Las Virtudes, su principio activo

Hombre corazón
La conciencia me dice que no la debo querer,
y el corazón me grita que si debo.
La conciencia me frena cuando la voy,
y el corazón me empuja al abismo…
GILBERTO SANTARROSA.

 

Conciencia y consciencia parecen ser términos intercambiables, pero no es así. Mientras que la conciencia y utiliza los cinco sentidos de sensación, la consciencia utiliza los siete sentidos de percepción, mientras que la conciencia se encuentra en la glándula pituitaria, la consciencia se encuentra en la glándula rima, mientras que la conciencia se manifiesta en el conocimiento, ser consciente implica el pensamiento, la expresión de emociones positivas cercanas a los sentimientos, con altos parámetros energéticos, como: Valores  y  Virtudes, Ética y Moral. El trabajo consciente consiste en transmutar vicios en virtudes, para realizar este proceso debemos tener el Conocimiento y Entendimiento y con ello tratar de transmutar lo negativo en positivo, mediante el amor. Basta sólo con  abrir las puertas del corazón para iluminar la mente y despertar al amor.

Todas las mutaciones de la conciencia espiritual dependen del corazón, cuando el hombre puede dejar morir su corazón, entonces despierta a la vida el espíritu primordial.

DIÁSTOLE

Maravilloso corazón maravilloso,
Soy tan feliz cuando yo siento tus latidos,
Porque la vida tú me das y cuando pido mucho mas
Tú estás conmigo porque soy tu consentido.
RAPHAEL

Los latidos del corazón son la fuente de toda la evolución cíclica. Subyacentes en todas las sensaciones físicas producidas por el ritmo, la vibración, los ciclos y los latidos del corazón, se hallan las analogías subjetivas: deseo, emoción, sentimiento, armonía, amor, síntesis y orden consecutivo, y detrás de estas analogías se halla el origen de todo. La transmutación consiste en producir cambios mediante el calor. El yang aparece como principio activo condicionante y el yin como principio pasivo condicionado, de su interacción surge una nueva esencia.

Quisiera recordar que, así como el alma no es una flor de doce pétalos que flota en la sustancia mental, sino que es, en realidad, un vórtice de fuerza o doce energías unidas por la voluntad de la entidad espiritual (la mónada en su propio plano), tampoco la mente (antakarana) es una serie de hilos de energía, tejidos lentamente por la personalidad fusionada con el alma, al que se le unen los correspondientes hilos proyectados por la Tríada espiritual, sino que en realidad es un estado de conciencia.

Recordando que el centro cardíaco es el depósito de doce fuerzas o energías, tratemos de desarrollarlas reflexionando sobre las doce virtudes por medio de las cuales estas energías se expresan, tomando una cada mes durante un año:

  1. La humildad, que significa la actitud de la personalidad.
  2. La cordialidad, que es la consecuencia del conocimiento y de la apertura de los pétalos del conocimiento. Tal energía se pone entonces en contacto con el centro cardíaco.
  3. La valentía, expresión del sacrificio, que es dar la sangre o la vida por otros.
  4. La inteligencia o la actividad expresada, que es la manifestación del amor, por ser el dualismo esencial.
  5. La tolerancia, que es la primera expresión de la comprensión búdica.
  6. La comprensión, el amor grupal, que abarca a todos los individuos.
  7. La compasión o simpatía, que es esencialmente el empleo correcto de los pares de opuestos.
  8. La sabiduría, que es fruto del amor, indica el despertar de los pétalos de amor de La Flor del Yo.
  9. El servicio, que indica la preocupación del alma.
  10. La paciencia, que significa la persistencia embrionaria, característica del alma.
  11. La prudencia.
  12. La empatía, que es la fusión embrionaria llevada oportunamente a la síntesis, cuando el centro coronario está desarrollado.

Vamos a clasificar las doce virtudes en tres secciones, que se corresponden con los tres rayos divinos del divino corazón.

 

 virtudes-col-3

VIRTUDES DEL CONOCIMIENTO

Actuar siempre con cautela,
también con la inteligencia,
no importando la presencia
de un problema.
CONJUNTO CLÁSICO

El deseo es el origen de todas las emociones y sentimientos humanos. El deseo queda manifiesto cuando las atracciones y repulsiones externas determinan la actividad. La acción del intelecto en el deseo engendra la emoción. Se llama amor a la emoción de índole atractiva que placenteramente une dos objetos. Se llama odio la emoción de índole repulsiva que dolorosamente separa dos objetos. Las virtudes son tan sólo modalidades permanentes de la sana emoción.

Dos series de principios controlan la vida humana -el egoísmo y el altruismo, el bien individual y el bien grupal, la meta objetiva y la meta subjetiva, el incentivo material y el impulso espiritual, el patriotismo nacional y el ideal mundial, la creencia religiosa separatista, la federación de religiones y el conjunto de dualidades que indican sencillamente el realismo de quienes son personalidades (integradas y separatistas) o almas (alineadas y conscientes). Las virtudes son efectos de esos dos principios manejados de la vida grupal.

La enseñanza hinduista sostiene que los estados de mente-conciencia son siete. El sexto sentido y su utilización producen siete modificaciones de la mente: Deseo de conocimiento, deseo de liberarse, deseo de felicidad, deseo de cumplir con el deber, tristeza, temor y duda.

Cuando el ser humano se da cuenta que son sus deseos los que lo encadenan a lo material, empieza a sacrificar su aspecto físico para acceder a lo mental, mediante el desapasionamiento, la discriminación y el desapego.

La humildad.

Principio activo: la sensibilidad. Principio pasivo: la serenidad.

La ley de la tierra es modificar lo lleno y afluir hacia lo modesto. Si el hombre está en elevada posición y se muestra modesto, resplandece con la luz de la sabiduría. La humildad señala que aquello que ha requerido una prolongada acción y efecto, aparece como obvio y fácil. Así procede el noble cuando establece el orden sobre la tierra. El compensa los opuestos sociales que son fuente de desunión, de falta de paz, y crea con ello condiciones justas y plenas.

La humildad sigue el modelo de la tierra y tiene familiaridad con las palabras humillación y humus.

De ahí que su principio activo sea lo orgánico. “Dios se resiste a los altaneros, más a los humildes concede gracia”.

La cordialidad.

Principio activo: la sensibilidad. Principio pasivo: la voluntad.

Lo luminoso actúa con vigor y lo oscuro se muestra transigente, de este modo ambas partes obtienen lo que les corresponde. Así se logra la paz. La paz de la mente se puede alcanzar practicando la ternura, la simpatía, el desapasionamiento y la fijeza de propósito.

La valentía

Principio activo: la voluntad. Principio pasivo: el miedo.

El fuego del valor es sólo una parte de la llama del autosacrificio. Correctamente decimos: «El corazón se iluminó» o «El Espíritu se encendió». Significa que hubo un tiempo en que se recordaba al fuego del corazón, pero ahora se avergüenza de este fuego. Pero durante los mejores momentos, recordamos al fuego, al valor y a la solemnidad. El amor contenido en la solemnidad pura, siempre necesita ser defendido contra sus oscuros detractores malignos. El valor se convierte en escudo y el fuego forja sus corrientes en una espada ígnea. Se ha de poseer un enorme valor a fin de acumular las fuerzas del corazón, en medio de la destrucción. El valor puede ser adquirido sólo en el corazón…el valor que se expresa a través del sendero más recto y luminoso no puede existir fuera del corazón. El valor mora en el calor del corazón. El valor nace de un corazón puro.

La inteligencia.

Principio activo: la acción. Principio pasivo: la sensación.

Es la emergencia del pensamiento estratégico del individuo hacia el entorno, al resolver problemas en situaciones de complejidad. Lo propio de la estrategia es transformar una circunstancia desfavorable en favorable. La gran estrategia consiste en utilizar la energía y la  inteligencia del adversario para invertir su juego en beneficio propio. Es la inteligencia la que permite efectuar bien los planes y hacer cambios sobre la marcha.

La inteligencia entra en juego para la adaptación al medio externo y el aprendizaje de los procesos internos. Adaptabilidad es la habilidad dada por el conocimiento para modificarse a sí mismo o al entorno, cuando cualquiera de los dos ha cambiado, con el fin de recuperar la eficiencia perdida. Aprender es incrementar la eficiencia propia en la persecución de una meta bajo condiciones invariables. La inteligencia es la capacidad para aumentar la eficiencia, es la percepción alcanzada en el mundo espiritual.

Obras-de-Misericordia

VIRTUDES  DEL  AMOR

Despertar al amor,
sorprenderte de él,
arriesgarte por él es vivir.
RAPHAEL

Aspiración y purificación son los dos aspectos de la disciplina de todo discípulo. El que se ha purificado se convierte en el gran receptor y El Ser Uno es conocido. Estas palabras se refieren a la purificación por el fuego y el aire. Es interesante la relación que ha existido entre el fuego y el hogar. La familia es la célula original de la sociedad, el suelo natural en el que el ejercicio de los deberes morales se ve facilitado por el afecto natural, de tal modo que en ese círculo virtuoso se van creando las bases desde las cuales luego se transfieren las mismas condiciones a las relaciones humanas en general.

De las cinco relaciones sociales tres se sitúan dentro de la familia. La relación entre esposo y esposa: el amor y el recato, la relación entre padre e hijo: la disciplina, entre hermano mayor y menor, el orden. La amante veneración del hijo se transfiere luego al líder en forma de lealtad en el fiel cumplimiento del deber, y el orden y el afecto entre los hermanos se transfieren como fidelidad al amigo y se presentan como coordinación y colaboración en el trabajo en equipo. Estando en orden la familia, se ordena la totalidad de las relaciones sociales entre los hombres.

La virtud es la expresión del espíritu de colaboración hacia los hermanos, en forma altruista, comprensiva y con total olvido de sí mismo. El vicio es la negación de dicha actitud. Ambas palabras significan conformidad con la divina norma de la hermandad o el fracaso de alcanzar tal norma.

La tolerancia

Principio activo: la influencia. Principio pasivo: la claridad.

El intolerante trata de imponer su punto de vista, olvida que las palabras ejercen  influencia únicamente  cuando son objetivas y se refieren con claridad a determinadas circunstancias. Discursos, advertencias y exhortaciones generales son enteramente ineficaces. A fin de poder ejercer influencia, es necesario que las palabras estén cargadas de fuerza; esto sólo es posible cuando se basan en algo real, como la llama en el combustible. Por otra parte, las palabras han de verse apoyadas por todo el comportamiento, así como el viento actúa y tiene efecto gracias a su persistencia y duración. Sólo una actuación firme y consecuente dejará en otros la necesaria impresión para poder adaptarse a ella y usarla como pauta y guía. Una vez que se entiende al prójimo emerge la tolerancia, la cual crecerá en la amistad y madurará en el amor. La discreción es el fulcro del poderío social y la tolerancia es la marca de un alma grande. Cuando se reconoce al otro, el Yo se convierte en un Nosotros.

La comprensión

Principio activo: la alegría. Principio pasivo: la serenidad.

El reconocimiento es un proceso intelectual que consiste en ubicar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en los esquemas de memoria del individuo. La comprensión implica que esas impresiones sensoriales reconocidas y esos esquemas de memoria asociados han sido integrados en una red dinámica de conceptos. Así emergen los significados los cuales se perciben sólo en las esferas más interiores de la experiencia humana. La mente es centrífuga, el amor es centrípeto. La mente arroja de sí todo lo que le llega, el amor atrae todo hacia sí y lleva todo consigo, fusionando las unidades separadas en un todo homogéneo y unificado. La mente crea una barrera entre el hombre y cada alma suplicante. El amor derriba toda barrera y fusiona y une a los diversos grupos. La mente repele mediante su excesivo calor, chamuscando y quemando todo lo que se aproxima. El amor calma y cura, porque su calor es similar al calor de aquello con lo que hace contacto.

La compasión

Principio activo: la alegría. Principio pasivo: la rectitud.

La unión con otros se obtiene mediante la meditación concentrada sobre los tres estados del sentimiento: el desapasionamiento, la ternura y la simpatía. El primero es la antítesis de la codicia y el deseo, la ternura nos hace flexibles en oposición a la rigidez, la simpatía es la antítesis de la antipatía, siendo las tres el origen de la compasión, la antítesis de la pasión, la cual es egoísta y acaparadora. El hombre llega a calificarse a sí mismo para llevar las vestimentas restringentes de la compasión cuando se atreve a amar a sus semejantes, mientras que se integra a la hermandad espiritual cuando elige tratarlos como le gustaría ser tratado a sí mismo, tratarlos como él concibe que Dios los trataría: con amor. El amor es la percepción que tiene el hombre de Dios como Padre espiritual. Mientras que el Padre es amoroso, el Hijo es misericordioso y el Espíritu es ministerial. El ministerio divino es el retrato de la misericordia amante a los hijos e hijas del tiempo: Servicio.

Comprensión es compartir el sufrimiento, y cuando sentimos el sufrimiento se otra persona, nace la compasión. Al comprender que no estamos solos en nuestro sufrimiento, nace el amor.

La sabiduría

Principio activo: la inteligencia. Principio pasivo: el amor.

Sabiduría significa habilidad en la acción como resultado del amor desarrollado y de la luz de la comprensión. Es ser consciente de los requisitos humanos y tener la capacidad de relacionar una necesidad con su satisfactor. La sabiduría es la capacidad para aumentar la efectividad.

Una acción benéfica de amor-sabiduría es el principio activo de las  apariciones periódicas, provoca la secuencia de los estados de conciencia que llamamos Tiempo.

Los tres pétalos del corazón son entonces colaboración, comprensión, compasión que se sintetizan en sabiduría.

Corazón escudo

VIRTUDES DEL SACRIFICIO

Soldado del amor en esta guerra entre tú y yo,
cada noche caigo herido por ganar tu corazón.
MANUEL MIJARES

La voluntad es aquello que se define como soberanía,  la fuerza impulsora irresistible que posee todo discípulo para hacer fructificar sus planes, realizar sus deseos y completar sus impulsos.

Voluntad es deseo formulado con tanta claridad y llevado potentemente a una culminación inteligente tal, que su método de materialización es captado con total exactitud y energetizado intensamente con resultados inevitables.

El alma emplea tres principios fundamentales mediante los cuales aprecia la cualidad, el motivo y el valor final: amor, sabiduría y servicio.

El servicio. 

Principio activo: el amor. Principio pasivo: la sabiduría.

Servir es esencialmente una manera científica de demostrar amor-sabiduría. Esto es benevolencia. El corazón que se ha consagrado a la rectitud y al servicio irradia constantemente benevolencia. Como canales de benevolencia y receptores del veneno terreno son llamados los elegidos, dispuestos a ofrendarse en beneficio del mundo. La asimilación del veneno es insoportable sin  las Fuerzas de la Bienaventuranza. Como el imán atrae ciertos metales, el corazón absorbe la Bienaventuranza, por eso es magnético. El corazón es un tesoro cuando está dispuesto a hacerse eco de lo circundante, sus energías son transmutadas en cristales resonantes. El corazón es un escudo al servir de protección contra el veneno espiritual.

Al servir se destruyen las formas con el fin de liberarlas. El servicio es una manifestación del principio de liberación, la muerte y el servicio constituyen dos aspectos del mismo. El servicio salva y libera, y trae liberación en diversos niveles, a la conciencia aprisionada. Lo mismo puede afirmarse de la muerte. Pero a no ser que el servicio sea prestado, comprendiendo intuitivamente todos los pormenores del caso, interpretado con inteligencia y aplicado con espíritu de amor sobre el plano físico, fracasará en el cumplimiento de su misión.

Al prestar servicio con entrega e interés, los participantes del mismo llegan a comprender su entorno, así como la forma en que su comportamiento puede mejorar el desempeño de la totalidad, no sólo de la parte que les corresponde dentro de él. Así están contribuyendo al Plan de la Creación.

La paciencia.

Principio activo: la angustia. Principio pasivo: la voluntad.

La espera alberga la certidumbre interior de alcanzar su meta. Sólo tal certidumbre interior confiere la luz, que es lo único que conduce al logro y finalmente a la perseverancia que trae ventura. Únicamente quien posee fortaleza domina su destino, pues merced a su seguridad interior es capaz de aguardar. Esta fortaleza se manifiesta a través de una veracidad implacable. Consecuencia de la comprensión ha de ser una decidida actuación perseverante, plena de propósito, pues sólo cuando uno va resueltamente al encuentro de su destino, podrá dominarlo. Podrá tomar una decisión y triunfar sobre el peligro.

Es un consuelo saber que la paciencia vence cualquier irritabilidad. En la intensidad de la paciencia se crea una sustancia especial que, como antídoto poderoso, neutraliza toda irritabilidad. Pero, lógicamente la paciencia no es falta de sentimiento. Durante la criminal indiferencia no se evidencian las reacciones benevolentes. La paciencia es una tensión consciente y una oposición a la oscuridad. Afirmando el valor, no olvidaremos la paciencia. Pero la paciencia es la fuente de la Benevolencia. Nada prueba tanto al corazón como la paciencia consciente. Conocen ya la esencia de lo que sucede ahora.

La prudencia.

Principio activo: la angustia.  Principio pasivo: el miedo.

Todo se halla en movimiento y por eso, a pesar del peligro existente, hay perspectivas de éxito grande siempre que se persevere en procura del mismo.

En la prudencia entran en juego la previsión y la precaución. Dentro del caos de las dificultades ya están dados los gérmenes del orden, así el noble ha de estructurar y ordenar la inabarcable y confusa plenitud. Para encontrarse con lo infinito es necesario analizar y sintetizar: pensamiento sistémico. Si en los comienzos de una empresa tropieza uno con trabas, no debe tratar de forzar el progreso; más bien será necesario detenerse por precaución. Es preciso no perder de vista la meta, de un modo perseverante, duradero.

La renovación

Principio activo: la voluntad.  Principio pasivo: el propósito.

El propósito  espera los resultados de la actividad de la voluntad. La renovación es un proceso basado en las leyes naturales que gobiernan el crecimiento y el progreso humanos. Es una espiral ascendente de crecimiento que conduce a formas progresivamente superiores de independencia responsable e interdependencia efectiva. «De adentro hacia afuera» significa empezar por la persona; más fundamentalmente, empezar por la parte más interior de la persona: los principios, el carácter y los motivos.

Nuestro propósito es llegar a ser unos verdaderos discípulos, dedicados al servicio mundial y construir el puente entre el cuarto y el quinto reinos,  pero ¿son adecuadas para ese propósito nuestra  voluntad y determinación? Muchos poseemos un objetivo lejano y teórico. Sin embargo, carecemos de la voluntad necesaria para poder adherirnos inconmoviblemente a ese propósito y hacer los sacrificios necesarios. Este aspecto de la voluntad, este período de aplicar la firme determinación, constituye la atracción a la “voluntad de sacrificio”, pero vacilamos en hacerlo. Tenemos miedo de sacrificarnos. El verdadero significado de la palabra sacrificio es “renovar” y “santificar”. Por lo tanto, se relaciona con la síntesis, o unión; podría ser interpretada como consagración de la mente a fines “sagrados” y “reservados” para lograr la rectitud y la belleza. la mente  se reserva para fines espirituales y cuando logra  la síntesis, mediante el pensamiento sistémico,  la personalidad fusionada con el alma “llega a ser renovada”.

Morimos en la solemnidad. Precisamente, por medio de la solemnidad,  llegamos a la realización. La verdadera solemnidad es construida en la tensión más elevada. Sólo atrayendo el espíritu desde la Fuente más elevada recibimos la renovación y la tensión de la energía ardiente. Es el principio, la determinación y el progreso en el camino hacia la Luz.

 

SÍSTOLE

Casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar
Y es que amar y querer no es igual
Amar es sufrir querer es gozar,
El que ama pretende servir, el que ama su vida la da.
RUDY MARQUEZ

El aforismo oculto: amar, saber, osar y callar, tiene un significado especial que sólo comprenden los discípulos en proceso de aprendizaje, que se dirigen hacia la luz.

Osar da la clave de la subordinación de la personalidad y tiene relación con el plexo solar.
Amar es la clave de la realización por un acto de voluntad del alma. Centro básico.
Saber hace referencia con las Bodas en los Cielos. Centro ajna.
Callar concierne a la transmutación de la energía inferior procreadora en la superior creadora. El centro sacro ha de permanecer en silencio.

El plexo solar es el centro en el cual se desarrolla la gran obra de transmutar todos los deseos animales inferiores en superiores. En el hígado (páncreas) se encuentra el fuego de las pasiones y por su intermedio se despiertan el deseo de comer, beber, de procrear.  En el discípulo el corazón (centro cardíaco)  reemplaza al plexo solar, en el Maestro es el cerebro (centro coronario)  quien lo reemplaza.

El discípulo ha de transferir la energía de los centros situados abajo del diafragma a los situados encima y, a la vez, transmutar y cambiar la energía.

La energía del centro básico, ha de ir a la cabeza.

La energía del centro sacro ha de ir al laríngeo.

La energía del plexo solar ha de ir al corazón.

El Bazo es vitalidad y el ajna creatividad.

En el libro de las Mutaciones el primer hexagrama es el de Lo Creativo y su sentencia es “Lo creativo obra elevado logro, estimulado por la perseverancia”. Que se interpreta como El gran hombre mediante su actividad ordenadora trae al mundo paz y seguridad. En él están contenidas las cuatro virtudes cardinales: A la elevación que como principio fundamental involucra al mismo tiempo todas las demás cualidades, se le asocia con la prudencia; a la cualidad de logro se le asocian las costumbres morales que ordenan las expresiones de amor, las organizan y las llevan al éxito: la templanza, a la cualidad estimulante se la asocia la justicia, creadora de circunstancias en las que cada cual obtiene aquello que corresponde a su naturaleza, aquello que le pertenece y hace su dicha. A la cualidad de la perseverancia se le asocia la fortaleza y todas ellas llevan al amor-sabiduría, que reconoce las leyes firmes vigentes en todo lo que acontece, y es por ello capaz de crear estados duraderos. Nos queda por nombrar las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, llamadas así por su origen en el corazón misericordioso.

 

VIDA-CONCIENCIA

CENTROS

VIRTUDES

VICIOS

Autoconciencia

Coronario

Esperanza

Pereza

Autoexpresión

Laríngeo

Caridad

Envidia

Autoperpetuación

Sacro

Templanza

Lujuria

Autoafirmación

Básico

Fe

Orgullo

Vida celular

Cardiaco

Fortaleza

Cólera

Vida sensoria

Solar

Justicia

Glotonería

Vida mental

Ajna

Prudencia

Avaricia

Vida vital

Bazo

Vitalidad

Agonía

 

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx