«El Magnesio clave para la salud» por Lajusticia con Milá – Comentado por Gisela S.

G. S.

El presente artículo consistirá en una conferencia de Ana María Lajusticia quien actualmente tiene 94 años, y es oriunda de España. Lajusticia a los 31 años tuvo que comenzar a usar corsé ortopédico  porque tenía artrosis. Debido a los medicamentos que tenía que tomar para aliviar sus dolores y sumado a una mala alimentación, desarrollo diabetes. Por todo esto, comenzó a estudiar la composición de los alimentos, comenzando la licenciatura en Ciencias Químicas. La vida la llevo a descubrir el mineral que cambiaría su vida de una manera asombrosa.

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«El Magnesio clave para la salud»

Hoy voy a hablar del magnesio y por fin se está poniendo de moda, se esta poniendo de moda porque cada vez se va sabiendo más. Por ejemplo en Alemania y en el protocolo de las embarazadas me han dicho que les obligan a darles magnesio, porque cuando estábamos embarazadas nosotras teníamos calambres, nos quejábamos al médico: “Es que tengo unos dolores, me levanto de noche y no puedo caminar” y te decían: “eso es normal en la embarazada”. Pero eso está señalando falta de magnesio y por eso andábamos locas atrás del chocolate, porque el cacao es el alimento más rico en magnesio… yo pase de 50 a 70 kilos con mi primer hijo porque iba detrás del chocolate, iba buscando eso.

Es ese sentido, ese instinto que tienen los animales para encontrar lo que les conviene. Yo tenía chocolate en la mesita de luz, y llevaba chocolate en el bolso. Claro mi suegra que hablaba en catalán decía que yo siempre andaba con chocolate. Pero porque el chocolate además de tener magnesio, tiene hierro, fósforo y potasio.

Ahora ya sabemos más del magnesio, cosa que cuando yo estudie la carrera les puedo asegurar que tenía matricula y no sabía del magnesio más de que era un elemento de número atómico doce… que intervenía en la formación de clorofila en las plantas verdes, y en la fabricación de aleaciones ligeras y de ladrillos refractarios. Y ahí, era donde acababa lo que sabíamos los más estudiosos, los que sabíamos la lección hasta sacar matricula.

Entonces tenemos que fijaros bien, sabemos que el magnesio interviene en trescientos veintitantos sistemas en el cuerpo humano. O sea quiere decir que interviene en trescientas veintitantas reacciones químicas sobe todo para obtener energía y fabricar tejidos, para fabricar neurotransmisores

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En primer lugar, las preguntas más corrientes son: ¿qué es mejor el cloruro o el carbonato?

Es igual. El cloruro es normalmente la forma más barata y que se encuentra en todo el mundo. Cuando yo empecé a escribir el libro solo lo encontraba en droguerías porque se daba a los animales, no se usaba para las personas.

El carbonato es un alcalino, o sea una persona que tiene hiperacidez, o sea que le sobra ácido clorhídrico en el estómago… Entonces le va mejor tomar el carbonato porque le neutraliza en parte el ácido clorhídrico.

Entonces la persona que no tiene hiperacidez ¿puede tomar carbonato? Sí, lo toma con zumo de naranja, con agua de limón, con zumo de piña, con yogures en la ensalada. Entonces da lo mismo tomar cloruro de magnesio que carbonato de magnesio, porque además el magnesio que tomes sea el que sea, en el estómago se te va a transformar en cloruro porque el estómago fabrica ácido clorhídrico. Y tomes el magnesio que tomes se va a transformar en cloruro.

Entonces cuando hay otros magnesios dicen que es mejor, pero en realidad cuando son ya raritos lo que se busca es subir el precio, pero normalmente, los expertos en magnesio dan cloruro o carbonato, los cuales son los sencillos, los baratos y sabemos exactamente lo que hacen en el estómago.

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Bueno entonces ¿Cómo y cuándo tomar magnesio? y  ¿Por qué voy a tomar yo magnesio?

Cuando hay falta de magnesio, hay síntomas. El magnesio interviene en la esfera mental, en lo que llamamos formación de neurotransmisores neuromoduladores, lo que llamamos restablecimiento potencial de membrana y mantenimiento del potencial de acción.

Cuando yo le digo a este dedo “muévete”, al menos he necesitado, he utilizado el magnesio en cuatros pasos.

Información de los péptidos cerebrales de enlace acetilcolina (Sustancia química que actúa en la transmisión de los impulsos nerviosos) en el establecimiento del potenial de membrana y para que la corriente nerviosa me llegue al final del dedo y pueda estirar el brazo. Al menos en estos cuatros pasos.

Y entre otras cosas, entre otros neurotransmisores ahora era la acetilcolina, pero para dar serotonina que es el neurotransmisor que da sosiego y serenidad, cuando tenemos estrés, cuando estamos en una situación angustiosa o tenemos que correr o nos pasa algo, para sosegarnos tenemos que fabricar serotonina, pues ahí también interviene el magnesio.

Entonces cuando a una persona le falta magnesio tiene como un desasosiego, una inquietud… que yo solía decir y esto lo he repetido muchas veces, cuando yo me encontraba así, de esta forma, tenía falta de magnesio, yo decía: “vivo, sin vivir en mí y no soy Santa Teresa”.

Porque no sabía lo que me pasaba, era un desasosiego, era un estar mal, era un sin saber por qué. Yo pensaba: “¿por qué estoy así?”, y no sabía porque y sin embargo estaba desazogada, con un temblor interno, lo mismo me empezaba a latir el parpado, y sentía un ardor alrededor de la boca. Y veía lo que los franceses llaman… es decir cuando miraba las casas, por ejemplo, estas parecían que se movían un poco, o si leía las letras parecía, un poquito, como si subían o bajaban. O seguía puntos negros la mirada o cerraba los ojos y veía lucecitas como el final de unos fuegos artificiales.Y bueno todo era por falta de magnesio. Pero además la falta de magnesio produce contracturas.

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 y entonces ¿qué sucede que cuando te falta magnesio?

Los intercostales, nosotros respiramos sin darnos cuenta, los intercostales van haciendo esto (se van expandiendo y contrayendo) y nosotros respiramos. Los intercostales se van quedando agarrotados porque los músculos se contraen, deslizándose la actina entre la miosina, para hacer esto (contraerse) los músculos necesitan el ATP y el calcio y para hacer esto (relajarse) el ATP y magnesio. Y cuando nosotros hacemos esto el potasio entra y para que el potasio entre al musculo se necesita magnesio.

¡Lo que sucede es que esto nunca se explica! Bueno entonces cuando a nosotros nos falta magnesio, tendemos a tener contracturas, estamos duros y empezamos con los “y si será…” “¿y si será torticolis…?” “¿y si era el ordenador?”, “¿y si será la almohada…?” y esto dura porque normalmente además de contracturas, empiezas a tener artrosis y luego los intercostales te van quedando abarrotados. Y lo familiares te preguntan ¿qué te pasa? y esto dura porque normalmente además de contracturas, empiezas a tener artrosis y luego los intercostales te van quedando abarrotados. Y los familiares te preguntan ¿Qué te pasa? Y uno responde: “y nada”. Pues ¿porque suspiras? Y uno responde: “ay no sé”. Es que ni siquiera te das cuenta, y lo que te pasa es que el cerebro te dice: “te falta oxígeno” y haces una respiración voluntaria, en la que interviene el diafragma y todo, para meter oxigeno que te está faltando.

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Entonces la falta de magnesio, incluso puede dar espasmos en el esófago.

Yo me acuerdo que comía y tenía un dolor aquí en medio de la espalda y es que aquello se había quedado agarrotado el esófago. Había perdido la peristalsis y yo pasaba de ocho a diez días sin ir al baño. ¿Por qué? Porque no tenía peristalsis intestinal, ¿Por qué? porque no tenía magnesio. ¡Porque no tenía magnesio!

Y luego también cuando esos espasmos a veces se traducen cuando estas dormida, estas soñando, entonces el dormir es inquieto y sentís que caes, que estas cayendo, que vuelas, que bajas escaleras y faltan escaleras.

Es decir se sufre, se sufre y uf despertarse es un alivio.

 Y luego otras veces es una arritmia, un taquicardia, unos pinchacitos en la región precordial, y cuando tienes aquellos pinchazos no sabes si respirar hondo, si quedarte parada porque piensas que te vas a morir. ¡De verdad eh! Yo he tenido muchas veces la sensación de que me tenía que morir, luego te despiertas cansada.

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Y piensas “ay si yo me despierto así después de estar ocho horas en la cama, que día me espera hoy.”

Y luego me levantaba, empezaba a comer chocolate, comer almendras, avellanas, y empezaba más o menos a moverme. Pero luego a partir del cuarto hijo que tuve, yo le decía a mi marido: “yo tengo los riñones podridos”, porque la sensación que tenía era de un gran dolor de riñones y me acuerdo que fui al médico y me mando a poner un corset de varillas y me dijo: “no te lo puedas sacar ni para dormir, ni para bañarte en el mar”. Bueno con ese corset fui desde los treinta y un años hasta los cincuenta y dos, y les diré como me lo pude sacar.

Bueno entre tanto, yo con esa falta de magnesio, además comía muy mal, porque no me gusta la carne, a duras penas me gusta, según qué pescado, y entonces yo vivía en un pueblo. Les estoy hablando a fines de los años cincuenta y principios de los sesenta… El pescado venia en unos caballos que tenía una caja que le venía dando el sol, con hielo. Desde la costa venía dándole el sol a lo que venía encima y claro llegaba, y olía mal. Entonces según qué pescado te tocaba, lo comía o no. ¿Qué solución encontraba?, pues no comer pescado. Entonces ¿qué pasaba? Que yo comía el primer plato, repetía y me saltaba el segundo y por la noche, pues comía la verdura, lo que fuera, la sopa, lo que sea. Y si era pescado también me lo saltaba, y casi siempre era pescado… y mi madre cuando era pequeña me decía: “tú tienes tripa de pobre” porque a mí me gustan las cosas pescados, los garbanzos, el pan, las lentejas…

Total entre que comía poca proteína, y tenía un déficit muy grande de magnesio, mi artrosis iba avanzando. Además tuve seis hijos y a partir de la sexta, llegaba la hora de comer, y estaba así, me decía la chica María: “señorita es la hora de comer y usted no se ha peinado”. Y yo le decía: “María es que no puedo”, no podía peinarme. ¡Se lo juro eh! Me decía: “yo le traigo una silla”, me ponía una silla delante del lavabo, me daba el peine, yo me apoyaba en el lavabo y me peinaba así con el codo apoyado en el lavabo, pero cuidando que el codo no toque del todo el lavabo porque yo no podía apoyarlo entero… Me dolía todo, tenía los dedos como dos barrilitos.

Entonces ya deje de ir a los médicos de Gerona porque tenía la impresión que en Barcelona eran más caros e iban a ser mejores, entonces empecé la visita de los médicos y me daban medicación.

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Nadie me preguntaba ¿usted que come?. Y yo comida muy mal, y más que tenía mucho apetito, pues yo me inflaba.

Comía almendras, chocolate, pan, avellanas, pero sobre todo pan, pan, pan y muchos dulces. Porque además ya sabes que en el pueblo en marzo ponen las gallinas y empezaban hacer pasteles y hacer mantecadas, lo que me había enseñado mi abuela.

Total que llego un momento que al último médico que fui me dio cortisona, y entre que yo comía mal y la cortisona, hice una diabetes.

Y ¿entonces que me paso?

Yo pensé “Anamarí” yo me hable como si me hablara mi abuela que fue la que me obligo a estudiar química, yo me dije “Anamari no te han solucionado nada, y tienes nuevos problemas, ahora lo de la nutrición, tu eres química y te vas a estudiar nutrición para intentar solucionar tu problema”. Y entonces empecé a estudiar nutrición y dietética. Empecé a comer bien y yo entonces estoy hablando del año sesenta y tantos. Yo no sabía nada del colesterol, y empecé a comer y como siempre tengo hambre, empecé a desayunar. Y ya no podía comer esos panes que hacían en el pueblo.

Pues empecé a comer un huevo y una loncha de jamón, una naranja y una taza de leche con café o de té, y cincuenta gramos de pan integral. Y ahora digo he estado comiendo durante cuarenta y tantos años, un huevo todas las mañanas, con una loncha de jamón york.

Y bueno seguí comiendo el chocolate, y encontraba uno que esta endulzado con ciclamato, o sea era cacao ciclamato, y había encontrado unos sin azúcar, comía mucho chocolate y muchas avellanas. Y sin darme cuenta, y al comer tanto chocolate, que eran sin azúcar, pues estaba tomando magnesio, entonces fue cuando me propusieron dar clases en el instituto de Gerona. Y dije que sí. Ya me veía más capas. Y tuve también una suerte enorme, porque me propusieron dar física. No se imaginan lo que tuve que estudiar, me leí cuatro libros de física y me hice como un libro para poder dar clases. Y luego todavía más fuerte, me propusieron dar ciencias naturales y tuve que explicar anatomía, fisiología humana, botánica, zoología, y geología. ¡Geología! Que me gusta mucho. Y yo había empezado a trabajar en una empresa minera, otro día lo contare…

 

Bueno gracias a esa afición que yo tenía a la geología,  entonces cuando fui profesora, me estudie de memoria la composición de muchos minerales. Total que luego me separe de mi marido y fijar lo que os digo, con la separación de mi marido, con la ruina económica de la familia, con la enfermedad gravísima de una hija y luego con la muerte de mi hijo mayor, empecé a leer un librito escrito por un Jesuita, se llama “Virtudes curativas del Magnesio”. Yo lo empecé a leer, tengo una hija que me dijo “mamá lee esto”. Yo lo empecé a leer, y pensé que tomadura de pelo.

Empecé a tomar magnesio, al cabo de un mes y medio los forúnculos se me quitaron. Porque tenía la cara como una superficie lunar, con salientes y como con huecos. Les aseguro ¡eh! Como la superficie lunar…

Con aquellas virtudes él ponía que lo curaba todo, yo no lo podía creer pero ponía que curaba los forúnculos, y yo tenía forúnculos en la cara, que no me había podido curar nadie, hasta incluso me habían quemado, me habían hecho demás barbaridades, me habían quemado dos veces en la cara hasta que se me caía la piel. Pues eso digo, tenía muy mala experiencia y entonces, yo pensé: «los forúnculos, pues voy a empezar a tomar». Porque seguí leyendo el libro y decía que los médicos franceses decían que cada vez faltaba más magnesio en la alimentación porque estábamos hablando  de nitrógeno, fósforo y potasio y nos está restituyendo. Eso sí que lo entendí, lo entendí enseguida porque yo llevaba veinticuatro años estudiando agricultura en el pueblo. Tenía cuatro revistas mensuales sobre agricultura.

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Total que empecé a tomar el magnesio porque entendí que con el abonado que estábamos haciendo, faltaba, y al cabo de tres años, no lo explico porque es muy largo, me pude quitar el corset. Por una casualidad, un día no me lo puse y me di cuenta que podía estar sin corset, y seguí tomándolo porque me encontraba mejor. Yo era una persona que iba así (dura), que me giraba así (como robot), que iba así. Empecé a poder moverme. Porque una vez trajeron a casa medio saco de nueces y yo pensé: “Dios mío es igual a mí”.

Yo me movía y era igual igual que un saco de nueces, que medio saco de nueces, sonaba así cro cro cro.

Bueno total que, entonces en mi trabajo, estaba rodeada de médicos y que me decían que la artrosis no se cura jamás, yo les empecé a explicar, les dije mira: “yo desde que tomo el magnesio y como bien, porque debido a mi diabetes estoy comiendo proteínas en las tres comidas del día, y desde que como bien, yo he mejorado”. Incluso me pude quitar el corset. Los médicos me decían en relación a la artrosis que los cartílagos desgastados no se recuperan jamás, y el “jamás”, cuando yo estaba mal, me caí como un telón de acero delante de la cara. “Jamás” pues ¡no señor! se equivocaban y se equivocan los que lo dicen.

No me atrevo a decir que mienten porque decir mentir es decir lo contrario a lo que uno piensa, eso es mentir. Y no decir la verdad, puede ser porque tú no sabes la verdad, entonces yo pienso que no dicen la verdad porque ellos no saben la verdad.

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El cartílago y eso, ya lo dice la bioquímica, es un tejido que tiene un recambio que dura seis, siete años, porque es un tejido que le llega muy poco riego. Es colágeno y el colágeno es una proteína muy compleja. Y de hecho yo tarde doce años en poder estar una hora seguida de pie.

Tarde doce años, trece años para poder estar una hora seguida de pie.

Entonces, los médicos me decían “usted es una científica, si es química, explícame científicamente” yo me acuerdo que le dije a un médico de Gerona “mire si la bioquímica, sabe el papel de magnesio en nuestro organismo, yo se lo vendré a decir”.

Y ahora les voy a contar una cosa, para que vean la suerte que he tenido. Yo me había colocado en “Dietisa” (empresa líder en dietética a nivel europeo), ganaba doce mil pesetas al mes, cuando mi hijo ganaba setenta mil y mi hija cuarenta mil. Mis chicos me decían: “te están tomando el pelo” y yo decía: “no, estoy aprendiendo y cobrando algo”. Estoy aprendiendo cobrando algo. Porque podía utilizar sus libros, ya que yo no tenía dinero para comprar. Y cuando recién comenzaba era navidad así que me tocaron ocho mil mesetas y no doce, y me compre con las ocho mil pesetas de la paga de navidad, dos libros de bioquímica.

En el libro de Carson encontré que para fabricar colágeno intervenía la vitamina c. Y ya me lo apunte, bueno sin saber lo estaba haciendo bien, porque por la mañana tomaba una naranja. Y en el Lehninger, encontré lo que estaba buscando.

El papel del magnesio en la síntesis de proteínas.

Interviene en la formación del mensajero… y aquello fue como que se me había levantado el telón de acero porque yo ya veía que me había puesto bien pero la explicación podía darla a todo el mundo. Poder darle esperanza  a la gente, yo que había vivido tan mal.

Yo tengo la suerte de saber qué es estar bien porque se lo que es estar mal.

Entonces yo pensé: “esto lo tengo que explicar” y también, en la página 656 y 657 del Lehninger del año 1974 se explica la intervención del magnesio para meter el potasio y sacar el sodio del músculo, es decir en la relajación muscular.

Entonces encontré la explicación y yo escribí un librito como mecanografiado, que me pidieron en “Dietisa”, bueno nosotros lo ofreceremos en las tiendas pero lo publique yo misma, un libro para explicar eso. Para explicar el papel del magnesio en la síntesis de la proteína en la relajación muscular

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Total que la falta de magnesio, es decir cuando hay una falta de magnesio da síntoma, que es a lo que teníamos que llegar. Estos síntomas, yo siempre digo:

“¿Qué cantidad de magnesio tendríamos que tomar?”.

Yo empecé a tomar unos trescientos miligramos pero ahora tomo bastante más porque cada vez es mayor el déficit de magnesio en la alimentación.

 

 

REDACTORA: Gisela S., redactora de la gran familia de la Hermandad Blanca.

FUENTE: https://www.youtube.com/watch?v=XMaRyl-HlAY

 

3 comentarios

  1. hola estoy tomando magnecio carbono y tenia la duda veo que estoy bien ,pues sufro de gastritis cronica ,me he sentido mejor ,sera contraproducente con las pastillas para bajar la presion?tomo bastante agua eso creo ayuda gracias por su informacion

  2. Hola, excelente artículo, al que quiero añadir un relato personal sobre mi salud, con respecto al magnesio. Teniendo catorce primaveras, jugábamos al frontón sobre una de las blancas paredes del edificio de las aulas de deporte y de la escuela de cocina. Llegado un día, en que apenas podía concentrarme y disfrutar del juego, pues la blancura de la pared, empezó a resultarme muy molesta, así como en general, empezó a sucederme al mirar cualquier edificio blanco. La molestia era tal, que mi madre me llevó al oftalmólogo. Tras la revisión, el médico que además conocía la iridiología, me diagnostico la taquicardia que desde hacía unos seis meses, afectaba a mi corazón, y que me obligó a dejar una de mis grandes pasiones que era el fútbol, teniendo que darme de baja en la selección de la escuela, y no acudir a la cita concertada para las pruebas de acceso a los alevines del Valencia club de fútbol, con la que soñaba aprobar. La cuestión fue, que el médico nos dijo que el malestar con el color blanco que me deslumbraba, era de origen nervioso, y me recetó un complejo mineral con base fundamental en el magnesio. Aquello fue mano de santo, pues no solo dejaron de molestarme los blancos, sino que además, los accesos de las taquicardias que solían afectarme con bastante frecuencia, cesaron.
    Un fuerte abrazo para todos.

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