Transición Desde un Ciclo de Sexto Rayo a uno de Séptimo, por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

Jorge Gomez (333)

Maestro Tibetano djwhal khul

Ciertos grandes reajustes están teniendo lugar ya en el centro de la humanidad, pues por fin está comenzando a adaptarse a la intención divina. En otra parte he señalado que, por primera vez en la larga historia del desarrollo humano, la energía de Shamballa hizo impacto directo sobre este tercer centro planetario, lo cual no se debió totalmente al punto de evolución alcanzado por el género humano; esta realización es sólo una causa o razón secundaria. Se debe a la voluntad de Sanat Kumara Mismo, al prepararse para cierta iniciación cósmica. Esta iniciación requiere la reorganización de las energías que forman y fluyen a través de ese «centro que llamamos la raza de los hombres», produciendo un reordenamiento dentro del centro mismo, trayendo así a la expresión manifestada ciertos aspectos y cualidades -siempre inherentes a esas energías- no reconocidos hasta ahora. Esta crisis creadora ha sido posible por tres acontecimientos principales:

1.  La terminación de un ciclo o movimiento de veinticinco mil años alrededor de lo que se llama el zodíaco menor. Esto significa un ciclo mayor de experiencia en la vida de nuestro Logos planetario. Tiene relación con la interacción entre el Logos planetario y el Logos solar, al responder este último a energías que emanan de las doce constelaciones zodiacales.

2.  El fin de la era pisceana. Significa simplemente que las energías provenien­tes de Piscis, durante los últimos dos mil años son ahora rápidamente reemplazadas por energías provenientes de Acuario, dando por resultado cambios mayores en la vida del Logos planetario y afectando potentemente Su cuerpo de manifestación por intermedio de Sus tres centros principales: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad.

3.  La actividad acrecentadamente dominante del séptimo Rayo de Orden o Magia Ceremonial, como se lo denomina casi erróneamente. Este rayo está entrando ahora en la manifestación y colabora estrechamente con los dos factores mencionados; produce también la disminución del poder del sexto Rayo de Idealismo. Éste tuvo un ciclo largo y apresuró grandemente el proceso evolutivo; en el surgimiento de las grandes ideologías mundiales, se ve su trabajo efectivo. Lógicamente considero a estas energías sólo en relación con la conciencia humana. (18?452/3)

Es evidente, por lo tanto, que el día de la oportunidad está con nosotros y que la venidera generación puede, si lo desea, efectuar el trabajo mágico con la mayoría de los actuales factores que traerán resultados satisfactorios. El quinto rayo está pasando, pero su influencia todavía se hace sentir; el tercer rayo está en pleno meridiano, y el séptimo rayo está entrando rápidamente en la correcta actividad. En consecuencia, muchas cosas ocurrirán hasta que el hombre triunfe, siempre que pueda mantener constantemente una correcta orientación, pureza de móvil y de vida, un cuerpo emocional estabilizado y receptivo, y ese alineamiento interno que haga de una personalidad un verdadero vehículo para su alma o ego. (4?369/70)

Corresponde ahora tratar la influencia ejercida por una fuerza que está decreciendo y perdiendo su predominio, la del sexto Rayo de Devoción o Idealismo. No será posible decir mucho acerca de éste, aparte de exponer ciertas ideas generales que serán de utilidad para alcanzar una perspectiva general de los ciclos de Rayo.

Estas influencias de rayo actúan, en todos los casos, a través de sus puntos focales (macro y microcósmico) constituyendo los centros etéricos. En lo que respecta a todos los seres, dichos centros son siete y están formados de entes dévicos y humanos que actúan grupalmente, o de vórtices de fuerza que contienen en latencia y mantienen en actividad ordenada células que tienen la potencialidad de manifestarse en forma humana. No ha de olvidarse la verdad esotérica de que todas las formas de existencia pasan, en alguna etapa de su carrera, por el reino humano.

Los Rayos cósmicos, que vienen de fuera del sistema, hacen impacto sobre, y a través de, los centros que se hallan en el segundo éter cósmico, pero en el actual estado de objetividad, se hacen visibles en el cuarto éter cósmico del sistema, el plano búdico.

Uno de los Rayos cósmicos permanentes es el de nuestro Logos, y los subrayos de este rayo impregnan todo Su sistema. Otros seis Rayos cósmicos, que animan a otros sistemas, influyen sobre el nuestro y se reflejan en los subrayos de nuestro Rayo logoico. Nuestros Hombres Celestiales responden a estas seis influencias cósmicas. Absorben dicha influencia puesto que son centros del cuerpo logoico, la pasan a través de Sus esquemas, la hacen circular por Sus centros (cadenas) y la trasmiten a otros esquemas, coloreándola con Su matiz y cualificándola con Su nota o tono peculiar. Todo el sistema de influencia de rayo o calor irradiante, considerado tanto física como psíquicamente, consti­tuye una interacción y circulación intrincadas. La irradiación o vibración pasa, en ciclos ordenados, de su fuente original, o sea el Rayo Uno o Logos del sistema, a los diferentes centros de Su cuerpo. Desde el punto de vista físico, esta fuerza de Rayo es el factor que energetiza la materia, desde el punto de vista psíquico es la facultad cualitativa. Esta fuerza o cualidad pasa y circula de un esquema a otro, de una cadena a otra, de un globo a otro, agregando y, al mismo tiempo, absorbiendo y retornando a su punto focal con dos notables diferencias:

1.      El calor que irradiase intensifica.

2.      El carácter o color cualitativo aumenta.

Al desvanecerse la influencia de rayo en una raza, un planeta, un esquema o un sistema solar, no ha de suponerse que se anula por completo, simplemente ha pasado más allá de la periferia de «cualquier círculo no se pasa» que ha estado energetizando, y la fuerza de Su influencia se enfoca en otra parte. El receptor original se convierte en canal o agente trasmisor y no en recipiente o absorbente. Nuevamente las palabras entorpecen y demuestran cuán inadecuadas son para expresar una idea. Lo que el estudiante debe reconocer es que, durante el ciclo de influencia de un rayo, el objeto de su atención inmediata es recibir dicha influencia y absorberla, trasmutándola de acuerdo a su necesidad; por lo tanto, no queda mucha influencia disponible para ser trasmitida. Cuando el ciclo se acerca a su término se hará sentir cada vez más en otro lugar la influencia del rayo o magnetismo, hasta que, prácticamente, ésta haya pasado sin ser absorbida.

Esto es, precisamente, lo que comienza a suceder en relación con el sexto Rayo de Devoción. Los Egos que se encuentran en dicho Rayo tomarán forma en otros globos y cadenas y no tanto en nuestro planeta. En lo que a nosotros respecta, las vibraciones de ese Rayo se aquietarán, aumentando su actividad en otro lugar. En otras palabras, podemos decir que nuestro planeta y todo lo que éste contiene se convertirá en positivo, ya no será receptivo, y rechazará momentáneamente este tipo particular de fuerza. Una manifestación psíquica de esto puede observarse en el decreciente entusiasmo cristiano. Dicho rayo, al cual pertenece el Chohan Jesús, no derramará su fuerza, como lo ha hecho hasta ahora sobre la forma que Él construyó y, lógicamente, se desintegrará en forma lenta, pero segura, después de haber servido su propósito cerca de dos mil años. Más tarde esta misma fuerza volverá a hacerse sentir y una nueva forma vendrá lentamente al ser, pero en forma más adecuada.

En consecuencia, se evidencia que el conocimiento de estos ciclos y de la fuerza de la manifestación u oscuración de un Rayo, conducirán con el tiempo a actuar con la Ley y a colaborar inteligentemente con el plan de la evolución. Puede afirmarse aquí que los siete Kumaras (los cuatro exotéricos y los tres esotéricos) colaboran con esta ley y actúan, esotérica o exotéricamente, de acuerdo al Rayo que está asumiendo el poder, excepto el primer Kumara o Logos de nuestro esquema quien, por ser el punto sintetizador de todos, permanece siempre en actividad objetiva.

La actividad de este sexto Rayo rige la oscuración o manifestación de un sistema y de un esquema, con todo lo que influyen tales manifestaciones. De allí el énfasis que todos los libros de ocultismo ponen en el estudio de los ciclos y en la diferenciación de los cien años de Brahma en sus partes componentes. Este conocimiento encierra el misterio del Ser, de la fuerza eléctrica y de la síntesis fohática.

No haré mayores comentarios sobre los efectos futuros del Rayo que está entrando en una oscuración temporaria, en lo que a nosotros concierne. Más adelante trataremos con mayor extensión, de la que se ha dado a los otros Rayos, el tema del séptimo tipo de fuerza que está asumiendo el poder, por lo tanto, es un factor vital en la evolución inmediata del hombre. (3?366/8)

Ahora consideraremos las fuerzas que prevalecen en la actualidad, de allí su suprema importancia en relación con lo que voy a exponer. En primer lugar podría decir que el principal problema actual se debe a que actúan simultáneamente dos rayos de gran poder. Sus efectos se hallan hasta ahora tan bien equilibrados que se ha producido una situación que está descripta en los antiguos archivos como: «La época en que las cimas de las montañas protectoras se despeñan de su lugar elevado, y las voces de los hombres se pierden en el estrépito y estruendo de la caída». Dichos períodos sólo ocurren en raros y largos intervalos, y cada vez que tiene lugar se inicia un período peculiarmente significativo de divina actividad. Las antiguas cosas desaparecen, pero sin embargo, se restauran los viejos mojones. El séptimo rayo de Orden Ceremonial o Ritual, está entrando en manifestación. El sexto rayo de Idealismo o Visión Abstracta, está saliendo lentamente. El séptimo rayo traerá a la manifestación lo que fue visualizado y también lo que constituyó los ideales del precedente ciclo de actividad de sexto rayo. Un rayo prepara el camino para el otro, y la razón de que se manifieste uno u otro depende del Plan y del Propósito divinos. No es frecuente que dos rayos sigan uno al otro en regular secuencia numérica, como acontece ahora. Cuando esto sucede, los efectos siguen a las causas rápidamente y esto podría ser la base de una segura esperanza.

La influencia del sexto rayo sirvió para llevara las mentes de los hombres hacia un ideal, por ejemplo, el sacrificio o servicio individuales. En dicho período la misión mística fue lo más elevado que podía lograrse, y numerosos guías místicos aparecieron en Occidente y Oriente.

La influencia del séptimo rayo producirá con el tiempo al mago, pero en esta era se practicará predominantemente la magia blanca (no como sucedía en los días atlantes, que predominaba el egoísmo o la magia negra). El mago blanco trabaja con las fuerzas de la naturaleza y las devuelve a la humanidad avanzada para que las controle. Esto bien puede verse ya actuando por medio de los científicos que han surgido a fines del siglo pasado y en el siglo XX. También es verdad que gran parte de su trabajo mágico ha sido dirigido hacia canales egoístas debido a la tendencia de esta época materialista, y muchos de sus descubrimien­tos sabios y verdaderos, realizados en el reino de la energía, fueron adaptados a los fines que hoy sirven al odio y al amor propio del hombre. Pero esto de ninguna manera milita en contra de sus maravillosas realizaciones. Cuando se trasmute el móvil del interés puramente científico en amor a la revelación divina, y cuando el servicio a la raza sea la fuerza determinante, entonces tendremos la verdadera magia blanca. Por lo tanto, tenemos aquí la necesidad de transformar al místico en ocultista y entrenar al moderno aspirante sobre el correcto móvil, el control mental y el amor fraternal -todo lo cual deberá ser expresado, y se expresará, por medio de la inofensividad, que es la fuerza más poderosa que existe en la actualidad. No me refiero a la no?resistencia, sino a esa actitud mental positiva del que no piensa mal. El que no tiene malos pensamientos ni hace mal a nadie es un ciudadano del mundo de Dios.

Deben tenerse presente las siguientes relaciones que existen entre el sexto y el séptimo rayos; los estudiantes deberían comprender la relación que hay entre el pasado y el futuro inmediato, y ver en ello el desarrollo del Plan de Dios y la futura salvación de la raza:

1.      El sexto rayo fomentó la visión.

  El séptimo rayo materializará lo que fue visualizado.

2.      El sexto rayo produjo al místico, como el tipo máximo de aspirante.

  El séptimo rayo desarrollará al mago que trabaja en el campo de la magia blanca.

3.        El sexto rayo, como parte del plan evolutivo, condujo a la separatividad, al nacionalismo y al sectarismo, debido a la naturaleza selectiva de la mente y a su tendencia a dividir y separar.

El séptimo rayo conducirá a la fusión y síntesis, porque el tipo de su energía fusiona el espíritu y la materia.

4.        La actividad del sexto rayo condujo a la formación de grupos de discípulos que trabajan en grupo, pero sin estrecha relación y sujetos a desavenencias internas, basadas en las reacciones de la personalidad.

El séptimo rayo entrenará y producirá grupos de iniciados que trabajarán al unísono con el Plan y entre sí.

5.      El sexto rayo proporcionó el sentido de dualidad a una humanidad que se consideraba una unidad física. Exponentes de esta actitud son los psicólogos académicos materialistas.

El séptimo rayo introducirá el sentido de la unidad superior; primero, la de la personalidad integrada de las masas y, segundo, la fusión del alma y del cuerpo en los aspirantes del mundo.

6.      El sexto rayo establece una diferencia de ese aspecto de la energía universal eléctrica conocida como electricidad moderna, producida para servir a los fines materiales del hombre.

El periódico séptimo rayo familiarizará al hombre con ese tipo de fenómeno eléctrico que produce la coordinación de todas las formas.

7.      El sexto rayo produjo, debido a su influencia, el surgimiento en las mentes de los hombres de los siguientes conocimientos:

a. El conocimiento de la luz y de la electricidad en el plano físico.

b. El conocimiento, entre esotéricos y espiritistas, de la existencia de la luz astral.

c. El interés por la iluminación tanto física como mental.

d. La astrofísica y los nuevos descubrimientos astronómicos.

El séptimo rayo cambiará las teorías de los pensadores avanzados de la raza y las convertirá en realidades en los futuros sistemas de educación. La educación y la acrecentada comprensión respecto a la iluminación en todos los campos, serán consideradas oportunamente como ideales similares.

8.      El sexto rayo enseñó el significado del sacrificio, y de esta enseñanza la crucifixión fue el emblema sobresaliente para los iniciados. La filantropía fue expresión de la misma enseñanza para la humanidad avanzada. El problemá­tico ideal de ser simplemente bueno encierra el mismo móvil, aplicada a las masas irreflexivas.

El séptimo rayo traerá a la conciencia de los futuros iniciados el concepto del servicio y el sacrificio grupales. Esto inaugurará la era del «servicio divino». La pasión del individuo entregado al sacrificio y al servicio en el grupo y para el ideal del grupo, será la meta de la masa de pensadores avanzados en la Nueva Era, mientras que para el resto de la humanidad la hermandad será la tónica de sus esfuerzos. Estas palabras tienen una connotación y significación más amplia de lo que pueden saber y comprender los pensadores de hoy.

9.      El sexto rayo promovió el crecimiento del espíritu individualista. Los grupos existen, pero son grupos de individuos reunidos alrededor de un individuo,

El séptimo rayo fomentará el espíritu grupal; el ritmo, el objetivo y las actua­ciones rituales del grupo serán los fenómenos fundamentales.

10.    La influencia del sexto rayo trasmitió a los hombres la capacidad de reconocer al Cristo histórico, y desarrollar la estructura de la fe cristiana coloreada por la visión de un gran Hijo de Amor, pero cualificada por una excesiva militancia y separatividad, basadas en un estrecho idealismo.

El séptimo rayo trasmitirá a los hombres el poder de reconocer al Cristo cósmico y producir la futura religión científica de la Luz, que le permitirá cumplir el mandato del Cristo histórico y dejar que brille Su luz.

11.    El sexto rayo produjo las grandes religiones idealistas con su visión y estrechez necesarias -estrechez imprescindible para proteger a las almas infantiles.

El séptimo rayo liberará de la etapa infantil a las almas desarrolladas e introducirá la comprensión científica del propósito divino que fomentará la futura síntesis religiosa.

12.    El efecto producido por la influencia del sexto rayo fomentó los instintos separatistas -religión dogmática, exactitud científica, escuelas de pensa­miento con sus barreras doctrinarias y excluyentes y el culto a la patria.

El séptimo rayo preparará el camino para el reconocimiento de premisas más amplias, que se materializarán como la nueva religión mundial que acentuará la unidad, excluyendo la uniformidad, y preparará para esa técnica científica que hará percibir la luz universal que todas las formas velan u ocultan, internacionalismo que se manifestará como hermandad práctica y como paz y buena voluntad entre los pueblos.

Podría seguir acentuando estas relaciones, pero esta enumeración es sufi­ciente para demostrar la belleza de la preparación realizada por el sexto gran Señor del Idealismo, y llevar a cabo el trabajo del Séptimo Señor del Ceremonial. (14?281/5)

Ahora entra otro factor -factor que varía de acuerdo a la necesidad de la época. No todos los ciclos tienen la misma importancia fundamental. Los períodos de verdadera importancia en un ciclo son los terminales y aquellos en que ocurre la superposición y la fusión. Éstos se manifiestan en el plano físico en grandes revoluciones, gigantescos cataclismos y trastornos fundamentales en los tres sectores de la Jerarquía -el del Instructor del Mundo, el del guía de la raza raíz y el del Regente de la civilización o de la fuerza. En los puntos de fusión de un ciclo se producen corrientes encontradas y todo el sistema parece estar en condición caótica. En la mitad de un ciclo, donde la vibración entrante se halla estabilizada y la anterior ha desaparecido, llega un período de calma y aparente equilibrio.

En ningún otro período de la historia de la raza lo antedicho ha sido tan evidente como en la mitad del siglo actual. El sexto Rayo de Devoción va desapareciendo, y está entrando el Rayo de Ley Ceremonial, destacándose con ello preeminentemente las características y facultades del sector fuerza y actividad; recuerden que es la síntesis de los cuatro rayos menores., Por lo tanto tenemos la lucha por ideales, y la devota adhesión a una causa, como lo manifiesta el rayo del Maestro Jesús; de allí que se produzcan choques en todos los campos de esfuerzo de los idealistas (correctos o equivocados) y la violenta lucha entre ellos. La guerra mundial, ¿no fue acaso la culminación de la lucha en el plano físico entre dos ideales opuestos? Constituyó un ejemplo de la fuerza de sexto rayo. A medida que este rayo vaya desapareciendo cesarán gradualmente los choques y predominará la organización, la reglamentación y el orden, debido al empuje de la fuerza entrante, la del rayo del Maestro Rakoczi. De la presente turbulencia surgirá la forma ordenada y organizada del nuevo mundo. El nuevo ritmo se impondrá gradualmente sobre las comunidades desorganizadas de los hombres, y en vez del caos social actual se tendrán orden social y regla social; en vez de las diferencias religiosas y de las innumerables sectas de las llamadas religiones, se dará forma a la expresión religiosa, y todo estará regido por la ley; en vez de tensión y tirantez económica y política, habrá una actuación armónica del sistema, de acuerdo a ciertas fórmulas fundamentales; en todo predominará el ceremonial y los resultados internos que persigue la Jerarquía irán tomando forma gradualmente. Recuerden que en la apoteosis de la ley y el orden y sus resultantes formas y limitaciones, se producirá cerca del fin (elijo las palabras deliberadamente), un nuevo período de caos y la liberación de la vida aprisionada aún por tales limitaciones, llevando consigo los dones impartidos y la esencia del desenvolvimiento perseguido por el Logos del séptimo rayo.

Esta es la situación que se presenta esporádicamente en el transcurso de las épocas. Cada rayo asume el poder trayendo consigo sus propios espíritus encarnantes, para quienes el período constituye comparativamente un punto de mínima resistencia; ellos hacen contacto en los mundos con otros seis tipos de fuerza y seis grupos de seres, que deben ser impresionados por esa fuerza y llevados adelante en su carrera hacia la meta universal. Tal es la situación especial de la época en que viven ustedes; un período donde el séptimo Logos de la Ley y Orden Ceremonial trata de ordenar el caos momentáneo y aspira a evitar, hasta cierto punto, que la vida se evada de las antiguas y caducas formas. Ahora se necesitan otras nuevas y adecuadas. Sólo después del período intermedio de un nuevo ciclo, se hará sentir nuevamente la limitación y se iniciará un nuevo intento de evasión.

Por lo tanto, el instructor inteligente debe tener en cuenta, en esta época, la situación y valorar el efecto que produce el rayo entrante sobre los espíritus en encarnación. En consecuencia, tenemos el tercer rayo, cuya influencia se ha de considerar al asignar la meditación. ¿Consideran la tarea compleja y difícil? Afortunadamente el Aula de la Sabiduría equipa a sus egresados para desempe­ñar la tarea.

En este período particular se desarrollará mucho el aspecto Forma en la meditación (ya sea que la meditación esté basada principalmente en el rayo del Ego o en el de la Personalidad). Es de esperar que la construcción de formas bien definidas y asignadas tanto a los individuos como a los grupos, dará por resultado el incremento de la magia blanca, y la consiguiente ley y orden en el plano físico. El futuro período de reconstrucción avanza de acuerdo al rayo, y su éxito y realización finales es más factible de lo que se cree. El Supremo Señor se acerca en concordancia con la ley y nada puede detener Su acercamiento.

En estos momentos es de gran necesidad hallar a quienes comprenden la ley y son capaces de actuar con ella. También es el momento oportuno para desarrollar este principio y entrenar a la gente para ayudar al mundo.

Los Rayos menores de Armonía y de Ciencia responden rápidamente a esta séptima influencia, lo cual significa que las mónadas que pertenecen a dichos rayos son fácilmente orientadas en tal sentido. A las mónadas que pertenecen al sexto Rayo de Devoción les es más fácil adaptarse, hasta acercarse al punto de síntesis. Las mónadas de primero y segundo rayos, hallan en aquel rayo un campo de expresión. Las mónadas de primer rayo tienen un vínculo directo con este rayo y tratan de aplicar la ley mediante el poder; mientras que las de segundo rayo, siendo de tipo sintético, guían y rigen por medio del amor. (2?42/4)

Además de considerar los rayos como canales a través de los cuales fluye todo lo que existe, debemos reconocerlos como influencias que actúan a su vez en el mundo. Cada rayo posee un período de máxima influencia a la cual todo está sujeto en gran medida, no sólo los que pertenezcan por naturaleza a ese rayo particular, sino los que pertenecen a otros rayos. El extenso período de influencia de cada rayo se divide en siete etapas, cada una de las cuales está cualificada por la influencia del período más extenso de rayo, el cual se intensifica cuando alcanza el máximo período de su propio subrayo (por ejemplo, la influencia del sexto rayo es mayor durante el período del sexto subrayo). Debemos observar que el término «sub?rayo», se emplea simplemente por conveniencia, a fin de designar un período más breve de influencia y no para señalar cualquier diferencia en la naturaleza del rayo.

Se dice que en la actualidad está saliendo de la manifestación el sexto, el Rayo predominante, la Devoción, activo desde antes de la era cristiana y que el séptimo subrayo también se convirtió en una influencia modificadora hace más o menos 75 años (1860) y continuará ejerciendo influencia. El primer resultado de su influencia fue el Concilio Ecuménico en Roma (1870) con la declaración de la Infalibilidad del Papa. El Movimiento Tractario empezó en Inglaterra en la misma época, mientras que el progreso de la influencia del séptimo subrayo, que aún continúa, caracterizado por el constante incremento del ritualismo y sacerdotismo en las distintas iglesias, incluso en la iglesia de Roma, ha habido una notable restricción de la autoridad clerical en materia de dogma y práctica. Nada más diré sobre su influencia en el pensamiento religioso, más adelante consideraré sus otros aspectos.

También se nos ha dicho que el renacimiento religioso bajo el régimen de Wesley y Whitfield en Inglaterra estaba regido por el sexto subrayo, y creo que se justifica la suposición de que el surgimiento de Molinos y los Quietistas en España y Europa Central, y el Santo Martín y su grupo de filósofos espirituales en Francia y en otras partes, indican el progreso del mismo período, durante el cual el Rayo de Devoción se acentuó debido a su propio sexto subrayo.

Con estos pocos hechos aislados quizás podamos llegar a la conclusión de que la época en que cada subrayo ejerce su influencia modificadora tiene una duración de 150 a 200 años.

No sabemos cuántas veces (tal vez siete) se repiten sucesivamente los subrayos en el ciclo del rayo mayor. Lógicamente debe ser más de una vez, teniendo en cuenta que el gran sexto rayo ya estaba activo antes de surgir el cristianismo. También es evidente que el budismo no pudo haber sido, como se creía, el resultado final del gran período del segundo rayo, porque el intervalo entre la aparición del budismo y del cristianismo duró sólo 500 años. Probablemente el budismo apareció bajo la influencia del segundo subrayo del gran período del sexto rayo. Al tratar de investigar retrospectivamente cuál fue la influencia del último resultado de los subrayos 5, 4, 3, 2 y 1, se sugiere que el período de Alquimistas y Rosacruces pudo haber sido regido por el quinto subrayo; la época del flagelador y otros acérrimos fanáticos que practicaban la autotortura y las mutilaciones, influencia ejercida por el cuarto subrayo, como también la época en que la astrología se practicaba ampliamente representando al tercer subrayo, mientras que la época anterior de los gnósticos pudo haber sido el resultado del segundo subrayo. Éstas sólo son conjeturas y aunque la última época mencio­nada pudo ser posible no hay correspondencia en los casos anteriores, porque los Alquimistas, Flagelantes y Astrólogos, eran más o menos contemporáneos en la Edad Medía. (14?142/3)

…Queda por considerar ahora la energía de los dos rayos menores, el sexto y el séptimo, que son, por muchos conceptos, de mayor importancia inmediata para las masas y de enorme efectividad. Uno de ellos tiene importancia debido a su pronunciado aferramiento y a la cristalización que ha producido, particularmen­te en el mundo de las ideas; el otro, debido a su aferramiento y poder, su influencia y efectos, adquirirá mayor impulso. Uno tiene poder para provocar la necesidad de producir el actual caos; el otro está aún en potencia y mantiene en actividad las simientes del futuro.

Éste es un hecho de gran interés y de verdadera importancia práctica, llevando además al reino de la previsión. Quisiera recordar en este punto, que ninguna previsión está totalmente disociada del pasado, sino que debe contener siempre la simiente de la verdad. La Ley de Causa y Efecto rige eternamente y, en especial, en el reino de la visión espiritual (en rápido desarrollo actualmente), que permite al vidente ver el futuro y predecir las eventualidades que sobrevendrán. Existen varias maneras para poder desarrollarse esa previsión -durante los tres próximos siglos- en la raza de los hombres:

1.      Por el desarrollo del contacto del alma entre los miembros avanzados de la raza. Este contacto relacionará el conocimiento del alma con la impresión cerebral y, si se entrena y controla debidamente el factor meditativo de la mente, se obtendrá un anticipado conocimiento correcto del destino del individuo y de los acontecimientos venideros.

2.      Por el desarrollo de la ciencia de la astrología -aún en su infancia-, basada en tantos factores inciertos que resulta difícil al estudioso descubrir los verdaderos indicios que realmente señalarán el futuro. Las definiciones del carácter y los insignificantes acontecimientos de la personalidad, pueden predecirse frecuente y correctamente, pero el tema general es aún demasiado nebuloso para tener una certeza. Más adelante me ocuparé de este asunto e indicaré las líneas que deberá seguir la futura investigación.

3.      Por medio de la «adivinación» y la reaparición de las antiguas «profetizas de la raza», denominadas en la época romana «sibiIas». Estas médium (porque eso eran) serán entrenadas por los trabajadores de séptimo rayo, a fin de que hablen inspiradas por la Jerarquía, cuya preciencia se extiende muy lejos en el futuro, aunque no va más allá de 2.000 años. Sin embargo estas médium serán empleadas y dirigidas únicamente después de un cuidadoso entrena­miento y sólo dos veces al año, en los rituales de los plenilunios de Tauro y Géminis (festivales de Wesak y de Cristo).

Referente a la predicción, de la cual me ocuparé, por poco ortodoxo que pueda parecerles a algunos de ustedes, se basará en dos factores: primero, las indicaciones lógicas que se recogen de acontecimientos pasados y presentes, que condicionan el futuro inmediato y deben conducir inevitablemente a hechos tangibles y definidos. Cualquiera que estudie profundamente los asuntos huma­nos puede seguir la misma línea de razonamiento y llegar aproximadamente a las mismas conclusiones, siempre y cuando ame al semejante y pueda verlo realmente tal cual es, y tenga en cuenta por consiguiente, lo imprevisto. Segundo, lo que voy a decir se funda en el conocimiento de la influencia de los rayos que actualmente afectan poderosa y eficazmente a la humanidad y a la civilización y cultura futuras.

Por lo tanto, quisiera que lean con mente abierta lo que digo, que relacionen mis palabras con las actuales condiciones mundiales y que vean surgiendo de los reinos de la subjetividad, las fuerzas y potencias que cambian directamente la corriente del pensamiento de los hombres, moldean sus ideas e incidentalmente alteran la faz de la tierra y la política de las naciones.

Como bien saben, hay dos rayos menores en esta época (rayos de atributo) que afectan poderosamente el destino del género humano. Son, el sexto Rayo de Devoción o Idealismo Abstracto, y el séptimo Rayo de Magia Ceremonial u Organización. El sexto rayo comenzó a salir de la manifestación en el año 1625, después de haber ejercido un largo período de influencia, mientras que el séptimo Rayo de Orden Ceremonial, comenzó a manifestarse en 1675. Tres puntos deben tenerse en cuenta en conexión con estos dos rayos y sus efectos sobre la raza de los hombres. (No me referiré aquí a sus efectos en los otros reinos de la naturaleza).

1.      El sexto rayo es, como bien se sabe, el más poderoso de los que están en manifestación en estos momentos, y un gran número de personas responde a su influencia. Constituye la línea de menor resistencia para la mayoría, particularmente en la raza aria, debido a que durante el proceso del tiempo y la evolución, la influencia de un rayo se hace muy poderosa y afecta principalmente a los grupos y no sólo a los individuos. Se establece entonces un ritmo e impulso que dura mucho tiempo y adquiere poder por la misma fuerza de las multitudes organizadas. Esta verdad surgirá con mayor claridad a medida que prosigamos estudiando. Bastará decir que las personas de sexto rayo son reaccionarias, conservadoras, intransigentes y fanáticas, se aferran a todo lo que pertenece al pasado y su influencia es poderosa para obstaculizar el progreso de la humanidad hacia la nueva era. Son legión. Sin embargo, proporcionan el equilibrio necesario y son responsables del proceso equilibrador, tan indispensable en el mundo de hoy.

2.      El séptimo rayo adquiere constantemente impulso, y durante largo tiempo ha estimulado y acrecentado la actividad de todas las naciones que pertenecen al quinto rayo. Si se tiene en cuenta que uno de los principales objetivos de la energía de séptimo rayo es unir y relacionar el espíritu y la materia, así como la sustancia y la forma (obsérvese la diferencia), podremos percibir que la tarea de la ciencia está íntimamente vinculada con este esfuerzo y que la creación de las nuevas formas será definidamente el resultado de la activa interacción entre los regentes del quinto, segundo y séptimo rayos, ayudados -de acuerdo a la demanda- por el regente de primer rayo. Un gran número de egos o almas de séptimo rayo, así como también muchos hombres y mujeres con persona­lidades de séptimo rayo, están encarnando, encomendándosele la tarea de or­ganizar las actividades de la nueva era y terminar con las antiguas normas de vida y con las viejas y cristalizadas actitudes hacia la vida, la muerte, la ociosidad y la demografía.

3.      El resultado de la creciente afluencia de la energía de séptimo rayo, más la decreciente influencia de sexto rayo -demostrada en la pronunciada cristalización de las formas aceptadas y reglamentadas, de las creencias religiosas, sociales y filosóficas-, consiste en llevar a millones de personas, que por su respuesta egoica o personal no responden a ninguna de las influencias mencionadas, por medio de la relación egoica o personal, a un estado de aturdimiento. Se sienten totalmente perdidas, atormentadas por la idea de que la vida no les reserva un futuro promisorio y que todo lo que han aprendido a estimar y a querer está fracasando rápidamente.

Estos tres grupos de personas, influidos por los rayos sexto y séptimo o aturdidos por el impacto de las fuerzas generadas por dichos rayos, son quienes, en conjunto, deben establecer el orden con clara visión y comprensión, dentro del caos actual, y además deben materializar las nuevas y deseadas condiciones que estarán de acuerdo al cánon subjetivo, existente en las mentes de las personas iluminadas de todo el mundo, y al plan espiritual tal como existe en la conciencia de los miembros de la Jerarquía. La nueva era con su civilización y cultura peculiares, entrará en manifestación por la colaboración de muchas personas bien intencionadas que responden acrecentadamente al bien del todo y no del individuo, que son idealistas, pero prácticos pensadores, influidos por el cánon de las cosas venideras y por los discípulos mundiales, impresionados por los planes e instruidos por la Jerarquía, que controla y dirige todo.

Cualquier predicción que yo pueda hacer tendrá que ver indefectiblemente con estos tres grupos de personas y con el trabajo que están realizando. Todos los cambios en conexión con la familia humana, el cuarto reino de la naturaleza, dependen siempre de tres factores:

1.      Los acontecimientos externos de orden físico, que son definidamente «actos de Dios» y sobre los cuales ningún ser humano tiene la menor autoridad.

2.      La actividad de los mismos seres humanos que actúan en los diversos rayos, pero que en un momento dado y en un período determinado están condiciona­dos por:

a. La preponderancia de egos que se halla en determinado rayo. Existe un gran número de egos de segundo rayo encarnados hoy, cuya vida y trabajo facilitará el gran Acercamiento venidero.

b. La naturaleza y la cualidad de los rayos de la personalidad que predominan en la mayoría. Tenemos ahora un vasto número de almas encarnadas cuyo rayo de la personalidad es el sexto o el tercero. Condicionan en forma destacada la civilización venidera, incluyendo todas las empresas educativas y financieras, análogamente a como la influencia ejercida por quienes han establecido contacto con el alma y pueden expresar su cualidad, condiciona y determina la cultura actual.

c. La actividad del quinto principio, el de la mente. Este principio mente está hoy particularmente activo en un sentido amplio y general. Exponiéndolo simbólicamente, diría que la actividad vertical de la mente, que ha afectado a los individuos de todas partes en el trascurso de las épocas, ha producido siempre los guías mentales, los dirigentes y conductores de la humanidad. Hoy la actividad horizontal de la mente, que abarca enormes multitudes y a veces naciones y razas enteras, puede observarse en todas partes, y ello debe inevitablemente conducir a acontecimientos y efectos hasta ahora inimaginados e imprevisibles.

3.      La influencia de los rayos entrantes y salientes en cualquier época. Se ha dicho a menudo que tales acontecimientos -porque la aparición y desaparición de un rayo y su influencia es un evento en el tiempo- son de lento desarrollo, de naturaleza psíquica y regidos por la ley. La duración del tiempo en que un rayo aparece, se manifiesta y efectúa su trabajo y finalmente desaparece, es uno de los secretos de la iniciación; pero a medida que el tiempo trascurra y se comprenda mejor su naturaleza, se establecerá el período y la ecuación tiempo de los rayos menores de atributo, aunque no ha llegado aún ese momento, por más que el intenso interés demostrado hoy por los fenómenos del tiempo, indique una creciente percepción del problema mismo y de la necesidad de comprender la relación del tiempo tanto con el espacio como con el acontecimiento. Pronto se conocerá que el tiempo es un evento cere­bral; un estudio del sentido de la velocidad, registrado por el cerebro, más la capacidad o incapacidad del ser humano para expresar esta velocidad, revelará, si se la encara adecuadamente, mucho de lo que ahora es un misterio.

En esta época todo el mundo está sumido en el caos y en el desorden incidentales al choque de las fuerzas del sexto y séptimo rayos. Cuando un rayo sale y otro entra en la manifestación, y sus impactos sobre la Tierra y las formas de todos los reinos de la naturaleza llegan a un punto en que las dos influencias se equilibran, sobreviene un definido punto de crisis. Esto ha ocurrido ahora, y la humanidad sujeta a dos tipos o formas de energía, ha sido desplazada de su centro, de allí la intensa dificultad y tensión del presente período mundial. Su causa se debe no sólo al impacto de los dos tipos de energía que golpean sobre las formas de vida con igual fuerza, sino a que la energía de la humanidad misma (combinación de los rayos cuarto y quinto) es arrastrada al conflicto. A esto debe agregarse la energía del reino animal (que es también una combinación de las energías de los rayos tercero, quinto y sexto) que rige la forma física o animal de todo ser humano. Tenemos, por lo tanto, un encuentro de muchas fuerzas en conflicto y el Arjuna mundial enfrentando una batalla estupenda -periódica y cíclica-, que en esta era particular será un factor decisivo y determinante en el milenario conflicto, a causa de la dominación material y el control espiritual. Las fuerzas que actúan ahora en el planeta son de suprema importancia. Si tenemos presente que el sexto rayo actúa por medio del plexo solar, al que controla (estando estrechamente relacionado con el plano astral, el sexto nivel de percepción), y que el séptimo rayo controla al centro sacro, será evidente porqué hay tanta emoción, idealismo y deseo, entremezclados y relacionados con el conflicto mundial, y por qué también -aparte de las tormentas en la palestra política y en el campo religioso- el sexo y sus variados problemas han llegado a una etapa tal de interés en la conciencia humana, donde una solución de estas dificultades, una nueva comprensión de las implicaciones subyacentes y una franca consideración de la situación, son inevitables e inmediatas. (9?23/8)

He indicado ya que el séptimo rayo entrante actúa a través del centro sacro planetario y luego a través del centro sacro de cada uno de los seres humanos. Por esta razón podemos anticipar el desarrollo de esa función humana que denominamos sexual. Oportunamente en la actitud del hombre veremos las cambios consiguientes respecto a este problema tan difícil. (14?217)

Hay un punto sobre el que quisiera llamarles la atención y es que los dos grandes grupos de agentes divinos -la Gran Hermandad Blanca y la Logia de las Fuerzas Materialistas- tratan de desviar las energías hacia ciertos canales que servirán a los fines para los cuales trabajan, se formaron y existen. Por lo tanto les pediría recordar que tras los acontecimientos externos están estos dos agentes directrices. En consecuencia, tenemos:

1.      Dos grupos de Mentes avanzadas, ambos igualmente iluminados por la luz del intelecto, formulando claramente sus objetivos, pero difiriendo en su orienta­ción y énfasis. Un grupo, de acuerdo al plan divino, trabaja enteramente con el aspecto forma, estando ausente en este grupo la luz del amor y del desinterés. El otro trabaja únicamente con el aspecto alma o conciencia, y en este grupo controlan la doctrina del corazón y la ley del amor. A este respecto, ambos grupos trabajan por lo tanto en oposición en el plano mental.

2.      A los planes que incorporan estos dos ideales y divergentes objetivos se los hace descender al plano astral, entrando así en el mundo de deseos. Las líneas demarcatorias son siempre claras en lo que concierne a los trabajadores de ambos grupos, pero no resultan tan claras para los seres humanos comunes ni para los discípulos mundiales y los iniciados. El caos reina en el plano de los deseos, y el Arjuna mundial permanece hoy perplejo entre las dos fuerzas o campos opositores, reconociendo su relación con la forma y con el alma, haciendo conjeturas al mismo tiempo dónde reside su deber. Su etapa de evolución determina su problema. Así ambos grupos trabajan en oposición en el plano del deseo.

3.      La materialización de los planes de estos dos grupos de mentes iluminadas prosigue constantemente de acuerdo a las leyes divergentes de su ser -las leyes de la vida de la forma y las leyes del vivir espiritual. En esta etapa inicial y mientras se libra la batalla en el campo del deseo (porque allí es donde se libra el conflicto principal, y todo lo que ocurre en el plano físico es sólo el reflejo de un conflicto interno), las fuerzas de ambos grupos, trabajando con las energías de los rayos sexto y séptimo, han producido en el campo del vivir humano un estado de total cataclismo. La situación económica y los odios religiosos son los dos instrumentos principales. Sobre este tema debería reflexionarse.

      En consecuencia, tenemos dos grupos, dos objetivos, dos grandes ideales formulados, dos corrientes de energía activa y dos rayos predominantemente en conflicto, que producen las divergentes ideologías. El resultado de este dualismo es el caos externo, la diferenciación de ambos ideales grupales en los muchos experimentos humanos, y el alineamiento resultante de toda la familia humana agrupada bajo diversas banderas, testimoniando los variados puntos de vista en los numerosos campos del pensamiento -político, religioso, económico, social, educativo y filosófico. Diré que el resultado de este conflicto es definidamente bueno, y demuestra la constante realización de la Gran Logia Blanca. La conciencia de la humanidad se ha expandido definidamente, y en la actualidad todos los hombres piensan. Esto constituye un fenómeno totalmente nuevo y una fresca experiencia en la vida del alma humana. El primer resultado de todo este disturbio ha sido el traslado del foco de atención humano al plano mental, por lo tanto más cercano a la fuente de luz y de amor.

Aquí, en conexión con este cambio memorable de enfoque, los discípulos del mundo pueden hacerse cargo de la responsabilidad e iniciar el trabajo activo. Al hablar de discípulos empleo el término refiriéndome a todos aquellos que aspiran a la verdadera humanidad, a la hermandad y a la expresión viviente de los valores más elevados espirituales. No lo empleo en el sentido técnico, que involucra el reconocimiento de la relación con la Jerarquía a través de los diversos grados de probacionista o de discípulo aceptado, aunque los incluyo en mi pensamiento. Me refiero a todos los aspirantes y a quienes poseen algún sentido de los verdaderos valores, más el anhelo de satisfacer la necesidad del mundo.

Para comprender un poco el problema involucrado y los distintos métodos de trabajo que caracterizan, tanto a quienes lo hacían en el pasado, bajo la influencia del sexto rayo, como a los que aprenden hoy a trabajar bajo la influencia del entrante séptimo rayo. Podría ser de utilidad comparar brevemente los dos sistemas de actividad. Les pediré recordar que ambos sistemas y métodos de trabajo son igualmente correctos para su época y lugar, pero que el discípulo moderno debería descartar los viejos métodos y aprender a emplear progresiva­mente los más modernos, nuevos y efectivos. El discípulo debe aprender a hacer todo esto en forma optimista y confiada, sabiendo que los beneficios y la experiencia adquiridos bajo el sistema de disciplina de sexto rayo, son aún su más valiosa posesión, porque ha trasmutado los métodos y modos en caracterís­ticas y en hábitos establecidos. El discípulo de la era actual debe dominar los nuevos sistemas de trabajo y las nuevas fuerzas y objetivos, confiando en las lecciones aprendidas en el pasado, y basar su nueva estructura de la verdad sobre los cimientos de las orientaciones estabilizadas, a establecerse ahora.

El primer paso que el aspirante sincero debe dar es detenerse por un instante a fin de averiguar y cerciorarse si está trabajando principalmente bajo el impulso de sexto rayo o con la influencia de séptimo rayo. Empleo deliberadamente los términos «impulso e influencia», porque describen el efecto general de las dos energías actuantes. Hay algo en que todos los discípulos y aspirantes pueden confiar, y es en el efecto básico y duradero de todas las potencias de sexto rayo, establecidas en los últimos 2.000 años. Deben tenerse en cuenta, contrarrestarse y ser comprendidas, luego estudiarse las nuevas influencias, investigarse y dominarse los nuevos métodos y llevar las nuevas ideas e idealismos a la objetividad, para expresarlos en forma nueva. Sólo así podrá erigirse inteligente y sensatamente la nueva civilización y cultura, y sentarse las bases para el desarrollo de la familia humana en líneas correctas en la era venidera. Por lo tanto, será de valor comparar los sistemas antiguos y modernos de disciplina y entrenamiento, de atributo y cualidad, de métodos y objetivos.

Abordaremos ante todo, los métodos de actividad de sexto rayo y sus principales características. Son para nosotros los más familiares y podemos considerarlos rápidamente y ello nos permitirá aplicar los nuevos sistemas para demostrar y descubrir la sabiduría antigua y comprender los nuevos modos de trabajo que proporcionarán una nueva vitalidad a la obra de la Jerarquía en el plano físico.

La característica sobresaliente del discípulo y del aspirante en el antiguo régimen era la devoción. La raza tenía necesariamente que alcanzar una orientación distinta y correcta en el mundo de los valores espirituales, de allí el esfuerzo de la Jerarquía, que durante los últimos veinte siglos consistiera en poner el énfasis en el sector de los valores espirituales. Las religiones del mundo han mantenido un lugar preponderante durante vados miles de años, procurando que la humanidad busque unilateralmente al alma y se prepare para la aparición del quinto reino de la naturaleza. Esto está designado (si puedo usar una palabra tan especializada) para entrar en manifestación en la inminente era de Acuario. Dicha era será predominantemente la del discipulado mundial, que posteriormente conducirá a la era de la iniciación universal en la época capricorniana. De allí que las grandes religiones mundiales hayan ejercido un dominio autoritario durante largo tiempo; sus peculiares principios adaptados a una nación, raza o período específico, contenían cierta verdad, establecida por intermedio de un instructor determinado, que atraía hacia sí a individuos de todo el mundo, espiritualmente orientados, y que para ellos expresaba la más elevada meta a que podían aspirar. Todas las religiones del mundo han sido construidas alrededor de una Idea encarnada, que en la propia Persona del instructor expresaba el ideal inmediato de ese tiempo y época. Demostraba ciertos atributos y conceptos divinos que era necesario presentar a la visión de los hijos de los hombres, como meta posible e inmediata. En dichas manifestaciones, como he indicado, puede observarse fácilmente la influencia de sexto rayo. No obstante, cuando una influencia individual de sexto rayo es constatada en una era en que el mencionado rayo se halla excepcionalmente activo, podemos apreciar claramente a qué se debe la potencialidad de la idea religiosa, expresada en las doctrinas y dogmas teológicos y en la autoridad universal de las Iglesias.

Esta orientación del hombre hacia el mundo de los valores superiores, ha sido el objetivo principal de la era de Piscis, que está finalizando ahora, y de la influencia de sexto rayo que va desvaneciéndose rápidamente. Aunque en ningún momento esta orientación básica deja de avanzar constantemente, es convenien­te tener en cuenta que durante los últimos dos mil años se le han presentado a la raza procesos de orientación mucho más elevados, raros y difíciles, y ello por la siguiente razón: El cuarto reino de la naturaleza ha sido atraído hacia arriba, definidamente hacia el emergente quinto reino, lo cual hizo necesario también el traslado de la atención, desde los tres mundos del esfuerzo y expresión humanos, al mundo superior de la conciencia del alma. Así mismo fue necesario reenfocar la atención instintiva e intelectual, principal factor para el desenvolvimiento de la percepción divina, la cual puede ser instintiva, intelectual (y en consecuencia humana) y también espiritual. Pero los tres aspectos son igualmente divinos, cosa que a menudo se olvida.

El segundo objetivo del discípulo de sexto rayo, o del hombre que está saliendo de la influencia de este rayo, pero que aún está condicionado por él (siendo como ser humano representativo del actual ángulo evolutivo), ha sido el desarrollo de la «capacidad de abstracción», como se la denomina. La cualidad sobresaliente de nuestro día y época, como resultado de la trasmutación del carácter y la cualidad humana, en los discípulos y por intermedio de ellos, ha sido la expresión de la naturaleza idealista del hombre o de su respuesta instintiva a los valores intuitivos superiores. En el pasado, personas altamente desarrolladas, aunque muy pocas, demostraron aquí y allá este poder de abstraer la conciencia del aspecto material o forma de la vida, y enfocarlo en el ideal y en la expresión amorfa de la verdad viviente. Hoy están regimentadas masas enteras y naciones, por ciertas formas de idealismo, y pueden apreciar y aprecian, las ideas formuladas en ideales. Podemos ver aquí nuevamente el éxito del proceso evolutivo y de la tarea de la Jerarquía, que demuestra su eficacia en el esfuerzo por expandir la conciencia humana.

Debido a la potente actividad de sexto rayo, durante su largo período de expresión, la reacción del ser humano común ha sido una intensa devoción a su propio y particular ideal, unido al esfuerzo de imponer fanáticamente su sueño idealista (pues eso es en potencia) a sus semejantes, realizándolo de tal manera que la idea original se pierde lamentablemente y se destruye el ideal primitivo, y en vez del ideal mismo se ha ocupado demasiado de las formas de aplicarlo. Así la idea se pierde en el ideal, y el ideal a su vez, en el método de aplicación. El hombre se hace devoto de un ideal que puede o no encarnarse en una expresión individual, y esto controla sus pensamientos, preordena sus actividades y lo conduce, con frecuencia, a despiadados excesos en bien de su peculiar idea formulada.

Bajo la expresión inmediata de sexto rayo, el divino principio del deseo se ha apartado fundamentalmente del deseo por la forma material, y se dirige al reino del deseo superior. Aunque todavía prevalece el materialismo, hay pocas perso­nas que no estén animadas por ciertas aspiraciones idealistas y definidas, por las que estarían dispuestas a sacrificarse si fuera necesario. Éste es un fenómeno relativamente nuevo que debería ser cuidadosamente observado. En el transcurso de las edades, grandes hijos de Dios han estado dispuestos a morir por una idea; hoy existen masas enteras de hombres igualmente dispuestas a morir y lo han hecho, ya sea por la idea de un estado, imperio o nación superhumanos, por una respuesta a una necesidad mundial fundamental, o por una marcada adhesión a alguna ideología actual. Esto indica una extraordinaria realización racial y el destacado éxito de la Jerarquía al trasladarla atención humana al mundo de donde surgen las ideas, elevándola hacia valores más altos y menos materialistas.

El instinto que ha caracterizado a este saliente período de sexto rayo y ha sido notablemente fomentado bajo su influencia, es el del gusto -gusto por el alimento, el intercambio humano, el color, la forma, el arte, la arquitectura y todas las ramas del conocimiento humano. Este gusto discriminador ha alcanzado una etapa relativamente elevada de desarrollo durante los últimos 2.000 años, y «el buen gusto» constituye hoy una virtud masiva muy apreciada y objetiva. Esto es algo totalmente nuevo, que hasta ahora ha sido la prerrogativa de pocas personas cultas. Reflexionen sobre ello. Significa una realización evolutiva. Para los discípulos del mundo, el sentido del gusto debe trasmutarse en su analogía superior, el discriminador sentido de los valores. De allí el hincapié que se hace en todos los textos referentes al discipulado, sobre la necesidad de desarrollar la discriminación. Deseo?gusto?discriminación, son los valores, bajo el sexto rayo, de todo desenvolvimiento evolutivo y particularmente la meta de todo discípulo. Los métodos por los cuales la actividad de sexto rayo y sus objetivos, han sido impuestos en la raza, son tres:

1.      El desarrollo del instinto. A esto le sigue el deseo inteligentemente reconocido, produciéndose así el constante aumento de los requisitos, de la comprensión y luego de la reorientación.

2.      El consiguiente estímulo de la conciencia humana hacia la expansión, con­duce finalmente a la aspiración espiritual.

3.      Después sigue el reflejo de la realidad en la conciencia mental, y esto se siente, se exige y se busca, por medio del trabajo grupal.

El mecanismo del ser humano por el cual el alma hace contacto con los tres mundos, que de otra manera (de acuerdo al actual plan) quedan sellados y ocultos a la experiencia y experimentación del alma, ha sido más agudamente sensibi­lizado y desarrollado durante los últimos 2.000 años que en el período anterior de 10.000 años. La razón estriba en que la mente del hombre ha ayudado conscientemente en el proceso de coordinar los instintos y trasmutar la reacción instintiva, traduciéndola en una percepción inteligente. En el caso de los discípulos mundiales, el proceso se llevó hasta la siguiente etapa de desenvolvimiento, denominada conocimiento intuitivo. La contraparte de los cinco sentidos y sus analogías superiores, en los planos más sutiles, se están desarrollando, organizando y reconociendo rápidamente, y mediante estos sentidos internos ha sido posible el descubrimiento espiritual, así como también los más conocidos descubrimientos psíquicos. En las tres fases:

a. el instinto de aspiración,

b. el estímulo del deseo divino,

c. el reflejo de la realidad,

tenemos la historia de la actividad de sexto rayo y su relación, durante los últimos siglos, con su principal campo de expresión, e! plano astral.

Podemos ahora considerar el séptimo rayo en la misma forma que el sexto, en relación con la situación actual. Al hacerlo, se desarrollará en nuestra conciencia una idea del proceso de desarrollo y de los emergentes eventos e inminentes acontecimientos que pueden lógicamente esperarse. Existe, como podrá com­prenderse, dos maneras de considerar cualquier rayo determinado. Ante todo puede ser estudiado desde el ángulo de la energía, que siempre entra en relación con otras energías y fuerzas, y su encuentro produce frecuente conflicto, una situación cambiada y totalmente distinta de la que existía antes del contacto. Estas importantes etapas podrían describirse brevemente con las siguientes palabras: contacto, conflicto, adaptación, equilibrio (una forma de estancamiento o condición estática alcanzada, que imperó en el siglo XIX), absorción y desaparición final de la energía saliente más débil. La conclusión a que se llega es siempre inevitable, porque los rayos no son los que están en conflicto, sino la sustancia y las formas implicadas en el período. En segundo término, puede considerarse la cualidad de rayo. En realidad es la expresión de su alma y naturaleza intrínseca que -haciendo impacto sobre las condiciones existentes, cuando el rayo viene a la manifestación- realiza definitivamente tres cosas:

1.      Cambia la naturaleza de la civilización y la cultura de la humanidad en un período dado. La Jerarquía utiliza esta fuerza cuando tiene lugar cualquier encuentro de energías de rayo. La cultura es la primera en cambiar, porque toda cualidad básica cambia siempre de arriba abajo, y los intelectuales son los primeros en ser sensibles a las diferencias entrantes. Entonces los cambios de la forma invierten automáticamente el proceso. De esta manera se producen inevitablemente puntos de unión en todo el proceso evolutivo. Cuando los científicos, que se ocupan de la teoría y procesos de la evolución, acepten y estudien el procedimiento de los rayos, se producirán definitivos cambios en la actitud y habrá un acercamiento más estrecho a la verdad. Este concepto se halla también detrás de la enseñanza que he impartido sobre los Grandes Acercamientos que deben tener lugar (y que lo tendrán dentro de breve tiempo) entre los reinos cuarto y quinto de la naturaleza. La Jerarquía es el núcleo dinámico y viviente del quinto reino.

2.      Cambios en los otros reinos de la naturaleza, produciendo una cualidad distinta en la manifestación del alma de cualquier reino (porque todos difieren en la cualidad del alma) y como consecuencia, en el aspecto forma.

3.      Cambios en el tipo de egos o almas que encarnan durante determinado período de rayo. Con esto quiero significar que así como durante la era que está finalizando, el conjunto de las almas encarnadas es predominantemente de la cualidad de sexto rayo, es de esperar ahora la aparición de un crecido número de egos de séptimo rayo. El desarrollo de la futura civilización de séptimo rayo, de síntesis, fusión y acrecentada expresión del alma, y además el desarrollo de la nueva etapa en la que está entrando la magia blanca de la Jerarquía, es por lo tanto inevitable y para esta etapa deberá haber una definida preparación y entrenamiento.

Los poderes de la era de la magia son numerosos, y una de las razones por las cuales está apareciendo ahora el séptimo rayo, se debe a la rápida integración y perfeccionamiento de la personalidad humana; lograr la integración superior del alma con la personalidad resulta hoy más posible y fácil que nunca. Las nuevas formas, por las cuales la tan deseada consumación puede efectuarse, deben desarrollarse, en consecuencia, de manera gradual y científica. Esto, como puede fácilmente concebirse, se realizará mediante la intensificación de las fuerzas que funcionan a través del cuerpo etérico, mediante la coordinación de los siete centros mayores y el establecimiento de sus relaciones rítmicas. El séptimo rayo rige predominantemente los niveles etéricos del plano físico. No rige la forma física densa, que está controlada por el tercer rayo. El cuerpo etérico o vital, responde y se desarrolla bajo las influencias entrantes de séptimo rayo.

Al considerar los métodos por los cuales se realizan los propósitos del séptimo rayo, quisiera señalar que precisamente aquí me encuentro limitado y obstacu­lizado por el idioma, pues estamos tratando con algo nuevo y por lo tanto aún no verdaderamente comprendido, y con estos desenvolvimientos que eventualmente se producirán por medio de una magia científica y verdadera. Esta nueva magia tendrá la misma relación que las que podrían tener las siglas g?a?t?o, en una fórmula algebraica, con las burdas tentativas y a menudo ridículas empresas de los magos, alquimistas y prestidigitadores del pasado. Además quisiera recordar­les que la magia que se realizaba en Egipto –lugar en que se originó la antigua magia-, estaba definidamente concentrada en la producción de efectos físicos y resultados materiales, y el centro de la atención de los magos de esa época puede observarse en la estupenda producción de esas antiguas y gigantescas formas que se yerguen hoy, silentes e inmóviles, conservando toda su prístina magnificencia, las cuales llaman la atención de los arqueólogos y viajeros; las formas menores de la magia estaban dedicadas a la protección mágica de la forma física y a las cuestiones relacionadas con ella. Más tarde apareció la alquimia con sus variadas formas, y también la búsqueda de la piedra filosofal y la enseñanza sobre los tres elementos minerales básicos. Los alquimistas eran impulsados esotéricamente, y desde el aspecto subjetivo de la vida trataban de descubrir lo que pudiera unificar los tres niveles físicos inferiores, haciéndolo en la naturaleza profundamente simbólica del desenvolvimiento racial. Dichos niveles simbolizan al hombre integrado -físico, astral y mental. Si agregamos a estos elementos la piedra filosofal, que ha realizado su trabajo mágico, tenemos la representación simbólica del control ejercido por el alma en los cuatro niveles superiores del plano físico, los niveles etéricos o de energía. La piedra filosofal es el emblema de esta deseable culminación. Digo «emblema» y no «símbolo». Un símbolo es el signo externo y visible de una realidad interna y espiritual, llevada a la expresión en el plano físico por la fuerza de la vida interna ya encarnada. Un emblema es la formulación y creación de un concepto por parte del hombre, personificando para él la verdad tal como la percibe y comprende. Un símbolo tiene más grandes implicaciones que un emblema.

Los niveles etéricos constituyen también el campo de expresión del alma, ya sea el alma humana o su expresión como Tríada superior, la vida monádica. Me pregunto si alguno de ustedes tiene la menor idea de lo que le ocurrirá a la humanidad cuando la realidad subjetiva interna, actuando por medio del cuerpo etérico y derramando sus fuerzas libremente a través de los centros de ese cuerpo, logre su mayor integración con el mecanismo físico denso, y lo controle, reduciéndolo a la más completa subordinación, como resultado de la integración superior consumada entre el alma y la personalidad.

Nos encontramos, en consecuencia, en un período crucial e interesante de la historia racial y planetaria, período distinto de cualquier otro precedente, debido a que el proceso evolutivo ha sido definidamente exitoso, pese a todos los fracasos, errores y demoras; las demoras que abundaron, debido a la negativa (para ustedes curiosa y difícil de entender) de las Energías concentradas en Shamballa, de imponer la fuerza de la voluntad sobre la materia y la forma, hasta el momento de poder hacerlo con la cooperación de la familia humana. Hasta ahora nunca fue posible porque el hombre no estaba preparado para la tarea ni tenía conocimiento del Plan. El Señor de Shamballa y Sus Colaboradores tuvieron que esperar hasta que penetrara por lo menos un tenue delineamiento del Plan en la conciencia de la raza, lo cual está sucediendo con creciente frecuencia, y cada día que pasa, mayor número de hombres y mujeres inteligentes entran en contacto (o son puestos en contacto) con las ideas que emergen de la Jerarquía. En consecuencia podemos esperar que aparezca firmemente y se aplique gradual y cautelosamente la energía volitiva proveniente del centro más elevado que existe en nuestro planeta, Shamballa. Dicho centro corresponde al monádico, el que hace sentir su poder en la conciencia del discípulo que está preparado para recibir la tercera iniciación. Una vez recibida la segunda iniciación, la atenta Jerarquía puede empezar a observar la constante reorientación del alma hacia la mónada y el poder de atracción que ejerce ese aspecto superior sobre el iniciado. En la actualidad son tantos los miembros de la familia humana -encarnados o no- que han recibido las dos primeras iniciaciones, que la atención de Shamballa se dirige cada vez más hacia la humanidad, vía la Jerarquía; mientras tanto, en forma simultánea, los pensamientos de los hombres se encaminan hacia el Plan y hacia el empleo de la voluntad, al dirigir y guiar la naturaleza de la fuerza dinámica. La cualidad de la guerra en este siglo, por ejemplo, de naturaleza dinámica y explosiva, es índice de lo antedicho porque la expresión de la muerte y la destrucción, es uno de los aspectos de la energía volitiva, y el primer rayo es el del destructor. Lo que se ve, en consecuencia, es el efecto que produce la fuerza de Shamballa en las formas de la naturaleza, debido al mal uso que el hombre hace de esta entrante energía. Antiguamente las guerras, hablando en forma esotérica y general, se basaban indefectiblemente en el atrayente poder de las posesiones, conduciendo a la formación del carácter agresivo y codicioso de los móviles que llevaban a la guerra. Gradualmente se ha ido produciendo un cambio, y últimamente las guerras han tenido su fundamento en móviles más elevados, y la adquisición de más territorios y posesiones no han constituido el principal y real motivo. Las guerras han sido desatadas por la necesidad económica o por la imposición de la voluntad de alguna nación o grupo de naciones sobre otras, por el deseo de implantar alguna ideología en determinado país o por deshacerse de un caduco sistema de pensamiento, gobierno o dogma religioso, que detiene el desarrollo racial. Esto se está haciendo ahora conscientemente, pues es una expresión de la fuerza de Shamballa o volitiva, que en definitiva no es la fuerza del deseo como en el pasado.

El séptimo rayo constituye una de las líneas directas que puede recorrer la energía de primer rayo y en ello reside otra de las causas de su aparición en estos momentos, pues al liberar la vida para penetrar en las nuevas y mejoradas formas, los anticuados sistemas de vida, cultura y civilización, deben ser destruidos o modificados. Todo esto es el trabajo del primer Rayo de Voluntad, expresándose predominantemente en la época actual por medio del séptimo Rayo de Organi­zación y Relación.

Al estudiar el sexto rayo hemos considerado ante todo su efecto producido en el trabajo y entrenamiento, la vida y los planes del discípulo, condicionando, como lo hace inevitablemente, las actividades y rendimiento de su vida. Después vimos el principio motivador del deseo a este respecto, y finalmente tocamos los tres tipos de la prevaleciente actividad de rayo. Sigamos ahora el mismo procedimien­to y obtendremos una idea de la relación existente entre los rayos sexto y séptimo, y el modo en que la potencia de sexto rayo ha preparado a la humanidad para los inminentes acontecimientos que enfrenta.

Lo que diré ahora, no será fácilmente comprendido o debidamente apreciado, por el discípulo de sexto rayo, pues los métodos empleados por Quienes manejan y dirigen las nuevas energías, resultarán incomprensibles para él, como conoce­dor de sistemas antiguos, de ahí la aparición de las escuelas fundamentalistas que existen en todos los campos del pensamiento -religioso, político y hasta científico. Agregaré que cuando el discípulo de sexto rayo intenta emplear las nuevas energías entrantes, para él se expresan en el plano astral, y el resultado es magia astral, profundo espejismo y honda decepción. A este hecho debemos atribuir la aparición de instructores que pretenden enseñar magia, obtener ciertos resultados mágicos, trabajar con rayos de distintos colores, utilizar Palabras de Poder, dictar leyes y ser custodios de anhelos y secretos, hasta ahora no revelados, de los Maestros de la Sabiduría. Todo ello es una especie de espejismo astral; también el contacto establecido en el plano astral precipitará posterior­mente en la tierra lo que han podido captar allí. Aún no es el momento ni la hora de emplear tales cosas. El sentido del tiempo y la comprensión del momento exacto en que se llevará a cabo el Plan, con sus futuros detalles, no ha sido captado por esas personas sinceras pero ilusas, que -enfocadas como lo están en el plano astral y mentalmente subdesarrolladas- interpretan mal, para sí y los demás, lo que allí perciben psíquicamente. Saben excesivamente poco, pero creen saber mucho. Hablan con autoridad, pero es la autoridad de una mente sin expansión. Hoy prevalece la expresión de las antiguas formas de magia, la búsqueda de indicios e indicaciones de métodos caducos y cristalizados, responsables en el remoto pasado, del gran engaño de las masas y la consiguien­te ilusión masiva. (9?81/91)

En este estudio comparativo, aunque inadecuado, de los antiguos y nuevos estilos de discipulado, uno de los problemas que la Jerarquía debe afrontar es cómo lograr los cambios necesarios en la técnica y método de desarrollo, que requerirá el sujeto de séptimo rayo, y al mismo tiempo condicionar esos cambios para producir suavemente el proceso de reajuste e interacción entre la Jerarquía y los aspirantes del mundo. Dicho reajuste debe incluir a ambos grupos (uno de ellos es hoy numeroso, el otro reducido) de discípulos que pertenecen a los rayos sexto y séptimo. Los problemas de la Jerarquía no interesan, por supuesto, a quienes no alcanzaron la liberación y, por lo tanto, no pueden contemplar la vida con los mismos ojos de quienes ya no están sujetos a las fuerzas de los tres mundos; sería de utilidad para los discípulos reflexionar ocasionalmente sobre las relaciones existentes en el caso de los Maestros y cavilar menos sobre sus propias y peculiares dificultades individuales.

Una de las principales características del discípulo de séptimo rayo es un intenso sentido práctico. El discípulo trabaja en el plano físico teniendo un constante y firme objetivo, a fin de lograr resultados efectivos en la determinación de las formas que asumirán la cultura y civilización futuras; al finalizar el ciclo del séptimo rayo, trabajará arduamente para perpetuar lo que ha realizado. Manejará fuerza para construir las formas que satisfarán sus necesidades, haciéndolo más científicamente que los discípulos de otros rayos. El devoto de sexto rayo es mucho más abstracto y místico en su trabajo y pensamiento, y pocas veces llega a comprender realmente la correcta relación que existe entre forma y energía. Piensa casi totalmente en términos de la cualidad y presta poca atención al aspecto material de la vida y a la verdadera significación de la sustancia cuando produce fenómenos. Tiende a considerar a la materia como de naturaleza maligna y a la forma una limitación, poniendo el énfasis únicamente sobre la conciencia del alma, considerándola de suma importancia. El fracaso de trabajar inteligentemente, y agregaría yo, amorosamente, con la sustancia, a fin de relacionarla correctamente con la densa forma externa, produjo en los últimos 2.000 años un mundo tan desastrosamente dirigido que ha llevado a los habitantes del planeta a la grave situación actual. El trabajo llevado a cabo en forma ignorante, en el plano físico, por quienes están bajo la influencia de la fuerza de sexto rayo, ha creado un mundo que padece separaciones, en forma análoga al individuo que sufre de doble personalidad. Las líneas demarcatorias entre la ciencia y la religión, constituyen un ejemplo destacado y han sido trazadas con toda claridad y fuerza. La separación a que me refiero ha sido creada por los eclesiásticos del pasado y por nadie más; las líneas separatistas fueron trazadas por los místicos imprácticos y visionarios, así como también por los fanáticos devotos de alguna idea, que no obstante eran incapaces de ver las amplias implicaciones y la naturaleza universal de esas reconocidas ideas. Estoy generalizando, porque hubo muchos devotos y santos hijos de Dios que jamás fueron culpables de las estupideces y tendencias separatistas mencionadas. Con esto también debemos reconocer que la religión ortodoxa ha separado, temporariamente, los dos grandes conceptos espíritu y materia en su pensamiento y enseñanza, con lo cual separó la religión de la ciencia.

La tarea de los trabajadores de la nueva era es reunir esos dos aparentes opuestos y demostrar que espíritu y materia no son antagónicos entre sí, y que en todo el universo sólo existe sustancia espiritual, actuando sobre las formas tangibles externas y luego creándolas.

Cuando clasificamos como «malas» una forma y actividad, se debe solamente a que la energía motivadora detrás de la forma, responsable de la actividad, está erróneamente orientada, egoístamente impulsada e incorrectamente empleada. Aquí nuevamente son importantes dos verdades básicas del ocultismo moderno (se impartirán otras cuando estas dos sean dominadas y aplicadas correctamen­te):

1.      La energía sigue al pensamiento.

2.      El objetivo correcto crea la acción adecuada y la forma conveniente.

Ambas afirmaciones son de origen muy antiguo, pero hasta ahora han sido muy poco comprendidas. Por eso lo primero que un discípulo debe conocer es la naturaleza de la energía y aprender a controlarla y dirigirla; esto lo realiza trabajando con las causas originantes, aprendiendo la naturaleza del reino de las causas y desarrollando la capacidad de ver, detrás del efecto, la causa que lo generó y produjo. En el caso individual del discípulo y en la etapa preliminar de su entrenamiento, ello involucra una constante investigación de sus móviles, hasta llegar a descubrir en qué consisten, pues ha dirigido en tal forma su pensamiento que, en todos los casos, se podrá confiar en que dichos móviles actuarán automática y dinámicamente dirigidos por el alma.

Por lo general el discípulo de sexto rayo hace descender su trabajo hasta el plano astral, y allí reside el foco de su atención, de su vida y de su pensamiento. Su naturaleza física responde por necesidad y automáticamente al impulso enviado desde el plano astral, motivado en el mental, y a veces dirigido por el alma. Pero la potencia de su deseo y su determinación de ver el fruto de su trabajo, ha causado mucha dificultad en el pasado, al detener la verdadera expresión del impulso motivador. Queda detenido en el plano astral. Esto ha sido equilibrado por la intervención cíclica de otras fuerzas de rayo, de lo contrario la situación sería mucho peor de lo que es. El discípulo de séptimo rayo hará descender directamen­te al plano físico la energía que maneja, logrando con ello la integración, y el dualismo que lo caracteriza constituirá un centro de energía en el plano mental y otro en el plano físico. Los pares de opuestos del plano astral constituyen el dualismo del trabajador de sexto rayo.

Es evidente, por lo tanto, que habiendo establecido los dos puntos de energía (mental y física), la siguiente tarea de quien trabaja con magia, consiste en producir, en el plano físico, una síntesis de las energías disponibles, concretadas y conferir fuerza activa y persistente, a lo que ha sido construido. La energía así empleada, en la mayoría de los casos, será de tres tipos:

1.      La energía de la mente. Será la controladora energía dominante que se em­pleará durante el período del discipulado aceptado y hasta la segunda iniciación.

2.      La energía del alma. Será manejada, utilizada y aplicada en forma creadora, desde la segunda hasta la tercera iniciación.

3.      La energía del alma y de la mente, fusionadas y sintetizadas. Esta combina­ción es de enorme potencia. Después de la cuarta iniciación, su potencia aumentará debido a la energía proveniente de la mónada.

Aunque todo es energía, no debe olvidarse que también en la correcta enseñanza esotérica se llama energía a la actividad impulsora superior, y lo que está condicionado e impelido a la actividad, por su intermedio, se denomina fuerza. Los términos son relativos y movibles. Para el conjunto de la humanidad, por ejemplo, el impulso astral es la energía más elevada a la que normalmente aspira, y las fuerzas sobre las cuales actuará la energía astral, serán la física y la etérica. Las energías superiores pueden ejercer un control intermitente, pero por regla general el incentivo o impulso de la vida es astral, y ello puede ser denominado deseo o aspiración, de acuerdo al objetivo. La aspiración puede ser sencillamente una ambición mental o deseo de poder, y el término «aspiración» no debe limitarse únicamente a definir los llamados impulsos religiosos, anhelos místicos y demandas de liberación.

El discípulo de séptimo rayo trabaja conscientemente por medio de ciertas leyes, las cuales rigen la forma y su relación con el espíritu o vida. En Tratado sobre Fuego Cósmico, di las tres leyes mayores del sistema solar y las siete leyes subsidiarias por las cuales se expresan lastres mencionadas; también me referí a las leyes que rigen el trabajo dual. Debe recordarse que los discípulos, que pertenecen a los diversos rayos, manejarán esas leyes de acuerdo a la cualidad de los impulsos de su rayo (estoy obstaculizado por la falta de palabras apropiadas), interpretándolos en términos de obligaciones específicas de la vida o dharma, produciendo los resultados deseados mediante las distintas técnicas de rayo, sin embargo, de acuerdo siempre a la inevitabilidad de los resultados producidos por las energías que han liberado para actuar sobre las fuerzas, bajo las leyes de su ser. El discípulo de sexto rayo, cuando trabaja con las leyes de la naturaleza y las del alma, cualificará sus resultados y producirá sus formas creadoras en el plano astral; a menudo debe aprender a trabajar por medio de una personalidad de séptimo rayo, durante varias vidas (previas o posteriores al discipulado), antes de poder llevar al plano físico sus sueños y visiones. El discípulo de séptimo rayo no tiene tal problema. Por su conocimiento del ritual (que es el antiguo medio codificado mediante el cual son organizadas y relacio­nadas la naturaleza atrayente y expresiva de las energías a emplearse), por su comprensión de las «Palabras de Poder», que descubre mediante el experimento y el empleo de la potencia del sonido, el discípulo del futuro trabajará y construirá el nuevo mundo y su cultura y civilización. Una curiosa indicación del efecto del trabajo mágico de séptimo rayo, sobre la conciencia de la masa, es el empleo creciente de lemas y «frases persuasivas» (¿no es este el término empleado?) para obtener resultados e impeler a los seres humanos a ciertos tipos de acción masiva. Constituye el empleo embrionario de las Palabras de Poder, y por el estudio del valor de sus tonos, por sus indicaciones numéricas y su potencia inherente, los hombres llegarán eventualmente a vastas creaciones y realizacio­nes mágicas, produciendo actividad grupal y logrando la aparición de ciertas formas de expresión en el plano externo. Después de todo, las fórmulas científicas han reducido a unos cuantos signos y símbolos los descubrimientos más abstrusos e intrincados. El paso siguiente es encarnar esos signos y símbolos en una palabra o palabras, impartiéndoles lo que esotéricamente se denomina «el poder de encarnar». Podría expresarlo de esta manera: la antigua afirmación de que «Dios habló y los mundos fueron hechos», significa sencillamente que la fórmula de Dios para la creación, se redujo a una gran Palabra que Él emitió, a la cual siguieron los inevitables resultados. Algo de este proceso, en la ínfima escala humana, será visto en la próxima era. Lo que termino de decir ahora parece fantasioso y fantástico al estudiante común.

Resultará evidente que los discípulos de séptimo rayo manejan mucho poder, y por esta razón en toda la enseñanza que se les imparte, el énfasis se pone sobre la pureza de móvil. Antiguamente se hacía incapié sobre la pureza del cuerpo, en el caso de discípulos de sexto rayo. Como era inevitable, llevaron la idea hasta el fanatismo, resaltando el celibato, el ascetismo y las más rígidas reglas para la vida física, convirtiendo a menudo en pecaminoso lo que es natural. Esta etapa fue necesaria para su desarrollo, porque era esencial que el plano físico se convirtiera en un factor importante en su conciencia, y su atención se apartara del reino de las abstracciones (su línea de menor resistencia) y se enfocara en el vivir físico, porque, nuevamente, la energía sigue al pensamiento. De este modo su actitud hacia la vida podrá hacerse más práctica, y tendrá lugar la necesaria integración. Los discípulos de la nueva era pondrán el énfasis sobre el principio mental, porque condiciona el pensamiento y la palabra. Todo el trabajo mágico se basa en la energía del pensamiento y en la palabra hablada (expresión de los dos centros mágicos mencionados), y la pureza en el reino de la mente y en el móvil, es considerada en consecuencia como una esencialidad básica.

La influencia del séptimo rayo originará en un sentido peculiar inesperado, la Escuela Occidental de Ocultismo, del mismo modo que el impulso de sexto rayo originó la Escuela Oriental de Ocultismo, la cual hizo descender la luz al plano astral y la nueva influencia entrante la hizo descender al plano físico. La enseñanza oriental afectó al cristianismo, e indicó y determinó las líneas de su desarrollo, siendo el cristianismo definidamente una religión de enlace. Eventual­mente, los papeles se invertirán y la «luz de Oriente» se trasladará a Europa y América. Esto traerá inevitablemente la tan deseada y necesaria síntesis del camino místico y el sendero ocultista, lo cual llevará más tarde a la formulación del camino superior, del que es inútil hablar por el momento, pues no lo comprenderían. Ninguna de las antiguas y fundamentales Reglas del Camino serán abrogadas o descartadas. Así como los hombres recorrían a pie las antiguas carreteras, de acuerdo a las necesidades de su época y tiempo, y hoy viajan por tren o automóvil (para llegar al mismo lugar), debe seguirse el mismo camino y alcanzarse la misma meta, pero habrá diferencia en los procedimientos, variarán las precauciones y cambiarán las medidas de protección. Las reglas pueden variar de vez en cuando a fin de proporcionar indicaciones más simples y la protección adecuada. El entrenamiento del discípulo en el futuro diferirá del entrenamiento en el pasado, pero las reglas básicas mantendrán su autoridad.

La nota clave que rige el desarrollo del discípulo de sexto rayo está expresada en las palabras de Cristo, cuando dijo: «Si fuere yo ascendido, atraeré a todos los hombres hacia Mí». El énfasis de todo trabajo de sexto rayo es Atracción y Repulsión, de allí que la división y separación producen eventualmente compren­sión de la necesidad de una síntesis e integración, conscientemente emprendida y mentalmente motivada y producida. La historia del cristianismo (la historia de Europa) se iluminará, si se estudia la Ley de Atracción y Repulsión en conexión con su épico pasado. El empleo y mal uso de esta ley y sus constantes interpretaciones en términos de deseos materiales, ambiciones personales y control territorial, ha causado las diversas escisiones y separaciones y también gran parte de lo ocurrido. Bajo la influencia de séptimo rayo, terminaran esas separaciones, oportunamente, y tendrá lugar la síntesis.

La nota clave del discípulo de séptimo rayo es «Actividad Radiatoria». De allí que hayan surgido en el mundo del pensamiento ciertas nuevas ideas -la radiación mental o telepatía, el empleo radiatorio del calor, el descubrimiento del radio. Todo esto constituye la actividad del séptimo rayo.

El principio divino que concernirá principalmente a la humanidad de séptimo rayo, será el de la vida, cuando se expresa por medio del cuerpo etérico. Por esta razón existe un creciente interés por la naturaleza de la vitalidad; se esta estudiando la función de las glándulas y antes de mucho tiempo se observará su principal función como generadora de vitalidad. Esotéricamente serán considera­das como exteriorizaciones de la fuerza de los centros del cuerpo etérico en el plano físico, y su vivencia o falta de actividad indican la condición de los centros. El interés mundial también va trasladándose al campo de la economía, que en definitiva es el campo del sustento de la vida. Por consiguiente, muchas cosas sucederán en estas interesantes esferas, y cuando el cuerpo etérico llegue a ser un hecho científicamente constatado y se hayan reconocido los centros, mayores y menores, como focos de toda energía al expresarse por medio del cuerpo humano en el plano físico, tendremos una gran revolución en el campo de la medicina, en la dieta y en la distribución de la actividad en la vida diaria. Esto producirá grandes cambios en los sistemas de trabajo y ocupación, y sobre todo en las actividades de la raza en los momentos libres.

Este pensamiento llama la atención sobre los tres métodos de actividad empleados por todos los trabajadores de rayo, y difieren para cada uno. Finalmente controlarán los tipos de séptimo rayo, los que gradualmente cambia­rán las actividades hacia la vida y producirán diferentes métodos para el diario vivir, y son:

1.      Actividad grupal para establecer la relación científica entre sustancia y energía.

2.      Estimulación de las formas etéricas por medio de la fuerza correctamente dirigida.

3.      Distribución correcta de la energía vital, mediante el estudio científico.

Estamos entrando en una era científica, pero será una ciencia que saldrá de la actual encrucijada en que se halla y -habiendo penetrado, como lo ha hecho, en el reino de lo intangible- comenzará a trabajar más subjetivamente que hasta ahora. Reconocerá la existencia de sentidos suprasensorios, como prolongación de los cinco sentidos físicos, y esto se impondrá a la ciencia debido a la gran cantidad de personas dignas de confianza que los poseerán y que podrán vivir y actuar simultáneamente en los mundos de lo tangible y de lo intangible. El cúmulo de testimonios irrefutables será incontrovertible. En el momento en que se pruebe la existencia del subjetivo mundo de las causas (y a eso se llegará mediante la irrebatible evidencia de la prolongación de los sentidos del hombre), la ciencia entrará en una nueva era; su foco de atención cambiará; las probabilidades de efectuar descubrimientos serán inmensas y el materialismo (tal como se lo entiende ahora) desaparecerá. Hasta la palabra «materialismo» resultará anticua­da y a los hombres del futuro les divertirá la limitada visión de nuestro mundo moderno y se preguntarán por que pensábamos y sentíamos así.

En conexión con los cinco rayos que según hemos observado están actual­mente influyendo o comenzando a influir sobre la humanidad (los rayos primero, segundo, tercero, sexto y séptimo), deberían recordar que su efecto varía de acuerdo al tipo de rayo o cualidad de rayo del individuo implicado y según su etapa en la escala de la evolución. Estos puntos a menudo se olvidan. Por ejemplo, si un hombre pertenece al segundo Rayo de Amor?Sabiduría, puede esperarse que la influencia de este rayo y la del sexto (que está en la línea de poder de segundo rayo) sea fácilmente eficaz, constituyendo necesariamente la línea de menor resistencia. Esta situación puede por lo tanto producir una indebida sensibilidad y desenvolvimiento desequilibrado de las características. Nuestras características ejercen influencias sobre la conducta, y nuestras reacciones sobre las circunstancias. Esto significará también que la influencia de los rayos primero, tercero y séptimo, será fundamentalmente perturbadora y provocará resistencia o, por lo menos, una actitud no receptiva. En el mundo, los rayos que están hoy en la línea de la energía del primer Rayo de Voluntad o Poder (en el que se incluyen el tercero y el séptimo) se hallan en la proporción de tres a dos (en lo que concierne a la actual manifestación), en consecuencia podemos esperar una expresión más plena de los atributos y acontecimientos de primer rayo, que de otra manera no sería posible. Esto será especialmente así porque el sexto rayo está saliendo rápidamente de la manifestación. Lo antedicho es una información de poco valor en la actualidad. Sus implicaciones se harán cada vez mas evidentes a medida que transcurra el tiempo, por lo tanto las incluyo en mi enseñanza. (9?93/101)

Esto es un extracto del libro «El Séptimo Rayo: Revelador de la Nueva Era», para descargar el libro completo:

34. El Séptimo Rayo: Revelador de la Nueva Era *

 

«Uno de los inevitables efectos de la energía de Séptimo Rayo será relacionar y unificar en estrecha síntesis, los cuatro reinos de la naturaleza, debiendo hacerse como preparación para realizar el trabajo largamente preordenado para la humanidad, que consiste en ser el agente distribuidor de la energía espiritual para los tres reinos subhumanos. Ésta es la principal tarea de servicio que debe emprender el cuarto reino por medio de sus almas encarnadas. La radiación proveniente del cuarto reino será algún día tan poderosa y sus efectos tendrán tan largo alcance, que compenetrarán las mismas profundidades del mundo fenoménico creado, llegando incluso hasta el reino mineral. Entonces veremos los resultados a que se refiere el gran iniciado Pablo, cuando dice que toda la creación espera la manifestación de los Hijos de Dios. Tal manifestación es la irradiación de la gloria, el poder y el amor», dice el Maestro Tibetano en El Destino de las Naciones.

Djwhal Khul – El Séptimo Rayo: Revelador de la Nueva Era

7 comentarios

  1. Si tubieramos tanto interes en ayudar a los mas necesitados de espiritu o los mas nesecitados de alimento abrigo o medicinas,como el interes que tenemos ensaber que significan las oracopnes este seria el reino de los cielos.

    Lucia

  2. Tenia tiempo buscando el libro BLANCO, y aqui lo encontre. Ya descargue como 6 libros ,que creo son para mi. Por ahora…No me canso de leer , es un gran placer,.les doy las gracias por todo lo que hacen. LOS AMO MAS ALLA DEL ENTENDIMIENTO HUMANO.

  3. AMADOS HUMANOS ASCENDIDOS .NUESTRO MUY AMADO MAESTRO EL MORIA ME DEJO DE TAREA QUE VEA LA PELICULA … MAS ALLA DE LOS SUENOS MUCHAS VECES . YA LA BUSQUE Y NO ME DEJAN QUE LA DESCARGUE… SI ME LA DEJAN VER PERO INCOMPLETA. SI HAY ALGUNA FORMA DE QUE AYUDEN MUCHO SE LOS AGRADECERIA. SI NO HAY MANERA IGUAL SE LOS AGRADESCO Y LA COMPRARE. LOS AMO Y LES ENVIO LA LUZ DE DIOS QUE NUNCA FALLA.

  4. QUIERO EXPRESARLE MI MÁS CALUROSO SALUDO DE AFECTO Y AGRADECIMIENTO POR TOMARSE LA TAREA DE REALIZAR ESTE HERMOSO TRABAJO, QUE NOS PERMITE ENTENDER LOS PROCESOS DE CAMBIOS QUE EXPERIMENTAMOS.

    GRACIAS MIL Y NO SE DETENGAN EN ESTA NOBLE LABOR POR EL BIEN DE LOS QUE BUSCAMOS ESA VERDAD.

    VENEZUELA.

  5. LA GRAN INVOCACIÓN

    De manera constante en los portales dedicados al asunto ‘místico’ se ve la ‘Gran Invocación.’

    Multitud de personas de buena voluntad alrededor de todo el mundo la recitan a diario, a las cinco de la tarde en su propio lugar. Esto hace que esta plegaria esté resonando regularmente en los éteres planetarios.

    Y las personas se la saben de memoria, igual que los asistentes a la misa católica conocen las palabras del Padre Nuestro.

    Pero, ¿qué recitan unos y otros?, y, ¿qué es esta Gran Invocación?

    En medio del horror, cuando las hordas nazis parecían ganar la guerra de mediados del siglo recién pasado, el miedo puso de rodillas a mucha gente. Hubo entonces un clamor hacia lo superior. Y tal como hace dos mil años el Cristo en Jesús entregó a la humanidad una poderosa fórmula de invocación de energías espirituales, encerrada en las palabras del ‘Padre Nuestro’, una nueva receta para atraer otro tipo de efluvios aun más potentes, le fue conferida esta vez a las personas, quienes poco a poco según los medios de comunicación de la época comenzaron a pedir porque las fuerzas de la Luz pudieran vencer a las fuerzas oscuras cuyas botas asolaban las tierras europeas y más allá.

    Las puras palabras de La Gran Invocación son en sí, poderosas.

    Desde el Punto de Luz en la Mente de Dios,

    que afluya luz a las mentes de los hombres;

    que la luz descienda a la Tierra.

    Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,

    que afluya amor a los corazones de los hombres;

    que Cristo retorne a la Tierra.

    Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,

    que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;

    el propósito que los Maestros conocen y sirven.

    Desde el centro que llamamos la raza d elos hombres,

    que se realice el plan de Amor y de Luz

    y selle la puerta donde se halla el Mal.

    Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

    Que así sea y cumplamos nuestra parte.

    Pero, ¿qué o quién es, ese ‘Punto de Luz en la Mente de Dios’? ¿Y el Punto de Amor? ¿y etc.?

    Como se dijo, las palabras en si mismas, son poderosas. El mero hecho de recitarlas aunque sea casi de forma automática como ocurre con la gran mayoría de las personas y sus rezos, invoca fuerzas: se trata de enunciados ‘mantrámicos’. Sin embargo, la realidad siempre subyace tras el velo de las apariencias, y en este caso, hay mucho escondido, una gran extensión en varias dimensiones a leer entre líneas.

    Googleo portales del webeo místico, y en uno de ellos encuentro alguna explicación de las palabras.

    se lee:

    La Gran Invocación es una plegaria, una técnica de alineamiento, una fórmula de meditación y una invocación mántrica por Luz y Amor que evoca una respuesta. Es también una llamada a la esencia del "Instructor del Mundo", conocido y esperado por distintos nombres: Cristo, Maytreya. el Bhodhitshatva, Iman Mahdi, el Mesías… Es una invitación para que sus cualidades se anclen en la Tierra y en todos los seres de forma colectiva.

    La Gran Invocación es una serie de invocaciones codificadas. Es una herramienta de muchos niveles para alinear al alma individual con la presencia del Espíritu. Sus tres niveles operan en el ámbito de la Luz, del Amor y de la Voluntad. He aquí una explicación de cada invocación:

    Desde el punto de Luz en la mente de Dios,

    Que afluya luz a las mentes de los hombres;

    Que la luz descienda a la Tierra.

    La Luz de la Verdad abre la mente hacia el propio yo-Dios. La búsqueda de la verdadera naturaleza del hombre generalmente comienza con el cuestionamiento mental y este verso invoca a la Verdad Divina para que inunde la mente, permitiéndonos comprender que somos parte de la Fuente (p. ej. iluminación). El descenso de la Luz da como resultado que cada persona quede alineada con su alma.

    Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,

    Que afluya amor a los corazones de los hombres;

    Que Cristo retorne a la Tierra.

    Este verso invoca la apertura del corazón hacia la compasión y el entendimiento. El Amor derramado en tu corazón da por resultado tu alineación con nuestro Yo Crístico. Y el retorno de Cristo a la Tierra invoca la apertura de cada uno de nosotros hacia la banda de la Unicidad o Consciencia Crística.

    Desde el centro en donde la Voluntad de Dios es conocida,

    Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;

    El propósito que los Maestros conocen y sirven.

    Este verso te abre a ser el Divino Siervo. Cuando tu voluntad está alineada con la Voluntad Divina, te conviertes en un Instrumento Divino. Convertirte en un Instrumento Divino es "el propósito que los Maestros conocen y sirven". Los "Maestros" no están limitados a los Maestros Ascendidos sino que se aplica a cada persona en la medida en que logra su maestría.

    Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,

    Que se realice el Plan de Amor y de Luz

    Y que selle la puerta donde se halla el mal.

    El plan de Amor y de Luz se refiere a la ascensión. El sellar la puerta en donde mora la maldad se refiere a la disolución del velo de la separación. Sólo mediante un sentimiento de separación puede ser experimentada la ilusión de la maldad. Cuando cada uno de nosotros haya disuelto el velo de la separación, la ilusión quedará desterrada y el Plan funcionará.

    Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan Divino en la Tierra.

    Es una invocación final a la Verdad, al Amor y al Poder en el proceso de ascensión.

    Y cierra la operación con un estilo de ‘Amén’ más largo y también invocatorio: “Que así sea y cumplamos nuestra parte.”

    Pero hay más, indudablemente.

    Y menos sesgado en las directrices de la escuela representada en ese link, que de partida levanta sospechas al presentarse como un ‘portal de la matrix’… ¿?

    Dada nuestra triple naturaleza, es obvio que cada estamento sea suceptible de ser visto a través de un prisma que descomponga su tríada cromática.

    Así entonces, las tres primeras invocaciones hacen mención a ‘Dios’…

    ¿Cuál ‘Dios’? ¿Aquel Sobre Quién Nada Puede Ser Dicho?, ¿La Deidad Solar?, o microcósmicamente, ¿la Divinidad inmanente en cada uno de nosotros?

    Los tres, no juntos o revueltos, pero todos al unísono..

    En el plano Macrocósmico, esa inmensa Entidad, ‘Aquel Sobre Quién Nada Puede Ser Dicho’ participa de manera incomprensible para nosotros. Las palabras de la Gran Invocación le calzan a la perfección. Poco y nada podría ser agregado sin caer en presunciones absurdas.

    En el plano Cósmico, ‘Dios’—su representación—es el Logos Solar, y su ‘Punto de Luz’ hacia la Humaniad terrestre es el Buda de turno. En este caso, Gautama, Sakyamuni Buda, el avatar de la Luz. Ese es el ‘punto de Luz’ donde en segunda instancia es dable enfocar la energía consciente, y la frase que sigue ‘que afluya luz a las mentes de los hombres’ queda explicada por sus propias palabras.

    En el plano Microcósmico, la persona misma. ¿Cuál es el ‘punto de Luz’ en un mortal? Obviamente, el chacra laríngeo. Enfocar entonces la conciencia en esa zona, o si se tiene más experiencia, en el átomo central del mismo, ahí donde mora una entidad diminuta pero luminosa…

    Con la segunda frase ocurre algo análogo, así como con la tercera. Los personajes y/o chacras cambian pero los tres planos: Macrocósmico, Cósmico y Microcósmico se mantienen. El ‘Punto de Amor en el Corazón de Dios’ en escala cósmica es el que llaman el Cristo, el avatar del Amor; y para la persona misma en nuestro pequeño Microcosmos, el punto de amor se corresponde con el núcleo del chacra cardíaco.

    El ‘Centro donde la Voluntad de Dios es conocida’… en el plano Cósmico y dado que ningún Avatar de Poder se ha presentado aun en la Tierra (y eso explica la diferencia del fraseo con las anteriores), se recurre justamente a lo que la letra indica: Shamballa, la Casa de Reunión del Señor del Mundo, Aquel que conoce la Voluntad que viene de lo Alto. Y en el plano humano, el centro de poder equivale a la glándula pituitaria, ubicada el centro arriba en la cabeza, el chacra coronario.

    …”que afluya luz a las mentes de los hombres”…[ ]…”que afluya amor a los corazones de los hombres”… [ ]…”que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres”… Está claro quienes son ‘los hombres’ en cuanto a los planos Macrocósmico y Cósmico, pero ¿qué hay del plano Microcósmico, dónde el todo mayor es un ‘hombre’? En ese caso, el concepto ‘hombre’ está referido a todas y cada una de las células que constituyen el organismo físico.

    Similar asunto cuando se menciona ‘la Tierra’.

    “Que la Luz descienda a la Tierra” en lo microcósmico significa que la entidad núcleo del chacra laríngeo irradie su luz sobre el organismo físico, o el chacra cardíaco en la segunda frase, o el coronario en la tercera.

    La palabra ‘propósito’ esconde lo que en círculos ‘ocultistas’ se llama ‘el Plan Divino’. Sea cual sea el próposito que la Macrodeidad tiene para Su creación, debe ser algo positivo. No vamos a sospechar siquiera que el Creador de Todo es una entidad enfermiza dedicado a generar universos para divertirse con el sufrimiento de sus creaturas…

    En el plano Cósmico es igual, aunque podemos elucubrar un ‘plan’ más concreto: un planeta—para circunscribirnos a nuestra realidad— donde sea factible vivir y desarrollar la conciencia en un ambiente constructivo, acogedor y luminoso.

    Y en cuanto al plano Microcósmico, cada Ser humano tiene una programación inconcreta, un derrotero que se manifiesta en la ‘realidad sustancial’ para alcanzar la iluminación y salir de la rueda de nacimientos y muerte. Lo más probable es que cada quién desconozca ‘su’ propio plan, pero sin embargo, lo tiene y puede recurrrir a su abstracción y visualizar como esas directrices se aposentan, estructuran y actúan en el organismo físico.

    La cuarta frase de La Gran Invocación es algo más compleja. Desciende desde los chacras superiores a un centro inferior:

    Desde el centro que llamamos la Raza de los Hombres, que se realice el plan de Amor y de Luz, y selle la puerta donde se halla el Mal.”

    La Humanidad es la Raza de los Hombres; la sexualidad contiene la raza de cada quién. Y desde allí, se eleva la energía del kundalini o la simple visualización, hasta los centros aludidos: de amor y luz, centro cardíaco y laríngeo.

    Y se cierra la meditación con un baño de poder irradiado desde la corona hacia todo el organismo, desde el Sistema Solar hacia todos sus componentes, desde el núcleo del Universo hacia todo… en triángulo con el amor y la luz, un gran triángulo Padre-Hijo-Espíritu Santo; Brahma, Visnu y Siva…

    Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

    Padre, Hijo, Espíritu Santo; Buda, Maitreya y Shamballa; tus centros coronario, cardíaco y laríngeo: tres poderosísimos triángulos vibrando desde lo Macrocósmico hasta lo Microcósmico, en inundación sobre el universo, el sistema Solar, y el organismo físico.

    Y tú, como antena receptora e irradiadora de la dispensación global, tanto hacia tus hermanos del universo como la humanidad y tu propio organismo físico.

    Que así sea y cumplamos nuestra parte.

    1. Estimado Vento,

      Gracias por tu extensa y sabia contribución.

      Un abrazo en la Luz,

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