Los Misterios Luminosos por Juan Pablo II.

Jorge Ariel

j pablo Ascendido Tradicionalmente, el Rosario estaba dedicado a una de las tres series de «misterios», que debían ser recitados secuencialmente, uno por cada noche. Sin embargo, en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II, publicada el 16 de octubre de 2002, fue introducida una nueva serie de «misterios», los misterios luminosos. Considero oportuna una incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida pública es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Jn 9, 5)

Para que pueda decirse que el Rosario es más plenamente ‘compendio del Evangelio’, es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.

Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios que se pueden llamar de manera especial «misterios de luz». En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es «la luz del mundo» (Jn 8, 12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino. Deseando indicar a la comunidad cristiana cinco momentos significativos –misterios «luminosos»– de esta fase de la vida de Cristo, pienso que se pueden señalar: 1. su Bautismo en el Jordán; 2. su autorrevelación en las bodas de Caná; 3. su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 4. su Transfiguración; 5. institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.

Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús. Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por nosotros ( 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto ( Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente. Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión ( Mc 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe ( Mc 2, 3-13; Lc 7,47-48), iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia. Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo « escuchen » ( Lc 9, 35 par.) y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo. Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad « hasta el extremo » (Jn13, 1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio.

Excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo. Los Evangelios apenas insinúan su eventual presencia en algún que otro momento de la predicación de Jesús (Mc 3, 31-35; Jn 2, 12) y nada dicen sobre su presencia en el Cenáculo en el momento de la institución de la Eucaristía. Pero, de algún modo, el cometido que desempeña en Caná acompaña toda la misión de Cristo. La revelación, que en el Bautismo en el Jordán proviene directamente del Padre y ha resonado en el Bautista, aparece también en labios de María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la Iglesia de todos los tiempos: «Haced lo que él os diga» (Jn 2, 5). Es una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo mariano de todos los «misterios de luz».

1.  El Bautismo:

Jesus 003

Está simbolizado en el relato sobre Jesús, donde a los doce años era tan consciente de que «debía ocuparse de los asuntos de su Padre», que desafió y causó angustia a Sus progenitores, asombró a quienes eran mayores que Él, por Su aplomo y conocimiento espirituales, lo cual contrarrestó yendo a Galilea y «subordinándose» a Sus progenitores. Una actitud tan similar (sin tener la desarrollada e incluyente comprensión manifestada por Cristo) puede observarse en el discípulo durante e! período en que tiene lugar la nueva orientación; el discípulo está aprendiendo a disciplinar su naturaleza inferior y a lograr cierto dominio sobre sus tendencias físicas; de esta manera, libera energía física y ordena su vida. Esto lleva mucho tiempo y puede abarcar un ciclo de muchas encarnaciones. Lucha constantemente contra su naturaleza inferior y las exigencias de su alma (según las interpreta, con cierta ignorancia), estando en constante oposición con la naturaleza animal y acrecentadamente en relación con la naturaleza emocional.

2. Las Bodas de Caná

Paolo Veronese 008

Lo que puedo hacer (en lo referente a este misterio) es proporcionar las premisas fundamentales que subyacen en las mejores ideas futuras sobre el tema del sexo y el matrimonio.

Estas premisas son tres: cuando sean comprendidas y captadas y se integren a las ideas prevalecientes de la época y formen las bases de las normas reconocidas y una vida decorosa, entonces los detalles de cómo, dónde y cuándo se resolverán por sí solos

1. La primera premisa está basada en la relación entre ambos sexos, y la forma de encarar la relación matrimonial se considerará como parte de la vida grupal y para el bien del grupo; esto no será el resultado de las leyes que reglamentan el matrimonio, sino como consecuencia de la educación acerca de las relaciones grupales, del servicio y de la ley del amor comprendida prácticamente y no en forma sentimental. Los hombres y mujeres se considerarán como células de un organismo vital, y esta comprensión y perspectiva coloreará sus actividades. También será considerada como una realidad de la naturaleza y un producto de pasados ciclos de evolución; no será una teoría y una esperanza como sucede en la actualidad. Se estudiará lo que es mejor para el grupo y lo que se necesita para fomentar la eficiencia de un ente del grupo. Los hombres vivirán cada vez más en el mundo de las ideas y de la comprensión, y no en el mundo del deseo desordenado y del instinto animal; el amor del hombre por la mujer y viceversa será más verdadero de lo que es hoy, pues no será estrictamente emocional y tendrá una base inteligente.

A medida que el impulso asciende desde el centro sacro al laríngeo, los hombres no se centrarán tan poderosamente en sus impulsos físicos sexuales y manifestarán más consistentemente  su expresión creadora. Su vida en el plano físico continuará en forma normal, pero es necesario que comprendan que el modo en que el hombre satisface su naturaleza sexual es anormal y desordenado y estamos en camino de llegar a una normalidad sensata. El deseo del placer egoísta y la satisfacción del impulso animal, que es instintivamente correcto cuando es ordenado, e incorrecto cuando se lo prostituye exclusivamente para el placer, serán reemplazados por la decisión que adopten ambas partes. La decisión satisfará la necesidad natural en forma correcta, conveniente y ordenada. En la actualidad se sacrifica generalmente una de las partes, sea por una indebida abstinencia o un excesivo desenfreno.

2. La segunda premisa se basará en el grado de evolución alcanzado, y para cumplirla correctamente es necesaria una verdadera integración de la personalidad. Esta regla podría expresarse de la manera siguiente: El verdadero matrimonio y la correcta relación sexual deben involucrar la unión de los tres aspectos de la naturaleza del hombre, y unirse los tres niveles de conciencia al mismo tiempo, físico, emocional y mental. Para que un hombre y una mujer formen un matrimonio verdaderamente feliz deben complementarse en los tres aspectos de su naturaleza y existir una unión simultánea. ¡ Cuán rara vez ocurre y que extraño es encontrarlo! No es necesario que entre en detalles sobre esto, pues esta verdad es evidente y ha sido expresada repetidas veces. Más adelante, aunque el día está muy lejano todavía, se formarán matrimonios que tendrán como base la etapa de desarrollo de la personalidad integrada, y sólo podrán celebrar el sagrado ritual del matrimonio, quienes hayan alcanzado la misma etapa en el trabajo de trasmutar lo inferior a los centros superiores; un matrimonio se considerará indeseable y sus partes dispares, cuando una de ellas viva la vida de la personalidad purificada, centrada arriba del diafragma, y la otra, la vida del animal inteligente centrada abajo del diafragma. Para finalizar diré que muy pocos elegirán sus cónyuges entre aquellos en los que el Cristo ha nacido nuevamente y expresan la vida crística. Pero el tiempo no ha llegado aún, excepto para pocos y raros casos.

3. La tercera premisa se refiere al deseo de proporcionar cuerpos sanos y buenos para los egos que encarnan, lo cual no es posible debido a nuestro mal reglamentado sistema de convivencia. La mayoría de los niños que nacen hoy han venido a la existencia en forma accidental, sin que se los haya deseado. Si bien algunos, muy pocos han deseado tenerlos, pero aún en tales casos, el deseo se funda generalmente en razones de herencia, posesión, perpetuación del linaje o materialización de una ambición insatisfecha, sin embargo, se acerca el día en que los nacimientos serán deseados y controlados; cuando llegue ese día encarnarán más rápidamente discípulos e iniciados. La correcta preparación tendrá lugar antes de satisfacer el impulso sexual, y las almas serán atraídas por la urgencia del deseo de sus padres, la pureza de sus móviles y el poder de su trabajo preparatorio.

Cuando estos tres móviles se estudien detenidamente y cuando los hombres y mujeres moldeen sus relaciones en el plano físico, basados en sus relaciones grupales, en su unión simultánea en los tres planos y en la oportunidad ofrecida a las almas que encarnan, entonces tendremos el restablecimiento del aspecto espiritual del matrimonio, veremos la entrada de esa era, donde la buena voluntad será la característica sobresaliente,. y desaparecerán el propósito egoísta y el instinto animal.

3. La Transfiguración.

Transfiguraci N

La escena evangélica de la transfiguración de Cristo, en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan aparecen como extasiados por la belleza del Redentor, puede ser considerada como icono de la contemplación cristiana. Fijar los ojos en el rostro de Cristo, descubrir su misterio en el camino ordinario y doloroso de su humanidad, hasta percibir su fulgor divino manifestado definitivamente en el Resucitado glorificado a la derecha del Padre, es la tarea de todos los discípulos de Cristo; por lo tanto, es también la nuestra. Contemplando este rostro nos disponemos a acoger el misterio de la vida trinitaria, para experimentar de nuevo el amor del Padre y gozar de la alegría del Espíritu Santo. Se realiza así también en nosotros la palabra de san Pablo: «Reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más: así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (2 Co 3, 18).

Es casi imposible diferenciar los resultados de la energía de quinto rayo en los diferentes aspectos de la personalidad, debido a que el iniciado actúa ahora como una personalidad fusionada con el alma y, por lo tanto, los tres aspectos de esa personalidad no son ni más ni menos que agentes del alma, respondiendo progresivamente a la afluencia de la energía triádica. Por lo tanto podría decirse que, como resultado de la Iniciación de la Transfiguración -el punto culminante del desenvolvimiento estrictamente humano-, los tres tipos de energía expresados por medio de la Tríada espiritual, pueden empezar -únicamente empezar- a afluir por intermedio del reflejo de sí misma en los tres mundos.

Expondré esto de la manera siguiente:

1. La energía directriz de la mente superior -como resultado de la Iniciación de la Transfiguración y vía el antakarana- es lanzada al cerebro; por lo tanto, el hombre en el plano físico es guiado, dirigido y controlado por el propósito grupal y por el plan jerárquico.

2. La energía iluminadora de la razón pura, que emana del plano búdico, desciende al cuerpo clarificado y organizado, de respuesta sensible, todo lo que queda del denominado cuerpo astral. Esto produce la total liberación del espejismo y la creación de «un límpido depósito de tan razonable respuesta al amor de la relación divina», que el iniciado se convierte en revelador sensible de ese amor.

3. La energía dinámica del plano átmico (el aspecto más elevado de la Tríada espiritual) afluye a la mente, y empieza lentamente a revelar la voluntad al bien, que es esencialmente la voluntad de Dios.

 

Detrás de estas tres diferenciaciones que son todas expresiones o aspectos de la mente divina o universal, el iniciado siente tenuemente o llega a darse cuenta conscientemente, de lo que se ha denominado Mónada, Espíritu o Vida. Ello es sutilmente revelado en la Iniciación de la Transfiguración recibida por el Maestro Jesús, que, en bien de la humanidad, volvió a pasar por las cinco iniciaciones humanas. En esta representación dramática de la tercera iniciación, los tres discípulos (o los tres vehículos de la personalidad) se prosternaron, y el Maestro Mismo (la personalidad glorificada) se transfiguró ante ellos. En este punto culminante oyeron lo que se llama «la voz del Padre» hablándole a Jesús transfigurado.

4. La Revelación. (El Reino de Dios)

Reino de Dios

La revelación de su misterio de Hijo, dedicado enteramente a las cosas del Padre, anuncia aquella radicalidad evangélica que, ante las exigencias absolutas del Reino, cuestiona hasta los más profundos lazos de afecto humano. Los servidores del reino siguen el principio de que «el interés general prima sobre el particular»

El nuevo grupo de servidores del mundo constituye la vanguardia del reino de Dios, la viviente prueba de la existencia del mundo de la Unicidad espiritual.

Se hace un llamado a todos los aspirantes para que vean al Cristo como Él es, pues (como reza en El Nuevo Testamento) «así como Él es, deberíamos ser nosotros en el mundo». Se llama a los discípulos e iniciados para revelar al mundo la formación en grupos de todos los trabajadores espirituales, la naturaleza de la conciencia crística, que no sabe de separaciones, que reconoce como Hijos de Dios, en proceso de expresarse, a los hombres de todas partes. Todo esto es muy deseable, debido a la necesidad de poner énfasis sobre el omnincluyente acercamiento de la divinidad a la humanidad. Estos discípulos e iniciados activos consideran que la humanidad es una y que todos somos hermanos; repudian las teologías presentadas por el hombre (ya sean religiosas, científicas, políticas y económicas) y dicen a los hombres de todas partes: «Somos Hijos de Dios, igualmente divinos; encaminados hacia la revelación de la divinidad en el plano físico de la existencia; lo importante es lo que revelamos no lo que nos es revelado, aunque ocupa su debido lugar en el proceso de entrenamiento y perfeccionamiento».

Existe un antiguo catecismo donde se le intenta aclarar al neófito, en vísperas de su aceptación, la distinción y diferencia entre visión y revelación: El catecismo mencionado va quedando en desuso, porque hoy el aspirante comienza su trayectoria en una vuelta más elevada de la espiral, como no sucedía en la época en que se confeccionó el «formulario de interrogantes». No obstante, citaré algunas de las preguntas y respuestas como instrucción para los aspirantes de hoy.

CATECISMO

¿Qué ves tú, oh discípulo, en el Sendero?

Sólo a mí mismo, oh Maestro de mi vida.

Obsérvate más detenidamente y habla nuevamente. ¿Qué ves tú?

Un punto de luz que crece y decrece, haciendo más oscuras las tinieblas.

Mira con intenso deseo hacia las tinieblas y, cuando brille la luz, aprovecha la oportunidad. ¿Qué aparece ahora?

Un espectáculo horrible, oh Maestro de mi vida. Me desagrada. No es verdad. Yo no soy esto o aquello. Esta cosa maligna y egoísta no soy yo. Yo no soy esto.

Con la voluntad, el poder y el ardiente deseo, enciende la luz y, cuando brille, relata la visión que pueda aparecer. ¿Qué ves tú?

Más allá de las tinieblas, revelada por la luz, una forma radiante haciendo ademanes para que me acerque. iQuién este Ser afable, de pie en la oscuridad y en la luz? ¿Es y puede ser yo mismo?

¿Qué alborea ante tu vista cuando permaneces en el Camino, oh exhausto y cansado discípulo, aunque victorioso en la luz?

Una forma radiante y fulgurante que es mi Yo, mi alma. Un lóbrego y sombrío personaje, sin embargo, anciano y sabio, experimentado y triste. Este es mi yo, mi yo inferior, mi antigua apariencia, experimentada en los caminos de la tierra. Ambos se enfrentan y, entre ellos, la tierra ardiente… Se mueven y fusionan… el Sendero llega a su fin. El camino se extiende adelante. Se desarrolla la vista y aparece la realidad de la luz.

¿Qué puedes revelar ahora, oh Servidor en el Camino?

La revelación viene a través mío, oh Señor de la vida. No la puedo ver.

¿Por qué no puedes verla? ¿Qué impide su captación?

Nada lo impide. No busco la visión porque he visto. Mi tarea es revelar. Sólo me busco a mí mismo.

¿Qué va hacia ti para que lo reveles? ¿Qué tienes tú que revelar?

Sólo lo que durante eones ha existido y ha estado aquí. La Unicidad de la Presencia, la zona de amor; el viviente, amoroso, sabio e incluyente Uno, que abarca todo y es todo, sin dejar nada afuera.

¿A quién debe llegar esta revelación, oh Servidor del mundo de las cosas vivientes?

A todos los que están incluidos en la viviente y amorosa Presencia; a aquellos que aún sin saberlo mantienen esa Presencia y perdurarán eternamente -como perdura esa Presencia.

¿Quiénes son los que viven dentro de esa Presencia y no lo saben?

Somos yo y tú, no obstante soy yo mismo y todos aquellos con quienes entro en contacto. Son los residentes en cada forma, que quizás consideran que la forma es todo y, viviendo en tiempo y espacio, no ven la luz o la vida dentro de la forma, se ocultan detrás y dentro de los velos existentes entre los cuatro y el cinco, y no ven nada más. A ellos debo revelarles la verdad.

¿Cómo desempeñarás esta tarea, la más ardua de todas, oh triunfante discípulo?

Dejando ver que yo soy la verdad; viviendo como un fragmento de esa presencia, y viendo las partes del todo. Así la revelación llega a los cuatro por el quinto.

5. La Eucaristía.

Leonardo Da Vinci 1452 1519 The Last Supper 1495 1498

No debe extrañarnos que la relación con Cristo se sirva de la ayuda de un método. Dios se comunica con el hombre respetando nuestra naturaleza y sus ritmos vitales. Por esto la espiritualidad cristiana, incluso conociendo las formas más sublimes del silencio místico, en el que todas las imágenes, palabras y gestos son como superados por la intensidad de una unión inefable del hombre con Dios, se caracteriza normalmente por la implicación de toda la persona, en su compleja realidad psicofísica y relacional.

Esto aparece de modo evidente en la Liturgia. Los Sacramentos y los Sacramentales están estructurados con una serie de ritos relacionados con las diversas dimensiones de la persona. También la oración no litúrgica expresa la misma exigencia. Esto se confirma por el hecho de que, en Oriente, la oración más característica de la meditación cristológica, la que está centrada en las palabras «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador», está vinculada tradicionalmente con el ritmo de la respiración, que, mientras favorece la perseverancia en la invocación, da como una consistencia física al deseo de que Cristo se convierta en el aliento, el alma y el ‘todo’ de la vida.

 

En la Eucaristía, el sistema nervioso entonces queda controlado totalmente por el hombre espiritual, y la corriente sanguínea se purifica y con­vierte en un canal apropiado, libre de impedimentos para la circu­lación de lo que descargan las glándulas energetizadas. Éste es el significado esotérico de las palabras bíblicas: “la sangre es la vi­da”, y también de las palabras “salvado por la sangre de Cristo”. No es que el hombre se salva por la sangre de un Cristo que murió en la cruz hace más de dos mil años en Palestina, sino por la vi­vencia de la sangre de aquellos en quienes la vida y conciencia erísticas y la cualidad crística, se manifiestan y expresan perfectamente. En consecuencia, cuando la naturaleza del Cristo interno expresa plena, espontánea y auténticamente, en la personalidad y a través de ella, los tres fuegos del proceso creador -la luz de la materia, la luz del alma y la luz del espíritu-, entonces se produce una perfecta manifestación en la Tierra, de las vidas física, emocional y mental, y también de la vida espiri­tual de un Hijo de Dios encarnado, un Cristo.

El ser humano es una combinación de variados tipos de fuerza. Tenemos la fuerza o energía de la materia misma, que podría ser considerada en su totalidad como el aspecto energía de las células o átomos del cuerpo. La palabra “célula” sugiere en su acepción común una vida aprisionada, y vida y energía son, para los esoté­ricos, términos sinónimos, este es el tercer aspecto de la divini­dad, expresándose en la humanidad.  Existe también la energía dual que el alma personifica o transmite, lo cual se asemeja a dos  corrientes de energía que se fusionan y mezclan para formar una sola corriente cuando están separadas del cuerpo, y se dividen en dos cuando penetran en la materia y la forma. Llevan a la materia o al conjunto de células vivas, la cualidad o conciencia y vida pu­ra. Podría decirse que:

1. La corriente de  energía-vida se abre camino hacia el corazón, el corazón físico, y allí  energetiza coherentemente a todo el cuerpo físico, em­pleando la corriente sanguínea como principal agente y canal de contacto y comunicación entre esta usina central de la vida y la periferia. Como bien se sabe, la sangre es vida. Esta activi­dad de la vida es el factor que retiene y mantiene viviente en la forma todos los átomos y células del cuerpo. Cuando el alma retira este hilo de vida en el momento de la muerte, los átomos vivientes se separan, el cuerpo se derrumba y se inicia la des­integración, y las vidas atómicas retornan al depósito de poder, al seno de la materia viviente, de donde provinieron.

2. La corriente de energía que imparte la cualidad egoica de la inteligencia, más el amor-sabiduría, y que constituye lo que entendemos por conciencia, con sus poderes de hacer contacto, sentir y razonar, no penetra más allá del cerebro físico. Allí, en la región de la glándula pineal, se concentra o anda este segundo aspecto. Desde allí con creciente potencia, a medida que son aplicados los procesos de la encarnación y la experiencia, el alma comienza a controlar y emplear el cuerpo físico, energe­tizándolo para que inicie una actividad plena de propósito. Recuérdese que para el alma, el cuerpo es sólo su mecanismo de respuesta en el plano físico y un medio de expresión.

La transfusión de sangre simboliza dos cosas: primero, que la sangre es vida y, segundo, que existe sólo una Vida que com­penetra todas las formas, y por lo tanto es transferible cuando las condiciones son correctas. Es también un acto sintético de servicio. No es necesario para un Hijo de Dios en encarnación en el plano físico o en los tres mundos, “transfundir” la cualidad de su rayo de luz a su hermano. Es­tas cualidades de rayo son compartidas equitativamente por to­dos, y la propia alma del hermano -que no difiere de otra alma- efectuará la necesaria transmutación o transfusión en la vida de la personalidad.  Se puede facilitar el proceso propor­cionando esas condiciones armónicas y de paz, donde un her­mano enfrenta pocas actitudes antagónicas y donde la inter­acción del amor puede producir una estimulación efectiva. Pero esto no es transfusión. Lo que existe en uno existe en todos, y la cualidad del amor (por encima de las demás cualidades) es la característica dominante de todos los rayos.

El misterio de la sangre aún queda por develarse, pero recibirá acrecentada atención a medida que transcurre el tiempo.

LOS MISTERIOS (1)

Siguiendo el camino de Cristo, el cual «recapitula» el camino del hombre, desvelado y redimido, el creyente se sitúa ante la imagen del verdadero hombre. Contemplando su nacimiento aprende el carácter sagrado de la vida, mirando la casa de Nazaret se percata de la verdad originaria de la familia según el designio de Dios, escuchando al Maestro en los misterios de su vida pública encuentra la luz para entrar en el Reino de Dios y, siguiendo sus pasos hacia el Calvario, comprende el sentido del dolor salvador. Por fin, contemplando a Cristo y a su Madre en la gloria, ve la meta a la que cada uno de nosotros está llamado, si se deja sanar y transfigurar por el Espíritu Santo. De este modo, se puede decir que cada misterio del Rosario, bien meditado, ilumina el misterio del hombre.

Enunciar el misterio, y tener tal vez la oportunidad de contemplar al mismo tiempo una imagen que lo represente, es como abrir un escenario en el cual concentrar la atención. Las palabras conducen la imaginación y el espíritu a aquel determinado episodio o momento de la vida de Cristo. En la espiritualidad que se ha desarrollado en la Iglesia, tanto a través de la veneración de imágenes que enriquecen muchas devociones con elementos sensibles, como también del método propuesto por san Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, se ha recurrido al elemento visual e imaginativo considerándolo de gran ayuda para favorecer la concentración del espíritu en el misterio. Por lo demás, es una metodología que se corresponde con la lógica misma de la Encarnación: Dios ha querido asumir, en Jesús, rasgos humanos. Por medio de su realidad corpórea, entramos en contacto con su misterio divino. (2)

GOZO

LUZ

DOLOR

GLORIA  (Virgen).

Nacimiento.MatrimonioOraciónAnunciación
Predicación.BautismoFlagelaciónVisita
Hallazgo.TransfiguraciónCoronaciónPentecostés
Resurrección.Eucaristía.CalvarioAsunción
Ascensión.Reino de Dios.CrucifixiónCoronación.

El amor y la luz son los grandes reveladores (3), y si el estudiante trata verdaderamente de comprender y aprovechar lo que trato de enseñar, amando a todos los hombres más profundamente y procurando que su luz brille en un lugar oscuro, «en esa luz verá la Luz». La luz menor interna revela la luz mayor; cuando la luz del alma está combinada con la luz del hombre inferior (4), entonces esa luz fusionada y mezclada capacitará al aspirante para ver el Portal que se abre sobre el Camino de la Evolución Superior.

¡Grande es el misterio de la deidad!

Las palabras pronunciadas para todos los hijos de los hombres, los hijos de Dios, fueron: Lleven la signatura de Dios. Abandonen este lugar elevado y, en el oscuro reino externo, trabajen y sirvan; hagan surgir lo Real; develen las profundidades ocultas de la luz. Revelen la divinidad.

¡Grande es el misterio del pensamiento!

Las palabras pronunciadas para todos los hijos de los hombres, los Hijos de Dios, fueron: Reflexionen sobre el pasado, el futuro y lo que existe hoy. Aprendan que por medio del pensamiento se revela el Camino hacia lo más recóndito. Dios pensó, y los mundos surgieron y siguieron sus cursos. El radiante y distante pasado del hombre, antes que viviera en la Tierra, el pasado que existió antes del tiempo y el espacio fue un pensamiento que el hombre hizo evolucionar. Surgió a la luz del día y siguió su curso. Y lo sigue hasta hoy.

¡Grande es el misterio del dolor!

Las palabras pronunciadas para todos los hijos de los hombres, los Hijos de Dios, fueron: Aprendan por medio de la lucha en la vida terrena a elegir el camino mejor, después el más bueno. No evadan el dolor. No busquen el camino más fácil, pues no lo encontrarán. Recorran el Camino que mediante el sufrimiento, el dolor y la terrible angustia, conduce a ese lugar elevado de donde ustedes vinieron -lugar donde Dios camina con los hijos de los hombres, que son los Hijos de Dios. Ante la augusta presencia todo dolor desaparecerá, el sufrimiento se desvanecerá y la muerte no triunfará. La belleza, la bondad y la fortaleza de Dios irradian la faz de los hombres.

¡Grande es el misterio de quienes abren el camino de regreso al Hogar del Padre!

Las palabras pronunciadas para todos los hijos de los hombres, los Hijos de Dios, fueron: Los que llegaron hasta el Portal del Último Camino deberán probarse a sí mismos y, al hacerlo, enseñar y elevar a quienes quieren seguir sus pasos.

Así, a través de las edades, los hijos de los hombres, que son los Hijos de Dios, personificaron en sí la Luz que brilla, la Fuerza que eleva y sirve, el Amor que perdura eternamente. Recorrieron el Camino de la pureza, el Camino a lo más recóndito. Nosotros los seguimos, Sirvieron en su época. Tratamos de hacer lo mismo.

Los Trabajadores de la Luz deberían estar a la expectativa de quienes dan señales de haber pasado por la experiencia del «nacimiento», y ayudarlos a obtener mayor madurez. Deberían suponer que todos los que aman realmente a sus semejantes, se interesan en la enseñanza esotérica y tratan de disciplinarse para alcanzar una mayor belleza de la vida, son iniciados y han pasado por la primera iniciación. Cuando descubren a quienes buscan la polarización mental y evidencian deseo y aspiración para pensar y saber, conjuntamente con las señales características de haber recibido la primera iniciación, pueden considerar con toda probabilidad, sin lugar a dudas, que tales personas han recibido la segunda iniciación o están á punto de hacerlo. Entonces sabrán con toda claridad cuál será su deber. Mediante esta aguda observación, por parte de los trabajadores de la luz, se van ampliando las filas del nuevo grupo. La oportunidad y el estímulo son hoy tan grandes que todos los servidores deben estar alertas, desarrollando en sí mismos la capacidad de registrar la cualidad que debe ser buscada, ayudando y guiando en tal forma, que unirán en un grupo cooperador a esos discípulos e iniciados que deben preparar el camino para el Cristo.

La Cuarta Iniciación es la de la Renunciación. La palabra «crucifixión» deriva de dos palabras latinas que significan «fijar sobre una cruz». La cruz a la cual se hace referencia, en relación con esta iniciación particular, es la Cruz Cardinal de los cielos. El discípulo se traslada a esta cruz, en la cuarta iniciación, desde la Cruz Fija de los cielos. Sobre esta cruz fija ha estado crucificado desde el momento en que entró en el sendero de probación y pasó al sendero del discipulado. En ese sendero -habiendo trascendido el mundo de los fenómenos y establecido un contacto ininterrumpido con la mónada, vía el antakarana- el discípulo renuncia a la Cruz Mutable de la existencia en los tres mundos (el mundo de las apariencias) y, después de cierto período, se transfiere a la Cruz Fija, erigida en el mundo de los significados, donde aprende constantemente a vivir. Esto abarca el período de las tres primeras iniciaciones. Ahora, habiéndose liberado, mediante la renunciación, no necesita someterse a las pruebas, experiencias y dificultades, que inevitablemente implica la crucifixión en la Cruz Fija; entonces puede ocupar su lugar sobre la cruz cardinal, con todas sus implicaciones y oportunidades cósmicas, que le son conferidas.

Como bien saben, la quinta iniciación particular ha sido denominada «Resurrección» por el mundo cristiano, destacando ese aspecto en la experiencia del iniciado, que conduce a la revelación, es decir a su «ascensión desde el océano de la materia a la clara luz del día». La idea de la revelación también puede verse en la enseñanza cristiana acerca de la «Ascensión» -iniciación que no tiene existencia real ni debe ser llamada iniciación. Tenemos, por lo tanto, la siguiente secuencia relacionada con la cuarta y la quinta iniciaciones:

1. Renunciación, que produce la crucifixión y conduce a la

2. Ascensión, o a la total «elevación fuera de» o «al ascenso más elevado» que conduce a la

3. Revelación, que da la visión, recompensa de las dos etapas anteriores.

Los Misterios son revelados, no principalmente por haber recibido información acerca de ellos y sus procesos, sino por la acción de ciertos procesos, consumados dentro del cuerpo etérico del discípulo, que le permiten conocer lo que está oculto, lo ponen en posesión de un mecanismo de revelación y lo hacen consciente de ciertos poderes o energías radiatorias y magnéticas, dentro de sí mismo, que constituyen canales de actividad y métodos por los cuales puede adquirir lo que el iniciado tiene el privilegio de poseer y utilizar.  Analizar los cinco episodios en la vida de jesús cambia eventualmente la actitud de las mentes de los hombres hacia los Misterios y hacia la actividad desarrollada en la transferencia espiritual, uno de los nombres dados por los Maestros al misterio básico de la iniciación, entendida como cinco grados de progreso espiritual, en los que el Maestro transfiere la sabiduría a sus discípulos. (5)

1º. Grado . Nacimiento

Centro sacro                    7º rayo                                                         Plano físico

Comienzos                       Relación                      Magia Sexual

 

2º. Grado. Bautismo

Centro plexo solar           6º rayo                                                         Plano astral

Dedicación                      Espejismo                   Devoción

 

3º. Grado. Transfiguración

Centro ajna                      5º rayo                                                         Plano mental

Integración                      Dirección                    Ciencia

 

4º. Grado. Renunciación

Centro cardíaco               4º rayo                                                         Plano búdico

Crucifixión                      Sacrificio                    Armonía

 

5º. Grado. Revelación

Centro coxígeo                 1º rayo                                                         Plano átmico

Surgimiento                     Voluntad                    Propósito

 

NOTAS DEL EDITOR

1. La explicación de los misterios y las iniciaciones fueron tomadas de los libros Los rayos y las iniciaciones de Djwhal Khul y De Belén al Calvario de Alice Bailey.

2 . Nótese que he invertido los dos primeros misterios gloriosos con los dos respectivos gozozos, con el propósito de ubicar los relacionados con María en una sola secuencia en los Gloriosos.

3.  Esta corta canción la aprendí cuando era niño, en las clases de  catecismo que nos preparaba para recibir el sacramento de la Primera Comunión.

Dios es la luz, la Biblia lo dice.

Dios es la luz,  Pablo lo repite.

Dios es la luz, ¡búscalo y verás!

En el capítulo 1 versículo 5

Primera de Juan.

 

Dios es  amor, la Biblia lo dice.

Dios es  amor,  Pablo lo repite.

Dios es amor, ¡búscalo y verás!

En el capítulo 4 versículo 8

Primera de Juan.

4. En una época en la que se conoce El Tao de la física de Fritjof Capra y se llevó al cine la película Angeles y demonios de Dan Brown, donde plantean la diferencia entre materia y antimateria, podemos comprender que el aspecto positivo se corresponde con el Espíritu Santo, o esa fuerza superior que fecunda la materia, mientras que el aspecto negativo corresponde a la Virgen María. La luz es un fotón, el amor es un quark.

5. Existen dos libros  que siempre recomiendo, a las personas interesadas en el aprendizaje y que en la actualidad son libros de texto para quienes estudian Administración de empresas (y que se podrían considerar libros para el primer grado). La Quinta Disciplina escrita por Peter Senge y Los Siete hábitos de las personas altamente efectivas, escrito por Stephen Covey. También está el libro sobre la nueva cultura del aprendizaje, Aprendices y Maestros, escrito por Mauricio Ignacio Pozo.

 

7 comentarios

  1. BUANAS TARDESS: RICARDO FERNANDES -R. TE DIRÉ. HAY VARIOS LIBROS , PARA EL TRABAJO SEXUALIDAD SAGRADA . QUE, DESDE LOS TIEMPOS YA EXISTIA , Y EXISTEN . HAY MUCHOS LIBROS ¿COMO, NO? COMPRA "EL LIBRO DEL MATRIMONIO PERFECTO ,DE SAMAEL AUM WEOR. TEN CLARO QUE MÁS CLARO NUNCA ENCOTRARAS OTRA OBRAS. ESPERO QUE EN EL ENCUENTRES LO QUE BUSCAS.SIEMPRE APRENDIEDO.

  2. Quiero dar infinitas gracias por este ariculo que es de mucha ayuda, especialmente para los que seguimos la senda de la luz, y es el primer articulo en el cual he visto que por lo menos en uno de sus apartes se mencione algo que para mi es muy sagrado e importente como es la Magia Sexual.

    Me gustaria recibir màs conocimiento a cerca de ella, por mi cuenta he estado invetigando, pero todavia tengo ciertos vacios. Agradesco cualquier informaciòn y guia respecto a este tema que pocos se atreven a tocar.

    Mil gracias, Ricardo Fernàndez R.

    1. Estimado Ricardo el símbolo del sexo expresa también la realidad del amor. Amor y sexo son fundamentalmente el mismo asunto por que ambos expresan el significado de la ley de Atracción. El hombre individual y su alma tratan de unirse y cuando esta unión se realiza el Cristo nace en la caverna del corazón. La insatisfacción que existe actualmente sobre el matrimonio es un paso preliminar para la enunciación de ciertos principios ocultos que eventualmente regirán las relaciones entre los sexos y proporcionarán la oportunidad de otorgar, mediante el acto creador, los cuerpos necesarios para discípulos e iniciados. De manera que las bodas de Caná hacen referencia a la primera iniciación, al matrimonio entre Jesús (el hombre) y María Magdalena, asunto que aún no ha aceptado el Vaticano.

  3. GRACIAS POR TU RESPUESTA.

    QUIERO PENSAR QUE COMO ME LO INDICAS LA RESPUESTA ES MAS AMPLIA TE PEDIRE DE FAVOR QUE ME MANTENGAS INFORMADO , PARA FINES DE APRENDE MAS, Y ENTENDER COMO SER BIEN ASESORADO, Y NO COMETER ERRORES.

    SALUDOS MBS

  4. HOLA .

    QUIERO SABER CUAL ES EL PRINCIPIO Y FIN , ASI COMO LOS MEDIOS O PROCEDIMIENTOS, PADA DICHOS PROPOSITOS.

    GRACIAS .

    ATTE……………………………………MBS

    1. Estimado Mario, la pregunta que haces aunque es concreta es muy amplia, ya que todo el desarrollo evolutivo se basa en procesos y técnicas. Pero te puedo responder:

      ORIGEN – TECNICA – CUALIDAD – INICIACION

      Luz violeta – Coordinación – Apariencia – Nacimiento

      Luz naranja – Respuesta – Sensibilidad – Bautismo

      Luz verde – Diferenciación – Discriminación – Transfiguración

      Luz blanca – Unión – Unificación – Renunciación

      Luz azul. – Codicia – Propósito. – Revelación.

      También lo puedes analizar desde los reinos de la naturaleza, y estamos pasando del cuarto al quinto:

      REINO – PROCESO – TECNICA – OBJETIVO

      Mineral – Condensación – Transmutación – Radiación

      Vegetal – Conformación – Transformación – Magnetización

      Animal – Concretización – Transfusión – Experimentación

      Humano – Adaptación – Traslación – Transfiguración

      Almas – Exteriorización – Manifestación – Realización

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx