‘Zen driving’: cómo conducir con tranquilidad

Claudio Alvarez

Energumeno
Dicen las estadísticas que la personass optimistas tienen hasta un 15% menos de probabilidades de sufrir un accidente en la carretera que los pesimistas, y ese dato sirve de soporte para la iniciativa Zen Car de Prevensis, que ha obtenido el Premio a la Seguridad Vial que concede la patronal del seguro Unespa. Con el proyecto Zen Car, se monitorizan las emociones del conductor empleando sensores y un ordenador, para luego darle a ese conductor una serie de técnicas que le sirvan para afrontar de forma racional esas situaciones en las que las emociones lo hacen tomar decisiones arriesgadas y de esta forma se mejora su seguridad vial.

El asunto no es nuevo. Que las actitudes forman buena parte de la seguridad vial de todo usuario de la vía es el abecé de cualquier persona interesada en el mundo del tráfico y, sin ir más lejos, en Circula Seguro hace ya un tiempo que se esboza la incompatibilidad del estrés y la conducción. Ahora podríamos dar una serie de pautas para esa persona que vive estresada, pero que por el motivo que sea no puede renunciar a su faceta como conductor ni puede prestarse al proyecto Zen Car. Son las pautas de lo que podríamos denominar Zen driving para conseguir una conducción tranquila:

1- Ante todo, mucha calma. Mirar el reloj cada dos por tres mientras estamos en medio de un atasco no sirve para deshacer el atasco, y sí para ponernos histéricos, lo que no nos garantiza una toma de decisiones lógica y segura. Para otra ocasión, ya sabemos que o bien hay que salir unos minutos antes, o bien elegir otra ruta.

2- Cuestión de ritmo. Creo que fue Paco Costas quien dijo aquello de que si en la carretera adelantas continuamente o te adelantan continuamente, es que algo va mal: no estás adaptando tu velocidad al ritmo del tráfico y de la vía. Por poner un ejemplo, en las ciudades el tráfico se mueve por flujos muchas veces regulados por semáforos, por lo que es absurdo intentar cambiar de carril continuamente para buscar el más rápido: el carril más rápido no existe.

3- La importancia de la respiración. Hiperventilar, resoplar, bufar y piafar sólo sirve para retroalimentar nuestra mala leche al volante. Sale más a cuenta tomar aire a fondo, retenerlo unos instantes, y expulsarlo con tranquilidad, sin prisas. Ayudará a pasar mejor el mal momento.

4- Sin broncas. Hay compañeros de viaje que calladitos están más guapos, y eso incluye desde el copi que todo lo ve y todo lo sabe (“cuidado con ese, cuidado con aquel, no era por ahí sino por allá”) hasta la emisora de radio que emite una animada tertulia en la que los puñetazos traspasan los altavoces del vehículo. La música amansa las fieras.

5- Relax físico, imprescindible para el relax emocional. Si tu cuerpo está agarrotado, eso te hará estar más nervioso, y el estar más nervioso te agarrotará, y así hasta que estés hecho un bloque de mármol. Corta el círculo vicioso: relaja manos, brazos, piernas… Relájate. El volante se toma con firmeza, pero sin agarrotamiento. La espalda debe estar recostada sobre el respaldo. Las piernas, tranquilas. Todo tú, tranquilo, te saldrá más a cuenta y ahorrarás un pico en fisioterapeutas.

6- ¿Conduces o circulas? Si te concentras en acelerar hasta que el pie ya no pueda más y luego frenar a última hora, te perderás todos los detalles que rodean a tu vehículo, como por ejemplo ese enorme camión naranja que viene por ahí. La carretera no es un lugar para conducir, sino para circular, y la base de la circulación es la correcta observación del entorno, una actividad que se complica a la que aumentamos la velocidad.

7- Es de buen nacido ser agradecido. Hoy en día tenemos coches que nuestros abuelos ni siquiera soñaban que podrían existir. ¿No es un buen motivo para estar agradecido? ¿Por qué derrochar estos avances tecnológicos en estrellarnos por ahí? Los vehículos actuales nos brindan suficiente seguridad y confort como para que sepamos sacar partido de esas características y no usarlas en nuestra contra.

8- Empatía, empatía, empatía. Ahora que hemos aprendido a conducir y circular con tranquilidad, podemos comenzar a transmitir nuestro buen rollo a los demás. Ah, pero ahí vemos un conductor que todavía no ha dado el paso de tranquilizarse. Bien, pues dejémosle que haga su propia evolución y no lo agobiemos más todavía recriminándole algo que hasta hace un momento hacíamos nosotros también. Ya aprenderá.

9- La sonrisa es contagiosa. Hacer de la prioridad de paso un arte de la amabilidad es un gran refuerzo emocional, para uno mismo y para los demás. Cedamos el paso, facilitemos las maniobras, invirtamos un par de segundos en que todos estemos mejor. ¿Realmente nos viene de dos segundos? Pues eso.

10 Extrapolar es gratis. Y precisamente por eso, vale la pena intentar que nuestra tranquilidad se manifieste no sólo al volante, sino en tantas facetas como podamos conseguir a lo largo de nuestra vida. Nos retroalimentaremos en un plano positivo, y positivista: la alegría de vivir.

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2 comentarios

  1. Me gusta ,especialmente,este articulo.
    Siempre me gustó mucho conducir,conducir sin limites.
    Después de una retirada de carnet,a tiempo,he aprendido muchas cositas.
    Live slow…Zen driving…debemos vivir despacio,conducir despacio, sobre todo
    para poder conectar con nuestra energia mas esencial,conocernos¡¡¡que no es facil!!!
    Seguire vuestra pista…

  2. Por supuesto yo no conduzco…pero voy muy a menudo de copilota…y estoy siempre influyendo en el conductor/a, de que se relaxe…indudablemente que ha veces lo consigo y otras no. Al leer este artículo me di cuenta lo importante que es. Lo pienso enviar a todos mis contactos tengan o no coche…porque estimo que las recomendaciones son muy acertadas…muchas gracias Elsa Pagano

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