El karma y el desarrollo del carácter

José Contreras

En este trabajo vamos a buscar la relación entre el karma y el desarrollo del carácter. Al final del artículo se comprenderá que el desarrollo del carácter es fruto de nuestras acciones y del karma que nos obliga a adquirir experiencia.

El karma es toda acción

Karma es una palabra que viene de un término sanscrito que significa Acción. Somos inconscientes de las relaciones entre el pasado y el futuro y en vez de tratar de comprender las causas de nuestra vida, preferimos creer que el azar,  la suerte y los milagros son los motores de nuestras vidas.

Llegamos al extremo de aceptar que la acción y reacción se refieren solo al plano físico, pero consideramos que nuestras emociones son solo energías que mientras no las expresemos, nos afectan solo a nosotros.

A los pensamientos también los consideramos  individuales y sin influencia en el mundo mientras no los expresemos. Todavía llegamos más lejos al creer que no existe relación entre el desarrollo moral y la vida social mientras no se convierta en acción social.

Creemos que hay un mundo privado de cada individuo que no tiene ninguna repercusión, ni en nuestra propia vida ni en la de los demás.

Nada escapa de la ley

Sin embargo, el karma es una ley que implica el ser responsable de toda acción. El pensamiento es acción. Las emociones son acciones y por supuesto nuestras acciones físicas son acciones.

Aunque muchas veces usamos la palabra karma, por ejemplo al decir “ese es mi karma”, en realidad pocas veces nos hacemos responsables de nuestras vidas. Esto ocurre incluso en personas vinculadas a escuelas esotéricas.

Es muy duro aceptar que todo lo que somos es consecuencia de nuestros pensamientos, palabras y obras anteriores. Es más cómodo culpar a las circunstancias o a los demás.

Sin embargo, nada escapa a la ley de consecuencia, llamada también ley de secuencia por que se manifiesta como una continuidad.

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Nada escapa a la ley: Consideramos que los pensamientos son individuales y sin influencia en el mundo mientras no los expresemos. Todavía llegamos más lejos al creer que no existe relación entre el desarrollo moral y la vida social

Ley de secuencia

La ley de secuencia es otra forma de ver el karma. Existe una continuidad entre la acción y sus consecuencias, pero estas no se ven de inmediato porque son parte de un proceso.

Cuando sembramos una semilla, no esperamos que enseguida salgan las flores, sabemos que las flores están al final de un largo proceso y que después vendrán los frutos.

De igual manera cuando comenzamos una nueva carrera en la universidad, no esperamos ser especialistas en seguida. Sabemos que es un proceso que exige el esfuerzo de cada día. Sabemos que si continuamos, a pesar de todas la frustraciones, un día seremos excelentes en al área en que nos especialicemos.

Esto también es válido para los vicios. Si comenzamos a fumar o a tomar o a reunirnos con gente que consideramos viciosa, un día dado estaremos compartiendo sus vicios sin sentir repulsión. Más grave aún, sentiremos tanta atracción a ese vicio que no opondremos resistencia.

Lo anterior nos lleva a referirnos al tema de vincularnos a grupos que no están presentes, pero que participan de nuestros intereses.

Cuando decidimos aprender un idioma, nos estamos vinculando a quienes hablan y promueven ese idioma. Lo cual es muy positivo.

Aunque también podemos vincularnos a fuerzas negativas, como cuando comenzamos a comprar juegos de lotería. En este caso nos estamos relacionando subconscientemente con las personas que hacen lo mismo. Es decir, con personas necesitadas, o con personas avariciosas. Entonces nos descubrimos pensando como ellos y consideramos que cualquier cantidad que ganemos será insuficiente. Nos estaremos relacionando con el mundo de la necesidad.

Las consecuencias de la acción

Debemos comprender que el pensar, el sentir y el actuar son formas de acción que pueden funcionar en armonía o en desarmonía. Podemos decir que somos lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos, pero además estamos definiendo lo que vamos a llegar a ser.

Esto nos lleva a preguntarnos no solo ¿Quién soy?, sino también ¿Quién quiero ser? Soy el resultado de todo lo que he hecho en el pasado, pero también estoy construyendo a quien seré en el futuro.

Podemos afirmar que los efectos están en las causas, de la misma manera en que una tela que ha caído en el pantano, mantiene la causa al estar enlodada. Una semilla mantiene la causa, que es el árbol de donde salió y esa causa le va a permitir desarrollar un nuevo árbol.

Hace siglos se creía imposible demostrar la paternidad, hoy en día es evidente que el hijo lleva el ADN del padre. De igual manera podemos afirmar que tenemos la paternidad de todos nuestros actos y que todas las consecuencias llevan nuestro sello.

Los pensamientos, sentimientos y actos tienen consecuencias

Annie Besant señala que las consecuencias de los pensamientos, sentimientos y actos son diferentes. La causa original siempre es un pensamiento. Los pensamientos tienen el mayor peso en nuestro espíritu. Las causas finales están en los actos. Estos tienen peso en la vida natural y social, pero poco en el mundo espiritual.

Por ejemplo, si una persona al tratar de dañar a alguien le hace un bien. El que recibe el bien se lo va a retribuir. En el plano social el actor tiene derecho a un beneficio por haber hecho un bien. Sin embargo, esa misma persona se ha hecho daño en el mundo del alma y del espíritu porque su intención era malvada.

De igual manera, un chofer que sin intención choca a otro auto, está obligado a pagar los daños. Si no los paga, su carácter se deteriora ya que su  intención que en un principio era inocente, ahora es inmoral. Si lo paga, además de ganarse a un amigo, desarrolla su poder moral.

Muchas veces creemos que el origen de nuestros actos está en las emociones o en las acciones inducidas por otras personas.

Las emociones y acciones son producto de pensamientos elaborados antes en esta o en una vida anterior. Además, así como el pensamiento influye en las emociones, de igual manera las emociones influyen en nuestros pensamientos.

Es decir, en un primer momento el pensamiento dio origen a ciertas emociones y a partir de ese momento, esas emociones van a influir en nuestros pensamientos.

Tenemos un alto desarrollo de nuestro cuerpo físico y de nuestros cinco sentidos, sin embargo no podemos decir lo mismo de nuestras emociones.

Rudolf Steiner señala que es un error decir que tenemos un cuerpo emocional, y lo argumenta señalando que nuestras emociones están muy poco desarrolladas. Solo en un largo proceso la humanidad podrá tener una organización emocional.

Esto nos lleva a afirmar que gran parte de nuestro karma se origina en la falta de control y estructuración emocional.

Tenemos un alto desarrollo de nuestro cuerpo físico y de nuestros cinco sentidos, sin embargo no podemos decir lo mismo de nuestras emociones.

El pensamiento como causa

Cada pensamiento modifica el cuerpo mental. Las facultades mentales son consecuencia de lo que pensamos en vidas anteriores.

Debido a que los pensamientos están mezclados con deseos, tienen sustancia emocional. Estas son imágenes emocional-mentales.

Los pensamientos tienen vida propia e influyen en quienes nos rodean, pero se mantienen en contacto con su creador. Así se crean lazos kármicos entre quien crea los pensamientos y quienes son influenciados por estos.

Todo poder es creado por algún hombre que se dedicó a repetir persistentemente sus pensamientos.

El deseo como causa

Los deseos determinan la construcción del cuerpo físico en la siguiente encarnación. Los deseos bestiales e intemperantes causan desordenes nerviosos. Los deseos llevan al hombre al lugar donde pueda satisfacer sus deseos, esto es una de las causas  del siguiente lugar de nacimiento.

Los deseos también nos ligan a los demás seres humanos. Así se crean relaciones de amor y odio. En la mayoría de los hombres los deseos son más fuertes que sus pensamientos y son los deseos los que crean las relaciones sociales.

Esto explica que alguien quede bajo el control de otro, sin que se pueda conocer la causa, ya que esta puede estar en una vida anterior.

Un ejemplo, es cuando un pensamiento de odio llega a un criminal y este asesina a alguien. El que originó el pensamiento queda vinculado al criminal, aunque nunca se hayan encontrado para realizar el crimen.

En la mayoría de los hombres los deseos son más fuertes que sus pensamientos y son los deseos los que crean las relaciones sociales.

Las acciones como causas

Las acciones tienen mayor efecto sobre los demás, pero poco en la vida interior. Esto es debido a que las acciones son efectos de nuestros pensamientos y deseos, es decir, las acciones son la descarga de lo que ya hemos construido. El karma se agota en la acción.

Por esto es que Jesucristo dice que quien ha deseado a una mujer ya pecó, es decir, ya movió las fuerzas para cometer el acto y estas energías no se van a detener.

La influencia posterior de la acción se debe a que es la ocasión para producir nuevos pensamientos, deseos y emociones que van a reforzar o a transformar las acciones. También la repetición de las acciones produce hábito.

El hábito controla al Ego en la encarnación presente, pero no en la posterior, ya que el hábito muere con el cuerpo. Sin embargo, los pensamientos y emociones permanecen.

La acción produce causas en las vidas futuras debido a las consecuencias en las vidas de los demás, cuando les causamos felicidad o desgracia. También cuando servimos de ejemplo. El bien que hacemos producirá riqueza y el mal que hacemos producirá miseria.

Cada fuerza opera en su propio plano

Lo que se hace en el plano físico trae consecuencias en el plano físico sin importar el motivo. Un niño se quemará aun cuando su intención sea apreciar la llama de la vela. Un león fracasará aun cuando su intención sea satisfacer el hambre, si su acción no corresponde a la situación y la presa se le escapa.

Si diferentes personas reparten sus bienes a la sociedad, uno por el ideal de justicia, otro por el afan de notoriedad, otro para justificar lo que se ha robado. El bien que hacen es el mismo y sus consecuencias, en el plano físico,serán las mismas. En el plano físico no hay diferencias.

Si alguien por deseo de hacer bien, le entrega sus bienes a personas que lo van a usar para sus vicios, el motivo no elimina el daño social que ha hecho.

Por esto se insiste en que el motivo influye en el carácter, pero las consecuencias sociales de la misma acción realizada por diferentes personas con diferentes motivos tendrá la misma consecuencia social.

La intención es muy importante, pero debemos asegurar que nuestros actos tengan los resultados que esperamos. Por esto se dice que el infierno está lleno de buenas intenciones.

 

El karma como desarrollo del carácter

Cuando un investigador del plano físico observa que en sus experimentos no consigue lo que quiere, no acusa al destino, sino que sabe que se ha equivocado y que aún no comprende la ley detrás del fenómeno. Trata de comprender en donde está el error y cambia su método. La mejor comprensión de las leyes de la naturaleza otorga mayor poder.

Solo cuando se comprende que el karma responde a leyes, se está en capacidad de dirigir al destino. Entonces el Karma no nos asusta, sino que sabemos que lo hemos creado respondiendo a leyes que desconocíamos, ahora nuestra función es descubrir esas leyes para hacer el destino que queremos.

Solo cuando se comprende que el karma responde a leyes, se está en capacidad de dirigir al destino.

Es decir, ahora podemos elegir las causas que van a crear nuestro futuro. Esta es una investigación que dura muchas vidas. Sin embargo, lo importante es avanzar tanto en la comprensión teórica como en loa práctica en nuestra vida diaria.

Sabemos que tenemos muchas debilidades en nuestro carácter. Que no es fácil cambiarlo. Sin embargo, debemos proseguir en ese trabajo sobre nosotros mismos. Nunca dejar de estudiar, nunca dejar de aprender.

Schopenhauer en algunos de sus textos parece decir que el carácter no se cambia, hemos nacido con él y lo tendremos toda la vida. Sin embargo en otras partes dice lo contrario. Que debemos lograr un desarrollo moral superior e incluso da algunas ideas sobre cómo lograrlo.

En realidad no está planteando una contradicción. Podríamos presentarlo de la siguiente manera. La mayoría de los seres humanos no se plantea la vida como un ascenso, sino como una supervivencia. En este sentido cada quien trabaja para sobrevivir, no va a cambiar su carácter. Para modificarlo es necesario un esfuerzo consciente. Debe haber una dirección.

Lo anterior tiene una implicación en nuestra vida social. No debemos esperar que los demás vayan a cambiar. Si alguien es un delincuente, es muy posible que lo siga siendo. Si alguien es altruista es muy posible que continúa con su alto desarrollo moral. No son los demás los que van a cambiar. Si quiero cambios, soy yo quien tiene que cambiar. Si yo cambio para bien, el mundo será mejor.

Los dados no caen por azar

Los científicos dicen que “La evolución natural ocurre por azar”. Consideran que con esta explicación, ya todo está aclarado. Lo que están es negando que hayan causas y efectos. Ellos dirán que sí, que aceptan que hay causas y efectos, pero que la vida responde a esas causas y efectos por azar y que los seres que reaccionan de forma errónea desaparecen y los que lo hacen de forma acertada sobreviven. Pero esa sobrevivencia se da al azar.

Frente a esta posición, Einstein decía: “Dios no juega a los dados” con lo cual indicaba que no había azar. Aunque su frase tampoco era correcta, porque estaba aceptando que los dados caen por azar, pero nada (tampoco los dados) caen por azar. El que desconozcamos las causas no implica que sea azar.

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los dados no caen por azar. El que desconozcamos las causas no implica que sea azar.

El pensamiento racional materialista critica la posición que dice que detrás de la naturaleza hay una inteligencia, pero cuando explican algo como debido al azar, solo están cambiando la palabra Dios por Azar.

El pensamiento racional materialista critica la posición que dice que detrás de la naturaleza hay una inteligencia, pero cuando explican algo como debido al azar, solo están cambiando la palabra Dios por Azar.

Los científicos no se dan cuenta que cuando no pueden explicar algo y recurren al azar están reconociendo que hay aspectos del mundo que no pueden entender. Kant afirmaba que jamás podremos conocer la esencia de las cosas, lo que él llamaba “la cosa en sí”. Muchos pensadores han llegado a la conclusión de que la vida no tiene sentido y que nunca podremos conocer la verdad.

Muchos pensadores han llegado a la conclusión de que la vida no tiene sentido y que nunca podremos conocer la verdad.

Por el contrario, Schopenhauer sostenía que sí podemos conocer la esencia de las cosas, y es nuestra voluntad. Para él, la voluntad está en todos los seres, aunque solo la podamos reconocer en nosotros. Esa voluntad, según él, se manifiesta de forma irracional, pero nosotros, debido a que la tenemos y la sentimos internamente, tenemos la capacidad de darle una dirección dirigiendo nuestros motivos hacia fines altruistas.

Por el contrario, Schopenhauer sostenía que sí  podemos conocer la esencia de las cosas, y es nuestra voluntad. Para él, la voluntad está en todos los seres, aunque solo la podamos reconocer en nosotros.

Esto nos lleva a reconocer nuestra responsabilidad. Las cosas ocurren por que las hemos creado o porque hemos permitido que otros nos las impongan.  Hemos creado nuestro destino sin saberlo. Si estamos dispuestos a conocernos y a saber lo que queremos podremos crear nuestro destino conscientemente.

Atraemos lo que enviamos

Decir que «si cambiamos para bien, el mundo será mejor» significa que atraemos lo que enviamos. Esto implica comprender que somos imanes, con su polo positivo y negativo o mejor dicho, emisor y receptor.

Estas energías son de tres clases: 1) las energías mentales, las causas aquí se llaman pensamientos; 2) las energías emocionales, aquí las causas se denominan deseos; 3) las energías físicas, con causas que se denominan acciones. Estas energías tienen sus efectos en quien las emite y en quienes están en su entorno.

Cada fuerza obra en su propio plano (mental, emocional, físico) y a la vez repercute en el plano inferior.

El plano mental debe controlar al emocional y este al físico.  

La felicidad inconsciente trae infelicidad

Hace poco alguien me decía “Éramos felices pero no lo sabíamos” y le conteste “pero los abusos de esa época, trajeron esta consecuencia de la que te estas quejando”. La persona, ahora incomoda, agregó “No, esto es culpa de este gobierno”

Hace poco alguien me decía “Éramos felices pero no lo sabíamos” y le conteste “pero los abusos de esa época, trajeron esta consecuencia de la que te estas quejando”. La persona, ahora incomoda, agregó “No, esto es culpa de este gobierno”.

No se quiere aceptar que el pasado es causa del presente. Muchas veces tomamos una decisión como dejar un empleo y luego nos quejamos porque justo después de habérselo participado al jefe, este les ofrece un aumento de sueldo a sus empleados.

Es posible que nuestra decisión haya preocupado al jefe lo suficiente como para mejorar la situación de sus empleados. Pero eso ya es el karma (bueno) de esos empleados. No tenemos ninguna razón para quejarnos.

Debemos hacernos responsables de nuestras decisiones y continuar nuestro camino.

Tomar decisiones y luego lamentarnos de haberla tomado es como quien se come una torta y luego se queja porque ya no la tiene.

En la Biblia se hace referencia a unas personas que huían de una ciudad que se estaba quemando. Se les había ofrecido protección con la instrucción de no voltear a mirar hacia la ciudad. Una mujer del grupo no resistió la tentación de mirar y se convirtió en estatua de sal.

Cuando decidimos algo y luego queremos regresar a nuestra situación anterior, nos apegamos al pasado y esto nos impide evolucionar.

¿Cómo puede el bienestar inconsciente traer infelicidad? En momentos de opulencia los ciudadanos aumentan el consumo de alcohol y el derroche en todos los sentidos. A eso lo llaman felicidad. Cuando viene la época de las “vacas flacas”, recuerdan el derroche y lo llaman felicidad. No ven relación de causa y efecto entre lo que vivían y lo que viven ahora. Se culpa a los demás de las consecuencias.

Cuando viene la época de las “vacas flacas”, recuerdan el derroche y lo llaman felicidad.

Se puede decir que no solo estaban creando la infelicidad que viven ahora, sino que se estaban bebiendo el futuro de sus hijos y nietos. Ahora no pueden ofrecerles a estos las condiciones que habrían querido darles.

Esta idea de que todo tiempo pasado fue mejor, es en realidad miedo a no tener un futuro promisor. Si tenemos ese miedo puede ser que no estemos haciendo nada para tener ese futuro y la manera de compensarnos es mirar al pasado. Decir que todo tiempo pasado fue mejor, es aceptar que malgastamos ese pasado y que aprendimos muy poco.

La responsabilidad

Si fuésemos capaces de aceptar que el pasado es la causa del presente, podríamos comprender mejor las consecuencias de nuestras decisiones en el pasado y prever el futuro. Si no aceptamos esto, tendremos que creer en la suerte, en el azar y en los milagros.

Es interesante notar que algunos religiosos cuando no pueden explicar algo, se refieren a un milagro de Dios o a una desgracia enviada por Dios. Es una explicación conveniente, pero no racional. Es muy similar a quien usa la palabra karma como forma de evitar dar una explicación. Cuando no podemos explicar algo decimos “eso era su karma” pero en este caso la palabra oculta que ignoramos la causa.

Cuando no podemos explicar algo decimos “eso era su karma” pero en este caso la frase oculta que ignoramos la causa.

De igual manera, cuando a alguien le pasa algo negativo podemos decir “eso era su karma” como una crítica, como una manera maliciosa de sentirnos superiores.

No nos damos cuenta que quien está pensando esa idea y quien está sintiendo esos sentimientos somos nosotros y por lo tanto quienes recibiremos la consecuencia somos nosotros. Tenemos que ser responsables de todo lo que pensamos, deseamos y hacemos.

En realidad estamos obligados a entender cómo elaboramos nuestro futuro con nuestro presente. Si no lo comprendemos, seguiremos creando condiciones que no queremos.

Así que una de nuestras responsabilidades es la de dejar de quejarnos y comenzar a comprender como hicimos para crear las condiciones en las que vivimos. Hay una frase muy repetida y atribuida a Einstein que dice que si seguimos haciendo lo mismo, tendremos los mismos resultados.

No podemos tener efectos diferentes, si no estamos dispuestos a cambiar nuestra conducta.

¿No se nos ocurre nada que podamos cambiar en nuestra vida? ¿Tendemos nuestra cama al levantarnos? Si no lo hacemos, ese es un cambio que podemos hacer. ¿Damos gracias a la vida cada vez que vamos a comer? Si no lo hacemos, ese es otro cambio. Así nos hacemos responsables.

En realidad estamos obligados a entender cómo elaboramos nuestro futuro con nuestro presente. Si no lo comprendemos, seguiremos creando condiciones que no queremos.

Los motivos

Annie Besant resalta que los motivos son muy importantes en el pensamiento, en los deseos y emociones. Sin embargo, no tienen consecuencia en la acción, solo en los niveles mentales y de deseos.

Las consecuencias de la acción son independientes del motivo del acto y esto es debido a la ley que dice que cada fuerza opera en su propio plano. Las acciones también tienen consecuencias, pero sus consecuencias están en el plano de la acción. Lo que se quiere decir es que la acción no actúa sobre el carácter. Vamos a aclarar esta afirmación.

Annie Besant resalta que los motivos son muy importantes en el pensamiento, en los deseos y emociones. Sin embargo, no tienen consecuencia en la acción, solo en los niveles mentales y de deseos.

Esta idea necesita un ejemplo para que se vea más clara. Una persona puede haber aprendido en su cultura a respetar los semáforos como peatón y como conductor de auto. Este aprendizaje se puede interpretar como que los ciudadanos tienen un alto desarrollo moral sobre el respeto a las leyes.

Sin embargo, muchas de estas personas al ir a vivir en sociedades donde no se respetan estas normas comienzan a actuar de forma similar a sus nuevos vecinos. Esto indica que la acción no era debida a sus elevados motivos, sino a exigencias sociales.

Solo quienes tienen un desarrollo moral que les motiva al respeto por las normas de convivencia, mantendrán ese respeto al ir a vivir a una comunidad que no tenga en consideración dichas normas.

Aquí estamos interpretando los motivos como internos, no como impuestos por la sociedad. Lo que se llama “motivación externa” está más cerca de las técnicas conductistas o de normas de coacción social.

Aquí se usa la palabra motivación, como propia del sujeto. Es una fuerza relacionada a su voluntad. Cuando se hace referencia a “motivación externa”, nos referimos a una fuerza impuesta por otros y en este caso, aunque es posible que cambie la conducta, no se desarrolla el carácter.

Aquí se usa la palabra motivación, como propia del sujeto. Es una fuerza relacionada a su voluntad.

Los motivos interactúan con el carácter. Dos personas con la misma necesidad pueden actuar de maneras totalmente diferentes dependiendo de sus diferentes caracteres. Schopenhauer es muy claro en este aspecto al referirse al conocimiento de sí mismo. Dice que si alguien roba y se quiere conocer a sí mismo, lo primero que tiene que aceptar es que es un ladrón. No se puede decir a si mismo que fue un hecho causal. Tiene que decirse que es un ladrón y hacer un plan, si quiere dejar de serlo.

Ese plan debe incluir separarse de las ocasiones donde pueda robar. No tener amigos ladrones. La idea es que cambiar el carácter exige mucho esfuerzo, porque nos estamos refierendo a lo que hemos llegado a ser porque lo hemos creado con nuestro pensar, sentir y actuar.

Cambiar el carácter exige mucho esfuerzo, porque nos estamos refiriendo a lo que hemos llegado a ser porque lo hemos creado con nuestro pensar, sentir y actuar.

El motivo es mucho más importante que la acción, en la formación del carácter. El motivo tiene más fuerza que la acción. Su energía produce mayores consecuencias, en cambio la acción se termina en sí misma. Si alguien se equivoca con buena intención, su carácter le ayuda a tener la fuerza para reconocer sus errores, aceptar el sufrimiento, aprender de ellos y, en la próxima ocasión, actuar con más sabiduría.

El motivo interactúa con el carácter, la acción no. Conviene aclarar que esto es en términos de Karma individual. La acción social tiene influencias históricas evidentes, pero en este trabajo estamos tratando el tema del karma y su influencia en el desarrollo del carácter.

Responsables de lo que no queremos

Esta situación nos plantea un problema. Si reconocemos un error ¿Cómo podemos hacernos responsables y modificar las consecuencias? Nadie quiere sufrir las consecuencias de sus errores, pero tampoco se pueden evitar los efectos de las acciones. ¿Qué podemos hacer?

Nadie quiere sufrir las consecuencias de sus errores, pero tampoco se pueden evitar los efectos de las acciones. ¿Qué podemos hacer?

Lo primero será reconocer que nuestra conducta afecta a otras personas. Los jugadores o bebedores deben saber que al malgastar su dinero su familia vivirá con muchas necesidades.

Quien malgaste y quiera cambiar deberá modificar sus gastos, al recibir su sueldo o cualquier otro pago, deberá comprar el sustento para su familia, antes de hacer cualquier otro gasto. De esta manera tendrá menos para malgastar.

Muchas de las terapias para las personas con estos vicios son dirigidas directamente a la persona para que cada día juegue o tome menos. No siempre se piensa en sanar por medio de ayudar al prójimo.

Supongamos que el jugador es soltero y que sus padres no necesitan protección económica. El jugador podría donar un porcentaje importante de lo que dedica al juego a alguna organización que reconozca como benefactora.

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El jugador podría donar un porcentaje importante de lo que dedica al juego a alguna organización que reconozca como benefactora.

En este caso se estará uniendo a fuerzas que tienen motivaciones altruistas y esos pensamientos y emociones positivas les van a dar una fortaleza que a él o a ella le falta.

Una persona que se ha enfermado por sus malos hábitos, deberá pensar cómo ayudar a otras personas que están enfermas.

No siempre se piensa en sanar por medio de ayudar al prójimo.

Atajar la pelota

En un juego de fútbol podemos dejar que la pelota siga su curso y el equipo contrario marque gol o podemos atajarla. Es decir, no estamos obligados a dejar que el mundo siga su curso, aunque reconozcamos que nosotros hemos sido los causantes.

Si un padre comprende que le ha dado demasiada libertad a su hijo y que este ahora no solo no lo respeta sino que le quiere imponer condiciones que lo desautorizan como padre, puede rendirse y pensar que ya no hay nada que cambiar o puede decidir tomar acciones para revertir la situación.

Entre más temprano lo haga mejor. Entre más tarde lo haga, el costo será más alto.

Tal vez lo más difícil de este atajar la pelota y modificar la conducta hacia su hijo es reconocer que tiene una filosofía equivocada sobre lo que es la vida.

En este caso, el padre siempre creyó que dejar que su hijo hiciera lo que quisiera, no solo era cómodo, sino que era muy bueno para su hijo que aprendería lo que era la libertad.

Ahora comprende que el hijo confundió la libertad con el libertinaje y también confundió la falta de autoridad del padre con el derecho a ser despótico con los demás.

El problema real no es reorientar la conducta del hijo. El problema es que el padre tiene que reorientar su propia conducta. Tiene que desarrollar su carácter y lo que no hizo en años por comodidad, tiene que aprender a hacerlo ahora con sufrimiento.

Adelantarse a los hechos es una forma de previsión y de valentía. Es más cómodo dejar que las cosas sigan su curso, pero tenemos la posibilidad de darles una nueva dirección al hacernos responsables.

Karma y filosofía

Filosofía estoica

Los filósofos estoicos también dan una respuesta en cuanto al destino. Hay que subrayar que destino es otra forma de decir karma. Los estoicos consideran que el destino está hecho y que no podemos escapar de él. Por lo tanto, lo mejor es aceptarlo y no buscar evitarlo, ni enfrentarlo.

Es una forma valiente de vivir. Es como una piedra que acepta ser piedra, un rey que acepta ser rey o un mendigo que acepta ser mendigo. El problema de esta posición es que es como aceptar que se está en una prisión y no buscar la manera se salir.

Los estoicos no saben que ellos mismos han creado su destino y tienen la llave para crear un destino diferente.

Predestinación

Hay diferentes formas de explicarse el mundo y sus desigualdades y entre estas formas está el determinismo y la predestinación.

Como un ejemplo de la predestinación se puede presentar a la iglesia luterana. Lutero trató de comprender el problema de la desigualdad de los seres humanos y aceptó la tesis de que los seres son diferentes porque Dios lo quiere. Llegó aún más lejos. Afirmó que los hombres están salvados o condenados desde antes de nacer.

El problema es que, de acuerdo a esta teoría religiosa, los hombres no saben si han sido elegidos. Solo tienen indicios: uno de ellos es el éxito. Los fracasados no tienen espacio en el cielo. Otro indicio es la capacidad de trabajar. Por esta razón los luteranos se pasan la vida trabajando y no disfrutan de los placeres de la vida.

Trabajan en esta vida para ser felices en la otra. Según el Sociólogo Weber, esta es una de las razones por las que los países del norte de Europa (con influencia luterana) son más ricos que los del sur (con influencia católica).

El problema de esta doctrina de la predestinación es que ya hay un destino que no puede ser cambiado. Sin embargo, es interesante que todos quieran pertenecer a los salvados y quieren poseer los indicios y se esfuerzan por demostrar que los tienen.

Esta es una forma de crear el destino que se quiere, por medio de la fe.

La llave del buen destino

 

Antes de continuar, recordemos el siguiente cuento sobre la situación de los tres hijos de un hombre rico.

Este hombre tenía una reliquia que hacía a los hombres justos, buenos y de alto desarrollo moral.

Antes de morir, llamó a sus tres hijos por separado y le dio a cada uno su herencia.

Después de la muerte del padre, los hijos se reunieron y descubrieron que  cada uno recibió la reliquia para su desarrollo moral.

Ellos comprendían que solo uno de ellos tenía la reliquia original y los demás una simple copia.

Sabían que solo quien tuviese el original se haría noble.

Hablaron con un sabio para que les dijera quien tenía el amuleto verdadero y el sabio les dijo:

Tienen que hacer esfuerzos para ser nobles, solo lo conseguirá quien tenga el amuleto original.

Pasaron los años y los tres hermanos alcanzaron un alto desarrollo moral. Años después se volvieron a encontrar y fueron a hablar con el sabio para que les explicara cómo podía haber ocurrido eso.

El sabio se sonrío y les dijo:

Las tres reliquias son solo copias. El original fue destruido hace siglos, pero se hicieron muchas copias. Sin embargo, el desarrollo moral que han logrado se debe al esfuerzo de cada uno.

El amuleto solo fue una motivación para seguir adelante.

Dios ha permitido que cada ser humano consiga la copia que necesita para lograr su desarrollo. Cada religión es la reliquia que necesitan sus feligreses para avanzar en la vida. Todas las religiones son la copia de la verdadera, que nadie sabe dónde está la original.

Podemos decir que la teoría de la predestinación tiene mucha relación con esa reliquia que da el poder del desarrollo moral. El intentar cumplir con las condiciones o los indicios que señalan a los que serán salvados es un esfuerzo que convierte, a quienes lo intentan, en seres del nivel que es para ellos el ideal.

El desarrollo moral que han logrado se debe al esfuerzo de cada uno.

El mediador salvado

Otras religiones señalan que los hombres son salvados si un sacerdote los bendice, aunque tenga muchos pecados mortales. Incluso, se llegó a vender indulgencias que no era otra cosa sino pagarle a un sacerdote para que le quitara los pecados.

Hay quienes creen que basta que un pecador se arrepienta ante un sacerdote para estar liberado de toda consecuencia.

Tal vez el beneficio para el creyente sea el de quedar libre de culpa. La culpa impide que la persona se desarrolle y el quedar libre de culpa le da la sustentación para seguirse desarrollando. Pero no se puede confundir esta liberación de la culpa, con liberarse de la ley de causa y efecto.

Como se dijo antes, todas las religiones son necesarias para sus feligreses. Cada quien está en la religión o grupo social que necesita para adquirir experiencia.

Sin embargo, hay que preguntarse hasta qué punto una religión ayuda a sus seguidores a ser más responsables o si los feligreses están justificando su falta de responsabilidad. Si alguien cree que puede pecar de manera indefinida, porque siempre Dios le va a perdonar, se está convirtiendo en un ser irresponsable y está usando una imagen sagrada, no para elevarse, sino para degradarse.

Es totalmente válido confiar en seres de mayor evolución que la nuestra, pero esa ayuda que esperamos tiene que combinarse con nuestro esfuerzo. Si queremos que un mediador nos ayude, debemos ser mediadores de otros que necesitan nuestro apoyo. Un profesor puede ayudar a sus alumnos en el aprendizaje, pero él no puede aprender por ellos. El perdón de los pecados se puede comparar al profesor que le dice al estudiante de bajo rendimiento, “no importa como hayas salido en el examen, si haces un esfuerzo lo vas a lograr”. En el caso de la liberación de la culpa es decirle al feligrés “La culpa impide que te sientas capaz de liberarte de tus vicios, yo te digo que estas libre de culpa y, por lo tanto, esfuérzate para liberarte”.

no se puede confundir esta liberación de la culpa, con liberarse de la ley de causa y efecto.

La ley del karma señala que lo que somos ahora es consecuencia de todo lo que hemos hecho antes. Así que en relación a nuestro pasado estamos ya en la otra vida, la vida de las consecuencias de nuestras acciones pasadas. Lo que sucede es que las acciones de nuestro presente son las mediadoras para nuestra vida futura que queremos.

El karma y la reencarnación

El karma también es llamado Ley de la Causalidad. La idea es que todo lo que somos es consecuencia de nuestras acciones o inacciones del pasado y que lo que seremos es consecuencia del presente.

Sin embargo, muchas veces nos preguntamos cómo opera esta ley ya que observamos que a los delincuentes les va bien y a los honestos les va mal. La respuesta está en que estamos realizando la observación en una sola vida y por lo tanto no tenemos la perspectiva necesaria para ver todos los elementos.

Es posible que quien vive hoy en la miseria, vivió una vida de lujos en el pasado y no la aprovecho en su desarrollo moral.

También es posible que quien tiene una vida de lujos hoy está siendo compensado por alguna buena acción en el pasado y si hoy está abusando de esa posición es porque no ha desarrollado su carácter lo suficiente para comprender que la vida no es para malgastarla.

Un hombre que por motivos egoístas otorga una tierras a la ciudad, en la siguiente encarnación, nacerá rico, pero su carácter le impedirá disfrutar de esa riqueza.

Estas personas vivirán pasando de un extremo al otro, hasta que por fin descubran que la vida tiene sentido, si le damos una dirección.

El karma y el desarrollo del carácter

Hay también un karma del carácter. El carácter es lo que hemos desarrollado a través de diferentes vidas. Lo seguimos desarrollando en esta, pero no lo creamos en esta vida.

Lo que no nos gusta de nuestro carácter lo podemos cambiar en esta vida y todo lo que ganemos se mantendrá en las próximas existencias. Si pudiésemos observarnos en diferentes vidas, veríamos como hemos ido creando nuestro carácter y como este es un sello que nos diferencia de los demás, porque ha sido nuestra propia construcción.

Lo más importante sobre el carácter es que es la joya de la corona. Todo lo que hemos ganado en el desarrollo del carácter lo mantendremos por toda la eternidad. Nada perdemos al dedicarnos al desarrollo moral. Así como Dios es el Arquitecto del Universo, nosotros somos los arquitectos de nuestro universo.

Podemos decir que hay karma bueno y karma malo, pero ambos tienen una razón de ser: el desarrollo del carácter.

Podemos decir que hay karma bueno y karma malo, pero ambos tienen una razón de ser: el desarrollo del carácter.

Biografía

Besant, Annie. Karma. http://sociedadteosofica.es/nuevaweb/wp-content/uploads/2015/07/Besant_Karma.pdf

Schopenhauer,Arthur. Eudemonología o el arte de ser feliz. Barcelona, Herder, 2007.

 

Sugerencias de enlaces:

¿Qué es la meditación?

Los Arcanos Menores del Tarot Rider

Los misterios de los Arcanos Mayores

 

Autor: José Contreras, redactor en la gran familia de hermandablanca.org

 

 

2 comentarios

  1. Excelente. Artículo ..creo que la experiencia nos asen mirar y con los herramientas en conocimiento podemos salir de la experiencia …y crear a si el.carácter mas o menos fuerte…o claro ..creo que uno puede y debe .. salir y ver lo mejor para uno un abracito enorme amigos desde Chile

    1. Saludos Verónica Lucía. Como usted dice tenemos que aprender a relacionar la experiencia con nuestros conocimientos. El objetivo debe ser siempre desarrollar el carácter que es en realidad desarrollar nuestra ética. Muchas gracias por su comentario y muchos saludos.

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