La Encarnación en María

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Basílica de la Anunciación, en Nazareth, año 2017.

El Verbo se hizo carne, en María. Y habitó entre nosotros.

Una tierra santa recibió a Dios, se abrió al Eterno e Infinito y lo nutrió hasta presentarlo como un dulce y tierno bebé.

Encarnación

La Encarnación del Hijo amado de Dios es un inmenso misterio que tiene a la Virgen María como aliada principal. Dios Padre entregó a Cristo al mundo a través de la Santísima Virgen. Pudo haberlo hecho de diversas maneras, ya que es Todopoderoso, pero eligió cobijarlo en María. Muchos santos y profetas a través de los siglos hubiesen querido ser merecedores de tan excelso tesoro, pero solo la humilde María fue bendita entre todos y fue llenada de gracia.

Desde el momento de la Encarnación en la gruta de la Anunciación de Nazareth, Dios se da a los hombres a través de la Virgen. Para recibir plenamente a Dios Hijo tenemos que estar firmemente consagrados a la Madre que nos lo da. La devoción a Jesucristo es aún más plena cuando es en María. Para adorar más cabalmente al Hijo, nuestro corazón debe entregarse fielmente a la Santa entre los Santos, que nos presenta a Dios de niño y nos lo entrega en la Cruz y eternamente.

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Gruta de la Anunciación.
Está dentro de la Basílica de la Anunciación, en Nazareth.

Madre de Dios y la Iglesia

“Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura criatura era capaz de recibirla para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico” (Grignion de Montfort, 2015, p.24). Nadie es madre de la cabeza sin ser madre de todas las otras partes del cuerpo. Cristo es la cabeza de la Iglesia. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. La Virgen María es Madre de Dios y es Madre de la Iglesia, Madre de los predestinados a ser en Cristo.

Paraíso terrestre

La Santísima Virgen es el paraíso terrestre de Dios Hijo. En este paraíso, quien Es eternamente, se complació y se dejó llevar. En este paraíso se alimentó, se cobijó y se educó.

Tras la Anunciación del Arcángel Gabriel  a María, ella se convirtió en “el santuario y tabernáculo de la Santísima Trinidad, donde Dios mora más magnífica y maravillosamente” (Grignion de Montfort, 2015, p.18).

Esposa del Espíritu Santo e intercesora

“Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones inefables y la escogió por dispensadora de cuanto posee” (Grignion de Montfort, 2015, p.28). María es nuestra intercesora por excelencia ante Dios. Ya en las bodas de Caná de Galilea Jesús otorgó a su Madre lo que le solicitaba. El Hijo siempre complace los pedidos de su Amada Madre. María, como toda madre amorosa, está atenta a las necesidades de sus hijos, a su crecimiento y a su educación. Muchas veces no hace falta que le digamos a nuestra Madre del Cielo lo que nos pasa y lo que nos falta. Ella nos conoce, nos mira, nos cuida y nos otorga lo necesario, aunque no se lo pidamos, cuando considera que hace falta. En las bodas de Caná no fueron a solicitarle a María que se hiciese cargo de la falta de vino. Ella misma se solidarizó ante la necesidad ajena.

Verdadera devoción

Tantas otras maravillas podríamos decir de nuestra Madre y Madre siempre Virgen de Dios. Pero por hoy nos podemos limitar a leer tres veces estas palabras mamadas del “Tratado de la verdadera devoción” de Luis María Grignion de Montfort. Tratado mediante el cual este santo sacerdote ordenado en el año 1700 honra al Hijo en la Madre y nos ayuda a comprender que la “verdadera devoción a la Madre de Dios es cristocéntrica, es más, está profundamente enraizada en el misterio trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención(Juan Pablo II En: Grignion de Montfort, 2015, p.12).

Hacemos lo que Dios hizo: elegir a María por Madre. Amamos lo que Dios ama: a la Virgen. Nos amparamos en el manto de la Mujer que cubrió a Dios. Sabiendo que ella nos guía a su Hijo, nos muestra a su Hijo, nos enseña, mejor que nadie, a ser fieles seguidores de su amadísimo Hijo.

 

Bibliografía

Grignion de Montfort, Luis María. Tratado de la verdadera devoción. – 1ª ed. 8ª reimp. Buenos Aires: Claretiana, 2015

Redactora: Cecilia Wechsler, integrante de la Gran Hermandad Blanca hermandadblanca.org

2 comentarios

  1. Yo siguiendo la devocion y el amor que mi madre terrenal me concedio y oriento en sentir espiritualiadad y amor al Manantial Eterno, ella que murio con el pensamiento y la imagen de la Madre Divina en su mano, alle gran diferencia entre lo que siento y lo que me inspiran experencias en diferentes religiones, todas ellas emanan raices puras y benditas, mas a medida que iban creciendo, al arbol se le retuercen sus esencias, por luchan falsas, guerras he intereses, su dioses verdaderos, los de otros falsos idolos, confundiendo, engañando, y mintiendo, sometiendo al rebaño, lobos disfrazados de corderos, que piden la practica que ni sienten, ni practican, sin ejemplos, elites manipulando a expandir su dominio al universo, este es el Mal del Mundo, la falta de amor y Humanidad, ansiosos y necesitados de Justicia es tiempo de Cristo entre nosotros.
    PAZ AMOR LUZ

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