de 35 años de edad y a 1 de cada 120 para mujeres mayores de 40 años. La anomalía cromosómica implicada en la mayoría de los casos de síndrome de Down es la trisomía 21. Como resultado, la persona afectada tiene 47 cromosomas en todas las células del cuerpo, en lugar de los 46 normales. Las personas con síndrome de Down son más bajas que el promedio, con extremidades truncadas. Algunas otras características comunes del síndrome de Down incluyen un pliegue de la piel epicántico que se extiende desde el párpado sobre el canto interno del ojo, estrabismo (ojos cruzados) e hipotonía (bajo tono muscular). El desarrollo motor es lento; y en vez de caminar a los 12 a 14 meses, como lo hacen la mayoría de los niños, los niños con síndrome de Down suelen aprender a caminar entre los 15 y 36 meses. El lenguaje y el desarrollo cognitivo también se retrasan significativamente. La mayoría de los niños con síndrome de Down están en el rango de leve a moderado de retraso mental. Además de estos retrasos, los niños con síndrome de Down también son susceptibles a ciertos problemas médicos, incluyendo: defectos congénitos del corazón; aumento de la susceptibilidad a la infección; problemas respiratorios; tractos digestivos obstruidos y leucemia infantil. Las posturas de Yoga (Asanas) ayudan a estirar, tonificar y fortalecer todo el cuerpo. Asanas también beneficia a los órganos internos y ayuda a equilibrar y revitalizar las glándulas endocrinas. Por esta razón, los niños con síndrome de Down que practican Yoga se mantienen delgados y flexibles, mientras que los que no practican Yoga tienden a aumentar de peso a medida que envejecen. En conjunto, con los ejercicios de respiración yóguica, que tienen un efecto beneficioso sobre el sistema nervioso central, las Asanas facilitan el desarrollo de la conciencia corporal, la concentración y la memoria – habilidades vitales para cualquier niño con una discapacidad del desarrollo.

Autismo: Trastorno del Espectro

El autismo es un trastorno del desarrollo que aparece típicamente durante los tres primeros años de vida. Este trastorno hace que sea difícil para los niños el comunicarse de modo verbal y no verbal, interactuar socialmente con los demás y relacionarse con el mundo exterior. Muchos niños con autismo, sin embargo, también presentan notables capacidades en las áreas de arte, la música y las matemáticas. El autismo era un trastorno poco común, que ocurría aproximadamente a uno de cada 1.500 niños. Sin embargo, desde finales de la década de 1980, la tasa de autismo ha aumentado considerablemente en los EE.UU. y otros países. Ahora la tasa de autismo ha subido a uno en 100. Durante décadas, la mayoría de los psiquiatras consideraron el autismo como un trastorno psicológico. En la actualidad se reconoce generalmente que el autismo es causado por factores biológicos, pero hay poco acuerdo sobre qué factores son los más importantes, y exactamente cómo causan el autismo. A diferencia de otros trastornos, el autismo no se define por su causa, sino por sus síntomas, que pueden incluir, conductas repetitivas sin propósito, tales como sacudir las manos, mecerse o abrir y cerrar puertas. Las habilidades del lenguaje se desarrollan lentamente o nada en absoluto, el significado de las palabras es a menudo ignorado y se utilizan gestos en lugar de palabras. Algunos individuos con autismo pueden mostrar un comportamiento agresivo y resistencia o tendencias autolesivas ante el cambio en la rutina. Otros pueden en apariencia, carecer de sentido común, tener rabietas sin razón aparente u obsesionarse con una idea, objeto o persona. Los niños con autismo también pueden experimentar sensibilidad ante ciertas visiones, sonidos, tactos, olores y sabores, y tener fuertes reacciones a ellos. Aunque el autismo se define por un cierto conjunto de comportamientos, los niños y los adultos pueden presentar muchas combinaciones diferentes de estos comportamientos, en cualquier grado de severidad. Dos niños, ambos con el mismo diagnóstico, pueden actuar de manera muy diferente y tener diferentes aptitudes.

El primer paso en la enseñanza de Yoga a un estudiante con autismo es establecer un fuerte vínculo con el niño. Para ello, el profesor de Yoga tendrá que entrar en el mundo dónde vive el niño – para comunicarse con el niño en su propio nivel, por así decirlo. Sólo entonces el maestro será capaz de obtener la plena confianza del niño. Masaje, música, danza, rimas e historias son algunas de las diferentes técnicas que el profesor puede utilizar para conectar con el niño. Cuando el alumno y el profesor desarrollen gradualmente una base de confianza mutua y de amistad, el maestro de Yoga puede introducir algunas de las posturas de Yoga (Asanas) y ejercicios de respiración (Pranayama) que ayudarán a salir al niño con autismo de su concha y entrar en el mundo de la interacción social. Después de que el alumno se familiarice con estas posturas de introducción, el profesor de Yoga puede añadir progresivamente más Asanas a la rutina, así como técnicas de relajación profunda. La combinación de Asanas, Pranayama y relajación profunda fortalecerán el sistema nervioso del niño, aumentarán la salud en general y facilitarán el desarrollo de la conciencia corporal y la concentración. Mediante el establecimiento fisiológico óptimo y la integridad psicológica, la terapia de Yoga ayuda a los niños con autismo a ganar nuevas habilidades motoras, de comunicación y sociales. El resultado final es una mejora general en su calidad de vida.

ADD (Attention Deficit Disorder) Trastorno de Déficit de Atención

Trastorno del comportamiento, definido formalmente como una deficiencia significativa en la atención adecuada a la edad, el control de impulsos y el comportamiento gobernado por reglas, que se manifiesta en la primera infancia. Los comportamientos asociados incluyen: dificultad para seguir instrucciones; hablar o actuar antes de que se piensa; pobres habilidades de organización; inquietud; impaciencia; olvido; baja autoestima; y, en el caso de los niños con ADHD, hiperactividad.

Algunos expertos creen que el trastorno por déficit de atención es causado por un desequilibrio químico en el cerebro, pero no hay pruebas documentadas de que éste sea realmente el caso. La incidencia del trastorno de déficit de atención varía de 3 a 15 por ciento de la población en edad escolar, dependiendo de la severidad del diagnóstico. A veces se hace referencia a él como ADD o ADD / WO (trastorno por déficit de atención sin hiperactividad).

Los niños con este trastorno generalmente no se desempeñan bien en la escuela, aunque la mayoría de ellos se encuentran en el promedio o por encima de la media de inteligencia. Dado que la respiración está íntimamente ligada a las emociones, la enseñanza de ejercicios de respiración yóguica (Pranayama) es una forma ideal para empezar a trabajar con niños que tienen trastorno por déficit de atención. Sin embargo, es importante que el maestro de Yoga encuentre primero una forma de crear un fuerte vínculo con el niño, con el fin de ganar la confianza y la atención del niño. Después los ejercicios progresarán más rápidamente. Además de su efecto positivo sobre las emociones, la Pranayama estimula áreas vitales del cerebro y del sistema nervioso central. Al combinar Pranayama con posturas de Yoga (Asanas) y técnicas de relajación profunda, los beneficios se incrementan considerablemente. Con la práctica regular del Yoga, los niños con trastorno de déficit de atención desarrollan una mayor conciencia del cuerpo, equilibrio emocional y concentración – el aumento de su capacidad para el trabajo escolar y el juego creativo. A medida que mejora el rendimiento general, también lo hace su autoestima.

ADHD (Attention Deficit Hyperactivity Disorder) o Trastorno de Hiperactividad con Déficit de atención

Trastorno del comportamiento definido formalmente como una deficiencia significativa en la atención adecuada a la edad, el control de impulsos y el comportamiento gobernado por reglas, que se manifiesta en la primera infancia. Los comportamientos asociados son: hiperactividad; hablar o actuar antes de que se piensa; dificultad para seguir instrucciones; habilidades de organización pobres; inquietud; impaciencia; olvido; baja autoestima; y habilidades sociales. Los niños con ADHD tienen dificultades para ralentizar, incluso cuando quieren; a menudo son tan apresurados que parecen torpes y descoordinados. Algunos expertos creen que el ADHD es causado por un desequilibrio químico en el cerebro, pero no hay pruebas documentadas de que éste es realmente el caso. La incidencia de ADHD varía del 3 al 15 por ciento de la población en edad escolar, dependiendo de la severidad del diagnóstico. A veces se refiere como ADD / WH o «disfunción cerebral mínima«. Los niños con ADHD generalmente no se desempeñan bien en la escuela, aunque la mayoría de ellos se encuentra en el promedio o por encima de la media de inteligencia. En la actualidad, más de cuatro millones de niños en los EE.UU. han sido diagnosticados con ADD / ADHD. Hay muchos factores que contribuyen a este trastorno de la conducta: violencia en la televisión; nutrición pobre; el uso prenatal de drogas por los padres; sobrecarga sensorial; contaminación; apiñamiento; y la ruptura de la estructura familiar.

El Yoga utiliza posturas físicas (Asanas), ejercicios (Pranayama) y las técnicas de relajación profunda para calmar y fortalecer el sistema nervioso central de la respiración. Ayuda a que los niños y adolescentes con ADHD se pongan en contacto con sus cuerpos de una manera relajada y no competitiva. También hay un lado espiritual en el Yoga que sumerge a sus practicantes en su propio silencio y conocimiento interno – algo que se está volviendo cada vez más difícil de experimentar con el ritmo frenético de la vida actual.

Los niños con ADHD, a menudo experimentan retrasos debido a su hiperactividad y distracción de aprendizaje. Los profesores de Yoga suelen encontrar más fácil de introducir la Pranayama y los Asanas a estos niños, antes de intentar enseñarles una rutina de todo el Yoga. Ésto ayudará a que se calmen lo suficiente para seguir las instrucciones. La respiración nasal alterna será especialmente beneficiosa para los niños con ADHD, debido a su capacidad para calmar la mente y equilibrar los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Enseñar a estos niños técnicas de respiración adecuada, es un aspecto importante en la formación del Yoga. Una vez que el niño con ADHD es capaz de seguir instrucciones, el maestro de Yoga puede introducir gradualmente más Asanas y técnicas de relajación profunda en su rutina de Yoga.

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Hasta aquí nuestra disertación sobre el Yoga y sus beneficios para niños con necesidades especiales. En sucesivos artículos, examinaremos con mayor profundidad cada uno de los casos concretos, y ofreceremos una serie de ejercicios para practicar en casa.

Espero que os haya resultado interesante, y sobre todo, útil.

AUTORA: Eva Villa, redactora y traductora en la gran familia hermandadblanca.org

FUENTE: “Yoga for the Special Child” de Sonia Sumar.

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