¿Qué es la Teosofía? y ¿Qué son los Teósofos?, Por Helena P. Blavatsky

Jorge Gomez (333)

Revista The Theosophist, (oct. 1879)

 

ImageEsta pregunta es tan consuetudinaria y las ideas erróneas al respecto son tan prevalecientes, que los editores de una revista dedicada a la divulgación de la Teosofía en el mundo serían negligentes, si en el primer número publicado, no consideraran estas cuestiones. Sin embargo, el título implica dos interrogantes más, a las cuales contestaremos debidamente, éstas son: ¿Qué es la Sociedad Teosófica? y ¿Qué son los Teósofos?

 

Según los lexicógrafos: al término theosophia lo componen dos palabras griegas: theos, «dios» y sophos, «sabio.» Hasta aquí está correcto. Sin embargo, las siguientes explicaciones distan mucho de impartir una idea clara de la Teosofía. Webster la define de manera muy original como: «una presunta relación con Dios y los espíritus superiores, permitiendo, entonces, el alcance del conocimiento superhumano mediante procesos físicos, véase las operaciones teúrgicas de algunos antiguos platónicos o los procesos químicos de los filósofos del fuego alemanes.»

 

Esta es, en pocas palabras, una explicación insuficiente e impertinente. Atribuir tales ideas a seres como Ammonius Saccas, Plotino, Jamblico, Porfirio y Proclo, implica una interpretación errónea intencional o la ignorancia de Webster en lo que concierne a la filosofía y a los motivos de los genios más grandes de la Escuela alejandrina más reciente. Al achacar un propósito de desarrollar sus percepciones psicológicas y espirituales mediante «procesos físicos,» a aquellos que, tanto sus contemporáneos como la posteridad, definieron «theodidaktoi», instruídos por dios, implica considerarlos unos materialistas. En lo que concierne al golpe final asestado a los filósofos del fuego, ésto rebota de ellos para repercutir entre nuestros científicos más eminentes, aquellos en cuyas bocas el Reverendo James Martineau coloca la siguiente frase jactanciosa: «todo lo que queremos es la materia, danos exclusivamente átomos y explicaremos el universo.»

 

La siguiente definición de Vaughan es mejor y más filosófica: «Un Teósofo es aquel que presenta una teoría de Dios o de las obras de Dios, destituida de revelación, en cuanto estriba en una inspiración propia.» Según este punto de vista, cada gran pensador y filósofo, especialmente todo fundador de una nueva religión, escuela de filosofía o secta es, necesariamente, un Teósofo. Por lo tanto, el binomio Teosofía y Teósofos existió desde que la primera vislumbre de pensamiento incipiente indujo al ser humano a buscar, instintivamente, los medios para expresar sus opiniones independientes.

 

ImageLos Teósofos anteceden a la era cristiana, a pesar de que los escritores cristianos atribuyen el desarrollo del sistema teosófico Ecléctico al primer período del tercer siglo de su Era. Diógenes Laetius hace remontar

la Teosofía a una época anterior a la dinastía de los Ptolomeos y menciona como su fundador a un Hierofante egipcio llamado Pot-Amum, patronímico copto que significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de

la Sabiduría. Sin embargo, la historia muestra que, Ammonius Saccas, el fundador de la escuela neoplatónica, fue el revividor de

la Teosofía. El y sus discípulos se denominaron «Philalethian,» amantes de la verdad, mientras otros los llamaban «Analogistas,» debido a su método interpretativo empleado en todas las leyendas sagradas, los mitos y los misterios simbólicos, el cual se basaba en la analogía y la correspondencia. Por lo tanto, los eventos ocurridos en el mundo externo los consideraban como la expresión de las operaciones y de las experiencias del alma humana. Ammonius se proponía reconciliar todas las sectas, la gente y las naciones bajo una fe común: una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Incognoscible e Innominado, que gobernaba el Universo por medio de leyes inmutables y eternas. Su objetivo consistía en probar un sistema teosófico primitivo que, en sus albores, era esencialmente similar en todos los países, inducir a cada ser a abandonar sus altercados y disputas, uniéndose en propósito y pensamiento como los niños de una misma madre y purificar las antiguas religiones, paulatinamente corrompidas y opacadas por la escoria del elemento humano, ensamblándolas y explicándolas recurriendo a principios puramente filosóficos. Por lo tanto, en

la Escuela Teosófica Ecléctica, se enseñaban los sistemas buddhistas, vedánticos, de los magos o zoroastrianos, en concomitancia con todas las filosofías griegas, razón por la cual entre los antiguos teósofos alejandrinos se denotan las características, preeminentemente buddhistas e hindúes, del respeto hacia los padres y los ancianos, un cariño fraterno para toda la raza humana y aún un sentimiento compasivo en favor de todos los animales. Ammonius, mientras trataba de establecer un sistema de disciplina moral que infundiera en la gente el deber de vivir conforme a las leyes de sus respectivos países, fomentando sus mentes mediante la búsqueda y la contemplación de

la Verdad Absoluta única, su objetivo principal, que según creía, hubiera facilitado el alcance de los demás, consistía en educir, de las varias enseñanzas religiosas, como de un instrumento multicuerda, una completa armonía melodiosa que resonara en cada corazón amante de la verdad.

 

Por lo tanto,

la Teosofía es la arcaica Religión-Sabiduría, la doctrina esotérica un tiempo familiar en todo país antiguo considerado civil. Según nos muestran todas las escrituras antiguas, esta «Sabiduría» era una emanación del Principio divino cuya clara comprensión está representada en nombres como el hindú Buddh, el babilonio Nebo, el egipcio Thoth, el griego Hermes y también en los patronímicos de algunas diosas: Metis, Neitha, Atena,

la Sophia gnóstica y finalmente los Vedas, cuyo nombre deriva del verbo «conocer.» Todos los antiguos filósofos orientales y occidentales, los hierofantes egipcios, los rishis de Aryavarta y los theodidaktoi griegos incluían, bajo esta designación, el conocimiento completo de las cosas ocultas y esencialmente divinas. Al Mercavah de los Rabinos judíos, las series seculares y populares, se le designaba simplemente como el vehículo, el recipiente externo que contenía el conocimiento esotérico. Los Magos de Zoroastro recibían su instrucción e iniciación en las cuevas y en las logias secretas de Bactria, los hierofantes egipcios y griegos tenían sus apporrheta o discursos secretos durante los cuales el Mysta llegaba a ser un Epopta: un Vidente.

 

ImageSegún la idea central de

la Teosofía Ecléctica: existe una única Esencia Suprema, Desconocida e Incognoscible. Desde luego: «¿cómo puede uno conocer al conocedor?» pregunta el Brihadaranyaka Upanishad. Tres aspectos distintos caracterizaban el sistema de

la Teosofía Ecléctica: la teoría de

la Esencia susodicha, la doctrina del alma humana, una emanación de la primera, compartiendo con ella la misma naturaleza y su teurgia, ciencia que ha contribuido, en nuestra era de ciencia materialista, a la interpretación tan errónea de los neoplatónicos. La teurgia es, esencialmente, el arte de aplicar los poderes divinos humanos a fin de subordinar las fuerzas ciegas de la naturaleza; por lo tanto, sus devotos fueron objeto de burla, tildándolos, en primer lugar, de magos, una distorsión del término «Magh» que significa sabio o erudito. Los escépticos del siglo pasado se hubieran equivocado de manera análoga si hubiesen escarnecido la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Por lo general, los seres ridiculizados y motejados como «infieles» de una generación, se convierten en los sabios y los santos de la siguiente.

 

En lo que concierne a la esencia Divina y a la naturaleza del alma y del espíritu, la creencia de

la Teosofía moderna corresponde a la creencia de

la Teosofía de antaño. El Diu popular de las naciones arianas era idéntico al Iao caldeo, hasta al Júpiter del romano menos erudito y filosófico, al Jahve de los samaritanos, al Tiu o «Tiusco» de los nórdicos, al Duw de los bretaños y a Zeus de los tracios. En lo que atañe a

la Esencia Absoluta, el Uno y el todo, ésta nos conducirá al mismo resultado ya que se acepte, al respecto, la filosofía pitagórica griega, caldea cabalística o la ariana.

La Mónada Primordial del sistema pitagórico, la cual se retira a la oscuridad y es Oscuridad (para el intelecto humano), constituye el cimiento de todas las cosas; idea ésta que es posible encontrar en los sistemas filosóficos de Leibnitz y Spinoza en su integridad. Por lo tanto, si un teósofo concuerda con cualquiera de los siguientes conceptos, éstos nos pueden conducir a

la Teosofía pura y absoluta. Nombraremos

la Cábala que, hablando de En-Soph, somete la interrogante: ¿quién puede comprenderlo dado que es informe e Inexistente?» Incluiremos el magnífico himno del Rig Veda (número 129, Libro 10):

 

«¿Quién sabe de donde emergió esta gran creación? Si su voluntad la creó o se quedó silenciosa. El lo sabe o tal vez, tampoco El lo sepa.»

 

Mencionaremos la concepción vedántica de Brahma, cuya representación en los Upanishads es «sin vida, sin mente, puro» e inconsciente, ya que Brahma es «Conciencia Absoluta» y, al final, citaremos los Svabhâvikas de Nepal según los cuales hay únicamente «Svabhâvâta» (substancia o naturaleza) que existe por sí sola sin ningún creador. Esta es

la Teosofía que instó a hombres como Hegel, Fichte y Spinoza a estudiar las obras de los antiguos filósofos griegos y a especular sobre

la Substancia Unica,

la Deidad, el Todo Divino procedente de

la Sabiduría Divina que toda filosofía moderna o religiosa consideró incomprensible, desconocido e innominado, excepción hecha por el cristianismo y el mahometismo. Entonces, cada teósofo, ateniéndose a una teoría de

la Deidad “desprovista de revelación y cuya base es una inspiración propia,» puede aceptar cualquiera de las definiciones anteriores o pertenecer a cualquiera de estas religiones, permaneciendo en las lindes de

la Teosofía, ya que ésta es la creencia en

la Deidad como Todo, la fuente de toda existencia, el infinito que no puede comprenderse ni conocerse, únicamente el universo Lo revela, mientras algunos prefieren decir «revela a El,» atribuyéndole entonces un pronombre masculino personal, antropomorfizándolo, lo cual es una blasfemia. En verdad, la teosofía rehuye la materialización brutal prefiriendo creer que el Espíritu de

la Deidad, recogido en sí desde la eternidad, no desea ni crea. Sin embargo, lo que produce todas las cosas visibles e invisibles irradiando de la efulgencia infinita del Gran Centro, es simplemente un Rayo que contiene en sí el poder generador y conceptivo que, a su vez, produce lo que los griegos llamaban Macrocosmos, los cabalistas Tikkun o Adam Karmon, el hombre arquetipo y los arianos Purusha, El Brahm manifestado o el Macho Divino. La teosofía cree también en

la Anastasis o existencia permanente y en la transmigración (evolución) o una serie de cambios en el alma,1 abogables y explicables valiéndose de principios filosóficos rigurosos; y sólo distinguiendo entre Paramâtma (alma transcendental suprema) y Jivâtmâ (alma animal o consciente) de los vedantinos.

 

ImageA fin de dar una definición exhaustiva de

la Teosofía, debemos considerarla bajo cada uno de sus aspectos. El mundo interior no ha sido ocultado a todos por una obscuridad impenetrable. Algunas veces, en cada era y en cada país, el ser humano ha podido percibir las cosas en el mundo interior o invisible mediante esa intuición superior adquirida por

la Teosofía o la sapiencia de Dios, la cual trasladaba la mente del mundo de la forma a aquel del espíritu informe. Por lo tanto, aunque el «Samadhi» o Dyan Yog Samadhi de los ascéticos hindúes, el «Daimonion-photi» o iluminación espiritual de los neo-platónicos, la «confabulación sideral del alma» de los rosacruces o filósofos del fuego y los trances extáticos de los místicos y de los mesmeristas y espiritistas modernos, varíen en su manifestación, son idénticos en naturaleza. La búsqueda del «ser» más divino en el hombre, que a menudo se ha interpretado tan erróneamente como una comunión individual con un Dios personal, era el objetivo de todo místico. Además, creer en su posibilidad parece remontarse al génesis de la humanidad, aunque cada pueblo le ha dado un nombre diferente. Así, Platón y Plotino llaman «trabajo Noético» lo que el Yogui y el Shrotiya definen Vidya. Según los griegos: «Mediante la reflexión, el autoconocimiento y la disciplina intelectual, el alma puede elevarse a la visión de la verdad, la bondad y la belleza eternas, o sea

la Visión de Dios, ésta es epopteia.» Porfirio dice: «A fin de unir el alma con el Alma Universal, es menester sólo una mente perfectamente pura. A través de la autocontemplación, la castidad perfecta y la pureza del cuerpo, podemos acercarnos más a Ella, recibiendo, en ese estado, el verdadero conocimiento y una iluminación maravillosa. Swami Dayanand Saraswati, un profundo erudito védico que no ha leído a Porfirio ni a otros autores griegos, en su Veda Bháshya (opasna prakaru ank. 9), dice: «Para obtener Diksh (la iniciación más elevada) y Yog, se debe practicar en conformidad con las reglas […] El alma en el cuerpo humano puede ejecutar los milagros más grandes conociendo al Espíritu Universal (o Dios) y familiarizándose con todas las propiedades y las cualidades (ocultas) de cada cosa en el universo. Así, un ser humano (un Dikshit o un iniciado), puede adquirir un poder de ver y oír a larga distancia.» Finalmente, Alfred R. Wallace, F.R.S., (Miembro de

la Sociedad Regia), un espiritista y también un gran naturalista declarado, con impávido candor dice: «Es únicamente el ‘espíritu’ que siente, percibe, piensa, adquiere conocimiento, razona y aspira […] no es atípico que en individuos dotados de cierta constitución, el espíritu pueda percibir independientemente de los órganos de los sentidos corporales o sea capaz, completa o parcialmente, de abandonar su cuerpo por un momento, volviendo a éste después […]; el espíritu […] se comunica más fácilmente con el espíritu que con la materia.» Actualmente, podemos ver como, después de un lapso de millares de años entre la edad de los gimnosofistas2 y nuestra era, altamente civilizada, más de veinte millones de personas creen en esos mismos poderes espirituales, si bien bajo una forma distinta de la que creían los Yoguis y los pitagóricos hace casi tres mil años. Quizá esto dependa de tal iluminación que infunde su luz radiante en los reinos tanto psicológicos como físicos de la naturaleza. Por ende, al igual que el místico ariano alegaba poseer el poder de solucionar todos los problemas de la vida y de la muerte, una vez obtenida la habilidad de actuar independientemente de su cuerpo a través de Atmân «ser» o «alma» y los antiguos griegos buscaban a Atmu, el Escondido o el Alma-Dios del ser humano con el espejo simbólico de los misterios Themosforianos, los espiritistas actuales creen en la facultad de los espíritus o de las almas de las personas desencarnadas de comunicarse, visible y tangiblemente, con sus seres queridos en la tierra. Todos éstos: los yoguis arianos, los filósofos griegos y los espiritistas modernos, afirman esa posibilidad apoyándose en el hecho de que el alma encarnada y su espíritu que nunca se encarna, el ser real, jamás están separados del Alma Universal o de otros espíritus por el espacio; sino simplemente por la diferenciación de sus cualidades; ya que en la interminable expansión del universo no puede haber ninguna limitación. Tal unión entre espíritus encarnados y desencarnados llega a ser posible sólo cuando se elimina esta diferencia que, según los griegos y los arianos, es viable mediante la contemplación abstracta, produciendo la liberación temporal del alma encarcelada; mientras, según los espiritistas, es mediante la mediumnidad. Razón por la cual los yoguis de Patanjali seguidos por Plotino, Porfirio y otros neo-platónicos, sostenían que varias veces en su vida, durante la hora de extasis, se habían unido con Dios o más bien, se convirtieron uno con El. Como una profusión de grandes filósofos afirmó y afirma esta idea, no se puede arrinconar considerándola totalmente quimérica, no obstante su aparente aspecto erróneo al aplicarla al Espíritu Universal.

 

 


Image En el caso de los Theodidaktoi, el único punto controvertible, la mancha lóbrega en esta filosofía extremadamente mística, consistía en su pretensión de incluir lo que es simplemente iluminación extática en la percepción sensoria. Mientras en el caso de los yoguis, la lógica cabal de Kapila refutó sus afirmaciones según las cuales tenían la habilidad de ver Iswara «cara a cara.» En lo que concierne a la declaración similar expresada por sus seguidores griegos, por una larga serie de extáticos cristianos y finalmente, en los últimos cien años, por Jacob Böhme y Swedenborg que afirmaban «ver a Dios,» tal pretensión se hubiera podido y se hubiera debido cuestionar filosófica y lógicamente, si algunos de nuestros grandes científicos, que son espiritistas, se hubiesen interesado más en la filosofía que en los meros fenómenos del espiritismo.

 

Los teósofos alejandrinos se dividían en neófitos, iniciados y maestros o hierofantes. Sus reglas se habían copiado de los antiguos Misterios de Orfeo; el cual, según Herodoto, las había traído de

la India. Ammonio obligaba a sus discípulos, bajo juramento, a no divulgar sus doctrinas superiores, exceptuando a aquellos que habían demostrado ser muy dignos e iniciados y que habían aprendido a considerar a los dioses, los ángeles y los demonios de los otros pueblos, según la hyponia esotérica o el significado oculto. Epicuro dice: «Los dioses existen, sin embargo, no son lo que la multitud ignorante supone que sean. Un ateo no es aquel que niega la existencia de los dioses que las masas adoran; sino es aquel que atribuye a estos dioses las opiniones de la multitud.» En su momento Aristóteles declara: «Como

la Esencia Divina permea todo el mundo de la naturaleza, a lo que se le define como dioses son simplemente los primeros principios.»

 

Plotino, el discípulo de Ammonio: «aquel que Dios instruyó,» nos dice que la gnosis secreta o el conocimiento de

la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e iluminación. «Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la percepción, del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual está subordinada la razón. La intuición es el conocimiento absoluto que se cimienta en la identificación de la mente con el objeto conocido.» Podríamos decir que la teosofía es la ciencia exacta de la psicología. Su relación con la mediumnidad natural, no cultivada, es análoga a la relación que subsiste entre el conocimiento de Tyndall y aquel de un simple estudiante de física. Esta desarrolla en el ser humano una visión directa que Schelling denomina: «una realización de la identidad entre el sujeto y el objeto en el individuo.» Por lo tanto, bajo la influencia y el conocimiento de hyponia, el ser contempla pensamientos divinos, ve todas las cosas en su aspecto real y termina «convirtiéndose en el depositario del Alma del Mundo,» usando una de las expresiones más hermosas de Emerson, el cual, en su espléndido ensayo sobre El Alma Universal, afirma: «Yo, el imperfecto, adoro lo perfecto que yo soy.» Además de este estado psicológico o anímico, la teosofía cultivaba cada rama de las ciencias y de las artes. Estaba profundamente familiarizada con lo que hoy se conoce comúnmente con término mesmerismo. Los teósofos descartaron la teurgia práctica o la «magia ceremonial» que a menudo el clero católico romano emplea en sus exorcismos. Unicamente Jamblicus agregó a

la Teosofía la doctrina de

la Teurgia, trascendiendo, entonces, a los demás Eclécticos. Cuando el ser humano, ignorando el verdadero significado de los símbolos esotéricos de la naturaleza, propende a calcular erróneamente los poderes de su alma y en lugar de comulgar espiritual y mentalmente con los seres celestiales superiores, los espíritus buenos, (los dioses de los teurgos de la escuela platónica), evoca los poderes malvados y tenebrosos que están latentes en la humanidad, las creaciones macabras de crímenes y de vicios humanos, puede caer de la teurgia (magia blanca) en la goetia (magia negra, hechicería). Sin embargo, el binomio magia blanca y negra no es lo que la superstición popular entiende con estos términos. La posibilidad de «evocar los espíritus» según la clave de Salomón, es el ápice de la superstición y de la ignorancia. Sólo la pureza en la acción y en el pensamiento puede elevarnos a interactuar «con los dioses» y permitirnos el alcance de la meta deseada.

La Alquimia, que según muchos había sido una filosofía tanto espiritual como física, perteneció a las enseñanzas de la escuela teosófica.

 

ImageEs notorio que Zoroastro, Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, y Ammonio Sacas no escribieron nada. La razón de ésto es obvia.

La Teosofía es un arma de doble filo e inadecuada para el ignorante o el egoísta. Análogamente a cada filosofía antigua, tiene sus defensores entre los modernos; sin embargo, hasta recientemente, sus discípulos eran un grupo muy exiguo y procedían de las sectas y opiniones más variadas. «Eran completamente especulativos y aunque no fundaron ninguna escuela, lograron ejercer una influencia silenciosa en la filosofía. Indudablemente, en el momento propicio, muchas ideas así tácitamente propagadas, podrán impartir nuevas direcciones al pensamiento humano.» Esta observación es de Kenneth R. H. Mackenzie IX, un teósofo y místico, el cual la inserta en su extensa y valiosa obra:

La Enciclopedia Masónica Real (artículos: «

La Sociedad Teosófica de Nueva York» y «

La Teosofía,» pag. 731).3 Desde los períodos de los filósofos del fuego, jamás se ensamblaron en sociedades; ya que hasta el siglo pasado el clero cristiano los perseguía como fieras salvajes y, a menudo, ser teósofo equivalía a una sentencia de muerte. Según las estadísticas: en un lapso de 150 años, en Europa se condenaron a las piras a no menos de 90 mil hombres y mujeres por presunta hechicería. En

la Gran Bretaña solamente, desde 1640 hasta 1660, 20 años, se aniquilaron tres mil personas por haber sellado un pacto con el «Diablo.» Sólo recientemente, en la última parte de este siglo: en 1875, algunos místicos y espiritistas adelantados, insatisfechos por las teorías y explicaciones que los feligreses del espiritismo originaron y discerniendo su gran deficiencia en cubrir el campo completo de la amplia gama de fenómenos, formaron, en Nueva York, América, una asociación que ahora se le conoce mundialmente como

la Sociedad Teosófica. Ahora bien, después de haber explicado lo que es

la Teosofía, en otro artículo dilucidaremos cuál es la naturaleza de nuestra Sociedad, llamada también la «Hermandad Universal de

la Humanidad.«

 

Theosophist, Octubre de 1879

 

 

 

¿Qué Son Los Teósofos?

 

Image¿Son lo que afirman ser: estudiantes de la ley natural, de la filosofía antigua y moderna y aún de la ciencia exacta? ¿Son deistas, ateos, socialistas, materialistas, idealistas o son simplemente un cisma del espiritismo moderno, meros visionarios? ¿Se les puede otorgar alguna consideración en cuanto a capacidad de discusión sobre la filosofía y promoción de la ciencia auténtica o se les debería tratar con la tolerancia compasiva que se proporciona a los «entusiastas inofensivos?» A menudo, a

la Sociedad Teosófica se le ha imputado el profesar una creencia en los «milagros, su producción» y tener un objetivo político secreto, como los Carbonarios. Se le ha acusado de ser espía de un Zar autocrático, de predicar doctrinas socialistas y nihilistas y, sorprendentemente, de tener un tácito acuerdo con los jesuitas franceses a fin de debelar el espiritismo moderno para recabar pingües ganancias! Los positivistas americanos, imbuídos por el mismo paroxismo, los han motejado de soñadores; mientras la prensa newyorquina los ha definido como adoradores de fetiches. Los espiritistas los han acusado de querer resucitar «supersticiones anticuadas,» la iglesia cristiana los considera infieles emisarios de Satán, el profesor W. B. Carpenter, miembro de

la Real Academia, los califica como los auténticos cazamoscas. En fin, la imputación más absurda procede de los oponentes hindúes los cuales, queriendo depauperar su influencia, los acusan, rotundamente, de recurrir a los demonios para efectuar ciertos fenómenos. De esta carnucopia abigarrada de opiniones se yergue claramente un hecho: a

la Sociedad, a sus miembros y a sus ideas se les otorga la suficiente importancia para considerarles como tema de discusión y denuncia; ya que los seres humanos detractan sólo a aquellos que odian o temen.

 

Sin embargo, aunque

la Sociedad Teosófica haya tenido sus enemigos y detractores, cuenta también con amigos y defensores. A cada improperio le corresponde una palabra lisonjera. Empezó con un grupo de casi doce hombres y mujeres dedicados; después de un mes, el incremento de sus miembros fue tan considerable que se necesitó alquilar una sala pública para sus reuniones. En el transcurso de dos años, constaba de sucursales operativas en países europeos. Enseguida, se alió con

la Arya Samaj de

la India, encabezada por el docto Pandit Dayanand Saraswati Swami y con los buddhistas de Ceilán, guiados por el erudito H. Summangala, el Alto sacerdote de Adam’s Peak y Presidente de

la Universidad Widyodaya en Colombo.

 

ImageAquel a quien le guste tratar de sondear, seriamente, las ciencias psicológicas, debe acudir a la sagrada tierra de la antigua Aryâvarta. No existe lugar más antiguo en lo que atañe a sabiduría esotérica y a la civilización, a pesar de lo degradado que pueda ser su pobre sombra:

la India moderna. Como consideramos a este país la caudalosa cuna de la cual provinieron los siguientes sistemas filosóficos, una porción de nuestra Sociedad ha acudido a esta fuente de toda sicología y filosofía para aprender su antigua sabiduría, pidiendo la impartición de sus extraños secretos. El adelanto de la filología es ya considerable para que, actualmente, necesite una demostración del hecho según el cual Aryâvarta fue la nacionalidad primogénita. Las hipótesis no probadas y preconcebidas de la cronología moderna, no merecen ninguna consideración y se desdibujarán en el tiempo, análogamente a otras teorías no terminantes. La línea de la herencia filosófica: de Kapila a través de Epicuro y hasta James Mill, de Patanjali a través de Plotino y hasta Jacob Böhme, es trazable como el curso de un río a lo largo de un paisaje. Uno de los objetivos de la organización de

la Sociedad consistía en examinar las ideas demasiado trascendentales de los espiritistas con respecto a los poderes de los espíritus desencarnados. En seguida, después de haberle comunicado lo que, según nosotros, una parte de sus fenómenos no son, nos corresponde mostrarles lo que son. Es tan evidente que la llave de los presuntos fenómenos «sobrenaturales» debe buscarse en oriente y especialmente en

la India, que recientemente, también lo ha admitido el Pioneer de Allahabad (11 de Agosto de 1879), un periódico anglo-indo cuya reputación es la de ser muy franco. El rotativo, inculpando a los científicos por haberse «dedicado al descubrimiento físico durante algunas generaciones, descuidando la investigación super-física,» menciona «la nueva ola de escepticismo» (el espiritismo), la cual «recientemente ha estorbado esta convicción.» Dirigiéndose a un amplio número de personas, incluyendo a muchos eruditos y doctos, agrega: «Nuevamente, lo sobrenatural se ha impuesto como un tópico adecuado para el análisis y la pesquisa. Además, existen hipótesis plausibles en favor de la idea según la cual: entre los ‘sabios’ orientales se encuentra una profusión de vestigios de tales peculiaridades personales, sean las que sean, necesarias como condición antecedente al evento de un fenómeno sobrenatural, mientras entre los habitantes modernizados del occidente, tales peculiaridades decrecen.» El escritor del editorial, ignorando que la causa que ampara es uno de los propósitos y objetivos principales de nuestra Sociedad, hace notar que: «nos parece que es la única dirección hacia la cual los esfuerzos de los Teósofos en

la India puedan ser útiles. Se sabe que los miembros guías de

la Sociedad Teosófica en

la India son ya estudiantes muy adelantados de los fenómenos ocultos y esperamos que su interés profesado en la filosofía oriental […] pueda cubrir una intención reservada de explorar el género de cosas que indicamos.»

 

ImageComo ya observamos, entre nuestros numerosos objetivos, uno de los más importantes consiste en resucitar la obra de Ammonio Saccas y hacerle recordar a muchas naciones que son la progenie de «una madre.» En lo que concierne al aspecto transcendental de

la Teosofía antigua, ha llegado el momento en que

la Sociedad Teosófica lo explique. ¿En qué medida

la Sociedad concuerda con la ciencia de los antiguos místicos arios y griegos, propensa a investigar a la naturaleza y a Dios y con los poderes de la mediumnidad espiritual moderna? Completamente, respondemos. Sin embargo, si nos preguntan: en qué cree, contestaremos que: «como grupo, en Nada.»

La Sociedad, como conjunto no tiene ningún credo ya que éstos son simplemente el recipiente del conocimiento espiritual mismo, el verdadero meollo de la investigación filosófica y teísta. La representante visible de

la Teosofía Universal, no puede ser más sectaria que una Sociedad Geográfica, la cual simboliza la exploración geográfica universal sin interesarse en el credo de sus exploradores. La religión de

la Sociedad es una ecuación algebráica en la cual, mientras no se omita el signo de igualdad (=), cada miembro puede sustituir cantidades propias que mejor colinden con las exigencias climáticas y de su tierra natal, con las idiosincrasias de su pueblo o aún las suyas propias. Como nuestra Sociedad no tiene ningún credo aceptado, está muy dispuesta a dar y recibir, aprender y enseñar, valiéndose de la experimentación práctica, la antítesis de una aceptación simplemente pasiva y crédula de un dogma impuesto. Está abierta a aceptar cualquier resultado que alguna de las anteriores escuelas o sistemas afirme, siempre que pueda demostrarse lógica y experimentalmente. Por lo tanto: no puede acoger nada, basándose en la simple fe, no importando quién lo proponga.

 

Sin embargo, el asunto cambia al considerarnos individualmente. Los miembros de

la Sociedad representan las nacionalidades y razas más heteróclitas. Además, nacieron y se educaron en los credos y condiciones sociales más disímiles. Algunos creen en una cosa otros en otra. Algunos se inclinan hacia la magia antigua o la sabiduría secreta que se enseñaba en los santuarios, la verdadera antítesis del culto a lo sabrenatural y lo diabólico. Otros están interesados en el espiritismo moderno o la relación con los espíritus de los fallecidos. Otros más propenden hacia el mesmerismo o el magnetismo animal o sólo la fuerza oculta dinámica en la naturaleza. Un cierto número aún no ha adquirido una creencia terminante; sin embargo, se encuentra en un estado de atenta espera. Hay también aquellos que, en un cierto sentido, se llaman materialistas.

La Sociedad no incluye a ateos ni a fanáticos sectarios de ninguna religión; ya que el simple hecho de ser parte de ella, implica una búsqueda hacia la verdad final en lo que concierne a la esencia última de las cosas. Si un ateo especulativo existiese, cosa que los filósofos pueden negar, debería rechazar el binomio causa y efecto, tanto en este mundo material como en aquel espiritual. Puede haber miembros que, análogamente al poeta Shelley, han dejado que su imaginación se elevara a una sucesión de causas infinitas; ya que cada una, por turno, se convertía, lógicamente, en un resultado que necesitaba una causa previa, hasta que han enrarecido al Eterno en una escueta neblina. Sin embargo, aún ellos, no son ateos en el sentido especulativo; ya sea que identifiquen las fuerzas materiales del universo con las funciones que los teístas atribuyen a su Dios, o no. En cuanto, una vez que no pueden emanciparse de la concepción del ideal abstracto del poder, de la causa, de la necesidad y del efecto, pueden considerarse ateos sólo con respecto a un Dios personal y no al Alma Universal del panteísta. En cambio, el fanático sectario, atrincherado en su credo, en cuya estacada se lee el aviso: «se prohibe el tránsito,» no puede salir de su baluarte para unirse a

la Sociedad Teosófica y aunque pudiera, ella no tendría espacio para aquel cuya religión le veda todo examen. La verdadera idea eje de

la Sociedad es una investigación libre e intrépida.

 

ImageLa Sociedad Teosófica, como grupo, considera que los Teósofos, propiamente dichos, fueron y son, todos los pensadores e investigadores originales del lado oculto de la naturaleza; ya sean materialistas: los que encuentran en la materia «la promesa y la potencia de la vida terrestre completa» o espiritualistas: aquellos que disciernen en el espíritu la fuente de toda energía y materia. Desde luego, para ser un teósofo, no es menester reconocer la existencia de algún Dios o deidad particular. Simplemente hay que adorar el espíritu de la naturaleza viviente y tratar de identificarse con ésto. Se debe respetar esa Presencia:

la Causa invisible que está siempre manifestándose en sus resultados incesantes, el Proteo intangible, omnipotente y omnipresente que, siendo indivisible en su Esencia, elude la forma, aún apareciendo bajo cada una de éstas. Se encuentra aquí y allá, por todas partes y en ninguna, es el Todo y la Nada, ubicuo, mas sin embargo uno, la Esencia que llena, vincula, deslinda y contiene el todo y está contenida en el todo. Por lo tanto, es evidente que estos hombres, a cualquier clase que pertenezcan: teístas, panteistas o ateos, son equiparables con el resto. Sea como fuere, una vez que el estudiante abandona el antiguo y transitado sendero de la rutina y entra en el camino solitario del pensamiento independiente hacia Dios, es un Teósofo, un pensador original, un buscador de la verdad eterna con una «inspiración propia» para desenmarañar los problemas universales.

 

La Teosofía es la aliada de todo individuo que busca independientemente y con ahínco, un conocimiento del Principio Divino, las relaciones humanas con éste y sus manifestaciones en la naturaleza. Es análogamente, la aliada de la ciencia honrada para distinguirla de la gran cantidad que pasa por ciencia física exacta, siempre que ésta no incursione en los reinos de la sicología y de la metafísica.

 

Es también la aliada de toda religión íntegra: una religión dispuesta a ser juzgada conforme los mismos parámetros que implementa para las demás. Según

la Teosofía: los libros que contienen la verdad más evidente son inspirados y (no revelados). Sin embargo, a causa del elemento humano que encierran, los considera inferiores al Libro de

la Naturaleza, cuya lectura y comprensión correcta implica el necesario desarrollo elevado de los poderes innatos del alma. Sólo las facultades intuitivas pueden percibir las leyes ideales, las cuales trascienden el campo de la argumentación y de la dialéctica y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente mediante las explicaciones de una mente ajena, aunque ésta afirme tener una revelación directa. Además,

la Sociedad en cuestión, que permite la más amplia investigación en los campos del ideal puro, sostiene una actitud igualmente firme en la esfera de los hechos. Así, su respeto por la ciencia moderna y sus justos representantes es sincero; no obstante que carezcan de una intuición espiritual superior, el mundo les debe mucho. Por lo tanto,

la Sociedad ampara de corazón la protesta noble e indignada del Reverendo O. B. Frothingham, predicador dotado y elocuente, el cual pugna contra aquellos que procuran menospreciar los servicios de nuestros grandes naturistas. En una reciente conferencia presentada en Nueva York exclamó: «Habláis de la ciencia como si fuera irreligiosa y atea.

La Ciencia está creando una idea de Dios viviente. Si en el futuro no llegamos a ser ateos bajo los efectos exacerbantes del Protestantismo, será gracias a la ciencia; ya que está emancipándonos de las horribles ilusiones que nos importunan y nos confunden, colocándonos, entonces, en el estado que nos enseña como razonar acerca de las cosas visibles […]»

 

ImageAl mismo tiempo, gracias a la obra incesante de orientalistas como W. Jones, Max Müller, Burnouf, Colebrooke, Haug, St. Hilaire y muchos más,

la Sociedad, como grupo, siente un respeto y una veneración equiparable hacia las antiguas religiones del mundo, véase el Vedanta, el Buddhismo, el Zoroastrianismo y otras y un sentimiento fraterno hacia sus miembros hindúes, singaleses, parsis, jainos, hebreos y cristianos, como estudiantes individuales del «ser,» de la naturaleza y de lo divino en ella.

 

La Sociedad, nacida en los Estados Unidos de América, fue constituida según el modelo de su tierra madre, cuyas leyes otorgan absoluta igualdad a todas las religiones, omitiendo el nombre de Dios de su constitución para que no se proporcione el pretexto que un día se establezca una religión de estado. El estado las sostiene y las protege a todas.

La Sociedad, plasmada según tal constitución, puede ser llamada justamente: una «República de la Conciencia.«

 

Pensamos que ahora hemos dilucidado por qué nuestros miembros, como individuos, son libres de participar o no en cualquier credo que les plazca, siempre que no pretendan ser los únicos que gozan del privilegio de la conciencia, imponiendo sus opiniones a los demás. En este respecto, las Reglas de

la Sociedad son muy rígidas y trata de implementar la sabiduría del antiguo axioma buddhista: «Honra tu fe y no denigres la fe ajena,» que reverbera, en nuestro siglo, en la «Declaración de Principios» del Brahmo Samaj, cuya noble afirmación dice: «ninguna secta será objeto de denigración, burla u odio.» La sexta Sección de las Reglas Revisadas de

la Sociedad Teosófica, recientemente adoptadas en el Concilio General en Bombay, ordena:

 

Ningún oficial de

la Sociedad Madre tiene el derecho de expresar, oral o físicamente, hostilidad o preferencia hacia alguna sección (división sectaria o grupo dentro de

la Sociedad), más bien que a otra. A todas se les debe considerar y tratar de manera ecuánime según los objetivos de la solicitud y ejercicio de

la Sociedad. Todas tienen igual derecho de presentar los aspectos esenciales de su creencia religiosa frente de un tribunal o de un mundo imparcial.

 

ImageCuando los miembros son el blanco de ataques, ocasionalmente pueden, en su capacidad individual, infringir esta Regla; sin embargo, como oficiales deben reprimir esta violación y durante las reuniones

la Regla se implementa rígidamente; ya que

la Teosofía, en su sentido abstracto, se yergue sobre todas las sectas humanas.

La Teosofía es demasiado extensa para que algunas de ellas la contengan, sin embargo puede, fácilmente, contener a ellas.

 

Concluyendo, podemos afirmar que sus ideas son mucho más amplias y universales que alguna Sociedad científica existente. Además, incluye algo que la ciencia no contempla: una creencia en toda posibilidad y una voluntad determinada para penetrar en esas regiones espirituales desconocidas que, según la ciencia exacta: sus miembros no tienen ninguna razón para explorar. También tiene una cualidad más que cualquier religión; ya que no fomenta ninguna diferencia entre los Gentiles, los Judíos y los Cristianos. Este es el espíritu con el cual se ha establecido

la Sociedad estribándose en

la Hermandad Universal.

 

La Sociedad, desinteresada en la política, hostil hacia los sueños insensatos del socialismo y del comunismo, al que detesta, siendo ambos simplemente conspiraciones solapadas de fuerza brutal e indolencia contra los laboradores honestos, no reza mucho con la guía del aspecto humano externo del mundo material. Todas sus aspiraciones están dirigidas hacia las verdades ocultas de las esferas visibles e invisibles. Vivir bajo un régimen imperial o republicano, circunscribe simplemente al individuo objetivo. Su cuerpo puede encontrarse en esclavitud, sin embargo, en lo que concierne a su alma, tiene el derecho de contestar a sus regentes reverberando la orgullosa respuesta que Sócrates dió a sus jueces. Ellos no tienen ningún control sobre el ser interior.

 

Entonces, esta es

la Sociedad Teosófica, sus principios, sus metas polifacéticas y sus objetivos. Por lo tanto, las pasadas ideas erróneas del público en general y la palanca que el enemigo ha logrado ejercer para rebajarla en la estima pública, no nos sorprenden. El verdadero estudiante ha sido siempre un recluso, un ser silencioso y meditabundo. Sus hábitos y sus intereses tienen muy poco en común con el mundo en constante actividad, por lo tanto, mientras él estudia, sus enemigos y detractores gozan de oortunidades imperturbadas. Sin embargo, el tiempo sana todo y las mentiras son, simplemente, efímeras. Unicamente

la Verdad es eterna.

 

ImageEnseguida, hablaremos acerca de algunos miembros de

la Sociedad que han efectuado grandes descubrimientos científicos y otros más hacia los cuales los psicólogos y los biólogos deben mucho por la nueva luz irradiada en los problemas más recónditos del ser interno. Actualmente, nos proponíamos probar al lector que

la Teosofía no es una «nueva doctrina,» ni una conspiración política y ni una de esas sociedades de entusiastas que nacen hoy y desaparecen mañana. Las dos grandes Divisiones: oriental y occidental, en que se ha organizado

la Sociedad, demuestran que no todos sus miembros pueden pensar de manera análoga. El sector occidental está dividido en numerosas secciones según las razas y las ideas religiosas. El pensamiento de un individuo, a pesar de sus manifestaciones, infinitamente multiformes, no lo abarca todo y, siendo limitado, necesariamente especula en una sola dirección. Una vez trascendidos los lindes del conocimiento humano exacto, debe errar y vagar; ya que las ramificaciones de

la Verdad Central y absoluta son infinitas. Por lo tanto, de vez en cuando, discernimos que aún los filósofos más grandes se pierden en los laberintos de las especulaciones; provocando, entonces, la crítica de la posteridad. Sin embargo, como todos trabajan para el único mismo objetivo: la liberación del pensamiento humano, la eliminación de las supersticiones y el descubrimiento de la verdad, los acogemos calurosamente. Todos concordarán que para mejor alcanzar y asimilar estos objetivos, es menester convencer a la razón y fomentar el entusiasmo de la generación de mentes nuevas y frescas, las cuales están madurando y preparándose para sustituir a sus padres con ideas preconcebidas y conservadoras. Como cada ser, tanto los grandes como los pequeños, ha recorrido el camino maestro hacia el conocimiento, los escuchamos a todos y los aceptamos como miembros, ya sean los grandes o los pequeños. Desde luego, ningún buscador honesto regresa con las manos vacías y aún cuando el favor popular ha sido parco con un individuo, él puede, por lo menos, colocar su óbolo en el único altar de

la Verdad.

 

Theosophist, Octubre de 1879

 

Por Helena P. Blavatsky

 

Notas

 

1 En una serie de artículos titulados «Los Grandes Teósofos del Mundo,» nos proponemos mostrar que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de

la India, hasta nuestros filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en la metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimentario que se considere el sistema de los espiritistas.

 

 

2 Muchos escritores griegos y romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco, Cicero (Tusculano), Plinio, etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando Gimnosofistas a los Yoguis hindúes.

 

 

3

La Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor es Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de

la Logia de Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706 Broadway, 1877.

3 comentarios

  1. Que bonita pagina ,que rico volver a encontrar a mis amigas(os) de vidas pasadas.

    Soy Teosofa de nacimiento pero no lo habia querido confrontar por miedo a que me hicieran daño como en vidas pasadas ,esta información habia estado guardada por miles de años a nivel subconciente como virus mental, despues de haber sido quemada ,apiedrada,mutilada,decapitada,violada ,ultrajada etc etc,y despues de haber copiado de igual forma esta información en contra de otros tambien en otras vidas,para reconocer mi verdadera esencia ,proposito y reconocer mi propio yo para prestar servicio por aprendizaje y sabiduria adquirida evolutivamente y en conexión con la Energia Divina

    Para las personas que esten interesadas en conocer nueva TERAPIA DE PROGRAMACIÓN DEL PENSAMIENTO para ayudar a cambiar el sistema educativo a nivel mundial pueden entrar a la pagina http://www.soyunangel.org
    y ayudarme a difundir esta información para poder desintoxicar el planeta,ademas que podria encontrar personas afines a esta causa para ayudar económicamente tambien mi celular es 3153504564 en Colombia

    Mi reverencia a todos los que estan comunicados con tigo y petalos de rosas en sus grandes caminos.

  2. Cuan profunda y directa resulta la concepción del universo desde el punto de vista de la Teosofía, en sus preceptos, postulados cuanta grandeza del espíritu humano se manifiesta, por que no decirlo cuanta historia desde el principio de la forma ha transcurrido a la actualidad de esta ciencia que aun permanece en cierto grado de desconocida para una gran parte de la humanidad. solo resta decir que sera una gran contribución de la mente humana a sus anales históricos la difusion y el pregón de esta disciplina espiritual; tan antigua como el universo puesto que el concepto de dios y su estudio nace con el mismísimo concepto del omnipresente en torno al primer pensamiento que como semilla en la tierra germino en el Universo de los Universos

    1. en realidad hnos de todo el globo terrestre para hablar de DIOS se debe tener mucha paciencia, hay que entender que DIOS es único porque salio de la nada, que muchos principios profundos dieron, inicio a tan grande ESPIRITUD con poderes para crear las tantas maravillas que existen en el universo, hasta el hombre es su crac ion, somos pobres microbios que estamos pasando pruebas, pero creemos saberlo todo para acercarnos a DIOS primero tenemos que., cumplir leyes divinas que las encontramos en muchos libros sagrados los que los hay en todos los continentes del mundo, hasta pronto hermanos,

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