«¡Bienaventurado Este Siervo!», Conferencia dominical dada por el maestro Beinsá Dunó, el 9 de noviembre de 1924

Jorge Gomez (333)

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“Bienaventurado este siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” (Lucas 12:43 – n.d.t.).

 

Hay verdades en el mundo que son inalcanzables para la conciencia humana. Estas son inalcanzables no por alguna causa interna, como alguna imposibilidad, pero estas son inalcanzables por causa de la disposición de nuestra mente. Si vosotros, que habéis sido libres como pájaros y habéis recibido la luz solar en todo tiempo, pero (ahora) como hombre os hacéis un castillo y cerráis todas las ventanas y entráis en este castillo, de manera que os priváis de luz solar, pregunto: ¿Quién es la causa de esta privación? ¿Está la causa en el Sol mismo o en vosotros mismos? Cada hombre concientiza sus sufrimientos, sus desgracias en el mundo, pero pocos son aquellos que pueden darse cuenta de por qué sufren. Cada hombre encuentra contradicciones grandes en su vida y se las explica a su manera – de una o de otra manera. Vosotros podéis explicarse las cosas de la manera que queráis, pero éstas tienen una solución y una explicación correcta. Se dice en la Escritura: “Nadie vive solo para sí, sino y para los demás” (Romanos 14:7 – n.d.t.). El desarrollo es algo colectivo. El desarrollo no está solo en la forma presente. Algún hombre puede decir: “Yo tengo que vivir”. ¿Quién tú? ¿Tú como Ivan, como Petko, como Dragan, como Stoyan? Así puede decir y un pajarito, así puede decir y una mosca. Algunos dicen que en la mosca no había “yo”. No, hay y en ella.

 

Por lo tanto, nosotros, la gente consciente, los que vivimos con aquella filosofía profunda, debemos percibir que en el mundo hay solo Una Conciencia, esta es la Conciencia Divina que penetra a todos los seres. Y hasta el grado que nuestra vida, nuestra mente, está en acuerdo con estas magnas reglas y leyes de esta Conciencia, hasta el grado que estamos en arreglo con éstos, hasta el grado que los cumplimos, hasta tal grado y éstos se han vivificado en nuestra vida. Hay muchas tareas y cuestiones filosóficas que debemos solucionar. Algunos dicen: “No nos hace falta dinero en la vida”, Otros dicen: “Dinero, dinero nos hace falta en la vida”. Y la una posición es cierta, y la otra posición es cierta. Si estás en seco, dinero te hace falta, pero si estás como un pez en el agua ¿qué dinero te hace falta? Si estás en seco, sin dinero no puedes, pero si estás en el agua, sin dinero puedes. “¿Cómo vamos a poder?” Voy a comprobaros. Si eres un pez y vives en el agua, venga, dime ¿cómo vas a llevar la bolsa con tu dinero, dónde vas a colgarla? Esta es una contradicción ¿no? Alguien dice: “Sin dinero se puede”. Sí, como pez, pero no y como hombre.

 

Otra posición. Alguna mujer dice: “A mí me gustan hombres con poca mente, con mucho dinero”. ¿Qué quiere decir con esto? ¿Pensáis que alguna mujer, cuyo marido está con poca mente, pero con mucho dinero, será feliz? No, detrás de esta oración suya se esconde un principio amoral. Esta mujer tiene en cuenta tener otro marido, nada más. Así reside la Verdad. Hay ciertos axiomas que no aguantan contradicciones, pero nosotros podemos disculparlos de una o de otra manera.

 

Por lo tanto, si vosotros procuráis solucionar las tareas en la vida para vuestro provecho, para vuestro bien, vosotros estáis en una dirección torcida. Por eso digo: nosotros aceptaremos dentro de nosotros aquel magno Amor de Dios que incluye el bien, los intereses de todos los seres. Alguien dirá: “¿Pero puedo yo solucionar todas las cuestiones?” – Puedes. Sin embargo, nosotros debemos dar paso a la conciencia Divina dentro de nosotros y saber que si yo, desde mi punto de vista individual observo los sufrimientos en la vida, si desde mi punto de vista soluciono todos los deberes, nunca voy a solucionarlos correctamente. Por ejemplo, mi oreja está cortada, mi ojo está sacado, ¿cómo voy a solucionar estas contradicciones? Un promotor maestro americano, al dar órdenes a sus albañiles oficiales sobre cómo levantar una piedra grande, cayó ésta sobre su mano y le cortó dos dedos. Él inmediatamente retiró su mano y dijo:

 

“¡Te agradezco, Señor!” ¿Por qué agradece? Él agradece porque no le fue cortada toda la mano. Este es el lado bueno del trabajo, ¿pero puede este agradecimiento restablecer la pérdida de los dos dedos? Como hombre – no puede, porque ha perdido este arte, pero como una estrella marina podría restablecerlos. Por lo tanto, de aquí sobresale esta contradicción.

 

Frecuentemente, nosotros preguntamos: ¿Por qué sufro yo? No preguntéis por qué sufrís, sino preguntad por qué está el sufrimiento en el mundo, por qué está el sufrimiento en toda la Naturaleza. Simultáneamente cuando vosotros sufrís, miles de otros seres dan su vida. En este momento cuando de nuestra cabeza se toma solo un pelo y vosotros sentís dolor, puede que de otros se les esté tomando toda la vida. Y vosotros preguntáis: “¿Por qué me toman este pelo, qué derecho tenéis de tomarme el pelo?” Este que toma la cabeza de la gente ¿te va a preguntar para tomarte un pelo de tu cabeza? Tú preguntas: ¿Por qué tomas un pelo de mi cabeza? – Este es un trabajo mío. A mí me hace falta un pelo de tu cabeza, nada más, no hay por qué tú reflexiones. Nosotros, la gente contemporánea, para nosotros reflexionamos muy bien, pero cuando llegamos a los demás, que ellos están sufriendo, que esto, que aquello, decís:

 

No hay por qué reflexionar para ellos”. Si reflexionáis así, os pareceréis a aquel negro, un predicador americano, que desarrollaba delante de sus oyentes la cuestión de cómo Dios creó al hombre. Él contaba que el Señor hizo al hombre de un barro bonito y le puso sobre el seto a secarse. Uno de los oyentes le pregunta: “¿Y el seto quién lo creó? – Este no es un trabajo vuestro, para vosotros esto no es importante. Para mi es importante secar el hombre sobre el seto, y cuando le seque, levantaré el seto”.

 

En general, tal es y nuestra filosofía. Todos nosotros, y gente mundana, y religiosa, procuramos solucionar las cuestiones parcialmente. Nunca podéis solucionar las cuestiones parcialmente. La vida parcialmente es no solucionable. ¿Qué número es entero? Número entero es este que contiene todas las partes dentro de sí. Si en cierto caso de la vida estáis en desarmonía, o sea, con una parte del todo, ¿por qué vais a contender con esta parte? No sois vosotros los que podéis enderezar este error. Por ejemplo, nosotros vemos cómo es esta ley en la Naturaleza, cómo actúa ahí. Si tenéis cierta herida en algún órgano de vuestro cuerpo, vosotros sentiréis dolor. Vuestra mano puede tratar de ayudar a vuestro cuerpo, pero no va a poder. Hay una fuerza en vuestro organismo que puede quitar este dolor. Vosotros debéis apelar hacia esta fuerza y cuando ésta llegue, quitará este dolor en vuestro organismo.

 

Vosotros tenéis ciertas desgracias en vuestra vida – apelaréis hacia esta fuerza interna en la Naturaleza. Ésta arreglará vuestras partes, pero para esto no debéis tener prisa. Alguien dice: “Pero yo quiero que cese este dolor, que se quiten estas desgracias.” ¡No vais a tener prisa! Este dolor cesará, estas desgracias serán quitadas, no cuando vosotros queráis sino cuando ella encuentre que se debe. Alguien quiere que ocurra un milagro, que de golpe cese cierto dolor. Esto no es un milagro. Cada médico puede untar el lugar enfermo con cocaína y que el dolor desaparezca, pero éste desaparece temporalmente, no plenamente. Para que desaparezca cierto dolor, para que el hombre se vuelva un ser razonable, se requiere tiempo y espacio. Yo tomo estas dos palabras no en un sentido ordinario, no así como habitualmente comprenden. Bajo estas palabras yo comprendo una expansión incesante del alma humana, porque todo depende de lo ilimitado. Si un hombre es ilimitado, él puede expandirse tanto como quiere. Nosotros sufrimos porque no tenemos tiempo, estamos limitados. Si dan a un hombre un lapso de tiempo largo, él todo puede hacerlo. Y cuando se arreglan las fechas de pago de alguna póliza, cada uno pide un tiempo más largo, un lapso de tiempo más largo. Aquel que tiene que tomar dice: “La fecha de pago será por tres meses.” Aquel que tiene que dar dice: “No por tres meses, sino por lo menos por un año, dos, tres, como mucho hasta diez años.” Cuanto más corta sea la fecha de pago, tanto más su corazón se aprieta. Por lo tanto, nosotros, la gente contemporánea, tenemos pólizas con fechas de pago de corto tiempo, de manera que nuestro corazón se aprieta. Traen alguna póliza, nos dicen: “Paga esta póliza.” Pues yo os digo: Tomad esta póliza con una fecha de pago de largo tiempo.

 

La Enseñanza de Cristo es una Enseñanza Divina que soluciona la vida en su plenitud interna. Nosotros, la gente contemporánea, nos engañamos, pensamos que los bienes materiales son una necesidad. Los bienes materiales son una consecuencia de aquella vida espiritual interna. Por lo tanto, cuando somos razonables, los bienes materiales vendrán. Nosotros para éstos no debemos pensar, sino que debemos pensar en cómo llegar a ser razonables. Cuando eres razonable, puedes tener una casa hecha solo de cristales, y la luz vendrá de todas partes. Si eres razonable, puedes tener los jardines más bonitos, los medios de comunicación más modernos: faetones, automóviles, etc. Por lo tanto, la cuestión no es de si tienes jardines o no, lo importante es que la vida razonable crea todos los bienes. Nosotros podemos decir que aquellos que han vivido antes que nosotros no eran razonables. No, el orden y el arreglo que ahora existe se deben a seres razonables, pero si este arreglo hoy en día no es bonito, si no satisface a la gente, éste se debe a aquellos seres irrazonables que lo han estropeado. Diréis: “¿Cómo es posible esto?” Si os hacéis una casa bonita, con todos los dispositivos modernos y la dais bajo arrendamiento, pero cuando regresáis a vivir de nuevo en ésta, encontráis todo destruido, estropeado, pregunto: ¿Cuál es la causa de esto? – Aquellos que han vivido allí. Así y nosotros hoy en día hemos estropeado el orden y el arreglo contemporáneos. Todas las tuberías, canalizaciones, todo lo hemos estropeado y por encima de esto preguntamos: “¿Por qué el mundo no anda?” ¿Pues cómo va a andar? No, nosotros debemos regresar a aquellas leyes y reglas que regulan la vida. ¿Penáis que aquella muchacha que estaba de bailes y rotaba con este, con aquel muchacho toda la noche como mareada, ha adquirido algo? ¿Pensáis que después de haber rotado con algún muchacho, como algún derviche, después de haber tragado el polvo de este edificio y regresa a su casa cansada, sudada, que ha adquirido algo? Después de algunos días de este baile, ella ha ganado una neumonía seria, se acuesta enferma y dice: “Me han hechizado algo.” Dicho con otras palabras: no hay por qué ir a bailes, empujarnos en este edificio cerrado allí, respirar el aire polvoroso. Su bien amado – el espíritu, dice: “No hay porqué girar en el baile, sino como los pajaritos iremos al bosque para respirar el aire puro”.

 

Así que, nosotros, la gente contemporánea, nos creamos ciertas diversiones, pero algunas de éstas no se parecen a diversiones infantiles. Yo no sé a qué se parecen estas. Si decido asemejarlas a algo, aquellos que se van a bailes, dirán: “¡Ah, él está contra el baile!” Yo no estoy contra los juegos, pero éstos deben ser razonables. Yo no estoy contra el comer, pero éste debe ser razonable. Yo no estoy contra esto, que tengáis casas, pero debéis utilizarlas razonablemente. ¿Para qué te es hacer una casa que vale 5-6 millones de levas, y endeudarte tanto que toda la vida pensarás en pólizas? Hazte una casita pequeña, para que y tú, y tu mujer, y tus hijos estén contentos. No digas que las condiciones de la vida son tales. Sí, las condiciones de la vida son tales, pero la sociedad contemporánea debe comenzar a pensar.

 

Dice la Escritura: “Bienaventurado este siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” ¿Aquellos hombres de Estado que fueron puestos al poder, cumplieron esta regla? ¿Puede el pueblo búlgaro decir de sus dirigentes: “Bienaventurado este siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”? ¿Por qué? Un hombre de Estado en algún país no viene para arreglar sus trabajos. Pues si él es pobre, y cuando viene al poder, quiere primero arreglar sus intereses personales, y luego estos de su pueblo, ¿qué muestra esto? Esto no es comprensión de los intereses del país. El primer trabajo del hombre de Estado es arreglar los intereses de su pueblo. Él debe poner su mente, su corazón, su voluntad y todo aquello que es elevado y noble en él, para su pueblo. ¡Él debe ser absolutamente honesto! Hace algunos días, un señor me contaba la siguiente cosa: “Desde la liberación para acá, nosotros los búlgaros, en aspecto comercial hemos conseguido tener facturas dobles con todos los países, Alemania, Austria, Rusia, con excepción de Inglaterra. Una de la facturas muestra el valor verdadero de la mercancía, y la otra – el ficticio. Los ingleses dicen: “¡Nosotros no podemos dar una factura doble, nosotros somos un pueblo honesto, noble!” Este es un rasgo bueno en ellos. Si vosotros tenéis en vuestra vida dos facturas ¿esto es honesto? ¡Observad la cuestión razonablemente! Si dais una factura doble os parecéis a Alemania, a Austria, a Rusia; si dais una factura os parecéis a Inglaterra. Yo elogio a los ingleses. ¡Todos los pueblos deben ser honestos! Por fin, pregunto: ¿Por qué les hacen falta a los comerciantes búlgaros dos facturas? Dirán: “Eh, para arreglarnos los trabajos”. ¿Habéis arreglado vuestros trabajos con dos facturas? He aquí, 50 años ya desde que los búlgaros se liberaron (del yugo turco – n.d.t.), y todavía más se hundieron. ¿Qué les hace falta a los búlgaros? ¡Honestidad les hace falta! ¿Y qué más les hace falta a los búlgaros? – Justicia. A todos los pueblos eslavos les hace falta justicia. Los búlgaros no han aplicado todavía la justicia. A los búlgaros les hace falta y amor, pero no este amor ordinario.

 

Con todo esto yo no quiero en vano criticar al mundo, sino que principalmente observo las cosas y digo que le hace falta algo al mundo. “Bienaventurado es”, dice la Escritura, “aquel siervo”. ¿Cuándo es bienaventurado? – Solo bajo la siguiente condición: Cuando él comprende esta vida Divina interna. Vosotros debéis comprender no solo los intereses del pueblo búlgaro, pero ha llegado el tiempo cuando toda la gente espiritual debe comprender los intereses de toda la humanidad. Nosotros debemos comprender no solo los intereses de toda la humanidad, sino que debemos incluir y los intereses de los ángeles, porque tenemos relaciones con ellos. Con respecto de los ángeles, con respecto de los seres superiores, nosotros somos raíces, y ellos, con respecto a nosotros, son las ramas. Si para nosotros ellos existen o no, o sea, si los reconocemos o no, esto es otra cuestión, pero los ángeles son ramas para nosotros, y nosotros para ellos – raíces. Hay y seres más superiores que los ángeles que componen flores y frutas de esta vida. Entonces, por encima de nosotros hay otra vida – más superior –, que regula nuestra vida, nuestros comportamientos. Por lo tanto, si mis comportamientos, como raíz abajo en el terreno, son rectos, entonces y los comportamientos de una otra vida, de las ramas, serán, al respecto conmigo, rectos, normales.

 

Y así, nosotros solucionamos una magna tarea en el mundo. ¿Quiénes nosotros? – Estos en los cuales la conciencia se ha despertado. Como raíz, vosotros vais a solucionar esta cuestión de una manera; como rama – de otra manera. ¡Pero como hombre debéis solucionar esta cuestión! Y cada hombre debe solucionar la cuestión como un genio. ¿Pero podrá? Si podrás, esto es otra cuestión. Cada niño, cuando empieza la escuela, pregunta: “¿Podré aprender el alfabeto?” – Puedes. La madre dice: “Puedes, Ivancho, puedes”. Y este niño se va a la escuela con su bolsita. Después de un año él sabe el alfabeto, sabe las sílabas y un poco de leer. Al segundo año sabe más, al tercero – todavía más, y después de 12-15 años de estudio pasa por un buen hombre de estado. Pregunto: ¿Este Ivancho, este Stoyancho, nació como científico, como un gran hombre? No, en este Stoyancho solo había posibilidades que él podía desarrollar. Este hombre es bienaventurado. ¿Por qué? – Porque desarrolló sus capacidades, sus dones y los utilizó por el bien de sus prójimos.

 

Ahora, yo afecto una cuestión que es tan interesante para vosotros: acerca de vuestra felicidad, de vuestra mente, de vuestro corazón, de vuestra alma. Esta cuestión tiene otras fronteras, así como Bulgaria tiene sus fronteras determinadas, Inglaterra tiene sus fronteras determinadas, Francia tiene sus fronteras determinadas, Rusia tiene sus fronteras determinadas, etc. Cuando entráis en cualquiera de estos países, vosotros sentiréis las fronteras de estos países. Después de entrar en Bulgaria, por ejemplo, en primer lugar os recibirá un guardia búlgaro y os preguntará:

 

“¿Sabe búlgaro? – No me lo sé. Cuando vais a Inglaterra, a América, os preguntarán: “¿Sabe inglés?” Si no sabéis, os encontrarán un traductor, pero entonces vosotros no vais a considerarse como un ciudadano de este país, sino como un extranjero. Fuera de estas fronteras existe otra (frontera – n.d.t.) – un país con fronteras amplias. Nosotros nos hemos adentrado ya en estas fronteras. Así como os preguntan en Inglaterra de si sabéis el idioma inglés, así os preguntarán y cuando entréis en estas fronteras más amplias – ¿Sabe nuestro idioma? ¿Cuál es el idioma de este país? – El Amor. Y Pablo dice: “Si hablo lenguajes humanos y angelicales, pero no tengo amor, un ciudadano de este país no puedo ser”. Ahora, cada uno dirá: “yo he probado el amor”. Que pruebes el amor y que tengas amor, estas son dos cosas diferentes. Que pruebes el amor, que tengas el amor y que vivas en el amor, esto también son conceptos diferentes. Que pruebes el amor, que tengas el amor, que vivas con el amor y que seas uno con el amor, esto es todavía más. En el amor hay estados diferentes. Alguien dice: “Yo he probado el amor”. ¿Lo tienes? – Lo tengo. ¿Vives con él? – Vivo. ¿Eres uno con él? – Uno soy.

 

Y así, si tienes el amor, en dirección recta estás. Camina con él por este camino hasta llegar a la unidad con esta vida. Ahora, ¿por qué suceden todas estas guerras en el mundo? ¿Por qué aparecen estas incomprensiones entre la gente?

 

Estas son tareas que deben solucionarse. Pregunto: ¿Para qué nos hacen falta estas magnas teorías contemporáneas que existen? Supongamos que tenéis tal fuerza en vuestra mano que podéis levantar la Tierra. ¿Para qué podéis utilizar esta fuerza vuestra? Si vais por el mundo y comenzáis con vuestra mano a levantar a todos los planetas de su camino ¿pensáis que aquellos seres más magnos que vosotros os dejarán así para que utilicéis vuestra fuerza, que juguéis? ¿Qué hacen aquí los ciudadanos cuando ven que algunos niños tiran piedras por la calle, juegan y golpean por la cabeza a algún transeúnte? – Llaman a algún guardia, otorgan a él a los niños para que los castigue – y se van.

 

Ahora, nosotros, la gente contemporánea, ¿no nos parecemos con nuestros pensamientos a estos niños? Cada uno hace tiroteos. Todos preguntan: “¿Por qué el Señor ha hecho al mundo así, por qué yo soy infeliz, por qué yo soy cojo, por qué yo soy ciego, por qué mi madre, mi padre, mi mujer murieron?” Dicen: “¿No tenemos derecho de preguntar?” – Tienes derecho de preguntar. Entonces yo respondo: Dios, cuando te dio piernas, ¿tú las utilizaste para lo que estaban predestinadas? Vamos a ver cuáles son las consecuencias de todo lo que no fue utilizado como se debe. El Señor, cuando te dio manos, ¿las utilizaste tú para lo que estaban predestinadas? ¿Para qué están creadas las manos? – Para hacer la Justicia Divina. El Señor, cuando te dio ojos, ¿los utilizaste tú para lo que estaban predestinados? El Señor, cuando te dio mente, ¿La utilizaste para lo que estaba predestinado? Las piernas están creadas para hacer bien con ellas. Las manos – para expresar la Justicia Divina. Los ojos – para expresar la Verdad Divina. Las orejas – para adquirir conocimiento y que lo transmitas.

 

Estas son solo percepciones parciales. Digo: nosotros colectivamente debemos percibir este desarrollo, y si tú eres débil en algún aspecto, encontrarás a alguien que camina por este camino y él te ayudará. Alguien dice: “Yo soy pecador, un hombre caído”. ¡No pienses así! Dirigirás tu mente hacia todos los seres buenos, superiores, en Inglaterra, en América y en otras partes, pedirás su colaboración, y ellos te la darán. Yo os voy a explicar esta ley, volteándome hacia el organismo humano. Cuando una parte del cuerpo está enferma, entonces esta apela hacia todos los demás órganos para que le vengan a ayudar y cooperen con ella. En tal caso el organismo envía energías vitales hacia esta parte para restablecer su estado.

 

Y así, nosotros la gente contemporánea, debemos tener una filosofía correcta, otra percepción acerca de Dios, y no que Le percibamos como una fuerza fuera de la Naturaleza y ahí buscarle, como los niños. A Dios debemos percibirle como una Fuerza amorosa que penetra en todas partes en el espacio, y que puede arreglar nuestra vida, nuestros comportamientos. Por ejemplo, los trabajos de algún comerciante están confundidos. ¿Por qué? – Él no ha vendido honestamente, no daba honestamente sus pólizas. Este comerciante puede ser que haya quebrado hasta 10 veces.

 

¿Por qué tenéis que enriqueceros de una manera deshonesta? La mujer, los niños de este comerciante pasan enfermedades, les suceden una serie de desgracias. Él me pregunta por qué es tan infeliz. – ¡Porque comiste el dinero de tanta gente, porque arruinaste los hogares de tantas familias pobres! Estas infelicidades regresaron y a ti. “Pero yo tenía necesidad” – Y esta gente tenía necesidad. Es una nobleza que el hombre lleve los sufrimientos por lo común, por lo colectivo. Prefiero yo, un hombre, pasar hambre que castigar a 100 personas para que pasen hambre. Y así, para todas estas desgracias que nos vienen, una de las dos cosas debemos saber: o que hemos comido el dinero de tanta gente, o que hemos quebrado diez veces. Decís: “¡No quiero ser tal hombre!” ¡Bien, entonces piensa de otra manera! Si tú piensas que esta injusticia está dentro de Dios, dentro de las cosas, y que tú eres el hombre más prudente, entonces yo soy el primero que llegará a ti para que me digas: de dónde has venido, cuál es tu predestinación; cuál era el estado de nuestra Tierra hace 500 millones de años; cuál es el estado del Sol, hay habitantes ahí o no; cuál es el estado de la Vía Láctea, hay vida ahí o no. El hombre científico que pregunta por qué el Señor creó el mundo así y no de otra manera, debe saber más que Él. Y éste, cuando le haga todas las preguntas, dice:

 

¡Pues no lo sé! Como no sabes, debes callarte y escuchar. El hombre pequeño escuchará a su maestro, y el Maestro le enseñará. Esto no es malo. Es una nobleza escuchar, prestar atención cuando un hombre científico te cuenta las leyes en el mundo. Ahora no voy a decir que sois ignorantes, porque la cuestión no está en la ignorancia, pero la cuestión es que nuestros comportamientos lleguen a ser correctos, comportamientos amorosos. Cuando te encuentres conmigo en el bosque, que no te encuentres conmigo como con algún oso, de manera que tiemble mi corazón. Ni tampoco cuando yo me encuentre contigo que sea un oso para ti, de manera que tiemble tu corazón. ¿Qué hacéis cuando os encontráis con algún oso? Cuando os encuentre un oso en el bosque, vuestro corazón empieza a bombear (más rápido – n.d.t.), y él, como algún filósofo, con sus pequeños ojitos, camina tranquilísimo, no teme de vosotros. Alguna vez los osos son muy nobles. De nuevo os daré el ejemplo del oso y aquel sarakatsaní (persona de un grupo étnico griego – n.d.t.) en el bosque. Un sarakatsaní vivió en Stara Planina, donde hace una serie de años pastaba a sus rebaños. Un día, sin embargo, cuando pasaba por un sendero estrecho, mira frente a él a un oso. Éste camina hacia arriba, él – hacia abajo, se encuentran. Ahora nos hemos metido en un lio, se dice a su mente el sarakatsaní. Se encuentra él ante una tarea no solucionada y piensa en cómo solucionarla. Se ve, un buen hombre era él, según Dios ha vivido, por eso, nota que el oso se aparta, se acerca a una peña y se levanta, le abre camino para pasar y como si le fuera diciendo con su mirada: “¡Pasa!” Él lo mira, quiere convencerse de que éste no tiene alguna estrategia específica, pero ve que el oso verdaderamente le ha abierto el camino y le espera pasar. Él va, camina, pero voltea hacia atrás para ver lo que hace el oso. Éste sigue su camino, pero de vez en cuando voltea hacia atrás y dice “adiós”. Diréis que esto es solo un cuento. No, hay muchos osos nobles y con conciencia. Si un oso puede hacer esto, ¿cuánto más un hombre razonable puede hacerlo?

 

Todos nosotros tenemos errores, no voy a contar para qué y por qué, pero todos debemos enderezar nuestros errores y vivir de la nueva manera. Percibiremos estas cosas colectivamente. Alguien dirá: “Yo viviré solo para mi mujer y para mis hijos”. – Si vives así, morirás. “Pero yo viviré para mi pueblo” – Si vives así, morirás. “Pero yo viviré para la humanidad”. – Si vives así, morirás. “Pero yo viviré para los ángeles”. – Si vives así, morirás. “¿Pues para quién viviré?” – Si vives para Dios, tendrás toda la vida en ti, serás siempre vivo. ¡Para Dios viviremos! Así dice y la Escritura: “¡Esta es vida eterna para conocerte a Ti el Único Dios Verdadero!” (Juan 17:3 – n.d.t.) Si vivimos para Dios, nosotros tendremos las condiciones de esta vida ilimitada e infinita. ¿Por qué es así? Porque los comportamientos de estas raicitas pequeñas se determinan por nuestros comportamientos hacia Dios. Si están rectos mis comportamientos hacia Dios, en cualquier dirección, yo seré vivo. Si mis comportamientos y hacia la ramita más pequeña son amorosos, tendré toda la cooperación de Dios. Si tú, como algún comerciante, como algún labrador, o como algún maestro, tu alma está llena con aquel Amor Divino y se expande, tu vida cobrará sentido. Pero, aunque tú incluso fueras un rey, y no tienes este Amor, la corona de tu cabeza será pesada. Alguien dice: “Yo me negaré de esta Enseñanza, yo me negaré del Amor, la Sabiduría y la Verdad”. Negarte del Amor significa negarte de la vida. Negarte de la Sabiduría significa que caigas en esclavitud, en insensatez. Negarte de la Verdad significa entrar en el infierno. Que recibas el Amor, esto es vida. Que recibas la Sabiduría, esto es luz. Que recibas la Verdad, esto es libertad, un ademán amplio. Estas cosas debemos percibirlas colectivamente y que comúnmente solucionemos esta cuestión. La cuestión no es que hagamos feliz solo a un hombre.

 

Se dice en la Escritura: “Bienaventurado este siervo”. ¿Cuál siervo? Ahora, todos nosotros, y aquí, y en América, y en Inglaterra, y en Francia, y los seres más inferiores, y los más superiores que nosotros, todos sirven a un amo a quien le llaman Señor. El Señor es manifestación de aquel magno Amor en el cual no hay cambio ninguno. El Amor de Dios es igual hacia todos los seres. Bajo la palabra “Señor”, los ángeles comprenden a este Ser que tiene comportamientos amorosos iguales hacia todos los seres. Este Ser acude en ayuda igualmente hacia todos los seres, desde el más pequeño hasta el más grande, y esto según sus necesidades. Este Ser igualmente arregla los comportamientos de todos los seres. Yo frecuentemente he hecho pruebas y he encontrado que algunas arañas son muy nobles y pueden percibir el pensamiento humano, y algunas arañas son irrazonables. Miro, alguna araña ha cogido una mosca. Le digo: “¡Suelta esta mosca!” Ella no me escucha, me dice: “¿Entra esto en tu trabajo? ¡Venga, vete!” Digo: “¿Ah sí? En mi presencia no te permito comer esta mosca. Si no te hubiera visto, otra cosa, pero ahora – la vas a soltar”. Tomo mi bastón y extiendo la mano para estropear su telaraña. Inmediatamente ella huye y la mosca huye, se libera. Otra vez, miro a alguna araña noble, ha capturado una mosca y yo le digo que la suelte. Ella se queda, se queda un poco, luego miro, la miro, se va a la telaraña, corta los hilos con los cuales está hecha, libera la mosca, diciéndole: “Venga ahora, vete, puesto que me fue dicho a soltarte”. Le digo después de esto: “Yo te elogio de que actuaste noblemente. – Eh, otra vez no te voy a escuchar, pero ahora así hice”. Hay arañas nobles, pero no siempre. Alguna vez concientizan y alguna vez no concientizan. Pregunto: ¿Por qué esta araña cortó el hilo? Porque, si ella misma no lo corta, yo la haré cortarla y liberar la mosca. ¿Pensáis que si vosotros habéis cogido una mosca y no la soltáis, y yo os digo que la soltéis, que mi bastón no va a jugar por vuestra cabeza? Y luego decís: “¡Qué catástrofe ocurrió!” ¡Barreré esta telaraña, de manera que milagro ocurrirá! Bastón hay, ¿comprendéis? Y varita hay.

 

Bienaventurado aquel siervo que hace esto lo que el Señor quiere”. ¿Comprendéis ahora lo que sobreentiendo bajo la palabra “Señor”? Bajo “Señor” comprendo aquel Ser cuyos comportamientos son igualmente razonables hacia todos los seres, sin diferencia. Por lo tanto, Dios es el Ser más elevado, el más noble, el más razonable, por el cual debemos en cada momento ser listos de hacer Su voluntad, en cualesquiera condiciones que nos encontremos. ¡Y podemos hacerla! Esto sobreentiende Cristo en el versículo dado: “Bienaventurado aquel siervo que hace la voluntad de Dios”. Algunos dicen: “Pero así se engaña a la gente”. Sí, si no cumplimos las cosas desde este alto punto de vista, siempre vamos a engañarnos. No penséis que tan fácilmente lograréis esta cosa. A nosotros nos espera no solo una vida de trabajo forzado, sino que nos hacen falta miles de años de afán forzado, de trabajo forzado, para que introduzcamos aquellos elementos que son necesarios para la mejoría de la humanidad. No nosotros, sino que esta magna conciencia Divina edificará a toda la humanidad. Y vosotros, los que me escucháis, si cumplís esta ley, vuestros cuerpos cambiarán, tendréis un cuerpo de una materia más noble, más fina, vuestra conciencia también cambiará, se expandirá, y aún en esta existencia se os abrirá el pasado, se os abrirá y el futuro.

 

Ahora, preguntan algunos: “¿Tú de dónde vienes? – No lo sé. – ¿Pues de qué origen eres? – No lo sé. – ¿Hay otro mundo? – No lo sé.” Yo me he encontrado con teósofos importantes que empiezan a convencerme y decirme: “Aunque no haya otra vida, si vivo bien o mal ¿pierdo algo con esto?” Por supuesto que pierdes, pierdes tu vida. La muerte es una pérdida. Ha venido él a contarme de si hay Señor, de si no hay, de si hay otro mundo, de si no hay. Yo de ahí vengo y él ahora va, y me va a contar qué hay allí y qué no hay. Digo: “De ahí vengo y las últimas noticias me las sé”. Algunos dicen: “Es muy dicho”. ¿Qué es lo mucho? Yo muestro la posición natural. Tú todavía no has salido fuera, no te has vestido, no te has lavado, y yo me he levantado a las 4 horas, fui al campo, oí cómo cantan los pajaritos, vi cómo el Sol salió. “¡Cómo, el Sol no ha salido, yo no lo veo!” ¿Pues cómo lo vas a ver? Tú todavía no te has levantado, estás en tu cama, y yo de ahí vengo. Tú te levantarás, te vestirás y saldrás. Desde tu casa no vas a ver el Sol. Si te levantas como yo a las cuatro horas, las condiciones entonces serán unas y mismas, y para mí y para ti. Si duermes, nada verás. Para todos vosotros se requieren unas y mismas condiciones. A nadie se le da por gracia.

 

Alguna gente “por gracia” lo comprenden así: Que su abuelo se muera para dejarles una herencia”. Esto no es gracia.

 

Los hindúes tienen las palabras “karma y dharma”. El karma sobreentiende destino, consecuencias malas, o sea, esto lo que has hecho te lo harán, y el dharma sobreentiende las más bonitas condiciones que Dios ha dado a disposición de tu alma. Esto se te da como gracia. Toda la gente alrededor te ama, todos tiemblan y están listos de cumplir cada deseo tuyo. A esto en el mundo cristiano le llaman “gracia” y dicen que la gracia libera al hombre de todo. No, la gracia muestra que este ser ha vivido de acuerdo con las Leyes de Dios, por esto tiene esta gracia. Y para aquellos seres que no han vivido de acuerdo con la Leyes de Dios, no hay gracia – para ellos hay karma.

 

Bienaventurado este siervo”, dice la Escritura. ¿Cuál siervo? – El que hace así como su amo quiere. ¿Y qué quiere nuestro amo? – Que realicemos esto lo que Él ha puesto en nuestra vida como tarea, o sea, que utilicemos razonablemente nuestra vida. Tú puedes utilizar tu vida como quieras, pero una cosa es cierta, que las consecuencias no serán tales como quieres. Por lo tanto, si quieres que las consecuencias sean tales como a ti te complacen, aplicarás esta vida amorosa en el mundo, o sea, estarás en acuerdo con el Amor de Dios, y es el Amor el que da a luz a la vida.

 

Y siempre cuando estamos tristes, afligidos, esto proviene del hecho de que nosotros hemos perdido el Amor de algún Ser Superior. Alguna vez sientes como si el mundo debajo de ti se está destruyendo, experimentas una aflicción grande, sufrimientos. ¿Por qué? – Has perdido el Amor. Alguna vez te sientes alegre. ¿Por qué? – Has adquirido el Amor; éste ha fluido hacia ti, tú alma se ha abierto y tú piensas, reflexionas correctamente. Así que digo: Cuando nosotros adquirimos el Amor de Dios, nosotros adquirimos la vida eterna. ¿Qué cosa más bonita que esto, que penetremos en el Amor de Dios, que estés de acuerdo con él? Y entonces, no debo yo comprobaros de si hay Señor o no, sino que esto será para vosotros un axioma, y que vosotros solo reflexionéis sobre esto, cómo deben ser vuestros comportamientos hacia este Amor, hacia Dios.

 

Y así, todos nosotros procuramos vivir una vida colectiva y sentir la vida de toda la Creación dentro de nosotros. Esto es la vida espiritual. Si queréis vivir como búlgaro, vivir como inglés, vosotros no podéis ser un cristiano; si vivís como francés, o americano, o alemán, vosotros no podéis ser un cristiano. Incluso y si vivís como un ángel, de nuevo no podéis tener la disposición de Dios. Algunos de vosotros dirán: “¿Pues cómo podemos vivir?” – ¡Viviréis por la ley del magno Amor de Dios! Algunos de vosotros dicen: “Nosotros nos torturamos para vivir”. Yo no creo en esto. No hay por qué torturarse para vivir. Esto no se requiere de vosotros. ¡Dios te ha enviado a la Tierra para que cumplas Su voluntad y tú debes vivir! La vida es un bien, ésta no es una tortura. Si nosotros nos torturamos, esto es porque no comprendemos las condiciones de la bondad de Dios, la cual nos conduce hacia el Amor común. Vosotros queréis amar a alguien en el mundo y que él os ame, que tengáis una persona fiel. Yo pregunto a cada uno de vosotros: ¿Ha encontrado esta persona fiel? Yo llamo persona fiel a ésta que no muere. Si ésta muere y luego tienes que buscar a alguna otra, entonces ésta no era la persona cierta. Esta persona no debe morir, debe ser inmortal. Un hombre que muere, él es un ser en el cual no hay amor. ¡Esto significa “vida eterna para conocerte a Ti el Único Dios Verdadero”! Si tú vives en Dios, la muerte está excluida para ti.

 

Y así, esta vida colectiva es necesaria para nuestros nuevos preceptos. Solo de esta manera vosotros podréis solucionar aquellas contradicciones profundas que ahora encontráis en vuestra vida. En el futuro nacerán contradicciones aún mayores. Vosotros tenéis hijos e hijas, pero viene la vejez y vuestro hijo se ha casado, tiene a su bien amada; y vuestra hija se ha casado, y ella tiene su bien amado. Usted se queda solo y todos alrededor empiezan a pensar: “Que se vaya este viejo”. Vosotros sentís estos pensamientos suyos, que os tratan con negligencia, que nadie se interesa por vosotros. ¿Sabéis cuán pesado es este estado de un padre así abandonado? ¿Por qué os han abandonado vuestros hijos e hijas? – Puesto que no tenéis amor hacia Dios. Si vivís así colectivamente, vosotros despertaréis la conciencia de vuestros hijos e hijas, ésta se expandirá y entonces el amor y hacia la madre, y hacia el padre, y hacia amigos tendrá su lugar. En nuestra alma hay sitio para todos. Para cada ser hay un lugar sagrado en nuestra alma. Y cuando viene la mosquita pequeña, o la mariposita pequeña, le daremos lugar, le acariciaremos y le diremos: “He aquí mi jardín, puedes volar tanto como quieras”. Así hace el Señor, de la misma manera haremos y nosotros. Yo miro lo que hacen en Bulgaria los niños pequeños con estas bonitas maripositas. Esta mariposita pequeña se ha posado en alguna parte y los niños pequeños la acosan, y poco a poco con sus dedos la cogen de sus alitas. Alguna vez ella sale más prudente – vuela. Las madres no prestan atención a esto. Éstas deben decir a sus hijos: “Niños, no cojáis las maripositas de sus alitas, vais a borrarles el polvito y después de esto no podrán volar”. ¡Nosotros debemos dejar de coger estas maripositas de las alitas! Yo, cuando veo alguna mariposita, no voy a cogerla de las alitas, a borrar su polvito, a estropear su ropita bonita, sino que le diré: “Pósate sobre mi mano para que conversemos un poco”. Ella andará un poco sobre mi mano y yo le preguntaré: “¿Tú estás contenta de tu vida?” Ella me responderá que está contenta, y yo la dejaré volar. “Bienaventurado este siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”.

 

Ahora, ¡el Señor viene a este mundo! Se dice ahí en el Evangelio, que el Sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán (Mateo 24:29 – n.d.t.). ¡Qué clase de interpretaciones no ha dado la iglesia a estas oraciones! Yo doy otra explicación y además muy simple. “El Sol se obscurecerá” – esto significa que poco amor habrá en la iglesia. “La luna no dará su luz” – esto significa que la iglesia perderá fe, poca fe quedará en ésta. “Las estrellas caerán” – esto significa que poco conocimiento quedará en la iglesia y la ignorancia llegará. Cuando venga el Señor en el mundo, vendrá y una luz nueva, la cual dará un impulso nuevo a la humanidad. Si no viene el Señor, ocurrirá una catástrofe grande en el mundo.

 

¡El Señor ahora viene! ¿Por qué? – Porque el Amor ha disminuido y todos se congelan. Pues y la fe se ha perdido. Hoy en día hay tomos enteros escritos sobre esto de si hay fe o no. Y en cuanto se refiere al conocimiento, teorías enteras hay escritas sobre todas las cuestiones. Los médicos curan a un hombre y cuando no pueden curarle, le envían a Orlandovtsi (un barrio de Sofía donde está el cementerio Central de la ciudad – n.d.t.). ¿Dónde se fue fulano? – A Orlandovtsi. Se encuentran con alguien, le preguntan: “¿Dónde está tu padre? – Eh, que el Señor le perdone, se fue a Orlandovtsi”. No dice que su padre está en el cielo, sino en Orlandovtsi estaba. ¡Qué percepción! Tu padre no puede ir a Orlandovtsi, él está en aquel mundo, y en Orlandovtsi ha dejado solo las vestimentas. Yo le veo, hablo con él. Como digo que hablamos con nuestros cercanos, extraño se nos ve esto. Hace años a una maestra le llamaron enloquecida solo por eso que dijo: “Venid para que veáis que mis niños, a los que enseño, están visitados por mis parientes partidos. Yo les veo”. Pregunto: ¿Esta maestra estaba con su mente, o sin su mente? Según la gente en el mundo ella está sin su mente, pero según aquella percepción profunda de la vida, ella está con su mente. Por lo tanto, nosotros podemos sacar a un hombre de su mente. ¿Cómo? – Cuando dejamos en su mente una contradicción que él no puede solucionar, inmediatamente puede enloquecerse. He aquí por qué, cuando el hombre duerme, no debemos de golpe despertarle. Nosotros no podemos poner al hombre en contradicciones grandes, fuertes. Las contradicciones son para las naturalezas fuertes, y para las naturalezas débiles – ninguna contradicción, con ellos tiernamente debemos portarnos.

 

Y así, todos debéis tener una percepción interna, profunda. Colectivamente debéis percibir la vida. Debéis orar al Señor, que os ayude a solucionar las tareas de la vida. Debéis amarse a sí mismos, a vuestros prójimos y a vuestros enemigos, y así solucionaréis la vida. Muchos de vosotros han solucionado esta cuestión, y otros todavía la están solucionando.

 

Y así, Egipto cayó. ¿Por qué? – Porque perdió su amor, su fe, su conocimiento. Asiria cayó. ¿Cuándo? – Cuando perdió su amor, su fe y su conocimiento. Babilonia cayó. ¿Cuándo? – Cuando perdió su amor, su fe, su conocimiento. El imperio Romano cayó. ¿Por qué? – Por la misma causa. Y si los pueblos contemporáneos cristianos pierden su amor, su fe y su conocimiento, otros pueblos vendrán a su lugar. Para todos los pueblos la ley es implacable. Alguien dice: “Mi corazón está vacío”. ¿Por qué? – Porque tú no solucionas la cuestión comúnmente, que tengas interés hacia todas las criaturas. Vosotros os conectaréis con toda la gente buena por la faz de la Tierra, sin diferencia de fe, de nacionalidad; os conectaréis con todas las moscas buenas, con todas las plantas bonitas, con todas las fuentes puras, con todo aquello que es magno, elevado, y en tu alma comenzará a fluir aquel magno Amor de Dios, sentirás aquel magno impulso Divino que la elevará. Dios es aquel que elevará tu alma. Él es el que penetra en todas partes. Si nosotros miramos así a la cuestión, si somos portadores del Amor, la Sabiduría y la Verdad de Dios, y si somos cumplidores de Su voluntad, Él siempre mirará hacia nosotros con beneplácito y nos ayudará a solucionar todas las cuestiones. Nosotros iremos solucionándolas con Él. Hoy en día en Bulgaria dicen así: “Siempre hace falta un abuelo obispo”, o sea, siempre debes tener algún Señor, algún grande. Digo: Si es cuestión de grande, ¿hay un grande más grande que Dios? No hay. Yo prefiero hacer Su voluntad, y todo lo demás luego vendrá. Primero, nosotros debemos procurar que nuestros comportamientos hacia Dios sean correctos.

 

“Bienaventurado este siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”.

 

Y yo digo: ¡En estos últimos tiempos el Señor viene! ¡Bienaventurados vosotros cuando os encuentre que hacéis Su voluntad! Entonces empezará la ley del dharma, de la gracia, de la vida eterna. Todas las desdichas contemporáneas que os rodean se van a derretir.

 

Así vosotros encontraréis una vida nueva, con amigos nuevos, con madres y padres nuevos – esto significa que los comportamientos de la gente con respecto de vosotros cambien.

 

 

 

 

 

«¡Bienaventurado Este Siervo!», Conferencia dominical dada por el maestro Beinsá Dunó, el 9 de noviembre de 1924

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