Filosofía de la Libertad Rudolf Steiner (4)

José Contreras

Filosofía de la Libertad Rudolf Steiner (Continuación)

Introducción

Estamos en la segunda parte de la obra de Rudolf Steiner Filosofía de la libertad. Continuamos con el capítulo IX la idea de la libertad.

Este capítulo pueden leerlo en una traducción al español. Esta exposición tiene la intención de motivarlos a leer la obra y, si ya la han leído, a darles nuevos elementos de reflexión.

Para facilitar la lectura de este texto vamos a usar dos estrategias. La primera es tomar un concepto y tratar de descifrarlo cada vez que aparece. Este concepto es MOTIVO. La segunda estrategia es relacionar lo que plantea Steiner sobre la acción libre que se da por intermedio del pensamiento y otro concepto que es el de EPIGÉNESIS.

La epigénesis se refiere al poder que permite la producción de lo que no había existido hasta el momento. Nos referimos a la evolución espiritual. Esto indica que epigénesis no es copiar lo existente, tampoco es creatividad en el sentido de hacer lo que ya está creado, pero a una temprana edad. Max Heindel en capítulo VI del Concepto Rosacruz del Cosmos la define como propia del Genio.

La Fuerza interna del ser evolucionante que hace de la evolución lo que es y no un simple desenvolvimiento de posibilidades latentes, en germen; la que hace que la evolución de cada individuo difiera de la de los demás; la que suministra el elemento de originalidad y da lugar a la facultad que el ser evolucionante debe cultivar para convertirse en un Dios, esa Fuente se llama “Genio” y, según ya se indicó, su manifestación es la “Epigénesis”.

La epigénesis se entiende como la forma de utilizar la Ley para mejorar el destino.

¿Qué es un motivo? Mucha gente piensa que sabe lo que es un motivo y que no tiene sentido hacer esfuerzo por buscar una definición A lo largo de esta exposición, vamos a prestar mucha atención al referirnos al concepto de motivo y vamos a descubrir su importancia.

Filosofía de la libertad: La idea de la libertad

Steiner comienza este capítulo haciendo notar que podemos observar las cosas del mundo exterior, pero también podemos observar nuestro pensamiento. En la observación del pensar mismo se encuentra unido el pensamiento y la percepción. Cuando realizamos este proceso de observar nuestro pensamiento estamos en lo que él llama la intuición. Este punto de partida nos permitirá comprender que es la libertad.

Solo la intuición permite captar la naturaleza del pensar.

El Yo se halla en el pensar, pero la conciencia del Yo incluye al cuerpo. Cuando pienso, quien piensa es mi Yo, sin embargo, cuando digo Yo estoy incluyendo a mi cuerpo.

El cuerpo expresa la voluntad. Así que la conciencia de Yo, se une a la voluntad. Por esto no solo pienso, sino que también puedo decir “Yo quiero”. Cuando tengo hambre no digo “mi cuerpo tiene hambre” sino “Yo tengo hambre”. El cuerpo expresa la voluntad.

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El motivo le da la dirección momentánea a la voluntad

De esta forma el querer surge con un impulso físico. Podemos decir que la organización física expresa la voluntad. Pero también Hay un MOTIVO. Que es la palabra clave que nos va a ayudar a explicarnos el tema.

El motivo es tanto una imagen como un concepto. Cuando un león tiene hambre, tiene el impulso de cazar a cualquier animal.  El motivo es el venado que ha elegido. No cualquier venado, sino el que ha elegido.

En el caso nuestro podemos elegir un concepto o una imagen como motivo. No necesitamos que la percepción este presente. Incluso, podemos elegir como motivo un concepto que no tiene ninguna percepción. Por ejemplo: quiero ser virtuoso. El quiero se refiere a la voluntad y virtuoso a la dirección que le doy, al motivo.

La importancia del motivo es que éste es quien le da dirección momentánea a la voluntad. En el caso del león toda la atención va en dirección del venado elegido. El impulso es el hambre y si el león fracasa en ese intento concreto de cazar al venado, el impulso persistirá y lo obligará a buscar un nuevo motivo, otra presa.

El motivo de la voluntad

En el caso del ser humano el motivo de la voluntad puede ser

  1. Concepto puro
  2. Representación (relacionada con alguna percepción)

Un mismo concepto o una misma representación  influyen de manera diferente sobre diferentes individuos. Esto es debido a que depende del carácter de cada individuo. Es decir no es suficiente con el motivo y con el impulso. Conociendo que un león tiene hambre (impulso) y que ha elegido al venado más débil (motivo) podemos saber que es lo que sigue. En el caso del ser humano no. Cada ser humano responde de manera diferente frente a los mismos impulsos y a los mismos motivos potenciales, porque los seres humanos tienen diferentes caracteres.

La relación de un concepto o una representación con mi carácter, se va a expresar por la manera en que ese concepto o esa representación se vincule con la totalidad de mis conceptos y de mis representaciones, es decir, con mi experiencia.

Además, mi carácter está vinculado a mis sentimientos, a como me relaciono con la alegría o el dolor. La consecuencia es mi decisión de elegir a ese concepto o a esa representación como motivo o no. Es decir, los motivos potenciales pueden ser desechados. Un vegetariano, aunque tenga mucha hambre, no comerá carne. Para él la carne no será un motivo. Un caníbal no tendrá problemas en comerse a otro hombre. Para él otro ser humano si será un motivo para satisfacer su hambre.

Recordamos que para guiarnos en el texto de Filosofía de la libertad, hemos decidido darle seguimiento al concepto de motivo.

Podemos convertir en motivos solo las representaciones y conceptos que estén de acuerdo con mis disposiciones subjetivas, con mi carácter. Es decir, le daré un motivo a mis impulsos.

También puedo alimentar mis impulsos con motivos morales. Sería el caso de quien tiene hambre, pero consigue a una madre pidiendo limosna y prefiera darle el único pan que tiene a esa mujer. En este caso hay un fin moral que se convierte en motivo de la acción.

Epigénesis: No se actúa por deber, sino por consciencia.

El principio de Kant

Un paso más alto es cuando el motivo no sigue no la autoridad, sino a nuestra conciencia

Cuando seguimos nuestra voz interior pensamos que estamos actuando con libertad. Pero si no hay reflexión sobre el fundamento de esa motivación, tampoco estamos actuando con libertad. Son formas elevadas del progreso moral que aunque no son libres, se consideran necesarias. Entre estas están 1) El bien máximo de la humanidad, 2) El progreso cultural y 3)la moral individual.

Vamos a explicar cómo pueden ser de alta moralidad pero no libres. Para explicarlo, Steiner toma el principio de Kant: “Actúa de tal manera que los principio de tu acción puedan ser válidos para todos los hombres”

El principio de Kant: “Actúa de tal manera que los principio de tu acción puedan ser válidos para todos los hombres”

Si es válido para todos los hombres, depende de un acuerdo y no de la conclusión a la que puede llegar el individuo después de un análisis. Estamos hablando de imposiciones sociales. El individuo no importa. Esta propuesta de Kant es moral, pero no permite el desarrollo de la libertad. 

Steiner dice que “Sólo se produce un acto volitivo verdadero si un impulso momentáneo de la voluntad, en forma de un concepto o de una representación, actúa sobre la disposición del carácter. Tal impulso se convierte entonces en motivo de actuación”. En otras palabras, solo cuando nuestro carácter se desarrolla hacia lo espiritual podemos hablar de un acto verdaderamente libre.

Proceso ético histórico-natural versus epigénesis

Muchas veces actuamos por reflexión, como en el caso de Kant, en el cual se busca un acuerdo social. Nos preguntamos cual es nuestro deber. Este es un nivel muy superior a quien actúa por instinto, pero no es un acto libre.

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Reflexionar sobre nuestros motivos, nos permite desarrollar nuestro carácter.

Sin embargo, es más complicado cuando estamos produciendo algo novedoso.  En realidad no es que es más complicado, sino que es algo diferente. Una interpretación de la epigénesis es que el individuo supera su propio carácter y alcanza un nivel de desarrollo espiritual superior.

Una interpretación de la epigénesis es que el individuo supera su propio carácter y alcanza un nivel de desarrollo espiritual superior.

Un caso clásico es el mensaje de Cristo: ama a tu enemigo. Es un mensaje que no está aceptado socialmente. Nada más peligroso que decir esas palabras en referencia al país que está dispuesto a hacer la guerra con el tuyo. También es peligroso decir eso en un partido que está en guerra declarada con otro. Incluso en familias que por décadas se han venido acusando de asesinatos. Cuando Jesucristo dijo esas palabras estaba rompiendo los moldes sociales de culturas milenarias. Sin embargo, si lo haces por cumplir un mandamiento no es una decisión propia y por lo tanto no es libre. Aunque sea moral.

La primera característica de este proceso de epigénesis es que el motivo no es egoísta. El Yo no se deja determinar por el carácter, ni por las condiciones de mundo externo. El motivo no se rige ni por los instintos, no por las percepciones, ni por los valores sociales e incluso, tampoco por los propios criterios sobre lo que es la moral. La razón de esto es que se analiza desde un punto de vista individual.

No se actúa por deber, sino por consciencia. A esto lo llama Steiner individualismo ético.

No se actúa por deber, sino por consciencia. A esto lo llama Steiner individualismo ético.

Un aspecto importante es no preguntar a nadie sobre si mis motivos son buenos o no, si son justos o no. Este no preguntar incluye el actuar sin buscar la aprobación de otro y sin temer la desaprobación de otro. Ese “otro” puede ser incluso el actuar de acuerdo a las normas aceptadas.

En este caso, el sujeto no es un “actor” sino un “ejecutor”. Sigue instrucciones, aunque puedan ser instrucciones de elevado rango.

El espíritu libre

El espíritu libre no es ni el sufriente que considera que él debe pagar los pecados de todo el mundo, tampoco es el rebelde, que considera que hay que destruirlo todo incluso a sí mismo para ser libre. Es más bien el ser que ama. O Como dice el filósofo Schweinzer la libertad está en el amor, en la reverencia de la vida.

Para que sea libre debe haber amor al objeto, no a la autoridad. No la hago porque sea buena, ni porque sea justa, sino porque “la amo”. No se debe confundir esto con el “hacer lo que me da la gana” es decir, con mis instintos, ya que estos no pertenecen al individuo, sino al género humano, a lo impersonal.

Esta es la gran confusión con la frase “Haz lo que quieras”. Que se puede entender como dejar dominarme por las pasiones. Cuando lo que se quiere decir es no dejarse dominar por los instintos y las pasiones, sino buscar lo que nos hace individuos. En el caso del hombre pasional, sus actos no vienen del pensamiento y lo que estamos diciendo aquí es que lo que lo puede elevar al ser humano es el pensamiento.

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El espíritu libre guía a la voluntad.

Ser libre es un proceso de individualización. Es aprender a ser diferente. Lo que me hace igual a los demás son los instintos y las pasiones. Lo que me hace Yo es la sublimación de esa energía por medio del pensamiento y de la imaginación. Es descubrir mi ideal. Mis ideales me hacen reconocerme como individuo.

Somos iguales ante el Estado. Todos tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos, pero como individuos somos diferentes.

Lo que nos separa de los demás seres humanos son nuestros instintos y pasiones que nos hacen egoístas.

Es importante notar que los instintos nos hacen iguales pero egoístas, en cambio el pensamiento superior nos hace diferentes, pero altruistas. 

Los instintos hacen que nos percibamos como enemigos, donde solo uno puede ser el vencedor. Cuando trabajamos con las ideas, es más fácil aceptar que el otro vive en instituciones diferentes y tiene sus fuentes de pensamientos e intuiciones  diferentes. Sin embargo, el mundo de las ideas nos une, ya que todos vivimos en el mismo mundo de las ideas. Además, la individualidad aporta una riqueza única a toda la comunidad. Permite que cada uno pueda aprender del otro. Entonces se descubre que no hay contradicción entre el otro y Yo.

Esta libertad expresada por espíritus libres es sociable. Permite la acción libre individual y el aprendizaje en grupo.

Esta libertad expresada por espíritus libres es sociable. Permite la acción libre individual y el aprendizaje en grupo.

Quienes son dominados por sus instintos, necesitan de un Estado que los controle. Esta es la razón por la que estos seres instintivos desprecian y temen a los hombres libres. No los pueden controlar y tampoco pueden predecir sus actos.

El hombre libre respeta la autoridad y cumple las leyes, no por deber, sino porque entiende su razón de ser. Los seres libres saben que las leyes en su origen fueron hechas por hombres libres, pero que con el tiempo, los seres instintivos las convirtieron en mandamientos y olvidaron su razón de ser.

Los seres libres saben que la fuente de las leyes está en el pensamiento y que lo importante es que esas leyes cumplan con los motivos por las que fueron creadas por los legisladores. En ese sentido esas leyes también son sus leyes.

Conclusión

Insistimos en que este trabajo tiene como objetivo tiene como objetivo desarrollar el concepto de Espíritu libre, en este caso estudiado por el Dr. Rudolf Steiner. Para guiarnos en este texto, tomamos el concepto de MOTIVO. El motivo es la dirección que le damos a nuestro querer. Muchas veces se dice que lo que hay tener es voluntad, pero la voluntad la tenemos, es la energía que nos impulsa a hacer algo, lo que tenemos que desarrollar son los motivos de nuestra acción y para ello debemos reflexionar.

Es importante resaltar que es necesario hablar con el que sabe más que nosotros. Quien busca reflexionar, no se niega a buscar al sabio. Lo que se resalta aquí es que al final la decisión la toma el individuo, no por que se lo dijo el experto, sino por su propia reflexión y decisión.

Además, nos hemos guiado por otro concepto, el de EPIGÉNESIS, que lo hemos definido en términos de hacernos conscientes de nuestros motivos y observar si actuamos en forma instintiva, por emociones, por deber o si somos capaces de actuar desde una convicción propia. solo en este último caso estamos siendo creativos, estamos produciendo acciones que no se dan por razones instintivas o sociales, sino por que las hemos producido desde nuestra individualidad. Estos últimos son los de un espíritu libre. Esto es Epigénesis.

Referencias

Rudolf Steiner Filosofía de la libertad capítulo IX La idea de la libertad.

 

 

José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org

 

 

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