Entrevista Swami Satyananda: «El ser humano sigue aspirando a la plenitud»

Jorge Gomez (333)

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 Swami Satyananda Saraswati (Barcelona, 1955) ha vivido tres décadas en la India. Conoce a fondo la tradición hindú, especialmente el Advaita Vedanta, el shivaísmo de Cachemira y la filosofía del yoga.

En 1976 conoce a Swami Muktananda, que lo iniciará en el camino de la meditación. En 1982 recibe los votos como renunciante (sannyasa) de la orden de Sri Shankara. Se establece a los pies de la montaña de Arunachala en compañía de discípulos directos de Sri Ramana Maharshi. Estudia sánscrito en Pondicherry y Benarés. Más tarde, en Thapovanam (Tamil Nadu), se adentra en la contemplación de lasUpanishads bajo la guía de Swami Nityananda Giri.

Actualmente reside en Cataluña, donde imparte enseñanzas sobre el hinduismo desde hace tres años. Ha editado la obra colectiva Mística medieval hindú (Trotta, 2003) y es autor de varias contribuciones a obras de temática índica. Es fundador e impulsor de Advaitavidya, una asociación dedicada a la práctica, la contemplación y el estudio de la tradición hindú.

Ha condensado su gran conocimiento sobre el hinduismo en un gran libro, El hinduismo, editado por Fragmenta y presentado hace pocos días en Madrid en su versión en castellano.

¿Qué puede aportar el conocimiento del hinduismo en profundidad a los hombres y mujeres occidentales?
El conocimiento en sí puede aportar bienestar y una paz mental, pero si este conocimiento se convierte en práctica y en transformación interna, puede llevar a otra forma de vivir completamente distinta. Porque la causante de nuestros problemas es la mente; si vamos conociendo esa mente y al “observador de la mente”, que está libre de movimientos mentales, y nos vamos identificando con esa esencia, toda nuestra forma de comprender la vida, a nosotros mismos y a los otros cambia, y vamos a vivir mucho más armonizados.

Cuando se planteó escribir el libro El hinduismo, ¿cuál fue su objetivo?
El objetivo es presentar una introducción al Dharma hindú, al hinduismo, basado en sus fuentes, que fuera rigurosa y a la vez sencilla y que recogiese lo esencial. El hinduismo védico, sus textos fundamentales, sus conceptos más fundamentales, están cubiertos. Hay cosas que no han entrado, como el hinduismo moderno o las deidades, porque el libro sería mucho más amplio, pero la base del hinduismo está aquí.

La base es eminentemente filosófica…
Filosófica pero tal y como se entendía la filosofía en el mundo greco-romano, como un camino de transformación interior, de muerte y renacer interior, no sólo de filosofía mental. El hinduismo y toda la tradición oriental no trata de acumular conocimientos, que eso nos ayuda muy poco, sino de transformarnos.

En Occidente, todo aquello que suena a religión no está en su mejor momento. ¿Cómo acercarnos más a toda una forma de pensar, como es el hinduismo, que va más allá de lo religioso? ¿Cómo se puede explicar a la gente superando esos prejuicios?
Lo primero es no dejarse contaminar por las ideologías predominantes, y lo segundo, reconocer nuestras propias raíces, las raíces filosóficas de la antigua Grecia, esa variedad de filósofos, de sistemas, de compresiones del cosmos; esas indagaciones, esas tradiciones mistéricas o de los dioses, o más allá de los dioses, y puramente filosóficas y de observación. Eso está en nosotros, puede haber quedado oscurecido pero está aquí. El ser humano aspira a comprenderse; hay una parte infinita en nuestro corazón que quiere reencontrarse. Por eso nada que sea finito nos va a hacer nunca felices, porque necesitamos esa plenitud.

¿Cómo engarza el yoga en su libro?
En el libro engarza en el capítulo de los caminos, los margas. Una vez expresados los Vedas, los Upanishads, los textos fundamentales, la filosofía fundamental, ¿cómo se convierte esto en transformación? Pues siguiendo un camino y siguiendo las pautas que te llevan a la transformación. De ahí viene toda una antigua tradición de maestros, desde los rishis hasta la actualidad, que el hinduismo afortunadamente ha mantenido. Es una tradición viva; aún hay muchos maestros que te enseñan prácticas milenarias que hace más de cinco mil años te enseñaban de igual modo. Hay una fuente de transmisión, un canal muy poderoso y antiguo.

Un canal de transmisión que sigue vivo aunque muy adaptado en Occidente…
Ciertos maestros lo han adaptado a Occidente, otros lo han adaptado muy poco a Occidente, otros han decidido no viajar a Occidente. Pero tiene que ver con esta inquietud del que se busca a sí mismo.

Y usted personalmente ¿recomienda seguir un camino más adaptado, menos adaptado, más tradicional, menos tradicional? ¿O no tiene importancia esto?
Cada uno debe encontrar el camino según sus predisposiciones, su mentalidad. Considero que el camino tradicional tiene una fuerza, y no es que queramos adaptar esta verdad milenaria a las concepciones de nuestra mente, sino que nuestra mente debería ser capaz de trascender ciertos conceptos para entender esa verdad tan prístina, tan antigua, que sigue siendo válida hoy día. El ser humano no ha cambiado; han cambiado sus condicionamientos, pero esta búsqueda por lo infinito, por lo eterno, sigue presente.Leemos conversaciones en las Upanishads que podrían tener lugar hoy mismo.

¿Qué valores destaca del hinduismo, aparte del autoconocimiento, que pueden ayudar en la vida actual?
El autoconocimiento hace que te aceptes a ti mismo, que reconozcas esta parte trascendente en ti y también esta parte relativa, que te ames como personaje relativo y también como luz de este infinito y, que veas lo mismo en los demás. Que veas su parte relativa y esta luz de la conciencia que está en el corazón de todos. Esto llevaría de forma natural y sin forzar al amor, a la compasión, a la solidaridad, a otra forma de sociedad donde la usura o muchas cosas que se han normalizado no existirían, porque veríamos esta divinidad en el corazón del otro.

¿Le parece válido el yoga tal y como se enseña aquí en Occidente? Transmisión no individual, ausencia de guru… 
Se refiere usted al hatha yoga o el yoga físico, ¿no? Es un principio; alguien puede ir a una clase de yoga porque le duela la espalda, no quiere reconocer su infinitud, sino que le duele la espalda. Si el profesor es afín a la tradición y al conocimiento del yoga, poco a poco hará que esta persona no sólo solucione seguramente su dolor de espalda sino que vaya entrando en espacios de no pensamiento donde se sienta pleno y vaya descubriendo algo muy grande en sí. El fin del hatha yoga es el samadhi, la absorción en la realidad, no mejorar la espalda ni tener un cuerpo muy bello, por eso un buen profesor debe de ser un medio que a través de las clases te lleve a aspirar a algo más, sobre todo que te muestre que dentro de ti hay un tesoro, una inmensa luz que puedes descubrir.

¿Cómo decide, después de tantos años viviendo a India, volver a Barcelona?
No decidí nada en realidad. Hace cuatro años fui a Barcelona y no surgió la necesidad de regresar a India; me sentía bien aquí. Se fue creando un grupo de personas interesadas en aprender y me sentí muy bien enseñando, pensé que había llegado ese momento porque fue muy natural. Aunque sigo haciendo mis escapadas a la India.

Más información: http://www.advaitavidya.org/

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