El día bueno, por el Maestro Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

         El Amor de Dios y la Sabiduría de Dios traen la vida plena.

         Toda la gente aspira a una vida nueva, a una moral nueva. Para lograr sus aspiraciones, ellos necesitan de unas cuantas ideas básicas que aplicarán en su vida diaria. Si siguen viviendo de una manera vieja, con comprensiones viejas, ellos nada van a lograr. El rio fluye en la dirección que le es dada; el conejo corre según la construcción de su cuerpo; el pájaro vuela según las condiciones que le son dadas. Sin embargo, el hombre, que está expuesto a desarrollo no puede vivir de una y misma manera. Su vida está expuesta a cambios constantes. Mientras el niño es pequeño, sus padres le llevan en brazos. Luego él comienza a gatear, pisa lentamente, hasta que un día se levanta en sus pies y comienza a caminar libremente. El hombre pasa por las mismas fases y en su vida espiritual: en primer tiempo lo llevan en brazos, luego comienza a gatear, y cuando sus pies se fortalecen él ya camina autosuficientemente. Para guardar su autosuficiencia y estabilidad, el hombre debe tener un punto de apoyo por donde comenzar. El punto de apoyo en el hombre representa el Inicio Divino. Una propiedad distintiva de este Inicio es su inmutabilidad. Si pierde lo Divino dentro de sí, el hombre lo pierde todo. Mientras se aferra a lo Divino, como a un centro, el hombre representa un círculo. Si pierde este centro, en él ocurre un cambio específico, un alargamiento, en consecuencia de lo cual él adquiere dos centros y se transforma en una elipse. El hombre presente representa una elipse, un ser con dos centros, o sea, con dos morales, con dos direcciones de la vida – hacia arriba, hacia Dios, y hacia abajo, hacia la Tierra. Cuando el Inicio Divino en el hombre toma supremacía, su vida paulatinamente cambia, la elipse se acerca al círculo. Que el hombre pase de una elipse a un círculo, esto significa que poco a poco realice las posibilidades del Inicio Divino dentro de sí. Cada punto de su vida tiene un comportamiento recto hacia lo Divino, como hacia un punto central, igualmente alejado de todos los puntos de la circunferencia. Los puntos de la circunferencia son igualmente alejados del centro del círculo, pero éstas se distinguen por intensidad y por posibilidades que están puestas en ellas.

         Si observáis esta idea desde la posición de la geometría, esto es imposible, porque como mecánicas todos los puntos de la circunferencia son iguales. Sin embargo, si cada punto de la circunferencia es vivo y representa a un hombre, entonces éstas se distinguen, así como se distinguen todos los humanos. Si os imagináis la longitud de la circunferencia tan grande que a cada punto suyo se le ponga un hombre, éste será compuesto por dos millares de puntos. El Inicio Divino en la Existencia será un centro de este círculo grande. En esta posición, verdaderamente, cada punto de la circunferencia se va a distinguir con diferentes posibilidades y con una intensidad diferente. A esto lo vemos por doquier en la vida: toda la gente se manifiesta y desarrolla de manera distinta. Cada hombre nota el cambio que ocurre con él, pero solo no puede explicarse el porqué ocurre este cambio. Mientras piensa que es autosuficiente, independiente, el hombre ve que está expuesto a cambios constantes. No es malo que el hombre cambie, pero cada día él debe adquirir algo nuevo y bello. El hombre puede ser autosuficiente hasta tal grado que guarde sus comportamientos hacia lo Divino. Si guarda estos comportamientos, toda autosuficiencia desaparece. No es suficiente que el hombre piense, pero su pensamiento debe ser recto. Un pensamiento recto es este que se refleja sobre el corazón. Cada pensamiento que no se refleja bien sobre el corazón, no es recto. El corazón es una medida para la mente, y la mente – para el corazón.

         Cuando estudiáis el organismo humano, veis cuatro partes diferentes que lo dirigen: cerebro, pulmones, corazón y estómago. El más estrechamente conectado con el mundo físico es el estómago. Para mantener su vida éste necesita del hombre. El hombre tiene que trabajar y con la cabeza, y con las manos, y con sus piernas para alimentarlo. Pero y el hombre está en dependencia del estómago. Si el estómago se niega a trabajar, el hombre quebrantará. Cuanto más arriba vamos, tanto esta dependencia disminuye. Y los pulmones necesitan del hombre, pero menos. Cuando inhala y exhala el hombre, los pulmones se llenan y vacían. El ambiente en el cual vive el hombre, es un alimento listo para los pulmones. Al recibir el aire, los pulmones alimentan y al cerebro. Así que, la dependencia directa del cerebro con el hombre disminuye. Pero de todas maneras, si el hombre no respira, si no recibe aire, la actividad de los pulmones y del cerebro cesa. El corazón, sin embargo, en su actividad es perfectamente independiente del hombre. Éste tiene un mando autónomo. Puesto que es un representante del Inicio Divino en el hombre, el corazón representa un país completamente independiente y libre. Las Leyes Divinas están escritas en el corazón humano, gracias a lo cual su mundo mental y físico tiene relación con él. Si guarda estas Leyes, el hombre vivirá así como Dios requiere. Sin embargo, en su deseo de conquistar su corazón, el hombre se ha desviado de su camino normal de desarrollo. Hoy en día toda la gente aspira a la conquista: la madre y el padre quieren conquistar el corazón de sus niños; la muchacha quiere conquistar el corazón del muchacho, el muchacho quiere conquistar el corazón de la muchacha; el sacerdote quiere conquistar los corazones de sus feligreses, el profesor – de sus estudiantes, etc. Cada uno quiere conquistar, ganar seguidores. El hombre no ha venido a la Tierra para conquistar, sino que ha venido para crear comportamientos correctos con las mentes y los corazones, con los pulmones y el estómago de los humanos. Si encuentras algún hombre hambriento – aliméntalo. Así te crearás comportamientos buenos con él en el mundo físico. Si le alimentas con la meta de atarlo a ti, tú estás en un camino torcido.

         Entonces, el corazón queda autónomo en todos los casos de la vida. Cada uno que ha tratado de conquistar el corazón, o sea, lo Divino en el hombre, se ha destruido y pervertido. Esta es la causa por la cual y gente joven y vieja se pervierte. Cada uno que ha intentado conquistar el corazón de su prójimo, ha padecido daño junto con su prójimo: El uno se ha vuelto una gacha, y el otro – un carbón. Para que no os queméis y que no os volváis un carbón, no os ocupéis con vuestro corazón. Dad vuestros corazones a la disposición de Dios, que Él se ocupe con éstos. Si queréis un trabajo, ocupaos con vuestras mentes, con vuestras orejas, con vuestros ojos, con vuestras manos, con vuestras piernas, con todo lo que deseáis, pero no y con vuestro corazón. ¡Dejad vuestro corazón libre! ¡No os entrometáis en los trabajos de Dios!

         Los hombres contemporáneos quieren ser amados. Esto no es un trabajo suyo. El alumno va a la escuela para estudiar y no para ser amado. Si estudia bien, el maestro sin falta le amará. El amor es un resultado. El alumno está obligado a estudiar, a recibir y trabajar las lecciones, y cuando los trabaje y aplique, el maestro estará contento de él y le amará. Dios sostiene el corazón del hombre en Sus manos. Él sostiene las fuentes de la vida en Sus manos, porque en éstos se esconden los secretos de la Existencia. En el corazón se esconden las fuentes de la vida. Si Dios hubiera dejado el corazón en las manos del hombre, todo hubiera sido destruido. Si el mundo no está destruido, la causa de esto es que Dios sostiene el corazón del hombre en sus manos. Los humanos mezclan el amor con los sentimientos. Éstas son dos cosas diferentes, dos mundos diferentes. Dios es amo del Amor, el hombre – de los sentimientos, y el animal – de las pasiones. Por lo tanto, si dejas que se manifiesten las pasiones, tú has dado paso a lo animal en ti; si manifiestas sentimientos, tú has dado paso a lo humano; si manifiestas Amor, tú has dado camino a Dios dentro de ti para que Él se manifieste. El Amor contiene y los pensamientos, y los sentimientos, pero no es ni pensamiento, ni sentimiento. Él se manifiesta independientemente de ellos.

         Como no se conocen, los humanos quieren dirigir su corazón y dicen que pueden ser sus amos. Si piensan así, ellos crean el mal. Esta es una comprensión torcida. ¡El hombre no ha aprendido a dirigir su mente… que su corazón va a dirigir! Si la muchacha da su corazón a un muchacho, o el muchacho da su corazón a una muchacha, verán lo que sucederá después de 1-2 años. Lo que hace el niño pequeño con la flor, esto harán la muchacha y el muchacho con sus corazones. Cuando toma una flor, el niño primero la huele, se alegra de ella, hasta que por fin la corta y la tira de lado. ¿Qué se logra con cortar la flor? Nada se logra. El niño no sabe qué afán, qué esfuerzos y energías han sido utilizadas para la creación de una florecita. Dad un libro en la mano del niño y ved lo que sucederá con éste. En primer tiempo el niño va a ojearla, lo mirará, hasta que comience a cortar sus hojas una tras otra. Ved lo que hace el lobo con la oveja. Primero empieza a ahogarla, luego a arrastrarla, a jalarla, hasta comérsela. ¿Qué gana él de esto? No solo que no gana nada, pero él se crea un karma con la oveja, el cual y después de miles de años no puede pagar. ¡Temible es hoy en día llamar a alguien un lobo! Un nombre malo se ha creado el lobo.

         Y así, no hagáis intentos de conquistar el corazón – ni el vuestro, ni el de vuestros prójimos. Si se abre una cuestión acerca del amor, no os ocupéis ni con vuestro amor, ni con el amor de vuestros prójimos. El amor solo arreglará sus trabajos, no hay porqué vosotros arreglar sus trabajos. ¿Debéis, al ir a algún violinista, arreglar la cuestión de su tocar? Como sabe tocar, él toma el violín y toca – nada más. El que sabe arar, él solo arreglará sus trabajos. Él tomará el azadón e irá a arar. Cada hombre es centro en su trabajo. Por lo tanto, el Amor, como centro del magno círculo de la Vida, arregla no solo sus trabajos, sino que él arregla los trabajos de toda la gente. Fuera de este centro el hombre no puede adquirir nada. Diréis que queréis ser autosuficientes. Que seáis autosuficientes, esto significa que os creáis un universo vuestro. ¿Qué ganaréis de este universo? No hay humanos autosuficientes en el mundo. Si el filósofo piensa que es autosuficiente, él se miente. ¿Qué autosuficiencia es esta, en la cual él busca a otro filósofo para que le diga unas cuantas palabras de elogio acerca de él? Algún músico pasa por autosuficiente, pero y él confía al público, para oír su opinión. Hoy en día el mundo está lleno con gente científica-semidocta que lo estropea todo. La gente ordinaria es la gente del pueblo que no piensa que sabe mucho, sin embargo, hay gente talentosa que constantemente vive en contiendas, en vanagloria y orgullo. Puesto que son hombres culturales, ellos piensan que lo saben todo, pero se mienten. El único mérito de los talentosos concluye en esto, que preparan un terreno para la gente genial. La Sexta raza será una raza de los genios. La Séptima raza es una raza de los santos. Después de los santos ya viene la raza de los Maestros. Cuando pase por la fase de los Maestros, el hombre abandona la Tierra, abandona el Sistema Solar, puesto que pasa a otra evolución.

         Existen cuatro categorías de gente: ordinarios, talentosos, geniales y santos. Los ordinarios y los talentosos son conocidos a todos. Ellos se encuentran mucho. Sin embargo, pocos son los geniales y los santos, y aún menos – los Maestros. Los hombres ordinarios reproducen aquello que los geniales y los santos dicen y hacen. Los talentosos se distinguen de los ordinarios por esto que dan comentarios a todo lo que han hecho los geniales y los santos. Mientras reproducen las cosas, podéis escucharlos. Si comienzan a dar sus comentarios, permaneced de lado. Los hombres geniales y los santos se distinguen por esto que solos crean. Los talentosos son hombres descontentos, y los genios y los santos se las han arreglado con el descontento. El talentoso debe utilizar el descontento como un móvil para salir de la posición en la cual se encuentra, que pase a la fase del genio. Él debe guardar sus talentos y expresarlos en creatividad, y no solo en cumplimiento.

         Como discípulos, vosotros debéis determinar vuestros comportamientos hacia Dios. Para hacer esto, vosotros debéis mirar a vuestro cuerpo como una parte del organismo Divino. Si miráis a este de esta manera, vosotros lo guardaréis de aquellas destrucciones a las cuales hoy en día está expuesto. ¿Cómo vas a honrar al hombre, si no honras su cuerpo, o sea, su casa en la cual él vive? ¿Qué diréis acerca de aquel hombre que toma una azuela y golpea con esta sobre la casa bien construida enlucida y limpiada de su prójimo? Al destruir su casa, él quebranta la armonía en la vida interna de su hermano. Esto lo que él hace, no es honorable. ¿Debéis tachonar sobre las obras de algún escritor y hacer vuestras notas y comentarios? Si hay algo en sus obras con lo cual no estáis de acuerdo, escribir vosotros algo independiente, más bonito que lo suyo, pero no tachonéis sobre sus trabajos.

         Por lo tanto, si encontráis a algún hombre, mirad a él como a algo valioso sobre lo cual Dios ha trabajado y todavía sigue trabajando. El hombre presente no es perfecto todavía. Él es un material crudo del cual el gran maestro elaborará algo perfecto, a lo cual prestaréis vuestro respeto y honra. Mientras Dios trabaja, permaneced de lado. Tened cuidado y aprended de Su trabajo, sin ninguna crítica. Respetad el cuerpo del hombre, para que respeten y al vuestro. Cuando los humanos lleguen a la conciencia de respetar sus cuerpos, las guerras desaparecerán. Después de esto ya se puede esperar respeto y al corazón del hombre. Al honrar el cuerpo de hombre que Dios ha creado, vosotros honraréis todo lo que vive en este cuerpo. Los humanos no dan todavía el precio necesario a lo Divino. Ellos juegan con él, en consecuencia de lo cual lo estropean. ¿Qué ocurrirá con la estatua del gran escultor, si cada uno que pasa a su lado rompe un trocito para recuerdo? La gente presente – hombres y mujeres – no tienen un comportamiento correcto hacia lo Divino, por lo cual ellos a sí mismos se destruyen. Si se destruyen a sí mismos. Ellos destruyen y a sus cercanos. A quien quiera que hoy encontréis, veis que anticipadamente ha envejecido y se ha embrutecido. El hombre ha perdido aquella virginidad primordial con la cual ha salido del paraíso.

         Para justificarse, los humanos dicen: “El hombre debe tener un corazón puro”. Dejad esta cuestión de lado. La pureza es una cualidad Divina. Solo Dios puede purificar los corazones humanos. En cuanto se refiere a la purificación del corazón, ningún hombre hasta ahora ha podido purificarlo. ¿Quién limpia la fuente? Sola se limpia. Diréis que debéis ser cuidadosos, de no manchar la fuente, no os turbéis. Id a la fuente con todo vuestro respeto y honra, bebed de su agua, agradeced y seguid vuestro camino. Diréis que vuestro corazón es impuro. No habléis contra lo Divino. Por sí mismo, por origen, el corazón es puro, pero por los esfuerzos de la mente humana de conquistarlo, el corazón se ha estratificado. Ahora éste debe librarse de estas estratificaciones y mezclas externas. Puesto que el corazón pertenece a Dios nadie puede conquistarlo. Dicho está en la escritura: “¡Hijo Mío, dame tu corazón!” Cualquier conquista de lo ajeno conduce a la muerte.

         Cuando se habla de conquista, yo no tengo el deseo de moralizar a nadie, pero digo que debéis pensar correctamente. ¿En qué conocéis el pensamiento recto? El pensamiento recto introduce vida y renovación en el hombre. Cristo dice: “Yo he venido para dar vida, y además abundantemente”. Entonces, el Amor trae vida. Dios es Amor. Como Amor, Dios introduce vida en todos los seres. Los ángeles introducen inteligencia en los sentimientos. Los humanos introducen los deseos en el mundo, y los animales – las pasiones. Así que, la vida, la inteligencia, los deseos y las pasiones representan escalones en la vida del todo.

         Por mucho que se hable a los hombres contemporáneos, al final de todo ellos dicen: “El hombre es pecador e irreparable, porque en pecado fui concebido”. Que el hombre piense así, esto se debe a sus comprensiones viejas, a su desobediencia. Dios dice al hombre que no coma de los frutos del árbol del conocimiento del bien y del mal. ¿Por qué no debe comer de este árbol? Porque en éste había algo impuro que se transmite a la sangre, la cual pues mancha al corazón. Así exactamente sucedió. Los primeros hombres comieron de los frutos del árbol prohibido y mancharon su corazón. Como es el alimento del hombre, tal serán y los resultados. Por eso fue dicho al hombre que se alimente con pensamientos puros y sentimientos puros, para que no corrompa su mente y su corazón, y de ahí y todo su cuerpo. Del alimento del hombre podéis juzgar sobre su pensamiento. Si veis que algún científico come unas cuantas veces al día carne de cerdo, anticipadamente podéis saber cómo será su cientificidad.

         El alimento que el hombre utiliza debe corresponder a su pensamiento. Entre el hombre y el alimento que él utiliza debe haber cierto comportamiento. Él debe amar el alimento que utiliza, pero y el alimento debe tener disposición hacia él. A esto le llamamos nosotros un alimento vivo, un pan vivo. Cristo dice: “Yo soy el pan vivo”. Vosotros encontraréis este pan en todos los alimentos y frutas. Si buscáis lo Divino, lo encontraréis y en los alimentos, y en las frutas. Para conectarse con lo Divino en el alimento, el hombre debe comer todo con gratitud y Amor. En esto se esconde la filosofía de la alimentación. El que ha podido solo una vez en su vida comer con amor y gratitud, él ha comprendido el sentido de la alimentación. La cuestión no es que el hombre coma un alimento variado, pero él debe comer con Amor y agradecer a Dios por el gran bien que le ha dado. Entonces y hasta el alimento más simple es bendecido.

         La gente contemporánea quiere saber la verdad. En todo lo que se les habla, ellos buscan la verdad. Para hablar la verdad, el hombre debe ser directo. La verdad se expresa no solo con el hablar, sino y con movimiento. Cada movimiento contiene la verdad dentro de sí. El que comprende el sentido de los movimientos, él puede leer por éstos. Cuando juega al joró (un baile búlgaro – n.d.t.), la muchacha joven tiene en cuenta a algún muchacho. Ella zapatea, gira de un lado a otro, pero tiene en cuenta al muchacho. Cuando se casa con él, ella inclina la cabeza, se pone a pensar, ve que el trabajo no ha salido como esperaba. Ella es descontenta que ha zapateado al joró. ¿Por qué es descontenta? Porque no ha podido realizar su deseo como pensaba.

         Entonces, cada mirada, cada sonrisa, cada palabra dulce representan partes de un deseo, de una idea determinada. El deseo o la idea pueden ser nobles o innobles. Cuando reunís todos los deseos e ideas del hombre en un lugar y los relacionáis en un orden consecutivo, veis que éstos representan la aspiración consciente o inconsciente del hombre de acercarse al Todo, a Dios. Si el hombre tiene esta meta en cuenta, todos sus actos y comportamientos serán correctos. Si los comportamientos del hombre no son correctos hacia el Todo, éstos no serán correctos y hacia las partes. Para que sea enderezado hacia el todo, el hombre debe estar agradecido por todo lo que le es dado. Si está enfermo o sano, pobre o rico, él debe agradecer por todo. Al agradecer y por las desgracias y por las condiciones desfavorables, él cada día recibirá algo nuevo. Cada día se renovará. Si no agradece por las desgracias, él no puede agradecer y por las condiciones buenas que se le darán. Del hombre se requiere que agradezca aún ahora en el momento. Y no en el futuro. Cada uno quiere ser bello, pero él debe responder a los requisitos de la belleza. Cada uno quiere ser amado, pero él debe responder a ciertas condiciones. ¿Qué quiere el amo del siervo? Trabajo. Cuando le trabaja bien, éste le amará. ¿Qué requiere el siervo de su amo? Que le pague regularmente. Si le paga regularmente, éste le amará. El Amor aparece como resultado de ciertos comportamientos.

         Como discípulos de la Magna Escuela, vosotros queréis trabajar sobre sí mismos, tener logros nuevos. Si es así, elegid un día durante la semana, durante el cual trabajaréis exclusivamente con amor. A quien sea que encontréis en vuestro camino, orad por él, saludadle internamente por esto lo que hasta este momento tiene. Agradeced mentalmente a Dios por el trabajo que ha aplicado sobre él. Si veis algún defecto, no le juzguéis, porque él todavía no es una estatua terminada. Mucho más hay que trabajarse sobre él. Cuando no está contento de su alumno, el maestro le pone una nota baja, con lo cual quiere decirle que todavía no es perfecto. Si le pone un seis, el Maestro muestra al alumno que es contento de él. Las notas débiles indican que los alumnos caminan por el camino viejo.

         Cuando se encuentran delante de dificultades, los humanos dicen: “Nuestro trabajo ya se acabó, pero que pensemos sobre la educación de la generación futura”. La cuestión no es sobre la generación futura. Hasta que viva, el hombre incesantemente tiene que trabajar. Algún otro dice que si en esta vida no puede lograr algo, por lo menos en otra vida puede logarlo. Como ha venido a la Tierra, el hombre debe aún en esta vida cumplir el programa que le es dado. Cada momento trae su programa y deber. Como sabéis esto, no aplacéis el trabajo de hoy para el día de mañana. Diréis que debéis pensar el trabajo bien, que no hagáis algún error. Y cuando lo penséis, de nuevo podéis errar. ¿Qué hombre no erra? Cuando erráis, corregiréis vuestro error. Solo Dios no erra. El único ser que no erra, este es Dios. Cuando digo que el hombre no puede sin errores, yo no aliento los errores, sino que volteo la atención a esto de que el hombre todavía no ha llegado a la perfección que excluye los errores. Por ejemplo, alguien dice: “hoy fui con la vara para llevar el agua. Esta oración no está completa – las cubetas faltan, pero se sobreentienden. Una vara sin cubetas no puede llevar agua. Como veis, el hombre habla a veces de manera incompleta, pero se sobreentiende. Desde el punto de vista de la expresión exacta él hace errores. Entonces, desde el punto de vista de las comprensiones ordinarias, un error humano es recto, pero desde un punto de vista más alto en este hay algo torcido, incorrecto.

         Y así, cuanto más irrazonable es el hombre, tanto más erra. El hombre razonable es perspicaz, fácilmente se orienta. Despierta está la conciencia del razonable. Si tan solo le miráis, él ya comprende lo que debe hacer y cómo hacerlo. Decimos acerca de este hombre que tiene un corazón razonable. Su mente se guía por su corazón. Verdaderamente, nosotros vemos que el hombre estudia con placer esto lo que ama. Si no ama algo, no puede estudiarlo. Entonces, el corazón impulsa la mente. Cuanto más razonable es el corazón, tanto más magnas son las manifestaciones de la mente.

         Ahora, como hablo del inicio Divino en el hombre, no tengo la intención de introducir algo nuevo en vosotros, pero volteo vuestra atención sobre esto lo que ya está introducido. Lo Divino está introducido en cada hombre. Su deber es trabajar sobre sí mismo, que Le despierte y que se aproveche de aquello que Éste lleva dentro de sí. Trabajad sobre sí para que se manifieste en vosotros aquello que Dios ha introducido aún desde la creación del hombre. Ya ha llegado el tiempo de manifestarlo. Sabed que el día de hoy es el mejor día para trabajar. No demoréis para otro día. Ya ha llegado el tiempo para una comprensión correcta. Por eso digo: honrad la mente de vuestro prójimo, honrad su cuerpo, venerad delante de su corazón, porque Dios está en él. Si miráis al hombre así, vosotros tomaréis participación en todas las alegrías y aflicciones. Cuando alguien llora delante de nosotros, no lloréis junto con él, sino ved de qué tiene necesidad y ayudadle. El llanto es la lluvia en el hombre. Sin lluvia no hay crecimiento. Entonces, la lluvia está en el orden de las cosas. Cuando alguien suspira, no suspiréis y vosotros con él. Entrad en su posición y ayudarle. Y los suspiros están a su sitio. Cuando suspira, el hombre equilibra las fuerzas de su organismo.

         El suspiro está relacionado con la respiración profunda. Mientras respira, el hombre vive. Si deja de respirar, él muere. Cuando suspira, el hombre tiene alguna idea no determinada. El anhela algo que no puede lograr. Él anhela algún ideal lejano. Diréis que el suspiro es innato al hombre enamorado. Estas son comprensiones viejas. Cuando alguien lee con disposición un libro, ¿se ha enamorado del libro? Diréis que se ha enamorado del autor del libro. El autor no está entre la gente viva. ¿Entonces, cómo puede estar enamorado de él? Cada hombre es un libro sobre el cual Dios ha escrito y sigue escribiendo. Cuando expresa lo escrito, el hombre expresa al Dios dentro de sí. ¿No debemos entonces respetar, honrar y amar al hombre por los pensamientos, sentimientos y actos sagrados que el Sagrado ha introducido en él? Así que cuando amas al hombre, tú amas a Aquel que está escondido en él. Si no amas a Dios, de ninguna manera puedes amar al hombre. En esto, vosotros no sabéis por qué amáis a un hombre más que otro, si hubierais podido levantar la cortina del pasado, ibais a comprender, la causa de los comportamientos entre la gente.

         Cuando nacen ciertos comportamientos entre dos personas, la gente a esto le llama amor. Ellos hablan del amor, sin conocerlo. Por mucho que se hable del Amor, nadie puede imaginarse qué cosa es él, cómo es el mundo donde él reina. Dicho está en la Escritura: “Nosotros no moriremos, pero cambiaremos”. ¿Cuándo cambiará el hombre? Cuando el amor venga al mundo. Entonces y las mentes, y los corazones de la gente cambiarán. Comportamientos nuevos existirán entre ellos, comportamientos de Amor.

         Ahora, os daré una tarea de buena conducta. En el transcurso de tres semanas determino un día para buena conducta hacia todos los que encontréis. El primer día de la primera semana será el domingo. El segundo día de la segunda semana – el miércoles. El tercer día de la tercera semana – el viernes. Durante estos tres días seréis especialmente cuidadosos, que con nada quebrantéis la conducta buena e ideal. Cualquier ser viviente que encontréis este día en vuestro camino – una flor, un árbol, un bichito, un pájaro, un animal, un hombre –, le saludaréis internamente, le cederéis, que él pase primero, y le bendeciréis dentro de vosotros como a una criatura de Dios. Procuraréis por lo menos un día durante la semana a bendecir el nombre de Dios de una manera nueva. A este día le llamo “el día bueno”.

         Este día debe ser para vosotros un día sagrado. Ninguna crítica, ninguna opinión se permite para este día. Sólo Dios tiene el derecho de pronunciarse para este día. Vosotros seréis como soldados que cumplen su deber, sin decir vuestra opinión. Este día es el mejor día durante vuestra vida. Para que cumpláis bien vuestra tarea, vosotros debéis ser como un niño recién nacido que no piensa en nada. Él ha nacido en un hogar donde el padre y la madre se ocupan de todo. Para él todo está arreglado y previsto. Por lo tanto, éste día os levantaréis temprano, antes del amanecer del Sol, y comenzaréis vuestro trabajo. De vosotros no se requiere ninguna otra cosa salvo una conciencia despierta, que no perdáis ningún momento de vuestro trabajo dado.

         – El manifestado Amor de Dios y la manifestada Sabiduría de Dios traen la vida plena.

Lección dada por el Maestro Beinsá Dunó a la Clase Oculta Común, el día 14 de mayo de 1930, en Sofía – Izgrev.

El día bueno  por el Maestro Beinsá Dunó

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