La industria de la depresión vs la voluntad del espíritu. Cómo identificar si estás en manos de un charlatán.

Kikio
Teenager depressed sitting inside a dirty tunnel hermandadblancaorg

La depresión es un problema clínico real. Pero no siempre se diagnostica bien.

Todos hemos escuchado hablar alguna vez de la depresión. Sabemos, en general, que es un estado de ánimo que se caracteriza por la tristeza y la falta de ánimos. Generalmente se vincula con la psicología y con la psiquiatría. El día de hoy, me gustaría compartirles mi experiencia como psicóloga sobre el tema. Creo que es un asunto del cual no se habla lo suficiente. Y cuando se habla de él no se hace de forma asertiva.

Esto promueve que se utilice la ignorancia de las personas para lucrar con sus «problemas», con base en engaños poco éticos.

Muchos pacientes han llegado a mi consultorio por primera vez. Y cuando les pregunto en qué puedo ayudarlos, de inmediato contestan «estoy deprimido y estoy buscando que usted me ayude con una prescripción de antidepresivos«. (Pese a que en este país, los psicólogos no podemos prescribir drogas de ningún tipo) Como muchas otras etiquetas que se auto-imponen las personas (como «ser bipolar» «impulsivo» «antisocial»). Ésta proviene de un profundo desconocimiento de lo que verdaderamente es la depresión.

Cuando les explico que no puedo ayudarlos con los medicamentos que quieren, muchas veces van directo a buscar una opción psiquiátrica. Algo absolutamente desproporcionado, a mí entender, para su problema verdadero.  Cuando los confronto sobre por qué piensan que están deprimidos, las respuestas tienden a ser las siguientes:

Me siento triste. No tengo ánimos. No le encuentro sentido a mi vida. Tengo cansancio.

Todos estos son síntomas muy creíbles y propios de la depresión, claro. Pero también son parte de la vida de cada ser humano y no por experimentarlos una temporada vamos a etiquetarlos con un trastorno clínico de buenas a primeras. Cuando indago en los síntomas, la mayoría de las veces, con manual en mano, no se trata de verdadera depresión clínica.  Lo que verdaderamente me sorprende, sin embargo, es que con mucha frecuencia me topo con un comentario que sí es preocupante:

«Me diagnosticaron depresión anteriormente, un psicólogo/psiquiatra»

Muchas de estas personas ya estuvieron, incluso, medicadas. Y lo peor, algunos ni siquiera son adultos. Esto es muy común en adolescentes. Adolescentes que llegarán a la veintena convencidos de que padecen depresión, o ciclotimia, o bipolaridad, o cualquier trastorno que, entre la influenciabilidad propia de su edad, y la falta de escrúpulos de un «profesional de la salud» haya tenido a bien hacer parte de su auto concepto.

Me preocupa y me enoja esta moda de convertir personitas perfectamente sanas en diagnósticos. Todos, absolutamente todos pasamos por temporadas difíciles. Pero de esto a que necesitemos medicarnos hay una diferencia muy grande. ¿Por qué entonces ahora parece tan sencillo conseguir una receta de antidepresivos con argumentos tan comunes?

La triste realidad es la siguiente: porque es un negocio.

Antes de continuar, quiero aclarar que, como psicóloga, sé que la depresión real es un problema terrible. Pero también sé diferenciar entre los pacientes que sólo necesitan algo de terapia y atreverse a tomar el rumbo de sus vidas. De aquellos con una deficiencia neuronal real que los hace requerir medicinas. Cuando un paciente que no las necesita llega a mi consulta con un largo historial de drogas innecesarias, es muy difícil hacerle entender que la industria de la medicina ha estado aprovechándose de él.

Estas personas se han escudado durante años en su calidad de «depresivos» para no hacer muchas cosas. Lo usan como excusa para seguir anquilosados en su zona de confort. Y como un individuo investido con autoridad «médica» les confirma el diagnóstico, pueden creerse su cuento muchos años.

De esta manera, el paciente obtiene la justificación que necesita para no responsabilizase de su superación personal. Y el médico sigue percibiendo ingresos.

Incluso, he llegado a darme cuenta de que «estar deprimido» parece estar de moda en cierto sector.  El común denominador de los pacientes que llegan a consulta con este discurso es sencillo de describir. Por lo general no se trata de individuos con problemas económicos. Pero tampoco son laboralmente activos. Pueden seguir viviendo y percibiendo del núcleo familiar, su nivel intelectual tiende a ser alto y tienen mucho tiempo libre. Principalmente me enfrento con adolescentes, adultos jóvenes y amas de casa. Todos ellos con un montón de ideas preconcebidas y exageradas sobre su situación.  Todas y cada una de estas personas tienen muchísimo potencial. Algunos tienen inclinaciones artísticas extraordinarias. Otros capacidades matemáticas especiales. Algunos fueron atletas, etc.

Lo que trato de decir es que pasan más tiempo sintiéndose mal sobre sí mismos que explotando sus infinitas posibilidades de crecimiento personal y espiritual.

En muchos casos, me apoyo con un psiquiatra de mi entera confianza, que me asegure que retirar la medicación, si es que la hay, es seguro. Y procedo a establecer un plan de actividades para el paciente, que incluya retomar las actividades que le hacen crecer como ser humano.  Normalmente, dependiendo de las resistencias de cada quien, en una o dos consultas estas personas regresan admitiendo que realmente no estaban «deprimidas«. Sólo estaban aburridas. O necesitaban una enfermedad para sentirse especiales y atendidos por sus seres queridos. De una forma u otra, me empeño en que mi paciente retome el control sobre su vida a través enteramente de su voluntad. No de una pastilla.

Una de mis metas como terapeuta es que el paciente deje de necesitarme lo antes posible. Por desgracia, el común denominador parece ser que los profesionales de la salud tratan de mantener a la personas en asistiendo a consulta y administrándose drogas el mayor tiempo posible. Sí, esto puede llegar a ser muy rentable. La industria de la «depresión» en el mundo produce ganancias millonarias. ¿Pero, a qué costo?

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La «depresión» se ha convertido en un negocio millonario

Si has llegado a sentir que puedes padecer depresión, y no estás seguro de si requieres apoyo profesional, considera los siguientes puntos:

1: Todos pasamos por malos momentos. La tristeza, el desánimo y la ansiedad son parte del abanico de emociones humano. Todas las personas las experimentamos en cierto momento. Un aumento repentino de estas emociones no necesariamente significa depresión. Los cambios en el ciclo de vida, estacionarios, en una relación, etc. pueden provocar etapas de tristeza moderada.

2: Es diferente recurrir al consejo de un profesional que recurrir a un medicamento: Los antidepresivos siempre son la última opción. Y exclusivamente para personas con depresión clínica diagnosticada por un psiquiatra. Acercarte a un terapeuta es siempre una idea maravillosa para encontrar áreas de oportunidad emocionales y tomar acciones al respecto. Pero cuidado, algunos terapeutas no son tan profesionales como parecen.

3: Aprende a detectar la verdadera depresión:

Se trata de un trastorno muy evidente. La persona sube o baja de peso drásticamente. Evita el contacto social. Pierde funcionalidad en el trabajo o la escuela. Padece idealizaciones suicidas y es muy difícil de motivar. No hay que confundir la depresión con el duelo. Los síntomas pueden ser parecidos, pero el duelo es perfectamente normal después de una pérdida y no debe durar más de seis meses.

4:Atrévete a descubrir que es lo que verdaderamente está mal: muchas veces el verdadero problema es más sencillo que eso. La zona de confort es más peligrosa de lo que creemos. Puede que tu falta de ánimo se deba a que no te estás atreviendo a hacer lo que sabes que tienes que hacer. La voluntad es un factor determinante. Siempre va a haber un charlatán dispuesto a cobrarte por una medicina que no necesitas. ¿Pero estás dispuesto a ser la propia medicina de tu alma?

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La actividad física y la meditación son excelentes para combatir la depresión

5: Manténlo simple: Aliméntante correctamente. (Frutas, verduras, leguminosas, nueces, omega 3, etc.), has actividad física diariamente. Dedícale tiempo a la actividad que te apasiona. Conoce lugares y personas nuevas. Aléjate de los entornos y de las personas tóxicas. Lo sabemos, Puede sonar a clisé. Sin embargo, usualmente la solución simple tiende a ser la correcta. Se requiere mucha más voluntad para hacer un cambio real en el estilo de vida que para buscar antidepresivos. Pero un guerrero de luz tiene fuerza y voluntad. Y toma las riendas de su destino.

Me gustaría mucho leer vuestros comentarios este controversial tema, para poder profundizar en él en base a sus inquietudes en el próximo post. !Un abrazo del alma a toda la comunidad!

AUTOR: KIKIO, redactora de la gran familia hermandadblanca.org

 

Para saber más

¿Cómo liberarse de la depresión?

La depresión y el sufrimiento emocional

 

 

8 comentarios

  1. También puede ser peligroso desatender a un verdadero depresivo calificándolo, erróneamente, de persona con falta de ánimo o voluntad. A alguien con tristeza, digamos, común, puede ser un revulsivo un antidepresivo tomado con moderación. Pero no atender médicamente a una persona que lo necesita puede ser aún peor.

    De otra parte, supongo que es difícil que se pueda tener una prueba definitiva (objetiva) para distinguir ambos supuestos.

  2. Yo tengo una depresión horrorosa,no puedo hacer nada, estoy inútil total.
    Siempre estoy cansada, durmiendo.
    Estoy atada por circunstancias a esta vida,si no ,ya me habría ido hace años de este mundo.

  3. Buen artículo…Si…Yomoase x eso…Guiandime siempre x los conceptos "populares" de depresión… Se puede estar triste…Pero no significa una patología…Algo medico…Buena lectura como esta puede ayudar… Utilizar la redes de manera positiva ..Hay muchas buenas paginas…Donde se puede interactuar y ver testimonios q nos yuden…

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