Alquimia: La búsqueda para llevar los metales y el alma a un estado puro

Lucas María

alquimia

«El conocimiento sin transformación no es sabiduría.»

– Paulo Coelho

A lo largo de la segunda década del siglo veintiuno, la alquimia no solamente se ha hecho cargo del campo de transmutación de metales, sino también del cambio de consciencia que nos lleva del mundo físico al no-físico. La realidad no es más que la evolución de la conciencia en la alquimia del tiempo y las ilusiones.

Y a lo largo de toda la historia, la alquimia ha demostrado poseer una doble naturaleza: una química y una esotérica.

Por un lado, ha estudiado el uso de diversas sustancias químicas en la búsqueda de lograr distintas reacciones. Es de hecho la precursora de las ciencias químicas modernas.

Por otro lado, la alquimia ha estado relacionada con la filosofía espiritual del Hermetismo. Esta tradición occidental está basada en los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto, y fue luego complementada por los estudios psicológicos de Carl Jung.

En este artículo hablaremos un poco de la alquimia, su historia, características y evolución a través del tiempo.

Qué es la Alquimia

La alquimia es una tradición protocientífica que ha sido históricamente practicada en Europa, África y Asia, hasta extenderse al resto del mundo. En la historia de la ciencia, la alquimia se refiere tanto a una forma temprana de investigación de la naturaleza, como a una disciplina filosófica y espiritual. En ambas materias se destaca por la combinación de la química, metalúrgica, física, medicina, astrología, el misticismo, espiritualismo y arte. Y de todas ellas, extrae elementos para formar una única corriente de gran fortaleza.

De esta manera, la alquimia se nos presenta como un sendero antiguo hacia la purificación y transformación espiritual, la expansión de la consciencia y el desarrollo de la intuición.

Se caracteriza también por hallar sus bases en el misterio y el sincretismo, y posee un sistema de símbolos esotéricos que poseen la habilidad de alterar la consciencia y conectar el alma humana con las Fuerzas Divinas.

Un poco de historia

La tradición de la alquimia data de la antigua cultura egipcia, en los primeros avances de la química y la metalúrgica. Los alquimistas egipcios utilizaban su arte para llevar a cabo distintas aleaciones, perfumes y joyería, y para embalsamar a los muertos.

Luego fueron los Árabes los que realizaron grandes aportes a la alquimia. Ellos introdujeron los números a esta práctica, lo que permitió llevar las cantidades y controlar los tiempos para cada proceso. De hecho, son ellos los que acuñaron el término alquimia (del Arábigo al-kīmiyā).

No es hasta la era medieval y el Renacimiento que la alquimia se expande hacia el mundo occidental para ser desarrollada por cabalistas, rosacruces, astrólogos y otros ocultistas.

Ambos niveles de la alquimia, el mundano y el espiritual, coexistieron siempre. Los primeros en la búsqueda de la conversión física de los metales como el plomo en oro. Aunque cabe aclarar que no era la ambición lo que los motivaba. El historiador Nevill Drury, autor de Magia y Hechicería, nos dice: ‘Los alquimistas no reconocían todos los metales como iguales en madurez o “perfectos”. El oro simbolizaba el mayor desarrollo en la naturaleza y llegó a identificar la renovación y regeneración humana.’

Los alquimistas espirituales vivían en la búsqueda de purificación de sí mismos, eliminando el material básico de sí para alcanzar el oro de la Iluminación. Sin embargo, durante el renacimiento, muchos alquimistas comenzaron a entender que debían alcanzar la purificación espiritual para lograr la transformación mundana de los metales.

los cuatro elementos de la alquimia

La Piedra Filosofal

En la alquimia, la idea de una transmutación de un metal a otro era razonable porque se creía que los todos los metales eran una combinación de cuatro principios: frío, calor, sequedad y humedad (de ahí que los cuatro elementos fueran el Fuego [seco y caliente], la Tierra [seca y fría], el Agua [húmeda y fría], y el Aire [húmedo y caliente]). Entonces, reacomodando estas cualidades básicas se podría pasar de un metal a otro, mediante el uso de un polvo seco extraído de una piedra mística, la Piedra Filosofal.

Ahora bien, desde el punto de vista hermético, la Piedra Filosofal que suponía ser la más tangible condensación de la sustancia sutil, se volvió una metáfora para el potencial interno del espíritu y la razón para evolucionar a un mayor estado de iluminación (simbolizado por el oro). Desde esta perspectiva de la alquimia, la elevación del espíritu, la transmutación de los metales y la purificación del cuerpo se concibieron como distintas manifestaciones del mismo concepto.

Azoth

Los alquimistas también buscaron una sustancia a la que llamaron Azoth. Esta se creía que sería una cura universal (la panacea de Paracelso), y un solvente capaz de disolver cualquier otra sustancia.

En la alquimia hay dos corrientes distintas que explican su nombre. El ocultista Aleister Crowley explica que ‘Azoth’ surge de la unión de la primera y últimas letras de los alfabetos antiguos. ‘A’ representa la A / Alfa / Álef, la primera letra de los alfabetos latino, griego y hebreo que es en sí la misma letra. La ‘Z’ es la última letra del alfabeto latino, la ‘O’ es por Omega, la última del alfabeto griego y ‘TH’ representa Tav, la última del alfabeto hebreo. De esta manera, Azoth representa simbólicamente cosas diversas cuyo origen es el mismo, lo cual es una característica presente en todas las entidades que habitan el cosmos. Incluso la ‘H’ del final se dice que podría simbolizar al sol, por ser la inicial del dios Helios.

Por otro lado, se cree también que Azoth es una deformación del latín medieval azoc, que a su vez derivaba del árabe al-zā’būqel Mercurio’. Sería por eso que los alquimistas antiguos nombraban de esa manera al mercurio.

El Azoth fue simbolizado por el Caduceo.

Eliphas Levi escribe en su libro Magia Transcendental: ‘El Azoth o Medicina Universal es, para el alma, razón suprema y justicia absoluta; para la mente, verdad matemática y práctica; para el cuerpo es la quintaesencia, la cual resulta de la combinación del oro y la luz. En el mundo superior o espiritual, es la Primera Materia de la Gran Obra, la fuente del entusiasmo y la actividad del alquimista. En el mundo intermedio o mental, es la inteligencia y la industria. En el mundo inferior o material, es la labor física.’

sabiduría de los alquimistas

El Elixir de la Inmortalidad

La alquimia también persiguió durante muchas eras y culturas la obtención de una sustancia que permitiera a quienes la bebieran prolongar su vida de manera indefinida.

En la alquimia de China antigua, muchos emperadores se predispusieron a encontrar este precioso elixir, y los resultados fueron variables. Incluso una prueba fallida provocó la muerte de uno de los emperadores de la Dinastía Ming.

En la India, se le dio el nombre de Amrita y según la leyenda, podía sólo encontrarse cuando el océano alcanzaba su punto más agitado, pues provenía de las profundidades.

En la alquimia Europea, la búsqueda del Elixir de la Inmortalidad está íntimamente relacionada con la creación de la Piedra Filosofal. Algunos alquimistas alcanzaron gran reputación en esta búsqueda, como Nicolas Flamel y Saint German.

La búsqueda de este elixir llevó a muchos alquimistas, entre ellos Paracelso, a dar los primeros pasos en lo que luego se transformaría en el campo farmacéutico.

Y esta búsqueda sigue llevándose a cabo aún el día de hoy, avanzando cada día más gracias a las nuevas herramientas que han sido desarrolladas desde los inicios de esta tradición.

 

AUTOR: Lucas, redactor en la gran familia de HermandadBlanca.org

FUENTES:

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