Reflexiones del Maestro Beinsa Duno, Lección 48 "El hombre siente dolor"

Jorge Gomez (333)

Maestro Beinsa Duno con gorro

Cuando camina por lugares empedrados y golpea su pierna, u otra parte de su cuerpo, el hombre siente dolor. ¿A qué se debe el dolor? Al golpe. El golpe, pues, no es otra cosa sino la transmisión de un tipo específico de energía de la cual el hombre no necesita. Por lo tanto, cada cosa que no es necesaria al hombre, produce dolor. Descontento de esto que se ha golpeado, el hombre dice: ¿Cómo no se encontró a alguien para arreglar este camino? Mano humana no puede arreglar esto que la Naturaleza ha ordenado. Si el camino montañoso tiene que alisarse, primera la Naturaleza hará esto. Fuerzas humanas no son capaces de arreglar los caminos de la Naturaleza. Allí otras fuerzas trabajan.

Por ahora al hombre le son dados dos deberes: que reciba los zumos de su corazón y que los dirija hacia su mente. El segundo deber del hombre es desarrollar su mente para comprender los caminos y las leyes Divinas a través de las cuales el mundo fue creado. Desarrollar su mente, esto significa que fortalezca su pensamiento. Si el pensamiento del hombre es fuerte, él puede recibir los bienes Divinos y transmitirlos. Él se vuelve un conductor de lo Divino. Si el pensamiento del hombre es débil, él nada puede lograr. Para tal hombre se dice que no está desarrollado. Por muy científico que sea, si el hombre no puede aprovecharse de los grandes bienes de la vida, su cientificidad es temporal. Si puede aprovecharse de estos bienes, él es un científico verdadero, él es un sabio. Si no puede aprovecharse de los bienes de la vida, por mucho que se cargue con estos, él siempre simple se quedará. ¿Qué diréis para el camello que habéis cargado con piedras preciosas y oro? Si está cargado con joyas, o está sin cualquier carga, el camello siempre camello se queda. Si no está cargado, él está más contento de su posición, más ligeramente se mueve. Por lo tanto, si el hombre no puede aprovechar los bienes como es debido, estos le producen dolor. Cada cosa que produce dolor al hombre es ajena para él. El debe liberarse de las cosas ajenas, innecesarias para él.

¿Cómo conoce el hombre qué cosas son necesarias para él y qué – innecesarias? Mediante la intuición. La intuición es un sentimiento Divino puesto en cada hombre, pero no es igualmente desarrollado en toda la gente. El que ha desarrollado este sentimiento en sí, él solo verifica las cosas. Así como no es necesario para el hombre buscar algún profesor para que le diga si un limón es agrio, así no es necesario para aquel que tiene intuición que le comprueben las cosas. Si el hombre quiere conocer cuán agrio es el limón, tomará un cuchillo, lo cortará y lo probará. Si quiere verificar algo fuera de sus cinco sentidos, el hombre aplicará su intuición y sabrá todo lo que le interesa. Como sabe esto, el hombre debe consultarse con su intuición. Si te encuentras en una situación difícil y no puedes solucionar cierta cuestión, vuélvete hacia tu intuición, ella te dirá qué hacer. Un sentimiento cierto es la intuición, ella nunca miente. La intuición, como un sentimiento Divino, es capitán del barco humano. Mientras escucha a este capitán, el hombre, en general, no puede errar. La mente, el corazón y la voluntad son siervos de este capitán. Si le escuchan y se le someten, el hombre vivirá bien. Si no le escuchan, la vida del hombre se desvía del camino recto.

Cristo dice: “Si el hombre no naciere de nuevo, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3 – n.d.t.) Los que no comprenden la ley, piensan que difícilmente puede nacer el hombre. ¿Es difícil que nazca el grano de trigo? Sembrad un grano de trigo en la tierra, en condiciones favorables, y dejadlo libre. Este crecerá, florecerá y fruto dará. ¿Es difícil fortalecer el bien dentro de vosotros? Por muy pequeño que sea el bien dentro de vosotros, si le dais condiciones favorables para desarrollarse, este aumentará, dará fruto. Si la gente no logra éxito en el bien, la causa de esto es que no lo ponen en condiciones favorables. A veces, ellos son fuertes en el mal, en lo negativo, porque le dan condiciones buenas para desarrollarse. Escucháis, por ejemplo, a alguien decir que es incapaz. Él constantemente mantiene este pensamiento en su mente y no trabaja. ¿Qué significan las palabras “no soy capaz”? No eres capaz de vadear con tus piernas un rio profundo que no tiene puente. Si tiene puente, tú ya eres capaz de cruzarlo.

Por lo tanto, cuando el rio no tiene un puente y no puedes vadearlo, hazte capaz de hacer un puente y de pasar por él. La causa de que dos personas no se amen es que no hay un puente entre ellos. Que cada uno de ellos extienda una tabla de madera y el puente estará listo. Cuando el puente esté listo y el cariño vendrá. Alguno se queja de que alguien no le ama. ¿Qué tiene que hacer para que la gente le ame? Que haga un jardín frutal en un lugar por donde pasa mucha gente. Quien sea que pase por su jardín, que reparta de los frutos: manzanas, peras, ciruelas, sandías, melones. En poco tiempo él atará buenas relaciones amistosas con esta gente, y ellos le amarán. Cada hombre tiene en sí lugares no sembrados que debe sembrar con frutos de buena calidad. Después de 5 años como mucho él tendrá frutos a través de los cuales podrá hacer una conexión con la gente y que ellos le amen. Es bueno que cada día sembréis por un pensamiento bueno en vuestra mente y por un sentimiento bueno en vuestro corazón, para que haya algo para repartir a vuestros cercanos. Una cosa bella es que veáis el alma del hombre, en la cual crecen flores aromáticas y multicolores. Mediante la siembra de flores aromáticas y de frutos de buena calidad en el jardín de su alma, el hombre da condiciones para la manifestación del amor hacia sus prójimos.

Como discípulos, vosotros debéis trabajar para la adquisición del Amor, sin temer de vuestra vida pasada. El pasado es tan necesario como y el presente. El pasado es una introducción hacia el presente. De su pasado el hombre aprende. Sin las experiencias del pasado, la nueva vida queda inalcanzable para el hombre. Cómo son vuestros recuerdos del pasado, buenos o malos, esto no es importante. Las cosas son buenas y malas desde el punto de vista del hombre, pero no y desde el punto de vista de la Naturaleza, la cual utiliza todo. Por lo tanto, si piensas que la vida no es buena y que no hay sentido de vivir, mira con el ojo de la Naturaleza, en la cual a todas las cosas les es dado sentido. Y entonces, si piensas que no eres capaz de hacer algo por mente y por corazón, otorga esta cosa a la intuición. Ella hará todo por lo cual tú te consideras incapaz.

Cuando se habla a la gente de trabajo consciente sobre sí mismos, de servir a Dios, ellos dicen que hoy en día no se encargan con este trabajo. Un día, cuando se vuelvan puros y santos, entonces servirán a Dios. ¿Por qué? Porque piensan que hoy en día, en su vida errónea, Dios no puede amarles. Ellos se engañan. Si quieren sinceramente servir a Dios, que comiencen aún ahora. Si se queda para el futuro, cuando se vuelvan santos y puros, ellos mucho perderán. No es fácil que el hombre logre una vida pura y santa. Este es un trabajo de los siglos, no se logra en un día. En cuanto se refiere a los comportamientos de Dios hacia el hombre, estos quedan unos y mismos durante todos los tiempos y épocas. Dios es inmutable dentro de sí. Los comportamientos externos de Dios hacia la gente, hacia todos los seres vivientes son diferentes, pero los internos son unos y mismos. Dicho con otras palabras: internamente Dios ha dado a toda la gente unas y mismas condiciones, pero las condiciones externas son diferentes según las necesidades de cada hombre. Dirá alguien que es pecador, que hace pecados. Si peca, el hombre no debe de lamentarse, pero que saque alguna moraleja de su error. Cuando erre, el hombre tiene que alegrarse de que le es dada una posibilidad de manifestar una de sus virtudes. Cuanto más grande es su error, tanto más grande tiene que ser la virtud que manifieste. Para tales gentes se refiere el versículo: “todo lo que ocurre en la vida del hombre que ama a Dios, se convertirá en bien”.

Muchos erran porque quieren adquirir todo de golpe. Esto es imposible. ¿Puede el hombre comerse toda la comida de golpe? ¿No es mejor que cada día coma por un poco en vez de comerse toda la comida de golpe? Para que llegue a la comprensión profunda de la vida, el hombre necesita de condiciones especiales. Para que comprenda la vida de algún animal, el hombre debe entrar en su posición, que comprenda su mente y su corazón. En esta posición, el animal solo, está listo de hacerle favor. Ahora, como no tiene conexión con el hombre, el animal huye de él. Para que comprenda la vida de los ángeles, el hombre debe entrar en conexión con sus mentes y corazones. Sin esta conexión ninguna comprensión puede existir.

Y así, si queréis comprender las cosas en su realidad, otorgad esto a la intuición dentro de vosotros. Lo que dice ella, creédselo. Si se queda de creer a vuestra mente y a vuestro corazón, que estos os gobiernen, vosotros estáis en un camino torcido. Los siervos no pueden gobernar a su amo. Si se deja a estos, ellos sin falta confundirán el camino. Si quieres aprender algo, otórgalo a tu intuición. Por mucho que estudias y filosofas, es poco probable que en mil años aprendas tanto como has aprendido a través de la intuición para un día. A través de la intuición tú puedes aprender qué representa la vida del Sol y de la Luna, mas con tu mente apenas aprenderás qué elementos entran en la composición del Sol. Dirá alguien que puede comunicarse con el Sol. Si es así, que diga algo característico para la vida y los seres del Sol. Por ejemplo, si habláis de la gente como moradores de la Tierra, diréis que todos respiran, todos piensan y sienten, todos se mueven.

Como habéis llegado a la montaña, vosotros tenéis condiciones de manifestar el bien dentro de vosotros. Por ejemplo, si tropezáis en alguna piedra, no os enfadéis, si no tranquilamente agarros y ponedla en tal lugar que no tropiece a los viajeros. Si caéis en algún charco pequeño y os mancháis, deteneos para limpiadlo. Como miráis los pinos negros, no os comportéis con desprecio hacia ellos, sino pensad en su vida, en las condiciones en las cuales se encuentran, para extraer una lección de paciencia. Tomad un poco de ceniza limpia de los matorrales quemados, cernidla bien y sírvanse con esta como una cura. Cuando tengáis alguna indisposición tomad un poco de esta ceniza, en la punta de un cuchillo, viértanla en un vaso con agua caliente y cuando se sedimente, bebed el agua. Cuando caminéis por las montañas, estad agradecidos por todo lo que veis. La montaña con su vegetación, representa una obra de trabajadores magníficos, que han trabajado con siglos. Todo lo que han hecho tiene su sentido y significado. Cuando trabaja, el genio introduce en su trabajo sentido. ¿Qué diréis entonces para aquellos maestros magníficos y geniales que trabajan en la Naturaleza?

Y así, sed animosos, gozosos y fuertes. La fuerza del hombre concluye en esto, que Dios trabaja en él. Mientras la vida fluye, el río es fuerte. Si desaparece la vida, y la fuerza del río desaparece. Por lo tanto, la fuerza no está en el rio, sino en la vida que fluye a través de este. En la misma base digo: la fuerza no está en la conciencia humana, sino en la vida que sale de Dios y se influye en el hombre. Como sabéis esto, tened cuidado de no taparse, de no cerrar el camino de lo Divino dentro de vosotros. Si os tapáis, vuestras impurezas entrarán hacia adentro, en vez de salir hacia afuera. No tapéis las tuberías de vuestra canalización, a través de las cuales las impurezas salen hacia afuera. Destapad las tuberías de vuestra canalización, para que pueda el bien y lo puro penetrar desde afuera. Mantened las tuberías de vuestra canalización abiertas para el bien que viene desde afuera y se influye hacia adentro. Mantened las tuberías de vuestra canalización abiertas y para el mal, que salga desde adentro hacia afuera. Si lográis esto, vuestra vida se ordenará como Dios ha previsto.

Cantad la canción: “Dios es Amor”.

– El Espíritu de Dios, el Bien Amado de nuestras almas, hará todo por nosotros.

 Reflexiones del Maestro Beinsá, Lección 48

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