El poder sanador del llanto. Las lágrimas como bálsamo curativo.
Durante el siglo pasado y anteriores, se tenía la creencia generalizada de que llorar, evidenciaba vulnerabilidad. Se señalaba a quien lloraba como débil e inestable emocional. Y se aleccionaba a niños y jóvenes sobre el valor social de nunca mostrar abiertamente sentimientos profundos. Las lágrimas se entendían como algo negativo y se nos negaba el permiso de llorarlas. Afortunadamente, las ciencias médicas y psicológicas, han descubierto el poder sanador del llanto. Y nos muestran en la actualidad que, a través del llanto, podemos no sólo reconciliarnos con penas del pasado y con nosotros mismos. Sino también con esa conexión del luz energética que todos poseemos.
Las lágrimas, ya sean de alegría o tristeza, son un bálsamo curativo.
Según un estudio que leí, realizado en Minnesota, Estados Unidos, las lágrimas contienen altas concentraciones de varias substancias. Cloruro sódico (sal), mucina, lactoferrina. Lipocalina, lacritina e inmunoglobulinas. Glucosa y lípidos. Todas éstas como agentes naturales que defienden a nuestros ojos contra infecciones y los mantienen sanos y lubricados. Pero también contienen otras substancias como cloruro de potasio y manganeso. Endorfinas, prolactina y adenocorticotropina. Y cuando nuestro cerebro se encuentra saturado de éstas últimas, se presentan sensaciones depresivas. Por ello, llorar se tora una magnífica terapia de sanación emocional. Al liberarnos de dichas substancia que pudieron acumularse por estrés, angustias, miedos, o penas específicas. También está comprobado que llorar, durante o después de un evento traumático. Ayuda a estabilizar el ritmo cardiaco y relaja la tensión muscular.
Eso por el lado físico del llanto. En terreno espiritual y emocional, llorar nos brinda beneficios divinos. La consolidación de un acto de perdón. El reencuentro con un ser querido o con nuestro YO superior. En materia de pérdidas, las lágrimas son el mejor remedio contra el dolor interior. También son un portal al descubrimiento. Los terapeutas emocionales, usan este valioso recurso para ayudar a sus pacientes a encontrar el punto de origen de sus problemas.
Por tu cuenta o asistido por un especialista, llorar es terapéutico. Date permiso de experimentar todas sus bondades.
Sí. El centro de dicho concepto es DARTE PERMISO. Aun en la actualidad, seguimos arrastrando parte de los esquemas pasados. Encontramos mucha resistencia social a abrirnos mediante el llanto. Debemos terminar el trabajo que han realizado tantos estudiosos de la materia. Y entender a consciencia que llorar es parte de todos nosotros. Si no fuera algo completamente natural, no generaríamos lágrimas. Ni tendríamos la capacidad de llorarlas, o el impulso de sacarlas ante determinadas circunstancias.
Enfoquémonos en trascender muy por encima de tradiciones y lineamientos del pasado.
El llanto puede ser un fiel aliado para poner orden y dar estructura a nuestra emotividad. Y mantenerla sana y equilibrada.
Me he encontrado con personas que tienen tan arraigados esos conceptos que relacionan al hecho de llorar con la vulnerabilidad. Que simplemente perdieron la capacidad de hacerlo. Sin embargo hay trucos que podemos utilizar para recordar cómo llorar. Puedes buscar un espacio a solas en tu casa y ver una película de tema muy triste. O meditar sobre hechos difíciles de tu pasado. Sin testigos que puedan tacharte de vulnerable o inestable, es factible que te des ese permiso y llores.
Con el tiempo y la práctica necesarios, recuperarás tu libertad para llorar. Y disfrutarás de sus bendiciones. Una vieja amiga siempre me decía que las lágrimas que no se lloran, se hacen amargas en tu interior. Y, obviamente, contagian de amargura todo lo que las rodea.
Deja salir todas tus lágrimas de pena o alegría. Son parte tuya y merecen esa oportunidad.
AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
Para saber más:
EL CONOCIMIENTO SE ADQUIERE TODOS LOS DÍAS, EN VERDAD DESCONOCÍA EL PODER SANADOR DEL LLANTO Y COMO TAMBIÉN DE LA RIZA.