El secreto de la Flor del Yo. El loto egoico por Djwhal Khul

Jorge Ariel

Maestro Tibetano djwhal khul

La construcción del cuerpo causal o cuerpo de manifestación del Ego, concierne al trabajo de los ángeles solares o la verdadera Entidad autoconsciente, el hombre. El cuerpo de las causas es una envoltura de sustancia mental producida en el momento de la individualización cuando los dos fuegos hacen contacto. La construcción del cuerpo causal es el resultado de la energía dual, la energía del yo inferior con su acción refleja sobre la unidad superior y la natural ener­gía del yo cuando impresiona directamente a la sustancia del loto egoico. Debería recordarse aquí que, por sutil que sea el material, el loto egoico es en realidad sustancia que posee una vibración particular como la del cuerpo físico, sólo que (debido a su tenuidad el hombre físico lo considera prácticamente como insustancial. En efecto, como ya se ha indicado, es el resultado de la vibración dual de los Dhyanes quíntuples o Dioses en conjunción con el Cuaterna­rio cuádruple o los Pitris de los vehículos inferiores. Mediante el esfuerzo consciente de los Logos planetarios los Dhyanes y los Pitris inferiores entran en estrecha relación. Esto produce (en el tercer subplano del plano mental) una vibración nónuple o un verticilo en la materia gaseosa del plano -subplano gaseoso cósmico- que, después de cierto período de persistencia, asume la forma de un loto de nueve pétalos. Dicho loto está cerrado en forma de capullo sobre el punto central o corazón del loto -esa chispa de fuego eléctrico que por su acción o vitalidad innata, actuando sobre la sustancia del loto, atrae hacia sí la suficiente cantidad de sustancia para formar tres pétalos internos y proteger a la chispa central, siendo sin embargo de la misma sustancia o esencia que los otros nueve pétalos. El estudiante debe cuidar de no materializar dema­siado su concepto; por lo tanto sería conveniente que considere este tema desde otros ángulos y emplee otros términos para expresar la misma idea. Por ejemplo, el cuerpo egoico podría ser visto de las cuatro maneras siguientes: (1)

 

loto del alma

Como nueve vibraciones, emanando de un punto central, cuyas pulsaciones o radiaciones producen tres vibraciones principales de gran fuerza que circulan alrededor del centro; las nueve vibraciones recorren un sendero en diagonal hasta que llegan a la periferia de la esfera egoica de influencia. Allí dan la vuelta, formando de esta manera la ya conocida forma esferoidal del cuerpo causal.

Como nueve pétalos de un loto, irradiando desde un centro común y ocultando dentro de sí tres pétalos centrales, que a su vez ocultan un punto de fuego central. Las irradiaciones que surgen de la punta de cada pétalo producen la ilusión de una forma esferoidal.

Como nueve rayos de una rueda, que convergen hacia un eje central, que en es triple y oculta la energía central o dinamo de fuerza -generadora de toda actividad.

Como nueve tipos de energía que producen emanaciones defi­nidas provenientes de una unidad triple, la cual a su vez sale de una unidad central de fuerza.

Para nuestro propósito, la segunda definición será la más útil en el intento de imaginarnos la constitución, la naturaleza, el mé­todo de desarrollo y la verdadera evolución del Ego, actuando en el cuerpo causal.

En términos de fuego, las mismas verdades pueden ser expresadas del modo siguiente, lo cual debería ser reflexionado deteni­damente por quienes estudian este tratado:

1.   Fuego eléctrico ………. Espíritu …………… Aspecto voluntad ……… La Joya en el loto­.

2.   Fuego solar ……………. Conciencia ………. Aspecto amor …………… Los nueve pétalos.

3.   Fuego por fricción ….. Sustancia        ……..Aspecto actividad ………..Los tres átomos permanentes.

En el fuego eléctrico, la Mónada está representada en su tri­ple naturaleza y significa ese tipo de manifestación que será des­arrollado en su más elevada etapa en el próximo sistema solar.

En el fuego solar, estos Pitris solares en su formación nónuple representan y posibilitan el desarrollo de la conciencia de la Mó­nada, por intermedio del Ego en los tres mundos de la evolución humana.

En el fuego por fricción, los Pitris lunares están representados por, y constituyen, el yo inferior, la personalidad, o esos vehículos mediante los cuales el Ego a su vez adquiere experiencia en los planos inferiores.

Sin embargo, dentro del huevo áurico egoico los tres son uno en manifestación, continuando constantemente el intercambio de energía y vitalidad. El Espíritu emplea al Alma o Ego como vehículo de iluminación, y el Ego emplea al Cuaternario inferior (2) como me­dio de expresión. Por lo tanto, la evolución del Espíritu puede divi­dirse en tres etapas:

En la primera actúan principalmente los Pitris lunares y prepa­ran a los cuerpos inferiores para que sean ocupados. Las vibracio­nes inferiores controlan y el “fuego por fricción” calienta y nutre, excluyendo todo lo demás.

En la segunda los Pitris solares predominan gradualmente, des­arrollándose la conciencia egoica. Los cuerpos son ocupados por el Pensador, los controla y somete gradualmente a su voluntad y propósito y los descarta oportunamente. Las vibraciones intermedias controlan y el fuego solar irradia, iluminando en el curso de la evo­lución a los cuerpos inferiores; gradualmente aumenta su calor, y con el tiempo ayuda a destruir las formas.

En la tercera es revelado el fuego eléctrico y por la intensidad de su llama apaga los otros fuegos. Los Pitris lunares han cumplido su cometido, los Pitris solares han desarrollado al ente autocons­ciente, el hombre, y la Mónada (habiendo utilizado a ambos) los descarta y se retrae en sí misma, pero esta vez con lo adquirido durante la existencia física, además del amor-sabiduría desarrollado.

Como sabemos, el loto egoico está formado por tres hileras -cada hilera compuesta de tres pétalos y todas protegen el capullo interno, donde se oculta la joya. Tratamos aquí la evolución, forma­ción, vitalización, nutrición y eventual desarrollo de los pétalos. Será útil para el estudiante, en esta etapa, recordar que nos referimos principalmente al desarrollo del segundo aspecto del hombre, el aspecto amor-sabiduría, considerando sólo en forma secundaria el tercer aspecto o la actividad, que tiene sus centros de energía en los tres átomos permanentes.

A estas tres hileras de pétalos se las denomina en terminología esotérica:

  1. La tríada del “conocimiento externo” o los señores de la inteligencia activa.
  2. La triada de la hilera media del “amor” o los señores del amor activo.
  3. La tríada interna del “sacrificio” o los señores de la volun­tad activa.

La primera constituye el resumen de la experiencia y del des­arrollo de conciencia alcanzado, la segunda la aplicación de ese cono­cimiento, en forma de amor y servicio, o la expresión del Yo y el no-yo vibrando recíprocamente, y la tercera, la plena expresión del conocimiento y del amor dedicados a sacrificar todo, consciente­mente, para llevar a cabo los planes del Logos planetario y realizar Sus propósitos grupalmente. Cada uno de estos tres grupos de péta­los están guiados por los tres grupos de Agnishvattas y formados con su propia sustancia que, en esencia, constituyen el triple Ego durante su manifestación. A través de ellos fluye la fuerza y la energía coherente de esas misteriosas Entidades a quienes (cuando se considera a la familia humana como un todo) denominamos:

  1. Los Budas o Señores de Actividad.
  2. Los Budas o Señores de Amor Compasivo.
  3. Los Budas de Sacrificio, de los Cuales el Señor del Mundo es, para el hombre, el exponente más conocido.

A través de estos tres grupos fluye esa triple energía que halla su expresión en el plano mental y en relación con el reino humano en los tres grupos de Agnishvattas o Pitris solares mencionados anteriormente. Estos grupos forman la sustancia de las tres hileras de pétalos, y cada uno ejerce también una influencia especial sobre el pétalo particular que pertenece a su especial grado de vibración. Para mayor claridad podemos clasificar los distintos pétalos a fin de que el estudiante pueda obtener una mejor comprensión de la conformación de su propio vehículo causal y una idea de las dife­rentes relaciones triangulares:

I. La triada externa de “conocimiento”:flor loto del alma

a.  ler. Pétalo ………………Conocimiento en el plano físico.

Colores: anaranjado, verde y violeta.

b.  2do. Pétalo ……………..Amor en el plano físico.

Colores: anaranjado, rosado y azul.

c.  3er. Pétalo ………………Sacrificio en el plano físico.

Colores: anaranjado, amarillo e índigo.

Estos tres pétalos están organizados y vitalizados en el Aula de la Ignorancia, pero permanecen cerrados y sólo comienzan a abrirse cuando está organizado el segundo círculo.

II. La triada intermedia de “amor”:

a.  ler. Pétalo ……………. Conocimiento superior aplicado por medio del amor en  los planos físico y astral.

Colores: rosado y los tres originales.

b. 2do.pétalo ………….. Amor inteligente superior en los planos fí­sico y astral.
Colores: rosado y los tres originales.

c.  3er. Pétalo …………….  Sacrificio inteligente amoroso en los planos físico y astral.

Colores: rosado y los mismos originales.

 

Los tres pétalos conservan el color anaranjado fundamental, pero añaden el rosado en cada pétalo, de manera que ya se ven cua­tro colores. Dichos pétalos están organizados y vitalizados en el Aula del Aprendizaje, pero permanecen cerrados. La hilera externa de pétalos se abre simultáneamente hasta quedar completamente abierta, revelando la segunda hilera; la tercera permanece protegida.

 

III. La tríada interna de “sacrificio”:

a.  1er pétalo                  La Voluntad de sacrificarse por medio del conocimiento en el  plano mental y así dominar inteligentemente al triple hombre inferior.

Colores: amarillo más anaranjado, verde, violeta y rosado.

b.  2do. Pétalo              La voluntad de sacrificarse por medio del amor en el plano mental, a fin de prestar servicio.

Colores: amarillo más anaranjado, violeta, rosado y azul.

c.  3er. Pétalo                El sumo y eterno sacrificio de todo lo que existe.

Colores: amarillo, anaranjado, rosado, azul e índigo. (3)

Templo del Loto LOS ATOMOS PERMANENTES

Dentro de la envoltura del loto se hallan tres átomos que completan los doce componentes del loto egoico, denominados unidad mental, átomo astral permanente y átomo físico permanente. Los tres átomos permanentes constituyen en sí mismos centros de fuerza o esos aspectos de la personalidad que mantienen ocultos los fuegos de la sustancia o de la objetividad. En la capacidad inherente de responder a la vibración superior se hallan ocultas potencialidades espirituales: desde el momento de la individualización, hasta ser desechada du­rante la iniciación, la vida interna desarrolla constantemente dichas potencialidades y logra ciertos resultados definidos utilizando los tres átomos permanentes. Los vivifica y despierta gradualmente hasta que, en los tres planos, la vida central ha establecido un pun­to adecuado de contacto, capaz de originar la vibración necesaria en la materia de ese plano.

Los átomos permanentes de cada plano tienen una cuádruple finalidad respecto a la vida central o egoica:

Distribuir cierto tipo de fuerza.

Conservar la facultad o capacidad de responder a una vibra­ción dada.

Asimilar experiencia y transmutarla en cualidad. Resultado di­recto del trabajo del Rayo del Ego al actuar sobre el átomo.

Ocultar la memoria de la unidad de conciencia. Cuando vibran en toda su plenitud constituyen la razón de ser de la conti­nuidad de conciencia del hombre que actúa en el cuerpo causal. Se ha de establecer cuidadosamente esta diferencia.

Cuando se recibe la tercera Iniciación, se abre la hilera interna de pétalos, y el loto puede verse en pleno florecimiento y en toda su belleza. En la cuarta Iniciación el capullo interno se abre por el efecto de la fuerza eléctrica del Cetro que atrae el poder del rayo sintético del sistema solar mismo; así es revelada la joya interna. El trabajo ha sido realizado; la energía que reside en los átomos permanentes ha vitalizado todas las espirillas, mientras que la fuerza perfeccionada del loto y la voluntad dinámica de la chispa central entran en plena y unida actividad, dando lugar a un triple despliegue de fuerza vital que provoca la desintegración de la for­ma y los siguientes resultados:

a. Los átomos permanentes se hacen radiactivos y, por consi­guiente, su “círculo limítrofe” ya no es una barrera para las unidades menores que se hallan dentro; entonces los distintos grupos de vidas electrónicas salen y vuelven al depósito eterno. Forman una sustancia de orden muy ele­vado y producirán las formas de esas existencias que ocu­parán vehículos en otro ciclo.

b. Los pétalos son destruidos por la acción del fuego, y la multiplicidad de vidas dévicas que los componen y les pro­porcionan coherencia y cualidad son recogidas nuevamente en el Corazón del Sol por los Pitris solares de orden muy elevado; en otro sistema solar volverán a exteriorizarse.

c. La Vida central eléctrica retorna a su fuente, escapando de la prisión y funcionando como un centro de energía en los planos cósmicos de energía etérica.

Con lo antedicho hemos tratado de dar una idea general del pro­ceso evolutivo relación con el Ego y su progreso, regido por las leyes kármica y cíclica. Si el estudiante medita sobre estas dos leyes, le será evidente que ambas podrían ser resumidas en el tér­mino genérico de Ley del Ritmo. Toda manifestación es el resultado del efecto producido por cierta energía en actividad; el empleo de energía en determinada dirección necesitará un consumo similar en la dirección contraria. Esto, en términos del Ego y su experien­cia vital, da lugar a tres etapas:

En la primera la energía manifestada actúa externamente. El Yo se identifica con sus cuerpos. Esta etapa es estrictamente per­sonal.

En la segunda se procura hacer un reajuste de acuerdo a la ley, y el Yo no se identifica totalmente con sus cuerpos ni Consigo Mismo. Está aprendiendo a elegir entre los pares de opuestos. En este período la lucha es terrible y predomina el desorden, siendo el campo de batalla donde se ha de lograr el reajuste y el laboratorio donde el discípulo genera suficiente fuerza transmutadora que lo conduce al otro extremo de la etapa anterior -esa etapa donde la energía se manifestará dentro y no fuera.

En la tercera la energía del Ego está centrada en el corazón del círculo y no en la periferia, dedicándose allí al servicio grupal por medio del esfuerzo consciente del Ego. La naturaleza inferior es reemplazada por la atracción que ejerce aquello que es más supe­rior que el Ego. Entonces debe repetirse el proceso anterior en una vuelta más alta de la espiral y la energía monádica comienza a actuar sobre el Ego, así como la egoica actuó sobre la personalidad. La Mónada, que se ha identificado con el Ego (su manifestación externa), también comienza a buscar su propio y verdadero centro “dentro del Corazón”; puede observarse nuevamente en los niveles superiores los resultados que afectan a la distribución y conser­vación de la energía.

Se debe poner de relieve este procedimiento porque es impor­tante que todos los ocultistas aprendan pensar en términos de energía y fuerza, interpretándolos como algo diferente de los cuerpos o instrumentos empleados. El místico ha reconocido este factor “fuerza”, pero ha trabajado únicamente con el aspecto positivo de la misma. El ocultista (4) debe reconocer y trabajar con tres tipos de fuerza o energía; aquí reside la diferencia entre su trabajo y el del místico. El ocultista reconoce:

1. La fuerza positiva                       Aquello que energetiza.

2. La fuerza negativa                     Aquello que es receptor de ener­gía; lo que actúa o  toma forma bajo el impacto de la fuerza posi­tiva.

3. La luz o fuerza armó­nica          Aquello que se produce por la  unión de ambos, dando por resul­tado energía irradiante, siendo el resultado del equilibrio de ambos.

Estos tres aspectos de la energía han sido denominados, como frecuentemente se ha dicho:

a.  Fuego eléctrico …………….. energía positiva …….. Padre.

b.  Fuego por fricción ………… energía negativa ……..Madre.

c.  Fuego solar ………………….. energía radiante …….. Sol o Hijo.

 

Cada uno de estos dos últimos aspectos son en sí mismos duales, pero el efecto constituye un todo unificado en lo que respecta a la gran Unidad en la cual se manifiestan.

LA MEDITACION

Por la meditación un hombre puede liberarse de la ilusión de los sentidos y de su atracción vibratoria; encuentra su propio cen­tro de energía positiva y es conscientemente capaz de utilizarlo; por lo tanto se da cuenta que su verdadero Yo actúa libre y cons­cientemente más allá de los planos sensorios; penetra en los planes de esa Entidad mayor dentro de cuya capacidad irradiatoria tiene su lugar; entonces puede llevar a cabo conscientemente esos planes, a medida que llega a captarlos en las diversas etapas de realización y a ser consciente de la unidad esencial.

NOTAS DEL EDITOR

1. Tomado del libro Tratado sobre fuego cósmico de Djwhal Khul.

2. Carl Jung escribió El secreto de la Flor de Oro, en el que plantea las cuatro etapas de la meditación.

3. Para la Fe Baha´i el número nueve representa que abarca todas las religiones, uno de sus templos tiene forma de loto.

4. El científico Fritjof Capra escribió El Tao de la Física, libro en el que se plantea el Misticismo cuántico.

 

2 comentarios

  1. Me gustaría establecer contacto con el señor Jorge Ariel.Quisiera confirmar si el vive en Caldas Antioquia ?

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