«El agua tiene memoria» Masaru Emoto

Rosa (Editora)

El-septuagenario-Masaru-Emoto

Este japonés septuagenario concede al agua un papel en el mundo que va más allá de lo puramente práctico. Afirma, entre otras cosas, que el agua puede mejorar o empeorar a partir de las palabras o los sentimientos que se le dediquen

Masaru Emoto es el profeta del agua. Este japonés septuagenario tiene una misión: convencer al mundo de que el agua es “el alma del universo”, de que es conciencia líquida, de que la estructura molecular del agua registra las vibraciones de sonidos, de colores, de formas, de palabras, de emociones y de pensamientos. Según Emoto, el agua graba las intenciones de cada uno. Y se las devuelve.

¿Ha fundado Masaru Emoto una mística del agua o está ensanchando los confines de la ciencia? Sus experimentos pretenden demostrar que una gota de agua se vivifica con un pensamiento hermoso. Así, si se la honrase con la actitud, ¿se podría salvar este planeta de agua y a uno mismo (agua en un 80%)? Es la buena nueva de Emoto: el agua es mensajera de Dios, y bastará con mostrarle gratitud y amor para que todo mejore.

¿Cómo llegó a formular esta hipótesis?

Hace 25 años buscaba el modo de visualizar el poder sanador de los preparados homeopáticos que empleaba como terapeuta, cuya base es el agua.

¿Y lo logró?

Sí, mediante los cristales de hielo del agua.

¿Qué demostró con esos cristales?

Que el agua tiene memoria. Que registra las vibraciones de cualquier sustancia disuelta en ella. ¡Incluso si la disolución es infinitesimal y no detectamos en esa agua ni una sola molécula de dicha sustancia!

Si no hay molécula, no puede haber efecto, ¿no?

¡Pues sí hay efecto! Ese es el misterio: la información de la sustancia ha quedado registrada de algún modo en el agua.

Póngame un ejemplo.

Disolví una gota de aceite esencial de flor de cerezo en agua destilada. La congelé y luego la descongelé lentamente: fueron formándose cristales, visibles sólo al microscopio. Los fotografié y filmé. ¿Qué forma adoptaron esos cristales de agua?

¿Qué forma?

¡La de la flor del cerezo!

Pudo ser una coincidencia.

Lo he repetido con otras flores: ¡la forma del cristal siempre replica la geometría de la flor! ¿Por qué?

¿Por qué?

Creo que se trata de una información profunda, vibracional, que persiste y resuena: el agua la capta y la registra, y al cristalizar se visibiliza, podemos contemplar su geometría.

¿Cuál es su experimento favorito con agua?

El del monje zen. Le entregué un frasco con agua de un lago contaminado que no cristalizaba armónicamente, generaba un cristal deforme y feo. El monje meditó y proyectó su beatitud sobre ese frasco de agua. Cuando cristalicé una gota al microscopio, ¡oh, desplegó un cristal muy hermoso!

¿Qué había sucedido?

La intención del monje había modificado su estructura, confiriéndole armonía. Por tanto, a escala subatómica, el agua es capaz de captar y almacenar vibraciones de emociones y pensamientos.

¿Qué otros experimentos ha diseñado para demostrar esto?

He tomado un frasco de agua destilada y la he expuesto a palabras insultantes, agresivas, violentas, maleducadas, groseras, malsonantes… Luego ha cristalizado muy mal, con cristales aberrantes.

¿Y si las palabras son dulces y amorosas?

Forma bellísimos cristales. Los más despampanantes son hexagonales con soberbios despliegues fractales.

¿Qué palabras agradan más el agua?

Gracias y amor.

¿Importa el idioma en que se le diga eso al agua?

No. En cada idioma, la palabra gracias contiene la vibración natural de esa emoción, de la gratitud, de la intención agradecida, de ese estado anímico humano. Por lo tanto, esa vibración originaria es lo que transmitimos y el agua recibe.

Entonces, ¿es útil bendecir el agua, el vino, la sopa…?

¡Claro! Esos líquidos registran esa intención benévola y se cargan de benéficas vibraciones. Y un agua así vivificada será salutífera.

¿Se puede curar enfermedades con agua tratada con buenas vibraciones?

Sí. Es la medicina del futuro.

¿Qué dice la ciencia actual de todo esto?

No dispone todavía de una tecnología lo bastante afinada para detectar estos procesos. Por eso los científicos callan. Aunque ellos ya saben que todo es vibración, es información… De hecho, la física cuántica ya está hablando ese lenguaje… Pero tengamos paciencia, todo llegará a demostrarse.

Entre tanto, usted sigue adelante.

Por supuesto. También he estudiado el efecto de la música y de las imágenes en el agua. Por eso sé que le disgustan la música heavy y la estridente. En cambio, le encantan la de Mozart y la clásica en general.

¿Y cuál es la canción favorita del agua?

Blanca y radiante va la novia.

No fastidie.

Sí, sí, la misma sintonía del Ave María. El agua expuesta a esta música cristaliza con un hexágono muy armonioso.

¿Y qué imágenes le placen más?

Las de amaneceres y crepúsculos, de hermosos paisajes, de delfines nadando, de niños sonrientes…

Yo bebo agua mineral natural en casa: ¿hago bien?

Sí. Es agua extraída de yacimientos subterráneos, muy estable. La de manantial es la mejor, porque al manar está dispuesta a servir a todo el que quiera beberla. ¡Nada alegra más al agua que fluir y brincar por la naturaleza!

¿Y qué me dice del agua del grifo?

Está enferma, mortecina, no vibra. Así lo denotan los feos cristales que genera.

¿Puedo hacer algo para mejorar el agua que bebo?

Mucho, claro que sí. En la jarra de la nevera, o en la botella que haya

comprado, escriba o pegue una etiqueta con la palabra gracias o amor. Ese agua se alegrará, se vivificará, se purificará: mejorará.

Y mientras me ducho, ¿también le digo algo?

De palabra o con la intención, agradézcale que esté mojándole y refrescándole y limpiándole. Y mientras lava sus manos bajo el grifo, ¡ame a ese agua!

¿Cómo se hace eso?

Primero, pídale perdón por haberla ignorado y desdeñado tanto. Y después, agradézcale existir ¡y proyéctele amor!

Mientras se escurre por el desagüe…

Pero irá cargada de ese amor, e irá a los ríos, al mar…, y los mejorará.

¿Yo solito puedo mejorar el planeta, pues?

Ja, ja, ja, será mejor si somos muchos, muchos, muchos… Por eso educo a los niños en el respeto, cariño y amor al agua.

¿Puedo mejorar también el agua de mi acuario?

Sí, envíele mensajes positivos. Los peces estarán más a gusto y sanos.

¿Podemos vivificar el agua a distancia?

También he experimentado al respecto: doscientas personas enviaron sus buenas intenciones a un frasco de agua que estaba en Japón y que veían por internet. ¡Y mejoraron los cristales resultantes!

¿Es mejor ponerla en botellas de cristal que de plástico?

Sí, pero el agua de la botella no se altera por el plástico, que es muy fino. En todo caso, deberíamos tender a eliminar los plásticos para contaminar menos el medio ambiente.

¿Varía el agua según de qué parte del planeta sea?

Sí, pues la luz, el clima, los minerales, los paisajes son diferentes: las vibraciones, por tanto, son distintas en cada lugar, y el agua las registra.

¿Dónde está el mejor agua del mundo?

En Japón, por sus cumbres y cielos, sus paisajes armónicos, su luz, su clima con cuatro estaciones, por ser una isla, por el mar…

¿Y qué hay de la fuga de la central atómica de Fukushima?

Es mi preocupación central ahora: quiero dedicar mis años venideros a purificar la atmósfera y el agua, ¡o no habrá futuro!

¿Ha habido agua siempre?

Desde que hay vida: agua y vida son sinónimos. Y la vida es la primera forma de conciencia.

¿El agua es conciencia, pues?

Sí. Es el bien más importante de la tierra. Debería ser el principal objeto de estudio de la humanidad, de la ciencia. Opino que la clave está ahora en educar a los niños en el amor al agua: ¡los niños sí están preparados para entender!

Entre tanto, ¿qué puedo hacer yo por el agua?

Bebe cada mañana un vaso de agua bendecida por ti mismo, con tu gratitud y tu intención amorosa. Trata al agua con todo el cariño… porque eres tú mismo.

Bromeo y le pregunto si el agua de mi cerveza registra también vibraciones del entorno. Me dice que sí, pero que lo que me achispará será el alcohol que contiene… Y ríe. Masaru Emoto es un japonés delgado y muy serio, con un punto solemne y aburrido, pero ha sabido sonreír un par de veces. Y reír un poquito. Cuando le pregunto qué cantante disgusta más al agua con sus canciones, también ríe pícaramente…, pero no suelta prenda. Masaru Emoto es conocido mundialmente por sus investigaciones sobre el agua. Analiza muestras de diferentes procedencias, las congela y fotografía los cristales que se forman en el proceso. Emoto ha publicado esas fotografías bajo el título de Mensajes del agua. Sostiene que los cristales del agua visibilizan y muestran toda la información almacenada por esta, y que ha dejado su honda huella en su estructura. Cuanto más cerca de la naturaleza esté el agua, más armónicos serán sus cristales. “Si la naturaleza es bella, el agua también lo será, y viceversa”, afirma Emoto. Ahora Masaru Emoto ha sido contratado en España por Grupo Pascual para analizar su agua mineral natural Bezoya, extraída de manantiales subterráneos de la sierra de Guadarrama, y cuya composición es de mineralización muy débil. Tras exhaustivos análisis, Emoto concluye que este agua es la que cristaliza de una forma más bella de entre las varias de diversas procedencias estudiadas en España.

Fuente: Magazine de «La Vanguardia»

Texto de Victor M. Amela

Fotos de Dani Duch

3 comentarios

  1. Tenía entendido que uno recibe las bendiciones que desea para su prójimo pero desconocía el comportamiento del agua ante las expresiones de amor o de odio que escuchen de nuestra boca.Sencillamente sorprendente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx