El monstruo de nuestras aflicciones destructivas
Puede parecer exagerado el concebir a nuestras aflicciones como un monstruo y en realidad podemos observar que al menos es algo muy parecido por los efectos destructivos que tienen en nuestro desempeño diario y estabilidad interior. Si mantenemos pensamientos edificantes pueden potenciar nuestro crecimiento personal, pero si no lo son pueden ser un obstáculo y causa de conflictos en todo y todos los que nos rodean.
¿Qué se entiende por aflicciones?
Por supuesto que es necesario definir o entender a que se refiere el término de “aflicciones” que es muy utilizado en oriente.
En la India, el Nepal y el Tibet se denominan aflicciones a los sentimientos, emociones y pensamientos que provienen o derivan del Triple Veneno: la Ignorancia, el apego y la aversión.
Del Triple veneno surgen todas las tonalidades de emociones aflictivas que para de alguna manera resaltar su vastedad se dice que son ochenta y cuatro mil.
la ignorancia, el apego y la aversión….
Así es como del Apego surgen, por mencionar algunas, los celos, la envidia, la avaricia, el egoísmo y la ambición. De la aversión surge la ira, el rencor, el odio, la agresión, el resentimiento, la calumnia y la competencia. De la ignorancia provienen los puntos de vista incorrectos, la mentira, el orgullo, la soberbia, la calumnia y el habla sin sentido.
Cada aflicción cuenta con gran variedad de tonalidades e intensidades desde lo más burdo a lo más sutil, de lo físico a lo mental. De hecho surgen de la mente y pueden trascender a lo físico dependiendo de que tanto control y conciencia tenemos de ellas.
Si analizamos un poco, cuando somos presas del monstruo de la envidia podemos ir del deseo de algo que posee otra persona hasta el arrebatarle lo que le pertenece solo porque no queremos que sea feliz. El sufrimiento interno de ésta aflicción es enorme, podemos experimentar impotencia, resentimiento, enojo. De hecho de la envidia surgen más y más sentimientos destructivos….algo así como si nuestro mundo interior fuera atacado por un monstruo que acaba con nuestra tranquilidad y felicidad.
atención, reflexión y meditación
Es una realidad que cuando experimentamos celos u otra aflicción dañamos al otro u otros, pero si lo reflexionamos o mejor aún si lo meditamos de manera formal, los más perjudicados somos nosotros mismos, el desequilibrio interior puede ir desde una pequeña incomodidad hasta una manifestación física de ese sentimiento como son padecimientos físicos resultado de energía acumulada de enojo y del no atacar de manera eficiente la raíz ó causa de la situación.
Sin duda el no controlar, observar y asimilar nuestras aflicciones desata un monstruo interior que nos puede dañar física y emocionalmente. No debemos sentirnos mal o culpables por tenerlas, recordemos que para experimentar nuestro entorno debemos generar sentimientos, pensamientos y emociones, lo recomendable es volvernos diestros en su manejo, tenemos todo el derecho y capacidad de elegir lo que es mejor para nuestro bienestar interior. Sólo tenemos que determinarnos a hacerlo.
reconocer y liberar…..
La recomendación como siempre es practicar la atención plena en todo momento, detectar cuando estamos experimentando alguna emoción o sentimiento aflictivo y liberarlo, esto es observarlo y dejarlo ir, está probado que el mantener en nuestra mente un pensamiento negativo o reprimirlo nos enferma, lo necesario es observarlo, aceptar que lo estamos sintiendo y dejarlo ir…identificar atentamente como surge y se desvanece.
No es fácil liberarnos de manera rápida de nuestras aflicciones pues requiere de que nos familiaricemos con el manejo de ellas y ensayar una y otra vez el dejarlas ir.
Lo que sí es cierto es que la práctica hace al maestro y ésta es una enorme área de oportunidad para obtener estabilidad mental, paz interior y felicidad.
AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca
asi sera para el bien mayor de todos en ti confio gracias gracias gracias yo soy luz clarificadora de dios