La felicidad de la No Dualidad

Es verdad que en ocasiones no nos percatamos de la existencia de  situaciones o posturas que adoptamos como filosofía de vida y que nos hacen sufrir.

Por ejemplo, a veces tomamos decisiones familiares que a pesar de ser aparentemente acertadas nos dejan un sentimiento de incomodidad o frustración. Si de alguna manera decidimos llevar a nuestros hijos a un colegio nuevo…experimentamos un sentimiento de preocupación resultado del desear estar haciendo lo correcto.

Lo anterior es resultado de lo que se conoce como visión dualista de la vida, esto es que nos percibimos en relación al  yo y el otro, ellos y nosotros, solos o acompañados….si observamos un poco actuamos y vivimos en relación a opuestos….esto sin percibirlo conscientemente nos genera incomodidad.

Por ejemplo, encontramos  a un papá y a un hijo…esto es correcto pues es una relación de parentesco que implica obligaciones y derechos también, sin embargo, en oriente se comprende que en el fondo no existe algo así como el otro pues todos tenemos una misma esencia que no está sujeta al tiempo, a la edad o a las convenciones….esa es nuestra naturaleza última o Rigpa como también se le conoce.

Percibir nuestra naturaleza esencial no es fácil pues estamos inmersos en un mundo en el que lo que sucede diariamente nos mantiene ocupados y distraídos como para percibir de manera clara  como  somos y como operamos.

Es así como muchos maestros afirman que somos como un diamante escondido en el lodo, como una flor de loto en medio de un pantano o como un cielo claro con nubes que le restan claridad.

En el caso de los puntos de vista dualistas sabemos que comprenden conceptos que no definen exactamente lo que queremos expresar, en el mejor de los casos solamente se aproximan.

Nuestra naturaleza última no se ve a sí misma como el yo y el otro. En el ámbito de la meditación es más fácil de observar cuando alcanzando momentos estables  percibimos que todo es un espacio abierto que permite que todo tenga cabida.

En esos momentos no existen conceptos que atender más que el morar en ese estado último. En éste no se siente ni felicidad ni sufrimiento es un continuo de claridad que nos llena de paz.

 Es así como todo se experimenta de un mismo sabor, así se conoce en oriente, de alguna manera no hay alguien bueno o malo, solamente somos seres humanos en búsqueda de la felicidad y de sentido…

En el fondo todos apuntamos hacia ese objetivo, la felicidad , por supuesto que en el ejercicio de nuestra libertad podemos encontrar infinitas variaciones y caminos para hacerlo.

En esa aproximación la compasión genuina descansa en éste punto de vista en el que no ves al otro como el que sufre…sino como alguien que está en búsqueda de la felicidad como todos los que nos rodean.

Por supuesto que nos podemos preguntar ¿Cómo un asesino puede buscar la felicidad en el matar a alguien?….no lo podemos comprender a ciencia cierta, lo que sí es que busca algún beneficio en esa acción, no está buscando sufrir, algún placer por inexplicable que nos parezca le deriva ese comportamiento.

Lo anterior no quiere decir que todo es aceptable si estamos en busca de la felicidad, lo que en realidad nos lleva al bienestar genuino y duradero es todo aquello que realizamos sin dañar a todos y todo lo que nos rodea…sin distinción ni dualidad, solamente así porque nos genera paz en nuestro diario actuar.

Entender nuestra visión dualista de las cosas lleva tiempo y nos demanda total atención, lo recomendable es usar el indicador que nunca falla que es “si estamos sufriendo en alguna acción o situación”…algo no estamos realizando en la línea de la consecución de nuestro bienestar.

Se dice “Si sufres corrige el rumbo”…esto es cierto si tenemos rencor, remordimiento y ansiedad son señales de que algo no está acorde a lo que pensamos, queremos y hacemos.